Partida Rol por web

La sensación era idéntica, pero el resultado era otro: No había hielo, y hacía un calor bastante considerable...

Notara se giró hacia los demás, suspirando.

- Estáis en Cartagena*, España. Éste es el garaje del hotel, la reserva está hecha bajo la identidad falsa de Rewell. No uséis vuestros verdaderos nombres, sino los de vuestra documentación. Tengo que irme, pero Rewell, tu tienes mi número en una tarjeta de tu bolsillo. No abuséis u os localizarán, debe haber gente de Gelus Virica aquí. Voy a ver en alguna de sus instalaciones si tienen pensado visitar ésta ciudad. Encontrad al senegalés mutante... Suerte. Os veo cuando hayáis cumplido la misión (espero no tener que veros antes, claro...) - Milo, con gesto apresurado, desapareció.

Al final de aquel pasillo había una puerta que daba a un ascensor.

No me lo creí cuando Isenhall informó sobre aquello en lo que consistía nuestra misión, y no terminé de hacerlo al aparecer en... ¿Cartagena? Cuando Milo repitió el informe. Recién aparecido ahí, con ese estúpido mono bien enfundado, parpadeé un par de veces para intentar adaptarme a esta broma cruel que el destino me estaba jugando. Ni siquiera el buen tiempo me ayudó a hacerme cargo de la situación. ¿Un senegalés mutante? ¿De qué cojones estaban hablando? ¿No íbamos a ir a matar vampiros? De eso se trataba todo lo de ayer... ¿no? De pronto me cae sobre los hombros la terrible sensación de haber sido vendido, algo que nunca resulta agradable. Claro que ahora lo peor de todo es no saber por quién he sido vendido...
Tardo unos segundos en reaccionar, pero cuando lo hago, lo hago con decisión y aplomo. La verdad por delante, qué hostias. Me doy la vuelta, observando a mi equipo o, al menos, a todos salvo a Lex, en la que me fijaré únicamente si está bien tapada, como Dios manda, para no caer presa de su maldito poder.
-Vale, equipo, he sido vendido: a mí me dijeron que íbamos a cazar vampiros. Es la primera vez que escucho nada acerca de un senegalés mutante ni nada parecido. Así que... No puedo deciros más... Se aceptan ideas. Si no, llamaré a Milo y a tomar por el culo -en realidad lo digo bastante tranquilo, pues aún no me ha dado tiempo ni a recopilar suficiente enfado como para volcarlo sobre el mundo. Básicamente, aún estoy a cuadros.

Me siento como el pardillo de la partida, con diferencia esencial de que soy consciente de ello, y no puedo hacer nada por evitarlo, dormía y de repente estoy en mitad de un discurso de Isenhall, uno sin mucha lógica. Destruir vampiros, senegaleses mutantes, las reglas de esta partida se me escapan, pero por mucha distancia además.

Otra desaparición, y ahora, sorpresa, Cartagena, que no sé ni lo que es, dicho sea de paso, del hielo a un maldito pueblucho de España, donde hace un calor de mil demonios, ¿no decían que no era bueno para el virus? Nada más pensarlo el mono se me antoja estrecho, agobiante, así que lo abro un poco por delante liberando mi cuello, un pequeño pero insuficiente alivio. Nada más hablar Milo quedo con la boca abierta como un gilipollas, pues no he podido preguntar nada, así que mi vista se dirige a Rewell, pero cuando este habla las cosas empeoran un poco más. Bueno, no del todo, buscar a un senegalés parece menos peligros que cazar vampiros, joder, mejor no pensar con lógica, pero eso no ayuda.

Ahora recorro con la vista al resto de los “afortunados” que me acompañan en esta misión, deteniéndome por un instante en Alexandra, hay algo diferente en ella, es…es como si iluminara lo que hay a su alrededor, parpadeo un par de veces, y finalmente aparto la vista de ella, algo sorprendido de que haya tenido que hacer el esfuerzo consciente para poder fijarme en Taylor que estaba a su lado. Estupendo, tres chicas y tres chicos, mi cabeza empieza a comportarse, venga Andrea, esto es lo que hay, aprendiste de la mejor.

Bueno empiezo a hablar, intentando captar la atención del resto, en estos casos lo mejor es explorar un poco el terreno, digamos que el primer paso, pues parece que no poseemos ningún dato sobre la persona a la que tenemos que buscar los miro interrogativamente, por si alguno fuera capaz de aportar algo, para continuar con la charla. Bien, lo segundo es tener una coartada convincente, bueno, por lo menos que tengamos todos la misma, no podemos pedir mucho más, la elaboración y anticipación de las misiones deja mucho que desear. ¿Alguien habla español?, yo no, pero hablo italiano, así que algo puedo defenderme, no sería la primera vez, si alguno lo hablara sería más fácil, pero tampoco cambiaría demasiado la idea básica.

