Partida Rol por web

Me da por partirme el culo.
- Esperemos que a tu novio no le moleste porque ya ves que rapido curo a la gente... Pero si quieres que no se monte un pollo dejate el pelo suelto. Y consideramos la cura pagada...
Sonrio guiñandole un ojo y me levanto mirando a Maria con simpatia. Si el par de zorras no me hubiesen embrujado ahora mismo ni se me hubiera ocurrio el comerle el cuello a Lex y estaria intentando ligarme a esta chica tan simpatica y llena de talento.
- [ES]Bueno Maria, nos vemos en el desayuno. Para cualquier cosa me llamas y no te preocupes que tu te has ganado mi respeto.[ES]
Salgo para mi habitacion.

Vuelvo a la habitacion partiendome el culo de risa yo solo un poco colorado.
Nada mas volver me empiezo a vestir para ir a desayunar pero espero a los otros tres.

Cuando Balaguer sale, María niega con la cabeza, todavía impactada y colorada por haber estado de espectadora durante semejante acoso. La verdad es que Balaguer se le ha echado encima como si fuese un animal salvaje...
Por respeto intenta dejar de reirse pero entre los nervios de la situación global y que todavía no está muy despierta, no puede contenerlo y finalmente revolviendo en sus pertenencias, saca una base de maquillaje y empieza a huntarla con la esponjilla a Lex. Afortunadamente son las dos casi igual de morenas, no se notará mucho...

¿...Taparme con el pelo? Qué enternecedoramente... positivo, Balaguer...

- Es mi novio... Me come el cuello... Y sólo tengo uno - sonríe sarcástica, para luego levantarse y comenzar a andar por la habitación, estirando la pierna recién cicatrizada. Se despide de éste cuando se dispone a abandonar la habitación, como si Jesucristo hubiese escuchado sus plegarias, y alza el dedo gordo a Ortíz, en señal de "gracias", sonriendo.

Cuando María se acerca para maquillarle el chupetón, ésta se deja, resignada, cogiendo asiento al ser más alta que la española...

- No te preocupes... Si es por cuestión de suerte, se enterará... - resopla, echándose un mechón al aire. Tampoco le importaba demasiado ya que no había hecho nada malo... Pero una trifulca con Balaguer no era lo que más apetecía estando en aquella situación... Agita la cabeza levemente, consciente de que María no ha entendido una mierda - Gracias...- le sonríe, dándole un besito en la frente.

Tosiendo un poco, la niña se acercó a la maleta de Donovan, que por alguna razón estaba abierta. El actor recordaba vagamente el haber pasado de cerrarla cuando salió de la ducha, ansioso por irse a la cama.

Extrajo de ella una bota y dió un par de saltitos señalando la cama de Donovan.

Renka, que por fin se había bajado de su litera, sonriente la levantó en brazos y la subió con el mediano de los Dryden.

La niña se rió traviesa y le encajó la bota a medio meter en el pié equivocado a Donovan. De rodillas en la cama señaló la bota mirando a su madre, orgullosa de haber ejecutado tal hazaña.

- Pape - pronunció, pletórica, con la vocecilla cantarina y pituda algo tomada.

Entonces empezó a tirar de la manga del maltrecho Donovan, que el día anterior, amén de su enfermedad y de los golpes que recibió, comió poquísimo, se echó bastantes carreras en tensión (lo cual no solía hacer, era más del tipo de tomarse las cosas con calma), vivió emociones demasiado fuertes y demasiado seguidas, y para colmo recibió durante las catorce horas de viaje bastantes golpes de las maletas de sus compañeros que le iban despertando de vez en cuando impidiéndole conciliar un sueño medianamente reparador.

- ¡Nonoman! - le llamaba la pequeña, tirándole de la manga - Sayuno. ¡Toe Ifé...!

- Amber, deja al tito, que está hecho polvo, ¿no lo ves? - le espetaba su madre, preparándole ropa abrigada a Donovan para que no tuviera que molestarse en escogerla.

La niña miró a Donovan. A ella le parecía tan estupendo como siempre... De hecho no había visto a ningún hombre tan estupendo como su tío...

...Pero si mamá dice que está malito...

Gateó hasta él y empezó a acariciarle torpemente los rizos con la manita.

