Partida Rol por web

El sol daba por cumplida su tarea de hoy, y empezaba a abandonar el claro del cónclave…

La mayoría de los ojos acusaban a un alma fría y silenciosa… El Dementor era la diana de sus miradas.

Desafiante y con susurros helados profirió:

No os tengo miedo… aquí tenéis mi funda corpórea… y dicho esto la bruma que rodaba al espíritu oscuro desapareció dejando a la vista los mantos hechos jirones que vestían el pútrido cuerpo del Dementor.

El primer ataque no se hizo de esperar… el tejón corrió hacía las capas sedosas que recubrían al ser y enganchándose con sus pequeñas zarpas empezó a escalar el féretro viviente del Dementor.

Algún que otro corte dejo ver un liquido oscuro y viscoso que guardaba aquel ser dándole vida…

Con un gesto furioso el Dementor se zafó del tejón y lo lanzó de nuevo al suelo…

Ahora era el tiempo de los protegidos por Artemisa… El unicornio avanzó al trote hacía el ser etéreo y con un fuerte golpe de su cuerpo… lanzó al ahora corpóreo Dementor hacía un columna medio derruida. Entonces fue cuando la Centauro encabritó su forma equina y con un gran golpe de sus pezuñas dejo caer la columna sobre el Dementor, rompiendo el brazo derecho del ser… y atrapó por lo que sería un abdomen deforme, al Dementor contra el suelo… atrapado por la columna maciza.

El guardián del tiempo hizo uso del control de las arenas y con un gran tentáculo de arena removió la gran piedra que lo aprisionaba contra el suelo... se elevó otro gran brazo de arena que lo elevó del suelo apretando el gaznate del ser oscuro.

El Arcángel Azrael giró sus manos sobre el aire, y abrió una pequeña puerta que desprendía gran luz… de ella… salió un ser alado… Bargas reconocía aquel pelo… y aquella sonrisa… Era el Ángel Caído pero venía armado con una lanza en cruz…

Ni una palabra salió de su boca… tan solo una estocada en la cabeza del Dementor y volvió a entrar y a desaparecer… tan rápido como vino se fue… pero la herida que abrió en la testa del Dementor desprendió la vida de aquel ser…

El alma del Dementor intentó volver al cuerpo del que acababa de salir… pero una bella dama… oscura y fría se aferraba a su cuerpo… y mientras su voz aguda emitía un grito desgarrador su mano afilada atravesó el pecho del Dementor y sacó destrozado en su puño el ya maltrecho corazón del incorpóreo…

La Banshee se levantó y tras el rastro de sangre negra y brillante que la vida del Dementor dejaba como testigo de su tortura deposito una roja flor… pues testigo de la ida de cientos de vidas… ahora… vio rara la muerte, sin la presencia del color carmesí…

Los pasos de la Banshee eran cortos pero decididos...

Tras unos cuantos paso se agachó y dijo a los demás señalando con el dedo, y depositando otra rosa roja en el suelo:

Me temo que no ha sido el único que abandonarnos...

¿Puedo quedarme aquí?, dijo con su dulce voz el regordete duendecillo cuando la joven y hermosa Edaith le pregunto si quería irse a otro lado.
Edaith acepto con su dulce voz, por lo cual el contento Achimallén le beso el pelo mientras le hacia una trencita y cantaba con su alegre – pero desafinada voz -.

Entonces.

El feo hombre de lo dientes amarillo llamado Bargas comenzó a discutir – educada pero ladinamente – con el centauro de lindas ancas y la medusa – fea también – a la que parecía insinuársele.
¿Cómo a alguien le puede atraer una medusa?, era algo que Achimallén no sabia, pero para gustos colores, como decía su padre el viejo borracho de Achimann.
Algo en las palabras de Bargas pareció no gustarle a Medusa – quizás fuera el mal aliento, después de todo tenia los dientes como maíz amarillo -, por lo cual quitándose la mano del hombre se movió unos pasos ¡DESPRENDIENDOSE DE SU PIEL!.
 

