Partida Rol por web

GELUS VIRICA

[X.0.0] - Whatever happened

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09/03/2010, 02:27
Director

Todo había sucedido de forma vertiginosa. Sven les separó a ella y a Roan, les dio unos pasajes de avión y les ordenó que salieran inmediatamente hacia un destino desconocido. Roan tenía mal aspecto cuando llegaron a aquella enorme ciudad. Nadra jamás había visto nada igual: Todo eran luces, coches entrando y saliendo, personas atendiendo a sus teléfonos móviles... La vida era una explosión de color en aquel lugar gris que jamás habría concebido al criarse vestida con faldas que ella misma tejía con finas hebras de caña.

Londres. La ciudad más grande de Europa.

El taxi les llevó hasta un edificio de apartamentos. Ella tenía la llave. El lugar era tan sobrio como su dueño...






Les dijo que no salieran de la casa más allá de para comprar comida, les dijo donde encontrarían el dinero, que no encendieran la televisión ni cogieran el teléfono... Y que a ser posible, ni siquiera encendieran las luces, mucho menos la calefacción. Prometió que iría con ellos y se los llevaría de ahí, a un lugar más seguro, pero llevaba una semana sin aparecer...

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09/03/2010, 02:51
Nadra Oluwatobi

Nadra había conseguido mantenerse en secreto durante una semana en casa de Sven, realmente hacían pocas cosas: bañarse, jugar, hablar mucho pero todo sin encender luces, no las necesitaban, al menos ella se había criado de manera que no necesitaba aquellas cosas de verdad. Sonreí contenta cuando Roan lo hacía pero empezaba a preocuparle el hecho de que Sven no apareciera; muchas veces el pequeño le había hecho preguntas al respecto de él, de si no aparecía y de lo que harían o tendrían que hacer una vez que se terminaran el dinero que Sven tenía en la casa. Roan tenía las mismas dudas que ella pero ella no las exteriorizaba porque sabía que sería poner peor a su hija.

Se movía por la casa como un gato negro, a veces tenía miedo de tocar las cosas porque creía que a él le volvería loco volver y encontrar algo movido apenas unos centímetros de su lugar. Aquella noche Roan se había dormido temprano y ella se paró ante la ventana observando insistentemente a aquella ciudad que era tan distinta y que prácticamente la había apuballado recién llegar. Tenía los brazos cruzados y sus cabellos se removían suavemente al viento, creía que él no iba a volver, es decir, lo deseaba demasiado pero al mismo tiempo no confiaba porque siempre la habían jodido y además, ¿por qué él se iba a preocupar por ellos? Quizás había cometido un error pero no tenía otra opción y cuando se miró en esos ojos azules, supo que no podía negarse. No quería ir a la cama, no esa noche, estaba más ansiosa que de costumbre.

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12/03/2010, 19:17
Sven S. Lockhart

La puerta principal se abrió tras ella. Una respiración agitada y nerviosa, un cabello dorado y despeinado, una cicatriz reciente en un rostro apolíneo... Reflejaba una mezcla sutil de angustia y alivio al mirar a Nadra, saliéndose de su habitual inexpresividad. Se echó el cabello por detrás de las orejas, normalizando su respiración tras mirar de un lado a otro, comprobando que Roan debía estar en el dormitorio.

- Me alegro de verte, Nadra... -pronunció en un susurro. A pesar de su estatura y complexión, parecía que fuera a romperse de un momento a otro. La vida de Sven Sebastian Lockhart no había sido sencilla... Pero durante el último año se había convertido en un verdadero infierno.

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12/03/2010, 19:46
Nadra Oluwatobi

Un sobresalto la hizo volverse y entonces lo descubrió, era como si de pronto años de cosas malas y desagradables, se hubieran refugiado en él. Le causaba ternura, temor a echar a perder cualquier cosa pero al mismo tiempo, le movía fibras que jamás creyó que le volvería a mover nadie. Corrió hacia donde él estaba y lo abrazó, lo abrazó con especial fuerza y con cariño, no se cortó para nada y agradeció que Roan estuviera durmiendo.

-¡Por Dios! ¡Pensé que no volvería a verte! ¿Estás bien?-le dijo lo más tranquila que podía.