Deseaba seguir dormido bendiciendo la insconsciencia, pues el dolor de la pierna lejos de disminuir, se dejaba notar cada vez con mayor insistencia, aparte de un terrible dolor de cabeza. Había soñado con mi hermano, postrado en aquella cama, enfermo y sin posibilidad de salir adelante, él había luchado lo indecible, sin protestar, sin quejarse ni una sola vez, aferrándose y disfrutando de cada minuto de vida, oculto unas incipientes lágrimas remoloneando lo justo en la cama, no tenía derecho a quejarme, se me ofrecía una oportunidad de seguir vivo, de ayudar a otros a intentar superar esta mierda de enfermedad, no tengo derecho a no batallar por ella.

Agradezco la ayuda de Sven con una ligera sonrisa, y más aún la de las muletas para no depender de nadie, la mañana no comienza mal del todo, un brillo de determinación en mis ojos que ayer no estaba, a pesar de la herida, me siento mucho mejor que ayer cuando llegué, voy a hacer que esto funcione, joder, pienso mientras miro a mis compañeros de cuarto.

Necesito una ducha y algo de ropa limpia antes de comer, ¿es eso posible? pregunto a Sven y Falken, miro a Antti antes de que contesten, y luego a Falken, pues parece encontrarse mejor que ayer desde luego, esperando las respuestas mientras me apoyo en las nuevas muletas, ¿Donde estamos? pregunto con curiosidad observando la habitación.

La situación en el camión no pudo resultar más desesperante... Mientras todos a mi alrededor se quejaban o intentaban dormir debido al cansancio, mi situación resultaba un poco diferente. Tenía hambre y sed, eso sin duda... Hace unos días que no como bien, y siempre he sido de buen comer. Lo necesito porque así me lo pide mi constitución, aunque gracias a ella es que puedo aguantar más tiempo sin ingerir alimentos. Pero el hambre sigo notándolo, cosa que acusaba en ese camión. El cansancio también estaba ahí, jodiendo sin parar, pero la presencia de Balaguer y todo el dolor que se estaba reconcentrando en aquella cabina del vehículo hacían imposible para mí la concepción de cualquier tipo de sueño o descanso, de forma que conseguí mantener la vigilia más mal que bien. Del Ígnea yo seguía sin saber nada... Sabía que estaba infectado, eso me habían dicho, pero por ahora no he sentido ninguna molestia, dolor, ni nada parecido. No recordaba bien el momento en que me puse aquél pijama (creo que lo hice por pura inercia), ni el momento en que entré en la habitación junto a mis hermanos, mi sobrina y Renka, pero lo que sí sé es que pude dormir durante unas horas como pocas veces he dormido, descargando así todo el cansancio. Esa cama era una maravilla... Mil veces mejor que la mía de Cardiff. Mi espalda lo agradeció muchísimo, así como mi cerebro, que pudo oxigenarse nuevamente.

El despertar no fue del todo agradable. El llanto de un niño es una de las peores cosas que alguien puede escuchar, y menos todavía si la niña en concreto es tu sobrina, y es tan adorable como es Amber. Me revuelvo en la comodísima cama y me doy la vuelta para observar el panorama. Donovan, tal y como está, no puede ni moverse... Necesita descansar bastante más para poder recuperar la plenitud de sus funciones... Jolene y Renka parecen estar más activas. Me incorporo en la cama, encontrando mi pelo algo revuelto. Observo la situación intentando todavía enfocar la vista, adormilado y con mal sabor de boca. La pequeña estaba llorando hasta que su madre se ha acercado para prestarle atención y limpiarla. Je... Es igual que ella cuando era pequeña... Conozco bien ese orgullo... Jolene de pequeña también lo tenía, hasta el punto de desarrollarse en lo que es ahora. Sonrío, con los ojos entrecerrados y apartando el pelo de la cara. Cuando madre e hija entran en el baño, me tumbo de nuevo, llevando las manos a los ojos, para frotarlos.
-Mmmh... Amber es igual que Jolene cuando era pequeña... -Digo en voz baja, sonriente, a Renka, para no despertar a Donovan. -Ese orgullo lo conozco bien... Y cuando salen de nuevo me quedo en silencio, escuchando nuevamente, sonriendo una vez más ante la visión de la pequeña y los comentarios sobre Donovan. Intentará negarlo, pero Renka sigue bastante pillada por él... Me pongo en pie y me estiro, quitándome la parte superior del pijama, plegándola y dejándola sobre mi bolsa. Amber es una ricura... No hay más que verla para enamorarse de ella... Y adora a su tío, no hay duda de eso. Verla jugando con sus rizos es una imagen de foto de las que se recuerdan y ganan premios... Sin perder la sonrisa, saco mis útiles de aseo de la bolsa. -Buenos días Jolene, Renka... -Susurro seguidamente. -Quizá debamos dejar que Donovan duerma un rato más... Ayer fue un día duro...
Observo a Jolene, como un pincel y vestida a la perfección como siempre. Quizá debería hacerme un cambio de "look"... Un afeitado y un corte de pelo no me vendrían mal... No es que me haga gracia (ninguna, de hecho), pero el pelo siempre vuelve a crecer. Además este aspecto no le gusta a mi hermana. Me ve como un salvaje, o algo así, y soy consciente de que intimida bastante... Quizá si me adecento un poco, según lo que ellos piensan, pueda acercarme más a ellos...

