Partida Rol por web

Edana se acercó y le cruzó la cara a Elatha de un guantazo.

Raine no se sobresaltó con el sonido ni dijo nada respecto al bofetón; Elatha se lo había buscado inapelablemente

Lo que la preocupaba era otra cosa, y es que parecía haberse entendido que todo el mundo quería ir de pronto a Quark. Ella ni podía ni se atrevía a ir sola en otra dirección.

—¿No... no vamos entonces a ir al noreste?—preguntó con repentina ansiedad mal disimulada.

Por una parte Kroggar estaba buscando a su hermano (que más que esperarle parecía que estuviese huyendo de él) pero por otra, la ruta que supuestamente la genasí había seguido hace un año era otra y si la cambiaba no conseguiría averiguar nada, o lo que era peor: podría perder pistas de valor incalculable para siempre.

Y quedarse el resto de su vida así le resultaba terrorífico.

El enano resopló molesto. Esto es lo que le traía preocuparse por lo que lo necesitaban. Pero si su hermano moría se convertiría en el primogénito de la familia y él no estaba hecho para esas responsabilidades. Al menos tenía que avisarle de lo que había en Tethyamar, Krontar parecía que se había vuelto lo suficientemente loco como para internarse en el lugar sin pensárselo.

—Sólo serrán unos días. Después de tantos años al muy idiota le ha entrrado prrisa y lo único que va a conseguirr es que lo maten.

Raine, dijo Artair con dulzura, pequeña, si quieres ir al noreste iré contigo y después buscaremos al resto una vez obtengamos la información que deseas. Aunque el rostro del bárbaro resultaba duro como el granito, su sonrisa suavizó la imagen. Sólo tienes que pedírmelo. Dijo acercando su cara a la de la genasí.

La idea de ir con Kroggar seducía a Artair con toda la fuerza que un enorme imán podía ejercer sobre unas virutas de hierro, pero ver a Raine apenada por no descubrir lo que sin duda la atenazaba por dentro no era algo que gustase al Allaway.

La marcha hacia el noreste podría llevarles mucho más tiempo del que Artair había dicho en voz alta, pero si la muchacha quería respuestas tendría que dirijirse hacia allí.

En cualquier caso, Artair decidió que no insistiría. Si Raine le pedía que le acompañase, Artair actuaría como su guardaespaldas y la defendería de cualquier posible amenaza. Pero si la muchacha no lo hacía, iría con el enano tras la pista de su hermano.

Raine desvió la vista de soslayo hacia otro lado y no respondió, aquel resoplido le había dicho lo suficiente. Aunque la voz salida de ninguna parte de Artair la hizo devolver su atención a la mesa; y de la mesa algo más arriba, que era donde estaba la cara del bárbaro.

—Gracias pero... —se mordió el labio inferior, ¿cómo demonios explicar que ni si quiera sabía qué buscaba en esa dirección? ¿O que no le servía de nada ir sola ya que era incapaz de reconocer lo que estaba buscando aunque se lo pusieran en las narices? No podía, o mejor dicho, no quería preguntar sobre las cosas que le sonasen a alguien que no fuesen o Edana o Elminster. Y Elminster ni estaba allí. Aquello la hizo torcer el gesto y volvió a mirar a Kroggar— ...unos días podrían ser demasiados.

El "y lo sabes" sobraba así que no lo dijo. A ella en principio la habían mandado fuera en busca de pistas sobre lo que había pasado, y ahora estaban persiguiendo de antro de mala muerte en antro de mala muerte a un enano que parecía que no quería que lo encontrasen.

Lo peor de todo era que... ¿qué diablos iba a hacer? ¿Obligarlos? Era la única que dependía de los demás para poder ir a los sitios y en aquel momento no tenía la más remota idea de qué hacer; podía entender que Kroggar quisiera encontrar a su hermano pero ella tenía demasiado miedo de perder su identidad para siempre por "unos días". Y eso no estaba segura de si se entendería.