Estaba aún abrazándolo pero mirándolo a los ojos, aguardando por la respuesta a su interrogante y entonces, se dio cuenta de que lo estaba presionando, que no debía y se apartó avergonzada.

-Lo siento pero es que... ¿Qué ha pasado?

Cruzó sus brazos para evitar el deseo de abrazarle, de no apartarse del único hombre blanco en el que había podido confiar y que la había tratado bien sin fijarse en otras cosas. Su intento fue en vano, ansiaba volver a esos brazos para que la sostuvieran y le dijeran que nada pasaría y que nada había pasado. Le gustaba creerle.

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12/03/2010, 20:00
Sven S. Lockhart

Él, impasible -al menos aparentemente- permaneció cabizbajo unos segundos, en los cuales cogió a Nadra suavemente por la muñeca. Su interior se removió sin que su rostro o su lenguaje corporal pudieran traducirlo. Pestañeó lentamente, como si le costara mantenerse despierto. Iba sucio, desordenado... Tiró de la muñeca y echó una mano tras la espalda de ella, atrayéndola hasta cerrar un abrazo. Siguió cabizbajo junto a su sien. Respiraba profundamente, como si las palabras que fuera a pronunciar le robaran el aire y la vida...

- Mataron a Amber... -pronunció, sin que supiera siquiera si lo estaba diciendo en voz alta- Murió por culpa de todos... Estaba en los brazos de Donovan y él sobrevivió... Tenía... Tenía la pierna llena de sangre... La cara limpia, impecable... No me dejaron tocarla... No me hicieron caso... Ahora está muerta... No volveré a verla... Amber... Amber lo era todo y...

Parpadeó de nuevo, vaciando el pecho en una respiración larga y muda. Había sido demasiado. Ver a la niña sin vida en brazos de aquel que, junto con él, compartía la culpa de su prematura muerte...

- No confiaban en mí... Creí que lo estaba haciendo bien... Dios mío... Ésto... Ésto no tenía que pasar... -negó lentamente con la cabeza, soltando a Nadra y apoyándose en la pared mientras las piernas dejaban de responderle- No tenía que pasar... Yo habría muerto antes que ella, o Victoria, Roan, Clayton, Jolene, ¿Y Renka...? ¿Dónde está ella...? Dios... Son... Eran tan jóvenes... -las piernas dejaron de responderle, cayendo de rodillas. Se sentó y se abrazó a si mismo. Solo podía recordar el aspecto con el que llegó Victoria, los embarazos e intentos de suicidio de Jolene, la cara escamada de Renka, el cuerpo destrozado de A.J., el esqueleto humeante de Clayton, Amber con la piernecita destrozada, prácticamente colgando del cuerpo, tiñendo de sangre la ropa de Donovan Dryden... ¿Cuánta gente joven había visto morir aquel año? ¿Cuántos niños...? Lo de Amber era el maldito colmo...

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12/03/2010, 20:43
Nadra Oluwatobi

Aquel abrazo le había devuelto la vida a la africana pero fue por muy poco tiempo, se había imaginado a Sven de todas las maneras posibles pero nunca de aquella, estaba devastado y no podía ser de otra manera, ella comprendía muy bien ese sentmiento aunque quizás no con la intensidad con que lo estaba viviendo él. Dudó un instante al verlo desmoronarse literalmente, parecía un chiquillo indefenso al que la vida le había arrebatado todo, pero luego, decidida, la morena se agachó a su lado y puso las manos en sus rodillas, por un momento pensó que quizás lo mejor era sólo contenerlo, no decir nada pero era demasiado Nadra para ello.

-Sven, mírame...-no sabía muy bien cómo comenzar, decidió que dejaría hablar a su corazón y esperaba no joderlo más.-Todo lo que has pasado ha sido espantoso, sé que habrías dado tu vida por Amber...-una lágrima recorrió brillosa el rostro negro pero ella no se detuvo, ni dejó que el llanto quebrara sus palabras, tenía que levantarlo[B].-Por cualquiera de ellos, pero Sven, no es tu culpa, no podías hacer más. Hiciste lo que estaba en tus manos, lo has hecho por todos, lo has hecho por mí. No puedo evitar que estés mal pero si necesitas desahogarte, te presto mi hombro.[/B]

Acarició sin reparo alguno aquella hermosa mejilla que contrastó con la mano negra que se afianzaba de ella y sus ojos negros, llorosos, se clavaron en los suyos. Sólo quería hacerle sentir menos mal.

