Partida Rol por web

Dale entra en el coche sentándose de copiloto y del bolso se saca un gorro de lana, unas gafas de sol y una bufanda.

- No queremos que se arme la de Pekín, Donovan... Sé que te dará calor, pero... - alza las cejas y le da las tres cosas.

Se acomoda y pone el cinturón mientras el joven Dryden se coloca las gafas y arranca.

- Al quinto desvío de la carretera a Manchester, Donovan... - indica Dale.

Cuando llegan a aquel recóndito paraje, el asfalto termina y un camino de barro se introduce entre la húmeda vegetación, hasta tal punto que ya no se puede continuar, ni siquiera con el potente todoterreno BMW. Una vez en ese lugar, Dale se gira en su asiento.

- Muy bien - dice ésta vez para todos los integrantes del vehículo - escuchad: Por raro que os parezca lo que veamos, cómo me comporte o qué diga yo y a quién, haced el favor de mantener la calma y confiar en mí. Nadie de éste coche va a sufrir ningún daño y, si mantenemos la calma y hacemos bien las cosas, ni nosotros ni el señor Dryden y su hija sufriremos ningunas consecuencias desagradables. Seré sincera con vosotros: Hay posibilidades de que los del otro grupo estén jodidos, pero no por terceros, sino por el propio Connor si pierde la olla o por ellos mismos. He hecho lo que he podido para que dejen en paz a Rewell, Lex, Marcos y Taylor... Pero el único del otro grupo que os puedo asegurar que saldrá con vida es Hugo. Lo siento, pero si el resto queréis seguir vivos y volver algún día a vuestra rutina... Os aseguro que éste - se saca unos brazaletes del bolso, verdes y con un código de barras en ellos, además de un signo de "Biohazard" en negro - es el camino más seguro. Intentad confiar en mí. No estamos traicionando a nadie, ni a nosotros mismos, os lo aseguro... Ponéos eso en el brazo derecho y recordad que vuestro nombre es vuestro nick...

Coge las prendas de "camuflaje" que le ofrece Dale y las deja sobre sus piernas, sin llegar a ponérselas.
Por el momento están bien ahí...
Responde arrancando el coche y saliendo de la finca antes de que lo haga el otro grupom poniendo rumbo hacia el desvío que le ha indicado la australiana.
No cuestiona sus instrucciones en ningún momento, incluso cuando sabe que el camino que han tomado les va a llevar a un callejón sin salida en mitad de ninguna parte.
Muchos sábados había cogido el coche para conducir sin rumbo y había visitado lugares realmente extraños durante sus visitas a Londres.

Donovan coge el brazalete que le tiende Dale con una mirada ceñuda y extraña en los ojos. Sus pupilas se contraen ligeramente al comprender lo que está haciendo la rubia escuálida, al entender cual era el significado de aquellas vandas con códigos de barras.
Dale... si esto sale mal...
El final de la frase se queda en el aire, del mismo modo que flota sobre todos la presencia de una amenaza no pronunciada en la voz del rubio de oro. No solo sus ojos y su aspecto podían llegar a ser aterradores si se lo proponía. También su voz.

Se coloca el brazalete alrededor del brazo derecho y mira a través del parabrisas, tratándo de descubrir algo o alguien que estuvieran fuera de lugar ahí, intentando prepararse para lo que les iba a exigir la situación.
Dinos TODO lo que puedas para que estemos lo mejor preparados posible, Dale. No quisiera estropearlo todo por decir o hacer algo que no fuera conveniente...

- Iba a hacerlo, Donovan...

Dale tragó saliva y las manos le temblaron al recibir la silenciosa amenaza de Donovan. Una lágrima cayó por debajo de las gafas de sol y frunció el ceño. La influencia del joven actor lograba lo que nadie lograba.