Mientras tanto, Ervin había llegado en algún momento de la capucha de Raine a la mesa y se había desplazado por ella (apañándoselas de algún modo incomprensible que sólo él debía conocer para no mojarla) hasta las proximidades de la tiefling, probablemente buscando a Spin.

Kroggar sabía que se arrepentiría de lo que iba a hacer. De hecho ya se había empezado a arrepentir de haber pasado por la casa de Elminster en este último viaje. Lo único que había conseguido eran retrasos y más retrasos.

El clérigo sintió la lengua seca y pastosa, siempre que iba a tomar una decisión que no le gustaba ni un ápice le pasaba lo mismo, así que cogió la jarra de cerveza y se la apuró de un trago. Debería marcharse él solo, pero aún así...

—Está bien. Irremos al puñeterro norroeste.

Con un gesto de pocos amigos, el enano tiró con desdén la cuchara sobre su plato, se levantó y salió de la taberna a tomar el aire. Necesitaba estar a solas.

Edana echó a Raine una mirada cargada de reproche. No era eso lo que les había inculcado Elminster: el viejo mago siempre había dicho que debían sacrificarse por los demás, y no imponerles sus propios deseos.

Era cierto que era más posible encontrar pistas sobre la amnesia de la genasí si viajaban al noreste, pero no era menos cierto que el asunto no era urgente. Podían haberlo indagando una o dos dekhanas más tarde y el resultado de sus pesquisas probablemente seguiría siendo el mismo. En cambio, el asunto del hermano de Kroggar sí parecía urgente.

—No me parece bien —dijo la tiefling mientras Kroggar estaba marchándose—. Es injusto que siempre esté sacrificándose por los demás. Deberíamos ir a buscar a su hermano a Quark: es lo más urgente. Y cuando terminemos podemos reiniciar la búsqueda en el noreste si quieres. No tenemos ninguna seguridad de que vayamos a encontrar más pistas, Raine, y si lo hacemos, probablemente podamos encontrarlas también unos días más tarde.

—No pretendía obligarlo a nada—gruñó Raine con voz estrangulada al tener la garganta tensa—. Ni que no me conocieras.

«Sólo tengo un miedo atroz»

Y técnicamente Edana la conocía mejor que ella misma. Por absurdo que sonase.

No entendía qué había pasado, pero le daba igual. No pensaba cargar con el legendario peso de los reniegos de un enano ni mucho menos con las culpas si algo le pasaba al hermano de Kroggar por ser totalmente incapaz de sentar el trasero en una silla y esperar al clérigo.

Por más que buscaba un punto en que apoyarse para encontrar tranquilidad en aquel maldito mar de incertidumbre era incapaz de hallarlo. Sólo el bárbaro había intentado darle uno y eso que no tenía ni la más remota idea de lo que le pasaba. Cualquiera se habría puesto a echar en cara aquello a gritos pero Raine era incapaz de enfadarse con Edana (de hecho, era incapaz de enfadarse) pero eso no la libró de sentirse como un escollo; la brusca reacción de Kroggar había sido con un jarro de agua turbia.

—Tomad la dirección que queráis—terminó suspirando con amargura—. Yo me amoldo. Como el agua.

«Pero eso ya lo sabeis»

Ervin seguía estirando la cabecita redonda en un intento de atisbar por encima de los hombros de la tiefling. No podía por una mera cuestión de tamaño pero él lo intentaba.

Entonces el ambiente se agrió de forma inesperada. Donde las decisiones se estaban tomando, lo que parecía que iba a ser un voto unánime para ir tras el hermano de Kroggar, se convirtió en una tempestad que, empezando en la garganta del enano, pasó a la tiefling para terminar sobre Raine. Artair esbozó una ligera sonrisa cuando en su mente surgió la idea que de era curioso que, precisamente, el bárbaro del grupo, aquel con una auténtica capacidad para canalizar su ira en el combate fuese el más tranquilo de la mesa. Pero instantáneamente esa sonrisa se le borró de la cara porque no era adecuada.

