Partida Rol por web

Trabajo en grupo, ese es mi fuerte. No puedo decir que el grupo en el que suelo trabajar sea muy grande, pero desde luego es mejor que trabajar solo. Y a veces, el punto de vista de otra persona ayuda mucho. Como saber que los supuestos habitantes de la gran caverna no son eso sino plástico sobre metal. Y seguro que en algún lugar de este gran sitio está el emisor de energía, y que si los sacas del area de influencia lo que pasará con los ciudadanos... bueno, ya habrá ocasión de planteárselo más tarde, ahora tenemos que trabajar. Una vez he oido el objetivo, me he destendido someramente de la conversación, pero la pregunta final no parece demasiado un "¿quereis preguntar algo sobre la misión?" sino algo más conceptual. Porque hay algunas cosas que me gustaría preguntar, pero reventarían buena parte del esfuerzo que quieren evaluar. Así que echo un vistazo sobre el grupo que me ha tocado compartir, observándolos con una mayor intensidad esta vez. Capacidades desconocidas. Comportamiento desconocido. Demasiadas variables, y demasiado poco tiempo. Pero si tenemos que trabajar en equipo, y seguro que como yo ninguno quiere aceptar órdenes, alguien tiene que dar su brazo a torcer. Así que me vuelvo hacia Carbono. -A usted, no tengo preguntas. -Luego abarco con un giro de cabeza a los otros cinco. -SteelBlade. Especializado en caza de individuos, combate y movimiento todoterreno. -Si quieren colaborar, bien por ellos. Si no quieren, yo ya lo he intentado. Así que me aparto de ellos y me acerco al ciudadano más cercano, a ver si además de marionetas, control de daño y relleno sirven de algo útil. ¿Ciudadanos que no se sorprenden al ver a un tipo enmascarado? Eso hay que probarlo. Con eso en mente, me interpongo en el camino de un hombre e interrumpo su camino levantando la mano como si llamase a un taxi, con el índice y el corazón levantados. -Disculpe, caballero. ¿Podría indicarme por dónde queda la fábrica North Central Positronics? -Y me quedo expectante. Esto puede ser tremendamente interesante, o tremendamente absurdo. Solo espero que sea lo primero y no lo segundo.

Jones asintió a las palabras de Carbono. No había nada más que añadir, aparte de adulaciones sin sentidos u obviedades.

Observó a los miembros de su escuadrón, a los que tendría que guiarles para hacerse con uno de esos ocho puestos. Su rostro no demostró signo alguno, ni de disgusto de lo contrario, mientras se ajustaba la chaqueta.

Cuando el androide deja abierto el turno de réplica, Jones se aclara la gargante y vuelve a hablar con ese exquisito acento inglés. ¿Están programados para responder a estímulos? pregunta cuando se da cuenta que el tal SteelBlade ya se ha dirigido a uno para comprobarlo in situ.

Ocultando una muestra de disgusto, añade en dirección a Carbono. No hay internet pero ¿existe algún sustituto o simulacro del mismo o en ese sentido nos moveremos a ciegas?

Que todo fuese un mero escenario de pruebas le tranquilizaba, el saber que no podría causar daños colaterales le relajaba, pero aún estaba disputándose un puesto en la Corporación y no podía fallar. 

-No me molesta el exceso de vigilancia, comprendo la situación... aunque eso no quita que me pueda molestar si esa "vigilancia especial" -acompañó la expresión flexionando los dedos índice y corazón de ambas manos- se interpone en mi camino o interfiera en la misión que debemos realizar como grupo. No es una amenaza ni mucho menos, pero me gustaría que se tuviera en cuenta.

Esperaba no haber sonado amenazador ni arrogante, pero era un tipo al que le gustaban las cosas claras y no dar rodeos que no llevaban a nada, salvo a perder el tiempo.

Por otro lado estaba el grupo, por el momento ni se había parado a analizarlos. Teniendo que trabajar juntos, esperaba que se dieran cuenta a simple vista cuales eran sus puntos fuertes y cuales los débiles. 

-Como dato, ¿a qué se dedica exactamente esa fábrica? Quiero decir, en el caso de que esta fuese una ciudad auténtica, ¿qué se fabricaría en ella?