- Sois reclutas recientes de Gelus Vírica. Aceptaste tomar parte de sus filas a cambio de que tu familia siguiera viva, a cambio de ello, Gelus Virica ordena una prisión de un año en el Icehotel para tu padre lejos de los laboratorios. Tu hermana se contempla en el trato y tu madre será inmediatamente llevada a un hospital. Se la vigilará durante un año exhaustivamente como seguro de que Arthur Dryden no vuelva a distribuir ni gratuita ni lucrativamente... - tragó saliva - La vacuna contra el Ígnea que desarrolló para salvar a su hijo Rewell...

Se limpió la mejilla con el dorso de la mano.

- El resto fuisteis convencidos por Donovan... Así de sencillo...

Iba mirando en paisaje con gesto distraído tratando de no pensar demasiado. Tamborileaba los dedos sobre su pierna. Cuando Dale habló la siguió algo de cerca, hablaba rápido y daba demasiada información en escasos segundos. No llegó a entender a priori lo del brazalete con el simbolo, el cual miró con total desconfianza... - no que da otra ¿No? - no podía ni confiaba en esa "señorita" pero... ¿Que mas dará? estaban muertos en vida, que mas da en unas horas que en unos meses. El optimismo que siempre sentía por vivir se le esfumaba de entre las manos como si fuera arena... Ese clima tan lúgubre le estaba martilleando la esperanzas hasta dejar finos trocitos de desesperanza

Si... parece sencillo...
Murmura pensando en todas las implicaciones posibles de ese plan, aunque su mente no sea ni la mitad de poderosa que la de Dale y seguramente se deje muchas cosas sin estudiar o imaginar.
No parecía un mal plan. De hecho... aunque extremadamente peligroso, no le parecía malo. Lo que mas le preocupaba, después de saber que era lo que ocultaba Dale tan celosamente, era el precio que habrá tenido que pagar la australiana para conseguir semejante trato con los de Gelus Vírica.
Madsen era una cosa... pero esos carniceros...
Si su padre había desarrollado una vacuna... era lo suficientemente peligroso como para el pago por su seguridad fuera tremendo.

Llevado por un impulso, toma a Dale por los hombros con delicadeza y le planta un beso extremadamente tierno en la frente. Sus ojos habían recuperado algo de fulgor dorado que siempre lucía Donovan en un buen día.
Gracias Dale... De corazón te lo digo... Y perdona por mi comportamiento tan desagradable de hace unos instantes. Estoy... bueno... estoy tan alterado que no me doy cuenta de que no soy el único que lo está pasando mal...
Asiente con fuerza y cierta convicción.

¿Que informacion tienen sobre nosotros?, ¿saben lo que podemos hacer?

Parezco pensativo, tratando de encajar estas cosas en el plan, y la verdad es que no me estan gustando nada, espero que como dice sea tan lista para tenerlo todo cuadrado pero... quiza sea demasiada lista y nos estemos metiendo en la boca del lobo

Asiento a todo lo que dice Dale, de acuerdo, confiaré y aguantaré lo que digan. La sensación de confiar en personas que no conozco, en unos temas tan importantes… es realmente dificil, pero bueno, lo cierto es que ellos me han salvado, se arriesgaron por mi, no puedo olvidarlo. Y si Donovan, que toda su familia depende de esta mujer se fía…. Cojo el brazalete, notando que el pulso me tiembla un poco, lo giro para verlo desde varios ángulos, fijándome en su inscripción.

Ese plan…. estarás callada Madison, muy callada. Mirando el brazalete …Volta… dicho al azar y ahora resulta tan importante. Gelus virica Alice me habló de ellos, matan gente, personas. JAKE. Frunzo el ceño, yo misma casi no lo cuento. Me pongo el brazalete.

No quiero interrumpir a Michael, pero lo cierto es que me siento en la obligación de avisar antes de que lleguemos y no sé cuanto queda. Miro hacia la parte delantera del coche, con tono preocupado Yo… sé muy poco de la organización esa, Gelus Virica… no sé si sabré contestar adecuadamente si me preguntan algo fuera de lo que habéis dicho….tenedlo en cuenta, por favor.