Lo cierto es que compredía la situación en la que se encontraban ambos "bandos", pero no quería tomar partido. Él ya había hecho su sugerencia y ésta había sido rechazada. No podía hacer mucho más, después de todo.

Kroggar, sin embargo, no se tomó bien que Raine pidiese cambiar de dirección y se marchó. Por primera vez, también, Artair vió a Edana reprocharle a Raine por pedir al grupo ir en otra dirección que no fuese ir tras el hermano del enano. Pero el bárbaro siguió sin decir nada. Prefería mantenerse al margen. No es que él fuese la persona más neutral de mundo, pero aquel grupo se había empezado a convertir en una segunda familia y quería ser cuidadoso.

Aunque, pensándolo bien, el ceño del Allaway se frunció ligeramente mientras la cerveza bajaba por su gaznate. ¿Acaso era indispensable que fuése todo el grupo hacia el noreste, pero no podían ir sólo ellos dos? En ese momento, Artair se sintió algo decepcionado, pero se mantuvo, una vez más, callado. Sabía que si hablaba la cosa se iba a liar más.

Apuró lo que quedaba de la cerveza en la jarra de madera que tenía en la mano, se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta.

Voy a mear, y de paso, vigilaré a Kroggar. Dijo simplemente antes de alejarse del grupo y salir a la calle a por Kroggar.

Elatha asistió con bastante desinterés al intercambio de opiniones. La verdad era que patearse los caminos en busca del hermano de Korggar, que perfectamente podía ser tan cargante y seco como él, no le entusiasmaba, pero se consideraba amigo del enano desde aquella noche en la que había peleado con y contra él en paños menores. "Si luchas semidesnudo junto a alguien, se convertirá en tu hermano de escudo", solía afirmar el semielfo. Si algún día escribía un libro sobre las reglas del buen mercenario, cosa que le había pasado por la cabeza, los combates en diferentes estados de desnudez sin duda ocuparían todo un capítulo.

El clérigo decidió salir. Eso era que capitulaba. Elatha lo sabía bien. "Bueno orrejas picudas, está bien, te ayudarre"; "Voy fuerra con Rrhodita, luego te dirré si quierro embarrcarrme en ésa estúpida misión"...Generalmente, el genio del enano y su buen corazón discutían un rato y tomaba la decisión correcta. Tiempo de sobra para hacer sus propias investigaciones, y, de paso, averiguar algunas cosas. Si iban hacia Quark, no vería a Ken en un tiempo, suficiente para que calmara los ánimos, y seguramente daría tiempo a su necio prometido para rumiar su venganza, eso era perfecto. Pero en el camino del norte podría haberse reunido con Ariadna o incluso con Sabine en busca de información sobre el dios muerto que le había valido un guantazo. Sonrió para sus adentros. Ahora que había derramado sangre defendiendo a Edana, por estúpida que hubiera sido la situación, su lealtad de mercenario estaba asegurada. Se preguntó si Elminster pagaría la factura.

Se puso en pie con un sencillo - Vengo en un momento - y se dirigió hacia algún lugareño de la encrucijada, o algún tipo con pinta de viajero. Quería saber si el Bosque Fronterizo estaba en calma, si el camino era seguro...si la carretera era peligrosa, podrían aprovechar para visitar a los salvajes habitantes del bosque, amigos de Elatha y preguntar por lo que fuera que tenía tan preocupadas a las magas. Además, el semielfo se moría por ver a Kroggar tratando con los feéricos.

En una noche lluviosa y lúgubre como la que se posaba sobre el cielo de Cataratas de la daga, no era el momento para encontrarse con viajeros o lugareños diferentes a los que frecuentaban las tabernas.

Solo una pequeña sombra con manta invernal y capa de piel con capucha se acercó a ti un poco apresurado, era Merlow Caralarga, el mediano amigo que de tantos aprietos te había sacado gracias a su influencia con Randal Alba.

