Partida Rol por web

Todo bien, es como dices :) Salvo que hay un par de botellas de cerveza en el capó de la fiesta de la noche anterior XDDD

Taylor recoge los papeles que dejó caer al sufrir esos "espasmos". No lo hace con cuidado: al recuperarlos, los arruga y se los coloca como puede bajo el brazo izquierdo.

Tras accionar el mando del garaje, retira una plaquita de la pared e introduce un código númerico: Ahí está el Porsche, negro, con algunos rayajos en la puerta del copiloto, con la capota levantada y sucio. A él le gusta así. Como unos Jeans desgastados.

De un manotazo, retira las botellas que alguien dejó anoche sobre el capó y toma asiento, depositando el manojo de papeles en una guantera que casi no cierra entre tanta denuncias y multas de tráfico.

Le tiemblan las manos. El calor es intenso, casi tanto como hace ya un buen rato, en su habitación...Coge el volante fuertemente con las dos manos, cierra los ojos y trata de que su respiración sea profunda.

Es tu última oportunidad, nena.- dice, y su voz simula relajación aunque le tiemblen los labios.
O subes y nos largamos...o te quedas y mueres. Tú misma.

Introduce la llaves en el contacto.

Calma, tipo duro... y evita a la policía...

Vale! Me montare en tu mierda* de coche! Pero como se te ocurra hacer algún truquito** raro vas a saber lo que soy capaz de hacer. - Monto en el coche indignada, con cara de odio y demostrando aviertamente que quiero mantener el mínimo contacto en un coche en tales condiciones.

Ya has conseguido que me cabree, querías conocer a la verdadera yo eh EH!! - Piensa mientras realmente mira con rabia a Taylor - Pues que sepas que yo he venido por las buenas, jodido chulito de playa!***

Aún estás a tiempo de bajarte- dice sin convicción, arqueando una ceja al ver a la chica entrar en el coche.
Aquí precisamente, en el Porsche, empezó la fiesta de la noche anterior. Quién sabe si todavía quedan restos de "fluidos orgánicos" en el asiento de pasajero.

Arranca el vehículo y enciende el aire acondicionado, asegurándose de que el mecanismo que baja la copota aún funciona. A pesar de que el cuerpo le pide salir quemando neumático, inicia la marcha con cuidado, evitando llamar la atención.

Bien. Ahora voy a hacer una llamada.- advierte, endureciendo el tono.Me pregunto si podrás cerrar esa boca de niñata pija un par de minutos.

Con la mano izquierda sobre el volante, tantea su bolsillo con la derecha buscando el móvil. Marcación rápida. Número 1.

Cógelo, Pete, por lo que más quieras...

Cerdo descerebrado - Miro alrededor por si veo de qué o quién tiene tanta prisa Taylor.
Por cierto, vamos al aeropuerto, ahora - digo tajantemente.

- Dime, chico, estoy yendo a la clínica, ¿qué quieres? - dice nada más coger el teléfono. Ya te lo imaginas despidiéndose de su encantadora esposa, su adorable hijita y su sonrisa de cine dejando su "perfecto hogar americano"...

Cambio de planes, caraculo.

Taylor mira compulsivamente a todos lados, ignorando a la muchacha, mientras habla por el móvil: todos parecen mirarle, incluído esa niña con patines y casco rosa...o el gordo seboso de la manguera que "simula" estar lavando el Chrysler.

Un terrible ardor de estómago hace que la saliva se acumule en su boca. Escupe. La paranoia le está ahogando.

Cancela lo de la clínica...y escucha lo que te voy a decir: estoy jodido, colega.

Su voz suena quebrada, ansiosa, delirante.

Voy a charlar un rato con Victoria. Estoy de camino. Ya sabes donde encontrarme.

El teléfono está pinchado...No sé cómo lo habrán hecho pero seguro que esos hijos de puta están ahora mismo escuchándome...

