Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 2: Tarde o temprano, todos tenemos que pagar (Ruth)

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11/02/2017, 04:07
Narrador

Capítulo 2: Tarde o temprano, todos tenemos que pagar

Es cierto que crecimos en mundos separados, pero en el único donde quiero vivir... es en donde podamos estar juntos.

Sydney, 2 de Julio de 2015.

 

Tus sueños son plácidos, transcurriendo con la suavidad de la seda. En ellos sientes a todos esos que te acompañaron antes de caer rendida y la sensación te aporta una tranquilidad que antes no habías conocido. Incluso cuando despiertas los puedes notar, no ahí contigo, pero sí en cierta forma. Es como si ahora una nueva película cubriera tu piel, y no sólo es por los rastros de sudor tras lo sucedido la noche previa.

La luz penetra por las ventanas, golpeando contra las gruesas cortinas y pasando sólo en parte. Ilumina una habitación que de día parece aún más inmensa y más lujosa, y ahora puedes pararte a observarla con más detalle. A tu lado Roger duerme profundamente con una respiración pesada que no llega a ser un ronquido, pero que se le parece ligeramente. Viéndole así, con detenimiento, se hace más claro que el chico trabaja su cuerpo a diario.

Un segundo vistazo a tu alrededor te hace encontrar vuestra ropa bien doblada en un mueble cerca de la cama, así como un ordenador portátil abierto en una mesa. Parece que, durante tu descanso, Roger ha estado trabajando. A pesar de lo extraño de lo sucedido, se te hace imposible pensar que algo de lo que ha pasado esté mal. Con esos siete desconocidos es todo tan natural que nada parece malo, sólo hermoso y perfecto.

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12/02/2017, 21:48
Ruth Williams

El polvo con Roger es épico, en una forma que él no llegará a comprender. Le oigo maldecir aunque desconozco la razón, porque estoy tan agotada por la experiencia que los párpados me pesan, así como todo mi cuerpo. Aún noto mi piel reactiva y sensible al mínimo roce, de no estar tan cansada le daría a Roger una noche de las de no olvidar. O eso quiero creer, porque la mía lo ha sido. Me siento tan plena y tan feliz cuando soy abrazada por Morfeo, que me gustaría pensar que Roger también lo ha sido.

No es hasta que abro los ojos, a la mañana siguiente, que me doy cuenta que he sido una cita horrible. Me siento como el tío que te camela toda la noche para luego echar un polvo y dormirse sin decirte ni buenas noches. Mis ojos recorren la habitación, que es más lujosa si cabe de día. Pero los lujos me dan igual, lo que remarco es que Roger estuvo trabajando y que es tan buen tío que recogió y dobló la ropa.

Es como el sueño húmedo de cualquier tía.
Está bueno, es atento y encima folla bien.
Sin contar la pasta…
¿Tendrá truco?

Paso una mano por su pelo, porque me parece irreal. Sonrío por la experiencia extrasensorial, extracorpórea y extraorgásmica que tuve la noche anterior. No sé si Roger fue el catalizador de eso o solo coincidencia. Si él lo desencadenó, mi cuerpo me pide a gritos que le arranque las sábanas y le vuelva a montar como si no hubiera mañana. Mis dedos bajan de sus cabellos a su barba, sentir su piel de nuevo era agradable.

Debería parar ya.
Me acosté con todos y estoy colgada de esa idea.
No puedo subir a Roger en un puto pedestal por ello.
No sé si una cosa tiene que ver con la otra, ¿no?
Ni voy a encoñarme con él, por una noche…
Pfff… que tontería…

Está sexy hasta cuando ronca el cabrón.

Muerdo mi labio inferior y me aventuro a salir de la cama para darme una ducha. Una fría. No podía pasarme el día alrededor de Roger como una babosa impregnando su cama de fluidos, menos si lo hacía solo por verlo dormir. Me estaba volviendo loca y era seguro por la abstinencia previa a este polvo.

Polvos.
 Orgía.
Cosa…
Jo-der, tengo unas ganas locas de tallar algo bueno.

Tengo que poner mis pensamientos en orden, así que abro la llave de paso y me meto bajo el agua antes de que esta comience a calentarse. Me da un escalofrío, pero el frío momentáneo me ayuda a pensar con claridad. Tengo que traer a Wamai de donde sea que esté, en cuanto llegue a casa me pondré a ello. Y a crear. Quiero dar forma a la madera y estoy muy lejos de mi taller, me toca esperar y sentirme ligeramente irritable por ello. Durante un flash recreo en mi cabeza la noche con Roger y con el resto, lo cual me calma ligeramente ese ansia.