- Está bien, Donovan - asintió con la cabeza - No pasa nada, contaba con ello... - le palmeó las manos y alzó las cejas, quitándose el cinturón - Se supone que somos novatos, Volta... No te preocupes... - suspiró - De Donovan saben que puede transformarse en otros y embelesar a la gente... De Michael conocen su capacidad para dominar, de Volta nada y tendrá que dar parte, y de mí conocen sólo mi vista, así debe seguir... Vamos.

Salió del coche.

Tocando ausente el coso ese del brazo Mortymer seguía atento a las palabras de Dale - hey, pos mola de mi directamente no saben nada... - sonrío estupidamente* mientras miraba por la ventana - que guay es ser un don nadie

Donovan asiente y apaga el motor del coche una vez que Dale se ha bajado.
No estaba especialmente nervioso, era actor y estaba mas que acostumbrado a interpretar un papel. Pero la preocupación no se la quitaba nadie de encima. El no saber lo que les esperaba y el pensar que el otro grupo -en el que iba su hermano- podría estar en serios apuros o estropear todo el plan... lo inquietaba.
Coge aire con fuerza y abre la puerta del BMW, para dejarse caer sobre el suelo con un salto estudiado y repetido hasta la saciedad en sus días de escapadas por la campiña.
Esperó a que todos hubieran bajado y cerró el coche, poniendo también la alarma.
Tu dirás Dale... ¿Hacia donde?

Lo que no acabo de entender es una cosa. Isenhall no queria mas muertes, y uniendonos a estos... a estos, lo raro va a ser que no las haya
Comento un poco ausente

Pero bueno, supongo que lo tendras controlado, ¿alguna cosa mas que debamos saber como por ejemplo, que se supone que hacemos aqui para ellos?

Umm, otra vez voy a tener que decir lo que hago, con los de esa organización, pero lo haré bien, esta vez no puedo dudar. Un esfuerzo, son una familia Madison, ellos todavía la tienen, debes ayudar a volver a juntarla. Espero pasar desapercibida y no fastidiar nada.

Bajo del coche rápidamente, estirando un poco la falda en cuanto llego al suelo, escucho a Michael y miro a Dale, esperando los que parecen los últimos datos antes de juntarnos con esos... esa gente.

- Que me tenéis que seguir el rollo de drogata imbécil o quedaros callados como estátuas a menos que él os haga una pregunta - dijo sin dejar de caminar, metiéndose entre los matorrales.
Un olor nauseabundo empezó a percibirse desde cierto punto del camino, y conforme os acercábais, aquel aire que arrastraba putrefacción mareaba con sólo respirarlo...

La razón de éste hedor era muy sencilla, y es que al llegar a un claro, Dale se detuvo ante una comitiva de unos ocho hombres y mujeres cuya piel, parcialmente vendada, se hayaba desprendiéndose y cuarteándose, podrida y reseca. Los ojos de todos ellos habían clareado como los de los moribundos, uno parecía un muerto en vida, ya que un ojo se le había resecado totalmente por la ausencia del párpado y tenía la mandíbula descubierta por un lado en que la carne había cedido. Se hayaban en posición de media luna entorno a un hombre vestido de camisa y pantalón, manchada de sangre, que sostenía una mano perfecta, de una jovencita en pijama cuyo cuerpo era mucho más que hermoso. Ambos estaban de rodillas, con las cabezas cubierta por bolsas y en el caso del hombre, con el cañón de una glock detrás. Quien sostenía aquel arma era el único de los no cautivos que vestía un traje impecable y parecía sano... Alguien ante cuya presencia Dale arrugó la cara, compungida e incluso entristecida...

El hombre levantó la glock al ver a Dale. Se decubrió la muñeca y mostró a la chica un reloj Montblanc que, según reconocieron Michael y Donovan, era el último grito de la firma.

