Partida Rol por web

Es de noche y hace algo de frío, las fogatas dispersas por el gran claro iluminan a fogonazos aquí y allí con sus colores anaranjados. Oís risas de gente divirtiéndose, algún que otro gruñido y golpes de peleas sin mayor importancia, pero sobretodo oléis el dulce aroma especiado de carne de venado asándose lentamente, como debe ser, en la fogata central. Pronto empezará el banquete que será la culminación de la reunión a la que estáis asistiendo. A mediados de verano siempre hay una de estas, uno de los mayores y más concurridos Cónclaves de este lado del planeta. Anya, vuestra líder de la Tribu de los Cazadores Negros, le ordenó a Tristan, vuestro jefe de partida, que fuerais al Cónclave como parte del comité de representación de vuestra tribu. Vuestra tarea es simple: cuidar de Cassandra, vuestra chamán. Junto con algunos de sus guerreros como apoyo extra, debéis mantenerla bajo control y sobre todo a salvo. Estaba ganando cierta fama y habían llegado a sus oídos extraños rumores de que una banda rival quería agenciársela para su propio uso y eso es algo que nadie iba a permitir. Podía estar un poco zumbada, y a veces daba más miedo que los Hombres de la Montaña y los Reapers juntos, pero, en todo caso es vuestra chamán loca y nadie os la va a arrebatar, ¡faltaría más!

Hacía poco que habías sido reasignado al grupo comandado por Tristan. Has hecho algunas salidas con éstos para cazar algunos venados y eliminar a un par de intrusos reapers, que estuvieron casi a punto de colarse en el territorio más circundante a vuestro asentamiento. Aunque se te considera desde hace tiempo como un avezado explorador, perteneces en origen a otra banda y eso se nota, estás todavía en proceso de adaptación a tus nuevos compañeros y familia. Aunque todos en la tribu os conocéis entre vosotros, no es lo mismo compartir comida y lecho que ir de cacería…

Tristan te eligió hace 6 meses cuando su rastreadora, Vera, “desapareció” en una misión y la dieron por muerta. Anya simplemente aceptó tu traslado de una banda a la otra. Nunca dijo el motivo de su decisión. Hace poco más de dos meses te cargaron con el muerto de Grey. De nuevo, Anya lo asignó a vuestro grupo, nadie sabe tampoco muy bien el porqué, pero desde el primer día que no has podido despegártelo de tu culo. El niño te sigue allá donde vayas e intenta imitar y aprender absolutamente todo lo que haces o dices. Aunque el crío a veces te resulta útil, especialmente para colarse en sitios muy pequeños o estrechos.

Eres lo que comúnmente se llama un brother in arms de Tristan. Habéis combatido juntos, superado peligros juntos y habéis sangrado juntos en varios ataques salvajes. Por desgracia, no has podido estar en todas las misiones comandadas por Tristan. Aunque desde niños siempre habéis sido compañeros infatigables, os separasteis cuando él fue nombrado Jefe de Partida y le asignaron a otro grupo, con gente nueva, dejándote atrás. Tú te quedaste en vuestro antiguo grupo de caza hasta que Klaus y Vera “murieron” prematuramente, entonces y sólo entonces se te permitió cambiar de grupo y pasar a manos de Tristan. De eso hace 6 meses y como se suele decir, la mala suerte de unos es la buena suerte de otros. Y tú eres feliz por estar de nuevo con tu mejor amigo y camarada de batallas.

Eres, por así decirlo, la nueva del grupo. Esta es tu primera misión oficial y real, hasta ahora sólo habías hecho salidas supervisadas y bajo la estricta mirada de tu hermano mayor Shade, y siempre con un peligro más que calculado (que ya es mucho decir, teniendo en cuenta quienes son tus compañeros, a los que conoces en mayor o menor medida, desde que eras niña y sabes de lo que son capaces y de su modo de liarla rápidamente). Sabes que no vas a estar sola y que tu hermano estará ahí si le necesitas, siempre vigilando desde las sombras todos y cada uno de tus pasos, pero ya no serás esa niñita agarrada a su pernera, sino un miembro adulto y de pleno derecho de la banda. Tu hermano te dijo unos días atrás, antes de salir de la aldea, que estabas más que preparada para este viaje. El mejor trampero de la tribu te había enseñado personalmente, desde que apenas levantabas unos palmos del suelo, sin importarle que fueras una niña de ricitos de oro. Y eso debería contar para algo.  Además, en el grupo estaba Cassandra, tu amiga de la infancia, con lo que no serás la única mujer presente (y menuda una, cualquiera intentaba alguna burrada con ella, el último acabó muerto, o mejor deberías decir que simplemente no despertó).

