Partida Rol por web

Hitos: Días de Guerra

Escena 1.- Misma sangre, mismo camino

Cargando editor
28/02/2016, 17:38
Narrador

17 de Febrero, 1184

El sonido de las gotas de lluvia cayendo sobre vuestras armaduras, ése era el único sonido que rompía el silencio que se había formado entre vosotros cuando vuestro señor dictó la sentencia. De nuevo tocaba partir, esta vez hacia la provincia de Ōmi, donde se encontrarían con las tropas de Minamoto Noriyori para unirse al combate. Probablemente unos tres o cuatro días antes de uno de los conflictos bélicos más importantes que iba a sufrir el clan Minamoto.

La noticia cayó sobre vosotros con un peso enorme, aunque era algo que se veía venir. Tarde o temprano tenía que llegar ese día, aunque esperabais que los Taira hubieran desaparecido del mapa político de Japón para entonces. Al fin y al cabo, era un conflicto que podía hacer tambalear los cimientos que sostenían el clan y que tantas muertes habían costado para cimentar.

 

15 de Febrero, 1184

Fue un viaje relajado y disternido, sin embargo vuestro señor permanecía serio e impasible. Apenas había compartido con vosotros más que unas pocas palabras, generalmente monosílabos. Era evidente que algo le preocupaba desde que recibió esa carta días antes, una carta con el sello de su hermano, Minamoto Yoritomo. En ella le pedía urgentemente que se presentase en la ciudad de Kamakura, una de las favoritas de Yoritomo. El motivo estaba omitido en la misiva.

Sin embargo, el viaje ya tocaba a su fin. Los primeros arrozales aparecían frente a vosotros mientras los aldeanos labraban la tierra. La mayoría de ellos eran mujeres o ancianos, niños o lisiados... todos ellos famélicos por los estragos de la guerra. Al fin y al cabo, sólo habían pasado unos años desde las batallas que se habían librado en territorios cercanos, sumado a la hambruna en 1181 que había provocado un alto el fuego forzado entre los dos clanes hasta 1183.

Vosotros, como parte del séquito de vuestro señor, ibais montados en grandes caballos de guerra que marchaban impasibles y con cierto aire orgulloso. No era extraño, por tanto, que muchos de esos campesinos dejaran por unos segundos su labor y alzaran sus cabezas para observaros. Algunos con miedo, otros... generalmente los niños, con curiosidad.

No más de media hora pasó antes de que la ciudad se alzara frente a vosotros. No era una ciudad excesivamente grande, pero tampoco pequeña. Quizá eso era lo que le gustaba a Yoritomo de ella; o quizá fuera la posición estratégica en la que se encontraba, rodeada de montañas que hacían de ella un fuerte natural. Las levas de soldados supervisaban los alrededores mientras en el mercado algunas jóvenes compraban algo que llevar a la boca. En una de las calles cercanas parecía haber unos baños y, finalmente, una casa de sake algo más adelante.

Cuando llegasteis a las murallas del castillo, vuestro señor bajó del caballo y le tendió las riendas al jefe de cuadras. Vosotros, por supuesto, hicisteis lo mismo.

Cargando editor
28/02/2016, 19:00
Minamoto Yoshitsune

Varios segundos se tomó antes de coger aire y centrar su mirada en vosotros. Su semblante serio parecía afirmar que de aquella reunión no esperaba nada bueno. Sin embargo, trato de relajarse y esbozar una ligera sonrisa tranquilizadora mientras pasaba su mirada de uno a otro.

—Es posible que sea una reunión larga y distendida — su tono de voz era brillante e incluso elegante —. Conociendo a mi hermano, será mejor que entre yo sólo; no me habría hecho venir si no fuera porque se trata un asunto privado, espero que lo entendáis. Os esperaré aquí al anochecer, tenéis toda la tarde para visitar la ciudad, tomar un baño o descansar.

En ese momento, un hombre de mediana edad, ataviado con un kimono de alta calidad, salió del interior del castillo al encuentro de Yoshitsune con cierta premura. Debía ser uno de los asistentes de Yoritomo que guiaría a Yoshitsune hasta donde tendría lugar la reunión. Cuando llegó a su altura, hizo una reverencia y guardó silencio esperando a que la conversación que había iniciado Yoshitsune tocara a su fin.