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15/02/2017, 00:13
Narrador

La expresión de Roger se dulcifica en sueños cuando pasas tus dedos por sus cabellos y, por un instante, sus párpados se fruncen un poco, como si se debatiese entre la consciencia y la inconsciencia para terminar decidiéndose por ésta última y continuar dormido. Un leve suspiro escapa entre sus labios cuando dejas la cama para buscar el cuarto de baño. 

Es amplio, con paredes de azulejos grises y grandes espejos. Nada más entrar lo primero que ves es la bañera con jacuzzi y a su izquierda está el lavabo doble. Más allá hay una ducha con hidromasaje, separada por una cristalera del resto del baño y en una cabina similar se encuentra el WC.

Repartidas por distintos rincones encuentras toallas blancas de todos los tamaños y no tienes que buscar mucho para localizar gel, champú y acondicionador en pequeños botes, así como un par de kits de aseo, con esponjas, cuchillas de afeitar, cepillos de dientes y, en definitiva, cualquier útil de aseo que se pueda necesitar. 

El agua fría recorre tu piel limpiándola de las impurezas de todo un día y una noche fuera de casa, pero no es capaz de llevarse de ti esa sensación de plenitud que se ha instalado en tu interior con el encuentro de la noche pasada. No ves a nadie contigo, pero no te sientes sola. Es como si nunca más pudieras volver a estar sola, como si tuvieras la absoluta certeza de que esas siete presencias que se han hecho un hueco en tu pecho siempre estarán contigo. 

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15/02/2017, 02:55
Roger Graham

Nada interrumpe tu ducha, en la que puedes tomarte todo el tiempo que quieras, pero cuando sales del baño encuentras a Roger de espaldas a ti, con el teléfono de la mesita de noche en la mano. 

—Eso es —dice en ese momento, justo cuando percibe que has regresado. Se gira hacia ti y te dedica una sonrisa tan encantadora que podría derretir a cualquiera. Lleva tan sólo unos pantalones de pijama de color gris que se sostienen algo caídos en sus caderas—. Y traiga también algo de fruta, por favor. Sí. —Pausa—. Gracias. 

Aparta su mirada de ti para colgar el teléfono mientras sigue hablando, aunque ahora con un tono algo más grave y lento al dirigirse a ti. 

—He encargado desayuno para los dos, espero que tengas hambre... —Su sonrisa se ladea con esas últimas palabras que deja flotando en el aire y sus ojos vuelven a acariciar los tuyos con intensidad al encontrarse con ellos.

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15/02/2017, 13:43
Ruth Williams

Lo primero es lo primero, usar el WC. La necesidad de priorizar en este caso es importante. Al entrar en la ducha casi me da miedo tocar nada, aquellos botones y chorros se me asemejaban a una nave espacial. Me conformo con abrir el grifo y coger algunos productos de aseo en aquellos pequeños botes que hay por ahí, al menos champú y gel. No puedo evitar tararear mientras me froto el cuero cabelludo, porque me sentía claramente contenta.


My mind was aching
And we were making it
And you shook me all night long
Yeah you shook me all night long

Me siento bien, muy bien. Tengo ganas de llegar a casa y encerrarme en el taller para trabajar en algo bueno. Iba a tallar hasta descargar toda la energía que sentía acumulada en mí, luego buscaría a Wamai. Pese a que por la noche había experimentado algo mágico con siete personas, anteriormente a ese momento había sufrido dolor. No podía olvidar que era él quien había sufrido y yo había sido inútil al ayudarle. El chico malo lo hizo, no yo. Siento una punzada de culpa por ello. Pero sé que tengo los medios para dar con él y quizás sacarlo de su situación y traerlo a casa.

Salgo del baño, liada en una toalla y secándome el pelo con otra más pequeña. Aquel blanco y aquella pulcritud eran un broche de oro a todo. Por primera vez me sentía tranquila y feliz en muchos sentidos. Devuelvo la sonrisa a Roger, al tiempo que mi mirada le recorre de nuevo y se queda fija en sus caderas, en la fina línea que hay entre piel y pantalón.

Otra sensación electrizante me recorre ante su visión así, aquel hombre despertaba en mí instintos primarios que eran evidentes. Había una química y una atracción física fuerte, que había despertado él con aquellas miradas y sus actos de la noche anterior. Ahora sentía que quería más. Y que anoche pude haberlo tenido y me dormí.

