Partida Rol por web

"Su mente es afín a sus propósitos, Señora Crox," te susurra Beckett, una vez fuera.

"Es una buena mujer. Ciertamente no tomaría ventaja del insulto de un hombre mezquino para mancillar la hospitalidad que usted me ha mostrado. En la eventualidad de cualquier 'accidente,' llámeme y tendré mucho que decir a su favor," dice con gracia, pasándote por lo bajo el manuscrito de Byelobog. "Si encuentra a alguien más que pueda ayudarla a encontrarlo, se lo agradecería enormemente... con un repertorio de conocimientos que va más allá de la Mortaja."

Eso te dio pausa. La Mortaja es la barrera entre los vivos y los muertos... ¿podría Beckett darte respuestas? Su pedido tenía implícita una fuerte confidencialidad. Puede no haber barrido el piso -tu piso- con las tripas de Jarek, pero negarle el pergamino fue lo más violento que pudo hacerle en mil años. No podías discutirlo con el Doctor, pero alguien podría ayudarte a buscar el maldito libro.

"Tendría que estar en Dresden en una semana," dice Rivadavia. "En la ex-embajada rusa. Sé que dije Berlín pero acabo de caer en cuenta de lo poco apropiado que sería el que se conocieran por separado, extra-oficialmente... siempre y cuando no tenga problemas dejando a su jauría en un hostal para canes por unas horas y atender una reunión con extraños, ése sería el plan. Si no me equivoco, es tiempo suficiente para llegar utilizando sus métodos predilectos de transporte."

Lo era. Apenas. Era tanto una cortesía como una prueba.

"Con eso me despido, Cazador," hace una seña que te recuerda a un saludo de cazador. "Espero que la próxima vez que nos veamos, sea en su Polonia natal."

"¿Una pinta?" juega con el término, sonriendo. "Le agradezco mucho, pero no. Nunca mezclo negocios con el placer... o al menos, nunca lo admitiría frente a usted."

"¿Sabe que es la primera persona que conozco en domar de esa manera la metáfora del tiburón? Me ha hecho repensar toda mi estrategia retórica. Ya ha hecho tanto por mí y yo sigo con la misma oferta del principio. Me pone en vergüenza, milady," sonríe satisfecho.

"Su solicitante es toda la Estirpe," continúa, retomando la conversación. "No la insultaré explicándole el acontecimiento reciente en Europa Oriental, así que le diré lo que esperamos de usted: Civilización. Todo un nuevo mundo se abre ante nosotros, inconsciente de todos los avances que el Occidente ha logrado en las últimas décadas. Inocente, salvaje, libre... no podemos permitir eso.

"Su especialidad es la salud mental," pone las manos sobre la mesa. "La atrofia y la venta del alma a cambio de la nada interior. Le ofrezco ser una pionera en tierra de nadie, donde podrá expandir su negocio sin obstáculos, todo en nombre de la Camarilla. Iría de la mano de una task-force de reconocimiento, con la misión de investigar la situación de la Estirpe en el Este. Mientras avanzan y reportan, y conquistan o integran, quiero que haga por el Este lo que ha hecho por el Oeste. Deles paz, señorita. Déselas de la mano de la muerte y haga que nos amen por ello, haga complaciente al viril Ganado eslavo como lo ha hecho con el industrioso Ganado Anglosajón."

Rivadavia toma la copa en la que no llegaste a servir nada. "¿Qué me dice? Le ofrezco la mitad del mundo. Si acepta y tiene éxito, será una de las más respetadas Cainitas de la Camarilla," la leyenda levanta la copa y hace el ademán de beber. "Salud, акула*."

"Le agradezco mucho, pero no. Nunca mezclo negocios con el placer... o al menos, nunca lo admitiría frente a usted."

-Hmm, No te tenses querido- Bebo el contenido de sorbos pausados -Los negocios SON un placer.

"¿Sabe que es la primera persona que conozco en domar de esa manera la metáfora del tiburón? Me ha hecho repensar toda mi estrategia retórica. Ya ha hecho tanto por mí y yo sigo con la misma oferta del principio. Me pone en vergüenza, milady,"

- Pienselo de este modo. Soy yo qien no esta vestida del todo. -Juego constantemente con sonrisas y miradas hacia su rostro mientras sigo sus palabras. pretendo que encuentre en mi una agradable companía. Cualquiera con su rango puede necesitarse en todo momento.

Leonidas hace una oferta que no puedo rechazar, la oportunidad que esperaba. Y nada que no pueda manejar. Trato de no enfatizar mi emoción, no quiero parecer pasional, pero tampoco desinteresada.