- Has llegado cinco minutos antes, Slang... - sonrió, echando un vistazo a los brazos de quienes la acompañabais, sonriendo satisfecho al ver los brazaletes - Muy bien - apremió, mirando a uno de los infectados por el Ígnea con cierta repulsa y haciéndole un gesto para que le trajera algo.

Dale tragó saliva mirando a los rehenes, lívida, palideciendo.

- ¿Cuánto tiempo les has tenido de rodillas...? - preguntó horrorizada - ¿Ibas a pegarles un tiro delante mía si llegaba tarde...? ¿En qué momento te volviste tan jodidamente loco...?

- ¿Loco? - rió el elegante caballero - Es lo mejor que he hecho en mi vida, Daley... - carraspeó - ¿Cómo puedes pensar que les iba a pegar el tiro delante tuya? Era más bien delante de él - señaló a Donovan - Así los dos habríais aprendido algo: Él a no torear a mi familia y tú a no elegir tan mal a los hombres. Pero me equivoqué - tal cual, cogió la bolsa que cubría la cabeza de Arthur Dryden y la retiró. El hombre se quedó estupefacto e inmóvil al ver a su hijo frente a él, portando una banda de los de Gelus Vírica en torno al brazo... - Me has sorprendido gratamente, muchacho - se dirigió el hombre a Donovan - pero da gracias todos los días a que ella te sacó de las ruinas y se encaprichó de tí... O ahora no serías ni ésto - señala con la barbilla a uno de los infectados. De nuevo miró a Dale - Tenías razón, por una vez. Es un chico listo. Enhorabuena, doctor Dryden - cogió a Arthur Dryden del brazo para ayudarle a levantarse y le quitó la bolsa de la cabeza a Jolene - Su hijo le ha salvado la vida. No debería haber orgullo mayor para un padre, ¿no es así...?

Pero Arthur Dryden sólo podía mirar a su hijo con los ojos llenos de reproche y melancolía, sin entender nada de lo que estaba pasando, comprobando que la ausente Jolene estuviera bien. Estaba callada, inmóvil, con la mirada perdida...

- Sea inteligente como su hijo, señor Dryden. La única forma de ser metahumano y seguir vivo está en nuestra mano... Nosotros le hemos salvado de ese maníaco de Madhatter Devil, de los radicales de Sloan O'Hara... Y su propio hijo se ha unido a nuestras filas - le echó un brazo por encima - ¿No sería estupendo poder volver después de un año a vivir en una casa colmada de opulencia con sus preciosos hijos y su mujer...?

- Dígame dónde está mi mujer - Arthur Dryden, de nuevo exigiendo, hasta en el peor de los momentos.

- Nos la quedamos durante ese año. Entrará en el programa de "protección de testigos" de la policía... Y dentro de un año, los horribles terroristas le liberarán a usted y a su hija. El reencuentro será precioso: Se lo aseguro. Su cárcel será nada menos que uno de los destinos más exóticos de Europa: El ICEHOTEL de Jukkasjärvi, con todas las comodidades excepto el calor. Mi hermana y el batallón del capitán Madsen nos advertirán si intenta siquiera jugar con un set de química para colegiales... Puede que sea una yonqui, pero tiene buenos ojos y si yo le digo que le vigile, ella sabe que... - le dedicó a Dale una mirada de advertencia - le va la vida en ello. ¿Comprende lo que le quiero decir...?

Dryden tragó saliva y miró a Jolene. Luego miró a Donovan, deteniéndose en éste de nuevo. Acabó asintiendo.

- Llevad al helicóptero al hombre y la niña - ordenó finalmente, a lo que tres hombres reaccionaron llevando a Jolene y Arthur con cuidado hacia el interior del bosque, al tiempo que el que había mandado traerle algo antes, volvía con un portátil que abrió frente al hombre de traje, que se acercó con las manos juntas tras la espalda y una sonrisa cabal a Dale, cogiéndola del hombro estando ella sin decir una palabra, pero mirando en ese momento a todos los que érais.