Me muerdo ligeramente y vuelvo a mirarle a los ojos. –Sí, claro…- asiento a lo del hambre.

Hambre de ti.
Porque te arrancaba esos pantalones a bocados.
No sé qué me está pasando…
Me estoy volviendo loca por la mezcla de emociones.
Las cuales no son por Roger, bueno… Está bueno y es un detallista…
Y está forrado… Y es majo…
Que mi madre no se entere que existe o la veo con planes de boda.

Ug, bodas.

Siento un escalofrío momentáneo, cargado de purpurina y música de película Disney. Lo cual me horroriza más y me corto el rollo a mí misma. –Emmm… Anoche me quedé dormida y eso, no fue intencionado- no iba a pedir perdón, eso no. No podía disculparme por algo que no sentía y me daba igual, si acaso un leve remordimiento de no haber repetido. –Estaba cansada, no era otra cosa, por si piensas y eso que pudiera ser por otra cosa. No quiero quedar como el tío que te usa y luego se duerme dándote la espalda- siento que empiezo a hablar demasiado, pero me siento bien y eso impide que pare la verborrea a tiempo quizás. –Porque el polvo y eso fue la hostia –épico– y de no haber estado cansada podrías haber repetido, no me dormí porque fuera un rollo ni nada. Es decir, mejor si me callo, ¿no?- sonrío sin saber bien qué más decir o cómo explicarme. 

No me importa directamente lo que piense Roger, es decir, para mí es un polvo de una noche. Pero tampoco quiero joderle, ha sido majo y comprendió lo de Dan. Se ha portado bien y en un futuro podría ser una opción para repetir. Puede.

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18/02/2017, 01:05
Roger Graham

El brillo en los ojos de Roger se intensifica cuando te muerdes el labio. El teléfono queda ya olvidado tras él y empieza a caminar despacio mientras hablas, acercándose a ti de una forma casi sinuosa que trasluce en él las mismas ganas de más que sientes tú. 

—Fue muy sexy verte dormir —bromea cuando llega a tu altura. Y parece pensar que sí que hay cosas mejores que hacer que seguir hablando, pues su mano busca tu cintura un instante antes de que incline la cabeza para besarte con la familiaridad ganada tras haber compartido sudor y cama. 

Por un momento sus dedos se marcan en tu espalda y te da la impresión de que está pensando en levantarte y lanzarte de regreso al colchón, pero antes de que llegue a hacerlo parece recordar algo y se separa despacio de ti para señalar con la cabeza la silla donde descansa tu ropa doblada con pulcritud. 

—Antes, mientras te duchabas, ha sonado algo en tu móvil —dice mientras agacha un poco más el rostro para acariciar la piel de tu hombro con sus labios—. No una llamada, algo más corto. Un mensaje, supongo. 

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20/02/2017, 21:23
Ruth Williams

Los signos que muestra Roger, para mí ya son indicativos evidentes de que no se necesitan más palabras. La verdad es que la noche podría haber dado para mucho, pero el agotamiento físico y mental debido a la experiencia era demasiado. Solo tenía ganas de dormir en ese momento e hice como creí que debía. A él no parece importarle y tengo que sonreírle. Así como su beso es bien recibido, deseando que aquello continúe y que con suerte pueda compensar mis horas de sueño.

—¿Y te despertó mi móvil?- reflexiono por un momento, uno breve porque sus labios en mi piel me arrancan un escalofrío y la toalla. –Puedo… Em, luego lo miro mejor- concluyo y busco de nuevo sus labios para volver a probarle.

Maldito, Roger.
Yo debería estar haciendo cosas productivas…
Pero a saber cuánto tiempo pasa hasta que me encuentre con un ejemplar similar para saciar ciertos placeres.
No es como si todos los días me tirara a un macizo encantador.

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21/02/2017, 22:40
Roger Graham

Roger niega con la cabeza a tu pregunta sin llegar a separar sus labios de tu piel, de forma que la caricia se extiende por tu hombro hasta llegar a tu cuello y, mientras decides que ese mensaje no es tan urgente como para dejar lo que tienes entre manos, él parece más interesado en la piel que la toalla ha dejado al descubierto. 