Nuevo Diario de Rorschach. Entrada 004.

Quizás no fuese una ciudad real, quizás fuese tan solamente un simulacro, pero eso era lo mejor de todo. Era tan irreal como la vida misma, pero purgado. Allí los hombres, por una vez, no eran blancos, o negros, sino grises. No tenían alma, ni voluntad, ni esencia. Eran máquinas, como lo eran en apariencia dos de mis compañeros.

Compañeros.

¿Cuándo he dicho yo esa palabra? Nunca. Toda la vida, solo en la oscuridad, haciendo algo que califico de justicia y otros de barbarie. En el fondo es una purga, he de reconocerlo, pero si se analiza son las tres cosas a la vez. Luego vendrán los moralistas, como siempre, a defender el derecho a la vida. Yo pensaba que los derechos había que ganárselos, pero parece ser que todo se ha devaluado tanto que hasta eso lo regalan. Pues muy, hombre, y mientras tanto, dejemos que los ricos se atraganten con su oro y los pobres con su heroína. Fantástico todo.

Como fantásticamente mala era la idea de hacerme trabajar en equipo. ¿De verdad los que leéis esto pensáis que un desequilibrado que porta por rostro una máscara cubierta de manchas puede trabajar en equipo? Exactamente. Pero no me quedaba más remedio. Fuera de aquel sitio, en la superficie, si me hubiese encontrado con el avestruz de las plumas probablemente hubiese acabado retorciéndole el pescuezo, aunque sólo fuese por lo insufrible de su porte.

Lástima que allí abajo estuviese mal visto. Quizá el lugar estuviese bajo aquello que yo llamo casa, o bajo el museo central, pero daba igual. Estaba en la ciudad. ¿Cuán lejos podía haberse desplazado nuestro transporte? No demasiado. Si nos hubiesen dejado inconscientes, todavía sería difícil adivinarlo, pero claro, pídele permiso al gobierno para eso. Pensándolo bien, mejor no. Lo darían. El gobierno vive desesperado aferrándose a las faldas de las fuerzas militares. Como lo ha hecho durante siglos.

La cuestión era que avestruz, saludos, C3PO, recién nacido y gordinflón iban a necesitarme tanto como a ellos. Así que saqué la pistola y la dejé colgando del índice, espléndida cual cadáver en su funeral.

- Cuando queráis.

Era una suerte que fuese una persona bastante inexpresiva. El lado bueno de esa tara es que cinco individuos no adivinan las ganas que tienes de deshacerte de ellos.

En el momento en que SteelBlade se adelanta hacia el ciudadano, Carbono da un paso atrás, expectante. Cuando el vigilante apenas ha dado unos pasos alejándose del grupo, el instructor señala con un gesto un detalle que hasta el momento había pasado desapercibido para todos. En el suelo un círculo a franjas amarillas y negras delimitaba la zona en la que se encontraban, separándola de la ciudad.

- Caballeros, la prueba da comienzo. He puesto en marcha un crono para medir el tiempo que tarden en cumplir con el trabajo encomendado. A partir de aquí, están solos.

Por toda respuesta a la pregunta de Robert, se limita a observar a SteelBlade, pidiendo silencio con un gesto de la mano.

Steelblade intercepta a un hombre común y corriente. De pelo castaño, expresión cansada y vestido con una chaqueta que ha visto días mejores, camina calle abajo portando una cartera de piel tan desgastada como la imagen general que da. Se vuelve al momento y esboza una tímida sonrisa.

- Ey, ey, ey, amigo, no quiero problemas con enmascarados. ¿De acuerdo?- Responde con evidente intranquilidad - ¿North Central? Por supuesto, se encuentra en el distrito industrial, al otro lado de la ciudad - Señala con un gesto de la mano hacia el lugar opuesto al círculo de seguridad, con nerviosismo. - Coja esta avenida y siga hacia allá, no tiene pérdida. Son unos... cuarenta minutos andando... - Comienza a apartarse de SteelBlade con paso vacilante.

- Y ahora será mejor que siga su camino o llamaré a la policía... - Bajo la mano al bolsillo del pantalón y empezó a hurgar en él, seguramente para sacar el teléfono con el que daría parte a las autoridades.

