Partida Rol por web

Asiento con cada una de las partes de la explicación de Taylor. Hugo, María y Balaguer... Perfecto... O eso creo. No sé si será bueno que nos vean con ellos, les implicaríamos directamente en el asunto, a menos que ya estén bajo aviso de lo que ocurre. Sea como sea, las instrucciones son claras, no podemos arriesgar. Al terminar su charla esbozo una sonrisa divertida... En efecto, aquí llega la Calavera Esmeralda...

Apenas dura unos instantes. En el mismo momento en que me levanto, mi cuerpo estalla en llamas de un color verde radioactivo que, al instante, reducen a cenizas toda la carne y el cabello. Sin embargo, en un gran esfuerzo de voluntad, las flamas esmeralda no llegan a quemar la ropa, conteniendo su fuerza en el instante en que amenazaban con hacerlo. Es la primera vez que intento esto, pero ha salido bien. Pensé que, si las llamas no hacen daño al resto de seres humanos, no tenían por qué quemar también la tela, si me lo proponía... Tal vez pueda experimentar con esto... Quizá pueda hacer más cosas interesantes con el fuego que vive en mi interior. Sin pensarlo por más tiempo, lanzo ambos brazos contra la reja, observando por la rejilla el lugar donde están ambos policías. Las huesudas y siniestras garras que hace un momento eran las manos de Rewell atraviesan la reja sin demasiada dificultad y se aferran a los cráneos del conductor y su copiloto. La cruel y sobrenatural voz de Emmerald, esa misma que surge de no se sabe dónde y que retumba con un inmenso eco entre las paredes del furgón, habla en un estridente y grave chillido: -¡¡¡¡SAYONARA, MAMONES!!!!

Los policías quedan noqueados inmediatamente, desmayados. El vehículo empieza a perder el control...

Noqueados los guardias echo mano de la reja completa y comienzo a tirar de ella con fuerza. -¡¡¡¡GRRRRRRRRAAAAAAAA!!!! -un alarido y consigo arrancar una parte de la misma. Sin anular todavía la transformación, cojo al conductor y lo dejo en la parte de atrás, pasando rápidamente a tomar los mandos del vehículo para, de momento, estabilizarlo. Conforme voy pasando de la parte de atrás a la cabina del conductor, vuelvo a ser yo mismo de nuevo.

Con las manos aferradas al volante mi vista se posa en la calle, a la espera del callejón mentado por Taylor. Joder... Esto es como en las putas películas... ¿Qué ha pasado con mi vida para que se convierta en esto? Al menos estoy en un furgón blindado, que da algo de seguridad... Pero sólo algo.
-¡¡Eh, quitadme a este puto Vietcong del asiento del copiloto!! ¡¡Como se despierte dadle una hostia y a dormir, nenitas!! ¡¡Venga, coño!! -parece que toda la tranquilidad de Big Dryden ha desaparecido, dejándose llevar por la furia y un torrente de adrenalina.

Taylor siente, desde el puro sadomasoquismo, que padecer Ignea merece la pena sólo por ver espectáculos como éste. La furia inhumana de las llamas verdes iluminan el furgón y le deslumbran, en el más amplio sentido de la palabra. La fiebre, el agotamiento, la piel enferma...todo pasa a un segundo plano cuando Emmerald Skull desata su cólera, y Taylor sólo puede abrir la boca para sonreir como lo hacía Richard Dreyfuss en "Close Encounters of the Third Kind".

Unicamente cuando John recupera su forma habitual (y sólo un poco menos intimidante), Hawkins sale de la burbuja e intenta reaccionar, arrastrándose como puede hasta la cabina.

El callejón...Tengo que ver la carretera...- dice estirando la cabeza desde el amasijo de hierros donde segundos antes había una enorme placa metálica con su bonita rendija. Apoya el brazo en el cabecero del asiento y trata de empujar hacia atrás a los guardias noqueados que le obstaculizan.

Eres mi puto héroe, pedazo de cabrón!!- quiere gritar, pero sólo sale un quejido: la espiral de furia en la que parece envuelto John es contagiosa.

Vamos, vaquero. Tienes fresco aquel callejón. Lo has visto. Lo recuerdas. Debe estar cerca....