Los dedos de tu cintura empiezan a recorrer despacio tu espalda, hacia arriba y después hacia abajo, sin detenerse hasta llegar a tus glúteos. Mientras, su otra mano empieza a acariciar tu costado con la punta de los dedos en una caricia leve que parece dejar un rastro caliente tras ella.

—Me despertó mi jefa —dice sin poner mucho interés en sus propias palabras mientras deja que esa caricia que habían comenzado sus labios se extienda ahora hasta llegar a la base de tu cuello—. Tengo que hacer unos rollos de trabajo... —Su movimiento continúa en ascendente hasta que llega a tu oreja y muerde el lóbulo. Cuando habla de nuevo lo hace con un susurro que cae directamente en tu oído—. Pero luego. 

Se aprieta contra ti y puedes notar cómo la tela de su pantalón empieza a tensarse preparándose para la acción matutina que está a punto de comenzar. 

Notas de juego

Puedes avanzar libremente este rato, mueve a Roger si lo necesitas :).

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23/02/2017, 20:03
Ruth Williams

Aunque el mensaje del móvil fuera urgente o quizás de mi familia pidiendo ayuda, mi cabeza solo puede procesar las cosas de una en una, y Roger se las arregla para crear un cortocircuito en el momento que quiere. Ronroneo con su tacto y sus labios sobre mi piel. Una de mis manos acaricia su cuello y la otra intercede entre él y yo, palpando el escaso vello que crece en su pecho.

 –Luego…- repito a su susurro, pareciéndome esa la palabra adecuada. Luego podía recoger mi ropa y marcharme. Luego volveríamos a nuestros deberes. Luego quizás esta oportunidad no volvería. No sé ni la hora que es, pero entregarme a él ahora mismo me parece la mejor idea para empezar el día.

Luego volvemos a Tamarama…
Luego.

Mis manos recorren de nuevo su cuerpo, con familiaridad, pero también con el descubrimiento de un nuevo amante del que aún tenía que sacar muchos momentos inesperados y nuevos. Empujo con suavidad a Roger para sentarle en la cama y, el carácter juguetón que ya ha demostrado antes conmigo, me inspira para alargar la mano y tomar su corbata.

Vendo sus ojos para privarle de la visión, aunque no del tacto. Me acomodo en su regazo, para regalarle caricias, besos y algún mordisco intencionado.  A mí cabeza vienen retazos de la noche anterior, no todos compartidos con él. Recuerdo a Wes en la ducha, el beso fugaz de Devendra a quien visité una vez, a Hyun el chino demasiado serio que vino a verme a casa de Dan y a Wamai, del cual no quiero recordar el sufrimiento por el que pasó.

Sé que con el empresario comparto una atracción primaria y animal, lo que unido a la conexión espiritual que siento hacia el resto, pone a Roger en una posición que puede que no tuviera de otra forma. No le tengo aprecio y aunque destila por todos sus poros ser el príncipe azul perfecto, yo no soy una puñetera princesa. Él no es para mí en muchos sentidos, pero mientras pensaba tirármelo porque podía.

Me tiro el príncipe de otra.
Que se hubiera dado prisa.

Tras darme el filete con Roger, como si de adolescentes nos tratáramos. Unos más pervertidos y con menos ropa. Tumbo del todo a Roger en la cama, él es más fuerte, pero sé que quiere retozar antes de pasar a la acción. Tomo la suficiente distancia para deshacerme de esos pantalones que me llevan tentando desde que los vi. Vuelvo a recorrer su cuerpo con besos y mordiscos. Comenzando por sus labios y llegando hasta donde su excitación es más que evidente.

Le devoro con hambre, al tiempo que mis manos se pasean por sus cuádriceps. Uso la calidez de mi boca para darle ese placer que él me regaló la noche anterior. Porque si tenía que despedirme de él, pensaba dejar un buen recuerdo mío en su piel. Es cuando siento que yo no voy a aguantar mucho más, que paro y le escalo encima de nuevo. En esto no iba a cambiar mucho, iba a montarle como la noche anterior, hasta saciar yo mis apetitos.

Notas de juego

Alargo para que esto no sea eterno, que sino Ruth no sale de la cama con este señor y tiene tablas que tallar xD

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25/02/2017, 06:30
Roger Graham

Tu respuesta provoca en Roger una media sonrisa que recuerda a la de un zorro. Sin embargo esa expresión no tarda en deshacerse en cuanto retomas tus caricias y él se deshace en un suspiro. El momento en que le diriges a la cama parece pillarle por sorpresa, como si no esperase que fueses tan directa, pero no hay en su rostro ningún rastro de queja. Sus ojos se tiñen de curiosidad cuando te ve tomar la corbata, aunque esta sensación es sustituida por deseo en cuanto adivina lo que pretendes.

