Partida Rol por web

Kings Eagle

Día 1 - "Hoy es un día triste..."

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26/03/2013, 23:24
Director

     

      Era la hora del desayuno. La luz del sol entraba entre los visillos de la cocina de tía Rebecca. La típica cocina de las casas de los pueblos del norte de EEUU. Bill ya había estado allí, aunque hacía tiempo desde su última visita, todo seguía igual. Los muebles de madera de cedro y roble. En la cocina una cafetera echaba humo mientras la señora Compton trajinaba de aquí para allá.

 

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26/03/2013, 23:34
Rebecca Compton

La cara de tía Rebecca parecía más triste aquella mañana, como si un viento hubiese barrido todas sus ganas de vivir, toda su alegría, con un solo soplido. Mientras preparaba su desayuno en el mostrador de la cocina, su cara pareció volverse aún más triste. Se volvió, para que Bill no la viera, pero estaba claro que la señora Compton estaba afligida por alguna razón.

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26/03/2013, 23:35
Matt Compton

El tío Matt bajó a trompicones la escalera con la escopeta en las manos, y una ridícula gorra con orejeras. La camisa escocesa no hacía más que añadir lo obvio: el tío Matt era un hombre tradicional. Apenas se fijó en su esposa:

-¿Has visto, muchacho? La he sacado para limpiarla... este sábado iremos a cazar, podrías acompañarnos, ¿qué te parece?

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26/03/2013, 23:36
Rebecca Compton

-Oh, Matt, por el amor de Dios. Aparta ese arma del muchacho, ya ocurren bastantes desgracias en este pueblo... -gimoteó, rompiendo a llorar de nuevo.

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26/03/2013, 23:37
Matt Compton

Matt miró a su mujer con resignación, y dejó el arma encima de la mesa. Después le dio un abrazo consolador y un beso en los labios.

-Tu tía está un poco sensible esta mañana... Al parecer anoche ocurrió un desgraciado accidente. -dijo quitándose la gorra mientra tomaba asiento en la mesa, frente a Bill.

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26/03/2013, 23:38
Rebecca Compton

Su mujer le echó café en la taza vacía que tenía ante él mientras continuaba moqueando y parloteando:

-Era una buena chica, no se merecía acabar así... Y el reverendo Jackson, ¡pobre hombre! Debe de estar destrozado.

Matt asintió afligido, se encogió de hombros, y bebió un sorbo del café.

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27/03/2013, 13:25
Directora


      A pesar de que un radiante sol daba luz a todo Kings Eagle, las caras de los habitantes del pueblo eran todo lo contrario. El sentimiento que se extendió tras la noticia de la muerte de la joven Alice McNulty, había conmovido a todos, desde los más niños a los ancianos que llevaban toda su vida en Kings Eagle.

       El viaje en tren había sido largo y pesado. Cerca de la estación, una flota de taxis esperaba a los viajeros. Josh Martens subió a uno de ellos, y pidió que le llevaran al mejor hotel de la ciudad. El taxista sonrió sarcásticamente, ya que solo había un hotel en el pueblo, y ni si quiera estaba en el casco urbano, por lo que tuvieron que cruzar todo Kings Eagle. Al menos sirvió para que el escritor echara una primera ojeada a sus calles. Todas las casas tenían jardín delantero y garaje, las aceras parecían totalmente nuevas, como si nunca hubieran sido pisadas. Todo era tranquilo y apacible, no parecía el pueblo en el que se acaba de cometer un asesinato.

 

 

        El hotel estaba en la parte norte, tras cruzar el puente sobre el río Faux. Se alzaba entre las montañas y el ante el bosque de Kaufman, como si fuera un remanso de paz escondido del mundo civilizado. Estaba construido en madera de abeto y mampostería de piedra caliza a cara vista. Un cuerpo central, semejante a una torre del que salían dos bloques de varios pisos, como un águila abriendo sus alas. Al entrar un enorme y cálido hall le dio la bienvenida.