Llegasteis hace dos días al punto de reunión, una enorme explanada cubierta de fresca hierba de un tono azulado, rodeada de marismas y una densa arboleda a un lado de la zona acuática central. La tribu que os hospedará a todos es la de las Marismas, este verano les ha tocado a ellos.

El viaje había durado al menos dos días y medio a pie, a buen ritmo, que en vuestros términos es a toda ostia y sin parar apenas para descansar (dormisteis unas pocas horas por jornada diaria, lo justo para no caer extenuados por un barranco). Fuisteis cuidadosos y no encontrasteis grandes peligros, más allá de algún animal salvaje de dos cabezas o triples cuernos, cabreado con la intromisión en su quehacer diario. Os pareció oír a cierta distancia a un pequeño grupo de reapers, pero no quisisteis pararos por nada del mundo y simplemente pasasteis de largo, lo más silenciosamente posible por si acaso. Llegasteis a la explanada justo a tiempo de la primera gran comida con el resto de representaciones de las demás tribus que conforman el Clan de los Bosques, al que vosotros pertenecéis. Desde entonces han pasado dos días en que habéis comido en abundancia, ha habido pequeñas incursiones de cacería y pesca, algunos de los participantes han follado hasta la extenuación, otros han intercambiado todo tipo de mercancías e informaciones útiles, y la gran mayoría han bebido aguardiente y comido bellotas sagradas hasta caer inconscientes al suelo. Eso sí, cada representación debía cumplir con su obligación de aportar miembros a los distintos turnos de vigilancia de los límites del terreno donde se celebra el Cónclave.

Las dos primeras noches os habíais librado de las guardias al mandar Tristan a los “guardaespaldas” de Anya a hacer las vigilancias, para así permitiros a todos descansar y disfrutar un poco de las diversiones que ofrece semejante evento tribal. Pero hoy les tocaba descansar a éstos y uno de vosotros iba a tener que sacrificarse por el bien del grupo.

-Coged uno- os dice Tristan ofreciéndoos su puño negro cerrado alrededor de varios trozos de cordel que sobresalen por sólo un lado. Os mira con esos ojos oscuros y fríos que siempre luce, indicando que no permitirá que ninguno hagáis trampa. A quien le toca, le tocó y punto. Uno a uno os hace coger un cordel a cada uno hasta que Tier saca el suyo que es apenas es un fragmento de nada.

-¡Tenemos un ganador!- dice alegremente Cassandra –Está claro que el Dios Astado te ha bendecido asignándote una gran y merecida tarea- dice muy convencida de sí misma, sonriendo abiertamente a Tier. La pequeña bruja de piel lechosa y aspecto frágil hoy luce un aspecto algo distinto, se ha pertrechado con abalorios y ropas distintas para impresionar a los otros chamanes presentes y no ser tomada por una aprendiz. Dada su juventud, más de uno no se la toma demasiado en serio y eso no deja a nadie en buen lugar. Y menos a vuestra tribu. Así que se ha tomado muy seriamente el tema del aspecto y ahora parece una mujer adulta y feroz, sobretodo con las pinturas en su cara formando extraños y mágicos símbolos, que sólo los que son como ella entienden.

-Que así sea, Tier te ha tocado acompañarnos a Shade y a mí. Mañana os tocará a vosotros dos con Boots y Serrucho- afirma rotundamente Tristan, señalando a Clover y a Khan, que se han librado por esa noche. Pero mañana por la mañana les tocara con los dos guerreros de Anya, que tienen menos conversación que una piedra.

Shade se acerca a Clover antes de marcharse para tomar posiciones en la vigilancia de esta noche.

