Partida Rol por web

La gente susurra cosas; pero ni en broma harían preguntas o se interpondrían entre un demente, porque no puede ser otra cosa, y un samurái. De hecho, las miradas no dudan en clavarse en el suelo cuando os dirigís a ellos. Nadie quiere mirar por temor o por vete tú a saber qué cosa...

El caso es que, entre gritos del borracho, lográis llevarlo a un callejón oscuro y apartado. Una vez allí, el borracho escupe al suelo un esputo mezcla de sangre y saliva.

—¿Ahora me mataréis a mí también...?

El principio de la pregunta suena decidido, pese al deje propio de un alcohólico. Sin embargo, en el final su voz se quiebra... se encoje por un segundo, y comienza a llorar, sabedor por fin de que su vida está en más riesgo que nunca.

Lograste recuperar tu ropa y volver al establecimiento donde se encontraba tu compañero sin ningún tipo de problemas. Sin embargo, las voces del interior cuando por fin llegaste te alertaron de que éste ya se encontraba en el recibidor.

—¿Mi compañera aún no ha salido? Supongo que tendré que esperarla... ¿Tienes sake? No me molestaría beber un poco. Te lo pagaré.

Era el tono de voz de Fujiwara. Probablemente estuviese hablando con el anciano... aún así, había una silueta más. Una silueta femenina que cuya sombra se proyectaba desde el interior. ¡La chica del baño! Aquélla situación era un verdadero incordio, suerte la tuya que desde una ventana se podía entrar al interior del baño femenino sin despertar sospechas. De hecho, fue lo que hiciste...

La chica alzó levemente la mirada cuando le saludaste antes de volverla a baja aún con el rostro más ruborizado. Lo cierto es que sus facciones eran gráciles y hermosas, y más con ese tono rojizo que habían adoptado sus mejillas. Pese a todo, era tan tímida que, tras inclinar su rostro salió del establecimiento apenas unos segundos antes de que el de Hotaru aparecía del pasillo.

El anciano miró a la chica salir corriendo, luego al joven samurái y por último a Hotaru. Finalmente soltó una pequeña risa espontánea.

—Es una de las doncellas de castillo — comentó —. Desconozco su nombre, señor, pero... si quiere saber más de ella, no dude en preguntarme, quizá pueda conseguir información para usted — luego volvió a mirar a Hotaru —. Señorita, espero que el baño haya sido de su agrado. Ehm... si aún queréis el sake, puedo serviroslo de inmediato, señor.

Sin lugar a dudas, aquella mujer era bastante tímida, a diferencia de Nadeko quien no dudaba en declarar lo que deseaba y buscar una manera de obtenerlo.

El guerrero no pudo evitar sonreír un momento al ver tal reacción por parte de la mujer, en especial cuando salió del lugar en cuanto pudo.

Sekirou no tardó demasiado en notar la presencia de Hotaru quien se acercaba por el pasillo. Mientras la observaba acercarse, escuchaba las palabras del anciano, palabras que no eran demasiado de su agrado.

En primer lugar, simplemente había saludo a la mujer, no significaba que deseara algo más. Y si así fuera, no necesitaba la ayuda de alguien para seducirla. O al menos así pensaba debido a su orgullo.

No, no es necesario. Dijo un tanto molesto al anciano, intentando calmarse.

En cuanto al sake... mi compañera ha salido del baño, ya no necesito beber mientras espero. Al decir eso miró a Hotaru. A menos que tú quieras beber también. Preguntó por si ella deseaba descansar un poco más.

Dejo que Etsuko se encargue de sujetarle mientras ando de un lado para otro haciéndole creer que estoy pensando en su destino. Finalmente me paro frente a el y le miro fíjamente a los ojos intentando ver más allá de ellos, intentando averiguar en que piensa, en que pensaba cuando arremetió contra nosotros.

-Dígame señor. Explíqueme que ocurre, quizá podamos llegar a un entendimiento sin necesidad de usar la violencia. ¿No cree?- miro a Etsuko, sé que se muere de ganas de darle su merecido pero no es lo más oportuno, nosotros no trabajamos así pero parece ser que hay otros que sí y eso mismo es lo que quiero saber.

-¿Quién ha muerto? ¿Quién le mató? Y lo más importante... ¿Por qué?

Saco a empujones a aquel borracho de la taberna, me ha cortado el trago y por lo tanto no me ha dejado buen sabor de boca. por mi parte no hay duda, una buena paliza es lo que se merece. Pero como estoy en caliente y no quiero cometer ningún error me limito a sujetar al hombre y dejo la labor diplomática a Kisho.

-Que sea rápido Kisho, aún tengo la botella por empezar.

Miro al hombre con seguridad y fiereza, quiero intimidarle, quizá así hable antes.

Se une a los dos hombres. Parece que ha llegado en el momento justo pues están a punto de sacar el sake, cosa que significa que su acompañante pensaba que la tardanza iba para largo.

-He disfrutado del baño. El agua me ha quitado todo el polvo del camino y me ha calmado los músculos resentidos tras el viaje. 

Declina la oferta del sake con una sonrisa.

-No quiero ser descortés por no aceptar el sake, pero creo que nos esperan. No debemos hacerlos esperar.

Sekirou escuchó con atención las palabras de Hotaru. Al parecer, su compañera no deseaba permanecer durante más tiempo en aquel lugar, algo que el guerrero podía comprender.

No, no eres descortés, no te preocupes. Pienso lo mismo, probablemente los demás están esperándonos. Estaba claro que la negativa no le había ofendido, la había invitado a beber por si deseaba descansar un poco más y no porque realmente deseara beber. Después de todo, estaban en aquel lugar por su señor y no para perder el tiempo.

Yo también disfruté el baño, y conocí a un par de guerreros. Uno de ellos bastante interesante. Expresó mientras recordaba cómo había despertado su espíritu combativo al intercambiar aquellas últimas palabras con aquel individuo.

Sekirou observó un momento al anciano.

Como mi compañera ha rechazado el sake, no será necesario. Hasta otro momento.

Sin detenerse, tras despedirse, el guerrero caminó hacia la salida. Su misión era proteger a su señor, no podían descansar demasiado. Esperaba que el resto hubiera terminado también el momento de descanso.