-Señor Rivadavia, La estirpe no pudo hacre mejor elección- Rio entre dintes -Les entregaré la mitad del mundo en bandeja de plata. Salud, лев*.

Quizás por la tensión del momento o quizás por el mensaje subliminal que había creído entender, no sabía bien el motivo pero, no había captado ni la mitad de las palabras que había dicho. El tipo me entrego el pergamino aquel que, astuta yo, lo doble debida y delicadamente y lo guardé en el interior de mi sostén. No iba a permitir que cayese en manos indebidas, por lo menos durante un tiempo.

Creí entender que el plan era encontrar a alguien que con dicho papel pudiese encontrar el manuscrito y con suerte podría saber más de él. De Andrew. ¿Hablaba de traerlo de vuelta, podría hacer eso? Mi corazón casi vuelve a palpitar. Casi.

Estaba tan abrumada ante aquel sentimiento de nostalgia y melancolía que solo pude asentir. No expresé nada, ni medie palabra. Creía no haber entendido sus palabras, y de hecho no las entendí, no podría repetirte ni una. Pero mi objetivo sí que fue captado, desde luego.

Sonríe.

"Si es la misma plata de la que está hecha su lengua, milady, que Dios se apiade de nosotros."

Faltaban cinco minutos para la salida del sol. Leonidas te deja un folder sobre la mesa y se retira.

El sobre no contiene información nueva, sólo una credencial de dignataria extranjera y una dirección. La ex-embajada rusa en Dresden, Alemania Occidental.

En una semana entonces.
El camino a recorrer era largo, sin duda tendría que tomar más de un tren para poder llegar a tiempo. Era la forma de poder moverse de manera discreta con sus animales, escondidos en algún vagón de carga.

Se despidió del vástago y comenzó los preparativos.

Beckett se había retirado, dejándolos con dos semanas para llegar a Dresden. Tiempo de sobra para poner sus asuntos en orden. La pregunta ahora sería qué rutas, preparaciones y precauciones tomarían para el viaje.

La operación fue rápida. Ni siquiera hizo falta que entraras. Varias docenas de bajas enemigas; un par de heridos en tu bando, ninguno de gravedad. Lo tétrico fue lo que encontraron adentro:

Rosáceos y rebosantes de vida, cada bebé en los brazos de uno de tus hombres salía uno por uno.

"Treinta y tres infantes, Monsieur Belmont," te explica Victoria. "No hay señales de experimentación ni de ghoulificación en ellos, y no encontramos al objetivo principal adentro, y a pesar de que los guardias eran obviamente ghouls, eran muertos de hambre sin entrenamiento."

"Ahora que los elementos no-Cainitas han sido neutralizados," dice Lia, "¿Puedo sugerir una entrada nosotros tres?"

"Nuestros hombres no servirán de mucho teniendo que cuidar a los niños," acuerda Victoria. "Lo más probable es que seamos nosotros tres contra un sólo Vástago. Y sería mejor no exponer a nuestros operativos estándar a ello."

El hombre legendario entró al estudio donde la pareja Tremere comparte sus aficiones. Su nombre era Leonidas Rivadavia, y era el guerrero más afamado de la Camarilla. A pesar de estar rodeados de antiguos conocimientos arcanos y tener a su disposición las llamas de la chimenea, este hombre de altura promedio dominaba el cuarto. Donde normalmente ojean soñolientamente tomos que prometen darte control sobre las fuerzas de la creación, ven a un hombre con la reputación de ser capaz de matarlos en el acto y destruir a todos los hechiceros del país reunidos sin ensuciarse el traje.

Lo más perturbador es que este hombre, el Brujah activo más antiguo de Europa, caminaba con calma hacia ustedes mientras tres orbes de líquido indefinido flotaban alrededor de su cráneo, denotando una maestría más que pasable de la Senda de la Mente. "Mis señores," saluda cortésmente, los glóbulos de líquido no perdiendo el rumbo ni la integridad por un segundo. "Vengo de parte de la Camarilla a rogarles nos asistan en un tema de extraordinaria importancia." Su cuerpo está relajado y no ha hecho nada para indicar que tiene intenciones hostiles. Los hombres más peligrosos nunca lo hacen, habían aprendido.

Las leyendas de Leonidas Rivadavia existían por los cientos. Era Vástago o compartía Maestro con Adana Sforza, a quien había o diablerizado durante la Guerra Civil Española o salvado de un castillo Lituano de Hechiceros Koldún, a quienes aprisionó y torturó hasta que le enseñaron magia, si es que no eran Tremere.

