Partida Rol por web

El navegante según llego a la nave se dirigió a la enfermería, habían tenida muchos heridos y era el momento de ayudar a los médicos de la Umbra Tigris. Al llegar allí se encontró con muchos heridos y no dudo en remangarse para ayudar.

Una trampa... Maldita sea... Cobardes hijos de perra... Se van a cagar... Murmuraba furiosa de que aquellos enemigos hubieran utilizado el truco tan sucio de dejar una nave con la baliza de socorro y abordar a quienes pretendieran auxiliarles. Lo que estaba claro, era que la nave enemiga se preparaba para abordar la nuestra, así que las prioridades se ordenaron solas en mi mente. Abordarnos... !Ja! Lo primero será llegar. Hay que volar a esos crabrones antes de que lleguen.

Caminaba a toda velocidad, es más, era casi una carrera por los pasillos de la nave en dirección a los controles de las armas. No sé quién será el que está disparando, pero ya ha fallado suficiente por hoy. Esta dispuesta a sacarlo de su puesto y a hacerme cargo del armamento. Mientras me dirigía a aquel lugar, activé el comunicador y me puse en contacto con Zakaev. !Atención! Posible maniobra enemiga de abordaje! Todos los equipos listos y preparados en sus puesto para un contra-abordaje. !Quiero a todos los hombres listos para establecer contacto! CAMBIO Y CORTO. En aquellos momentos los ánimos estaban ya bastante calientes.

Karl fue raudo hacía el puente de mando dirigiendo a su grupo de mando. Aunque ellos supieran como llegar, todos sabían que de todos ellos, el primero en entrar debe ser Karl.

El Capitán entro en el puente de mando, y uno de los ordenanzas bramó la información...

Caaaaaaaaapitán en puente - he hizo silbar el silbato.

Von Schwarz subió a su trono de mando donde se sentó y desde el cual podía supervisar y controlar todas las acciones de la nave y su estatus, recorrió el puente, observo a sus hombres trabajando y asintió a Gaeta.

 - ¡Bien! ¡Código Rojo en toda la nave! - ordenó en primera instancia. Ya casi podía oír a los músicos tocando su pequeña perorata llamando a los soldados a las armas, y aunque Tanya ya advirtió eficazmente a la soldadesca, Karl siempre quería dejar patente el sistema de códigos y alertas de la nave, muchos reclutas se despistaban.

¡Tanya! Toma el control de las baterías, quiero que les habrás un agujero que nunca olviden - se volvió para mirar el plano proyectado de la zona en la que estaban y lo observó ceñudo durante unos instantes - ¡Sarvus! ¡Maniobras evasivas y aumenta la velocidad! - aquella nave se movía a gran velocidad pero poco sabía de ella - ¡QUIERO INFORMACIÓN DE LA NAVE ENEMIGA YA! - bramó la orden que le pareció importante y necesaria, saber a que se enfrentan es vital - ¡Regulus! ¡Por favor consíguenos velocidad de flanqueo! - siguió mirando las consolas de mando, los informes - ¡Tripulación! ¡Si no queréis ser pasto de las estrellas será mejor que os mováis! ¡Si salimos victoriosos habrá una nave que saquear!¡Recargad más rápido!

     Bastian llegó al control de fuego de la lanza de proa para apoyar a los artilleros, pero se perdió entre monitores, soluciones de disparo y órdenes cogidas al vuelo. Llegar a un combate espacial cuando ya está en marcha hacía que perdieses un tiempo valioso poniéndote al día.

Severus, espero que estés sobrio, necesito información de esa jodida nave - se movió un poco en el asiento y siguió con las ordenes - Abram, ¡ánima a los operarios de las lanzas joder, necesitamos un buen disparo!

Yuien, si es tan amable, ayude al espíritu maquina de nuestra amada nave para que tenga mejor capacidad de maniobra

Alenna, bloque las comunicaciones de la nave enemiga, no sea que tenga amigos y los llame

Estábamos tan obcecados con la posibilidad de obtener algún beneficio para nosotros que no se nos paso por la cabeza la opción de que fuera alguien el que quería obtener un beneficio de nosotros. Piratas... debimos de suponer que en un lugar tan apartado como este debía de haber una buena razón para encontrar una nave a la deriva... pensaba mientras seguía al capitán al puente.