- Te he estabo buscando Elatha, desde el momento que me enteré que tomabas camino a cataratas, no se habla de otra cosa -Hizo una pausa, como buscando las palabras correctas que decir a continuación. -Eres un imbécil, ¿cómo osas atacar al hijo de Amros Kamro? ambos sabemos que es un imbécil, pero su padre tiene gran influencia en gran parte del ejército del Valle y eso lo convierte en un aliado obligado de Randal Alba.

- Mañana Amros y Rogan tienen audiencia con el Lord Alba, y todo el mundo habla de la agresión a la que fue víctima. Estoy seguro que ejercerán presión por tu captura para enjuiciarte y siendo así, no podré hacer nada para ayudarte. -Parecía preocupado de verdad, esta vez el mediano no podría saltarse la ley para liberar a Elatha y sus compañeros si es que la orden la dictaba el propio Randal Alba.

No era un secreto que Alba no te tenía entre sus afectos, pero sabías que te consideraba necesario, eras de los que te aventurabas en las colinas, montañas y bosques y limpiabas zonas de criaturas indeseables, pero ese argumento no te serviría mucho si la influencia de Amros sobre Randal Alba era efectiva; Que seguro lo iba a ser, ya que la guerra con los zhents estaba tocando las puertas del Valle de nuevo.

-Hay noticias del NorOeste, las fuerzas zhents se están amasando en la torre flameante y que la guerra está a punto de llegar a las puertas de los Valdaguinos de nuevo. Randal necesita que su ejército esté unido y por eso necesita a Amros Kamro, por favor Elatha, Márchate con tus amigos cuando despunte el sol, intentaré convencer a mi señor que la orden la de con jurisdicción en cataratas de la daga y no para el resto del Valle. Pero vete y no regreses!

El mediano parecía hacer oídos sordos a los argumentos que esgrimias, que él había empezado, que él había provocado, que él fue el responsable.... El mediano en el fondo te creía, pero sabía que Amros y Rogan pagarían falsos testigos para contar una historia diferente. En la posada del cruce de caminos eras un conocido viajero, pero Rogan era un cliente especial y reconocido, dudaba que testificaran en su contra, cuando se refería a los poderosos, la ley era como el camastro de un orco: Podrida.

Al preguntar acerca de Qark, el mediano se sorprendió. -Por los Tan'ari que habitan en Faerûn, no vayas a Qark, el camino es muy peligroso. Una banda grande o al menos poderosa de orcos ha descendido de las montañas y ataca a todo viajero o caravana que se aventure a viajar. Qark está aislada en estos momentos mientras se idea un plan para acabar con esa amenaza y los exploradores no han podido rastrear el hogar de esos orcos.

Caralarga...por Tyr, sí que debía estar bien jodido. Afortunadamente, tenia a Elatha por alguien mejor de lo que sera. No era más que un gorila con armadura, pero él parecía ver algo más, una especie de estima. Estima que merecedora de una cerveza, desde luego. Hora de beber con el mediano.

- Me sorprende que hayas venido tú mismo - confesó -. ¿Tan grave es? Ni siquiera le puse la mano encima; mi compañero, Kroggar, no sé si le has visto, le soltó un cabezazo por insultar a nuestras compañeras...aunque si eso va a hacer que Korggar se meta en apuros, no te molestes en decir nada, viejo amigo, cargaré con toda la culpa. Él es más importante que yo

Tal era el destino de los bastardos y los semielfos, al menos en la amargura interior de Elatha, que poco tenía que ver con su natural desenfadado y jocoso, por el que se le conocía.

- Alba tendrá cosas más importantes en las que pensar si los Zhents se están reagrupando, pero, ¿Podrías decirle a Kendra que lo siento? Me va a cortar las manos y los pies, pero por lo menos le crearé mala conciencia

Dio una palmada en el hombro del mediano, intentando tranquilizarle.

