Partida Rol por web

Parece que las noticias vuelan más rápido que una Saeta de Fuego por Hogwarts. Está a punto de comenzar un nuevo curso y ya desde el Hogwarts Express se nota la excitación de los jóvenes magos comentando lo que han escuchado unos y otros sobre lo que va a acontecer en este nuevo año académico. Unos, los más pequeños, hablan de hadas y criaturas mágicas que les recibirán con brillantes luces, ranas de chocolate escondidas por todo el castillo y otras tantas cosas más.

Los más mayores, incapaces de contener también su emoción, hablan de un campeonato, de grandes batallas y pruebas desafiantes y peligrosas con las que alcanzar una gran fama, como en el Torneo de los Tres Magos. Algunos comentan que están seguros de que Durmstrang y Beauxbatons volverán a participar y que les verán llegar desde el cielo con sus caballos alados y por mar con su imponente navío. 

Pero cuando el tren por fin llega a su destino y todos suben a los carros tirados por los ya no tan invisibles thestrals, todos los rumores se apagan de pronto y un silencio desolador llena la noche. A lo lejos, donde siempre se había alzado imponente el gran castillo de Hogwarts, apenas queda un amasijo de ruinas y un bosque semi calcinado. El silencio y el dolor de la guerra consigue asentarse en los corazones de todos una vez más, recordándoos cómo era el mundo mágico hasta hace tan sólo unos meses.

—¡Bienvenidos, alumnos y alumnas! ¡Bienvenidos de nuevo, queridos!

La Directora McGonagall os recibe en las verjas de entrada, adornadas con sendos cerdos alados, y os conduce a uno de los pequeños patios empedrados. 

—Tengo una grata sorpresa para todos vosotros. Aunque como diría Dumbledore, como era un secreto, todo el mundo lo sabrá ya. Esta vez no veréis grandes llegadas ni espectaculares apariciones. Vuestros nuevos compañeros de Beauxbatons y Durmstrang se encuentran ya esperando en el Gran Comedor, impacientes por poder conoceros a todos y dar comienzo al nuevo curso. Por eso, queridos alumnos, quiero que observéis bien a vuestro alrededor. Hogwarts fue atacada, pero no vencida. Y ese es el espíritu que quiero que tengáis, que luchéis una vez más para demostrar vuestra valía. Hogwarts volverá a resplandecer si os esforzáis en cooperar y ayudaros mutuamente. ¡Bienvenidos a casa!

Cuando entráis todos al Gran Comedor, parece que entréis en otro mundo, casi como si nada hubiera pasado. El cielo estrellado se refleja en el techo encantado, las mesas están dispuestas de forma perfecta, miles de pequeñas velas iluminan la gran estancia... Todo es tal y como lo recordabais. Y, como bien había anunciado la Directora, en las primeras mesas se encuentran los alumnos de Beauxbatos y Durmstrang, que se levantan cuando entráis por las grandes puertas de doble hoja.

—¡Bienvenidos, bienvenidos todos a Hogwarts! —grita McGonagall, más entusiasmada de lo normal— Quiero que por favor les brindéis un cálido aplauso a los alumnos y profesores de Beauxbatons y Durmstrang, que muy amablemente han aceptado venir este curso académico a darnos su apoyo e incondicional ayuda. Como bien sabréis todos a estas alturas ya, hemos decidido convocar un campeonato para celebrar el resurgir del nuevo mundo mágico. Os dejo que el Ministro de Magia, el señor y querido amigo Kingsley Shacklebolt, os cuente todos los detalles.

—Gracias, Minerva. Como bien ha dicho la Directora McGonagall, se ha organizado una competición intercolegial con la intención de celebrar la nueva paz que hemos conseguido reinstaurar en nuestra comunidad. Sin embargo, esa no es la única razón del campeonato. Queremos estrechar vínculos, reafirmar las relaciones entre magos y cooperar entre nosotros para permanecer unidos. De esta forma, estaremos más preparados en un futuro si la comunidad mágica volviera a ser amenazada.

Como habéis podido observar, el castillo aún está en ruinas. Durante estos meses, sólo hemos conseguido reconstruir la planta baja y las salas comunes. Esa es otra de las razones por las que hemos convocado este gran evento. Entre todos, podremos trabajar más y mejor para poder volver a levantarlo, y necesitamos toda la ayuda posible. Cada vez que logréis superar una de las pruebas de la competición, una parte nueva del castillo podrá ser reconstruida. 