Una vez allí este se sentó en su trono y comenzó a bramar ordenes sin perder un solo segundo. Enseguida capitán respondí haciendo un leve asentimiento con la cabeza antes de partir hacia la sala del motor. Una vez allí combi-herramienta en mano me puse a realizar los ajustes necesarios para lograr aumentar la velocidad aunque solo sea de forma temporal.

Anna y el navegante trabajaban mano a mano para ayudar a los marinos que llegaban a la enfermería, era curioso que un mutante ayudara a los enfermos, pero Kungel ademas de tranquilo tenia unas buenas manos para la medicina o eso le decían en la universidad de medicina en Terra. Uno tras otro fueron salvando a los posibles pero muchos no tenias solución

Sarvus observa el mapa táctico y comienza a dar órdenes: Isabella, vire 45º para encararle las armas; preparados los equipos de extinción de incendios; prepárense para nuevas maniobras evasivas, ....pero al ver la presunta dirección que va a seguir el incursor y que su velocidad es mayor añade: A toda velocidad, intentaremos ganarle ventaja en los asteroides.

     Bastian escuchó el cambio de rumbo que Sarvus había ordenado y sus ojos se abrieron de par en par. Aprovechando su posición en el control de fuego conectó el vox para hablar con los artilleros sin perder una sola décima de segundo.

      - ¡Atención a todas las torretas defensivas, alerta de proximidad! Estén atentos para destruir posibles obstáculos de tamaño medio en nuestro camino. Vamos a entrar en una zona con alta densidad de restos. Mientras hablaba el Campo de Batallas iba aumentando de tamaño en los visores del Umbra Tigris.

    Sarvus... ¿como cometes semejante error de principiante? Pensó. Hasta una rata de biblioteca como él sabía que donde hay restos de gran tamaño, ya sean asteroides u otra cosa, siempre hay muchos mas de menor tamaño alrededor.

Mientras caminaba hacia el puesto de control de disparo me quité el casto y lo coloqué con el clip en el cinturón. La nave hacía maniobras mientras la nave enérgica se aproximaba cada vez más, era un aparato rápido, que nos la iba a jugar. Rápidamente me senté en el puesto de control y me coloqué los arneses de sujeción, pues no pocos tripulantes habían muerto cuando tras una andanada certera se rompían la cabeza contra los instrumentos. Sin pausa comencé a dar órdenes para establecer y fijar el objetivo:

¡Oficial de tiro Jeremias! Necesito los vectores de proximidad y los ajustes de los ángulos de alcance para ayer mismo.

Tecleaba la consola con movimientos rápidos mientras mi mano derecha agarraba fuertemente en Joystick de ajuste de las armas. Todo el mundo notaba el peligro y en el ambiente se respiraba el olor de la tensión y el miedo. Pero a mí me habían criado y entrenado para estas situaciones y sabía que la calma era la principal virtud. Los datos enviados desde la consola de Jeremias iluminaron mi pantalla e hice los ajustes.

¡Estableciendo y fijando blanco! ¡Quiero una solución de disparo firme caballeros!

Nuevos datos que incluían las rectificaciones de velocidad, posible maniobra enemiga y translación inercial se incluyeron a los cálculos de disparo que ya estaba fijando y cerrando.

¡Atención! ¡Tenemos solución de disparo Fijada! ¡Abriendo fuego con todos los sistemas! En ese momento levanté la cubierta del disparador del Joystick y apreté el botón de disparo. De las baterías de armas que tenían ángulo emergieron unas lanzas de energía rojas incandescentes que se dirigieron contra la nave enemiga acertandole de lleno con un preciso y espectacular disparo. Era un milagro que el disparo de energía no hubiera alcanzado uno de los multiples asteroides que comenzaban a rodearnos. Había pasado a escasos metros de muchos de ellos, pero la punteria habia sido quirurjuca.

El oficial de tiro enfocó la imagen de la nave enemiga aumentada y pude decir mientras se evaluaban los daños producidos: !Objetivo alcanzado! Repito, nave enemiga alcanzada. Me premití un momento para sonreir mientras les decía a los presentes: Bien hecho señores, terminemos el trabajo y mandemos a esos cabrones al infierno.