Cargando editor
01/03/2016, 00:02
Fujiwara no Sekirou

Sekirou no soportaba la tranquilidad, al menos no cuando le atacaba la necesidad de saborear la emoción del combate, fue por esa razón que cuando Yoshitsune recibió un mensaje de su hermano para presentarse ante él, el "Lobo Sanguinario del clan Fujiwara" supuso que probablemente obtendría alguna orden para marchar al campo de batalla o al menos eso esperaba él ya que estaba deseoso de alimentar a Izanami no Yari nuevamente.

Luego de un largo viaje, parecía que por fin se aproximaban a su destino al observar a los aldeanos trabajar en la tierra. El joven guerrero pudo observar como algunos se alejaban en temor ante la presencia del grupo, aunque también observó algunos niños que les observaban con curiosidad, a lo que él respondió con una sonrisa y saludando con la mano.

Habiendo llegado a las murallas del castillo, Sekirou entregó su caballo al jefe de cuadras luego de que su Señor hiciera lo mismo y les informará de que hablaría en privado con su hermano. Eso no era ningún problema para él, ya que esa clase de cosas como conversar de manera formal no eran de su agrado, prefería la acción, arrasar con los enemigos en su camino.

Cuando Yoshitsune terminó de hablar con ellos, Sekirou simplemente asintió sin decir una palabra. Sabía que por lo general cuando se molestaba en liberar alguna que otra palabra a un superior por lo general terminaban molestándose, así que, por lo general, acostumbraba a evitar entrar en una conversación demasiado duradera.

Ahora tocaba la cuestión de planear que haría en aquel lugar mientras esperaba a que su Señor finalizara su encuentro con su hermano. Había observado varios puntos de interés mientras se aproximaban a las murallas, así que se hacía alguna idea de hacia dónde podría ir, aunque tal vez los demás deseaban hacer algo en conjunto.

Cargando editor
02/03/2016, 09:56
Fukumiya Kisho

El viaje había resultado agradable y sin altercados, llevaba mucho tiempo sin viajar con compañía y en verdad ha sido gratificante. Todos teníamos algo que contar aunque por lo general somos personas aparentemente discretas y de pocas palabras.

Los parajes que dejabamos atrás eran preciosos y según nos íbamos acercando al siguiente pueblo lejos de perder encanto mis ojos veían el lugar con mejores ojos. Hacía tiempo desde mi última vez en sociedad, justo antes de unirme al sequito de Minamoto estaba en las montañas de retiro espiritual por lo que ahora al ver casas, el ajetreo de los niños y todo lo que conlleva vivir en un pueblo no puedo evitar esbozar una medio sonrisa. Decido mantener mi máscara en la bolsa ya que solo la uso en combate u otros menesteres.

Seguimos a Minamoto hasta las caballerizas y allí hago lo mismo que el no sin antes acariciar las crínes del caballo y darle una manzana por el agradable paseo que me he dado a sus lomos. -Gracias precioso- le susurro.

Después nos despedimos de nuestro señor y nos toca decidir que hacer.

-Dejemos que decidan las señoritas si te parece- le digo a mi compañero de viaje Fujiwara no Sekirou.

Cargando editor
03/03/2016, 05:29
Hotaru

El viaje ha sido placentero y Kamakura y las tierras que hay alrededor son un paisaje bonito que admirar. Quizá la única que desentona en el grupo de guerreros es ella, pero está ahí por un motivo. Sonríe a los campesinos al pasar, a pesar del miedo que muestran hacia ellos. Sin duda, lo han debido de pasar mal en esos años de guerras y hambruna. Seguro que para ellos no es nada halagüeño ver a 4 guerreros juntos.

Poco a poco se acercan a la hermosa ciudad. Se distrae mirando a su alrededor, intentando empaparse de todo. No tardan demasiado en llegar a su destino y su señor sugiere que pasen el tiempo en relajarse mientras se reúne con su hermano.

Mira a sus acompañantes con una sonrisa.

-Quizá podríamos tomar un baño y quitarnos el polvo del camino.

Cargando editor
03/03/2016, 12:13
Tachibana Etsuko

El viaje había durado para Etsuko lo que dura una exhalación. Tal era la capacidad de abstracción de la joven bugeisha desde que formara parte de aquella tropa. Había pasado la mayor parte del viaje con los ojos cerrados y en silencio, dejándose guiar por su montura. Asentir, ver, callar, cerrar los ojos, vaciar su mente; cuatro consignas que se repitieron hasta llegar a su destino.