Hemos elegido a los más capaces y brillantes alumnos de los tres colegios, que representarán a su escuela y servirán de ejemplo al resto de sus compañeros para afianzar los valores que intentamos inculcaros. Valor, deportividad, esfuerzo, solidaridad, ingenio. Sólo el mejor, el que consiga demostrar todas esas habilidades, conseguirá el gran premio: el Elixir de la Resurrección. Elaborado por el mismísimo Nicolas Flamel, cuentan que quien la beba podrá resucitar de forma permanente a quien desee. Aunque algunas notas sobre el elixir se perdieron, por lo que el ganador deberá extremar las precauciones a la hora de usarla. Hasta ahora, ha permanecido cientos de años a buen recaudo, quizá por alguna razón. Su nuevo dueño deberá elegir entre usarla a su propio riesgo, o seguir custodiándola. 

Pero hasta que se haga entrega de ella al campeón, os explicaré cómo se llevarán a cabo las pruebas. Habrá tres pruebas por cada una de las siguientes asignaturas:

Defensa contra las Artes Oscuras

Herbología

Cuidado de Criaturas Mágicas

Runas Antiguas

Pociones

Encantamientos

Adivinación

Estudios Muggles

Club de Duelo

Cada una de las tres subpruebas tendrá una recompensa. Habrá medallas que iréis luchando por conseguir, de oro, plata y bronce para el primer, segundo y tercer puesto respectivamente. Los tres grandes finalistas de las pruebas, es decir, aquellos que más medallas hayan conseguido, se enfrentarán en una gran prueba final, en la que sólo habrá un ganador.

Si tenéis alguna duda, este es el momento para aclararlas. Mucha suerte a todos y que gane el mejor.

Al llegar al castillo no puedo evitar recordar los eventos del año pasado, Harry nos dió un tremendo susto, si no hubiera sido por Neville las cosas se hubieran tornado muy feas, esos malditos mortífagos atacaron nuestro hogar y se llevaron consigo a varios de los nuestros, afortunadamente pudimos ponerlos en su lugar.

Perdi buenos amigos ese día a manos de una panda de bravucones cobardes que huyeron en desbandada al ver morir a Tom Riddle. Juro que cuando sea auror los cazaré a todos y los arrojaré en lo más profundo de Azkaban.

El discurso de la directora McGonagall, me llena de esperanza y motivación, ver el castillo restaurado es uno de mis mayores anhelos.

Me pregunto ¿Dónde estará Eileen? No la vi en el tren aunque quizá sea porque estaba muy ocupado colando todo mi contrabando de golosinas, bromas y fuegos artificiales, todo sea por levantar la moral de mis amigos y si eso me cuesta algunos castigos, pues que así sea.

Mientras entramos al comedor logro encontrar a Eileen con la mirada, se ve radiante, quizá algún día se lo diga, pero no será hoy o al menos no delante de sus amigas para que luego inicien un tonto rumor sobre un noviazgo o algo así.

Al entrar al comedor me siento en mi lugar de siempre y aparto un sitio para mi mejor amiga. 

Eileen, te aparte un lugar, ven acompáñanos. - le digo mientras obligo a Richard Parker a hacerse a un lado con el codo.

Tras un leve cruce de miradas Richard se aparta un poco, casi sin protestar. Lo bueno de Richard es que no suele ser rencoroso, lo malo rs que va a intentar soltar una de sus tontas bromas sobre mi sólo para avergonzarme ante Eileen. ¿Qué le vamos a hacer?

Luego llegó el discurso del Ministro, bastante bueno por cierto, al menos hasta que mencionó el elixir de mi tatarabuelo. 

¿En qué demonios están pensando? Eso nunca debió salir del despacho de Dumbledore. Debo recuperarlo sin importar el costo.

Eileen necesito tu ayuda el elixir no debe caer en malas manos, es muy poderoso, tanto que mi bisabuelo y mi abuelo no quieren saber nada de él. - le comento a mi amiga en un susurro antes de alzar mi voz y dirigirme al Ministro.

Disculpe señor Ministro. Soy Artemis Flamel de Gryffindor y tengo una pregunta. ¿Los representates de cada escuela ya están elegidos o hay que presentarse de voluntario y superar algún examen? Lo digo porque mi amiga Eileen y yo deseamos participar.

El trayecto hacia Hogwarts había transcurrido bastante rápido. Los abraxans eran criaturas veloces, por lo que los representantes de Beauxbatons llegaron enseguida a su destino. Descendieron de los carruajes, y se sobrecogieron al ver la situación en la que se hallaba el castillo. A Aline le entristeció ver las consecuencias de la guerra que había tenido lugar el año anterior en aquel lugar. Sentía lástima por las personas que se habían visto implicadas en ella, y se preguntó cuántas habían sacrificado sus vidas por luchas por sus ideales y derrocar a Voldemort. Odiaba a todos aquellos que habían causado tanto daño y destrucción.