Un instante más tarde, cuando ya estás sentada sobre él, se une a tus besos sin necesitar verte para dar con tu boca. Su sabor aún no es familiar, pero sí conocido, y mientras sus labios se deshacen reuniéndose una y otra vez con los tuyos sus manos empiezan a buscarte. Lo hacen dejando tras de sí un firme camino de caricias, pero en ocasiones también se tornan ligeramente egoístas, tomando de ti exactamente lo que desea. Poco a poco se aceleran poniéndose al ritmo de tu respiración. Se vuelven más necesitadas, más voraces, como si pudiera comerte a través de sus dedos. Casi puedes sentir las palmas de sus manos lamentándose cuando poco más tarde le tiendes por completo sobre la cama.

Lo que más parece costarle a Roger desde ese momento es dejarse hacer. Sientes su cuerpo moverse debajo del tuyo mientras le recorres llenándole de besos y en tus oídos su respiración se hace cada vez más presente. Y cuando empiezas a usar tu boca en su sexo sus jadeos se hacen aún más audibles, elevándose hasta el punto en que quizá alguien en una habitación contigua o en el pasillo podría escucharle. A él no parece importarle y al final acaba por enredar cinco de sus dedos en tu pelo. Aún así no te fuerza a ir a ningún ritmo impuesto por él, sino que únicamente deja que una de sus manos acompañe a tu cabeza mientras la otra acaricia tu cuello y la poca espalda a la que él llega.

Alguien llama a la puerta, pero tal vez por lo que escucha dentro de la habitación o quizás por pensar que estáis dormidos, no vuelven a intentarlo una segunda vez. 

Para cuando te encaramas a él lo sientes totalmente duro y dispuesto a entrar en ti. Parece saber que el momento ha llegado, pues sin quitarse la corbata de delante de los ojos se incorpora un poco, lo justo para poder rodearte y acompañarte en cada movimiento. Con una mano en tu culo te ayuda a moverte, siguiendo el ritmo en el que ambos os movéis de una forma tan coordinada como si vuestros corazones latiesen al unísono. La otra mano en cambio se encuentra entre vosotros, en tu sexo, rozando con cada nuevo envite tu zona más íntima. Y joder si sabe cómo hacerlo.

No te cuesta encontrarte rozando el clímax. Llegados a ese punto él acelera sus movimientos y puedes sentirle en los segundos anteriores al estallido preparándose para acabar al mismo tiempo que tú.

Un instante más tarde está eyaculando en ti de nuevo. Los espasmos de placer aún recorren tu cuerpo y él descansa, aún sentado, con la cabeza apoyada en tu hombro. Ha esperado hasta ese momento para quitarse el trozo de tela que venda sus ojos, y cuando lo hace pestañea varias veces, acostumbrándose a la luz.

—La verdad —dice con voz cansada y la respiración aún acostumbrándose a un ritmo más normal. Entonces se aparta lo justo para buscar tus ojos y tus labios— es que no ha estado nada mal —asegura dejándose caer hacia atrás, en la cama. Entonces se encoge de hombros. Parece de un humor inmejorable y sus ojos brillan con fuerza.

—Yo creo que te pongo un aprobado alto —valora bromeando de manera evidente antes de reír y mostrar la corbata—. Esto te ha dado puntos, eso está claro. ¿Habrán dejado el desayuno fuera? —pregunta entonces, llevando sus ojos hacia la puerta cerrada—. Me muero de hambre.

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28/02/2017, 15:36
Ruth Williams

Esperaba que la experiencia matutina –creo que aún era por la mañana- con Roger fuera como la de la noche anterior. Y, aunque es cierto que el maldito de Roger es más que diestro en la cama, no es lo mismo ni de lejos. Aún estoy acompasando mi respiración sentada sobre él cuando dice que no ha estado mal. Yo sabía que podía estar mejor, mucho mejor.

La culpa no es de Roger.
La culpa es que el resto no estaba.
Es un buen polvo, pero ahora me siento a medias…
Me falta la gracia que acompaña a un buen polvo.
Me faltan ellos…

Sigo sintiéndoles cerca, pero nada es comparado a la experiencia de anoche. Mientras que Roger me daba el placer físico, lo de ellos siete fue algo que se salía de la tangente. Fue como estar en el mismo cielo, algo por lo que no puedo culpar a mi acompañante. Él no había estado nada mal tampoco, solo no tenía idea alguna de lo que podía haber experimentado en realidad.