- Haced lo que os plazca - hago saber a mis compañeros cuando desmonto a mi caballo y dedico una mirada de desdén hacia la prostituta.

Mientras, me acerco a un grupo de niños hambrientos que se arremolinan curiosos a nuestro alrededor,desenvuelvo un pedazo enorme de pan, varios frutos secos y algún trozo de carne seca y lo comparto con ellos. Acaricio distraida la cabeza de uno de los muchachos y cuando todos tienen algo que llevarse a la boca, me dirijo a la casa de sake a remojarme el gaznate.

Cargando editor
03/03/2016, 12:29
Fujiwara no Sekirou

Al escuchar las palabras del monje, el joven guerrero asintió. Era lo mismo para él que era lo que harían, nada podía ser mejor que combatir en el campo de batalla, aun así, reconocía que un descanso no estaba mal, más aun, luego de un largo viaje.

Estoy de acuerdo. No me vendría mal un baño. Respondió ante las palabras de la bella Hotaru. Lástima que no podría beber sake o al menos no demasiado ya que consideraba que su Señor no lo vería con buenos ojos cuando luego tendrían que continuar escoltándole.

Sin esperar una respuesta, comenzó a caminar hacia uno de los baños que habían observado al llegar.

Cargando editor
03/03/2016, 15:19
Fukumiya Kisho

Poco a poco todos toman una decisión. El samurai y la chica deciden ir a darse un baño mientras que la bugeisha tras dar de comer a unos pequeñajos se dirije hacia la casa de sake.

-Le Acompañaré a la casa de sake, será mejor no perdernos de vista si os parece.- tras despedirme así de mis otros dos acompañantes, continuo los pasos de Etsuko. Parece una chica de buen corazón, a la vista está su comportamiento con los niños por lo que quiero comprender su conducta distante hacia el grupo, quizá tenga fantasmas que le atormenten.

Cargando editor
03/03/2016, 18:17
Narrador

Más que toda muestra de gratitud, los niños cogieron el trozo de pan  y de carne y se marcharon corriendo. Sólo se quedó uno de ellos, al que Etsuko había acariciado el pelo, que se inclinó torpemente ante ella para, justo después, perseguir con rapidez a sus compañeros. Era curioso cómo podían correr tanto yendo descalzos...

Decidido lo que hacer durante las horas que quedaban hasta el anochecer, esperasteis a que la figura de vuestro señor desapareciera tras las puertas del castillo antes de marchar hacia vuestros destinos: Etsuko y Kisho irían a la casa de sake, quizá allí pudieran tomar algo y divertise un rato; mientras, Hotaru y Sekirou habían decido tomar el camino que llevaba a los baños.

Nada más separaros, el cielo de la tarde comenzó a nublarse... Posiblemente llovería al anochecer.

Cargando editor
03/03/2016, 18:29
Narrador

Del castillo a la casa del sake no había demasiada distancia, apenas un par de calles llenas hasta arriba de barro. Curiosamente, era casi la misma dirección que habían tomado los niños con los que os habíais encontrado. Localizarlo no os resultó difícil, pues un cartel bastante llamativo y con las letras pintadas con tinta negra os anunciaba que habíais tomado el camino correcto.

De hecho, un par de aldeanos salieron de dentro del establecimiento justo en el mismo momento en el que ibais a entrar. Cuando se toparon con vosotros, al principio mostraron indiferencia... pero fue ver la armadura de Etsuko y los atuendos del monje y ponerse a inclinar su torso repetidas veces para, justo después, alejarse rápidamente y casi sin mirar atrás. En parte entendíais que era normal pues los únicos samurái a los que estaban acostumbrados a ver eran los que pertenecían al ejército de Yoritomo.

Al entrar, un olor a muchedumbre mezclada por el fuerte olor a alcohol impactó contra vuestro sentido del olfato. Aunque había algo de ruido, el ambiente no era tan animado como quizá debería ser una casa de sake. Un par de jóvenes sirvientas atendían a algunos clientes divididos en varias mesas. Al fondo, un hombre permanecía apoyado en la pared con claros síntomas de estar realmente ebrio.

Todas las miradas se centraron ligeramente en vosotros cuando avanzasteis, y el silencio reinó por primera vez en la sala.