Subiremos arriba, tres parejas de turistas, residentes en Nueva York, atraídos por el sol de España, poco acostumbrados al calor así nos justificaremos un poco con este tema, Deberemos comprar ropa más acorde con el sitio, ¿alguien conoce algo de la ciudad o tiene dinero? no tengo ni idea de en que parte de España está y una vez nos registremos en el hotel, empezar a investigar un poco, o a hacer turismo, y tal vez tener algo de fe, cuando no tienes buena mano, siempre se confía en que la siguiente carta sea mejor me encojo de hombros sonriendo, no es un buen plan, pero es mejor que quedarnos en este garaje.

El plan tiene un punto débil guiño un ojo a Madison, ahora cambian las tornas, y soy el que intenta animar, nadie se creerá que tres tipos como nosotros tengan de pareja a estas tres guapísimas chicas.

Sueño, relax, descanso y de repente sin despertador ni leche o magdalenas o una buena ducha no necesariamente con culos bronceados, aparezco frente a Isenhall, palabras sin sentido, misiones para Dios sabe que y zasca, mis pupilas se agrandan y encojen para adaptarse a los cambios de luz como si hubiera chupado la espalda de algún sapo venenoso.

¿Cartagena? contengo durante unos segundos la respiración esperando por algún otro nuevo cambio de emplazamiento, quizá de nuevo el hotel y una descojonada Isenhall que se ríe de nuestras caras... pero no. ¿Cartagena? Me gusta la cultura española, es más se hablar Español medio decentemente, pero nunca había oído hablar de Cartagena, quizá se trate de algún pueblo... vaya podría habernos llevado a Sevilla o a Zaragoza, sin duda el destino perfecto hubiera sido Zaragoza, sin duda de todo lo que leí debe ser la mejor ciudad de este país.

Escucho a Andrea y a Rewell, pero todo parece tan falto de sentido que mi mente casi ni las interpreta al principio... Buscar a un senegalés... mutante. ¿Para que?, ¿quien es?, ¿como es? Un montón de preguntas vienen a mi mente y tal cual entran las voy soltando sin pensarlas si quiera. O joder pero que estás diciendo... Será mejor que te acostumbres a esto, o al menos les sigas el royo...

Miro a Andrea y con menos preguntas me adelanto... Yo, yo se español, aunque desconozco si Cartagena es alguna ciudad o quizá un pueblo... finalizo obviando la frase tan típica y a mi parecer ridícula con la que termina Andrea...

Esta mujer me cae mal y me da miedo a partes iguales, la miro de reojo. Le damos igual, no se molesta en explicarnos nada, somos totalmente prescindibles para ella, por lo menos algunos, me imagino que los capitanes no. Miro hacia abajo, pantalón vaquero azul oscuro, camiseta de manga corta y zapatillas de deporte, una chaqueta negra anudada en la cadera, vale, lo que cogí.

Unos segundos para acostumbrarme a la luz de lo que parece un aparcamiento, comprobando entristecida que Milo no se queda con nosotros, muerdo mi labio inferior esperando más detalles… hasta que habla Rewell, sacudo la cabeza enfadandome al segundo, ya estamos, como la otra vez, nos sueltan en mitad de ninguna parte, sin información. Como diría Silvie “dejados caer al bulto”. Que bien, sin tener ni idea de que sitio a dicho, de España lo único que conozco es la guitarra. Y eso no me va a servir de nada aquí.

Suspiro aliviada, por lo menos no están los peores, me sacudo los vaqueros, alguno más o menos brusco que otro, pero cabales a grandes rasgos. Podría haber sido peor, incluso bastante. Frunzo el ceño con el guiño de Andrea, encogiéndome de hombros, un chiste malo para un plan regular. El único en cualquier caso.

Meto la mano en el pantalón, sacando la documentación falsa, y leyendo la documentación ya casi familiar. – No sé español. Mi nombre a partir de ahora: Shannon McDowell, elevando las cejas, antes de subir deberíamos decirnos los nombres falsos, yo de Pekín ya no me acuerdo de los vuestros... Y miro a los nuevos Y a ver vosotros... Parece que hace mil años de aquel viaje, que angustia tenía, no sabía donde meterme, aunque no me hace una especial ilusión empezar a saber más o menos el orden de estas cosas, algo alivia. Jolín, en cualquier caso, no quiero estar aquí.