Tengo el pelo así desde los doce años. Influencia del abuelo, no cabe duda. Pero también debo ser consciente de que no soy el abuelo, aunque me gustaría serlo... Soy el más parecido a él de todos, pero hay algunas cosas que nos diferencian... Y queriendo parecerme más a él me dejé la barba y el pelo largo. Quizá es hora de probar algo nuevo y dejar de lado aquello por un tiempo... Será una buena forma de causarles una buena impresión y una vez vuelvan a aceptarme podré volver a dejarlo crecer. No es tan problemático como puede parecer y ahora mismo tiene más beneficios que problemas.
Suspiro y me echo al suelo un poco apartado, recto, poniendo las manos antes de llegar a golpearme, y comienzo a hacer flexiones, dándole vueltas a la idea. Siento mi pelo a ambos lados de la cabeza, como siempre. Siempre me ha parecido cómodo, y me gusta así... Pero es sólo pelo... Hay veces en que estorba... Tarda en secarse, es un engorro para dormir, da mucho calor... Y tampoco tengo por qué raparme, quizá un corte a la altura de los hombros me quede bien... Hago cien flexiones con ambas manos (muy pocas teniendo en cuenta que acostumbro a hacer unas seiscientas al día). Cincuenta sobre una mano y otras cincuenta sobre la otra. Seguidamente cien flexiones, nuevamente muchas menos de las habituales, y me pongo en pie, bastante sudado a estas alturas. -Voy a ducharme... Quizá tarde un poco más de la cuenta porque... Bueno... Ahora saldré... -Digo, mientras cojo mis utensilios de higiene y ropa limpia: Unos vaqueros azul marino, una camisa blanca a rayas azules muy claras (la que usaba para ocasiones importantes, como ir a buscar trabajo) y la chaqueta de cuero que me queda sin haber sido destrozada: lisa y lasa, pero elegante dentro de mi forma de vestir (también para ocasiones especiales).

Entro en el baño y me ducho, tomándome un poco de tiempo para quedar bien limpio y reconfortado. Al salir me acerco al espejo y, tras lavarme los dientes bien, me miro bien. Así soy yo, tal y como me reflejo en él... Así he sido durante muchos años, aunque ahora... Bueno, nunca me había fijado, pero tengo veintiseis años y... No sé... Parezco mayor... Parezco un señor de treinta y tantos, si cabe... Al abuelo le quedaba muy bien este aspecto y le daba aspecto de sabio venerable, pero de lo que nunca había sido consciente era de que a mí me da aspecto de... animalico...
Sonrío divertido a mí mismo. Lo que son las cosas... La influencia de mis hermanos ya me pega fuerte incluso en tan poco tiempo...
Bien, vamos allá. Me aplico desodorante y un pelín de colonia y cojo la tijera, observando el pelo mojado. Me hago una idea de cómo me quedaría bien... Pienso en algunos de mis ídolos musicales, pero ninguno se acerca a lo que busco, así que lo mejor será hacerlo a ojo... Chas, primer corte... Es duro. Ahora que lo he dado y el pelo cae, lacio, sobre el mármol, soy consciente de lo duro que es... Respiro profundamente, calmándome. Después de este corte ya no hay vuelta atrás... O me lo corto o quedo como un ridículo andante... ¡Bah, mierda! ¡Es sólo pelo, y el nuevo estará igual de bien! Con decisión, sin dudar más, me animo y comienzo a cortar, poco a poco, despacio, tomándome mi tiempo para que quede bien. Paso un buen rato en el proceso, limando detalles, sorprendiéndome de lo sencillo que me resulta. Parece que tengo buena mano para esto...

