Partida Rol por web

No sabía en qué momento se le había escapado un "hijo de puta", pero la mirada encarnizada de Sanuye consiguió dejarla más clavada en el banco que un tornillo en un avión de Spanair. Acudió a su memoria el finlandés. Ese se habría apuntado de lleno a acompañarla, seguro, pero Alex era tozuda, y no quería salpicarle más mierda a nadie...

"Significante"...

...Pero fue la frialdad de Hanne lo que la desarmó por completo. No hacía falta recalcar que no hablaba con seres humanos. Probablemente ninguno de los dos sentiría jamás la pasión desesperada de un último beso o la adrenalina acumulada de cara a una muerte segura... No podrían comprender la condición de un ser humano, pues ahí residía la diferencia entre un ser mortal y un Dios: Para el primero cada instante podía ser el último y, de ese modo, todo cobraba más significado, todo se hacía más hermoso porque había un final... La carne mortal experimentaba sensaciones que una entidad inextinguible era absolutamente incapaz de sentir por muy larga que fuera su existencia...

Cita:

Asintió torpemente. Se le aceleró ligeramente la respiración, gesto que intentó disimular agachando la cabeza, incapaz de mirarla a los ojos azul eléctrico... Sus palabras habían sido claras e injustas, pero Czigany sentía que tenía que intentarlo. Sus sentimientos eran fuertes y honestos, y eran lo único que aún podía salvaguardar en aquel cuerpo delgado, deshecho por la pérdida y el temor. Era aquello lo que la hacía tan humana, y por lo tanto problemática...

Cita:

- Con el mayor de mis respetos... No es mi intención contradecir sus palabras, Dama... - aclaró inmediatamente. Entonces cerró los ojos, controlando sus emociones y de nuevo abriéndolos para evitar aún así los ojos de la Diosa... - Fue precisamente él quien me animó a seguir sus órdenes y a confiar en los dirigentes del templo... Lior le había instruído durante el poco tiempo que estuvo con su hijo. Como sabrá no había tenido nada hasta que pisó éste lugar... - trago saliva, esperando en cualquier momento el impacto de cualquier artefacto venido de ella o de Sanuye... - Es buen hombre. Era... intachable antes de que lo convirtieran en lo que es ahora, mi Señora... Lo conozco lo suficiente como para saber que no se armaría contra nadie sin más... Amaba a su madre... Os respetaba profundamente... Si no pudo defenderse... - negó, bajando la cabeza en un gesto humilde, sumiso... - Somos humanos, mi Señora... No es culpa de nadie el no poder defenderse... Nadie sabe con certeza qué les ha ocurrido... Al menos... Al menos el beneficio de la duda... - se tapó la cara con las manos, cada vez más nerviosa, buscando de manera desesperada una oportunidad de un ser que no podía presumir de tener sentimientos. Calló entonces, conteniendo la respiración largos segundos, luchando porque no se le escaparan las lágrimas...

- Lo siento... Lo siento... Sé que no merezco ni que me escuche. Aún más después de haber acabado con dos personas... Pero...

Pero... No quiero ceder a la idea de perderlo... No puedo... Le quería tanto...

Se calló, en actitud reflexiva y sumisa, esperando una orden para, de una forma u otra, desaparecer de allí. Lior no estaba llí para dar la cara por nadie, y era consciente de que podía haberla cagado... ¿Pero qué clase de amor le había profesado a ese hombre si no luchaba por recuperarlo...?

- Shhh, shhhh... - Hanne dió un par de palmaditas amistosas en el hombro de Lex, frotándole el brazo luego. Casi se podría decir que intentaba consolarla o hacerla sentir más cómoda - Calma, Alexandra Etel, calma. No tienes que sentir nada, yo escucho gustosa a mis huéspedes siempre, faltaría más...

Casi.

Se sentó junto a la joven y le echó el brazo por encima, como lo harían un par de adolescentes normales consolándose.