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12/03/2010, 21:04
Sven S. Lockhart

Se sintió imposibilitado, impotente ante la petición de Nadra. No había nada que deseara más que hacer estallar sus pulmones en llantos y gritos, o al menos poder destrozarse las piernas dándole patadas a la pared, cualquier cosa que le hiciera desahogarse... Pero toda la lava se endurecía bajo el volcán, tapándolo cada vez con más fuerza, sofocando el ardor, la corrosión, dejándola dentro... Nadra pudo verlo en el fondo más remoto de aquellos ojos azules, perdidos... En los lapsos de largos segundos en los que él parecía olvidarse de respirar.

Sin embargo, quizás fuera por su raza, su sexo o su cultura, pero Nadra era distinta a lo que Sven había tratado hasta entonces. Después de unos minutos de silencio, recogido sobre si mismo, alargó los brazos para atraer hasta si la cintura de ella, abrazándola con la mejilla reposada sobre el vientre de ella. Cerró los ojos entonces y su respiración comenzó a normalizarse. Necesitaba entrar en contacto con el mundo, con la condición humana en la que nunca se había ubicado... Era algo terriblemente urgente si no quería enloquecer aún más. No abrió los ojos, sino que los cerró con más fuerza, quizás eso, al menos, le humedeciera los ojos...

- Yo no sé llorar... -como si fuese cautivo de su propio silencio- Hazlo tu por mí -se agarró a sus brazos, como si necesitara que alguien le sujetara para que no se lo llevaran...

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12/03/2010, 21:33
Nadra Oluwatobi

Yo no sé llorar, yo no sé llorar. ¡Yo no sé llorar!

Nadra no podía entender aquello o quizás si, ella misma se había contenido muchas veces para que Roan no la viera en lo más hondo de los abismos que de algún modo sentía que se había buscado. Puso una mano sobre aquella cabeza cubierta de rubios cabellos pero le costó trabajo tocarla, por fin, venciendo lo que ella llamaría "miedo al destino" la depositó suave y tersa, acariciando aquella mata de cabello despeinada. Si tenía que llorar por él, lo haría y entre sollozos le dijo algo que sólo le había dicho a Roan una vez luego de la muerte de su pequeña hijita.

-Lloraré por ti todo lo que haga falta pero sólo si puedo evitarte más dolor...

No podía parar de llorar, era como si de pronto él hubiera metido en su cuerpo toda aquella desolación, desasosiego, desapego al mundo y dolor de ver que los ideales estaban retorcidos en un montón de mierda. No podía fallarle, lloraba y lloraba por Amber, por él, por Roan, tenía miedo, mucho miedo. Nadra temblaba como una hoja al viento, necesitaba tranquilizarse o terminarían despertando a Roan y asustándolo. La mano negra continuaba acicalando aquel sedoso cabello rubio, eran una postal digna de guardarse, el blanco y el negro, el agua y el aceite, el médico y la aborigen, dos mismas sensaciones con distintos desenlaces.

-Sven, tienes que sacarlo o va a matarte a ti también y no podría soportarlo... ¿Lo entiendes?

Le hubiera levantado la barbilla, lo habría abofeteado para conseguir sus reacciones pero no podía, sólo quería cuidarlo, que nada lo hiriera más. Nadra estaba viendo en él a Amber, a Roan, Sven era su niño en ése momento.

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12/03/2010, 22:00
Sven S. Lockhart

Tenía miedo de ser un monstruo... Tenía miedo de ser como él... Estaba totalmente preso. Si lloraba por si mismo sentía la impotencia con mayor fuerza, y si se relajaba escuchando a otros penando por él, se sentía un bastardo. Se llevó las manos a los oídos, intentando anular el mundo y las circunstancias de éste... No sabía si sentir alegría por que Amber no había sufrido lo que él... No sabía si el más allá sería tan injusto como el mundo de los vivos, y sólo podía rezar porque no estuviese con su padre... Que, de ser así, fuera Balaguer quien la protegiera con uñas y dientes de aquel hijo de puta...

