Partida Rol por web

Cuando aparezco en medio de la mesa miro a todas direcciones apretando mi bolsa contra mi cuerpo, no quiero que me la roben.

Tras la rara sensación de estar flotando en la nada, aparezco en medio de la mesa del comedor del campamento rodeado de llamas negras, en una postura hercúlea salvo por la falta de esteroides. Como un héroe triunfante -como debe ser- un oscuro hijo de Afrodita que vuelve victorioso y rodeado de las llamas de la victoria, épico e increíble. El único, el mejor, el inigualable:

¡Eneas!

-Hola señor D.- Saludo al Dios.

De repente rodeado por la oscuridad, Alcander perdió por completo todo sentido de la orientación y el equilibrio. Se sentía como si le hubiesen arrojado a un remolino en el mar. Apenas se dio cuenta de que todo había pasado cuando escuchó como algo se rompía y cayó cuan largo era sobre una mesa repleta de comida.

mientras se incorporaba casi completamente pringado de todo tipo de cosas miró a su alrededor, realmente habían vuelto al campamento, aunque de una forma más brusca de lo que había imaginado. Sin poder evitar sentirse idiota se quitó del pelo una hoja de lechuga que había acabado en su cabeza

- ¿a qué me recuerda esto? - pensó

De entre las llamas podéis ver que Nhoa también emerge con una pose impactante mientras se apaga despreocupadamente unas llamas del hombro. Casta por otra parte parece mas interesada en quitarse los restos de macedonia y zumo de naranja del pelo. Quirón de alguna manera se las ha ingeniado para plantar una pata en un plato diferente y aun así mantener el equilibrio.

Al llegar entre llamas el señor D disfrutó de una buena panorámica de vuestras espaldas al menos hasta que una hija de Atenea le realizó un buen placaje.

-Si... Claro. Igual que cosas de Demeter si te convierto en una espiga de lúpulo, te fermento y luego te embotello para venderte por 0.65 en cualquier supermercado en cómodos packs de 6 botellines.- El Dios resopla y se arregla su camisa hawaiana mientras mira al resto de heroes victoriosos.- Bien bien, así que ya volvemos a tener a casi todos los niños en su casita, hurra y todo eso. Ahora bajad de mi mesa.

Podeis ver cierto murmullo entre los campistas hasta que empiezan los aplausos y los vítores de celebración. A pesar de todo hay una mesa en la que se grita con mas fuerza (y no, no son las histéricas de Afrodita), sino los hijos e hijas de Atenea, en particular un joven rubio sonriente. Aquel a quien perdisteis de vista en el rancho. Parece que el descanso le ha ido muy bien a Lukas.

Jackie se levantó de un salto de encima del dios mientras observaba como todos sus compañeros llegaban con mucho más estilo que ella. Bufó y se encogió de hombros.

Ellos habrán llegado bien... pero seguro que no pueden decir que han placado a un dios y han vivido para contarlo... Mm... aunque a Eneas le queda muy bien eso de las llamas...

Se sacude las manos mientras responde:

-¿Por 0.65? Usted sabe que valgo mucho más... tal vez sería una buena cerveza de importación, en las que te dejas 5 pavos por lo menos en cada botellín.-le guiña el ojo. 

Entonces, ve a Lukas entre los demás hijos de Atenea. Una sonrisa aliviada se dibuja en su rostro y va hacia donde está su hermanastro para darle un abrazo, palmeando su hombro con firmeza. 

-Da igual lo que digas, nunca reconoceré que he dicho esto pero... que alegría verte bien.-le dice, riendo antes de separarse y darle espacio abierto.-Como vuelvas a darle un susto así a Holden, te mato con mis propias manos.-le dice, bastante más en serio de lo que sonaba. Se separó un poco de él, para que el pequeño pudiese ir a darle un abrazo también.

Se ahorró la frase que pensaba dedicar a cierto dios pendenciero y bajó de la mesa sacudiéndose la mugre reciente. Entonces, en un gesto bastante poco común en él se acercó a Lukas, que estaba hablando con Jackie, y estrujó a ambos en un enorme abrazo sin preocuparse de medir su fuerza.

- Maldito y afortunado bribón.
Recuerdame que te haga una armadura nueva, grabaré "soy un enorme zoquete" en letras grandes. -