Le sonrío y acaricio sus abdominales cuando se deja caer, aunque tengo que fruncir levemente el ceño con lo que dice. –Vaya… ¿Solo aprobado alto? Si me pasé toda la noche estudiando, yo diría que era para un notable al menos. Además que es mi asignatura favorita- niego, bromeando también y me incorporo para recoger mi toalla del suelo. –Solo hay una manera de comprobarlo...- contesto a lo del desayuno y me lío en la toalla para echar un vistazo al otro lado de la puerta.

Seguramente el muchacho del servicio de habitaciones había decidido no insistir por los ruidos evidentes del interior. Lo que nos dejaría con un café frío si al menos había decidido dejar el carrito con el desayuno. De ser así lo paso a la habitación y me siento en la cama para mirar mi móvil. Quizás Dan quería que nos fuéramos ya, pero yo tenía antes cosas pendientes antes de pensar siquiera en marcharme.

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28/02/2017, 20:42
Roger Graham

Hmmm... —Suspira Roger continuando con la broma al fingir que se lo piensa—. Tal vez podríamos negociar la nota después de desayunar. 

Enarca las cejas y se despereza sin llegar a levantarse de la cama, aunque sus ojos sí lo hacen cuando se van tras de ti para recorrer tu cuerpo con agrado. Un gracioso mohín se esboza en sus labios cuando te pones la toalla y mientras abres la puerta, él se sienta en el borde del colchón. 

En el pasillo puedes ver un carrito con el desayuno preparado para dos. Una jarra de leche, una que parece contener café, un azucarero, pan, mantequilla, mermelada de distintos tipos, zumo, bollería, fruta... Parece que Roger no se ha cortado al pedir comida y en cuanto metes el carro en la habitación se levanta para volver a ponerse los pantalones.

Por un momento sus ojos se alternan con duda entre la mesa y la cama, pero al ver que tú vas directa a la cama, él hace lo mismo y se pone a servir el café en las tazas mientras tú consultas tu móvil.

La batería está un poco baja después de un día entero fuera de casa, pero no lo has usado mucho, así que todavía aguantará un poco. El mensaje de la bandeja de entrada es de Dan, de hace algo más de media hora:

Rubia. Cynthia ya se ha largado, tenía que currar o no sé qué mierdas me ha dicho. No tenía ganas de dormir y ya he probado el jacuzzi mucho rato, así que me he bajado a desayunar al bar. Vente o dime algo cuando te despiertes. O cuando termines . Ya sabes. Yo me entretengo si te enredas.

—¿Es algo importante? —pregunta Roger, que para ese momento ya está cómodamente instalado sobre la cama, con una taza en una mano y un sándwich de pavo en la otra.

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01/03/2017, 22:57
Ruth Williams

¿Negociar después de desayunar?
Este hombre es insaciable.
Joder…

De buena gana aceptaría su propuesta implícita de no salir de la cama. El problema es que casi me arden los dedos por no estar tallando en mi taller. Seguramente él tendría que ponerse a trabajar también, como había dicho. Yo no podía posponer mi trabajo porque provenía de impulsos. A él se lo mandaba su jefa, a mí mi cuerpo no me dejaba vivir si no me ponía a ello. Cualquiera diría que mi hiperactividad era entusiasmo, pero no era así. A veces el cuerpo me pedía y casi obligaba a ponerme a trabajar. Ahora era uno de esos momentos.

Dame una hora y podemos volver a casa. Ya te contaré de enredos 

Me siento al lado de Roger para desayunar, tras leer el mensaje. El zumo me parece más apetecible que el café. No sé si tomar un excitante me ayudaría en nada ahora, pero claro, tampoco había mayor activación para el cuerpo que algo de sexo por las mañanas. O cualquier actividad física. Doy un sorbo a aquella copa y luego miro a mi compañero de desayuno cuando pregunta por algo “importante”.

¿Importante para quién?
Para mí Dan es importante.
Tener que irme cuanto antes a trabajar también…
Con mi estilo de vida, nada será importante para él, ¿no?