- Como han podido comprobar, si, están programados con una serie de rutinas de respuesta que se adecuan a las de un ciudadano estadounidense medio, señores. No son personas pero son algo muy parecido. Y reaccionarán como tales. - Explicó Carbono.

- Del mismo modo que los ciudadanos son una simulación, tendrán acceso a una simulación de comunicaciones internas. Podrán acceder a internet y hacer llamadas, pero únicamente dentro de los límites del complejo. No podrán comunicarse con nadie del exterior y cualquier consulta que hagan en la web será monitorizada y filtrada directamente por mi. - Añadió para Robert. Luego se volvió hacia Eartho - No le puedo facilitar esa información, no está dentro de los parámetros de la prueba que lo sepan. - Informó con una falta total de tacto - Pero no se preocupe por la vigilancia, tampoco se encuentra dentro de los parámetros de la prueba el intervenir en ella a no ser que se vea comprometida la seguridad del complejo en cualquier forma posible o alguno de ustedes hubiera sido gravemente herido.

Bajo la máscara, no puedo evitar sonreir ante el comportamiento del ciudadano, bien parecido a lo que he visto alguna vez fuera de este lúgubre lugar. A mi espalda, el trajeado apodado señor Jones -qué poca originalidad para el nombre, aunque tampoco yo puedo decir mucho, que me lo puso la prensa- hace en alto exactamente la misma pregunta que yo tenía en mente, y por la cual he decidido adelantarme y comprobarlo, porque si me están probando como se supone, yo pienso demostrar que puedo moverme en el terreno. Sin embargo, el asunto que requiere mi atención ahora mismo es el ciudadano aterrado que va a reventar nuestra posición, cosa que no me apetece en absoluto. -Muchas gracias por su colaboración, no le molesto más y tenga un buen día. -Repito de carrerilla la fórmula que utilizo siempre con los civiles cuando hacen cualquier cosa que les haya pedido. Y esta vez lo acompaño retrocediendo un par de pasos, por si acaso. Me vuelvo hacia mis compañeros. -No era muy complejo. Si andando son cuarenta minutos, podría estar allí en menos de diez minutos sin problemas. Pero como somos un grupo, me veo obligado a preguntar, ¿podeis moveros a una velocidad alta, o vamos a tener que esperaros? -Y no puedo evitar mirar de reojo y sin que se note a la masa de piedras, que es el que parece sin lugar a dudas el más lento. -En cualquier caso, y a menos que querrais preguntar más cosas, deberíamos salir cuanto antes.

El reloj había comenzado a correr en cuanto el tipo de la máscara salió del círculo en el que se encontraban. A priori no parecía especialmente difícil, entrar en una fábrica, encontrar una caja fuerte y robar los documentos. Pero no todo es tan fácil como se pinta. No sabía como interpretar que Carbono no quisiera darle la información sobre la fábrica, quizás fuera la dificultad oculta en todo esto, pero sólo lo descubrirían si llegaban.

-No soy especialmente rápido ni silencioso -respondió a la clara pregunta que Steelblade había dejado en el aire con su comentario-, pero si es verdad que deberíamos empezar a movernos si queremos llegar cuanto antes.

Dio un par de pasos, saliendo del círculo y acercándose al enmascarado, el primero que había traspasado la línea. Había que funcionar como grupo, y algo le daba en la nariz que sus habilidades no servirían para mucho en este escenario, salvo para hacer que el techo se cayera sobre ellos.

Nuevo Diario de Rorschach. Entrad

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Se había acabado el tiempo, y R había pasado al modo automático. Pegó una vista radial, intentando localizar algún medio para desplazarse a buena velocidad. Lo ideal en aquellas circunstancias era subirse a un autobús y tirar de gancho por las cornisas de los edificios, tomando la vía más directa haciendo parkour. Pero iban en grupo, y por desgracia, debía marchar a la velocidad del rocoso gordinflón.

Negó con la cabeza cuando SteelBlade salió del círculo y activó el cronómetro, pero no había tiempo para quejas ni lamentaciones. Giró el gancho en su mano y echó a caminar.

