Partida Rol por web

¿Cómo que quieren a los mejores? - Se sienta acurucada en su abrigo junto a Falken esperando que le exlique algo más.

- No nos van a curar gratis... Quieren algo de nosotros, está claro... En éste mundo nada se hace desinteresadamente, y si está el ejército metido en ésto... Prefiero pensar que quienes nos hayan llamado nos lo estén poniendo difícil a pensar que tendremos que ser perros del ejército... - suspira.

Ésto empeora por momentos... - Suspira - ¿Qué pasará con aquellos que no son....los mejores? Dios mío...

Observo cómo Alice se marcha a buen paso por la cubierta. Una chica extraña, a mi juicio, aunque he errado otras veces. Parecía incómoda y nerviosa por algo, y la reacción que ha tenido al escuchar la noticia no ha dejado de confirmar estas sospechas. Mi pregunta cae en saco roto. Claro que no hay forma más rápida de llegar a Estocolmo. Conozco una, pero es poco hortodoxa y, además, no conviene usarla a la ligera, temo perder el control de hacerlo así. Por no hablar de la poca sensatez que demostraría, aunque los nervios que me invaden me hacen pensar en disparates como ese... Retomo mi paseo inquieto por la cubierta. A este paso, tardaremos bastante en llegar a nuestro destino, y mientras tanto yo sólo puedo fumar sin cesar, para matar el tiempo...
-La vida es difícil a veces, joder... Te pasas una vida entera deseando algo que nunca acaba por llegar y cuando finalmente lo ves como una posibilidad, te acojonas... Al mismo tiempo que te inquietas porque llegue cuanto antes... Exteriorizo estos pensamientos, sin saber muy bien por qué. ¿No deseas a veces que las cosas fueran algo distintas, Sven?

Sven se queda mirando en la dirección hacia donde se ha ido la chica, mientras contesta.

- No. Mutatis mutandis: Cambia lo que tengas que cambiar. No seríamos nosotros mismos sin nuestras circunstancias... No hay nada que más miedo de que llegar a ser "otro" que es completamente desconocido - responde, lapidario.

En realidad no me refería a eso, pero da igual... Realmente no estoy disgustado por ser como soy. Sin embargo, el pasado y el presente son muy mejorables... Demasiado mejorables... Quizá lo hagan cuando me reuna de nuevo con mis hermanos, aunque una extraña sensación, cercana a la intuición, me hace pensar lo contrario...
Yo diría que, más bien, esperan tiempos difíciles... Me apoyo de nuevo en la barandilla, mirando el agua, y emito un largo suspiro.
En fin, a ver si se me quitan las ganas de coger al capitán e instarle amablemente a que meta más velocidad a esta cafetera...

Pasa el resto del día a bordo del ferry. Sven procura una conversación sosegada y bien racionada a Rewell para que éste mantenga los nervios templados, y por su parte, Falken intenta que Alice se resigne a cualquier cosa con respecto a "los que no sean los mejores"...
Al día siguiente, se anuncia próxima la llegada a Stavanger, Noruega...

En cuanto escucho el anuncio de la llegada, bastante antes de que el barco llegue a tierra, ya tengo puesta la chaqueta de cuero y la bolsa de viaje al hombro. No me aparto de la barandilla de cubierta, observando el movimiento del barco hacia tierra cercana. Da igual el frío, ni siquiera reparo en él. Estamos llegando, estamos cada vez más cerca. Sólo quiero llegar y comprobar que ambos están bien. Tan solo eso... Si están bien, lo demás dará igual...

Por fin...tenía ya ganas de salir de este barco - Dice desperezándose y sonriente a Falken.

Al fin llegáis a Stavanger, pero no podéis pararos a contemplar el paraíso nórdico en que estáis, pues os urge llegar a Estocolmo... Nuevamente se provoca la coincidencia en el tren hacia la capital sueca: Sven, Alice y sus correspondientes acompañantes comparten vagón tras decidir Sven por un lado y Falken por otro que lo mejor sería viajar en primera clase...

Falken va cubierto con una capucha de una sudadera negra, con una mochila bastante cargada a la espalda y el cabello, negro, cayendo sobre su rostro ocultándolo. Amén de eso, lleva una bufanda negra tapándole la boca y la nariz, además de llevar guantes... Lleva una botella de agua fría en las manos... No habla, ni siquiera saluda al entrar, y se mantiene cabizbajo en el vagón...