El acabado está francamente bien: una melena ondulada negra bastante descargada, limpia y algo por debajo de los hombros, con mechones rizados a los lados que molan bastante. Asiento, satisfecho y asombrado conmigo mismo. Era difícil de esperar, la verdad... Pero aún falta algo... Saco la brocha y la navaja (me afeito a la antigua, es más efectivo y apurado) y realizo un rápido y buen afeitado, dándome después loción en la cara, por la que paso la mano. Ahora sí que no parezco el mismo... ¡Parezco alguien totalmente diferente! Por no hablar del increíble rejuvenecimiento que acabo de experimentar, los ojos se ven con mayor claridad, tan profundamente verdes como siempre han sido, similares a esmeraldas, pero con tanto pelo alrededor quedaban capados (además mi gesto habitual no ayuda a que destaquen...). Sonrío y asiento, satisfecho, comenzando a recoger todo el pelo que ha caído y limpiándolo todo a la perfección, para no molestar a nadie. Seguidamente me pongo la ropa y vuelvo a observarme en el espejo. Nadie pensaría que soy el John Rewell Dryden de ayer... Ni siquiera el de hace media hora... Increíble. Y no me disgusta, además... Recojo todos mis útiles y, finalmente, salgo del baño, con un ligero rubor en las mejillas. Ahora llega la prueba de fuego, porque no hay nadie mejor para juzgar el aspecto de alguien que las tres (cuatro, si me apuras) personas que están en esta habitación.
-Perdonad el retraso, pero me he entretenido un poco más de la cuenta...-Digo en voz baja nuevamente, sin rastro de vergüenza.

Cuando el baño es dejado libre por Arthur, Mortymer se mete rapidamnte y se da una ducha* rapida saliendo limpio - por fin... - dice terminando de secarse el pelo. No estaba presente cuando Maria aparecio para pedir ayuda, asi que se extraño al ver a Balaguer entrar en la habitacion riendose y colorado - ¿Que ha pasado? - pregunta confuso mirando a todos

Con tanto jaleo y ruido al final me despierto, miro el reloj y murmullo
Una hora perfecta, para acostarse joder parece que ni el pijama, ni el hacinamiento ni la falta de sexo ni la hora contribuyen a un buen humor

Me desperezo y me pego una ducha rapida tras la que por fin saludo con un buenos dias, ¿alguien sabe cuando nos enteraremos de algo?

La llamada a filas del soldado suena en la cabeza de Taylor como si de un cañón antiaéreo se tratase, disparándole a bocajarro. Qué torrente de voz, por Dios! ¿Dónde llevaba escondido ese tipo el megáfono? Bien podría tenerlo implantado en la garganta, a juzgar por la anchura de su cuello.

Su cerebro despierta de golpe, lapidado por miles de punzadas..., y su cuerpo reacciona con un violento reflejo. Ese respingo hace que Taylor lo sienta dolorido como si todas las bestiales resacas que padeció en su vida se aglutinasen en un mismo punto de la línea espacio-tiempo: aquí y ahora. En pocas palabras, está hecho una puta mierda.

Preferiría el desayuno aquí mismo...-farfulla desplomándose de nuevo sobre la cama, después del susto tremendo. Casi ni se le entiende.- ¿No hay servicio de habitaciones?.

La sensación de vacío estomacal es enorme y es consciente de que su debilidad, en gran medida, está causada por la falta de comida. Pero el viaje fué un tormento horroroso y la cama ofrece todo cuanto faltaba en esa demencial lata de sardinas en forma de camión militar.

El agotamiento puede más que el hambre y que el aspecto terriblemente intimidatorio del soldado. Así que, inconscientemente, como si le hubiesen aplicado un pañuelo con cloroformo, se va relajando...y cae de nuevo en los brazos de Morfeo.

"Sigh... ¿De todas las personas del mundo?¿Por que narices me han puesto con un militar?. !Si yo nunca me levanto mas temprano que las doce la mañana¡" Pero a diferencia de mi cerebro, mi estomago estaba furioso y hambriento. Lo suficiente para hacerme obligar, no sin que antes farfullara como un viejo, levantarme de la cama. Sobra decir que se me habia olvidado que me habia pedido la litera de arriba y que las escaleras estaban para algo.