- Tengo una enfermedad mental, Nadra... -respondió, sin destaparse los oídos ni abrir los ojos, sin sombra de emotividad en su voz- No soy normal...

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12/03/2010, 22:22
Nadra Oluwatobi

La mujer se quedó de una pieza, sin entender bien lo que él quería decirle, aunque había sido bastante claro, muy claro en realidad, sólo que ella no quería aceptarlo del todo. Lo miró taparse los oídos y se secó las lágrimas apartándose un poco, arrodillada frente a él, lo encaró. Su cabello rizado había caído sobre su cara y parecía furiosa pero no con él, estaba furiosa con el mundo y con la vida que les había tocado llevar. Hizo descansar sus manos sobre sus muslos, parecía cómo si se estuviera relajando para dejar salir al monstruo que llevaba dentro.

-Tienes una enfermedad mental...-repitió estúpidamente pero era más como el preámbulo de lo que iba a decir.-Entiendo, ¿qué enfermedad es esa? ¿Cuáles son sus síntomas?-parecía estar fría, serena, casi confundiendo a Sven pero por muy poco tiempo.-¡No, no voy a dejar que hagas esto! ¡No te va a vencer una maldita enfermedad mental! Y escuche bien, doctor-se acercó a él y lo sostuvo de la barbilla con dos dedos mientras volvía a poner una barrera al retomar el trato de usted.-El Sven que yo conocí, el que está allí dentro de usted, revolviéndose de dolor, no se deja apabullar por una estúpida enfermedad... No voy a aceptarlo. Tendrás que apartarte de mí si vas a dejar que toda esta...-Nadra bajó la voz.-Si vas a dejar que toda ésta estúpida mierda te vuelva un hombre insensible, inhumano y todas esas cosas, tendrás que alejarme de ti, ahora mismo.

Lo había dicho, quizás él le tomara la palabra y ella y el pequeño tendrían que ir a otro lugar, buscar estar a salvo por ellos mismos. Quizás no lo consiguieran pero no iba a dejar que todo terminara así como así.

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12/03/2010, 22:41
Sven S. Lockhart

Sven Lockhart no podría ser un monstruo en ningún mundo: Porque era débil. No era el hombre fuerte que su aspecto elegante y regio daba a entender... Había un alma retorciéndose en sus heridas aún sangrantes, nadie las había curado, nadie las había visto, como aquel pobre niño al que la prensa de su país había llamado "Baby P."... Sven había nadado con un tiburón, y toda su vida tuvo miedo de dos cosas: De ser devorado y de convertirse en uno. No asumir una cosa, solía implicar la otra, esa era la conciencia social... Por eso, aquel niño de rizos rubios limitó su vida a lo que el mundo esperaba de un miembro de la sociedad... Un engranaje más de la Gran Máquina, un obrero más del hormiguero...

Sin embargo, cierto espíritu heroico y singular surgía cada vez que tenía la ocasión de hundir las pesadillas físicas de otros niños, los daños, las humillaciones... Se hizo doctor para no temer nada desde aquella posición, y así había sido... Hasta que conoció la muerte en sus pequeños pacientes... Y en esos momentos, Sven siempre sentía que había sido egoísta, que no había hecho suficiente... Qué era un inútil incapaz de abordar una profesión tan sumamente importante como la de pediatría...

Todo acababa en tragedia. Por más que uno estudiara las posibilidades, por más que uno valorara las circunstancias... Todo.

- Alexitimia -manifestó, bajando las manos lentamente- . Incapacidad de exteriorizar los sentimientos verbal, física o artísticamente. Es como el autismo, pero sin ser genético, aunque puede haber propensión. Suele venir por causas externas. Traumas, falta de atención durante la infancia... Sé gesticular. Lo hago cuando sé que es lo normal, pero tengo que hacerlo de forma consciente. Amber... Amber empezaba a manifestar un principio de alexitimia... Su... Su madre padecía... Padece... Un fuerte síndrome de falta de atención, así que ella debió sacarlo de nuestra... Nu... Nuestra familia... Tengo ésto desde los... No lo sé... Creo que los siete años... Empezaba a superarlo, pero...