-Importante…- digo pensativa y cojo uno de esos croissants, al que doy un mordisco. –Se podría decir. Yo también tengo que ir a trabajar, el mensaje es de Dan para saber cuándo volvemos- mi nivel de sinceridad no me da para meterle una bola a nadie, tampoco es algo que necesitara ahora. Ni casi nunca. –Tengo… Necesito trabajar- intento explicarle y doy otro bocado a aquella bollería que sabía mejor que cualquiera que hubiera probado.

Mmmm.
Seguro que ni los puñeteros franceses superan esto.

Trago y miro a Roger, a esos ojos expresivos que tanto me habían dicho las últimas horas. Era increíble cómo podían hablar algunas personas sin ni siquiera despegar los labios. –A veces solo necesito trabajar o no estoy tranquila. Es complicado de explicar. Necesito trabajar desde que me desperté casi, me hormiguean las manos por no estar tocando madera- sonrío levemente, recordando su tacto. –Es de gente loca lo que digo, pero pasa así.

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04/03/2017, 03:28
Roger Graham

Roger no parece tener intención de cuestionarte cuando aseguras que tienes que trabajar, e incluso asiente levemente con la cabeza. Sin embargo, tampoco te parece que comprenda en realidad la verdadera necesidad de tus dedos por empezar a tallar y trabajar la madera. Toda la carga emocional, las visitas recibidas, los viajes a otros lugares, las sensaciones que esas otras siete personas te transmitieron, todo se congrega en las yemas de tus dedos creando un cosquilleo constante, la impresión de que hoy serías capaz de tallar la mejor tabla de la historia. Como si las manos de todos ellos confluyeran en la tuya dándote más fuerza y capacidad de lo normal.

Mientras a ti te invade la necesidad por empezar a trabajar cuanto antes, Roger bebe un buen sorbo de su taza de café y suspira.

—Yo también tengo que trabajar —reconoce, echando un vistazo al portátil sobre la mesa—. Aunque mis manos me piden otras cosas muy distintas —añade, con una pícara sonrisa de medio lado naciendo en la comisura de sus labios. 

Entonces te mira a ti y se encoge de hombros con naturalidad.

—Pero no creo que sea de gente loca. Simplemente los artistas tenéis un cerebro diferente, ¿no es así? Y si tienes el impulso de crear, ¿quién soy yo para atarte a la cama y no dejarte salir? —Se detiene como si algo acabase de pasarle por la mente y sus ojos adquieren cierto brillo cómplice—. Pero me gustaría pedirte algo... Guárdamela, la tabla que vas a trabajar hoy. Ponle el precio que quieras, pero guárdamela —pide, ampliando su sonrisa—. Te la compro. 

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06/03/2017, 11:16
Ruth Williams

Miro a Roger, que entiende pero no. La verdad es que estaba acostumbrada a eso, por eso contaba lo mínimo de mi vida personal. Era complicado explicar cómo necesitaba hacer ciertas cosas, porque el resto lo interpretaba como que tenía una obsesión. Como mi hermana, para ella yo tenía muchos problemas mentales.

Roger…
Lo estás poniendo difícil.

Mi mirada va a sus manos cuando dice que sus dedos le piden otras cosas y luego a esa sonrisa. De verdad que si no fuera porque NECESITABA trabajar, ahora mismo estaba atada a esa cama de buen gusto. –Esto…- digo tratando de salir de un cortocircuito, donde el recuerdo de las caricias de Roger sigue en mi piel.

Trabajo.
Trabajo.
Trabajo.

Me despejo sola y estiro mi mano para coger mi ropa. Paro un segundo cuando dice que quiere la tabla que haga tras esta noche. En su ego pensará que haré una tabla de la leche solo por acostarme con él, que es algo íntimo entre ambos. Lejos está de pensar que lo que potencia mis ganas de tallar no fue exclusivamente él. –Bueno… Si quieres la tabla te la puedo guardar, pásate en unos días, o cuando puedas. Supongo que no tardaré mucho en hacerla si me pongo con ella- me quedo pensativa. De momento tenía que quitarme el ansia de moldear madera y una vez la hiciera podría pensar con claridad.

Wamai está herido.

-Mejor ya te mandaré un mensaje o algo- decido y le devuelvo la sonrisa. Recupero mi ropa y me visto sin muchos tapujos delante de Roger. –Te diré el precio cuando la acabe también… Pero ahora tengo que irme. Ha estado muy bien esto…- señalo la cama y el desayuno, luego a él y a mí. –Lo pasé bien. Te doy un aprobado alto- bromeo de vuelta. -Y gracias por ayer y todo y eso...