- Verás... Te explicaré cosas que no espero que entiendas ahora mismo, porque no querrás hacerlo. Tú - dijo, alzando las cejas, resaltando sus palabras - no tienes ni la más remota idea de cómo es nadie que hayas conocido en tu vida. Es una de las condiciones tristes y a la vez mágicas del ser humano: Que es capaz de todo, y que nunca se le llega a conocer. ¿Entiendes lo inmenso que es el término "nunca", Alexandra? Tú no puedes ni rozarlo con las puntas de tus dedos... - le cogió las puntas de los dedos con las suyas - ¿O acaso sabías tú que serías capaz de masacrar a Art y a Marcos? - esbozó una sonrisa, no sádica, sino casi maternal, como una maestra que pone ejemplos normales y prácticos en sus lecciones - Si no te conoces a tí, que toda tu vida llevas contigo, ¿cómo puedes asegurar que conoces a Christopher Lior, al que conoces de una semana...? La historia del embaucamiento es muy larga, querida... - atrajo a Lex hasta abrazarla contra su pecho, acariciándole el pelo como si fuera una niña - No sois humanos. Los humanos no pueden lo que vosotros, tenéis una enfermedad que no afecta a los humanos, y ellos tienen algunas que no os afectan a vosotros. ¿Sois compatibles genéticamente? Sí. Pero una de las cosas que os diferencian de ellos es que no se os permite el error. Estáis en vuestra Edad de Piedra: La selección natural de la que formo parte hará su criba, y poco a poco, tal como lo hicieron todas las especies, mejoraréis u os extinguiréis. Debéis vivir en constante alerta y aprendizaje de vuestra condición, no hay un beneficio a la duda... ¿Tenéis edificios? ¿Medicinas para vuestra enfermedad? No. Los dioses os daremos la mano para enseñaros a caminar como hicimos con vuestros hermanos humanos, y si rechazáis las enseñanzas... Quedaréis excluidos por retrasar la evolución. Eso ha ocurrido con Christopher: Ha quedado rezagado. Pero tú eres una hembra joven, aún puedes procrear y aportar a tu naturaleza designando un macho superior a ese rezagado. No me molesta que acabaras con Art y Marcos: Cumpliste con lo que tus instintos te dictaron. El animal diferente que eres surgió sobre tu absurda idea de humanidad y supo que aquellos dos elementos eran innecesarios para tu especie. Hiciste bien. Nunca tuve intención de matarte, no me parece que te hayas equivocado, ni a Sanuye...

No es cuestión de repartir culpas. Es cuestión de naturaleza. Deberíais haberos dado cuenta. Quédate con lo que te beneficie como individuo de un colectivo debilitado... Y rechaza lo demás. Deja hablar al animal que te pide seguir adelante...

Sorprendentemente, Alexandra encontró cierto alivio en el compañerismo que le había devuelto aquella entidad. Había presenciado la crueldad y el salvajismo de la Dama de Hielo, pero era la primera vez que había asistido a un trato más... Cercano, no llegando a humano del todo.

Permaneció quieta, relajando ligeramente los músculos mientras Hanne la abrazaba acariciándole la larga melena... Y guardó un minuto de silencio después de que ella hablase, calibrando sus palabras. Empezaba a comprender ligeramente la mentalidad de un Dios, pero Hanne parecía fantasear con la idea de que los "hermanos" de los humanos debían actuar con frialdad e insensibilidad, más cercanos al animal que al propio hombre del que provenían...

- Ese animal... ¿No es destructivo, mi Señora?... - prosiguió como la alumna curiosa y observadora que estaba demostrando ser, abandonándose al afecto inseguro que le mostraba su maestra - Entiendo muy ligeramente la lógica de lo que se ha molestado en explicarme, pero no lo comprendo... Dice que no somos humanos, y es cierto... Aún así es innegable que provenimos de ellos. Desarrollamos una destreza que ellos jamás conseguirían alcanzar, una mutación natural que nos convierte en su posible evolución... Pero la humanidad, la capacidad de amar, los sentimientos y las emociones siguen siendo prácticamente las mismas... ¿Qué es el hombre sin su humanidad, mi Señora? ¿No son la lógica, la creencia en sus dioses y los sentimientos los que nos diferencian del resto de animales...? - preguntó, alzando un poco la cabeza junto a su pecho con ansias de entender - La leona que pierde un colmillo muere de hambre al no poder cazar su propia comida. La misma manada en la que ha procreado la excluye y la deja morir a su suerte... Es la ley de la Naturaleza. Pero el ser humano es diferente... El humano ha desarrollado la Medicina para sanar a los enfermos. Generalmente, una persona es incapaz de abandonar a un ser amado por muy enfermo que esté. Tenemos esperanza. Seguimos dedicándoles nuestro cariño y nuestro tiempo aún intuyendo el amargo sabor de un final... - se le cargaron los ojos, y frunció el ceño. Ella hizo lo mismo con la enfermedad de su propia madre. Y volvería a hacerlo... - ...El humano ha desarrollado también una Justicia más allá de la condena, que invita a reformarse. No todos lo consiguen... Siguen muriendo enfermos de cáncer, y muchos perturbados retoman sus crímenes una vez vuelven a estar en libertad... Pero otros muchos superan sus taras. Se tiene fé en el progreso. Se confía en la rectificación de los errores... Porque... Como bien habéis dicho, mi Señora, somos capaces de todo y nunca llegamos a conocernos a nosotros mismos, y en la vida nos acompañan nuestros logros y nuestros errores... No somos deidades, no nos acercamos siquiera a un grado semejante... Cometemos errores y habitualmente aprendemos de ellos... ¿No es ese uno de los atributos de nuestra naturaleza, permitirnos aprender de nuestros errores, levantarnos tras nuestros fracasos? ¿No nos hace eso más sabios...? ¿Más completos...?