Asiento a las palabras de Prometo no volver a hacerle enfadar, y si lo hago tener algo de hielo cerca para apagarle el animo cuando todo el espectaculo termina, cojo al chino del copiloto y lo arrasto a la parte de atras, le pongo las esposas que me he quitado y le meto un trozo de tela en la boca para que no grite.
¿Estas bien? pregunto a Taylor mientras me veo las malditas erupciones, siguen ahi Voy a ver si consigo hacer el maldito hielo para que se pase esto.
Vuelvo a concentrarme en el hielo, en la nieve, blanca y pura como en un glaciar, como en el hotel Mierda de erupcion, mierda de poder, mierda de picores me rasco o al menos intento no hacerme sangre, la proxima vez tendre que llevar algo de Espero que vuestros amigos tengan algo para esto por que como no lo consiga antes de salir creo que ira a peor

Hugo con sus vaqueros y su chaqueta de nieve negra y roja, María en pijama y Balaguer con el traje negro entregado por Isenhall surgen del hielo en una bocacalle con un callejón. En ese momento parece que un furgón negro y blindado, de matrícula extraña, se les viene encima*. Al volante parece estar una versión hiper anabolizada de John Rewell... María no parece tener tiempo de reaccionar y abre los ojos como platos, horrorizada...

Abro los ojos desmesuradamente al girar en el callejón. ¡¡¡Mierda, están justo casi en la entrada!!! ¡¡¡Me los voy a llevar por delante!!! -¡¡¡HOSTIAS!!! -grito, poniendo todo de mí para no atropellarlos. Sería ya la leche... Vienen a por nosotros, a rescatarnos, y para agradecérselo nos los comemos con un furgón blindado. Ya sabemos que la amistad es un concepto muy difuso y disperso en este grupo, pero eso ya sería pasarse.

Hugo no esta muy seguro de que esta pasando, de repente habia pasado de estar en una sala de hielo con una niña dando ordenes a un sitio desconocido y delante de algo grande, negro y que hacia mucho ruido. "¿Espera un momento, eso es un camion?"

Demasiado tarde, cuando por fin me doy cuenta de lo que ocurre, poco mas puedo hacer que abrir la boca en una expresion de terror y mirar atonito como aquella superficie plana iba a machacar mi cuerpo y el de mis acompañantes.

Que coño?
Abro los ojos cuando veo que se me viene encima un camion,yo hace menos de cinco minutos estaba en un hotel...Y ahora voy a morir.

Rewell demuestra ser (casi) tan bueno como Taylor en las precogniciones: su alarido así lo demuestra.

Cita:

- gritaba el Big Dryden, y eso precisamente - una buena hostia con multitud de afectados- parece inminente.

Cierra los ojos con fuerza, como si sirviese de algo, y un chillido agudo sale de su dolorida garganta. Es la palabra mágica.

¡¡¡JODEEEEEEEER!!!

La sacudida parece extraída de una pesadilla en el furgón. En su interior Taylor sufre el volantazo cayendo contra el otro lado del suelo del vehículo. Cuando abre los ojos ve que Erick no ha tenido tánta suerte de caer bien: Lo encuentra a su lado, con los ojos abiertos e inmóvil... Un reguero de sangre le surca el rostro, cayendo desde la cabeza...

Rewell por su parte ha sufrido el impacto girándose antes de impactar contra la pared siguiente... Pero eso no ha evitado que los tres españoles caigan al suelo tras ser atropellados por el vehículo.

Hugo tiene una rodilla dislocada cuyo dolor punzante le impide incluso gritar, agarrándose la pierna...

María cae también al suelo, con el brazo derecho (que ya estaba bastante mal) roto y ensangrentado, con la muñeca vuelta hacia abajo y los dedos destrozados. Se mantiene despierta, pero no parece que vaya a tardar mucho en desmayarse... Incluso respira tranquila cuando ve que Hugo se duele de una pierna, sigue vivo... Es al ver a Balaguer, que ha caído al suelo retorcido sobre sí mismo y está inconsciente, cuando la española empieza a llorar...

- [ES]Alex... Alex di algo... No te puedes morir... - apenas podía hablar, su voz temblaba... No hacía ni cinco minutos que estaban los tres en el hotel, sanos y salvos... Ahora Balaguer no se movía... No hablaba y ni siquiera parecía que respirara... - ¡¡ALEX!! ¡¡NO TE MUERAS, JODER, TIENES DIECINUEVE AÑOS!! Tienes... Tienes que cambiar, joder, vas a ser padre... - el rostro de la joven se contraía en una mueca de dolor, la voz se le entrecortaba por la histeria, pegándose la mano destrozada al pecho y extendiendo la otra, llena de sangre, hacia el español, para sólo poder alcanzar con las puntas de los dedos el pelo, sin que éste reaccione - Hugo... Hugo... Por favor tú estás bien... Dime que estás bien, Hugo... Dime que tú no estás sangrando... No podemos morirnos, joder, JODER...[ES] - el llanto por el dolor, el shock y la desoladora visión apenas le permitía hablar...