- Responde a dos o tres. No te pido más.
- Pero Pete, tío!!! ¿Has visto eso?. ¡Debe haber medio millón de cartas ahí!. No me jodas...
- Dos o tres, Taylor, por favor. Vamos a tocar allí, por primera vez. Es nuestro club de fans más importante a nivel europeo. Un gesto. Vaamos...
- ¡Que se jodan!. Además...¿dónde coño queda Cartagewhatthefuck?!!.
- En España. Al sur de Europa. Cerca de África.
- Lo sabía. Putos negratas de mierda...No podíamos tener nuestro fan club más importante en Londres, Berlín, Roma..., no. ¡Cartagena!. ¡El puto culo del mundo!. ¿Es eso "Sniper"? Dime, Pete: ¿es eso?. ¿Una banda para infrasers por civilizar?.
- Iron Maiden lo tiene en Lisboa.
- ...
- Portugal.
- Joder...

...

Calor.

Agobiante, opresivo..., casi tanto como la presencia de Lex, a su izquierda. Dos problemas, dos remedios: al primero, Taylor responde abriéndose la cremallera hasta la cintura y dejando arrastar atrás, por el suelo, la parte superior del techno-pijama.
Los brazos cubiertos de exagerados tatuajes tribales quedan expuestos. En el pecho, el vello cubre parcialmente un extraordinario dibujo de H.R Giger: el retrato biotecnológico que representa parece mirar al fondo del parking, con expresión de cagarse en los muertos más frescos de más de uno y más de dos.

- ¿Un senegalés mutante? El único que conozco trabaja como actor porno...

El segundo de los problemas inmediatos lo resuelve el californiano intuyendo el aura destructivamente bella de Lexy. No va a mirarla, se dice...mientras el rabillo del ojo casi sucumbe a la brutal atracción. Aún así, consigue centrarse en el resto del "equipo" más allá del peligro evidente que supone una Lex inestable: dos incógnitas, un vasito fino de cristal y un martillo pilón. No está mal.

- Cartas.- dice de repente, citando a Andrea. Sabía bien cómo funcionaba aquello: lugar desconocido, información escasa, una misión por cumplir de la que no se sabe una mierda,...y la condición de cumplir con ella para no encontrarse sorpresas en el regreso al Ice Hotel. Pekín, Londres,...cagadas y tiempo perdido preguntándose "por qué". Cartagena ahora. No hay un "por qué" cuando se trata de Isenhall.
Sólo un "cómo".

- Cartas. Naipes....Apuestas.

Taylor imita a Madison y saca la documentación, aireando también la tarjeta de crédito.
- Aquí Frank West...y aquí sus doscientos euros. Una puta mierda. Conseguiríamos el doble recogiendo cartones durante un par de horas. Ahora bien...

Se aclara la garganta, mirando directamente a Rew. Infinitamente mejor con él que sin él, desde luego. El Big-cool Dryden tendrá la última palabra como líder natural del grupo que es...pese a que, bien lo sabe Taylor, esa posición le infle los huevos a su amigo.

- ...si logramos instalarnos como dice Andrea y, sobre todo, si dejamos de preguntarnos por la misión en sí durante unas horas...igual tenemos una posibilidad de que esto no se convierta en un aeropuerto chino. Ella...- dice señalando a Isabella, chaqueando los dedos.-Perdona, nena,...¿cual era tu nombre?. Bueno, da igual. La rubia maziza sabe hablar español, ¿no?. Ya tenemos ariete: que hable por nosotros, que se invente la historia que le salga del mismísimo coño. La cuestión es subir a las habitaciones, instalarnos...y elegir el mejor casino de la ciudad. No vamos a perder allí, eso os lo aseguro. Pasta, pasta, pasta...para empezar a movernos...

Los ojos le brillan ahora. Echa la cabeza hacia un lado y hace cruijr las cervicales.

- Con los bolsillos llenos y la mente despejada será buen momento de empezar a hacerse preguntas.

Ale, a la mierda. Ni siquiera un segundo para rechistar o dar su impresión sobre el nefasto encargo que, como iba siendo costumbre, desconocían la mayoría. Sólo la mayoría. Czigany no había despegado del todo los ojos cuando hizo amago de pedir turno de voz, pero sólo bastó un parpadeo para aparecer en otro lugar, otro país...

...No hacía falta palabras para saber que lo que en su rostro (seráfico de nuevo) se leía era una completa e insana frustración tras las palabras de la diosa. Abrió los ojos como platos. Se detuvo de inmediato, tragando aire, y observó su entorno con la perplejidad de un suricato. Su grupo apenas había variado... No era bueno. Había mandado a los asesinos a por él. Y sí, asesinos. No había previsto que la Dama fuera a hacer una caza de Brujas.

...MIERDA...

No atendió con la atención que merecían las ideas que iban proponiendo sus compañeros. No pudo pensar claro. Ya no sólo porque no habían pasado ni dos días enteros cuando volvía de nuevo a aquel infierno en el que SEGURO alguien la palmaría y que SEGURO que ella estaría justo al lado, si no era la causa. ¿Quienes quedaban, Rewell y Taylor? Qué juego más macabro...