- Soy un desconsiderado, no me he presentado como debiera. Me llaman "el Mago de Oz", aunque se me suele llamar sólo "Oz". Me imagino que habéis conocido a Madsen, mi hombre de Hojalata... - rió amistosamente, mirando a Madison - El cual siente tremendamente las molestias causadas a su persona en las instalaciones Zyklon-B, señorita... - alzó las cejas sin dejar de sonreír - No sé vuestros nombres, muchachos... Sería interesante anotarlos... Tanto aquellos con los que os bautizaron como seres humanos como los que, forzosamente, os desvinculan de dicha especie...

Donovan caminaba tras Dale inmerso en una marea de pensamientos, a cada cual mas extraño o caótico. Sumergido como estaba en su mundo interior, se sorprendió bastante cuando el paisaje cambió de repente.
El grupo salía a un claro húmedo por el agua de lluvia que no hacía mas que caer sobre ellos sin misericordia alguna. Allí, unos metros por delante suya, su padre y su hermana estaban siendo rodeados por una banda de monstruos que bien podrían haber sido extraídos sin remordimiento alguno de una película de serie B. Su hedor, que revolvía el estómago del actor como nunca antes nada lo había conseguido, le hizo llevarse las manos a la cara para taparse la nariz y la boca y evitar vomitar de ese modo delante de todos.

Con los ojos abiertos de par en par por el horror que tenía frente a sí, apenas si avanzó unos pasos antes de quedarse helado a mitad de camino, como si un enemigo invisible le hubiera golpeado. Parado sobre el barro, con las piernas manteniendole en pié a duras penas, la mente de Donovan hacía horas extras para evitar que su cuerpo comenzara a gritar de pura desesperación y echara a correr hacia los arrodillados Arthur y Jolene.

Estaba seguro que comprender lo que sucedía. Completamente seguro... Su mente racional lo comprendía. Y aunque las palabras y respuestas danzaban en el filo de su lengua, su presencia de ánimo era tan tenue que le resultaba imposible decir nada.
Una intervención divina. Eso es lo que tenía en mente. Las palabras seleccionadas, los gestos calculados, la expresión mas que estudiada. Podría deslumbrar a esos monstruos, podría hacer que se volvieran contra ese maldito bastardo traidor de Oz, podría hacer que despedazaran su cadáver... y así liberar a su familia... Pero aunque podría hacerlo... no lo hacía.

Las palabras de Oz resonaban en su mente en una espiral que le llevaba al odio mas profundo contra su persona. La mirada de su padre le taladraba la carne hasta llegar al alma y hacía mella en su orgullo, en su autoconfianza... El vacío en Jolene le hacía sentirse mas solo y miserable que si se encontrara flotando a la deriva en mitad del Pacífico.

Cuando por fin los prisioneros son llevados al helicóptero y el número de guardias se reduce, Donovan capta una chispa de furia creciendo en su interior... pero sigue sin ser suficiente. No tenía la fuerza de voluntad necesaria como para jugarse la vida de todos a una carta que podría significar el fin.

Incapaz de responder, se limitó a desviar una mirada vacía de expresión hacia Dale. Cualquier nombre en clave valdría. Él seguía siendo humano, seguía siendo un Dryden... nada lo desvincularía nunca de sus raíces.

Bajo del coche siguiendo a Slang, un tanto mosqueado con el plan, o de mi lado, el no plan, por que con lo que nos han contado, toca improvisar en cuanto haya algo que se salga de lo mas esperable

Trato de ocultar la repugnancia y cierta preocupacion que me dan los infectados, y trato de permanecer callado, y de no irme demasiado la vista detras de la hermana de Donovan

Al escuchar las palabras del tal Oz intento mantenerme en el papel que nos han dicho, mirando de forma inquisitiva a Donovan, como si esperara su aprovacion para decir nada

Mortymer siguió a la comitiva atento a todo cuanto los rodeaba. Primero puso mala cara al notar ese olor nauseabundo, pero en seguida le desapareció esa mueca y fue sustituida por otra de asombro y tristeza, mucha tristeza... era la primera vez que veía infectados, lo que el llegará a ser si no encuentra una cura. Se le ensombreció la mirada algo asustado por el porvenir que le esperaba... tan solo diecisiete años y con la sentencia de muerte escrita a fuego en la frente.