Cerré la puerta una vez Beckett se había marchado. Negué levemente con la cabeza y volví a practicar el rito de cerrar con llave a conciencia.

Una vez había terminado de asegurar la salida me dirigí hacia el salón, donde estaría Jarek. Le miré de arriba a abajo y relaté una sencilla pregunta.

─¿Qué coño te pasa en el cerebro, te has vuelto aún más loco estando tanto tiempo encerrado en el sótano de mierda ese? ¿Te has escuchado al hablarle a ese tipo? ¿Lo has hecho?

Cruce mis brazos y le miré seria, esperaba respuestas. Y respuestas convincentes.

Justo cuando creía que la noche se iba a pasar como una de muchas mas, la presencia de una persona ajena llamó inmediatamente la atención de los Tremere. El hombre miró a aquél que era ya por muchos conocido y quien les saludaba de un modo tan cortés. Le resultaba perturbador que alguien fuera del clan dominase alguna senda, pero ya que en décadas nadie había objetado, supuso que era una de esas cosas que debía ganarse su vista gorda.

"Eh... Saludos. Supongo que no hacen falta presentaciones entonces." Comentó a su manera el americano, procurando ser cortés. No era su fuerte. Había dejado esos temas a Dana mucho tiempo atrás, así que dicho eso y habiendo hecho un gesto de saludo, esperó a que fuese la pelirroja la que continuase con el asunto social.

Estudio el sobre y lo despido gentilmente. "Mmm, voy a necesitar un equipo". Me recuerdo para llevar una agenda mental sobre la expedición.

Llamar a uno de mis contactos y preparar identificaciones y pasaportes falsos varios. (credenciales que me permitan investigar en calidad de autoridad federal. No sé como es en rusia, mi pj lo sabría. El simil de fbi ruso. Nada como para acceder a centrales o hacerme más contactos. sino como "espanta-ganado" o "Esos datos son clasificados, señor") nada muy rebuscado.

Stäsi en Alemania Oriental, KGB en resto de la Unión. Check.

-Preparo para imprimir unas 100 tarjetitas con mi nombre, el logo de bio-pharm y mi numero de teléfono o sin numero de teléfono en caso de no tener celular). Le pongo un cargo estilo "Secretaria en el Departamento de extensión". Todo en Inglés.

Secretaria de Relaciones Exteriores, con subtítulos en ruso, si deseas. Te ofrecen descuento en tarjetas de Umbrella, incluso. Check.

-Mapas, conseguir mapas de las ciudades en cuestión. Con referencia cultural y/o turística. Hay que estudiar la presa.

Check. Lanza Inteligencia+Política y/o Investigación.

- Cuando llegue a destino debería conseguir algún auto con cambios automáticos.

Eso tendrás que verlo una vez en la locación. Tus fuentes sólo han logrado verificar que en Alemania, no será problema.

-No sé si esta inventado el telefono celular todavía. Pero si esta voy a querer uno antes de viajar.

Hay autos con teléfono fijo. Fuera de eso, son ladrillos de cinco kilos, que suelen ser poco confiables y no muy portátiles. Pero check.

-Le voy a preguntar a mi otro contacto si me puede localizar algunos prestamistas de servicios para cubrirme el rastro y lavarme dinero. Tal vez si tengo que tapar algún que otro muerto.

La Camarilla puede encargarse de eso, pero si confías más en tu contacto, se arregla. Check.

-Si Leónidas me dejo pasajes, me fijo en la fecha, si no, los compro y viajo. Le dije que podía tener todo listo en 3 días, en 5 días tendría que estar en Berlín, como tarde.  De ahí parto en el susodicho vehiculo hasta Dresden. así hago tiempo para encontrar donde instalarme.

Los comprarías tú. Check.

Saco DÓLARES. Y trato de hacer un cambio de moneda (no demasiado) en Rublos. Unos 1000 dólares (una ganga).

A tu agente de bolsa casi le da un infarto. Con el rublo cayendo estarías tirando dinero a la basura. Eso no es algo con lo que Schlomo Rosenberg de Rosenberg & Rosenberg pueda permitir. Te ha recomendado llevar dólares para cuestiones oficiales, y monedas de plata y oro para lidiar con los civiles. El rublo no valdrá nada en décadas, te asegura.

***

El hotel en Dresden es algo rústico, pero los lujos abundan. Comida de primera a pedido, buena cama, cuarto grande. Se encuentra frente a un mercado orgánico donde puedes ir de compras antes de ir a recoger el auto la noche siguiente. Sería sabio alimentarse.

