Partida Rol por web

Skybox. Noche eterna y estrellada. Esa es vuestra constante en la vida últimamente. Todos estáis prisioneros en celdas compartidas, a veces acertadamente, otras no tanto. A pesar de que habéis nacido y crecido en el Arca, la mayor y más increíble estación espacial jamás creada por el ser humano, hoy no os sentís demasiado afortunados que digamos. Vuestros ascendientes sobrevivieron al invierno nuclear gracias al Arca, pero a cambio vosotros pagasteis el precio, estáis encerrados para siempre entre paredes de metal, en el espacio, en órbita con la Tierra destruida por la guerra. No sabéis que es respirar aire limpio y de verdad, pisar tierra de verdad, ver animales y árboles de verdad (y no simples plantas de huerto), bañarse en un río, ver el mar, navegar por los océanos de agua salada… o simplemente ver un amanecer desde el suelo, entre montañas. Eso os ha sido vetado a cambio de vivir enlatados para siempre. Y ya ni eso, porque todos conocéis las leyes del Arca, si incumples alguna ley acabas aquí, en el Skybox, y eso sólo en el mejor de los casos.  En el peor, simplemente acabas flotado. Para algunos el momento más crítico de su vida se estaba acercando, el día que cumplirán 18 años y se celebrará el segundo juicio que decidirá su destino final: reinserción o muerte. Estos últimos meses circulan varios rumores entre los reclusos, de que nadie está superando el Juicio y los están ejecutando por causas de fuerza mayor. Pero son sólo eso, malas lenguas. Aunque tiene nerviosos a bastantes.

La vida de recluso en la Skybox es limitada, como todo. Pasáis buena parte del tiempo en una celda, en compañía de otro recluso o reclusa con el que compartís el espacio. Son pequeñas, frías, y sin lujos de ningún tipo. Dos literas, una pila y un váter, dos pequeños armarios para vuestros enseres personales (que son aún más escasos) y la reja blanca de metal que os mantiene en su interior. Eso es todo.

Luego, en las horas de la comida y de recreo, os dejan salir a la zona común, al comedor, donde se junta todo el mundo, indistintamente de su sexo. Es la máxima diversión que se puede obtener en este sitio, aunque también es de las zonas más vigiladas por los guardias, obviamente. La otra zona más salvaguardada es donde están las duchas. Son comunitarias, para ahorrar agua, pero segregadas por sexo para evitar violaciones y embarazos indeseados. Y por último, están los talleres de formación y el gimnasio, algo rudimentario. Algunos presos aprovechan lo que ofrecen las instalaciones, ni que sea para hacer que el tiempo pase más deprisa, otros se limitan a yacer en sus celdas, esperando lánguidamente al juicio final que les borre del mapa. Sí, lo habéis adivinado, la apatía y la desmotivación suelen estar a la orden del día aquí dentro.

Los presos y presas no están mezclados en las celdas, ni siquiera hay recluidos de distinto sexo en la misma planta. Skybox tiene 5 plantas, con una sala común en el centro del complejo.  En cada planta, de modo alterno, están confinados por género los distintos habitantes. La planta baja es masculina, tiene 30 celdas dispuestas en cuadrado alrededor de la enorme zona común. La primera planta, formando un cuadrado alrededor del hueco del techado de la zona común, está enteramente ocupada con presas femeninas. En la tercera planta están los presos más jóvenes, de hasta 14 años, de distintos sexos. En la cuarta planta de nuevo todo son presos masculinos y en la 5ª planta están los presos considerados más peligrosos, tanto hombres como mujeres.

-Reclusos, en pie y a un lado!- ordena el Jefe de los Guardias. Es la hora de iniciar un nuevo día, y de que mejor modoa que con la revisión de celdas antes de desayunar...