        A su derecha estaba la recepción, donde un atareado botones leía el periódico. En frente había una rústica chimenea encendida daba calor a un confortable salón, con varios sillones y sofás. A la izquierda había un ascensor y unas escaleras que daban al primer piso de habitaciones, y un poco más allá, el pasillo que conducía al restaurante y al spá. En el comedor alguien estaba corriendo sillas, preparando el salón de actos para la rueda de prensa que el sheriff daría a las dos sobre el asesinato.

        La campanilla esperaba sobre el mostrador de recepción, esperando a ser estrenada.  

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27/03/2013, 13:33
Director


      A pesar de que un radiante sol daba luz a todo Kings Eagle, las caras de los habitantes del pueblo eran todo lo contrario. El sentimiento que se extendió tras la noticia de la muerte de la joven Alice McNulty, había conmovido a todos, desde los más niños a los ancianos que llevaban toda su vida en Kings Eagle.

       El viaje en tren había sido largo y pesado. Cerca de la estación, una flota de taxis esperaba a los viajeros. Amanda Roswell subió a uno de ellos, y pidió que le llevaran al mejor hotel de la ciudad. El taxista sonrió sarcásticamente, ya que solo había un hotel en el pueblo, y ni si quiera estaba en el casco urbano, por lo que tuvieron que cruzar todo Kings Eagle. Al menos sirvió para que la escritora echara una primera ojeada a sus calles. Todas las casas tenían jardín delantero y garaje, las aceras parecían totalmente nuevas, como si nunca hubieran sido pisadas. Todo era tranquilo y apacible, no parecía el pueblo en el que se acaba de cometer un asesinato.

 

 

        El hotel estaba en la parte norte, tras cruzar el puente sobre el río Faux. Se alzaba entre las montañas y el ante el bosque de Kaufman, como si fuera un remanso de paz escondido del mundo civilizado. Estaba construido en madera de abeto y mampostería de piedra caliza a cara vista. Un cuerpo central, semejante a una torre del que salían dos bloques de varios pisos, como un águila abriendo sus alas. Al entrar un enorme y cálido hall le dio la bienvenida.

        A su derecha estaba la recepción, donde un atareado botones leía el periódico. En frente había una rústica chimenea encendida daba calor a un confortable salón, con varios sillones y sofás. A la izquierda había un ascensor y unas escaleras que daban al primer piso de habitaciones, y un poco más allá, el pasillo que conducía al restaurante y al spá. En el comedor alguien estaba corriendo sillas, preparando el salón de actos para la rueda de prensa que el sheriff daría a las dos sobre el asesinato.

        La campanilla esperaba sobre el mostrador de recepción, esperando a ser estrenada.  

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27/03/2013, 13:37
Directora


      A pesar de que un radiante sol daba luz a todo Kings Eagle, las caras de los habitantes del pueblo eran todo lo contrario. El sentimiento que se extendió tras la noticia de la muerte de la joven Alice McNulty, había conmovido a todos, desde los más niños a los ancianos que llevaban toda su vida en Kings Eagle.

       El viaje en tren había sido largo y pesado. Cerca de la estación, una flota de taxis esperaba a los viajeros. Arthur Blackwood subió a uno de ellos, y pidió que le llevaran al mejor hotel de la ciudad. El taxista sonrió sarcásticamente, ya que solo había un hotel en el pueblo, y ni si quiera estaba en el casco urbano, por lo que tuvieron que cruzar todo Kings Eagle. Al menos sirvió para que el estudiante de criminalística echara una primera ojeada a sus calles. Todas las casas tenían jardín delantero y garaje, las aceras parecían totalmente nuevas, como si nunca hubieran sido pisadas. Todo era tranquilo y apacible, no parecía el pueblo en el que se acaba de cometer un asesinato.

 

 

        El hotel estaba en la parte norte, tras cruzar el puente sobre el río Faux. Se alzaba entre las montañas y el ante el bosque de Kaufman, como si fuera un remanso de paz escondido del mundo civilizado. Estaba construido en madera de abeto y mampostería de piedra caliza a cara vista. Un cuerpo central, semejante a una torre del que salían dos bloques de varios pisos, como un águila abriendo sus alas. Al entrar un enorme y cálido hall le dio la bienvenida.