¡GUACALA! – dijo el duende con asco  mientras por el susto se agarraba con fuerzas de la trenza de Edaith a medio armar -, eso es mas feo que mi abuela, y eso que era fea y tan arrugada como un olmo de 300 años.

Pero las sorpresas no paraban de sucederse.
Caía el sol y con la llegada de la luna, otra muerte vendría.
Esta vez se trato del fantasma de hollín Dementio, Demencior, Delarion, Achimallén no sabia como se llamaba, durante el tiempo que había estado en el conclave no había hablado nunca – o quizás el duende no le había prestado atención, después de todo, las bubis de Edaith eran algo mas digno de observar -, quizás tenia una voz muy fea, o mal aliento como Bargas, o tal vez era mudo.
Aun así, el duende se sorprendió ante lo rápido de su muerte y el poder que parecían tener algunos de los presentes.
Una patada por aquí, un par de cascos por allá, un chispazo de luz, un tipo raro que salía de ningún lugar, un tentáculo de arena – o dos -, y en un PLIS PLAS, Dementio había quedado hecho polvo.

En el batifondo de patas, pezuñas, armas punzantes, y arena le había parecido ver al regordete Tejón, pero claro eso era una locura, desde cuando los tejones se creen guerreros ¿verdad?.
Luego de que el fantasma de hollín quedo mas seco que Daemus – y eso era decir mucho -, llego la mujer fantasma a dejar una rosa sobre los trapos del montón de huesos que había sido el cuerpo del caído.
Fue entonces, y mientras la chica trasparente gritaba como si le hubiese entrado una viga en el ojo, que Achimallén vio algo que lo altero sobremanera.

NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO grito al oído de la pobre Edaith, mientras de sus ojillos caían las lágrimas, el TEJÓN se murió, el TEJÓN se murió…
Pobrecillo, tan flaco y peludo, pensaba el duende.

Un momento, peludo + Tejón + muerto = nuevo traje, se dijo mientras una idea comenzaba a germinar en su mente.
Mmmmm….quizás pudiera hacer que su muerte valiera de algo se dijo a si mismo.

Sombrerero observó con incrediulidad como el Dementor fue abatido por algunos de los presentes. Cierto era, que aquel ser no había sido muy hablador y no aportó nada pero nadie tenía derecho a morir el dia de su no cumpleaños, y aquel dia era el no cumpleaños de Dementor.

-¡Alcahuetos, maripilis, celestinas, imberbes!- Exclamó a los cielos sin dirigir la mirada a nadie en particular. El sombrerero cogió aire y se preparo para proferir otro surtido de palabras surgidas de su memoria cuando de repente contempló al tejón fallecido y se quedó patidifuso.

-Enterramiento, enterramiento. Hay que hacerle un enterramiento a este ser tal como se merece, con sus respectivos cantos fúnebres y danzas nocturas. No podemos dejar que su cuerpo brote y florezca.- Se puso de rodillas y rezó por el animal.

Bendigamos el pan de los hombres y maldigamos los peces envenenados.
Que su cuerpo sin alma navege por los siete mares y cuatro condados.
Siembra tempestades y recoge dulzura, pero no extingas los terribles tejones.
Amién.

-Y Amién dijeron todos y todas. Amién. Por cierto Bargas, me alegro que hayas vuelto con nosotros, saludos.- Finalizó de decir el sombrero y empezó a socavar un boquete en la tierra, quizás para enterrar al tejón, quizas para enterrarse él.

La serpiente observó a los cadaveres, algo no le quedaba claro, por que la muerte del tejón, o es que acaso este había sido un golpe del traidor o traidores - Algo no esta bien con todo esto.

-Tienes razón, creo que mi cabeza no anda muy bien.- Afirmó, mientras el boquete en el suelo comenzaba a cojer amplitud.

Observo que comienzan a mirar y a acusar al Dementor y rápidamente subo encima de un árbol, desde las alturas observo con temor y asco, los hechos. Si bien es cierto que aquella criatura aterradora no había abierto la boca desde que llegamos, dudo mucho que semejante carnicería sea acertada.