Loki no es tu primer compañero de celda, de hecho es el tercero. Se te considera uno de los veteranos en Skybox ya que llevas un año encerrado. No es que tengas un trato especial, pero al menos eso te ha garantizado que hayan dejado de incordiarte en las zonas comunes. Recuerdas tus primeros meses allí, con tu primer compañero, Hansel. Fue un infierno. El tipo no te dejaba dormir de noche porque tenía problemas de insomnio y encima como eras carne fresca, te pasaste semanas sin poder ducharte por miedo a que te violaran. Al final, los guardias te obligaron a golpe de manguera tras quejarse varios presos de tu olor corporal. El segundo, Françoise, era un buen tipo, te dejaba dormir, no hablaba, no hacía nada, aunque era un poco apático la verdad. Pero oye, al menos no te molestaba ni intentaba pegarte ni violarte ni nada. Eso sí, verle cada día hecho una croqueta en su camastro, sin expresar palabra era algo deprimente. Pero duró poco tiempo, a los pocos meses le llegó el juicio y no volviste a saber nada de él. A cambio de todas estas maravillosas experiencias, sabes perfectamente cómo moverte por la prisión y cómo funcionan las cosas, aunque siendo tú, tampoco es que sea mucho. Pero te ayuda a sobrevivir, día tras día.

Entraste en Skybox hace relativamente poco, unos 4 meses, pero cuando ingresaste en prisión lo hiciste por la puerta grande, como toda una celebridad. Al principio todo fue un poco confuso, no entendías que algunos presos vinieran a verte y te dieran la mano o palmaditas amistosas en la espalda en las horas de recreo. Aún fue más increíble cuando algunos te dejaron su ración de pudin en tu mesa, delante de ti, como muestra de respeto. Nadie se dignó a aclararte nada al respecto y menos aún tu compañero de cuarto, Sean.

Sean es básicamente un tipo rarito. Es sorprendente que lleve tanto tiempo aquí dentro. Pero parece saber cómo sobrevivir a todo aquello, sin ser el saco de boxeo de algunos abusones del corredor común. Tú ni siquiera has tenido que plantearte nada de eso, no sabes si es por tu tamaño o tu encanto personal, pero aún no ves donde está el problema, en la Fundición lo has pasado mucho peor. Otra historia fue el día en que tu hermana adoptiva, Diana, cruzó esas puertas para formar parte del elenco de reclusos. Ahí las tornas cambiaron un poco...

Ya estaba despierto cuando los guardias entraron con su habitual educación. Genial, revisión. Como si fuésemos a esconder algo en un lugar como aquel. Resultaría complicadísimo conseguir conseguir cosas de fuera, al menos a mí, pero de conseguirlas, ¿dónde íbamos a esconderlas en aquel cuartucho en el que estábamos confinados? Absurdo. Aún así algún pobre diablo habría intentado hacerlo y habría probado el sabor del vacío, por eso tenían la rutina de las revisiones.

Me levanté sin demasiadas ganas de la cama y me hice a un lado, pasándome ambas manos por la cara con gesto perezoso. No había dormido demasiado. Se me hacía más fácil dormir cuando compartía celda con François, aunque daba un poco de mal rollo siempre tan callado. Aunque yo tampoco era demasiado extrovertido, todo había que decirlo. Que mirasen lo que quisieran, no iban a encontrar nada. Buenos días... Saludé de forma algo irónica. No esperaba respuesta de ellos, pero sabía que a algunos les molestaba que nos mostrásemos más educados que ellos.

Aproveché para mirar a mi tercer compañero de celda. Para mi horror se parecía más a Hansel que a François. Esperaba que no tuviera los mismos gustos que él, no iba a poder hacer gran cosa contra él. Tal vez por eso me costaba más dormir. Bueno, eso y las pastillas. Contra él ni contra nadie, idiota. Ni siquiera podrías ganar a una chica. Aparté la mirada antes de que pudieran cruzarse nuestras miradas y la clavé en la pared, esperando que acabasen rápido. El desayuno era malísimo, aún peor que el que tomaba cuando no estaba preso si cabía. Éramos, lógicamente, los últimos monos y no se preocupaban en disimularlo.

Cuando las puertas se abren y nuestros amables carceleros apareen ya llevo mas de media hora despierto, aunque espero en silencio para no molestar a mi compañero de celda. Que no seamos íntimos precisamente no quiere decir que quiera llevarme mal con el o algo por el estilo. No es mi costumbre. Siempre trato de permanecer tranquilo y quedarme al margen de las cosas...hasta que no tengo mas remedio que intervenir, y es entonces cuando las cosas se me escapan un pelin de las mano.

