Partida Rol por web

Greenbell y Hogwarts, era de esperar. Lucas contestaba a mis preguntas, pero era esquivo. Podría indagar mucho y sacar hasta su secreto más oscuro, pero no era necesario. No si queríamos ser prácticos.

Me separé de Bella apretándole ambos brazos en un gesto de apoyo. Después volví a ponerme frente a Lucas.

- Sólo te voy a hacer un par de preguntas más, por ahora, para ir terminando con esto. Tal vez si descubro algo más necesite preguntarte algo nuevo. - levanté un dedo - Primero ¿pretendes aún cumplir con lo que te encargó Tower? Y en caso de ser sí, ¿Qué te encargó? - pausé para darle tiempo a responder antes de levantar un segundo dedo. - Segundo, ¿sabes algo más sobre cómo pretende atacar, secuestrar o lo que sea que quiere hacerle a Greenbell? ¿Cómo, cuándo, quién? - volví a darle unos segundos para responder antes de levantar el tercer dedo - Tercero, ¿tienes ahora mismo intención de contarle a alguien lo que ha ocurrido y lo que hemos hablado aquí? - una vez más, esperé su respuesta antes de levantar un dedo más. - Cuarto, ¿Dónde está el ministro, Edward Wright? - esta vez al levantar el quinto y último dedo, lo cerré en un puño - Y último... ¿Sabes dónde se esconde Tower, o cómo ponerte en contacto con él?

Estaba exhausto. Lo único que quería era llegar a su habitación, recoger una camiseta de Tabatha que tenía por allí y acostarse. Pero nada. Emily estaba sedienta de información. Pensó que lo mejor era no protestar y contestar.

- No. No voy a intentar cumplirlo. Si estoy en su contra, estoy en su contra. Me he dado cuenta de que he perdido más que ganado con todo esto. Solo quiero terminar con el asunto y alejarme de todos. - ante la segunda pregunta enarcó ambas cejas- Desde luego no iba a darle caramelos, ¿sabes? Quiere secuestrarla como hizo con Wright y matarlos a ambos juntos. El cuándo no lo sé. ¿Cómo la secuestrará? Me parece que participará igual que hizo con vuestro ministro.- Ante la tercera pregunta bufó. Menuda pregunta.- Mi intención es la de siempre: pasar desapercibido. ¿Cómo voy a ir a contarle a nadie esto? Un bando me mataría y el otro me encerraría y pasaría horas de interrogatorio peores que esta.-ante la cuarta pregunta, Lucas se tomó su tiempo. Pasó a mirar a Bella unos segundos. Ella sabría dónde estaba porque habían vivido allí todo aquel tiempo- En Australia. En el edificio del orfanato Oceans.- y ya con la quinta pregunta devolvió la mirada a Emily:- Ni idea. Él se pone en contacto con nosotros. Imagino que nadie sabe sus movimientos.

Crucé una mirada llena de significado con Sean. Teníamos mucho por hacer. DEscubrir quién era el profesor implicado, pues seguro que formaría parte del secuestro. Asegurarnos de que Greenbell estaba protegida así como el resto de Hogwarts, y decidir si debíamos ir a por Edward Wright o déjarselo a los Aurores, lo que supondría muchas preguntas y tal vez pondría en peligro al ministro. Pero claro, ir solos allí podía ser un suicidio.

Volví a mirar a Lucas entonces. El chico me irritaba, me daba asco. Era repulsivo.

-  Sabes, cuando llegaste creí que eras amable y atento. Pero veo que sólo eres un arrogante egoísta, y un traicionero. No se que ve Tabatha en ti. - le dije usando el presente a propósito. - Si se me ocurre algo más que preguntarte, te buscaré. Y yo de ti iría con cuidado, yo no era la única que sospechaba de ti.

AHora tenía que disculparme con Bella, pero no lo haría con Lucas delante. 

Los aurores se miraron al escuchar a los chicos. No estaba allí el superior y quizás él diría que ni hablar. Pero por otro lado...