Me temo, Pete, que hay oídos por todas partes...incluso ahora mismo, mientras hablamos. De momento ESE es el único lugar seguro que se me ocurre.

Procura que no te sigan.

- Mmmm - extrañado, Pete asiente - ... De acuerdo, chico, voy para allá... No te preocupes.

...Lo sospechabas. El calor durante el pleno invierno, la sensación de malestar... Casi no te pilló desprevenido, y hete ahí...

Tu apartamento de Queens te parece un verdadero horno, y aún tienes los rasguños que te causó tu última investigación: Al parecer un gran empresario de Chanel contrajo un virus que ha sido administrado sobre todos los perfumes de la marca... El virus supuestamente ficticio llamado "IGNEA", que popularmente se conoce como "el mal de Leah Roe". Por lo poco que pudiste ver en su día y de lo que te informó Ian, el virus sólo afecta a los legendarios "mutantes", y es fulminante...

Te acercaste demasiado a esa fábrica de perfumes, y ahora sabes que tienes los días contados antes de dar con un remedio o algo que detenga la evolución de la enfermedad... El cadáver del empresario ha desaparecido, pero según lo que te dijo Ian por teléfono, la hija de éste se fugó de Nueva York después de recibir la visita de una extraña mujer, tomando un vuelo inmediatamente hacia Los Ángeles...

En éste momento te encuentras en tu apartamento, acaba de amanecer, deberías ponerte en marcha o asumir una muerte lenta y dolorosa, si no un suicidio...

Abro los ojos, un día más, un día menos, depende de si es la vida o la muerte la que nos contempla cada vez que despertamos…

Tengo calor, el sudor me recorre el cuerpo, pero en la calle ni siquiera luce el sol, aunque me pregunto si en este maldito agujero llegan sus rayos alguna vez. El persistente dolor de cabeza me invita a no moverme, pero finalmente lo hago, hay formas de morir, pero dejarse llevarse no es la que yo elegiré, desde luego que no, me incorporo, cierro los ojos unos instantes mientras echo la cabeza hacia atrás en un vago intento de relajación, tengo la certeza de que esa sensación tardaré mucho en volver a sentirla, eso con si alguna vez lo consigo…

Con pasos cada vez más firmes busco la puerta del minúsculo baño, la imagen en el espejo es mejor de lo que esperaba, mi mano derecha recorre desde la frente hasta la nuca, un gesto mecánico, un ritual inconsciente mientras abro el grifo y el sonido inconstante del agua me recuerda que debo despertar. Ufff, la sensación de frescor dura unos instantes, quizás una ducha sea mucha mejor solución...

El agua demasiado fría, luego demasiado caliente, unos segundos mientras consigo la temperatura adecuada, puta mierda, puta Chanel, puto virus y putos mutantes, un golpe seco a la pared ¡JODER! algunos trozos de azulejo se pierden lentamente por el desagüe, sorbo por la nariz, no es momento para lamentarse, Ian dice que la hija de ese mamón se ha largado a Los Ángeles, es la mejor pista que tengo, aunque sea una pista de mierda. Cierro el grifo y casi al instante esa sensación de continuo agobio…

Unos pantalones vaqueros y una vieja camiseta azul oscura, las zapatillas de deporte, ese es mi vestuario, una par de camisetas más, un par de mudas limpias, esa es la mochila que me acompaña, el resto de mi escaso capital en mi bolsillo, casi siento pena al dejar este lugar, una sonrisa triste al vacío y una puerta que se cierra con mimo…

Parece que Los Ángeles va a conocer el “Estilo Connor”…

La calle me recibe aún bajo los efectos embriagadores de la noche, es esa hora donde se juntan los que van y los que vuelven, donde el bien y el mal se confunden, tal y como diría Mary, un nombre sencillo para una mujer sencilla, su recuerdo me asalta mientras camino por delante de la lavandería donde trabaja, el lugar donde la conocí, un sitio de esos que permanece abierto hasta bien tarde y que abre bien temprano, me acerco a la puerta, se que es inútil, no es su turno, pero necesito echar un último vistazo, allí parado como un imbécil, mi mente retrocede rebuscando en los entramados de mi memoria…