        A su derecha estaba la recepción, donde un atareado botones leía el periódico. En frente había una rústica chimenea encendida daba calor a un confortable salón, con varios sillones y sofás. A la izquierda había un ascensor y unas escaleras que daban al primer piso de habitaciones, y un poco más allá, el pasillo que conducía al restaurante y al spá. En el comedor alguien estaba corriendo sillas, preparando el salón de actos para la rueda de prensa que el sheriff daría a las dos sobre el asesinato.

        La campanilla esperaba sobre el mostrador de recepción, esperando a ser estrenada.  

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27/03/2013, 13:39
Director


      A pesar de que un radiante sol daba luz a todo Kings Eagle, las caras de los habitantes del pueblo eran todo lo contrario. El sentimiento que se extendió tras la noticia de la muerte de la joven Alice McNulty, había conmovido a todos, desde los más niños a los ancianos que llevaban toda su vida en Kings Eagle.

       El viaje en coche había sido largo y pesado. A una hora de llegar al pueblo, su coche comenzó a echar humo obligando a Aaron a detenerlo en la cuneta. Tras comprobar que su automóvil no podía continuar con el trayecto, esperó a que alguien pasara por esa carretera en dirección a Kings Eagle, para que le acercara al taller más cercano y poder avisar así, al mecánico. Después de una larga espera, un camionero se detuvo para socorrer al médium. Aaron Stateman subió al camión, y pidió que le acercara al taller mecánico del pueblo. El camionero sonrió poniendo en marcha el motor.

        Tras dar el aviso en el taller mecánico, Aaron se subió a uno de los taxis que rondaban por el pueblo y pidió al taxista que le llevara al hotel que le había recomendado el interesante mecánico. Al menos sirvió para que el misterioso médium echara una primera ojeada a sus calles. Todas las casas tenían jardín delantero y garaje, las aceras parecían totalmente nuevas, como si nunca hubieran sido pisadas. Todo era tranquilo y apacible, no parecía el pueblo en el que se acaba de cometer un asesinato.

 

 

        El hotel estaba en la parte norte, tras cruzar el puente sobre el río Faux. Se alzaba entre las montañas y el ante el bosque de Kaufman, como si fuera un remanso de paz escondido del mundo civilizado. Estaba construido en madera de abeto y mampostería de piedra caliza a cara vista. Un cuerpo central, semejante a una torre del que salían dos bloques de varios pisos, como un águila abriendo sus alas. Al entrar un enorme y cálido hall le dio la bienvenida.

        A su derecha estaba la recepción, donde un atareado botones leía el periódico. En frente había una rústica chimenea encendida daba calor a un confortable salón, con varios sillones y sofás. A la izquierda había un ascensor y unas escaleras que daban al primer piso de habitaciones, y un poco más allá, el pasillo que conducía al restaurante y al spá. En el comedor alguien estaba corriendo sillas, preparando el salón de actos para la rueda de prensa que el sheriff daría a las dos sobre el asesinato.

        La campanilla esperaba sobre el mostrador de recepción, esperando a ser estrenada.  

 

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27/03/2013, 13:42
Directora


      A pesar de que un radiante sol daba luz a todo Kings Eagle, las caras de los habitantes del pueblo eran todo lo contrario. El sentimiento que se extendió tras la noticia de la muerte de la joven Alice McNulty, había conmovido a todos, desde los más niños a los ancianos que llevaban toda su vida en Kings Eagle.

       El viaje en tren había sido largo y pesado. Cerca de la estación, una flota de taxis esperaba a los viajeros. Karen Simons subió a uno de ellos, y pidió que le llevaran al mejor hotel de la ciudad. El taxista sonrió sarcásticamente, ya que solo había un hotel en el pueblo, y ni si quiera estaba en el casco urbano, por lo que tuvieron que cruzar todo Kings Eagle. Al menos sirvió para que la periodista echara una primera ojeada a sus calles. Todas las casas tenían jardín delantero y garaje, las aceras parecían totalmente nuevas, como si nunca hubieran sido pisadas. Todo era tranquilo y apacible, no parecía el pueblo en el que se acaba de cometer un asesinato.