Volvió a alzar el mentón con aquella pregunta inocente, bajando la mirada después... Suspiró - Balaguer cometió crímenes de los que puede reformarse... E incluso yo cometí un enorme error perjudicando a toda aquella gente en China...

POST DE IMPRESIONES 2º DÍA

Bien poco puedo reflexionar acerca de las circunstancias que giran en torno a la vida social en el Ice Hotel debido a las dudas y los problemas que hay ahora mismo en mi cabeza, aunque sin duda la aparición de Milo Notara ha supuesto un antes y un después aquí. Como si de un bálsamo milagroso y curativo se tratara, el joven griego ha traído paz y esperanza a este lugar que, tan sólo un día antes, prometía convertirse en un infierno de hielo. Esta mañana nos hemos olvidado de las rivalidades y los malos rollos y hemos desayunado todos tratando de olvidar los problemas que tenemos. Y, la verdad, creo que esto ha venido realmente bien. Por fin he podido pasar un rato con mi sobrina, estoy arreglando las cosas con mi padre... Este día puede ser el primero de una recuperación de mi vida familiar y un intento de tomar mi vida por las riendas, que es algo que necesito con urgencia. Ha habido desencantos, por supuesto, pero creo que pueden venirme bien para evolucionar, para pensar y para poner en orden mis ideas.
Dale está mejor sola ahora, dada mi situación, y la compañía y atenciones de Donovan resultan mucho mejores que las que yo podría ofrecerle. También me ha venido bien para analizar rápidamente mis sentimientos hacia ella. En situaciones como la que llevamos viviendo desde hace escasas dos semanas, he concluído que los sentimientos se intensifican y confunden. Hay cosas que pasan que no deberían pasar porque la sangre está en constante ebullición. Relaciones que se rompen, sentimientos que afloran debido a recuerdos o circunstancias puntuales... Y, cuando piensas que, quizá, te gusta más de la cuenta una chica, puede que te estés equivocando... Del mismo modo que, cuando odias a alguien, es posible que en realidad no lo odies tanto y, simplemente, estés buscando la representación del mal entre un grupo de personas totalmente disfuncional: alguien a quien echar las culpas de forma, muy probablemente, injusta.
Días como este hacen ver a uno que debe mantener la calma, la cabeza fría, y el cuerpo en orden, porque aquí nos estamos jugando la vida, pero lo hacemos porque queremos o, al menos, este es mi caso: estoy aquí por mis hermanos. Lo ocurrido ayer con Donovan no puede repetirse.

POST DE REFLEXIÓN SOBRE LA VIDA

¿Qué haces cuando has tocado fondo? ¿Cuando te das cuenta de que tu vida al completo ha sido una mentira y todo en lo que creías no existe? Padres que te odiaban que, de pronto, lo suponen todo para ti. Amor no encontrado que, de pronto, es encontrado y te recorre el cuerpo como una corriente eléctrica muy peligrosa, capaz de matarte si no eres lo bastante fuerte. Sentimientos encontrados y decepción personal... Cobardía, autocompasión, errores pasados, debilidad... El peso del mundo cae sobre tus hombros con más fuerza que nunca. Y tú no puedes soportarlo, porque no eres Atlas, ni mucho menos. Sólo eres un hombre sencillo, trabajador, algo retraído por las circunstancias de tu pasado, carente hasta entonces de afecto y atenciones, algo antisocial, amargado, en realidad...