- Cuando seas mayor y tengas hijos, Sven, lo entenderás...
- Cuando sea mayor tu estarás muerto -musitaba sin cambiar de posición, sintiendo como la propia sangre le lamía, caliente, cortante...
- ¿Qué has dicho...?

Lockhart puso por un momento los ojos en blanco, cerrándolos de nuevo... Quería ignorarlo... Quería enterrarlo...
 

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12/03/2010, 23:06
Nadra Oluwatobi

-Pero nada... Tienes que seguir intentándolo.

Nadra hablaba, no estaba convencida de lo que le decía pero no tenía más opciones que llevarlo adelante, intentar conseguir que él tuviera un poco de esperanza pero la vida no era más que un montón de mierda y ahora lo estaba terminando de comprobar; sin embargo no era el momento para aceptarlo, no quería verlo rendido y adolorido.

-Toda tu familia...-Nadra se quedó pensativa.-Si has podido con ello antes, podrás ahora. Sven...-hizo un alto, sentándose a su lado pero de costado, mirándolo sin invadirlo.-Si necesitas ayuda, lo que sea, estoy aquí. Si quieres que me vaya, no tienes ni que decirlo, entenderé tu silencio.

No quería dejarlo solo, no, quería acunarlo, cuidarle, cantarle, darle una ducha de agua fría y meterlo en la cama hasta que se sintiera mejor pero tenía que ceder, ella no era buena ayudando, jamás lo había sido; ni siquiera había podido salvar la vida de su hija, eso era algo que ella jamás se perdonaría a pesar de que sabía que no había sido meramente su culpa. Lo habría dado vuelta, agitado de la camisa, lo que fuera con tal de ver al Sven con el que una vez había compartido desayuno pero atada de manos, se quedó allí, esperando su respuesta. No esperaría mucho, aunque tuviera que salir con Roan durmiendo. No sería la primera vez.

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13/03/2010, 03:49
Sven S. Lockhart

- ¿Cómo voy a querer que te vayas...? Estaba deseando veros a Roan y a tí... -contestaba con la mirada perdida en el suelo, dejando que la luna londinense le bañara. Permaneció unos segundos reflexionando, alejando a sus demonios tras una puerta en la que no dejarían de aullar y amenazarle, pero al menos no dejaría que otros les oyeran. Parpadeó, mirando el dormitorio... Y entonces dejó que la paz le arrullara. Por un instante, aunque hubiese un infectado en cada esquina del edificio, el silencio poseía el reloj en aquel preciso instante. El niño dormía, y su madre estaba sentada a su lado, deseando oír una buena noticia por primera vez en su horrible vida.

Deseaba echarle el brazo por encima, pero aquellas sogas que su mente ataba a sus miembros se lo impidieron.

- Creo que puedo ayudar a Roan... Estoy bastante seguro... -hablaba en voz extremadamente baja, casi imperceptible, apenas moviendo los labios... Como si sintiera que todos los satélites del mundo le apuntaban a él. Miró las ventanas con desconfianza del exterior... La paranoia generada en el Ice Hotel, por mucho que algunos sanaran del Ígnea, nadie se la quitaría a sus huéspedes. Después habló en un tono más claro y normal- Te prometo que seguiré luchando. No he pedido demasiado a la vida... Y pienso demandárselo.

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13/03/2010, 04:02
Nadra Oluwatobi

Nadra lo escuchó respetuosa, temerosa y quizás un poco expectante y sumida, mucho más sumida que nunca pero agradecida por una cosa: él se preocupaba por ellos. No volvió a mirarlo, sentía que lo azuzaba y era lo que menos quería pero por su mente pasaban un montón de preguntas. ¿Cómo hacerlo reaccionar? ¿Cómo sobrevivir a su frialdad o a su furia dentro de su cuerpo cuando la vida lo patea una y otra vez? ¿Quién era ella para creer que podía ayudarlo a él? Se sintió terriblemente mal por ello y aunque intentó disimularlo, no podía, seguía temblando.