 

 

        El hotel estaba en la parte norte, tras cruzar el puente sobre el río Faux. Se alzaba entre las montañas y el ante el bosque de Kaufman, como si fuera un remanso de paz escondido del mundo civilizado. Estaba construido en madera de abeto y mampostería de piedra caliza a cara vista. Un cuerpo central, semejante a una torre del que salían dos bloques de varios pisos, como un águila abriendo sus alas. Al entrar un enorme y cálido hall le dio la bienvenida.

        A su derecha estaba la recepción, donde un atareado botones leía el periódico. En frente había una rústica chimenea encendida daba calor a un confortable salón, con varios sillones y sofás. A la izquierda había un ascensor y unas escaleras que daban al primer piso de habitaciones, y un poco más allá, el pasillo que conducía al restaurante y al spá. En el comedor alguien estaba corriendo sillas, preparando el salón de actos para la rueda de prensa que el sheriff daría a las dos sobre el asesinato.

        La campanilla esperaba sobre el mostrador de recepción, esperando a ser estrenada.  

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03/04/2013, 15:00
Director

El viaje había sido largo, pero había valido la pena. Jess había aceptado llevarla en su coche hasta Kings Eagle, e incluso le había ofrecido quedarse en su casa. Aunque habían llegado a altas horas de la noche, habían tenido tiempo de sobra para descansar. Era la hora del desayuno. La luz del sol entraba entre los visillos de la cocina. La típica cocina de las casas de los pueblos del norte de EEUU. Sonia ya había estado allí, aunque hacía tiempo desde su última visita, todo seguía igual. Los muebles de madera de cedro y roble. En la cocina una cafetera echaba humo...

Sonia escuchó la conversación de sus anfitriones mientras desayunaba.

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03/04/2013, 15:02
Jessalyn Loosle

-Pero papá... ¡ya soy mayorcita, se cuidarme sola! -protestó con un mohín.

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03/04/2013, 15:04
Dan Loosle

-Me da igual. Ha habido un asesinato. Y no estaré tranquilo contigo por ahí hasta que el culpable no esté entre rejas. Así que nada de salir por las noches - respondió su padre, mientras recogía las llaves y se las metía en el mono azul. Después saludó con un gesto a Sonia antes de ponerse la gorra, y se fue a trabajar, como cada mañana, al taller.

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03/04/2013, 15:06
Jessalyn Loosle

-Mecagontodo, se cree que aún tengo 16 años. -dijo Jess volviendo a sentarse en la mesa de la cocina junto a Sonia. -Por cierto, me ha llamado... ya-sabes-quién. 

Ya-sabes-quién era el novio de Jessalyn, que trabajaba como botones en el Hotel Westmore. Sonia no le había visto nunca, pero por lo que Jessalyn decía era muy apuesto y atento.

-Dice que el Sheriff ha convocado una rueda de prensa en el Salón de Actos del hotel para informar sobre el asesinato de anoche...  y dice que no para de llegar gente de todas partes. El pobre nunca ha trabajado tanto en su vida.

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03/04/2013, 17:12
Bill Shepard
Sólo para el director

El inconfundible olor del café de tia Rebecca fué lo primero que percibió al despertarse esa mañana. Esa noche habia dormido ligeramente mal, creia haber tenido un sueño inquietante, pero por más que lo intentara no conseguia recordar la esencia del mismo.
Aún estaba anudando su camisa cuando bajó a la cocina y se dió cuenta que algo andaba mal. Rebecca parecia totalmente afligida por algo y evitaba mostrarse así delante de él. Le deseó un buen dia y cuando iba a preguntarle que le ocurria su tio hizo aparición.

- Buenos dias, claro Matt, aunque no tengo escopeta...¿Se apuntará alguien más? Contestó pensativo.

En ese momento Rebecca explicó con lágrimas en sus ojos el triste suceso. Antes de sentarse junto a su tio en la mesa y probar ese delicioso cafe Bill le dió un beso en la mejilla a su tia para animarla.

- Siento seguir con el tema pero si no entiendo mal, estais hablando de la hija del sr Jackson. ¿Qué le ha sucedido? dijo mientras cogía la taza caliente entre sus manos.