En dos semanas cambias, y no sólo por fuera. Te abres a la gente, aunque no confías en todos... Te das cuenta de que no eres muy ducho en sociedad, de que eres agresivo, y no quieres eso con todo el mundo. Hay personas que merecen la pena, personas por quienes luchar. Te impoines la misión de protegerles, aunque no tienes necesidad de hacerlo, pero así eres: necesitas ayudar a los demás, porque nunca has soportado el dolor ajeno. Piensas que algunos te importan más que otros... Piensas que te gustan chicas de pronto... Te metes en una espiral que no comprendes, pero de la que no puedes salir, e intentas adaptarte... Pero no puedes, porque no es fácil, porque te cuesta comprender.

Amabas a tu abuelo, porque pensabas que era el único que te quiso. Y sí, te quiso, pero también te utilizó para dañar a su hijo y a su nuera. ¿Por qué? Nunca lo sabrás ya. Sólo sabes que has pasado la vida odiando a unas personas que sólo te han deseado bien. Y has vivido con miedo. Miedo a la muerte, miedo a hacer lo que querías y lo que debías... Has vivido según unos ideales nada propios de este tiempo. Ideales que, de por sí, no son malos, pero enfocados de forma incorrecta son capaces de destruirte. Y así ha sido. No lo sabías, pero todo tú estabas resquebrajado, como un cristal que acaba de recibir un mazazo, pero aún se mantiene en pie. Pero, claro, ese cristal puede destrozarse en pedazos con una leve brisa... Y la brisa ha llegado...

Te has roto, ¿verdad? Pero eres tozudo, siempre lo has sido. Te has roto, pero no aceptas la derrota ni la ruptura... Así que en ese mismo momento te levantaste, porque es lo que haces: te echas todo a la espalda. Sabes que eres fuerte, sabes que puedes aguantar. Y aguantas. Te reconstruyes, pero te sientes vacío, como el folio en blanco de un estudiante al comienzo de un examen. Has tocado fondo, sí, pero eso no tiene por qué ser malo. Tienes que seguir adelante, hacerte nuevamente a ti mismo. Guarda lo bueno, desecha lo malo. Tienes a tu padre a tu lado, y a tu sobrina, y a tu mejor amigo... Y a otra gente que parece apreciarte... Puede que incluso quererte. No puedes hacerlo todo solo, Rewell... La soledad nunca hizo bien a nadie. Déjate ayudar.
Ayuda, pero déjate ayudar.

Evoluciona, una vez más. Conviértete en la fuerza protectora que eres y sé eficaz. Da lo mejor de ti mismo y haz ver a los demás que pueden confiar en ti. John Rewell Dryden no les fallará, porque puede echarse todo a la espalda... Pero también necesita a los demás. Necesita a su familia, necesita saber de su bienestar, necesita quererles y también necesita sentirse querido. ¿Por qué no? ¿Por qué no luchar por un sueño que no es tan inalcanzable? Pide perdón a quien tengas que pedirlo... Busca la forma de tocar el corazón de Donovan. Sabes que lo tiene. No le detestes, ayúdale. Ayúdale porque siendo como es terminará sin nadie a su lado... Sólo le querrán por su aspecto, y eso es muy triste. Es lo más triste que puede haber.

Sé John Rewell Dryden. Comienza de nuevo. Tú puedes, cree en ti mismo y los demás creerán en ti. Ánimo.

Madison intenta coger de Alice lo menos posible, esperando sinceramente que a su amiga no le hubiese importado, así lo cree, siempre se la ofrecia afectuosamente. Su ropa que no le quedaba tan apretada como la de Dale, bastante más cómoda. Al calor. Cogió:

Un pantalón vaquero, unos pantalones largos de tela fresca. Cuatro camisetas (dos interiores y dos de manga corta), dos más de manga larga, unas zapatillas de deporte y unas sandalias. Una chaquetilla negra pegada.

Unas gafas de sol, protector solar, saco de dormir, toalla, neceser (con lo típico, peine, cepillo dientes, hilo dental, botecito de gel, otro de champú… ) y ropa interior para varios días.