Con el corazón encogido, siguió a sus compañeros hacia el Gran Comedor, donde tendría lugar la ceremonia de introducción al curso. Cuando entró en ese lugar, profirió un grito—no demasiado audible— de impresión. El hermoso cielo estrellado que se erigía sobre el techo había captado toda su atención, y las velas flotantes otorgaban un toque encantador al lugar. Difería bastante del comedor de Beauxbatons, sin sus características ninfas de madera. Se sentía como si se hallase en un lugar familiar, seguro, a pesar de que era la primera vez que acudía a Hogwarts. Parecía haber olvidado la pena que la había afligido cuando llegó, al ver el castillo en ruinas y los árboles calcinados.

Poco después, los alumnos de Hogwarts entraron en el Gran Comedor, liderados por la directora la escuela. Pronunció un breve discurso de bienvenida a los alumnos, y cedió la palabra al Ministro de Magia, el cual les explicó las normas básicas del torneo. A Aline no le interesaba ganar el premio, ya que no le daría uso al elixir. Prefería disfrutar de la experiencia, aprender y ayudar a reconstruir el castillo, pero eso no significaba que no se fuese esforzar por obtener la victoria. Tras finalizar el discurso, el Ministro dio paso al turno de preguntas. Un alumno de Hogwarts consultó su duda con el Ministro. Aline no sabía muy bien qué preguntar, así que le planteó una duda básica al Ministro:

—Perdone, ¿las pruebas serán en grupo o individuales?

Desembarcar en los dominos de Hogwarts resulta inquietante y estimulante a partes iguales. A juzgar por las expresiones de mis compañeros, está claro que todos ellos comparten buena parte de las emociones que me embargan al alzar la vista y contemplar el castillo.

Es una ruina, sí. Pero es una ruina espectacular, más gloriosa ahora si cabe que cuando se encontraba en su época de mayor esplendor por cuanto tiene de histórico. Mire a donde mire puedo ver señales de la lucha entre los partidarios de Potter y los del Señor Tenebroso. A mi cabeza acuden vividísimas escenas de la confrontación, recreadas por mi imaginación desbordada.

La bienvenida que nos dispensa la directora McGonagall es calurosa, demasiado como para creerme que semejantes muestras de afecto no sean impostadas. Aún así, es un honor estar en presencia de semejante mujer. La directora de Hogwarts es una auténtica leyenda viviente, como también lo es el Ministro de Magia y como lo seré yo algún día.

Esforzándonos por demostrar que no nos sentimos intimidados por la fama de nuestros anfitriones ni por la grandeza histórica de este lugar, los alumnos de Durmstrang irrumpimos en el Gran Comedor en medio de una espectacular exhibición de piruetas y fuegos de artificio. Mi sorpresa es mayúscula al descubrir que allí nos aguarda únicamente... el mobiliario de la estancia dispuesta para la cena.

Entre mis compañeros se escuchan las primeras palabras airadas pero yo estoy demasiado indignado por el desaire como para dar voz a lo que opino de este vergonzoso recibimiento.

Encendido, camino con paso firme hasta la primera mesa y me dejo caer pesadamente en el lugar preeminente que merezco. Mientras los demás van ocupando los asientos a mi alrededor, comienzo a golpear el suelo rítmica y machaconamente con el extremo de mi báculo de secuoya. Pero lejos de mejorar, mi humor se avinagra todavía más cuando las alumnas de Beauxbatons hacen acto de presencia en la sala.

—¿No te lo dije, Bobrinsky? Estos de Hogwarts son todos unos tramposos. Se les llena la boca hablando de cooperación y deportividad pero a la hora de la verdad... Veelas. ¿Sabes por qué están aquí, no? Las han invitado únicamente para tratar de distraernos. Le robaron la Copa de los Tres Magos a Krum y ahora esperan hacer lo mismo con nosotros fingiendo que juegan limpio. ¡Bah!, todo el mundo sabe que no hay mujer capaz de atraer la atención de los de Hogwarts, ellos tienen otra clase de... inclinaciones. Tú ya me entiendes.

Esbozo una sonrisa torcida y prosigo con el infatigable golpeteo de mi cayado, poniendo de manifiesto que esta espera absurda me aburre tanto como me ofende.