Auror.- Está bien. Dejad las varitas aquí y yo mismo os acompañaré a ver a la directora.

Sin varita no habría peligro para Greenbell. Eso era lo que pensaban.

La abrazó también y permitió que escondiera la cara en su clavícula, sonriendo complacida y divertida. Le dio un beso en la cabeza y la estrechó con más fuerza entre sus brazos.

- Porque me encanta escucharte decir esas cosas.- le respondió entonces. Estaba feliz. Era como si lo pasado no hubiera existido. Estaban bien y eso era lo importante.- Yo también te he echado de menos- admitió. Eileen era cálida y cariñosa. Le encantaba tenerla bajo las sábanas- A ti, a tu vergüenza y a tu sentido del humor.- amplió la sonrisa entonces, aunque la Ravenclaw solo pudiera notarlo- Tenerte así, en mis brazos en la cama y decirte... y espero que no me huyas como la última vez, que te quiero. 

Era extraño, horrible y maravilloso, que el mundo se hundiera a su alrededor y fueran capaces de encontrar un atisbo de felicidad, agarrarse a él como a un clavo y hacerlo crecer, florecer. Era terrible sentirse feliz en aquellos instantes, pero no podía forzarse a lo contrario estando entre los brazos de Zoey.

Alzó la cabeza cuando dijo su última frase y puso una exagerada cara de alarma.

- ¿Cómo que no puedo huir? - empezó a hacer ruidos de esfuerzo mientras tiraba su cabeza hacia atrás, como si estuviera haciendo fuerza para librarse del abrazo de Zoey -. Og, mierda - vale, seguía poniéndose nerviosa cuando escuchaba esas palabras y por eso no podía evitar recurrir al humor. Así que decidió hacerlo rápido e indoloro, hablando de carrerilla -. He estado pensando en las últimas horas y he pensado que no quiero arrepentirme de no decirlo así que yotambiéntequiero - de indoloro nada. Se había puesto tan nerviosa que las palabras habían surgido casi unidas, sin separación. Pero era verdad. Tenía que dejarse de tonterías y de líos mentales. Cuando había despertado rodeada de dementores lo primero que había acudido a su cabeza como motivo de esperanza había sido Zoey. Había estado incluso más preocupada por ella que por Emily y no estaba precisamente poco angustiada por su amiga. Y eso, a pesar de su ceguera, sólo podía querer decir lo que en realidad sabía. "Aceptarás tus nuevos sentimientos..." -. En serio, di algo o me voy a morir de vergüenza aquí mismo - le pidió al ver que se había quedado callada.

Se había quedado totalmente congelada. Había dejado incluso de acariciar el cabello de Eileen. Y desde esa posición la Ravenclaw podría notar perfectamente cómo el corazón de Zoey latía de forma aún más acelerada. ¿Se lo acababa de decir? ¿Le acababa de decir que la quería? Eso sí que no se lo esperaba para nada. Eileen la instaba a decir algo, ¡pero que se solo podía balbucear!

- Y-yo... bueno... yo... es que...- estaba nerviosa. Se sentía super feliz de escuchar aquello. Sin duda el día había terminado mejor que lo esperado. Las cosas buenas predominaban ante las malas.- Me has sorprendido mucho. No... no me lo esperaba. Yo... solo puedo decir gracias. Eso me ha hecho muy feliz.- qué vergüenza. Estaba diciendo chorradas quizás para Eileen. Diría que qué blanda si le hacía muy feliz una simple palabra.- Y bueno, ahora sí que no pienso dejarte escapar de aquí. Sobretodo para que no me veas la cara de tonta que tengo ahora mismo.- Y la abrazó más fuerte, de forma exagerada.- ¡No saldrás de aquí, Eileen!- y rio divertida sin dejar de apretar.

¡Hablaba, milagro, hablaba! Tampoco entendía el por qué de su alivio si conocía a la perfección los sentimientos de Zoey, sabía que iba a alegrarse. Pero aquella declaración no era tan premeditada, por más que lo hubiera pensado, las circunstancias atenuantes que la habían llevado a decidirse convertían su confesión en algo impulsivo. Hubiera necesitado pensar aquello con calma y sin estrés de por medio pero el caso era que no quería hacerlo.