No se le ocurre nada más que llevarse, no tiene detalles y por otra parte, nada que sea suyo. Encuentra una maleta que es tamaño medio en la que entra todo y que se puede llevar a la espalda.

Espera sinceramente que el equipo necesario para la misión lo traigan los que sepa de que se trata.

- ¿Crees que los animales no tienen dioses, Alexandra...? Un perro ve en el hombre la mano que le da de comer, le enseña a acatar sus órdenes para que él las ejecute por pura devoción... Un perro callejero, sin un hombre que lo cuide, vive menos que uno doméstico... Y un perro abandonado será miserable siempre. La palabra deidad es lo único que han inventado los humanos a éste respecto, pues el concepto es más antiguo que el hombre... E incluso que el perro - sonrió, acariciando el cabello de la joven - Igual que el amor. Es lo que acerca a toda especie a la superioridad, no es el progreso ni la razón... Y hete aquí que es algo tan exquisito y difícil de hallar que uno nunca sabe si lo ha llegado a tener o simplemente no se ha dado cuenta de que ya lo tenía. Habéis convertido una función primaria en una burla de algo etéreo... Habéis llamado al amor "excusa"... Muy pocos casos he visto de amor verdadero e imperecedero entre un hombre y una mujer... - levantó entonces la vista, y sus gélidos ojos parecían derretirse, como un glaciar en llanas, al encontrar los ojos de Sanuye, quien le miraba con la misma intensidad y suspiraba, cerrando los ojos y bajando la cabeza... - Los hombres no son lógica, creencias o sentimientos... Los hombres son un apéndice más de Unidad y Entropía... Es un error que se crean mejores al resto de especies. No debéis hacerlo vosotros. No debéis destruir la naturaleza como lo hicieron ellos, ahora que sois la especie dominante. Dime ahora, Alexandra: El día de mañana... ¿Para qué querrán los metahumanos la medicina, habiendo poderes como el de Balaguer entre ellos? ¿Qué revista podrá establecer un cánon de belleza habiendo personas como Donovan o tu? ¿Para qué contaminar el aire con vehículos si individuos como Milo pueden transportar a cincuenta personas de una parte a otra del mundo en un parpadeo...? La naturaleza se ha percatado de la necesidad del hombre por expandirse... Pero se ha defendido de la tecnología y la demencia social con vosotros. Vosotros lleváis la vocación por dentro y por fuera, podéis crear una sociedad perfecta que no contamine, que no dañe el medio de ninguna manera... Y por ello, el orden natural funcionará de forma diferente para con vosotros: No se os permitirán errores, pues en mi naturaleza superior está el aborreceros si veo que causáis mal... Los que como James Trides o yo somos el depredador que ha de daros caza si os descuidáis, no tendremos piedad... Como el león que mata a la cría de guepardo sin devorarla: Coexistiremos mientras haya un equilibrio y un buen entendimiento entre nosotros... De lo contrario os exterminaremos, como hicieron los humanos con los neandertales. No importa la esperanza. Importa la evolución. "Evolución" no es tener artefactos que lo hagan todo por uno mismo mientras se engorda y se enloquece por las presiones del trabajo, "evolución" es armonía dentro y fuera de la propia especie para con ella... Los humanos han perdido el norte, y ya ha empezado vuestra hora... Olvida que surgiste de una célula, olvida al "Austrolopitecus"... Eres lo que eres, y yo soy tu juez. La simbiosis es una posibilidad que aún está por decidir entre nosotros... Pero la diferencia más clara entre tú y yo, es que yo sí tengo claro mi deber para con la Madre Gea... Errar no es un atributo de tu naturaleza. Tampoco es de los humanos. Cuando la humanidad era joven y vivía en cuevas, también se abandonaba al individuo débil. Ahora sois vosotros los que vivís en entornos sórdidos, pero vuestras cuevas tienen el aire lleno de un humo tóxico generado por otras especies, en lugar del hedor a amoniaco de las deposiciones de murciélagos y otras alimañas... Veneno, al fin y al cabo. Respecto a los errores y los crímenes de los hombres... El hombre mata todos los días, sin motivos, porque sabe que es un cáncer... La naturaleza se defiende de ellos usándoles en su propia contra. No funcionaba porque seguían naciendo más y más... Pero ahora lo que está naciendo de ellos... - concluía finalmente, con voz queda - Sois vosotros. ¿Porqué crees que han surgido atracciones tan inmediatas entre unos y otros...? Tenéis la necesidad de reproduciros... Los humanos servirán, claro... Pero subconscientemente buscáis la pureza y perfeccionamiento de la raza, establecer una manada, un colectivo... "Tribus", como queráis llamarlo. Es el principio de toda especie...