- Qark es la mejor forma de desaparecer un tiempo, ¿No? Además, puede que los Zhents quieran buscarnos el flanco, mediante los orcos; te alegrarás de tenerme en el camino del Noroeste, no puedes prescindir de ningún caballero emperifollado para organizar una milicia, pero unos cuantos aventureros en la carretera podrían darles un buen susto, si nos los encontramos, y desbloquear Qark con un poco de suerte, eso podría venirle bien a mi buen nombre, ¿no?

Suspiró, cansado de la pesadumbre de Caralarga.

- ¡Vamos, Marlow, alegra esa cara! Lo más seguro es que muera en alguna cuneta y se te acaben los problemas. Pero puedes hacer algo con el asunto de los orcos; si puedes hallar a Gerard, el Consentido, dile que busque a Nekki, es un...informador que conocemos. Puede que sepa dónde se esconden los orcos y por qué están dando guerra justo ahora. Si lo descubres, házmelo saber y me encargaré. Si no sabes dónde está Gerard es probable que mi amigo Filban, en el Monasterio, tenga alguna idea - recordó una cosa -. Y, al hilo de eso, si me pasara algo, hay una chica, Alhandra, Filban o Gerard te dirán quien es, ayúdala. Y bajo ningún concepto dejes que siga esta vida

Miró con fijeza al mediano, esperando alguna valoración o una respuesta. Estaba seguro de que a Korggar y a Artair les apetecería mucho sazonar la búsqueda del hermano-enano con algunas batallas contra orcos, pero quizá las chicas no lo tuvieran tan claro...

El mediano bufó, no era momento de bromas pero su naturaleza le ganó y no pudo resistirse.

-Oh amigo, ¿de cuantos problemas te he sacado hasta el día de hoy? Yo la cuenta la perdí hace rato, quizá pueda convencer a Randal Alba de que la orden sea local y quizá si solucionas este problema de los orcos y Qark puede que obtengas la absolución completa, pero te digo que ni yo ni el propio Kasaxtrox* podríamos salvarte de Kendra si lo que dicen los rumores es verdad, Por todo el panteón ¿Le dijiste Alce a Rogan?

No aguantó la carcajada y se echó a reir durante unos instantes en la que una lágrima se asomó por el rabillo del ojo y se arrastró hasta su pómulo.

-Yo le daré la razón amigo, será mejor que se la de yo y no tú! Y no te preocupes, haré todo lo que dices. Pero no pienses que vas a terminar en una zanja, eso aliviaría mis cargas y problemas ciertamente -Esbozó una sonrisa -Pero como dicen los jardineros, "hierba mala nunca muere". Harías bien en irte mañana mismo y harías mejor solucionando lo delos orcos -Sentenció antes de desaparecer de nuevo.

Los que no habían comido en la taberna externa a las murallas (Edana y Raine) comieron con grado la comida que sirvieron en la refinada posada mientras la música de un mediano con su laúd creaban una atmósfera reconfortante. a Artair, el Enano y el leñador no les importó repetir comida.

Fue cuando el Enano salió a tomar aire por algo que expresó Raine y que quizá no haya sido su intención. La Genasí ocultó (¿o no?) su atisbo de temor ante la reacción del Enano. Artair salió de la posada para vigilarlo con sus propios ojos, no quería que nada le sucediera.

Elatha salió al momento y Edana y Raine quedaron solas unos momentos. No fue mucho, el conjuro de la Tiefling empezaba a desfallecer y de todas formas el cansancio se apoderaba de ambas mujeres no acostumbradas a jornadas y viajes tan intensos y extensos.

La noche avanzaba y la hora de dormir llegaba, un nuevo día llegaría y quizá la posibilidad de otro tedioso viaje con él, fuese al Oeste en dirección a Qark o al NorEste en dirección a.... al mar de la luna, donde quizá fuera la ruta que habría tomado Raine hace algunos meses, ¿o quizá ambos destinos a la vez?, solo los dioses y los siete compañeros sabrían...