- Serás idiota, ¡no me des las gracias! - comentó medio avergonzada por haber generado tal impresión en Zoey. Aunque, en realidad, estaba contenta. Sólo quería hacerla feliz. Y si eso era todo lo que necesitaba, se lo diría todas las veces que quisiera -. Ei, ui, no te pases que sigo convaleciente - bromeó, haciendo la fuerza suficiente para apartarse lo necesario para mirarla a los ojos, sonriente -. Además, me gusta tu cara de tonta, así haces que yo no me sienta tan infantil - añadió antes de acercarse y darle un beso tierno en la nariz, seguido de uno en los labios.

- ¿Dejar la varita?- Pregunto con un tono muy alto de voz. -¿Se da cuenta de que estamos en peligro? ¿De que podrían llegar aquí a atacarnos? Y ustedes proponen que dejemos la varita para estar indefensos si nos vienen a atacar... Pensaba que para ser auror se necesitaba más agallas y más inteligencia ¿creen que no van a poder con unos alumnos? Porque si es así, vuestro trabajo deja mucho que desear y la directora seguramente estará encantada de saberlo.- Les digo dejando claro que su propuesta me parece una locura.- Mirad, si no queréis que la directora sepa lo que esta ocurriendo y que vea por sorpresa cómo están atacando el castillo, muy bien. Pero yo no me voy a dar por vencida. 

Apunto la varita a mis cuerdas vocales y comienzo a gritar, llamando a la directora. 

- DIRECTORA GREENBELL, QUEREMOS HABLAR CON USTED, SOMOS ALUMNOS Y SUS AURORES NO NOS DEJAN ENTRAR. TENEMOS UNA COSA IMPORTANTE QUE DECIRLE. 

De nuevo tenía que estar de acuerdo con Vilma. Dejar sus varitas ¿en serio? ¿en una situación como aquella? ¿estaban locos o qué?

-Tengo que estar de acuerdo con Williams. No voy a dejar mi varita en una situación de peligro como está. Y menos mal que no somos unos terroristas. Hago un fluido explosivo muy potente. Si hubiera querido ahora mismo podría haber volado por los aires el despacho de la directora sin necesidad de varita.- Dijo alzando una ceja y con una leve sonrisa al mostrar la ineptitud de aquellos aurores.-Si tanto os preocupamos, que la directora Greenbell salga un momento. Debería estar a salvo con vosotros.

Se limitó a permanecer mirándola lo más impasible posible. Ella no entendía nada. Emily no había sufrido el suicidio de sus padres a causa de las deudas y las traiciones de los sangre limpia. Ella era rica y lo tenía todo. No había sentido jamás el opresor dolor en el pecho causado por la pérdida y la desesperación.

Se levantó finalmente, viendo que por fin le iban a dejar descansar, aunque sabía que a partir de ahora todo sería distinto.

Bella, Sean y Emily también salieron de la sala algo más tarde, para no causar sospechas. Ya fuera había una pajarita de papel, especialidad de Eileen, esperando a Emily:

"Estoy en la habitación de Zoey, hasta las cejas de calmantes, porque no había lugar en la enfermería y me estoy durmiendo. Búscame."

Sean estaba deseando irse a dormir junto a Emily, pero no se atrevía a decirlo debido a la presencia de Bella. Miró a la rubia unos momentos. Quedarse con ellas dos ahí sería muy sospechoso.

Por otro lado, Bella parecía abstraída en su propios pensamientos. No parecía fijarse mucho en las miradas de Sean a Emily, ni en la nota que la Ravenclaw había recibido.

En ese momento, la gárgola de piedra se movió, ascendiendo por el hueco, formando unas escaleras de caracol que claramente daban permiso a los aurores para que las chicas subieran. 

Roy:- Creo que eso es una clara invitación para que subáis. Yo os espero aquí.