Despues del trompazo, tapar la hemorragia nasal con unos cuantas servilletas y unos cuanto gruñidos mas. Me empiezo a vestir, con ropa comoda y abrigo no muy pesado, como si lo llevara por moda mas que utilidad.

-Achi que...- Dije con la nariz aun molesta y un poco sangrienta, al soldado.- Echactemente que hache uno aqui para ganarche la vida y la cura...- Intento poner tono serio, lo maximo que puedo con ese acento resfriado.- ¿Tendremoz que trabajar como ezclavos o baztara con poner cara de perrito abandonado?

Arthur mira entre divertido e intrigado a Balaguer. Saluda a Michael cuando éste al fin se levanta. Mal humor. Lo lógico en los ricos... Los más humildes habrán dormido en la gloria.

- Hoy os enteráis, no te preocupes, tío... Hoy terminaréis de ver al "casting principal" y llegaremos a nuestro destino - contesta - Pero primero a desayunar... ¿A qué viene la risilla, Balaguer?

- Hacer algún que otro trabajo más o menos duro - responde el soldado inmediatamente - Pero éste no será su alojamiento definitivo. Éste es mucho más cómodo y menos especial. ¡SEÑOR HAWKINS! - le espeta de nuevo, con aquella voz que retumbaba en las paredes - Vaya a desayunar y tómese un Ilvico o un Hemicraneal, ésto es un albergue y por supuesto que no hay servicio de habitaciones.

Herkus se atusa los rebeldes rizos asintiendo con la cabeza.

- O sea... Trabaharemos como exclavos y también tendremos que poner cara de peros abandonados... - se encogió de hombros con resignación, vistiéndose con un jersey negro y unos vaqueros. Miró extrañado su entorno. Lo recordaba como un sueño lejano.

- En el albergue del pueblo más cercano a nuestra... "Base", si lo quiere llamar así como referencia. La gente en éste lugar, Kiruna, es muy comprensiva para con la condición mutante, y es por ello así como por su apartado enclave y... Sobre todo por la Dama, que es el lugar en que permanecemos la mayor parte del tiempo. Éste lugar en concreto es el hogar del señor Berggrerson, un gran hombre - contesta Falken en primera instancia.

- No es necesaria una ducha, Art... ¿Se da cuenta que está limpio? - responde Sven - Ya le ayudamos ayer a tomar su baño. Tenga - le da un pantalón vaquero y un jersey de lana gruesa - Usted y yo tenemos aproximadamente la misma talla. Creo que ésto le valdrá para salir a desayunar.

- Voy a buscar a Balaguer, a ver si puede hacer algo con tu pierna, Art - Antti salía del baño vestido con un abrigo largo y negro de corte militar ruso - Ahora vuelvo, con o sin él.

Sale de la habitación.

María se pone tan sólo unos pantalones vaqueros negros sobre unos leotardos, botas militares negras, camiseta interior del mismo color, sobre ésta, una camiseta que resulta ser, junto con una felpa a juego, el toque de color:

Se gira hacia Lex señalando el paraguas.

- That's we - ríe con cierto aire triunfante, para seguir vistiéndose con un forro polar igualmente negro. Mira a Alice - She game over - hace gesto de "está destrozada" agitando las manos con las palmas hacia abajo, sonriendo, resaltando que Alice estaba hecha polvo - We food she - apuntó.

Me quedo mirando a Sven con cara de gilipollas, Joder, si es que ya ni me acordaba de esa sensación, y encima llamándome de usted, creo que es la segunda vez en la vida que alguien me llama de usted, ni los putos vendedores tío, en serio, yo creo que es por el acento la intervención de Antti me agrada, no estaría nada mal que me ayudara con la jodida pierna, asiento cuando sale por la puerta.

El tema de los vaqueros anda jodido con la herida, solo con soplarme ya me duele, esperemos a ver que sucede con Balaguer, mientras seguiré vestido de oso de peluche, que a pesar de que se que me voy a arrepentir al decirlo, es muy cómodo y apropiado para…Kiruna, miro a Falken Así que esto es lo más parecido al paraíso de los mutantes, y no me mal interpretes, pero entiende que ande un pelín descolocado, aunque tranquilo, estoy dispuesto a colaborar en que todo salga bien parezco sincero en mis afirmaciones, ciertamente soy bastante penoso a la hora de mentir.

Parece que le tienes un gran respeto a esa Dama, ¿por qué? pregunto de repente.