Notas de juego

Marcaros sólo a vosotros dos.

Cargando editor
03/03/2016, 18:55
Narrador

Los baños estaban situados unos metros más alejado del castillo de lo que estaba la casa de sake, pero las calles estaban algo más cuidadas: había barro y algunos desniveles, sí, pero mucho menos de los que había que tomar para llegar adonde habían ido vuestros compañeros.

El edificio se trataba de un pequeño establecimiento de madera en cuyo interior aguardaba sentado un hombre al que le debían quedar pocos años de vida. Debía ser el gerente del baño. Al veros, se levantó con cierta lentitud e hizo una pequeña inclinación de torso... lo poco que sus viejos huesos podían permitir.

—¡Oh! Bienvenidos.

Su tono apagado de voz vibraba ligeramente. Incluso su pequeño y deteriorado cuerpo parecía vibrar entre palabra y palabra que pronunciaba, dando la sensación de que la última podía ser también su última palabra en esta vida.

—Gracias por venir. Los baños cuestan un par de monedas — parece dudar un momento antes de proseguir —, pero vosotros podéis usarlo sin pagar, como es normal... jeje.

Notas de juego

Marcaros sólo a vosotros dos.

Cargando editor
03/03/2016, 19:26
Director

Notas de juego

PRÓXIMO TURNO:  DOMINGO, DÍA 6

Cargando editor
03/03/2016, 23:08
Hotaru

Sortea con gracilidad los pequeños desniveles y las zonas más embarradas del camino que conduce a los baños. El cielo vuelve a nublarse y desea haber traído su sombrero encerado para protegerse después del baño. Sin duda, va a llover. Ya en el interior, sonríe al anciano. Busca dentro de su manga y saca su monedero de tela para depositar las monedas en la mano del gerente.

-Los servicios prestados siempre deben tener una compensación. Aquí mi pago por el uso de tus baños.

Notas de juego

Director: te edito el mensaje para desmarcar a los otros dos personajes que no están con vosotros.

Cargando editor
04/03/2016, 00:13
Fujiwara no Sekirou

Mientras caminaba sin siquiera evitar el barro ya que para él esa clase de cosas no eran un obstáculo en sí, pudo observar como el cielo comenzó a nublarse. No le preocupaba la lluvia aunque tal vez para quien le acompañaba sería un problema.

Al llegar al baño, mientras continuaba sin dirigir una palabra, observó detenidamente a quien parecía estar a cargo del establecimiento. Era un anciano, al parecer bastante desgastado por los años, aún así, Sekirou sabía que nunca era bueno subestimar a alguien por su apariencia.

Cuando escuchó al viejo gerente darles la bienvenida y decir que no era necesario que pagaran, no pudo evitar bufar un poco molesto ante semejante idea. El joven guerrero no era un vago como para andar pidiendo caridad.

En el momento que su compañera se adelantó y le pagó al anciano, Sekirou dirigió su mirada hacia ella aprobando su accionar.

Como ha dicho mi compañera, pagaremos el servicio, no venimos en busca de caridad. Ten tus monedas. Dijo aun molesto mientras buscaba unas monedas de su bolsa para pagarle, dejándolas en la mano del anciano. No se habría molestado si no hubiera sido que se sintió insultado ante tal ofrecimiento por parte del gerente.

Cargando editor
04/03/2016, 20:22
Hotaru

-Fujiwara-sama, creo que el anciano se refería a que somos los invitados del señor del castillo. No nos ofrecía los baños gratis por caridad.

Intenta calmar a Sekirou.

-¿No es Rei una de las "siete virtudes" del bushidô?

Evidentemente, Hotaru está tratando de hacerle ver que con sus maneras no está siguiendo el código que todo bushi debería seguir. Sekirou se está dejando en evidencia delante del anciano y, por tanto, está dejando en evidencia a quien debe lealtad.

Notas de juego

礼 Rei - Respeto, Cortesía

Cargando editor
04/03/2016, 20:53
Fujiwara no Sekirou

Al escuchar las palabras de su compañera, el joven guerrero intentó calmarse. No porque le importara seguir un código que muchos realmente ni siquiera se molestaban en seguir en realidad, si bien decían que lo hacían demostrando su hipocresía. Alguien a quien llamaban el "Lobo Sanguinario del clan Fujiwara" poco le importaba cosas como un código de comportamiento. El problema estaba en que si hacía quedar mal a su Señor podría perder acceso a lo que realmente le importaba, el dulce sabor de la batalla. Eso era algo que no deseaba perder jamás.