Los aurores, muy a su pesar, se hicieron a un lado y las dos chicas subieron hasta el despacho de la directora. Allí, Greenbell las esperaba sentada en su asiento, tras su mesa debidamente ordenada. En esos momentos estaba sola en su despacho. Los aurores se habían quedado abajo como bien podían haber visto las dos chicas. El resto, aunque ellas no lo sabían, se agolpaban en las puertas externas de Hogwarts.

Greenbell:- ¿Es cierto todo lo que he escuchado? Y en tal caso, ¿cómo lo sabéis vosotras?

Los labios de Eileen le provocaban un cosquilleo intenso en el pecho y en el estómago. Inmediatamente su corazón cabalgaba y una sonrisa idiota aparecía en la cara de Zoey. Aunque solía ser una sonrisa fugaz porque no tardaba ni un segundo en besar a la Ravenclaw de vuelta. 

- Deberías dormir un poco.- le susurró entonces, sonriéndole con la mirada antes de elevar ligeramente una de las comisuras de sus labios.- Debes de estar exhausta.

Una de las personas que estaban por allí, escuchó a Tabatha y su pregunta. Le pareció increíble que la chica no se hubiera enterado de nada. ¿Es que le habrían golpeado antes de que todo comenzara? Era posible. Era un hombre de mediana edad, algo rechoncho y vestido con ropas de abrigo marrones y un gorro que tapaba su calva cabeza.

- Han atacado. Esos que secuestraron al ministro. Vienen a por los sangre limpia. Todo explotó, aparecieron seguidores suyos, se volvió un campo de batalla. ¿No eres estudiante de Hogwarts? Deberías regresar.

Tabatha no veía a nadie conocido por allí. Ni Lucas, ni compañeros de clase en general. Ni siquiera profesores. Estaba en medio del caos de la postbatalla. Los periodistas ya se estaban haciendo eco de la noticia.

Observó los sobres con preocupación. Por suerte parecían bastante planos como para contener algo peligroso como alguna poción explosiva y esas cosas. Los sostuvo entre sus manos, analizando el contenedor de lo que habría dentro. No había nada. Ninguna pista, ni palabras escritas. Nada. Se los devolvió a su hijo, convencida de que no habría nada nocivo en su interior.

- La única respuesta que podemos obtener es abriéndolos.

Estuvieron un rato intercambiando besos y aunque tenía que admitir que se sentiría mucho más cómoda pasando por la ducha para quitarse los restos de polvo y sangre, estaba lo bastante bien entre los brazos de Zoey como para no querer moverse.

- Mmmm... - ronroneó, un tanto indecisa. Los calmantes le daban sueño pero Zoey, por contra, la desvelaba. Era difícil decidirse. Aunque, claro, estaba calentita y cómoda debajo de las sábanas y la idea de dejarse llevar por el sueño también resultaba seductora-. Puede que sí - acabó por decir, intentando que la seriedad no dominara sus facciones -. Aunque mañana va a ser otro día horrible, no sé si quiero que llegue tan pronto.

Estaba agotada, dolorida, frustrada, enfadada, aliviada y trescientas mil cosas más. Era una sensación abrumadora y quería sacármela de encima. Pero tenía algo más que sacarme de encima antes. Suspiré y le pedí un segundo a Seancon la mirada.

En ese instante me llegó la nota de Eileen, pero decidí que eso podía esperar. si estaba durmiéndose probablmente ya dormiría cuándo yo llegase. Entre eso y mi estado de ánimo, lo mejor era contárselo todo mañana. Me guardé la nota en el bolsillo con intención de mandarla de vuelta después, pero con Zoey cómo destinataria. Le dirùia que cuádno Eileen se despertase le dijese que etuviese tranquila y le contaría todo lo que podía. Auqnue teniendo en cuenta el juramento, no era demasiado.

Me acerqué entonces a Bella. Estaba ida, demasiado que digerir.