La sangre fría con la que uno a uno, los acusadores van actuando para apagar la vida de aquel ser me sobresalta, mi corazón comienza a latir a una velocidad que jamás había alcanzado, mis manos comienzan a sudar como nunca antes lo habían hecho.

Una criatura que juraría no haber visto antes, aparece de la nada dando rápida una estocada en el pútrido cráneo del acusado. Al parpadear, aquella figura alada había desaparecido y con ella la vida del Dementor.

Banshee arrebata el corazón de su pecho, impidiendo así que su alma pueda regresar al cuerpo. Giro mi rostro para no presenciar dicho acto y al hacerlo observo el cadáver del tejón.

Llevo mis manos a la boca, horrorizada. -¿Qué ha pasado... cuándo...?- balbuceo bajándome del árbol y caminando hacia el pequeño animal.

Esperando una respuesta de los demás..ví como varios dirigían sus miradas hacia aquel ser oscuro, deshecho en jirones de tela negra y con aspecto de podrido...y de repente el tejón fue el primero en atacar, centaura, Dahaka....no podía dar crédito a lo que mis ojos contemplaban, el ataque del Arcángel Azrael fue espectacular llamó a un angel caído, fue su golpe el que terminó de dar muerte al Dementor...Banshee se acercó y dejó caer una rosa roja entre las ropas destrozadas del Dementor.

- ¿Pero qué ha pasado?- dije-. El ataque me pareció feroz, pero sinceramente justo, ese ser apenas se hacía ver, casi no hablaba y poco se hacía presente entre las conversaciones del grupo.

Miraba a los implicados en el ataque esperando una repuesta...y de repente una pequeña voz gritó en mi oído derecho:

- Noooo, el tejón se murió, el tejón se murió- gritó Anchimallén mientras pequeñas lágrimas salían a borbotones de sus ojos y recorrían sus regordetas mejillas.

Busqué con la mirada y lo encontramos entre varias rocas, caídas durante el enfrentamiento, estaba rodeado de sangre, era la primera vez desde la muerte de la guardiana me sentía triste y derrotada frente a la muerte. Banshee se acercó al tejón y depositó una rosa junto a su cuerpo.

- Murió como un héroe, fue el primero en atacar, y eso es muy digno y valiente. Que tu espíritu sea recibo con honor y alegría. Nosotros vengaremos tu ida, como la de guardiana e Ifrit.- dije al grupo-.

Me giré a Anchimallén y con mi dedo índice le quité la pequeñas lágrimas que todavía corrían por su rostro.

Rumpelstinski apareció detras de un arbusto en el que se había cobijado.

Ve el cuerpo de tejón y la pena de sus compañeros.

Y responde, como sólo el es capaz de hacer.

- ¿Lo enterramos por si da olor o este bicho se come? No tiene un aspecto muy apetitoso ...

Cuando el caos del ataque termina veo el cuerpo del dementor en el suelo, aparto la vista ante semejante visión. Lo cierto es que espero que mis compañeros hayan acertado y haya muerto un culpable. Entonces me llaman la atención los gritos a mi alrededor y algo se rompe en mi corazón al ver al pequeño tejón muerto. La pobre criatura había llegado al cónclave buscando justicia y solo había encontrado la muerte, unas lágrimas se escapan de mis ojos y se deslizan por mis mejillas mientras acaricio al animalito:

- Descansa, pequeño, espero que ahora puedas encontrarte con tu familia de nuevo.

Después le cojo en silencio y le llevo junto a las raíces de un viejo árbol donde, empiezo a cavar una tumba. La última madriguera que tendría.

La ira de mis compañeros del cónclave se cebó sin reparos en la terrorífica criatura devoradora de almas. El dementor, objetivo de los ataques de unos y otros, concluyó con su propia alma perdida en el olvido aunque, para sorpresa de todos, no se marchó en soledad. 

El pequeño Tejón yacía inerte en el suelo hallado por la banshee. Su pequeño y peludo cuerpo parecía dormitar ahora sin vida en un plácido y eterno sueño. Pareció como si la pesadumbre se apoderara del cónclave, como si la muerte del dementor fuera justa y la del tejón inaudita, sin embargo, lo único claro en todo aquello era que dos criaturas más habían abandonado el concilio y ahora éramos menos los objetivos de sospechas y traiciones, para bien o para mal así era.