-No quiero que te preocupes por mí pero si me pasara algo, me da gusto saber que estarás para ayudar a Roan. Él sabe que podemos confiar en ti como en nadie en este mundo...-la voz le temblaba y mantenía la vista al frente.-Tu promesa... Lo que importa es que decidas que aún hay cosas por las cuales seguir adelante.

Nadra sonrió mirándolo de nuevo, nunca en toda su vida se había sentido tan hipócrita diciendo algo que se decía comúnmente casi como un vaticinio veraz y dobló sus rodillas para dejar de mirarle y recargar su espalda en la pared. Tenía que controlar sus miedos, ella era la adulta responsable por Roan y no podía aprovecharse de Sven en ese sentido; ya bastante hacía el doctor con darles techo y comida a una par de negros como ellos. Suspiró.

-¿Quieres tomar un baño e intentar dormir un poco? Puedo buscarte algo de ropa, me manejo muy bien en la obscuridad-trataba de parecer natural y cada vez se sentía más falsa.

Debería abrazarlo, cuidarlo un poco yo a él... ¡Dios!

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13/03/2010, 04:17
Sven S. Lockhart

Sven asintió lentamente con la cabeza una única vez. Puso una mano en la pared y aún con las piernas temblando logró servirse de su apoyo para ponerse en pié. Se quedó inmóvil, recargando el peso del cuerpo en el hombro que tenía contra la pared. Arañó la pared con la uña del pulgar distraídamente, y finalmente fue al baño, donde accionó el grifo de la bañera y se quitó la camiseta sin abrir la puerta siquiera. Estaba molido a golpes, arañazos y heridas... Era algo común en todos ellos.

Se quedó apoyado en el lavabo, cabizbajo frente al espejo, sin saber qué decir o hacer mientras el agua corría... Hasta que estuvo llena y por fin pudo bañarse, cerrando la puerta al fin. Después se cosió a si mismo las heridas ya limpias, sin un gesto de dolor o miedo de hacerlo. Luego se echó en el sofá, vestido con un pantalón cómodo de deporte y una sudadera negra. Se echó el brazo por encima de los ojos.

- Ve a dormir con tu hijo, Nadra... Mañana pensaremos qué hacer...

Ojalá ella se quedara ahí. Ojalá le diera alguna pista que le indicara que estaba vivo...

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13/03/2010, 04:44
Nadra Oluwatobi

Nadra se acercó a él cuando se hubo bañado, lo escuchó mandarla a dormir con su hijo pero ella no se movió, no podía o no quería, total que no importaba, al fin y al cabo era la misma cosa, terminaban las dos en lo mismo; se acercó al sillón poniéndose en cuclillas cerca de su cara. Y suavemente tomó la mano rubia con ternura, casi con amor.

-No... Él está dormido, no me necesita, tú sí.

Lo miró a los ojos con apenas el reflejo de luz que la luna les regalaba al entrar por la ventana.

-No me apartes, Sven, no ésta noche...

Sonrió pero él podía sentir la mano temblorosa y negra que sujetaba la suya aún temblando, lo hacía con firmeza.

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13/03/2010, 04:52
Sven S. Lockhart

Sven la miró con una profundidad indescifrable, dejando que ella manejase su mano a antojo. Empezó a mover los dedos entre los de ella, escalando la forma de sus manos hasta que se hubo liberado gentilmente de ellas... Entonces la posó en la mejilla de la africana, deslizándola sobre ella en una caricia. Tenía la piel suave, a pesar de todas las circunstancias terribles de su vida. Le parecía preciosa. Mucho más que Elodie o Nicole, quienes necesitaban de adornos para estar bonitas... Y ellas jamás tendrían el brillo de aquellos ojos... La carnosidad de aquellos labios...

Quería mucho de ella aquella noche... Y se conocía: Al día siguiente querría más. Su caricia descendió hacia el cuello, y de ahí pasó las puntas de los dedos hacia la nuca, masajeándola... Le atrajo ligeramente hacia él, para que pudieran robarse el aire que ambos respiraban en una distancia casi nula... Fue solo un susurro, apenas duró un instante...

Nadra... Quiero hacerte el amor... -si hubiese podido, si hubiese sabido sacarlo de sus entrañas, le habría dicho que le parecía una mujer maravillosa...