Sven le observa, algo extrañado...

- ¿Se encuentra usted bien, señor Falken...? Ha sabido que no le sientan bien las travesías en barco... - pregunta, aunque sin mucho entusiasmo.

- No me gusta viajar - contesta el encapuchado, con la voz rota, en un susurro tajante.

Alice se siente incómoda ante la situació, así que permanece callada mirando por la ventanilla.

Cruzado de brazos y sentado en mi asiento, observo sin perder el ceño a nuestros nuevos acompañantes. No digo palabra, sólo les observo, a uno y a otro, centrándome en el hombre cuando habla, aunque su intervención resulta ser más bien corta. Mi primer impulso es el habitual: mantenerme en silencio, pero conforme nos vamos acercando a nuestro destino, sin llegar todavía, a mayor velocidad aumenta mi nerviosismo. Y la única forma que tengo de matarlo ahora, sin tabaco, es con la conversación. Resignado, me decido por hablar:
-Vais a Estocolmo... Afirmo. Será difícil moverse por ahí tal y como están las cosas...

Sven, con la mirada gélida, se aventura a decir:

- Sobre todo siendo tan evidentemente... - se levanta de súbito, descubriéndole el rostro a Falken... - "Así..."

No habéis visto un efecto más devastador en un rostro humano que siga con vida... Su carne está reseca, cuarteada, mientras trozos de piel muerta penden de sus mejillas, algunas zonas están ennegracidas, casi putrefactas, el resto de la piel cérea, por lo que deduces que no le queda mucho para pudrirse... Sus labios están en carne viva, y sus ojos aclarados y opacos, como los de un cadáver...

Su expresividad es nula, siempre con los ojos muy abiertos, mira a Sven en silencio en un principio, manteniendo un silencio tenso...

- Más te vale que me guste la razón por la que me has hecho eso... - susurra, sin apartar la mirada, sin parpadear...

- Eso parece... - Suspira - La cosa está complicada.- Se nota perfectamente lo tensa de la conversación pero se intenta romper el hielo como se puede. Al ver el movimiento de Sven se queda con la boca abierta, y aún más al ver la reación de Falken. Teme que lleguen a las manos*.

El ceño se relaja, pues la visión de el hombre conocido como Falken es capaz de helar la sangre. Lo que ha hecho Sven, la razón, escapa por completo a mi comprensión. Abro los ojos bastante más de la cuenta y trago saliva. Realmente acojona. Acojona bastante, pero por suerte no soy de acojone fácil. Vale, cierto, estoy acojonado, pero me controlo perfectamente para que no lo parezca. Frunzo el ceño de nuevo al tiempo que los músculos de mis antebrazos, cruzados, se tensan ligeramente.
-Joder, Sven... Es lo único que me sale.

Sven se sienta de nuevo como si de un resorte se tratara, observando fijamente a Falken... Su respiración se agita, pero no cambia la cara más que para abrir los ojos un poco más...

- Él y yo - señala a Rewell - También somos... Podemos... Contraer lo que tú... - traga saliva - Viajamos por el mismo motivo...

Falken le mira largamente.

- No vuelvas a hacer eso... - vuelve a cubrirse. Una vez han pasado unos dos minutos de tenso silencio, retoma la palabra - Supongo que sabréis que ya estáis contagiados, después de verme...

Alice sube sus piernas al asiento y se las abraza. La idea de que la enfermedad se contagie así....de una forma tan sencilla, hace que se estremezca. Siente ganas de llorar pero se contiene lo que puede mientras pierde la mirada en el paisaje.

Frunzo los labios, a punto de estallar ahora. Abro los ojos desmesuradamente, pero esta vez no hay miedo, sino furia en ellos. Había oído hablar de este virus, de esta atrocidad, el virus IGNEA... Pero, ¿es posible que pueda contagiarse con semejante facilidad? No, no puede ser... Y si es así... Una maldita cura, debería existir una maldita cura. Pero lo peor de todo es que, si dice la verdad (y no tiene razones para mentir, pienso yo), no podré acercarme a mis hermanos. No podré ni siquiera verles... Me llevo una mano a la boca, cada vez más tenso. Y con la voz apagada por la mano, hablo:
-Sven... ¿Es eso cierto? ¿Nos ha contagiado?