Precisamente estoy un tanto desvelado por dos cosas. La primera, porque en este sitio no hay manera de cansarse lo suficiente como para dormir adecuadamente. Pese al trabajo en en taller o el tiempo en el gimnasio, nunca me canso lo suficiente. No es para nada como las jornadas en la fundición. Aquí todo es tan...inútil. Si al menos nos dejasen trabajar de verdad....

La segunda razón es por el proyecto que estoy desarrollando en el taller. Tengo el molde a medio hacer, incompleto, y me faltan un par de materiales para completar la mezcla para fundir, pero creo que en un par de días todo estará terminado. Y cuando lo tenga, seré el orgulloso propietario de un bonito puño americano de aleación. Resistente y contundente sin ser excesivamente pesado y sin nada de metal en el. Que no digan que no sirvió de nada mi tiempo en Reciclaje. Incluso he mirado algunos sitios en los que podría esconderlo. Casi en cualquier lado excepto en la celda. Y si me pillan...que harán, ejecutarme dos veces?. Todo el mundo sabe que nadie esta escapando de los segundos juicios.

Me pongo en pie y respondo al mutismo de mi compañero con un desganado. Buenos días Sean.Mi madre hizo un esfuerzo por educarme bien. Lo único bueno de un nuevo día es que podre ver a mi hermanita y comprobar que siga bien. No puedo evitar pensar que esta en estas celdas por mi culpa, por no estar allí cuando me necesitaba.

Espero callado entonces a que no dejen salir, o lo que diablos tengan hacer en mente. A veces nos sorprendían. Creo que los mismos guardias se aburren.

Ambos os situáis a los lados, de forma muy cumplidora.

-Salgan por favor- os ordena antes de entrar en vuestro pequeño recinto a registrar. A uno de los guardias no se le escapa la ironía de vuestras palabras y miradas pero decide callarse y centrarse en algo más lucrativo, poner patas arriba toda la celda y vuestras cosas. Bueno, eso y romper todas vuestras pertenencias a ser posible. Ser guardia a veces tiene sus incentivos. Desde vuestra posición veis como están haciendo exactamente lo mismo en las celdas de enfrente, algunos presos protestan y acaban abatidos en el suelo, sangrando o inconscientes.

-Todo parece en orden, que tengan un buen día Señores- se despide el guardia que ha dirigido el destrozo, ante la atenta mirada de su otro compañero, que sigue en pie, afuera, mirándoos con cara de asco.

-Vuelvan a entrar y esperen a que suene el aviso para ir a la zona común a por su ración nutritiva de gachas- os indica en tono irónico el guardia con cara de asco. Ambos sabéis que hasta que no acabe la revisión de todas las celdas no os dejarán salir para ir a la zona central a comer. Así que tardan un rato en daros el aviso de que ya podéis salir de vuestras celdas y dirigiros al mostrador donde se os dispensará una de vuestros tres raciones diarias de nutrientes básicos.

Pueden ponerse todo lo idiotas que quieran y después de todo, no hay nada en la celda que me importe algo. Mi hermanita esta en otra de las celdas cerca de aquí y debo portarme bien para poder verla y hablar con ella durante las comidas, el momento que tenemos para coincidir en el mismo sitio. Aun no me ha contado la razón por la que esta encerrada y mi único alivio entre comillas es que le faltan algo mas de dos años para que segundo juicio. Quizás para entonces las cosas estén un poco mejor y la dejen libre. Si no te aferras a algo, puedes volverte loco o hacer una barbaridad.

Cuando terminan con nuestra celda, entro sin decir palabra y recojo un poco del desastre que han dejado a su paso, aunque por mi parte apenas sea una muda de ropa, los utensilios de aseo personal y la ropa de cama. Como todas esas cosas son propiedad del Arca, se cuidan mucho de romperlas o inutilizarlas. Alguna vez he pensado que si queremos provocar una catástrofe, solo debemos ponernos los presos de acuerdo y romper nuestros cepillos de dientes o algo parecido. Supondría un duro golpe a los recursos de la estación. Si mi padre supiera lo que pienso. Quizás haya sido una suerte que ambos progenitores muriesen antes de verme así.