Esperaba ya en el mismo bar, observando uno de los motivos decorativos del mismo con aire ausente, mientras aguardaba a que María llegara. Me había adelantado un poco, quizá debido a los nervios que la situación me provocaba, en cierto sentido. No sentía ya ningún miedo ante la proximidad femenina ni ante una situación como esta... No era el tabaco, porque comenzaba ya a superar la dependencia al mismo gracias a la firme intención de no perjudicar a ninguno de mis compañeros (para apartar la tentación incluso me deshice de los paquetes que guardaba... Y por aquí tampoco hay muchas formas de conseguir tabaco). Así que, en todo caso, sería otra cosa la que me provocara estos nervios... Tal vez la extraña reacción de Dale al mediodía y el recuerdo aún presente de aquella mirada. Algo totalmente inesperado de su parte. Inevitablemente, continuaba dándole vueltas a aquello sin alcanzar ninguna conclusión... Y tenía que olvidarme, porque María no tardaría en llegar y no quería que ese recuerdo me influyera ahora de cualquier modo.

María llegó al Hobby Room, con aspecto de estar algo nerviosa, pero al ver a Rewell sonrió, como si fuese una colegiala que haya eludido las leyes de su padre para escaparse a ver al chiquillo con el que tontea.

Abrió los brazos, como quien dice "¡aquí estoy!", y rió un poco.

- ¡Qué guapo! - apreció, cogiéndole una mano al mayor de los Dryden, echándose para atrás y comprobando de arriba a abajo el vestuario, con sincera sorpresa y admiración. Hacía poco que ese hombre era más parecido a Oscar Basura de Barrio Sésamo que a su "siempre resplandeciente hermano" - Tú te tienes que vestir siempre así. Muy, muy guapo.

Al escuchar el golpeteo de los tacones contra el suelo me doy la vuelta, llevando las manos por puro instinto tras la espalda en actitud espectante. Y sonrío ampliamente al ver entrar a la española con su magnífica puesta en escena. Y al recibir unos cumplidos a los que estoy más bien poco o nada acostumbrado (aunque estos dos últimos días han aumentado considerablemente), se me escapa una leve risa no exenta de nerviosismo.
-Bah... Es sólo una camisa y unos vaqueros... -me excuso, con sincera modestia, y con la misma sinceridad prosigo-. Tú estás guapa de verdad. Te vistes muy bien, María, y no lo digo por mojarte la oreja... -aclaro, deteniéndome unos instantes tras ello, entre otras cosas para leer la máxima que reza su camiseta. Y, al terminar de hacerlo, se me escapa una nueva risa. Entonces llega el problema: la ineptitud y falta de experiencia sociales que, de pronto, me dejan en la más absoluta inopia conversacional. Durante unos segundos sin saber qué decir durante los que mantengo la mirada sobre la suya, parpadeo un par de veces y desvío la vista rápidamente hacia la barra-. Bueno... ¿Tomamos algo? -pregunto, señalando la barra con un arco de la mano tras lo que me acerco a la misma y salto al otro lado sin ningún problema-. ¿Qué le pongo, señorita?

María pone cara de extrañeza levantando una ceja cuando Rewell le dice lo de...

- ¿..."Mojarte la oreja"? - observa su camiseta también cuando él lo hace y se ríe - Es lo primero que aprendí a decir en inglés - se carcajeó - . Yo no he tenido muchos novios antes. Siempre era... ¿Uno? Fuera, ¿otro? fuera - se mordió el labio, negando con la cabeza divertida pero auto reprobadora, describiendo círculos en el aire al lado de la sien con el dedo - Estaba loca antes.

Se sienta en la barra frente a Rew, sonriendo tras el salto que él ha dado. Parece impresionante a pesar de que lo ha visto hacer cosas mucho más espectaculares... Las cosas son tan inusuales que un golpecito de realidad sorprende.