-Ojos abiertos, Monito- te dice cariñosamente, sonriendo muy levemente. Desde niña te llama afectuosamente así, desde que te encontró, siendo él mismo un niño todavía. Te llevó al campamento, cargando contigo en brazos todo el camino, y su padre y él te acogieron como si fueras sangre de su sangre. Sabes que si te dice eso es porque te está advirtiendo de que no te dejes llevar por toda la fanfarria de la fiesta, que no bajes la guardia mientras estés sola y que si algo pasa, grites.

Grey, con una sonrisilla picarona en los labios se acerca a Khan.

-¡Menos mal que nos hemos librado de la guardia! ¿Qué haremos? ¿Vamos a buscar a esos reapers que vimos ayer?- pide con entusiasmo. Está inquieto y tiene ganas de hacer cosas como sea –Aunque la comida huele muy bien- se oye gruñido de tripas procedente de su barriga –¿Podemos comer primero?- pone cara de niño bueno angelical.

Tristan golpea el hombro de Tier amistosamente.

-Como en los viejos tiempos, cuando apenas nos salía barba, ¡nos tragamos unas cuantas de esas!- bromeo, algo más distendido. Con el hombretón rubio, vuestro líder siempre es algo menos rancio y estricto.

Me quedo mirando el cordel con el ceño fruncido y cara de pocos amigos, no porque me haya tocado ir de misión (al contrario, prácticamente estaba deseando ir), sino porque ahora parece que tengo que ir por obligación cuando yo realmente quería ofrecerme a vigilar. Miro a Cassandra sin ninguna emoción en mi rostro y gruño al oír al mocoso de Grey diciendo de ir a buscar a los reapers. Como tengan los cojones de ir a por ellos sin mí, pienso destriparlos y comerme sus intestinos... si es que no lo hacen los reapers antes.

- Tú aún n-n-no ti-ti-ti-tienes mucha barba -Le digo a Tristán, tartamudeando y esbozando una fiera sonrisa. Voy a añadir algo más acerca de lo que nos ha llegado tocar tragar durante años, pero decido que mejor me callo y cojo mis cosas del suelo. Me pongo la capa por encima de los hombros, envaino la espada y el cuchillo, y agarro la lanza.

Sacudo la cabeza en dirección a los otros miembros de la partida de caza a modo de despedida y sigo a Tristán hacia los puestos de vigilancia.
- Los r-r-reapers po-po-podrían estár p-p-por la zona -Comento. Casi es un rezo: que aparezcan los reapers, les atravesaré con mi lanza y les cortaré la cabeza con mi hacha.

Despues de una muy buena caminata llegamos al lugar donde se dara el Conclave, se nota que les ha tocado al Clan de las Marismas por la zona elegida pero bueno no puedo quejarme... al no ser anfitriones no tenemos que estar pendientes de la comida pero si de la vigilancia. Los primeros dias nos libramos gracias a Tristan... la verdad es que he oido rumores sobre el y aunque aun no me he adaptado a su manera de cazar las cosas se van limando, parece que incluso acabare siendo de esta banda despues de todo, aun no entiendo el porque de mi traslado pero intentar protestar no es lo mio y ya tengo bastantes problemas como para buscarme mas.

Paso los dos dias entre mujeres de otros clanes y disfrutando tanto de la compañia como de la comida, aun asi paso de las setas tengo mi propia mercancia y pobre del que intente tocarla.

Al tercer dia llega Tristan, por fin toca decidir quien hace guardia, los cordeles hablan... como mas o menos parece indicar Cassandra y es Tier el afortunado en salir, la verdad es que me encantaria poder perderme entre los arboles un rato pero parece ser que aun no es mi turno, lanzo una pequeña bola de hierbas al aire cazandola con la boca al caer. Al dia siguiente me tocara con Clover, Boots y Serrucho... la verdad es que me es indiferente con quien me toque pero no es mala idea conocer mejor a Clover, es una buena trampera y siempre es util aprender de esas cosas. - Asiento en direccion a Tristan para dar mi conformidad con la situacion, antes de darme la vuelta y encontrarme con Grey... al cual casi aplasto, miro al chico desde mi altura con una mirada interrogante que pronto se ve saciada con sus preguntas. Me pongo en cuclillas para poder mirarle directamente a los ojos y en ese momento suenan su tripas, no digo nada, solo le miro y sonrio. Pongo una mano sobre su hombro y señalo el campamento. - Aprecia las cosas de la vida chico, este tipo de banquetes se dan pocas veces al año. Disfruta de eso... los reapers estaran ahi fuera cuando vayamos a por ellos. - Al fin y al cabo son como las malas hierbas, da igual cuanto las arranques siempre salen mas de donde estaban los otros. - Ahora ve a buscar algo de comer y traeme a mi algo tambien... - Mi mirada le reta a acordarse de como me gustan, con poca especia y poco hecho.