Era tarde, y yo andaba cabreado, vaya novedad, había discutido con Ian, y seguimos con las novedades, regresaba a casa por el camino habitual, siempre pasaba por delante de la puerta de la lavandería sin echar siquiera un vistazo al interior, pero aquella noche, algo me llamo la atención, dos hombres, bueno, más bien dos chavales que no pasarían de los diecisiete, estaban amenazando a la dependienta con una navaja, menuda jodienda…
Entre en la tienda con paso firme Vamos a ver niñatos, dejaros de gilipolleces e iros a casa a dormir que vuestra madre os estará esperando eso si su madre no trabajaba en cualquier club de alterne de la zona, o ni siquiera aspiraba a tener un hueco en alguno no jodáis atracando en el barrio cabrones mi discurso fue interrumpido por las miradas asesinas de los chicos al girarse, supongo que esperaban encontrar a alguien mayor, o con aspecto más peligroso, ya que medio sonrieron amenazantes con la navaja en alto, un rápido movimiento y la pistola estaba en mi mano, apuntándoles venga, a la puta calle que he tenido un mal día, me importa una mierda que atraquéis, pero iros a la Quinta Avenida o a Manhattan malditos cabrones, anda, que no tengo ganas de más líos, como os vuelva a ver por aquí, os meto un tiro supongo que la pistola fue suficiente…

Cuando por fin salieron fije mis ojos en la chica que estaba al otro lado del mostrador, no parecía asustada, más bien suspicaz ante mi aparición, torpemente guardo el arma y esbozo una sonrisa, me llamo Art ojos oscuros, pelo negro y corto, de rasgos dulces, la nariz algo torcida, como si se la hubieran partido alguna vez, me sentía culpable por algo que no terminaba de entender bajo aquella mirada espero que no te molesten más no se que esperaba, así que me di la vuelta dispuesto a largarme… - espera – su voz me sonó suave y familiar yo soy Mary, gracias un gesto con la mano sin volverme, no hay de que, nos veremos y salí de aquel lugar…

Ese fue el principio de un camino que nos condujo a una profunda amistad, mucha veces me he preguntado porque no he acostado con ella, o porque ella no se ha acostado conmigo, quizás la señal que indicaba la pasión pasó de largo sin que la viéramos, obviada por personas que necesitaban cariño y comprensión más allá del amor y del deseo, o tal vez llegamos a ese punto sin retorno donde más vale mantener las cosas donde están que arriesgarse a buscar algo diferente, puede que hubiéramos debido intentarlo, pero ahora ya es demasiado tarde, aunque quiero dejar claro que moriría por ella si fuera necesario, mi hermana, mi amiga, mi familia…

Me sorprendo mirando a un perro callejero que comparte conmigo el camino hacia el aeropuerto, debería tomar un taxi, pero no quiero abandonar a mi improvisado compañero, así que camino en silencio hasta llegar a la boca de metro, ahora me agacho para acariciar la cabeza del triste animal Espero que te vea por el barrio cuando regrese, pórtate bien y cuida de ella por mi un curioso confidente al que confiar mis temores…

Bajo las escaleras y saco el móvil para enviar un mensaje a Ian, “Me largo a LA, llámame si descubres algo nuevo, adiós a Andrea”, pulso el botón de enviar y libero mis pensamientos hasta llegar al aeropuerto, allí saco el pasaje para el siguiente vuelo, siempre esperando que suenen todas las alarmas al pasar mi identificación, pero nada sucede…me duele la cabeza y el calor ha vuelto de nuevo, maldita sea…

OK. Gracias, tío.

Taylor cuelga y vuelve a introducir su móvil en el bolsillo de las bermudas. Ahora parece (poco ) más tranquilo.