- Lo que tu bebas, yo quiero el mismo - dijo, abanicando el aire con la mano frente a si misma, quitándole importancia a la elección.

-Sí, es como... -comienzo a explicar conforme cojo dos vasos anchos y de estatura media-. Dar coba, ¿sabes? Un cumplido porque sí. Eso es "mojar la oreja" -sonrío mientras dejo los vasos en la barra y acudo a lavarme las manos rápidamente antes de coger unos cuantos cubitos de hielo que deposito en los vasos, riendo también con su explicación sobre los novios-. ¿Ah, sí? Bueno, supongo que no pasa nada por hacer algo así, ¿no? -procuro buscar un término medio en el habla: ni muy lento, como si hablara a Amber, ni muy rápido, como si lo hiciera con Tay-. Si lo hacías sería por algo... -cojo una botella de buen whisky y escalcio con cierta destreza el contenido primero en su vaso y, después, en el mío-. Y siempre se ha dicho que los españoles son grandes seductores... -cojo ambas copas y le tiendo la suya cogiéndola por la base-. Así que las mujeres españolas no van a ser menos... Y no lo son, qué cojones. Seguro que tenías muchísimo éxito -sonrío nuevamente.

- Bueno, no me quejo - rió -. Es verdad: Mujeres españolas seductoras, hombres españoles... Cabrones - apretó una sonrisa y tras brindar rápidamente contra el vaso de Rewell, le dio el primer trago a su copa. Se le notaba cierto rodaje con el tema de la bebida, pues dio un buen repaso a la copa y ni cambió la cara - Imposible tener novio en España, en donde yo vivo, imposible. Benidorm, Barcelona y Zaragoza. Es como... - se frotó los dedos de una mano unos con otros, intentando buscar las palabras con las que expresarse - Muchas putas, mucho alcohol, noche con locura... - se ayudaba de gestos con las manos que parecían echarse peso encima, para denotar el agobio - Tenía dos novios antes que Hugo. Bueno... ¿Hugo? ¿Una semana? - se reía amargamente y negaba. Más bien podía considerarse un "rollo duradero" - Yo quiero - levantó las manos y cambió a una expresión soñadora - divertir sano, novio bueno, ser princesa... ¡Difícil! - rió.

No hay mucha gente que se meta un lingotazo de whisky de trago como si tal cosa y ni siquiera cambie la cara... La chica, para lo joven que es, tiene arrestos de sobra, madre mía... Alzo una ceja al ver su demostración y hago lo propio, llevando el amargo, pero agradable, líquido a los labios y, de ahí, a la garganta. Acto seguido río su explicación sobre los españoles y la noche española en general. Donde yo vivía había muchas putas y algún que otro hooligan... Creo que sé a lo que se refiere, así que asiento dándole la razón, haciendo ver que entiendo de lo que habla. Relleno nuevamente las copas y, después, apoyo ambos brazos sobre la barra, cruzándolos, frunciendo ligeramente el ceño al salir Hugo en la conversación. Si no tuviera un mínimo (que aunque sea pequeño, lo tengo) de educación me pondría a lanzar pestes sobre la cabeza y hombros de ese cabrón mentiroso y rastrero, pero por respeto a María, principalmente, reprimo las palabras que me saldrían en cualquier otra situación y relajo el gesto al saber acerca de lo que quiere María de la vida.
-Joder, pues me juego el cuello a que te acabará llegando -respondo con naturalidad-. Escucha: eres inteligente, guapa, amable, sensible, divertida, bailas bien... Joder, y no me ha hecho falta mucho tiempo para verlo. ¿Qué te piensas? ¿Que las chicas como tú se quedan solteras? Ni de coña, María. El día que menos lo esperes aparecerá un tío que de verdad te merezca -porque del otro elemento ni hablemos...-, y que de verdad sepa ver lo cojonuda que eres. No va en coña, ¿eh? -sonrío nuevamente, alzando una mano como resaltando algo obvio-. Ya eres toda una princesa, así que no falta mucho.

Se muerde el labio, sonriendo tímida ante el halago de Rewell. Lo cierto es que Ortíz no era tampoco ninguna señorita sofisticada y hecha a las altas esferas... También le costaba lo de no tener un poquito de mala uva para reirse.
- Tengo una camiseta - explicaba, espontánea - que pone "Nací princesa porque putas hay muchas" - tras lo cual se carcajeaba y se cruzaba de brazos también, frente a John - ¿Y tú qué? ¿Qué quieres? ¿Una princesa, una puta...? ¿Una princesa cuando están otros y una puta en la cama? - bromeaba guiñando un ojo, cómplice y divertida. El lingotazo había entrado bien.