Me levanto y miro a Tristan y a Tier, una muda mirada y un leve gesto de cabeza, no lo dira en voz alta pero lo trasmite su lenguaje corporal, suerte y que vaya bien la guardia. Al darme la vuelta echo un vistazo al campamento que yace a unos metros de mi... llevo dos dias de juerga, mujeres y comida principalmente pero eso no evita que mi mente piensa que despues de dos dias alguien puede haber reparado en mi, la duda es si vendran de frente o tendre que esperar un cuchillo en mi espalda mientras estoy tirandome a alguna de las mujeres de por aqui... una sonrisa asoma a mi rostro durante un brevisimo instante, una sonrisa depredadora mientras mis pensamientos son simples, que vengan.. que mas da cuando mi cuchillo les estara esperando.

-Mira quien fue a hablar!- protesta éste ante la insinuación de su compañero de armas. No parece darle importancia a los problemas de comunicación de Tier. Y pobre del que intente burlarse de su modo de hablar porque acabaría con la cabeza enterrada en el suelo, como una estaca.

-Probablemente. Para eso son las guardias- Tristan responde el gesto de Khan con seriedad -Si hay cualquier problema, ya sabéis donde estaremos.

Tras decir eso, se marcha con Tier, dejando atrás a Shade, que está hablando con Clover en privado.

Grey sonríe de la forma más seria que puede, siguiendo el ejemplo de Khan y de sus palabras sabias. Acepta con la cabeza, en silencio. Aunque no tarda mucho en volver a abrir la boca.

-Claro, ¡en seguida vuelvo! ¿Poco hecho verdad?- grita mientras sale corriendo hacia la fogata central a por comida. Es un polvorilla pero no se puede negar que le pone entusiasmo a todo.

De momento no te ha parecido ver a nadie de la Tribu de los Cuchillos Largos, es raro, hubieras jurado que estaban obligados a venir, al igual que vosotros. Aunque es posible que hayan mandado a alguien distinto y no a Ella. Si es así, estás salvado, podrás seguir disfrutando de la bacanal sin preocuparte de que nadie intente rebanarte el cuello, al menos no muy en serio. Las risas, los jadeos y los gruñidos se entremezclan con algunos ruidos procedentes de los árboles de alrededor. Es una buena noche, cálida y tranquila. Una de las mujeres jóvenes con las que yaciste el día anterior se acerca a ti, sonriendo lascivamente. Parece que tendrás otra noche movidita...

En compañía de Tristan camináis bajo la noche estrellada y las luces celestes verdosas hacia el lindar del bosque, donde están apostadas distintas patrullas de vigilancia para todo la explanada. La noche está en calma y a medida que os vais alejando de la fiesta continua, las voces se van amortiguando y pasan a ser una cortina de fondo. Oyes algunos insectos llamarse entre sí, algún que otro canto de pájaro nocturno y el sonido de algún animalillo moviéndose entre los árboles. Todo muy normal. Alcanzáis a Boots y a Serrucho, que portando sus máscaras de astas, esperan pacientemente a su relevo.

-Disfrutad de la fiesta- les desea Tristan tras palmearles el hombro a cada uno de ellos. Los dos tipos son enormes y fuertes, más que Tristan y tú y eso es decir mucho. Tienen un aspecto realmente fiero. No dicen nada, sólo devuelven el saludo golpeándose el pecho con un puño cerrado. Son aún más parcos de palabras que tú. Se marchan dando largas zancadas y se pierden en el tumulto de hogueras y gente celebrando la vida.

Miro a Tristan, aun despues de este tiempo aun nos estamos conociendo pero no es dificil entender su significado, se evitaran los problemas hasta que estos sean inevitables, si es necesario le llamare... no me gusta depender de otros, es algo que he dejado claro mas de una vez pero no soy tonto, una cosa es un duelo y otra una paliza. Vuelvo a asentir para dar conformidad a lo dicho y espero no tenga problema alguno con lo expresado.