Elatha, tras su turbador encuentro, fue en busca de sus compañeros. Sabía que lo que iba a decir pondría a Korggar en dirección a Qark definitivamente, pero no tenía claro que fuera el lugar adecuado para las magas. Decisiones, decisiones.

Se encontró con Artair y con el enano fuera. Estupendo. Eso reducía las posibilidades de que Edana le pegara otra vez. Había oído hablar de unos hechizos inventados por un tal Bigby, o algo así, que creaban manos gigantes. Suerte que la tiefling aún no era capaz de hacerlo, ¿O si?

- Tenemos que hablar - dijo seriamente -. Me he encontrado con un conocido aquí y tengo noticias

Tomó aire antes de decir nada. 

- El camino de Qark es peligroso - empezó, y, anticipándose, extendió la mano -. Te ruego que me dejes acabar, Kroggar. Al parecer, hay una banda de orcos que ha tomado la carretera. O son muchos o son duros...o las dos cosas; dicen que el camino está cerrado. Personalmente, me parece que unos cuantos tipos como nosotros podríamos reabrir el paso y expulsar a los pielesverdes

"Piensa, Elatha". Tenía que sacar a todos de Cataratas cuanto antes, y a ser posible, ponerlos en el rumbo para hacer algo estúpido y heroico que nivelara un poco las cosas con el señor del Valle.

- La Torre Flameante vuelve a ser un problema, los caballeros del Valle marcharán contra los Zhent, y en el proceso, tendrán que posponer atacar a los orcos. No me parece bien dejar desamparada a la gente de Qark. Ya no se trata solo de tu hermano, viejo amigo, estoy seguro de que los dos pensáis como yo. Además, ¿Y si los orcos son una distracción, o una fuerza de flanqueo? 

Miró fijamente a sus dos compañeros. No las tenía todas consigo para contarles nada más de lo que había oído.

- Creo que Edana estaba de acuerdo hace un momento con seguir persiguiendo a tu hermano, Kroggar, pero ahora no sé qué pensará. Es una buena chica, y si le decimos que los orcos están amenazando a la gente y quizá a tu propio hermano, ni ella ni Raine se lo pensarán, me parece, pero aún así...eso del dios del asesinato, con la Torre volviendo a su actividad, con los orcos en el camino...muchas cosas muy acompasadas, me huele a trampa - sonrió -. Y ya sé que ninguno de nosotros tres nos hemos echado nunca atrás a la hora de entrar al trapo en una trampa, pero estamos hablando de una chica inocente

Cuando Artair salió se mantuvo en las sombras. Aprovechó para desalojar el líquido sobrante de su vejiga, tal y como había advertido en el interior de la posada, pero no quitó ojos al enano que daba vueltas de un lado para otro con sus cortos pasos mientras lanzaba improperios a diestro y siniestro, daba patadas a cosas o negaba con la cabeza. Por lo que Artair sabía de Kroggar, que no era poco, era su método habitual. Además, intercambiaba entre el enano y el común, pero el bárbaro, aún desconociendo el idioma de los enanos, conocía unas cuantas palabras mal sonantes, aprendidas de su propio compañero, que le resultaban fáciles de identificar.

Pero aún así, no dijo nada. Sabía que el enano era terco como su cabra. Si no, más, pero estaba seguro de que al final haría lo correcto. Artair se mantuvo al margen, dejando espacio a su amigo, pero estando suficientemente cerca para que no hiciese alguna tontería.

Entonces, cuando por fin se decidió a acercarse a su compañero con pasos cortos y titubeantes, que resultaban cómicos pese a su tamaño, Elatha salió de la posada, le pasó la mano por el hombro y le llevo hasta donde estaba Kroggar que les miró sorprendido.