Trató de seguir la conversación, como siempre intentaba hacer. Lo poco que llegaba a pillar lo sorprendía aunque ya estuviera avisado por Dale... No quiso pensar mas y siguiendo las instrucciones de Dale. Miró aún con la expresión rota y solo fue capaz de decir su nick... - kamau... - demasiado horror estaba sufriendo y cuando asimilaba algo, otra cosa nueva aparecía en su vida... Mucha mierda que tragar para una boca tan pequeña...

Los voy siguiendo, notando poco a poco como aumenta el mal olor, oh, ¿Qué es esto?, coloco la mano derecha tapando nariz y boca, intentando aliviar algo. Mi expresión torna a horror, no me lo puedo creer, esas personas en ese estado… el virus… aparto la vista, evitando mirar sus ojos…. no puedo pensar en eso ahora.

La escena de las personas a punto de ser ejecutadas hace que apriete fuertemente la mano sobre mi cara, ahogando un grito, hasta que se me pasa el susto inicial, liberándola cuando creo que tengo una expresión más normal. No reconocer al hombre no hace que sienta menos lástima por él…. Por la conversación, es su padre, dios, la otra es… la miro apenada, pobre Jolene, esta totalmente ausente, lo que habrá pasado…. ¿Cómo puede ser tan repugnante, tan …? Reprimo las ganas de negar con la cabeza, sé lo que tengo que hacer. Quieta.

Un momento, es hermano de Dale y… ¿Por qué dice que hay terroristas en el hotel? QUIETA Y CALLADA. Las respuestas vendrán lejos, no aquí. Muerdo mi labio cuando dice lo de las instalaciones. La imagen de Jake, de todas aquellas personas muertas con aquel sufrimiento en sus ojos. Es increible qeu alguien pueda hablar de eso con esa parsimonia, con ua sonrisa en su rostro, increible. Si necesitaba coraje para hablar sin tartamudear, desde luego me lo ha dado el muy…. Me cruzo de brazos, estoy asustada, pero me sale un todo firme Yo, Volta. Que se conforme con eso...

Al ver que lo laconicos que andan mis compañeros miro a Oz ensayando mi expresion mas amable, tratando de parecer ansioso por comenzar a hacer algo

Encantado de conocerle, señor Oz, yo soy Loki, asi es, conocimos al señor Madsen

Inspira con fuerza y aunque mantiene las maneras y las formas, su voz suena un poco mas rebelde de lo que en realidad deseaba.
Ya sabe quién soy y como me llamo. Y no tengo mas nombre que el que mi padre y mi madre me pusieron al nacer. Que no desee mi muerte ni la de mi familia no quiere decir que vaya a plegarme a los deseos y las exigencias de nadie...
Vuelve a inspirar con fuerza y baja un poco la mirada, clavándola en el suelo sobre el que hace unos instantes estaban arrodillados su padre y su hermana.
Traicionaré, mentiré, engañaré, manipularé e incluso llegaré a matar si es necesario para preservar la vida de quién considero las personas mas importantes en mi vida... Nadie que no tenga mas valor personal que ellos para mí se interpondrá en mi camino... Lo juro porque me consuma aquí y ahora podrido por dentro a causa del Ígnea...
Una nueva inspiración. No parecía que estuviera mintiendo. De hecho, parecía que todo lo que estaba diciendo lo dijera de corazón, completamente convencido de sus palabras.
Dejaré mis escrúpulos a un lado por tiempo indefinido... pero nunca mi identidad... A no ser que sea lo suficientemente importante...