Algunos conductores bajan de sus coches y bicicletas, los peatones comienzan a acercarse...

El siniestro es terrible. No podía imaginar que los tres españoles estarían a la entrada del callejón y mi compañero tampoco me lo había advertido... Y aunque me di cuenta de lo que pasaba, era demasiado tarde, no pude reaccionar a tiempo, y una parte del furgón terminó arrollándoles. El volantazo me ha hecho girarme, pero una vez termina todo, mantengo las manos aferradas al volante, blancas, y los dientes apretados. Todo mi cuerpo tiembla. Y, por primera vez en mucho tiempo, tiembla de miedo. Y lo que es mucho peor, de culpa. La culpa comienza a recorrer con rapidez cada centímetro de mi cuerpo, y es que nunca había sido responsable de algo como esto. Lo peor de todo es que me bloqueo completamente. No sé qué hacer...

No sé si los chinos van a aparecer y va a ser mejor, porque pensarán que los españoles son sólo unos transeúntes atropellados... No sé si recogerles y meterles en el furgón para huir... No sé si he matado a mi cuñado, porque está pálido e inmóvil. Los dientes me empiezan a castañetear, los músculos de los brazos se abultan conforme las manos aprietan cada vez más fuerte el volante y los ojos quedan desmesuradamente abiertos. Lo único que se escucha es el repiqueteo de los dientes. La culpa es demasiado poderosa, y me ha bloqueado por completo.

Ok, antes de postear alguna chorrada en un momento tan critico y dejar que la palme Balas.

¿Se puede volver al templo por metodo Isenhal, osease poniendonos encima de un zona con hielo, o tenemos que volver a patita?

Ahora sí, el furgón frena en seco...y el primer pensamiento de Taylor tras el golpe, durante esos segundos en los que ni se vé ni se escucha nada, es referente a la "calidad" de sus precogniciones: esta vez, la visión no fué tan intensa...y, como resultado, tampoco era exacta. Muy aproximada, si. Pero no exacta: eso podría suponer la diferencia entre la vida o...

Oh...mierda...- dice echando la cabeza hacia atrás, tras haber visto a Erick. O lo que queda de él. No hace falta ser médico para saber que aquel chaval había "doblado el gorro". Rew...Rew!!! Oh, joder...- aturdido, se echa una mano a la rabadilla.

Eh, tío...contesta!. ¿Estás bien? . John!!. Embriagado por el dolor físico, la fiebre y el cansancio, Taylor se aproxima a la cabina dando tumbos. La escena dentro del furgón es dantesca: a Erick había que sumarle los cuerpos de estos dos polícias chinos (¿fiambres?), esparcidos. Tropieza con ellos antes de asomarse a la cabina de nuevo.

Vamos, Johnny Boy! Eh, amigo...reacciona, joder!!- farfulla, y con una fuerza insuficiente para aplastar una mosca, golpea con su mano la cara del Big Dryden: el efecto es nulo. Rewell parece ido. Fuera del furgón, la cosa parece ir incluso peor que dentro. El tiempo y la energía se agotan.

Vuelve, Oso !!- brama, haciendo sonar un instante el claxon del furgón.

Aún continúo temblando, con la vista fija en Balaguer. Es demasiado fuerte... Les he atropellado, joder, me los he llevado por delante...
-Yo... yo... yo no quería hacer daño a nadie... yo... -mascullo-. Joder... por favor, que no esté muerto... Por el amor de Dios... Mi hermana... Mi hermana... Él es el padre de... Joder... Y no puedo hacerle eso... A ninguno de los dos... No lo merecen, joder, no... Mierda, soy un... -se me cortan las palabras. No hay ni un atisbo de lágrima en los ojos, pero queda perfectamente patente la conmoción. Balaguer está muy jodido, Hugo y María han salido mal parados y yo no tengo ni un rasguño. No es justo. Ellos venían a ayudarnos y se han llevado la peor parte. No es justo, ni en mil años lo sería.
Repentinamente mi cuerpo reacciona por su cuenta. Abro la puerta del furgón y salgo corriendo hacia Balaguer, a quien cojo bajo la nuca con muchísimo cuidado, con el rostro completamente compungido. -¡¡¡Por Dios, Alejandro, dime algo!!! ¡¡¡Quítame toda la energía que te haga falta, pero por Dios, di algo!!! -muy pocas veces había estado tan preocupado, mucho menos por un hombre a quien hace algunas horas más bien odiaba.