Cuando ordeno mis cuatro cosas, me siento en la cama y espero a que nos dejen ir a nutrirnos.

Miré  como esparcían nuestras escasas pertenencias por la habitación y dejaban todo patas arriba, alguna de forma algo violenta. Pues que bien. Claramente no intervine. Llevaba suficiente tiempo encerrado en aquel lugar como para haber escarmentado, no como otros. Los gritos me llegaban, como casi siempre que había uno de aquellos controles rutinarios. Tal vez eran nuevos o tal vez eran problemáticos.  Al fin y al cabo estábamos en el nivel de máxima seguridad... Aunque no entendía como habían podido meterme a mí en un lugar como aquel. Casualidad, probablemente. Tendría alguien un mal día. O por espacio, tal vez. Además, nadie se iba a quejar, al fin y al cabo mis padres habían sido flotados también. De tal palo tal astilla podrían haber pensado. A saber. Solo esperaba que eso no influyese en mi juicio, aunque por lo que había oído nadie se salvaba de ser flotado. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Que muerte más horrible.

Cuando los guardias acabaron volví a entrar en la celda. No tardé demasiado en organizar las cosas, tampoco tenía gran cosa. Hecho esto me tumbé en la cama. Miré de reojo a mi nuevo compañero, preguntándome cómo sería. ¿Me atrevería a hablar con él? Con los dos anteriores no había resultado ser demasiado eficaz... Pero este me había saludado. Era un paso... Aunque Hansel también me había saludado y había conseguido engañarme al principio. Un escalofrío volvió a recorrer mi espalda al recordarlo.

Y así empieza otro día en nuestra querida Arca. Comenté, con mi habitual ironía, mirando al techo. Nutritivas y deliciosas gachas servidas con cariño y amor.

No suelo ser una persona que hable demasiado, la mayor parte de las veces porque no se que decir. Siempre llevo la peor parte cuando discuto con mi hermanita. Yo trato de hablar con ella, pero creo que ella prefiere discutir. Tiene mucha rabia dentro y la deja salir demasiado a menudo. Supongo que eso le ha traído hasta aquí en vez de estar fuera. Curiosamente, que este aquí me permite protegerla mejor que si estuviera fuera. Que ironía mas cruel. Si todo va mal, solo le quedan un par de años antes de que la floten.

Me sorprende escuchar a Sean, no es de los parlanchines. No me ha hablado directamente ni echo pregunta alguna, pero supongo que podría ser un inicio de conversación. No se porque esta en este nivel, pero en el Quinto solo hay asesinos, violadores, traidores y lo peor de la selección carcelaria del Arca. Que me muestre tranquilo y relajado no quiere decir que me olvide de ello.

Hay sitios peores, al menos tenemos comida. No nos dan menos que a los de baja categoría, y sin trabajar.

No, ahí tienes razón. Nuestra única preocupación es esperar a que llegue el día de nuestro cumpleaños. Todo un alivio. Comenté de forma sarcástica. El chico no parecía demasiado interesado en mí. Era normal, poca gente lo hacía. No todos podían llegar a entender que siempre me riera de las desgracias, pero era mi forma de afrontarlas.

Decidí cerrar la boca después de evaluar con la mirada a mi compañero. En aquella planta estaba lo peor de lo peor y después estaba yo. Podría darle el beneficio de la duda, igual también había tenido mala suerte el chico.... Pero los músculos desarrollados me hicieron pensar que no, que el chico bien podría haberse cargado a alguien. Nota mental, no enfadar a este tío. Lo que en mi caso significaba hablar lo menos posible. Había personas que se tomaban mal mis comentarios y que no sabían de que palo iba.

Supongo que lo dice en tono de humor negro, porque el día que me floten no es en absoluto el día que espero. Cuando eso suceda significara que no podre proteger mas a mi hermana, de cualquier peligro que pueda acecharla. Quizás seamos mayores ya para estar tan pendientes de ella, pero es lo que querría mi padre, que protegiera a mi hermanita. Claro que hay cosas en todo esto que es imposible que mi padre imaginase.

Creo que yo tengo algunos intereses mas antes de que me floten. Pienso estar todo lo activo que pueda hasta el mismo momento que se deshazcan de mi. Tengo que conseguir que alguien ocupe mi puesto como protector de mi hermana para cuando yo no este.