El senescal se había desplazado hasta el armamento de proa para supervisar en persona las labores artilleras de la lanza energética. Nerviosos tras la primera andanada no estaban realizando correctamente su labor, pero todos confiaban en que el senescal les liderará en su tarea. No fue así, tan pronto como vio la maniobra que Sarvus pretendía realizar dejó desamparados a sus hombres para contemplar aquella temeridad. Por suerte para él el arma no fue utilizada, y su negligencia quedó desconocida, por el momento...

En la cubierta artillera de babor la imponente y carismática presencia del rogue trader obró maravillas, y las labores de municionamiento y cálculo de disparo ofrecieron una buena cadencia de fuego en la batería.

El navegante optó por supervisar las labores médicas de la enfermería de la nave, no era un compartimento muy bien equipado, pero se lograron salvar muchas vidas de tripulantes esenciales.

El explorador oraba junto a sus hermanos del Adeptus Mechanicus y realizaba los sagrados ritos, el espíritu máquina resultó complacido y colaboró con nuevas fuerzas al movimiento de la nave.

El señor del vacío, temido entre la tripulación, todo el mundo estaba pendiente de lo que haría, y fiel a su estilo no le importó sacrificar vidas para conseguir su objetivo* quiso atraer, mediante una serie de zigzagueos, a los orkos hacia el campo de asteroides, donde la fuerte armadura de la Umbra Tigris sería una ventaja.

Fue la archimilitante la encargada de manejar las piezas artilleras, la batería de estribor lanzó una andanada tan atroz que reventó el casco del incursor, perforando sus cubiertas internas, exponiendo amplias secciones al vacío y causando daños en el motor de plasma, que fue dejando un brillo tras la nave.

Los datos y las imágenes llegaban desde los puestos de observación hasta mi pantalla, y con el índice y el pulgar, extendiendo esos dedos frente a la pantalla, aumenté de tamaño el rectángulo en el que aparecían las imágenes de la nave enemiga a tiempo real. Estaba claro que había sido tocada, pues se podían ver con el aumento unos feos chamuscones en el lateral de la misma donde se habían producido los impactos. !SI! Dije en voz baja para mí misma. Daños visibles en la estructura de la nave Señor. Informé a Von Schawrz mientras arrastraba la imagen con el dedo sin tocar la pantalla y la desplazaba en dirección a su consola frente al trono de mando. Inmediatamente la imagen entró en su pantalla. La batalla no había acabado, asi que me dispuse a volver a hacer los calculos para otro disparo. Recalibrando armas para otra andanada. Señor.

El senescal se había desplazado hasta el armamento de proa para supervisar en persona las labores artilleras de la lanza energética. Nerviosos tras la primera andanada no estaban realizando correctamente su labor, pero todos confiaban en que el senescal les liderará en su tarea. No fue así, tan pronto como vio la maniobra que Sarvus pretendía realizar dejó desamparados a sus hombres para contemplar aquella temeridad. Por suerte para él el arma no fue utilizada, y su negligencia quedó desconocida, por el momento...

En la cubierta artillera de babor la imponente y carismática presencia del rogue trader obró maravillas, y las labores de municionamiento y cálculo de disparo ofrecieron una buena cadencia de fuego en la batería.

El navegante optó por supervisar las labores médicas de la enfermería de la nave, no era un compartimento muy bien equipado, pero se lograron salvar muchas vidas de tripulantes esenciales.

El explorador oraba junto a sus hermanos del Adeptus Mechanicus y realizaba los sagrados ritos, el espíritu máquina resultó complacido y colaboró con nuevas fuerzas al movimiento de la nave.

El señor del vacío, temido entre la tripulación, todo el mundo estaba pendiente de lo que haría, y fiel a su estilo no le importó sacrificar vidas para conseguir su objetivo* quiso atraer, mediante una serie de zigzagueos, a los orkos hacia el campo de asteroides, donde la fuerte armadura de la Umbra Tigris sería una ventaja.

Fue la archimilitante la encargada de manejar las piezas artilleras, la batería de estribor lanzó una andanada tan atroz que reventó el casco del incursor, desde la proa a la popa junto a toda la banda de babor, perforando sus cubiertas internas, exponiendo amplias secciones al vacío y causando daños en el motor de plasma, que fue dejando un brillo tras la nave. Tripulación y equipo salieron despedidos a la condena del vacío.

¡Nave enemiga en retirada, señor!

Los vítores llenaron el puente de mando de la Umbra Tigris.