 

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03/04/2013, 18:45
Karen Simons
Sólo para el director

Después de un viaje que describiría como uno de los más largos y tediosos de su vida, Karen llegó por fin a la estación de King’s Eagle.

El espíritu jovial y entusiasta con el que había comenzado el día se esfumó en el momento en el que su viejo Datsun Sedan la dejó tirada justo antes de partir. Y el hecho de tener que pagar 500$ por la grúa y la reparación no contribuyó precisamente a la mejora de su talante. No solamente se sentía contrariada por el hecho de tener el coche en el taller; no le agradaba en absoluto la idea de no poder disponer de su vehículo para moverse a su antojo por un pueblo desconocido y sus alrededores, lo que le producía un desagradable sentimiento de falta de libertad. Quizá una vez allí, podía estudiar la posibilidad de alquilar algún cacharro barato.

Milagrosamente consiguió llegar a tiempo para coger el primer tren a King’s Eagle, sintiendo un irónico agradecimiento al universo por su buena suerte. Pero ni siquiera llevaba consigo el walkman, así que se colocó en uno de los incómodos asientos dispuesta a soportar el viaje con resignación.

Intentó dormir un poco, pero le resultó imposible. El efecto de hiperactividad del crack que había fumado antes de salir de casa se lo impedía. Sin música, sin distracciones y con una total falta de sueño, sacó las anotaciones de las que disponía de la noticia que tenía que cubrir: el asesinato de dos jóvenes en una pequeña localidad del noroeste del país.

Leyó y releyó la poca información que su jefe le había proporcionado, llegando a la conclusión de que no sacaría nada en claro. Pensándolo bien, la información veraz le resultaba irrelevante. Durante los dos años que llevaba en aquel periódico había aprendido que, de un simple dato, podían crearse noticias asombrosas; falsas, pero vendibles.

Las horas pasaban lentas en aquel traqueteante vagón. Se levantó varias veces para caminar y estirar las piernas y se dedicó a garabatear símbolos sin sentido en su libreta; estaba nerviosa y aburrida, pero al menos aún quedaban trenes de largo recorrido con zonas habilitadas para fumadores. Y poco a poco, su paquete de tabaco fue menguando considerablemente. Una de las primeras cosas que debía hacer después de instalarse sería comprar tabaco.

En el último tramo del trayecto, Karen se dejó caer en el asiento y perdió su mirada a través de la ventana. El paisaje había ido cambiando paulatinamente a lo largo de las horas y se había convertido en una extensión de prados, montes y arboledas llenas de vida y vegetación. La visión de bosques ancianos y solitarios, refulgentes bajo la luz del sol, serenó su espíritu, sumiéndola en una agradable quietud, que fue rota abruptamente por una voz enlatada y cortante que anunciaba la llegada a su destino. Rápidamente se repasó los labios de un color rosa claro brillante, recogió sus bártulos y se apeó del tren en dirección a la parada de taxis.

Desde el asiento de atrás, Karen observó y sintió la paz y la quietud de aquel pueblo, tan alejado del ruido y el agobio de las calles de su ciudad. Parecía el escenario perfecto para una gran noticia: un brutal y sangriento asesinato doble en el apacible y tranquilo King’s Eagle.

Al cruzar el río, se impuso ante ella el majestuoso hotel que se convertiría en su hogar durante los próximos días. Salió del coche y respiró profundamente, sintiendo el reconfortante olor a bosque y aire puro que había olvidado que existía, acostumbrada a la polución de la gran ciudad. Pero al instante todo su cuerpo le recordó que lo único que echaba de menos era aspirar el humo de su pipa. Desechó su impulso de manera nerviosa, recordándose una y otra vez la promesa de reducir su consumo el tiempo que durara su estancia en el pueblo. Decidida, se encaminó al interior del edificio.

Miró a su alrededor. ¿Cuánto costaría pasar una noche en aquel lugar? De pronto la idea de alquilar un coche no le pareció tan plausible. Después de un rápido vistazo aquí y allá, que le permitió hacerse una idea de la distribución de la primera planta, detectó el mostrador de la recepción y se encaminó hacia él. Depositó la maleta en el suelo y pulsó la campanilla con insistencia.