Las risitas, los cuchicheos y las exclamaciones de asombro llenan el lugar tras la llegada de las estudiantes de la escuela francesa. Sorprendo a algunos de mis compañeros dirigiéndoles miradas que van más allá de la simple curiosidad pero yo no me dejo embaucar. Por fuera pueden parecer tan hermosas como quieran pero por dentro están vacías y huecas.

Para cuando finalmente los alumnos de Hogwarts se dignan a honrarnos con su presencia, hace ya tiempo que mi mal humor ha sido reemplazado por el hastío. Por fortuna, las palabras que nos dirigen primero McGonagall y después Shacklebolt vuelven a despertar mi interés en los acontecimientos.

La competición promete ser apasionante aunque no muy disputada a juzgar por las caras de los presentes. Uno de los recién llegados es el primero en tener la amabilidad de confirmar mis sospechas con su intervención.

—Disculpe señor... —repito en voz baja y teatralmente nasal, al tiempo que realizo un gesto amanerado con mi diesta para hilaridad de mis adláteres. A continuación, recobrando mi timbre real añado—: Ya os lo dije, son a prueba de Veelas.

Cuando los Abraxans permitieron por vez primera la visualización del colegio Hogwarts, Elphie profirió un pequeño grito de asombro al igual que sus compañeros. El esplendoroso edificio, del que le habían hablado aquellos que habían acudido al Torneo de los Tres Magos, yacía ahora en ruinas. Por algo la famosa batalla de Hogwarts recibe ese nombre, pensó Elphie aún anonadada por la estampa.

La chica recordaba el día que Madame Olympe Maxime, la directora de su Académie de Magie Beauxbâtons, pronunció el discurso que anunciaba su próximo objetivo en la vida: Un nuevo torneo en Hogwarts. Elphie no era una bruja destacable por sus habilidades pero se había hecho un nombre gracias a un continuo trabajo duro y a una ambición que la llevaban siempre a donde ella se propusiese. Además, recordaba la decepción de su hermano cuando en 1994 no fue escogido como representante de Hogwarts. Ella, ahora, tenía la posibilidad de devolverle al apellido Davis el renombre que merecía.

Durante los discursos de la Directora del colegio y del Ministro británico de Magia, la mente de Elphie divagaba entre las posibilidades que este nuevo año presentaba. Deseaba conocer y entablar relaciones con todos los alumnos posibles, pero también necesitaba el tiempo libre en prepararse para las duras pruebas que estaban por venir. ¿Qué haría ella con dicho Elixir? Aún no lo tenía decidido pero sabía que no lo usaría a la ligera...

Cuando se disponía a presentar su cuestión, más para hacer notar su presencia que por curiosidad; Aline, una chica de su clase, se adelantó diciendo la misma pregunta que ella tenía en mente. Así pues, permaneció callada en espera de una respuesta.

La imagen de Hogwarts era desoladora. Aun tenía en la cabeza las imágenes de lo vivido el año pasado. Los mortífagos lanzando maldiciones imperdonables mientras todos corrían de un lado a otro, la imagen de Lavender Brown yacendo en el suelo víctima de Fenrir Greyback o la "supuesta muerte de Harry". Eran demasiadas emociones que aún no había tenido tiempo de asimilar.

Traspasé lo que quedaba de la entrada y me dirigí al gran comedor. Todo estaba iluminado como antaño, el lugar rebosaba alegría e ilusión. Giré mi cabeza hacía la mesa de Gryffindor hasta que dí con Artemis, estaba sentado al lado de Richard Parker. 

-¡¡¡Artemis!!!,corrí hacía mi amigo con la intención de abrazarle con todas mis fuerzas pero me paré antes de llegar hasta el, allí estaba el ministro de magia.

—Los participantes han sido ya elegidos, señor Flamel de Gryffindor. Hemos hecho una cuidada selección de los alumnos más capaces de la escuela. No se preocupe, ambos tendrán posibilidad de ponerse a prueba.

En cuanto a la segunda pregunta, la mayoría de las pruebas serán individuales, aunque tal vez en alguna debáis colaborar con otros para lograr vuestro objetivo. Las pruebas variarán en su naturaleza, por lo que os enfrentaréis a un amplio abanico de situaciones y de posibilidades.

¿Más preguntas?