- NOS MOVEMOS- bramó como sentencia. Ni de lejos quería adjudicarse el papel de líder, pues lo hubiese hecho de pena. ¿Un asesino solitario y desalmado liderando a un grupo de seis aspirantes a agentes de Jericó? Su misión hubiese estado destinada a que R acabase suicidándose de la pena.

Tenían que trazar un plan, era obvio, pero tendrían tiempo de hacerlo por el camino. Rorschach, a velocidad, hubiese llegado a la misma velocidad, tirando de escalerillas de incendios y azoteas, pero la mole no hubiese sido capaz de algo así, por lo que no quedaba más remedio.

Rorschach, a paso ligero, echó a caminar a paso ligero en dirección a la fábrica, buscando una calle oscura lejos de las miradas de los ciudadanos. Y en cuanto los demás le siguiesen, trotaría. Lo hizo únicamente para forzar a los demás a moverse. Ahí se valoraba el tiempo, y no estaba dispuesto a malgastarlo con palabras.

- Me muevo más rápido por los tejados- añadió con voz ronca a los rezagados, comenzando a soltar prenda de sus habilidades por necesidad y no por gusto. Siendo quien era, contaría sólo lo imprescindible para el correcto desempeño de la misión. No le convenía que al salir de ahí se supiesen todos sus trucos-. Sabiendo cómo se mueve cada uno, tracemos una guía de actuación.

Lo primero era averiguar el método más rápido para llegar, y durante el resto del viaje, trazar un plan para resolver la misión en grupo. Bien podía R haberse quitado la máscara y pedir un taxi, si es que los había, como una persona normal, pero, ¿qué haría el coloso? ¿Robar un vehículo o usar uno parado? Eso probablemente se considerase un efecto colateral negativo.

Jones se acercó al asustado ciudadano mientras metía la mano en el bolsillo interior de su chaqueta y sacaba una carterita fina y negra, que abría con un gesto rápido, enseñándole el interior al hombre. FBI, caballero. Lamento profundamente haberle ocasionado trastorno en el transcurso de una operación gubernamental. Le agradecemos su colaboración.

Acto seguido se giró, viendo que Caramanchas y Sadoman decían ser capaces de llegar rápidamente por su cuenta, le quedaba Ahmed, C3PO y Rocaman por movilizar, por lo que se dirigió a los que quedaban allí, viendo que Caramanchas ya había decidido ponerse en marcha por libre.

Mirad si encontráis un vehículo adecuado para Eartho. dijo el nombre con una entonación distinta ¿disgusto? ¿deferencia? Yo me encargaré de adquirirlo. Mientras tanto, habrá que buscar un poco de información...

No le presto demasiada atención a Sr. James, hasta que de reojo puedo ver una cartera y un movimiento característico. No necesito escuchar las palabras que dice, que solo confirman lo que me había temido, una agencia de las pesadas. Y tampoco puedo evitar que se me escape por lo bajini un "hostia, un madero". De mientras, R se pone en marcha pasando de los demás, y el madero parece decidido a poner un poco de control, así como proveer de toda la información que no tenemos. Eso siempre es bueno. -Si es así, iré adelantándome con Rorschach en plan avanzadilla. Lo más óptimo sería que tuviésemos un walkie o algo por el estilo para comunicarnos, pero si el objetivo no tiene pérdida tal y como ha asegurado el... ciudadano -me resisto a decirlo, aunque no se me ocurre apelativo mejor-, nos encontraremos poco antes de llegar.*

Y dicho eso, me agacho clavando una rodilla en el suelo y me pongo a jugar con los cierres grandes de la suela. Podría hacerlo desde dentro, pero así es más cómodo. Luego me siento y hago lo mismo en la otra, y para cuando me pongo en pie tengo unas fantásticas ruedas que hacen las funciones de patines. Y cogiendo impulso, inicio mi rodadura por la calzada calle abajo, echando miradas arriba y abajo en las calles por si encuentro un vehículo que les pueda servir, aunque la tarea sea más para los que se quedan atrás. Cuarenta minutos a pie, a tres kilómetros por hora, son unos ocho minutos patinando a velocidad decente. Así que debería llegar en menos de eso. Cuando alcanzo a Rorschach, le cuento a grandes rasgos lo ocurrido. -Van a buscar un coche para el gigante de piedra, así que nos toca adelantarnos. Y si nos topamos con un puñado de personas armadas tratando de robar unos documentos... bueno, seguro que no les importa demasiado que nos entretengamos nosotros solos.