Suelto una divertida carcajada a la par que la suya al escuchar el curioso eslogan que rezaba su camiseta. Desde luego María nunca ha parecido ser especialmente vergonzosa, así que es perfectamente creíble que llegara a ponerse algo así. Además la chica tiene una risa de lo más contagiosa, todo hay que decirlo*. Después, me tomo unos segundos antes de responder a su inusual pregunta, echando mano nuevamente de la copa rellenada pero sin llegar a vaciarla esta vez. Es mejor saborearlo y no darse demasiada prisa... Tampoco quiero acabar con un resacón inmenso para mañana.
-Uff... Habrá que tener cuidado con esto... -ladeo una sonrisa y, ahora sí, respondo a la pregunta-. Pues mira... Sinceramente, no pido más a la vida y a una posible relación que ser feliz, en general. No me importa cómo sea ella si, sencillamente, nos gustamos y estamos bien juntos... -admito, deteniéndome una vez más, un poco nervioso-. Princesa, puta o lo que quiera que sea ella... Para mí será simplemente Mi Chica, mi princesa... Y que le jodan a los demás, que piensen lo que quieran. Y que ella simplemente sea... No sé, ella misma... -alzo nuevamente la mano, dando una palmada al antebrazo. No sabría explicar mejor lo que quiero de una mujer, la verdad-. Mientras yo pueda hacerla feliz y ella a mí también el resto da igual, ¿no? No sé si te respondo a la pregunta... Soy bastante simple en ese aspecto... -río levemente-. Bueno, y en el resto de aspectos también -río de nuevo, ahora con más fuerza. Soy consciente de mis limitaciones y no me avergüenzo de ellas.

María en cambio parecía no querer tener cuidado mientras bebía. Lo hacía rápido y sin dilema. Había sido un día malo, en general, y no quería llevarse las preocupaciones a aquel bar.

- ¿Y qué pasa si la chica que te gusta es cabrona y... Tú no le gustas a ella? - la sombra de una ruptura pesaba sobre ella, tenía cierta ilusión puesta en Hugo, creía que sería un chico como ella, un chico normal, pero abnegado... - Yo quiero lo mismo que tú... Pero es difícil... La persona adecuada... - suspiró. Al poco miró de nuevo a Rewell, levantando la vista de su copa - Dale nos decía ayer que le gustabas, y ésta tarde ni me hablaba, solo lo justo. Donovan se puso muy, muy celoso... - sonrió algo amargamente, una parte de ella seguía detrás del rubito Dryden, una parte que esperaba curar en cuanto salieran de aquel condenado hotel - ¡Con lo orgulloso que es...! - reía.

Dos copas y en camino de la tercera... Yo mismo aprovecho para servírsela, llenándole únicamente por la mitad. María tiene que estar despejada mañana a ser posible, a menos que Balaguer también cure resacas (y prefiero no comprobarlo por ahora), así que aparto la botella con prudencia. Por otra parte, no sé si será el efecto del alcohol, pero desde luego la velocidad que de pronto toma la conversación amenaza con marearme y hacerme caer de culo...
-¿Que qué pasa cuando...? Oye, espera un momento, ¿has dicho que yo le gusto a...? ¿Y que Donovan está celoso de...? -pregunto, lentamente pero con el desconcierto por máscara-. ¿Donovan celoso de mí? Pero si fui yo el que se puso celoso de él y... La hostia, que no entiendo nada... -me termino de golpe lo que me quedaba de copa, negando con la cabeza. No sé si esto será consecuencia de mi reclusión vital, pero si es así... Bravo. Me cago en la puta, qué jodido es no saber reaccionar en situaciones así-. Joder si es difícil... -le doy la razón, llevando una mano a la parte trasera de la cabeza para rascarla. Me encojo de hombros alzando ambas manos después, desorientado-. Oye, no me puedo creer que esté diciendo esto, pero... Joder... No quiero que Dale y tú tengáis problemas por mi culpa, María... -esa es la única conclusión a la que consigo llegar.