Al abrir los ojos sintió un empujón, y se dio cuenta que ya estaban en tierra firme; los gritos ahogados y las risas de algunos ya advertían que el viaje había terminado, a lo cual le pareció inusual pues la seriedad estoica de Durmstrang era una de las características de la institución… pero cuando subió a cubierta supo la razón de dicha sobrerreacción por parte de sus compañeros: Torres y edificaciones de piedra hechas pedazos, como si de un cañón se tratase; un bosque que, aun no viéndolo en persona, notó que su frondosidad estaba interrumpida por madera quemada y árboles carbonizados. Entonces él parpadeó, y no fue hasta que uno de sus compañeros le golpeó el hombro para llamarle la atención. —Oye, Vity, no andes mirando despistado, o nunca conseguirás ganar ese premio—dijo el muchacho antes de seguir su camino, y Vitaly respondió con un bostezo mientras caminaba con el resto de sus compañeros al último de los puestos.

La introducción típica de Durmstrang fue igual que el ensayo general: un éxito rotundo. Volteretas, explosiones y un espectáculo de fuego hizo sudar a Vitaly, cuyo estado físico aún no estaba del todo pulido. Sin embargo, vio el rostro de sus compañeros pocos segundos después de la introducción, y al ver sus expresiones de disgusto, acompañados de algunos reclamos e injurias, no hizo nada más que suspirar.

Mientras la llamada directora de Hogwarts estaba iniciando el discurso, no evitó quedarse pegado al techo, aquel techo estrellado los cuales aparecían y desaparecían estrellas, astros, a la vez que unos cuantos meteoritos y estrellas fugaces pasaban por toda la envergadura del techo. Entonces nuevamente alguien más golpeó su hombro, susurrándole al muchacho:” Vity, están hablando del concurso tarado, escucha”. Vitaly miró entonces al dicho ministro nombrando el premio de este concurso: El Elíxir de la Resurrección; reaccionó abriendo ligeramente más los ojos, mas no salió ningún sonido de su garganta, contrastando con algunos gemidos de sorpresa de alguno de sus compañeros. Al terminar el discurso, algunos se pararon para preguntarle, mientras que sus camaradas se mofaban de dicha acción, llamándole la atención un joven de apariencia tosca y apuesta, quien estaba imitando al ministro.

Vitaly se levantó de su asiento y aclaró su garganta mientras los otros reían de la pregunta objetivamente innecesaria de dicho joven, y habló cuando tuvo su momento de hablar: “Disculpe, ¿Por qué la competencia?, es decir, es una tradición desde hace décadas, pero… ¿No habrá bastado con sólo solicitar la ayuda de nuestra escuela para solucionar la reconstrucción de Hogwarts?, sé que nuestra escuela es competitiva y resolviendo las diferencias, pero supongo que es mejor guardarse esa reliquia y que tanto nosotros como las invitadas presentes acá le hagamos un favor…” El silencio duró unos segundos mientras sintió el codazo del que estaba sentado al lado suyo, mas Vitaly aún preservó su comportamiento estoico.

—Esa es una buena reflexión, joven Durmstrang. Podríamos haber pedido ayuda sin más, pero ¿qué mejor forma de mostrar agradecimiento a la vez que un motivo extra que aliente vuestra motivación? Sin duda en este campeonato deberéis luchar por lo que queréis lograr, habrá momentos duros y momentos en los que tengáis que pedir ayuda. También otros recurrirán a vosotros, y quizá no siempre querréis hacer lo correcto. Esta competición y este premio son una celebración y una recompensa por estrechar lazos en una comunidad que se vio amenazada hace no mucho. Muchos aún se sienten reticentes a reconstruir una escuela que no es la suya, o incluso el lugar donde estalló una guerra. Necesitaremos mucha ayuda. Y por ello queremos premiaros, por estar hoy aquí, por nosotros, por el Mundo Mágico.

No pasó mucho tiempo antes de sentir como el carruaje guiado por los Abraxans se detuvo en tierra, era un aviso claro de que había llegado a su destino, por eso rápidamente bajó de ahí para caminar junto con los otros que también venían a lo mismo. Fue guiado por unos profesores hasta llegar a lo que claramente se veía como un comedor pero...no uno normal como era de esperarse, este parecía no tener techo y se podían ver un montón de estrellas junto con velas flotantes, cosa que le pareció bastante genial, aquello era hermoso; sin embargo no lo sorprendía mucho, eso sólo era un mínimo ejemplo de lo que se podía lograr con la magia, así que simplemente caminó hasta una de las mesas y buscó un asiento. 

Al cabo de unos minutos pudo ver entrar a quién parecía ser la directora, no lo sabía con exactitud puesto que nunca había venido a esta escuela, estaba hablando con otros alumnos desconocidos antes de que entrara el ministro de magia para informarle sobre en qué consistía todo el torneo. Entendió todo perfectamente, fue escogido junto con otros dos estudiantes de su academia para ayudar a reconstruir Hogwarts, así podría también participar en un torneo y como recompensa ganaría un elixir, algo que si lo ganaba de todas formas no lo usaría porque en realidad no quería resucitar a nadie. 