Como siempre que pienso en este tema me tenso y tengo que hacer algo para expulsar la tensión, por lo que me tumbo en el suelo, lo mas alejado de las literas y la puerta que me es posible y comienzo a hacer series de flexiones. Hay que hacer mucho ejercicio para que los huesos y la musculatura no se deterioren en este medio ambiente que tenemos.

Llevas apenas un par de semanas en Skybox, aún no te ha dado tiempo de adaptarte a... ¡Todo! Apenas pegaste ojo la noche anterior, las pesadillas te lo impidieron. Las malditas imágenes vuelven y vuelven a tu cabeza una y otra vez desde que te trajeron aquí. Aún no has conseguido ver a tu hermano. La primera semana estuviste en confinamiento, sola, en plena oscuridad, llorando sofocada y confusa. Pero tú pagaste por este billete, así que no te ha quedado otra que asumirlo y sobrevivir. Este fue el único modo que encontraste de entrar en Skybox, tu única oportunidad de encontrar a tu hermano adoptivo, Loki. Y vaya que si lo conseguiste, demasiado bien y todo, por lo visto! Aunque tu objetivo inicial no era acabar prisionera, bueno, a veces lo que una quiere no es exactamente siempre lo que una acaba obteniendo. Por tanto, este es tu viaje!

Hace una semana, o eso crees, aquí el concepto del paso del tiempo es lo primero que se pierde, te trasladaron al área común, con los demás presos. Te asignaron a un cuarto enano a compartir con una rubia de sonrisa de caramelo, que parece no haber matado una mosca en toda su puñetera vida. A saber por qué demonios está encerrada contigo, ¿otra inocente demasiado cotilla como tú?

Melany bosteza, sus ojeras son algo visibles. Te mira con algo de fastidio. De nuevo no la has dejado dormir a causa de tus gritos por las pesadillas nocturnas. Al principio fue muy paciente y dulce contigo, pero en algún momento perderá la paciencia y quizás entonces veas su verdadera naturaleza.

-¿Una mala noche Sweetheart? En serio, deberías hablar con quién-tu-sabes- anteayer te había hablado de alguien de las cocinas que maneja un pequeño mercado negro de "necesidades" y que podría conseguirte pastillas para dormir como un tronco, sin sueños, sin pesadillas, sin nada -Te ayudarían con tu problema y sobretodo, las dos podríamos dormir. ¿Qué te parece?- salta de la cama al oír la voz de los guardia y se pone de pie a un lado, lista para la inspección.

Llevas una eternidad en aquella celda de la cuarta planta. Habías tenido suerte, a pesar de que tu condena era por homicidio, como se consideró que fue involuntario no te pusieron con los de la última planta y estás entre presos comunes no peligrosos. Desde que entraste has compartido cuarto con 2 presos, el primero fue un chico negro llamado Abel. Se pasó los primeros 6 meses gritando y peleándose, intentando demostrar que él era inocente y que no debería estar ahí dentro con semejante chusma. Eso fue hasta que le rompieron varios huesos y los guardias remataran la faena mandándole a aislamiento por 1 mes entero. Cuando salió y volvió a vuestra celda, su espíritu estaba totalmente quebrado. Dejó de gritar, de quejarse y de decir que era inocente, sólo gruñía y miraba mal a todo el que se acercara a menos de dos metros de éste. Al final acabó atrayendo a una serie de presos violentos e inconformistas que le siguen como un rebaño de ovejas locas y cabreadas. Y ahora es el dueño de la zona común y de recreo. Eso te ha dado espacio para moverte libremente por las áreas comunes, nadie te toca por ser su compañero de celda. Eso está bien. Te evita problemas innecesarios. Al fin y al cabo, ambos tenéis algo en común, sois hijos de guardias y sois inocentes. No sois realmente psicópatas ni pirados ni nada parecido, sólo tuvisteis muy mala suerte.