No... No tendría que estar aquí, no tengo que estar aquí, JODER, POR QUÉ COÑO ME MANDAS AQUÍ...

Se tapó la cara con una mano, visiblemente tocada, con una respiración fuerte que estaba esforzándose en dominar... No quería mosquear al resto. O ya le daba igual...

- Adrienn Nagy... - comentó con la voz tomada tras Madison... Respiró profundamente durante largos segundos, y entonces estiró las comisuras hasta esbozar una sonrisa de Cheshire, dejando escapar una desquiciada risilla sin razón y apartándose la mano de la cara, sacudiendo ligeramente el aire con el gesto, sonriendo al grupo con su par de ojos verde cristalino. Ella no llevaba equipaje. Y no contenta con vestir con el puto chandal y estar sudando la gota gorda con eso puesto, llevaba la cara al aire libre, sin capucha, ni gafas, ni nada.

- A mí no me dijeron nada de una misión... - comentó a Rewell, más a punto de derrumbarse que de otra cosa. Miró a Taylor. Ya se esperaba otro show al desnudo. No fue así... Gracias. Pero el plan tenía cierta lógica. Al menos el principio - Cojamos ese ascensor. Tú - señala a Rewell - eres quien tiene la reserva hecha, ¿no? Vé a recepción con... tú - señaló a Isabella - a pedir las llaves. Esperaremos en el ascensor...

Se lamió los labios e inclinó la cabeza, recogiéndose el cabello para meterlo bajo la ropa, clavando los ojos en el suelo... Dió un par de pasos hacia el frente, esperando la respuesta del conjunto.

- ¿...Aquí no se saltaban los semáforos con pértiga? - comentó, un poco a su bola, terminando de recogerse el pelo... - Esto son muchas islas. Cruzad los dedos para no coger el barco...

Vale... No esperaba tal aluvión de comentarios por parte de sus compañeros de equipo, así que tomó las riendas de la situación como buenamente pudo: en orden y con cuidado. Tal y como habían intervenido, se dispuso a contestarles. Lo que dijo Andrea, en primer lugar, le resultó interesante. Parecía la clase de hombre capaz de llevar a cabo una conversación abierta y tranquila pudiendo ocultar lo que pensaba y lo que sabía a la perfección. Anotó mentalmente las habilidades del individuo, pues ahora que estaba al mando debía esforzarse por coordinarles como buenamente pudiera por muy poco que le gustara. Los fallos eran inadmisibles, después de todo. Sabía lo que se jugaba. Señaló a Andrea con un dedo, asintiendo al mismo tiempo, antes de comenzar a hablar.
-Bien, ya tenemos coartada y lo primero que hacer. Por cierto, yo soy Jack Milton -informó tras echar un vistazo a su documentación falsa-. He visto en la televisión que los ingleses y los turistas en España suelen venir a pasarlo bien y a correrse juergas... Quizá podamos echar mano de eso -le costó bastante reprimir una risotada tras el comentario de Taylor sobre el único senegalés mutante que conocía. Le resultaba cada vez más difícil contener sus accesos ante el humor del rockero, pero una vez más lo consiguió.

-Bien... Las parejas serán estas: yo iré con ella -señalo a Isabella, a la espera además de que nos de su nombre falso. La sugerencia de Lex al respecto de esta primera pareja era buena, desde luego: yo sólo sé inglés, y no lo hablo de maravilla, precisamente, mientras que ella parece mucho más educada y, además, sabe español-. Adrienn y... -señalo a Andrea a la espera una vez más de su nombre falso, sin mirar a Lex una vez más, pues ya calculo, por el rabillo del ojo, que no está cubierta-. Y Shannon y Frank. Así tenemos más... ¿Cómo se dice...? ¿Diversidad? De idiomas. Inglés y español; francés e inglés; e italiano e inglés. La idea de Frank... Supongo que es buena, aunque no veo completamente la necesidad de sacar más dinero. Pero supongo que tú sabes moverte mejor en estos asuntos, tío, así que adelante. Shannon y tú iréis a un casino e intentaréis conseguir más pasta. No apostéis todo lo que tenéis... Tirad con 200 únicamente, 100 de cada uno, sólo por si acaso. Y por si los de Gelus Virica andan por aquí, las otras dos parejas deberían dedicarse a hacer cosas normales: ya sabéis... Pasear por ahí, ir a ver algunos lugares de interés... Turismo, en definitiva. Así podremos disimular un poco y observar la zona. Recordad que buscamos a un senegalés. ¿Cuántos puede haber por aquí? -igual en esta zona concreta podría haber doscientos mil, pero como no tengo ni idea del lugar...-, ah, y Adrienn... No te ofendas, pero tápate en cuanto puedas. Estaría bien que lo hicieras ya mismo, por si hay más gente en el ascensor cuando subamos... No quiero que pase nada raro. ¿Todos de acuerdo? ¿Alguna duda o pregunta? -concluyó, algo dubitativo al final. Es la primera vez que hago algo así y... No sé bien cómo tomármelo...