El semielfo no tardó en contarnos las noticias que había descubierto. Artair escuchó con atención, sin interrumpir, simplemente asintiendo con la cabeza o negando cuando era menester.

Por fin, decidió terminar con su silencio.

Tienes razón, Elatha, esa partida de orcos pueden ser algo más que un incidente aislado y si los caballeros del Valle van a ir contra los Zhentarim, no sería mala idea echarles una mano con los orcos. Lo que me pregunto es si no sería interesante ponernos en contacto con ellos y advertirles de nuestras intenciones. Tras ello, podremos continuar nuestro camino. Miró a Kroggar en ese momento, y con voz sinceramente apenada le dijo: Siento que no surjan más que incovenientes, pero estoy contigo, amigo. Si es necesario cargaré con las chicas para avanzar más rápido y alcanzar a tu hermano una vez hayamos acabado con los orcos. Aunque no es menos cierto que podríamos intentar evitarles y seguir con la búsqueda de Krontar, aunque no creo que gente como nosotros pueda obviar el problema que supone esa partida de pieles verdes.

El enano aún estaba furioso, pero en contra de lo que podía parecer, no estaba furioso que no fuera nadie más que él mismo. Odiaba ese tipo de decisiones, por ese motivo le gustaba la sencilla vida de campaña militar.

Y si la cosa no era ya bastante difícil, las noticias de Elatha lo complicó aún más. Además, ¿y si los orcos habían emboscado a su hermano? La vena de la cabeza de Kroggar palpitaba con fuerza y al clérigo empezó a dolerle la cabeza.

—Tomad vosotrros la decisión—fue lo único que dijo.

Artair se acercó a su amigo enano y le puso la mano en el hombro. El enano le miró a los ojos y Artair le devolvió la mirada. Poco a poco, una sonrisa se puso en su cara. No era una sonrisa de alegría o divertimento, sino una sonrisa de apoyo. Una sonrisa de esas que se le da a un amigo en un momento duro y que no pretende más que decirle "estoy aquí contigo, amigo. No estás sólo".

De alguna manera, Artair creyó ver algo reconfortado a su amigo y le dijo. La decisión creo que está tomada, amigo. Raine parece tener muchas cosas que descubrir en el noreste, pero nada nos garantiza que lo vayamos a hacer. Sin embargo, sabemos a dónde ha ido tu hermano y sabemos qué está pasando en esa dirección. No hay nada que discutir. Mañana partiremos hacia Qark, acabaremos con los orcos si se interponen en nuestro camino y encontraremos a tu hermano. Justo en ese momento se giró hacia el semielfo y con un gesto de la mano le invitó a unirse. Te lo juro. Dijo Artair con un tono que parecía decir más un "te lo juramos" contando a Elatha que un juramento propio, pero el bárbaro prefirío no incluir al semielfo en sus palabras, aunque lo hiciese en la forma de hacer su juramento.

Era posible que al día siguiente sus armas se tiñeran de sangre, pero así lo habían querido los dioses. Y los mortales sólo podían jugar su papel en las obras que estos decidían.

- Exacto - añadió Elatha a las palabras de Artair -. En el noreste no hay nada más que, seguramente, cosas de magos; especialmente con los Zhents desperezándose. En el noroeste sabemos que está tu hermano y que le acompañan unos pieles verdes mugrientos

El semielfo sonrió con confianza.

- No jodas, Kroggar, tengo que alejarme de aquí un tiempo, Kendra me va a escabechar

Porque eso era lo que el Leñador iba a decir a sus compañeros. Que sólo le buscaban a él, que sólo él tenía que alejarse de las Cataratas. Y además, si pasaban por el Bosque Fronterizo, quizá encontraran más respuestas a las cosas de magos que en el noreste. Los amigos feéricos de Elatha eran sorprendentes muy a menudo en cuanto a conocimientos y poderes. Incluso Änwynn podía ser una opción...si no fuera porque si aparecían todos a la vez, la cosa iba a acabar de forma muy desagradable.