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13/03/2010, 05:07
Nadra Oluwatobi

Nunca, jamás, lo hubiera jurado y firmado en un papel, se había sentido así al oír aquellas palabras. Nunca había comprendido tanto la palabra deseo como aquella noche, allí, sujeta de sus caricias, de esos ojos tan distintos a los de ella en los que se reflejaba una tremenda tristeza pero al mismo tiempo, sabía que no le mentían. La muchacha respiró profundo, su cuerpo habría contestado por ella si tan sólo él fuera capaz de ver a través de su piel. Quería estar segura de que no había nadie detrás de ella y con una sonrisa casi inocente miró hacia atrás y comprendió que ni era un sueño, ni se lo estaba diciendo a alguien más.

-Sven...

Musitó ella con lentitud, cómo si diciendo su nombre aceptara que ella estaba deseando lo mismo que ella. Estaban demasiado cerca y no podía apartarse, por curioso que fuera, aquella piel blanca en exceso, esos ojos claros, esos labios color rosa que había deseado quizás desde la primera vez que los había visto. Agachó aún más su cabeza y sin decirle más nada, unió sus labios a los del doctor y lo besó apasionadamente, no podía contenerse; le había abierto una llave por la cual el agua corría sin control y no podía cerrarla. Sintió su tibia saliva confundirse con la suya, enredarse sus lenguas en un baile desenfrenado y crudo, un torrente de calor, de fuego, estaba fuera de control.

-Yo también te deseo...-dijo luego de aquel largo beso pero era obvio que lo decía por placer, pues ya con aquella acción de comer su boca, se lo había dicho todo.

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13/03/2010, 05:18
Sven S. Lockhart

En aquel punto, el cuerpo del doctor se dividía: Su interior era una bomba de relojería, un manojo de nervios, de pena, de desesperanza, deseo, necesidad y sueños. Su exterior habría hablado de un hombre tirano, que besaba sin cerrar los ojos, observando a la joven madre mientras ella le regalaba su apasionado gesto, al que él respondía lentamente, desviando la mirada de las pestañas cerradas a esos labios gruesos que envolvían totalmente los suyos. Desde fuera él parecía acecharla... Desde dentro de él, si había otra cosa que admiración hacia la senegalesa, era la frustración que sintió por no morder su labio inferior al separarse de ella, cualquier cosa con tal de retener aquella boca cerca de la suya.

Se sentía preso de sus erráticas circunstancias: Nada deseaba más que poseerla, recrearse en tocamientos y beber de ella como si fuese el licor que necesitaba para emborracharse en una noche como aquella... Pero se reprimía, como siempre. Se incorporó, sentándose en el sofá y quitándose la sudadera, lanzándola a un lado. Luego se llevó ambas manos a la cintura del pantalón, haciendo un arco con la espalda para permitir que éste bajara...

No era bueno en la cama. Tenía esa terrible certeza. Le aterraba desnudarse, nunca llegaba a hacerlo... Ni tampoco las desnudaba a ellas, porque sentía que les estaba arrancando la piel... Era consciente de que debía perder aquellos miedos, pero le destrozaban, le vencieron demasiado tiempo...

Sin embargo, le había dejado su intención clara, y ella no se había alejado, sino al contrario. Si no se dejaba llevar aquella noche, los recuerdos de Amber y de todos los demás, incluido él mismo, le matarían. Pero era difícil convencerse de que el cuchillo que una vez marcó a uno, no corta a otros...

Tiró de ella cogiéndola de las manos, subiéndola a horcajadas sobre él, y rodeó su cintura con ambos brazos, metiendo las manos bajo su camiseta mientras sus labios y su lengua se internaban bajo la línea de la mandíbula, recorriendo el cuello hasta los hombros, insinuando el sexo a través de la ropa que aún quedaba a ambos, moviéndose lentamente, cada vez más fustigado por la batalla entre el prejuicio y el instinto... Pero la desesperación vencía, y tiró de la ropa de ella, perdiendo una de las manos entre sus piernas, deseoso de que ella disfrutara de aquel momento muy por encima de su propio bienestar... Necesitaba sentir que le estaba gustando...