— ¿Cuanto tiempo durará el torneo? — Fue lo que le preguntó al ministro de magia, tenía muchas curiosidades en realidad pero esa era la única que parecía ser importante. Esperaba que no fuera más tiempo del que esperaba, aunque aquella escuela era un lugar hermoso, le gustaba más estar en la suya, ya hasta tenía ganas de jugar Quidditch.

Nathan era un chico muy aficionado a cualquier tipo de deporte, en especial ese; por eso, participar en un torneo competitivo para ganar algo en verdad le gustaba, iba a dar todo de sí mismo para ganar aunque no usaría el elixir. Era el capitán del equipo en su academia, se había esforzado por mucho tiempo para conseguirlo porque él es así, sabe que nada es imposible si se tiene valor y valentía. 

Ya eran las siete de la mañana cuando Gabriel estaba repasando que todos los libros de las asignaturas que cursaría este año estuviesen en perfecto estado y colocados en su baúl azul, su bola de Cristal y paquete de cartas del Tarot para las clases de Adivinación, calderos, frascos de vidrio, mortero, balanzas, telescopios, giroscopios y demás utensilios que utilizaría en clase.

Mientras guardaba la ropa del Equipo de Quidditch y preparaba la túnica para poder ponérsela en el Expreso de Hogwarts, túnica nueva ya que la última sufrió quemaduras en la batalla del año anterior, cavilaba en las posibilidades que depararía este año. ¿Volverían a ser clases normales? ¿Darán importancia a las clases de Defensa contra las Artes Oscuras y perderán cancha las clases como Adivinación o Runas Antiguas? Fuese lo que fuese las cursaría todas, al igual que Hermione, él también contaba con ayuda del Ministerio para poder cursarlas todas, y sí, todas. 

No entiendo como decidió no hacer Adivinación... Comentaba en voz alta mientras seguía ordenando los diferentes cerrojos de su baúl de 4 cerrojos. Con el sonido de un ¡Crack! el padre de Gabriel apareció en la habitación. - ¿Está todo listo, cariño? - Preguntó el hombre mientras sonreía con ternura recordando sus primeros días en Hogwarts. - Sí papá, todo en orden para aparecernos. - Replicó el joven mientras se cogía al brazo de su padre y de nuevo sonaba un segundo crujido y desaparecián de la habitación.

El transcurso del viaje en tren sucedió con normalidad, bromas y risas en el vagón con los compañeros de equipo de Quidditch de Hufflepuff que todavía no se habían graduado sobre si este año habría nivel en las pruebas del equipo, o mejor, si habría liga este curso. 

Finalmente llegaron al Gran Comedor después de una charla de la Directora McGonagall y del Ministro Shacklebolt, antiguo auror y compañero de papá, con el cual tenía una relación amistosa de haber estado en galas o cada uno en casa del otro para cenas y aniversarios, diversos alumnos de las diferentes escuelas hicieron unas preguntas y fueron respondidas, pero esas preguntas no eran gran inquietud para Gabriel, a él le inquietaban más esa elección de materias, así que se decidió a preguntar ni corto ni perezoso en un lapso de tiempo que se hizo el silencio mientras se levantaba de su taburete donde estaba sentado.

- Ministro Shacklebolt. - Dijo mientras le guiñaba un ojo aprovechándo que nadie había reaccionado aún a su presencia - ¿A qué se debe esa selección de materias para las pruebas? Puedo comprender la elección de materias troncales en Hogwarts como son encantamientos, defensa contra las artes oscuras, herbología y pociones. Pero resulta curioso que materias opcionales como son el Cuidado de Criaturas Mágicas, Adivinación, Runas Antiguas o Estudios Muggles sean materias de la competición y no materias más vistosas y plausibles como las Transformaciones o la Historia de la Magia. No es que me desagraden esas optativas, me encantan. Pero entonces porqué no poner Aritmanca también o incluso Vuelo, ya que incluso aparecerá el Duelo como competición. Además de que nosotros no sabemos que tipo de educación y materias reciben en las otras escuelas, pueden que partan con desventaja en algunas asignaturas por si no las imparten e imparten otras en su lugar. - Cuando acabó bebió un poco de agua y esperó la respuesta del Ministro o alguna otra persona en la palestra donde todos los profesores y personalidades estaban reunidas frente a todos los alumnos.