Hace un mes, trasladaron a Abel a la quinta planta tras una pelea entre presos en las duchas. Eso fue desafortunado, alguien le delató muy probablemente. A saber. Ahora compartes celda con un recién llegado, tu segundo compañero de celda. En cuanto vaciaron el camastro y armario de Abel, llegó éste, Finn. Es un poco payaso e irresponsable, no parece saber muy bien donde está, parece que esté de fiesta y no en una prisión, pero supones que cada uno lo asume como puede. Aun así, no parece mal tío, al menos no es violento.

Os pillaron a Sean y a ti hace un año. Te libraste y sólo Sean fue detenido y mandado a la Skybox por llevar encima aquella pistola, que ni siquiera a día de hoy sabes de donde cojones salió ni porque Sean la tenía en la mano. Te pasaste 10 meses de trabajo comunitario extra, aparte de tu jornada laboral en el taller de Mechas. Llegabas a casa extenuado, sin apenas acordarte ni de cómo te llamabas, de mierda hasta arriba. Literalmente. Tu trabajo comunitario fue limpiar letrinas y ayudar en el área de aguas residuales. Aceptaste aquel castigo porque necesitabas encontrar el modo de salvar a Sean y sacarle de prisión. De hecho, esperabas que la oportunidad fuera en el Segundo Juicio pero entonces empezaste a oír extraños rumores por parte de algunos guardias, conversaciones rotas y a medias que oías a escondidas mientras hacías tu trabajo de reciclado de aguas blancas. Nadie estaba superando los juicios, todos automáticamente estaban siendo flotados al cumplir los 18, a algunos ni les habían hecho juicio. Eso hizo que cada noche, cuando volvías a casa, no sólo te trajeras el olor a mierda contigo si no además la culpabilidad y los remordimientos del superviviente. No es que planearas nada para ese día, simplemente tu mente se desconectó en aquel momento. Se te fue la olla, cogiste el traje y decidiste dar un paseo por fuera. Bueno, vale, que te hubieras fumado un porro a escondidas con Jasper, del módulo agrícola, igual ayudó un poco, pero sólo un poco. Llevabas demasiada tensión acumulada y todo saltó en ese preciso momento...

Y te dejaste coger, no opusiste ninguna resistencia. Y desde luego esta vez no tenías intención de salir indemne con más trabajos a la comunidad. Quizás Sean fuera más raro que un perro verde, pero era tu mejor amigo y le habías fallado una vez. No pensabas fallarle una segunda. Si Sean no iba a poder salir de allí nunca, entonces tú irías a por él, encontrarías un modo de salir los dos o moriríais juntos, como los dos buenos amigos que siempre habéis sido.

Y ahora aquí estás, compartiendo celda con un tipo llamado Scott, del que no sabes nada. Podría ser un asesino en serie y tú sin saberlo. O podría ser como Jasper y ser un colega y pasarte más maría de su huerto. Tu celda está en el cuarto piso, tienes unas grandes vistas a la zona común y hoy por fin podrías localizar y acercarte a Sean de una vez sin que pareciera demasiado sospechoso. O eso te dices mentalmente a ti mismo. Aquí hay demasiada gente y tú llevas demasiado poco tiempo aquí, ya te ha costado suficiente el que no acabaras violado en las duchas anteayer. Eso dificulta cualquier búsqueda, eso está claro.

Odiaba las drogas, no me fiaba de ellas por lo cual las odiaba porque nunca sabia que podía ocurrir tomándolas.

- Un día mas... creo que si consigo ver a mi hermano podré dormir... si hoy no lo consigo iré a las cocinas mañana... -Realmente estaba allí por el y hasta que lo viera no estaría tranquila, hasta que hablara con el no podría relajarme, así que una parte de mi pensaba que si lo veja los terrores nocturnos terminarian.

Baje de mi cama y me estire crujiendo mi cuello y pasándome la mano por la melena para "peinarla" - ¿Me ayudaras?

Me coloque a su lado en la pared para la inspección.

Melany se mira las uñas mientras tu tratas de poner orden en tu cabeza y en tu camastro. Levanta la cabeza cuando le haces la petición de ayuda.

-¿A qué? ¿A encontrar a tu hermano?- te pregunta algo confusa con el objetivo de la búsqueda -Claro, le encontraremos. Mientras no esté en aislamiento, deberíamos de poder encontrarle en las zonas comunes. Entre las dos lo conseguiremos- te sonríe confiadamente.