Grey con su jovialidad rompe mi conexion visual con Trsitan, simplemente es incapaz de estarse quieto... cosa que le resulta muy util cuando estamos ahi fuera. Sonrio al chico a modo de respuesta antes de que salga corriendo hacia la fogata central. Miro a mi alrededor mientras sigo masticando la bola de hierbas, por ahora no he visto a nadie del Tribu de los Cuchillos Largos y espero que siga asi... una cosa es que aparezca cualquiera de la tribu pero si es Ella, entonces si estare en un lio. Sonrio de una manera extraña a nadie en particular, deja las cosas que no puedas abarcar para cuando llegue su momento, mientras disfruta del momento presente. Con eso en mente y tras despedirme del grupo me adentro en el banquete de nuevo.

Las llamas danzan a pocos metros de mi, su calor es embrigador pero no soy tan tonto como para mirarlas directamente, no hay problema en que afecten algo a mi vision nocturna pero no quiero que me la jodan del todo... incluso aqui y ahora una parte de mi se resiste a dejarlo todo suelto. Le doy otro mordisco a la carne, algo de sangre chorrea por mi rostro de afilados angulos mientras Grey parlotea sin parar, le podria decir mil cosas pero no las aprenderia aun no... es demasiado joven, todos lo hemos sido. Esos pensamientos se interrumpen cuando una belleza que me resulta familiar aparece ante mi, nuestras miradas se cruzan y se que pase entre esas curvas un buen rato anoche, su sonrisa es embriagadora y me invita a perderme de nuevo en ella. Le doy un leve toque en el hombro a Grey, me ve acercandome a la mujer y sabe que es momento de dejarme a solas un rato. Cojo a la mujer por la cintura y la alzo para que me rodee con sus piernas, miro al chico por ultima vez y le guiño un ojo antes de desaparecer entre el gentio.

Tras la caminata que, a pesar de habernos llevado demasiado poco tiempo, a mi se me hizo eterna, por fín habíamos llegado al lugar que fuimos citados para el Cónclave. Era la primera vez que acudía a algo así y aunque el banquete era sin duda espectacular, de lo que realmente tenía ganas era de ponerme manos a la obra. Lástima que la primera guardia sería cosa de Tier, aunque tras enterarme de quienes serían sus compañeros de guardia, lo agradecí. Me gustaba estar acompañada de Shade, pero era la primera vez que llevaría a cabo una misión de verdad, y si me tocaba con él en el grupo... Quizás no me la tomase tan en serio como debería. Y no quería cagarla.

Ser jóven tenía sus inconvenientes, y uno era que por norma general no te tomaban en serio. Y por lo que parecía ocurría fuese cual fuese tu oficio. Cassandra siempre había sido una chamán increíble y sin embargo, tenía que sobrecargarse con amuletos y demás para aparentar. Estaba espectacular y parecía más adulta que nunca, eso no podía negarlo. Pero realmente no necesitaba nada de eso. Su valía no tendría que medirse por algo así.

- No te preocupes, y pásalo bien. -Me despedí de Shade, y a continuación, del resto.

Cuando ví cómo Khan se iba a lo suyo, decidí acercarme a Cassandra.

- ¿Qué tal lo llevas?

Camino en completo silencio mientras nos acercamos al punto de relevo de Boots y Serrucho, como si esperara un ataque inminente. Voy en formación, a cinco pasos a la derecha de Tristán y un paso más atrasado. Cerca para guardarle las espaldas, pero a la vez algo separado para cubrir más terreno con la vista. Llevo la lanza en la mano y de vez en cuando la pongo en horizontal para sentir su tacto en mis dos manos, dandome un pequeño golpeteo rítmico. Una especie de canción de guerra.

- ¿Vi-vigilar o p-p-p-patrull-ll-llar? -Pregunto, una vez estamos fuera de perímetro y ya los hemos relevado, estando solos.

En realidad me gustaría que viniese alguien. No demasiados enemigos: fastidiarían el Cónclave, pero sí algún reaper perdido al que poder cortar en dos con mi hacha.

- ¿Cassandra? -Pregunto, pensando en si estará bien nuestra chamán habiendo perdido dos protectores por un rato.