La retahila de nombres falsos se va grabando en mi memoria, otra cosa no, pero de eso me sobra, para mi desgracia en la mayoría de las ocasiones, Isabella parece perdida del todo, bueno, como todos, solo que ella no lo disimula. Me hace gracia Madison, cada vez que le dices algo, o se pone nerviosa, o se sonroja, o simplemente como si la cosa no fuera con ella, sería divertido.

Pero la palabra mágica la pronuncia Taylor, cartas, casino, no sabe con quien está trantando el batería, pero es cierto que podríamos aumentar el dinero con facilidad, por lo menos por mi parte, sinceramente doscientos euros no dan para mucho, por no mencionar que una noche en el casino con aquel tipo promete ser divertida. La húngara también interviene, la miro con cierta preocupación, se la ve nerviosa y no demasiado en sus cabales, esperemos que pueda comportarse, nuevamente tengo que hacer un esfuerzo por centrarme en Rewell cuando habla, ¿qué coño pasa con esta tía?.

No me parece mal la distrubución de las parejas, en realidad es un poco igual, pero no me convencen los quehaceres de cada uno. Una cosa, creo que si lo que queremos es ganar pasta, yo debería ir al casino en lugar de hacer turismo, os aseguro, que seré muy rentable, sonrío una vez más, aunque puedo hacer las dos cosas a la vez, todos tenemos poderes, por eso estábamos en el hotel, y yo nunca he renegado de ellos, bueno, todos los de aquí somos capaces de hacer algunos trucos, ¿no? digo mirando al resto, no creo que se sorprendan en exceso.

Entonces no perdamos más tiempo, vayamos al hotel y luego a ver si tenemos algo de suerte en todos los aspectos, ninguno parecemos ir sobrados de ella, busco en mi bolsillo, y extraigo el pasaporte, mirando el nombre, luego tiendo al brazo a Alexandra, Angelo Gurgi, signorina Nagy, con cortesía y marcando el acento de un idioma que hacía tiempo que no practicaba, intentamos que esto funcione de alguna manera.

Escucho a Taylor, apartando la vista inmediatamente cuando empieza a bajarse el mono, recuerdo bien cuando vi sus tatuajes, en aquella habitación… con Dale. Aprieto los labios, mejor pensar en otra cosa…

Oh, levanto la mirada a Rewell, es como si me estuviese leyendo el pensamiento, me toca con Taylor, ¿yo? ¿Y en un casino? Por dios, ¿en que piensa? Vuelvo a bajarla, a ver, piensa un poco Madison, él manda, y en principio no es nada peligroso, además tienen razón, ese dinero no da para nada y es una distribución lógica…. Pero es que ¿yo en un casino? Se acabó, es el capitán, punto y pelota.

Suspiro, resignada Vale, lo que vosotros digáis…. Pero… no sé nada de nada de juegos de esos, eh… aviso. Aunque estoy bastante segura de que no hubiese hecho falta que lo dijese. Miro de refilón a Taylor, suspicaz, veremos que tal va la cosa.

En mi mochila hay ropa, “Adrien”, y también unas gafas de sol, por si quieres algo. Es más fácil pensar en estas cosas, menudencias a corto plazo, y supongo que no le apetecerá volver a ver coches estrellándose a su paso. Levanto la vista a Rewell. Por cierto, si nos separamos, tendremos que poner sitio y hora para encontrarnos de nuevo, ¿no? Lo mismo al final vamos al casino todos.

Angelo Gurgi… Por un momento me resulta familiar, me estrujo el cerebro unos segundos….. Nada, imaginaciones mías, me habrá confundido el acento.

Cuando queráis. Ya estoy lista, o no, pero bueno...

Tras ver como todos tenían su identificación falsa y esa cantidad de dinero en el bolsillo, meto mi mano en el pantalón y observé que tenía un documento dentro, lo saco y lo miro... allí estaba mi foto con algunos datos falsos y por nombre... Leela James dije sin dejar de mirar la identificación...

No me lo puedo creer. Con un suspiro cierro el pasaporte y lo guardo. Luego saco el dinero y lo miro, al igual que el pasaporte lo guardo en uno de los bolsillos del pantalón vaquero. Isabella vestía con unos pantalones vaqueros, unas deportivas y una especie de camiseta de cuello alto, pero sin mangas con una pequeña chaqueta sobre la misma, no parecía tener la misma sensación de agobio y calor que el resto de sus compañeros.