Un tanto contrariado por lo sucedido, decidí quedarme en silencio tan solo observando a unos y otros en espera de palabras coherentes, quizá lo que realmente faltaba en aquel lugar.

Su cuerpo se mostró reluciente con los últimos destellos del día. Su nueva piel resplandecía con tonos rosados.

Como me temía, las bondadosas criaturas sois las primeras en demandar sangre. - dijo irónica tras observar el espectáculo de la muerte del Dementor. - Que horror, el pobre tejoncito también cayó, derramar ahora vuestras lastimosas y falsas lágrimas. 

Se paseó por delante de Atalanta, contoneándose, miró de reojo a Anchimallen, que se ocultaba entre los cabellos de Edaith, hasta llegar a los pies del enorme Quetzalcoat.

Que singular, queridos. Así que vosotros me teméis por mostrarme tal como soy. O tal vez - continúo tras una breve pausa - el todopoderoso dios azteca y sus seguidores duden de mí por otras razones.

Siguió su camino apartándose de los demás. Las serpientes de su cabeza miraban atrás, como vigilando su espalda.

Tal vez os inquiete que logré abrir los ojos de los demás y muestre vuestras verdaderas intenciones. Ocultas tras la supuesta debilidad, - se giro mirando a Anchimallen - la engañosa benevolencia - miro después a Atalanta, y finalmente clavó los ojos en Quetzalcoat - y la infame magnanimidad.

Nada se ocultaba a la muerte en mis ojos espectrales, esclavos de guiar a las almas perdidas hacía el fin de sus dias...

Creo que la muerte del pequeño animal la causo, el golpe que recibió durante su lucha contra el Dementor.

Miro a Edaith y digo: Fue valiente... pero incauto...

Filosas son tus palabras pequeña serpiente- el dios miró con fascinación a las serpientes en los cabellos de Medusa - pero poco me ralcionó con los otros, si he votado en tu contra ha sido por el magistral trabajo de arquería demostrado  y tu pululante, es bien sabido que es mortal, mi forma divina no puede morir pero mi lado mortal sí, desconfío de ti, como desconfió de Atalanta y del centuaro, así como la manticora o cualquiera que pueda manejar un arco o usar veneno, si eso te incomoda, pues lo siento mucho, pero eres de mis blancos querida- la serpiente se enroscó sobre su cuerpo.

La situación comenzaba a ser crítica: Dos muertos por ráfaga...Y por la noche, probablemente, caería algún otro. 

Debían hacer algo, y pronto. No malgastó el tiempo en llorar por los muertos, pues las arenas se llevarían lo que es suyo, y nadie podría hacer nada para ello.

Escuchó con atención las palabras de medusa, y depositó su mirada sobre Quetzacoatl,  sin hablar. Esperaba ver sus reacciones, sin inmiscuirse en una batalla por odio o ira. Cuando estas llegaron, solo volvió a aletargarse en su lugar, cerrando por un momento los ojos.

Necesitaba pensar..

Yo me alegro que Dementor haya caído pero que el Tejón se haya ido también no me ha gustado nada. Y no puedo entender porque ha sido arrastrado el... Se quedo pensando por el pobre tejón, en cambio por el dementor no sentía ninguna pena dentro de mi.

Sus ojos relampaguearon fulgurantes.

¡Oh! Así que el todopoderoso dios desconfía de mis ponzoñosas flechas, que podrían robarle su lado mortal. - su voz era tenue - Justo lo que el control de los fuegos fatuos podría evitar.

Un dios temeroso de la muerte. Que extraña casualidad más deliciosa.

-Al igual que una serpiente que puede intentar culpar a un inocente  ocultando su propia culpa en acusaciones perfidas y confundiendo al vulgo, pues has de saber querida, que no tengo interes en los fuegos fatuos y poca relevancia tienen para mí, ¿Pero en tu caso querida que motivación tienes en poseerles?- La serpiente se mantuvo serena, mientras que de su piramide parecioó provenir una nueva canción.