Respiró profundo un momento y miró a la shirabyoshi con cierta neutralidad para luego dirigir su mirada al anciano y soltar un bufido.

Llevas razón. Sus palabras me hicieron pensar otra cosa y me he dejado llevar.

No se disculpó si bien reconoció su actitud innecesaria.

Cargando editor
06/03/2016, 00:38
Narrador

Que Hotaru, una cortesana tan guapa acompañada por un samurái, sacara sus monedas para pagarle le sorprendió sobremanera, pero no fue hasta que escuchó el bufido de su acompañante cuando su rostro enmudeció de terror.

Por un momento se quedó inmóvil, sin saber qué hacer... segundos después pareció recobrar la razón y empezó a hacer reverencias iguales de frágiles que las anteriores, pero con una velocidad algo superior. El miedo provoca estas cosas, que incluso un cuerpo desgastado por la edad pueda rejuvenecer cuando ve su vida peligrar.

—¡Oh! Claro que no señor — dijo —. No era mi intención ofenderles...

Cogió las monedas aún con cierto nerviosismo y permaneció en silencio sin atreverse a interrumpiros mientras discutíais sobre las virtudes del bushido. Realmente, no tenía ni la menor idea de que fuerais invitados del señor del castillo ni nada por el estilo pero tampoco quiso indagar teniendo en cuenta la diferencia de clase social que había entre vosotros y él. Cuando se hizo de nuevo el silencio fue hasta un armario del que sacó un par de toallas de algodón para cada uno de vosotros; por último, señaló un pasillo que había más al fondo.

—Como es habitual, los baños están divido por sexos. El de los hombres está a la derecha, mientras que el de las mujeres está a la izquierda. Hay también una salita con cestos individuales donde podéis dejar vuestras pertenencias.

Y, tras decir esto, volvió a su asiento. Del pasillo sonaba de vez en cuando alguna que otra carcajada masculina por lo que era obvio suponer que había más gente en el interior, al menos en el baño masculino.

Cargando editor
06/03/2016, 00:41
Director

PRÓXIMO TURNO: MIÉRCOLES, DÍA 9

Cargando editor
07/03/2016, 11:06
Fukumiya Kisho

La casa de sake no es el lugar más acogedor en el que he estado pero conozco este tipo de sitios, los solía visitar con mi maestro ya es donde se suelen encontrar los aldeanos más crédulos o al menos los que dejan volar más su imaginación.En esta casa no iba a ser menos, en seguida localizo a más de uno y de dos a los que contar mis historias, incluso alguno ya está lo suficientemente borracho como para hacerle correr en cuestión de segundos pero hoy no. No es ni el momento ni la compañía oportuna para hacerlo.

Me acerco junto a mi compañera a la barra y llamo al encargado.

-Por favor, algo fuerte para la formidable bugeisha y algo más calmado para un servidor.- no llamo señorita a Etsuko, si algo he aprendido en el viaje es que no soporta que nos refiramos así cuando hablamos de ella.* En cuanto a las bebidas, no estoy muy acostumbrado al alcohol, rara vez lo he consumido y si lo he hecho no ha sido a la vista de mi maestro el cual me lo tiene completamente prohibido aunque el se pase ebrio los días y las noches.

Notas de juego

*Me he supuesto esto, si no es así lo dejamos como que ha sido mi percepción sobre Etsuko.

No he querido adelantar mucho más, no sé como de rápidos podemos hacer los post en cuando acciones jajaja

Cargando editor
07/03/2016, 13:54
Fujiwara no Sekirou

Sekirou aceptó la toalla de algodón mientras observaba al anciano. Sin continuar con el tema anterior, prefirió seguir con lo que había venido a hacer.

Bien, iré a relajarme un poco.

Dirigió su mirada a Hotaru durante un momento.

Que lo disfrutes.

No era muy bueno con las palabras cuando se trataba de conversar con los demás pero esperaba que su compañera disfrutara el momento de descanso tanto como él pensaba hacerlo hasta que llegara el dulce momento de regresar al campo de batalla.

Dicho lo que tenía que decir, comenzó a caminar hacia el interior del establecimiento, donde se desvestiría e iría a su lado del baño.