Asiento ante las palabras de Rewell, no diré nada en cuanto a la misión, si hay alguien al mando el decidirá, y puesto que no hay marcha atrás mejor será no plantearse las cosas lógicas. Miro al tipo de los tatuajes... ¿Rubia maciza?, maldito gilipollas... Retiro la vista de él sin mantenerla demasiado. Bueno, al menos no me ha tocado ir con ese a jugar a un casino...

Sin más agarro la maleta y me preparo para iniciar nuestra... "misión". Bueno, supongo que estoy lista.

Lo intenta, pero no puede. Le es imposible reprimir una mueca de disgusto cuando su acompañante no es otra que la dulce, cándida, inocente e insoportablemente mojigata Madison: aquello era como ir a un after hours con la Madre Teresa de Calcuta. Puta mala suerte. La rubia maziza prometía bastante más.

A ella tampoco parece gustarle demasiado la idea, aunque...bien pensado..., suponía un reto interesante. ¿Sería capaz de "desmelenarla"?. Taylor sabe por experiencia propia que la lobas suelen ir vestidas con piel de cordero. ¿Quién podía resistirse a intentarlo?. ¿Alguien dijo que estaba prohibido...divertirse?.

- Mady tiene razón. Mady...¿cómo era?. ¿Shannon?. Si, vale. Mucho mejor. Suena como más atrevido, ¿no?. En fin, que Shannon ha dado en el clavo: si nos vamos a separar hay que fijar lugar y hora. Que no sea demasiado temprano, ¿eh Rew?. Esta princesita no va a ser la misma después de esta noche.- bromea (¿bromea?) sonriendo sin enseñar los dientes. John debería saber que un casino no es una puta caja de ahorros, y que 200 pavos no son precisamente los fondos de la Reserva Federal.

Algo contrariado quizá por los consejos de Rew sobre las apuestas ( o quizá por lo fino que había hilado quedándose con la compañía de Leela, la rubia cañonera), Taylor arruga el entrecejo. Con una pizca de mala leche, se muestra ahora especialmente coqueto con Mady...a sabiendas de que Johnny Boy siempre la ha mirado con...buenos ojos. Incluso se permite susurrarle algo al oído.

- Cuatro al casino. Es así, ¿no?. Por mí de puta madre.- dice enfilando el ascensor que Lex había señalado. Probablemente ella, la húngara, fuese la pata coja de la mesa: más que un croupier necesitaba un buen psicólogo...

Face the enemy, Lexy...

..., y quizá por eso, Taylor muestra en su cara un ramalazo de angustia.

- ¡Tú!.- señala a Andrea con el dedo mientras camina hacia atrás, alejándose.- Eres jugador, ¿no?. Me apuesto lo que yo saque contra lo que tú ganes en una mano de poker antes de que salga el sol, vaquero...

Y así, Taylor camina con paso vivo frotándose las manos, al tiempo que su cabeza es invadida por ideas que sugieren fuentes de financiación "alternativas".

- No te preocupes Mady. No hace falta saber jugar. Me vale con que soples...los dados.

Mal. "Adrienn" empezaba a descubrir lo irritante que sonaban cosas como "tápate" o "ponte algo". Lo encontraba lógico, sí, a Rew no le faltaba razón. Pero la crispaba. Se sentía como una maldita mora o una conejita de Playboy enseñándolo todo... Debía de ser la única con ese don que vivía amargada.
Pero quizás lo que más la exasperó era la sensación de agobio que le provocaba el ir cubierta por completo con aquella asfixiante sensación de calor que no remitía... Rezó. Rezó para que no le viniera la regla.

Luego cayó en la cuenta de que rezar no le serviría de nada.

Levantó las manos, molesta. Sólo vestía con un mono:

- ¿¿Qué?? ¿Qué me pongo? ¿Las bragas en la cabeza o qué? - se detuvo cuando habló Andrea, de quien curiosamente desconocía sus poderes. De hecho, no sabía el de ninguno de los nuevos. Se fijó entonces en el gesto de Scerri de tenderle el brazo, y tras pensárselo un poco y tenderle el suyo para agarrarse de él, Madi le ofreció ropa de su mochila...

La muchacha bajó la cabeza a modo de disculpa, consciente de haberse dejado llevar y acabó asintiendo agradecida a Greens, cogiéndose del brazo de Andrea y siguiéndolos hacia el ascensor...

- Vamos al cuarto... Hay algo que no me ha quedado claro... - dijo al resto. La idea del Casino no la atraía demasiado.

El ascensor se detuvo en un bonito pero no demasiado historiado recibidor, justo delante del mostrador de la recepción...