¡¿Retirada?! ¡¿Acaso se creen esos desgraciados que voy a dejar que se retiren?! - la vena de la sien del capitán palpitaba con intensidad mientras se levantaba con furia del trono de mando empezando a escupir ordenes en mitad de una especie de frenesí e ira homicida... el tigre de caza se acababa de despertar y sin que nadie se lo esperara karl tenía desenvainado y en la mano derecha.

- ¡Sarvus! ¡TODO A ESTRIBOR! - luego apuntó a Bastian - Bastian, te quiero dando ánimos a los operarios de la lanza de proa ¿Entendido? - ahora era el turno de Regulus - Regulus, siga alentando al espíritu maquina de la nave, ayude a conseguir más maniobrabilidad - ¡Severus! ¡Fije el objetivo en la nave enemiga ahora! - las ordenes las iba impartiendo con una fuerza y un ánimo desorbitados - Kungel, sigue ayudando a Anna, esa gente necesita asistencia médica - miraba de vez en cuando las pantallas cercanas a su trono de mando hasta que cogió el comunicador y habló directamente con todo el personal de las baterías de estribor - al habla el capitán, vosotros y Tanya liderandoos habéis conseguido una andanada cojonuda, no quiero que eso cambie, así que por la felicidad de vuestro capitán asestadles otra descarga mortal - aquello lo decía mirando fijamente a Tanya, un modo de agradecerle tan buen disparo. - Alenna, sigue bloqueando sus comunicaciones -

     El susto del cambio de rumbo de Sarvus había conseguido que Bastian se pusiese en guardia. Poco a poco se recompuso y comenzó a dar órdenes a los artilleros. - ¡Ya habéis oído al capitán, manos a la obra! el senescal comenzó a moverse con paso firme entre los operarios y a la vez abrió un canal para que los técnicos y cargadores pudiesen oírle. - ¡Esos xenos han tenido la osadía de creerse mas listos que nosotros! ¡Esos sucios orkos creyeron que si se acercaban con sigilo nos encontrarían agachados y con la ropa interior bajada para desflorarnos como a unas vírgenes primerizas! ¡Vamos a enseñarles de que pasta están hechos los artilleros de la Umbra Tigris! ¡Vamos a meterles nuestra lanza de proa tan dentro de sus feos culos de piel verde que creerán que nacieron con ella ahí dentro! La arenga había surtido efecto y pronto se escucharon los vítores y el clamor de los artilleros. Ésta vez stamos listos. Pensó.

Sin quitar la vista de los instrumentos al oír las ordenes del Capitán conteste alzando la voz por encima del hombro: Eso me hace muy feliz señor. Había que volver a ajustar todos los sistemas para un buen disparo, y eso era un proceso que llevaba su tiempo y sobre todo requería de habilidad para las correcciones, y experiencia. Sin perder un segundo me puse con ello al igual que los demás miembros de la sección de armamento. !Atención Equipo de Disparo! Quiero todas las armas preparadas y listas con sus ajustes realizados. !Todas las mediciones disponibles en 30 segundos o tendréis que enfrentaros a mi ira! Sonreirá mientras seguía tecleando y ajustando. Íbamos a borrar esa chatarra y a convertirla en otro pecio más que se sumaría al montón gracias a la gravedad que ejercía sobre otros cuerpos.

Los motores de la nave respondieron mejor de lo esperado a las modificaciones que les hice para conseguir aquel breve impulso extra fue aún más potente de lo que había calculado en un principio. El estruendo generado por las baterías al disparar me saco de mis pensamientos.

Segundos después llegaron las ordenes del capitán que daban a entender que el disparo había sido certero y las tornas de la batalla habían cambiado. Guarde la omni-herramienta en uno de los bolsillos de la túnica y me dirigí hacia el altar donde reposa el espíritu máquina de la nave para llevar a cabo mis ordenes.

Cuando llegue allí Severus todavía seguía orando. Al parecer estaba tan concentrado que no había oído al capitán hermano Severus el capitán quiere que vayáis a ayudar a fijar las baterías para los disparos. Yo os sustituiré en los rezos. Severus interrumpió sus rezos, asintió con severidad y marcho. Yo me subí al altar, abrí los brazos y comencé a recitar los sagrados rezos necesarios para pedir la colaboración del espíritu máquina.

El navegante habré un hilo de comunicación con el la nave -No os acobardeis, es solo un pecio orko