Le respondo a mi agente de bolsa. -Claro no me dí a entender. Saco 1000 dólares y cambio 1000 libras esterlinas en rublos. es para cuestiónes de gastos corrientes. Nafta, diarios, entradas, ropa. Si gasto todo en dólares voy a llamar mucho la atención y prefiero evitar ser descubierta fácil. Luego me voy a hacer de una serie de ganancias própias. Son de mi cuenta personal. Y son sólo 1000 libras. No seas exagerado!

Tras darte una lista de veinte negocios que Schlomo podía convertir en trans-nacionales con mil libras, accede y cuelga. Hablabas por teléfono desde tu auto, un Porsche deportivo, gris y de curvas puntiagudas, que tu contacto sintió combinada contigo. En el hotel de Dresden te esperarían los mapas. Mientras tanto, en la autobahn, tu informante exponía la situación:

Las naciones de la ex-URSS están en ley marcial hasta que las naciones occidentales hayan reconocido un gobierno provisional y llegado a acuerdos internacionales, las cuales están planeadas dos semanas después de tu reunión en Dresden. Estas condiciones han sido arregladas por altos y sutiles mandos de la Camarilla para que su Fuerza elegida pueda moverse y posicionarse de manera privilegiada. En resumen, no habrá tal cosa como licencias de comercio mientras estés ahí, pues sería como obligar a un tiburón a ordenar en un cuatro tenedores; los gobernadores locales y caudillos, más bien, buscarán solventar su poder a través de nuevos negocios legítimos una vez el régimen esté asentado.

-Es increíble pensar en estar del otro lado- Le digo a mi informante -No te preocupes, pimero me haré de una red de contactos, como mucho voy a intentar conseguir lobbistas en el congreso para acelerar las tratativas, y una lista de potenciales inversores. Eliminar futura competenci no sería malo, queremos ser los únicos en licitar los concursos, ¿No?

Espero que termine de hablar... y le digo

-Cuentame un poco sobre los miembros de la task force con quienes me voy a encontrar. Un perfil detallado, pero con información que tengas a mano.

Era extraño no lo de los niños que me daban igual, lo de que los ghouls fueran mendigos, me hacia pensar en un nosferatu, si era asi contaban con ciertos talentos especiales, para ocultarse y eso haria que la tarea fuera incomoda.

Está bien es hora de entrar, que vigilen todas las vías de escape, vamos. Dije mientras me encaminaba a la entrada sacando mis armas, no me andaría con idioteces. Pero cuidado seguramente este oculto.

Mire a unos de los operativos. Traed los la gasolina, encontremos algo o no quemaremos el sitio. Dije.

Posteriormente entre con cuidado. Lia usa una cámara con visión nocturna, tengo una idea, ve mirando todo con ella, revisa las habitaciones, en las que vayamos entrando. Expuse a la ghoul, era difícil de explicar. El ritmo era lento y seguro, asegurando cada paso, procedimos limpiando habitacion por habitacion, asegurandonos que no habia sorpresas.

Podías contar con los dedos de cero manos la cantidad de veces que tu contacto te había dicho "... nada."

Rivadavia no te había dicho nada sobre ellos, y la información era clasificada, pero eso no era novedad. No había ningún registro de viajes en las localidades donde vivían Cainitas, y no se pudo hacer una referencia cruzada por falta de información. Eso significaba que Rivadavia tenía poder sobre la Asociación de Registros, lo cual en plena Guerra Fría denotaba influencias militares, "... o vas a estar rodeada de palurdos que van a pie y trineo."

Leonidas Rivadavia vivía a la altura de su leyenda. Por más cortés que fuera, sabías que eso no significaba nada. La cortesía es meramente una buena política de negocios. Si querías saber algo de él, tendrías que esperar a que tu presencia le fuera placentera o conveniente.

El hombre legendario entró al salón donde los hermanos Aelker comparten sus aficiones. Su nombre era Leonidas Rivadavia, y era el guerrero más afamado de la Camarilla. A pesar de estar rodeados de los símbolos de nobleza y poder de su casa, este hombre de altura promedio dominaba el cuarto. Donde normalmente miran por debajo del hombro a empresarios arribistas que creen que la nobleza sólo sirve para financiar sus venturas ridículas, ven a un hombre con la reputación de ser capaz de matarlos en el acto y al resto de su familia, poniendo el punto final del apellido Aelker sin ensuciarse el traje.

"Caballeros," dijo cortésmente, con una muy correcta y formal reverencia. Su cuerpo estaba relajado, y no había hecho nada para indicar intenciones hostiles. Los hombres más peligrosos nunca lo hacen, habían aprendido.