Un hombre de estatura media, vestido con traje de corbata sobrio y corte de pelo clásico y negro, sale de detrás del mostrador y ayuda a sacar las maletas, dedicándoles un saludo en inglés, con una amable sonrisa en su rostro:

- Buenos días, señores, bienvenidos. Deben de ser Jack Milton y sus acompañantes... ¡Es evidente que ustedes son modelos! Encantado, soy Javier De Guevara, para servirles. Si no les importa, rellenamos la ficha y el botones subirá sus maletas - tiende la mano a Rewell, que es el que por azares del destino, tiene delante.

-Bien -aprobé al concluir las aportaciones de mis compañeros-. Entonces iréis vosotros dos: Angelo y Frank, al casino, y Adrienn y Shannon os encargaréis de... Bueno, de lo que tenemos que hacer... Pero para dormir se mantienen las mismas parejas -decía antes de subir al ascensor. De normal, la reacción de Lex me habría encendido un enfado ligeramente, aunque reprimí tales emociones debido a la situación, que no acompañaba una actitud así. No sólo porque yo era el líder de este equipo, sino también porque me esforzaba en comprender a la mujer. Sin embargo, por mucho que la comprendiera, debía velar por los intereses del grupo y la misión-. La hostia... Y yo qué sé... Se supone que no tenemos que llamar la atención, ¿qué quieres que te diga? -respondí, algo ceñudo, entrando ahora sí en el ascensor. Y, conforme subimos, informo nuevamente-. Nos reencontraremos en la puerta del hotel a las 11 de la noche, para comer algo y organizarnos otra vez, porque si no hemos conseguido nada a esa hora tendremos que seguir por la noche... No quiero que el primer día acabemos con las manos vacías. Mientras tanto, ya sabeis cada uno lo que tenéis que hacer...

No esperaba nada más salir un recibimiento por parte del personal del hotel, así que me cogió un poco por sorpresa. Aún así, terminé estrechando la mano que se me ofrecía esbozando una sonrisa algo nerviosa. -Ah... Sí, sí, eso es... -fue toda mi respuesta, por el momento. Durante mucho tiempo me acostumbré a usar una identidad falsa en Cardiff, pero tras haber desechado la misma para volver a ser "yo mismo" calculaba que me costaría un poco volver a hacerme a esto-. Sí, rellenaremos la ficha, bien... -continúo tras la presentación, sintiéndome increíblemente torpe y atontado. Existe la creencia popular de que los modelos son tontos: si lo que han dicho a la hora de hacer la reserva es que somos modelos, lo estoy clavando. De cualquier forma, prefiero terminar pronto con las formalidades y subir a la habitación cuanto antes, sobre todo para saber qué es lo que tiene que decir la húngara al respecto de la misión que no le ha quedado claro. Después, probablemente llamaré a Milo para que me de aunque sea sólo un poco de información adicional acerca de nuestra misión. Porque, manda cojones, no sé quién tenía que informarme, pero se ha lucido...

Espera un momento... ¿No era Dale quien tenía que hacerlo?

No puedo evitar sonreír ante las palabras de Taylor, pues no son diferentes a mis pensamientos anteriores, estaría bien el asunto. Miro a Taylor cuando me señala con el dedo, Cuando quieras, espero que hayas ganado algo para perder decir que no a una partida está mal, siempre ha estado mal. Maldita sea Alexandra, tengo que intentar que se calme, me temo que así no será de mucha utilidad.

Escucho al inglés, creo que Rewell no ha terminado de captar bien las cosas, o eso, o no ha estado nunca en un casino, mientras subimos en el ascensor intento explicárselo, Verás Jack, en un casino, el dinero está por la noche, por el día no hay suficiente gente para que sea rentable, no quiero parecer grosero, pero debo hablar de algo que conozco, ir acompañados por bonitas mujeres, suele ser sinónimo de tío rico que tiene mucha pasta y no le importa perderla, te toman por un pardillo y las cosas se vuelven mucho más fáciles parece que el tiempo apremia, así que echaremos mano de todos los tópicos, ya hablaré yo con Alexandra.

Era por la mañana cuando estábamos en Kiruna, no tenemos ni idea de qué hora es aquí ya me había pasado en mi anterior viaje, Nueva York – Hotel de Hielo, Sin cuestionar tus planes, creo que sería bueno que consideraras lo que te digo, si es por la mañana iremos a comprar algo de ropa y reconocer los alrededores, con estos monos sí que vamos llamando la atención

El hotel y una recepción, encima por la mañana, nno es una buena manera de pasar desapercibidos, ¿modelos?, joder, excelente idea, debería habérseme ocurrido, estoy oxidado, tiendo la mano del empleado con efusividad mientras John parece dubitativo, sin soltar el brazo de la húngara Angelo Gurgi, encantado de estar en el hotel y en la ciudad, soy algo así como el representante, le sonrío ampliamente, nos recomendaron este lugar por su tranquilidad, y sobre todo por su discreción hago hincapié en esta última palabra, espero que no nos defrauden en este punto, pues es el más importante, necesitamos unos días de calma y sobre todo de anonimato, la expresión es obvia, no se arrepentirán si lo hacen.