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07/03/2017, 22:43
Roger Graham

La sonrisa de Roger adquiere un tinte de triunfo cuando accedes a guardarle la tabla que tus dedos ansían tallar, pero cuando mencionas lo del mensaje, el hombre se ríe abiertamente. 

—Eso ha sonado a «ya te llamaré» —bromea de buen humor, como si ni siquiera se plantease que pueda tratarse de eso de verdad, y sus ojos te siguen con la mirada mientras te vistes, aprovechando los últimos milímetros de piel a la vista hasta que pareces estar lista para marcharte. 

Yo también lo he pasado muy bien —añade mientras deja el café en la mesita y se pone en pie para acompañarte a la puerta—. Aunque creo que tendré que ir a la recuperación a subir nota...

Parece contento y satisfecho, como un gran felino ronroneante, pero antes de que te vayas pone una mano en tu cintura y se acerca para darte un último beso, lento y cálido que acaba con un susurro sin llegar a separar del todo sus labios.

—... Cuando me mandes un mensaje o algo. 

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07/03/2017, 23:05
Narrador

De pronto una imagen acude a tu mente, como en un flash que dura apenas un instante.

Ves una calle de lo que parece una gran ciudad, con rascacielos y carteles luminosos. Allí está Rena, de pie sobre la acera, sola. De inmediato sientes que algo va mal con ella, una angustia intensa encoge su pecho y llega hasta el tuyo a través de ese hilo que une vuestras almas.

Se siente en peligro. Se siente atemorizada y hundida. Y sobre todo se siente sola en la gran ciudad.

Y tal como vino, la imagen se va. 

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10/03/2017, 18:58
Ruth Williams

Le miro reírse, pillando después lo que había dicho. De nuevo no me hacía entender, pero no era la primera vez, si lo de Roger se repetía alguna vez se iría acostumbrando. O bueno, quizás se seguiría riendo igual cuando pensara que le sugiero tríos o que no le volveré a llamar. Es decir, él aún es un cliente antes de nada, no es que le vaya a negar una tabla después de un mal polvo, lo cual no era el caso. –Ya… No quiero decir “ya te llamaré” de “ya te llamaré”, quiero decir que no sé cuándo voy a acabar la tabla y eso- le miro y sonrío.

Tomo camino hacia la puerta de aquella suite, que ahora aprecio mejor que anoche o incluso esta mañana. Correspondo a su beso cuando me dice de recuperar, nota entendiendo que quiere repetir. La verdad es que realmente me lo pasé bien con él, solo espero que no esté pensando en nada serio a la larga. Las relaciones serias me dan cierto pánico. Aspiro su aroma y saboreo sus labios una última vez.

Uh…

De repente siento la soledad de Rena. Siento su malestar y las ganas de sonreír se me borran. Suspiro al separarme de Roger, mirándole y casi olvidando el buen momento que hemos tenido esta mañana. –Te llamaré- digo tratando de disimular lo mejor que puedo. –Y gracias de nuevo- salgo de la habitación y me encamino al ascensor.

¿Podría hablar con esa chica?
¿Cómo se hacía esto?

No estoy segura de cómo funciona esta conexión aún, pero la pena que siento no es mía y a la vez lo es. Quiero hablar con Rena y reconfortarla. Al fin y al cabo le había dicho a Dan que estaría en una hora con él, no ha pasado tanto tiempo desde el mensaje.

Notas de juego

Ergo: ¿puedo hablar con Rena?

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11/03/2017, 01:34
Narrador

Roger te despide con una sonrisa y en cuanto empiezas a caminar hacia el ascensor escuchas su puerta cerrarse tras de ti. Ahora que puedes fijarte en detalles que anoche pasaban desapercibidos, puedes ver que el suelo del pasillo está cubierto por una moqueta que combina el marrón oscuro y un suave color arena y que las paredes blancas se alternan con los amplios marcos de madera de las puertas. Apenas ves tres puertas en esa planta en tu camino hacia el ascensor y todo el ambiente parece emanar un tenue aroma a lavanda.

Tu mente piensa en Rena, en sus emociones llegando a tocar las tuyas. Puedes notar cómo tus pulmones liberan el aire que contienen y sientes ese hilo que te une con la oriental tensándose como respuesta. Sucede en apenas un instante. Un momento estás allí y cuando respiras de nuevo, el olor a ambientador del hotel desaparece y da paso al humo y el polvo propios de una gran ciudad. 

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