- Estupendo- bramó Rorschach con voz ronca, como si estuviese afónico o tuviese un palo clavado en la garganta. La realidad era que forzaba su timbre para parecer menos agradable, más intimidatorio.

Caminando al paso de SteelBlade se adentró en un callejón oscuro, de esos que los ladrones, traficantes, violadores y asesinos utilizan como tela para cazar a sus moscas. De esos que Rorschach utiliza como trampas para ratones.

- Moviéndonos por aquí llamaremos menos la atención- informó como policía que le cuenta a su recién adquirido compañero cómo funcionan las cosas. Steel todo eso ya lo sabría, pero R, desacostumbrado a la compañía, sólo podía explicar el por qué de las cosas. No convenía moverse ante los ojos de la Gente Corriente.

Descargó la garra contra una escalera de incendios, bajándola hasta el fondo. Recogió la garra, y de un salto, subió, ofreciéndole después la mano al otro enmascarado. Parecía cuanto menos acostumbrado a ese tipo de situaciones, aunque solía proceder solo.

Lo cierto era que el carácter afable de SteelBlade, combinado con su ideología, hacían que el oscuro corazón del justiciero fuese algo tolerante con aquel hombre. Presuponía que bajo aquella apariencia se escondía una persona humana. ¿Cómo sino iba a ser así? Las máquinas no tenían esa personalidad. Y si la tenían no solían ser más que futura chatarra.

- ¿Cómo te desplazas exactamente de un punto a otro?- le preguntó interesado mientras subía de tres en tres los escalones de la escalera de incendios, hasta coronar su cima.

Saltaba a la vista que ante las palabras de R, el chico se valía de su físico y su garra para moverse. Al principio, en sus primeros años, se partió más de cinco huesos y más de seis, pero con la práctica se acostumbró a moverse por las alturas mejor que por el ras del suelo.

Lo malo de la situación era que R presuponía que SteelBlade disponía de un medio para hablar con los demás miembros del equipo. Siendo quien era y disponiendo de los recursos económicos de los que disponía, le hubiese extrañado mucho que no pudiese localizarlos e incluso hablar con ellos. Simplemente, acostumbrado como estaba a actuar en soledad, ni se le pasó por la cabeza que alguien como Steel, más sociable que él, no tuviese los medios apropiados para mantener el contacto. Por esa razón y no por otra decidió seguir el camino sin los demás miembros del grupo. Steel le había dicho que lo hiciesen, así que presupuso que todos los demás ya estaban de acuerdo. Y por su parte, R encantado de quitarse de encima al resto, aunque sólo fuese unos minutos. El gallifante, C3PO y el pedazo de criptonita le habían puesto de los nervios, algo no muy difícil, todo fuese dicho.

Jones sacó un smartphone de ultimísima generación y comenzó a teclear en ella cuando miró a SteelBlade con cara extrañada. Año 2012, ¿no tenéis un simple teléfono móvil con el que llamarnos? ¿O acaso creéis que la mejor forma de coordinarse seis personas es separarse desde el minuto cero sin forma posible de comunicación?

Siguió tecleando sin parar en su teléfono, al parecer observando fotografías, vídeos y texto.

Oh, sí. Por supuesto, como superheroe de incógnito voy por ahí con mi teléfono móvil, dándole mi número a cualquiera que me lo pregunte. Porque, obviamente, no hay nada mejor que eso. Pues menos mal que el Sr. Jones tiene una chiripa de aúpa, porque lo cierto es que sí tengo un teléfono móvil para SteelBlade, uno desechable y que va variando con el tiempo. -Más te vale memorizar rápido. -Le digo antes de soltar el número de una sentada, y justo antes de irme a alcanzar a Rorschach.