Nos gustaría hacer algo de turismo, cenar, divertirnos un poco, ¿es posible?, ¿Cómo están las cosas por los alrededores? uf, no tenía mucho idea de cómo iba esto, improvisar sin plan, sin nada, podría pifiarla en cualquier momento, No tenemos mucho equipaje, nos gusta comprar en la misma ciudad, me encojó de hombros, para adaptarnos mejor al clima maldita sea toda esta situación, los de Gelus Vírica mataron a Tom, no tengo ni idea de cómo va a resultar esto.

Esta princesita no va a ser la misma después de esta noche. Créeme Taylor, estoy completamente segura de eso... Niego con la cabeza, a la vez que se escapa un minúsculo suspiro, madre mía…

Y al susurro me giro, mirándole la boca mientras lo dice, dubitativa, la levanto a sus ojos después. Sonrojándome, ummm, se me escapa algo de lo que dice, la forma de… no, creo que no es para que me calme, hay algo más…. ¿o no? Me cruzo de brazos, confiaré, no me queda otra, ¿Cómo era eso? pensar en el bien mayor, o común, algo así… ay, seguro que me lo voy a tener que recordar bastantes veces….

Se va tan contento hacia delante, ya está pensando en apostar con Andrea lo que gane, me pregunto si se acuerda de que estamos en una misión. Bueno… tendré tiempo de averiguarlo. Suspiro caminando hacia el ascensor, ya es un hecho. El único consuelo es la cantidad de tiempo que voy a tener para preguntarle lo otro.

Subo al ascensor, mirando hacia el suelo todo el trayecto, ellos mientras siguen concretando, bueno, no sé si están cambiando de plan o no, ya empiezo a perderme, la levanto, inquieta, deberían decidirse rápido que estamos llegando.

Se hizo la luz. Una puerta que se abre, acompañada de unas palabras cordiales, y, contra todo pronóstico, una medio sonrisa en mi cara, como las otras veces, sigo aprendiendo poco a poco. Escucho a Andrea de fondo, calmado y sosegado, este tiene tablas, el tio ni parpadea, igual que Michael que disimulaba muy bien también, me tranquiliza, y la sonrisa se vuelve más natural, más amplia. Yo soy incapaz de articular palabra, de eso estoy segura, así que me mantengo en silencio, asintiendo, como las niñas buenas.

Ya en el ascensor, Czigany se limitó a escuchar y a asentir, haciendo lo segundo repetidas veces cuando Angelo toma la palabra. No hace nada hasta verse frente a la recepción.

De golpe, y de cara descubierta al pobre hombre sin culpa de la recepción, la húngara pegó de inmediato la frente en el hombro del maltés, masajeándose la cabeza con la mano libre como si ésta le doliera... No era puro teatro. Del ímpetu se había perforado la frente con la clavícula de Scerri. Estaba fuerte.

- ... - Inquietud, turbación, Gelus Vírica... Los nervios de la muchacha estaban a flor de piel, y éstos le gritaban subir a la habitación para encontrar "cierta" intimidad, o abrirse la cabeza con una leja torcida. Las experiencias en China y Australia también vuelven a su mente como imágenes fugaces. Allí no hubo Gelus Vírica, pero sí militares, paparazzis y mucho cotilleo... La historia de "los modelos" ya se la sabía... Quizás lo realmente sorprendete era que no había que salvar a ningún Dryden. Todavía.

Sonrió cortés, un poco forzada, mientras Angelo se explicaba con aquella parla tan cojonuda que estaba demostrando tener. No paró de masajearse las sienes. Ese gesto le tapaba parte de la cara...

- Un placer - estrechó la mano de Andrea.

Mientras Rewell rellenaba y firmaba la ficha, el recepcionista atendió a Andrea con la misma cordialidad con que les había saludado. No obstante, alzó las cejas con algo de sorpresa al oír que habían llegado a Cartagena buscando tranquilidad, o que la ciudad era discreta. Desde luego más que Marbella, Benidorm o Ibiza sí, pero... ¿Discreta y tranquila? Sería por la mañana...

- Por supuesto el hotel se encargará de que no tengan ustedes ninguna molestia durante su estancia en él, señor Gurgi - concedió, pues en ello estaba su trabajo - . En cuanto al turismo y los lugares de interés, les puedo asignar un guía turístico para que les lleve e indique los lugares de interés de la comarca de Cartagena. Los guías suelen ser jóvenes, de modo que también les podría recomendar lugares donde podrían ustedes divertirse sin causar mucho revuelo...