-Gracias por las preguntas, alumnos. Se nota que sois jóvenes con inquietudes, eso está bien -contestó con una afable sonrisa-. El torneo durará casi todo el curso académico, dependerá un poco del compromiso que muestren los participantes con las pruebas. Por otro lado, la elección de materias ha sido cuidadosamente estudiada en función de la viabilidad de las pruebas y de las modalidades de estudios del resto de colegios, intentando hacer la competición lo más justa posible. No quiere decir, por supuesto, que no vayáis a necesitar conocimientos de otras materias para ciertas pruebas. ¿Alguna pregunta más antes de dar comienzo al nuevo curso y a la competición?

Bobrinsky parece esta mañana más alelado que de costumbre, tal vez intimidado por el lugar o, más probablemente, fascinado por las alumnas de Beauxbatons. Hace caso omiso de mí cuando le hablo y ni siquiera reacciona como una persona normal cuando chasqueo los dedos delante de su fea cara.

Mis sospechas de que ha sido embrujado se confirman cuando le veo ponerse en pie para formular una pregunta ridícula a Shacklebolt en presencia de todos.

—¿Qué coño pasa contigo hoy, Bobrinsky? Siéntate y cierra la boca de una vez, descerebrado, estás avergonzando a Durmstrang —le insto en un furioso susurro.

La única noticia positiva es que, por lo visto, no voy a encontrar verdadera competencia ni siquiera entre los alumnos de mi escuela.

Casi me caigo de la silla cuando el siguiente estudiante en preguntar emerge de entre las filas de los Beauxbatons. Estoy tan sorprendido que ni siquiera se me ocurre un comentario jocoso. En lo único en lo que puedo pensar es en si nació sin pene o si tuvo que cortárselo al ingresar en la academia francesa para brujas.

Todavía me encuentro conmocionado con el descubrimiento del eunuco cuando un molesto zumbido comienza a taladrarme el cerebro. Busco con la mirada la causa de mi dolor de cabeza y la encuentro en un pedante alumno de Hogwarts tan enamorado de su propia voz que no calla, regalándonos en su estulticia un recital de todas las asignaturas de las que ha oído hablar y, por el camino, insultando la preparación de los estudiantes de los otros colegios.

—¿Has oído, Aaron? —interpelo a mi camarada, propinándole un amistoso codazo— Estos de Hogwarts están tan asustados que ni siquiera amañando las pruebas y distrayéndonos con las francesitas se quedan tranquilos. No se atreven a medir sus conocimientos y aptitudes con nosotros. Creo que lo que realmente le gustaría a este meón es pasarse el curso "luchando" en la cama con nuestro amigo el castrato.

Parece que al Ministro británico de Magia le están cansando tanto las preguntas de los dubitativos como a mí mismo, algo que sin duda habla elocuentemente a favor de su salud mental. A mí me importa poco la naturaleza de las pruebas y las condiciones de las mismas, sean cuales sean y consistan en lo que consistan pienso dejarles a todos en la cuneta. Esta no debería ser una competición para pusilánimes y si al final resulta que "lady Petulante" está entre los escogidos de Hogwarts... no sé, quizá después de todo no necesite esforzarme demasiado.

Vitaly suspira mientras escucha el reclamo de quien sería uno de los alumnos más capaces de su escuela, Nikolay Poliakov. Sintió un ligero codazo hacia su costilla izquierda por otro alumno, mas no perturbó su tranquilidad; más de uno de los muchachos al ver la escena se rió, pero otros rieron algo más nerviosos, bromeando con que el muchacho había sido hechizado por un efecto de Imperius. En un suspiro el joven rascó su pelo y al escuchar la opinión de uno de sus compañeros a Nikolay, Vitaly se dirigió a él con su característico tono calmado y formal:

— La derrota de Krum fue por  la incapacidad de tomarse en serio esta competencia y enfocarse en artimañas mas no en ganar, Poliakov; puedes decir cualquier cosa de Hogwarts y su escuela, pero si seguimos pensando que somos mejores que ellos y pasamos por alto su capacidad, será lo mismo que lo anterior y hasta más humillante, pues el castillo está en ruinas y muchos alumnos aún conservan los traumas de la batalla. —Vitaly tomó un respiro mientras se rascaba la cabeza—. Considerando dicha ventaja, si perdemos ahora no será por su culpa, sino la nuestra.

Vitaly suspiró nuevamente, estirándose en la mesa mientras miró atrás hacia las estudiantes de Hogwarts y en especial de Beauxbatons, rascándose el cuello en el proceso.

Al ver a los estudiantea de Durmstrang y Beauxbattons en la escuela, no puedo evitar preocuparme, ambas escuelas se caracterizan por su alto espíritu competitivo, sólo espero que los seleccionados de Hogwarts estén a la altura.