Lo del aeropuerto tendrá que esperar, rubia.- dice con la vista puesta en la carretera. El coche deportivo le pide a gritos un acelerón, pero no es el momento.

Nunca lo fué, ¿verdad, Victoria?.

Abre la guantera.- ordena, señalando con la mano. Entre los papeles verás un dossier y una carta: si tienes preguntas, ahí están todas mis respuestas.

Ahora dime tú a mí: quién eres, por qué me buscas y quién te envía. Por ese orden y despacito.

Tomas el vuelo a LA, y el sentimiento de claustrofobia dentro del avión resulta asfixiante... Donde el resto siente una "temperatura normal" tu sufres un calor pegajoso e incómodo, pero la auténtica pesadilla es cuando llegas a LA... La tierra del perpetuo sol, donde llevar sencillamente una camiseta resulta extenuante y sofocante para tí en éste momento...
Estás en una ciudad desconocida, con tan sólo un nombre y una fotografía como referencia...

Demasiadas horas de infernal viaje, discusiones con las auxiliares el y siéntese señor por favor repetidas veces, les ha faltado el de una puta vez, pero son demasiado bien educados en la compañía, nada más bajar del avión ya lo echaba de menos, el calor se hace insoportable, la niña pija ya podía haber huido a Alaska…

Cojo un taxi para llegar al centro de la ciudad, menguando mis maltrechos fondos, si al final tendré que atracar a un tipo de Malibú, necesito un lugar con aire acondicionado, así que busco un centro comercial para calmar el calor y llamar a Ian…

Ian, joder, estoy en LA, mucho calor y mucha gente para buscar los saludos son para gente que tenga educación Necesito que me digas la zona para empezar a buscar, ya sabes, el Queens angelino, tengo varias opciones, pero supongo que podrás informarme mejor respecto a las cocinas del infierno locales el frescor del lugar empieza a mitigar un poco el agobio…

- Tengo algo mil veces mejor que eso... - dice con tono "sonriente", mientras le oyes teclear y a su alrededor parece sucederse todo un concierto de sonidos, que parecen extraídos de diversos tipos de radio - Al parecer nuestra amiguita Eva Fameite ha llegado prácticamente al mismo tiempo que tú, con un vuelo de otra compañía, desde Nueva York para más "INRI" - se oye algo de tecleo - Hace un buen rato que cogió un taxi... Hackeé la frecuencia de radio y la pillé al fin fijándome en el número de taxi que mostraba la cámara del aeropuerto, ¿a que soy la hostia? - ríe - La llevó a... - te da una dirección completa - Es la casa del mismísimo Taylor Hawkins, tío, el batería de Sniper - te has hartado de escuchar ese maldito grupo en casa de Ian - Más te vale conseguirme su autógrafo...

Una sonrisa aflora a mi rostro al escuchar las palabras alentadoras de Ian, joder, se lo había currado, En momentos así incluso te soporto el optimismo se hace patente en el tono de voz, memorizo aquello que me ha dicho mi colega Gracias tío…ya sabes esta mierda no se me da nada bien pero olvídate del autógrafo de ese maldito capullo le digo antes de colgar, desde Nueva York, seguro que viajó en primera clase la muy zorra…

A este paso me voy a gastar el dinero en taxis, y ya veremos para volver, si es que vuelvo claro, pero bueno, nunca me he preocupado, y Los Ángeles no es el mejor lugar para hacerlo, pienso mientras miro el precioso paisaje que se muestra de camino a la dirección indicada, debería pensar que decir para que no me echen por las buenas, aunque bueno, eso tampoco sería un problema…

Ya improvisaré algo…

Justo cuando llegas a la dirección indicada durante el agobiante viaje en el caluroso taxi, ves que un Porsche rojo abandona la casa, con una joven rubia en el asiento copiloto y un "macarra" al volante... El tipo parece estar hablando por el móvil...