Y cuando al fin se llenó los dedos de aquella señal y escuchó el jadeo silenciado entre dientes de Nadra, tragó saliva y expulsó el aire, bajándose también la propia ropa interior, y presionando hacia abajo los muslos de ella, hasta que empezó a entrar en ella. Cerró los ojos con fuerza, la boca quedaba entreabierta, pero tensa, hasta que la hubo llenado por completo.

- A las mujeres les gusta ésto, ¿sabes, Sven? Tu pareces una chica con ese pelo largo y rubio, y esos labios rojizos... Debería gustarte, dí que te gusta...

Apoyó la frente en la de ella, sin abrir los ojos. Un tornado atravesaba su mente, sus dedos se hundían en aquella piel de ébano, el pecho batía con fuerza los hombros...

- Papá y mamá están abajo...
- Pues sé silencioso, Sven...

Se movió bajo sus piernas, levantando la vista y dejando caer la espalda sobre el respaldo del sofá, echando al cuello hacia atrás mientras, sin querer, acrecentaba el ritmo y la recorría con los ojos, ansioso por arrancarle la parte de arriba de la ropa. Apretó los dientes y cerró los ojos de nuevo...

- Deja que te mire... Tu madre está buenísima, te pareces mucho a ella...

La rabia empezaba a caldearse en aquel volcán... Se arracimaba con todo lo demás, y su única salida era Nadra. Pero no podía hacerle aquello, por mucho que su cuerpo insistiera. Se detuvo súbitamente y se llevó las manos a la cara, ocultando su múltiple vergüenza.

- No puedo... No puedo -seguía jadeando, pues seguía en ella...- Demasiadas caras... Demasiadas voces... Dios mío... Tu hijo está en la habitación de al lado... -el jadeo se transformó poco a poco en histeria, él se apartó, sin soltar su rostro salvo para cubrirse rápidamente.

- Sigue llorando. Te hace parecer una chica aún más... My blonde little girl...

Apenas sabía dónde estaba o qué edad tenía. Todo aquel circo de horrores ante el cual solo pudo ser un espectador le transportaba a aquella impotencia de la niñez. Las gotas de sudor caían sobre su frente... No sabía si era la víctima o el verdugo...

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13/03/2010, 21:22
Nadra Oluwatobi

Todo sucedió tan pronto, para Nadra había sido toda una película que pasara ante sus ojos y aunque su cuerpo alcanzó a sentir el calor del sexo de Sven, no consiguió comprender lo siguiente, no sabía, no podía y se sentía culpable de haber orillado al doctor a eso. La sólo mención de Roan en la habitación de a lado, le hizo sentir una basura por haberse entregado a él y su respiración agitado ocultaba en la penumbra las ansias que tenía de echarse a llorar como aquella primera vez cuando el padre de Roan la había tomado. No lo miró, no tenía cara para hacerlo, no podía, no debía, había ido mucho más allá de donde debía haber ido y se lo reprochaba como cada cosa que había hecho mal, el intentar hacer el amor con la única persona que le tendió la mano, estaría en la lista de cosas reprochables que Nadra repasaba cada noche antes de conseguir dormir. Se levantó lentamente, la joven parecía una animal apaleado, un gato que ha pisado un gran carro, se había perdido todo el esplendor que había tenido cuando se movía orgullosa sobre aquel dios rubio. Cogió su ropa y se la puso lentamente, sin mirarle, como si él no estuviera allí pero aún así pudiera verla.

-Lo siento, no quise hacerte...

Pasó saliva pero no pudo continuar y además, seguramente no habría servido de nada. Ya no había palabras que le hubiera podido decir y además, ¿para qué? Finalmente había conseguido ser la basura que su ex esposo siempre le había dicho que era; le daba pena que Sven hubiera tenido que ceder a ella, porque el desenlace había sido fatal y porque la culpable había sido ella, de eso no le quedaba duda. Se encaminó hacia la habitación, donde estaba el único hombre que la quería pero se detuvo en el umbral del pasillo y aún dándole la espalda, se dirigió de nuevo a él.

-Prometo no volver a... No te provocaré de nuevo. Me iré con Roan lo más pronto que pueda...

La voz se le quebró, bajó la cara y apretó los dientes, estaba furiosa pero no con él, sino con ella misma y dejó que el llanto saliera, aguardó allí, no quería despertar a Roan.