En ocasiones no puedo dejar de sorprenderme por la sed de batalla que tenemos los magos europeos, sé de buena fuente que en América la cosa es muy distinta y no hubiera sido necesaria una competencia para restaurar la escuela.

Me sorprende un poco notar la presencia de algunos varones en Beauxbattons. Si bien es cierto, no es secreto para nadie que la academia es mixta, pero es raro que ésta incluya varones en sus delegaciones, ese chico debe ser hábil.

Luego noto a dos estudiantes de Durmstrang mirando con cierta fijación hacia Gabriel Lumir, que querrían con el Hufflepuff, siempre será un misterio para mi.

Eileen ¿sabes? Yo tengo una pregunta, pero si la hago, es probable que la directora me castigue una semana. - le comento entre risas a mi amiga antes de abrazarla.

Pero te aseguro que es una pregunta importante,al menos para mí. ¿Habrá pollo para la cena? - pregunto riendo y tratando de distender la tensión en la mesa, la misma mesa donde Molly Weasley había acabado con la infame Lestrange, la misma mesa en donde el año pasado Eileen y yo cerramos filas alrededor de Harry cuando Pansy Parkinson quiso entregarlo al señor tenebroso y muy pronto sería la misma mesa de dónde emergería un dragón de fuegos artificiales para animar la noche, siempre que Eileen me deje hacer de las mías.

Mientras espero que inicie el banquete, deslizo mi mano izquierda en el bolsillo de la túnica listo para iniciar la fiesta con una sonrisa que augura jaleo.

-Amigooooo-, me fundo en un cálido abrazo con Artemis,Pues seguro que tendremos pollo para cenar, aunque yo espero que nos ponga zumo de calabaza-sólo con pensarlo se me hacía la boca agua.

-¿Qué tienes pensado para animar al personal?-,conocía bien ami amigo y seguro que tenía algo sacado de Sortilegios Weasley,-¿Tal vez algo que explote en miles de colores?-.

Le hice señas para que nos sentáramos y así ponernos al día después de esta larga ausencia.

Al final de la mesa Gryffindor pude divisar una melena que me resultaba familiar. Sin lugar a dudas era ella.

Se produjo un pequeño silencio de rigor que los profesores respetaron por si alguien tenía alguna duda más, pero no parecía que nadie preguntase nada. Ya habría tiempo para colgar un cartel informativo con las reglas o acudir a cualquier despacho. 

-Bien, si no hay más preguntas... ¡que comience el banquete!

Las mesas se llenaron de pronto de grandes fuentes llenas de todo tipo de comida, jarras llenas de zumos y ponches, brillantes tartas y helados... todo lo que uno quisiera desear. Sin duda los elfos domésticos se habían esmerado especialmente, tanto por la presencia de nuestros visitantes como por la libertad que sentían ahora que Tom Riddle ya no ejercía su influencia sobre las criaturas más débiles.

Sin duda era un momento para celebrar.

En mitad de la cena, saco una pequeña bengala de mi bolsillo y la activo liberando cuatro pequeños dragones de fuegos artificiales que vuelan raudos hacia el techo para iniciar la fiesta.

Los cuatro dragones se elevan en el cielo y rápidamente empiezan a rugir y a volar libres por todo el salón dejando un haz de luz y explosiones multicolor a su paso mientras yo cruzo los dedos para que el espectáculo no se salga de control, pues de lo contrario me va a ir mal. 

McGonagall es implacable a la hora de la disciplina y como hasta ahora no ha dicho nada, o bien no se ha dado cuenta o le gusta el espectáculo.

Tras un par de segundos de sobrevolar la sala, los dragones se lanzan en picada sobre las mesas generando risas y un poco de caos a su paso, felizmente no le prendieron fuego a nada, tras su vuelo rasante, los dragones se elevan por última vez en el cielo y se funden en una gran explosión que llena el techo encantado de luces de colores y alegres sonidos.

Con lo que no contaba era con la publicidad final, pues tras tres grandes explosiones siguió una cuarta en donde ponía "Sortilegios Weasley" somos los mejores en fuegos artificiales y bromas para animar cualquier reunión.

En verdad los gemelos eran unos genios, lástima que perdimos a Fred el año pasado. Lo voy a extrañar. - pienso mientras veo la maravillosa obra de arte creada por su hermano.

Al parecer todo salió a pedir de boca y no hubo daños. Jajajaja. - le digo a Eileen y a mis compañeros con una sonrisa desterrando la melancolía de mi rostro.