Mi idea era ir rodando directo por la calle. Al fin y al cabo, no es mucha la gente que se dedica a seguir a un tipo enmascarado que va a toda velocidad calle arriba. Igualo a Rorschach sin demasiada dificultad, considerando que el va a pie y yo rodando, pero de repente hace un quiebro y se mete en un callejón, obligándome a pegar un giro cerrado para seguirle. No necesito mucho más para entender la maniobra, y quizá algo de razón no le falte. Que todo esto sea una ciudad falsa me ha llevado a pensar que no importaría llegar, pero si lo pienso dos veces, que un tipo enmascarado vaya a toda velocidad hacia cualquier lugar hace que uno en esa dirección se preocupe. Y con las nuevas tecnologías, podría haber fotos de mi aspecto y dirección en menos de dos minutos. Así que agarro la mano del otro enmascarado y subo con él hasta la azotea, ya sin los patines sacados. -Cuando tengo que moverme por zonas planas, uso las ruedas. Para escalar, tengo crampones y piolets. Y para los saltos, uso unos muelles, aunque no me gusta arriesgar en distancias largas. En esas ocasiones, estoy practicando con un gancho, pero es estirar mucho el hilo. -Respondo a su pregunta, sin preocuparme ni un momento en que se pueda preguntar dónde guardo todo eso. Me asomo un momento a la calle para considerar con perspectiva de dónde venimos y a dónde vamos, para no empezar a saltar de edificio en edificio en otra dirección. -Esperemos que encuentren un vehículo, no me gustaría tener que entrar solo en la fábrica. Y no sé si eso nos daría o nos quitaría puntos para Jerico. -Digo volviendo con mi compañero. -Cuando quieras, yo te sigo el ritmo.

Estirar mucho el hilo... tiene gracia.

Soltó un hipido, el equivalente a risa para un desequilibrado, y echó a trotar por los tejados en dirección a la fábrica tras escuchar a su acompañante. Aquella información le venía bien, pues no tenía ni idea de cuales eran los gadgets de su compañero, si es que podía llamársele así de forma temporal. A su alrededor el desequilibrado sólo veía humo gris, tejados blancos y puntos negros a ras del asfalto, abajo. Humanos.

R no podía permitirse dar información adicional, pero saltaba a la vista que él no tenía tantos trucos encima. Se valía solamente de su habilidad y de su garra. Sí, tenía algún que otro chisme encima, pero no eran tan fantasiosos como los de Steel, sino más militares.

- Muy bien, Inspector Gadget- confesó en tono, si bien grave, también mordaz, como si fuese su propia forma de hacer chistes-. Mi plan es llegar y observar el edificio desde la distancia, a ver el panorama. Evaluamos la situación, contactamos con el resto del... equipo- pronunció la última palabra a regañadientes, disgustado-, y, si todo va bien, entramos.

Era desconsiderado afirmarlo y no consensuarlo, pero no se debía exactamente a que su plan estuviese grabado en piedra, sino a que estaba desacostumbrado a la compañía. No sabía muy bien como trazar un plan que dependiese de más gente. La culpa la tenía su estilo de vida, que había reducido su oratoria a un amasijo de intimidación sin empatía y había convertido sus buenas formas en simple indiferencia.

Tampoco hizo observaciones sobre el vehículo que debían conseguir los demás o sobre el alojamiento de los Gadgets de Blade. R era un hombre tan introspectivo que simplemente no reparó ni les dio importancia a esos asuntos.

Tengo un plan para entrar y además de paso dar una coartada si llega el caso que tenemos que reventar la caja pero depende de qué nivel puedan tener las ilusiones.

Te comento: si conseguimos un camión o cualquier vehículo, mi idea es entrar como un equipo de SWAT con una falsa alarma a la empresa. Yo estaría poliformado y Vapor Negro podría pasar por cualquiera, incluso SteelBlade podría llegar a pasar por un agente con tecnología punta sin el pañuelo.

Quedarían Eartho y Rorschach. A éste último sería hacer una ilusión de un rostro y a Eartho podría hacerle una ilusión de ser un artificiero, con toda la armadura, por eso el tamaño y el movimiento. Pero no sé cuántas ilusiones puedo tener a la vez y cuánto abarcan, porque también habría que hacer una furgoneta de los SWAT (el camión o vehículo donde vaya Eartho)...