Partida Rol por web

Hacia las Fauces [Finalizada]

Epílogo

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20/02/2013, 16:53
Director

El Mano Vil estaba completamente destrozado. Los impactos de los pesados proyectiles de las macrobaterías sumados a la energía de la lanza de proa terminó por destrozar el maltrecho casco de la fragata pesada. El Umbra Tigris se alzaba victorioso en aquel campo de asteroides y muerte. Las deflagraciones y explosiones internas sacudieron los mamparos de la nave. El sistema de soporte vital falló, así como el motor de plasma y el disforme. Estar a bordo del Mano Vil era como estar en el infierno.

Aún quedaba lo peor.

Por mucho que Bastian Baild, senescal del Umbra Tigris se empeñó en que el acontecimiento se llamara Batalla del Tigre Rojo en la Expansión Koronus y en los círculos académicos calixianos el evento se denominó el Día de los Desalmados. Treinta y tres millares de personas fueron exterminadas aquel día. Una sangrienta ejecución masiva descontrolada llevada a cabo por las tropas de asalto de la Casa von Schwarz. En la furia del combate el comerciante independiente von Schawrz perdió el contacto con sus hombres, nada pudo detener la hecatombe.

Hadarak Fel, orgulloso comerciante independiente que afirmaba ser inmortal tuvo más suerte, murió durante el combate espacial, por falta de oxígeno y congelación cuando el puente de su nave fue alcanzado. Su cadáver se encontró junto a su trono de capitán, ahora usurpado por el vencedor.

Por orden del rogue trader Karl von Schawrz los cuerpos de los tripulantes del Mano Vil, incluido su capitán, fueron purificados. El fuego se encargó de ellos. Sus cenizas, expulsadas por las escotillas, dejando un rastro plomizo y funesto tras el Umbra Tigris. 

Von Schawrz contempló en persona cómo se incineró y expulsó al vacío el cadáver de su rival. Sus cenizas mezcladas con las de los demás tripulantes de su nave, treinta y tres millares de tripulantes. Vagando en el espacio eterno. Miserables testigos de la crueldad humana. El Rogue Trader observó al escena desde su trono de capitán. Hay quien dice que, cuando lo vio, sonrió.