- Lo siento mucho, Bella. - le dije sin dar rodeos. - Ha sido un día horrible y te necesitaba aquí. No se me ocurrió otra manera de traerte. Lo siento mucho, de verdad... Y Eileen está bajo el cuidado de la abogada de su familia, Zoey. - no sabía hasta qué punto ella sabía sobre lo que obviamente tenían Eileen y la rubia. - Entenderé si no quieres que me acerque más a ti... - le dije con voz cansada. Deseaba terminar de una vez con todo esto. Odiaba las cosas que había tenido que hacer, las personas a las que había tenido que mentir. Era una mala persona, en el fondo. - Y gracias.

Me comencé a alejar, en dirección a Sean y su habitación. Me daba todo igual en ese momento. Sólo quería tumbarme en brazos de Sean y cerrar los ojos hasta mañana.
 

Solo cuando llegaron al interior del amplio dormitorio, Sean se relajó. Había tenido la varita sujeta todo el tiempo, dándole vueltas a todo lo sucedido, con el temor de volver a ser atacados de un momento a otro. Y ahora que había cerrado la puerta con magia, se dirigió a la cama y se dejó caer en ella exhalando un hondo suspiro.

- ¡Qué cansancio...!- le dolía todo. Puso cara de dolor y se llevó la mano a los riñones. Demasiada tensión.- Coge de aquella chaqueta unos bombones de chocolate que te tenía. Nos vendrá bien comérnoslos.- comentó, señalando un abrigo oscuro colgado en el perchero.- Menudo día. "Un San Valentín sangriento" podrían apodarlo.

Cogí los bombones que Sean mencionó de forma distraída. Tenía tantas cosas en la cabeza que era difícil dejar de pensar. Ni siquiera tenía energía ya para reírme o hacer comentarios sarcásticos. DEjé la caja de bombone sobe el muslo de Sean y me dejé caer a su lado en la cama.

- Tengo demasiada información en la cabeza. - le dije a Sean tras girar ligeramente la cabeza para poder mirarle. Sean. Él siempre estaba ahí. Alargué una mano que apoyé en su pecho, dibujando circulos distraídamente. - Casi te desangras por mi culpa. No me dejes ser tan manazas la próxima vez. ¿Qué haría yo sin ti? - pregunté en voz alta, aunque era una pregunta retórica.

Noté entonces la varita de Lucas aún en mi bolsillo y la saqué. Se la debería haber devuelto, pero no pensaba en ello. Bueno, probablemente vendría abuscarme en cuano viese que Tabatha vivía, así que era mejor si no iba armado. Dejé la varita en la mesita de noche de Sean antes de arrimarme a él. Había sido un día lleno de emociones, una montaña rusa de ellas de hecho. 

- Cada vez que creo que estamos a punto de terminar con esta locura, aparece algo nuevo. Ahora, un profesor. - no podía creer que ninguno de los profesor de Hogwarts estuviesen en ello, pero sabía que Lucas no podía mentirme en ello. El profesor Yamada, tan hippie-zen; El profesor Cooper, tan alegre y apasionado; la profesora Smallet, protegiendo lo que obviamente ya sabía sobre nuestar relación; la profesora de adivinación, misterosa, pero no la veía matando a sanngres limpias... Realmente fuera quien fuese el culpable, era muy buen actor. del único que obviamente no dudaba ni un segundo, era de Sean. - Creo que te va a tocar a ti investigar eso. El único despacho en el que me cuelo por las noches es el tuyo.

Necesita saber cómo está todo el mundo. No puede crees que al final hayan sido capaces de hacer algo así... de atacar a gente inocente solo por sus orígenes. ¿Lucas habrá sido capaz de levantar la varita contra gente inocente? Quizá sí, y eso es lo que teme. Que en realidad se vuelva malo y que no pueda parar de matar o de hacer daño a los demás.

Corre de nuevo hacia la casa de los gritos para meterse en la trampilla del pasadizo. No puede ser que las cosas se vuelvan así... nunca está justificado ese tipo de sufrimiento. Ni ese ni ninguno.