 

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03/04/2013, 19:38
Sonia Rindell
Sólo para el director

- Hasta luego, señor Loosle. - Devolviéndole el sutil gesto, Sonia observó un instante como el padre de Jess desaparecía tras la puerta, y ya a solas con su amiga, sonrió mientras se sentaba junto a esta, dispuesta a escucharla, al menos si lo que esta tenía que decir era interesante.

- Ya estamos otra vez. Apenas llevamos medio día juntas y solo sabe hablar de es tío... - Sonia asintió y volvió a sonreír como una buena amiga dispuesta a escuchar. - Luego será uno de esos del montón, como muchos otros, y no el adán que describe... - Absorta en sus divagaciones acerca del supuesto novio de su amiga, Sonia elevó casi imperceptiblemente su ceja derecha, y rauda, obvió a sus pensamientos acerca del botones y cernió su atención en las palabras de Jess, pues esta acababa de mencionar la principal razón de que ella estuviera ahora mismo en aquella cocina con una sonrisa, el asesinato del día anterior y del que ya habían oído algo en la radio, de camino a King's Eagle. - Pues que se prepare ese sheriff, que aún no sabe que a va tener por aquí a la hija de un congresista dispuesta a husmear en ese caso. - De nuevo metida en su mente, dejando fuera a Jess, en esta ocasión casi de forma involuntaria, Sonia elevó la mirada de su taza de café, y de nuevo volvió a la conversación en la que por el momento no había participado.

- Se tiene que haber montado un buen revuelo con toda esta historia. - comentó, interesada. - Pero es lo que tiene que ocurra una desgracia como esa, es algo inevitable. - Sonia bebió de su taza, saboreando el caliente café con leche, antes de seguir hablando. - Oye, ya sabes que me interesa, y mucho, ese caso, tiene que ser mi gran prueba, así que dime, ¿puedes pedirle a tu novio que nos haga un hueco en ese salón de actos? Si ese sheriff está tan liado, puede que no esté de humor para recibirme y preferiría hacerlo después, - Cuando yo tenga lista la carta que mi padre escribirá para que me dejen aprender con este caso que debe convertirse en el supuesto proyecto de final de mi carrera. - cuando esté más tranquilo.

-Ahora veremos si ese novio tuyo nos sirve de algo o solo vale para llevar maletas, que al fin y al cabo es lo que hacen los botones.

Notas de juego

Hago mención a que debo hacer la "carta" (planteada en mi historia como posible forma de tener contacto con el caso) ya que si el asesinato fue la noche anterior no le ha dado tiempo. Es algo que ha pensado durante la noche. Si no se pudiera, avisadme.

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03/04/2013, 20:21
Arthur Blackwood
Sólo para el director

Habia sido una larga jornada en tren. Aún era de día y éste lucía sinceramente bien. Estaba soleado, el pueblo parecía tranquilo, quizá demasiado. Mientras el taxi recorría las calles en dirección al hotel, que al parecer estaba al otro lado del pueblo, no vi gente en las calles, las aceras estaban completamente limpias y sin signos del tránsito intenso de las ciudades. Las casas bajas, con jardín y garaje indicaban claramente una zona tranquila y residencial; dónde sin embargo sabía por experiencia propia que no todo era lo que parecía.

Cruzamos la ciudad en dirección norte y pasamos un río, la ruta ya estaba memorizada por si acaso. Llegamos a una zona boscosa donde se alzaba un edificio de aspecto muy clásico, construido en piedra cara vista y madera, constituido por un edificio central con aspecto de torreón y dos alas idénticas que se extendían a ambos lados del mismo. Bajé del taxi y agradecí el apacible viaje con una pequeña propina. Después me dirigí hacia la puerta de entrada del hotel, no sin antes observar la entrada y los alrededores de un rápido vistazo.

Al entrar observé la recepción a la derecha, donde el botones parecía estar leyendo un periódico. A la izquierda estaban las escaleras y el ascensor que daría acceso a las estancias superiores. Frente a mi una chimenea rústica caldeaba el ambiente y ayudaba con la ambientación clásica y hogareña. Mas allá se observaba un pasillo que debía conducir a otras dependencias, y del que se escuchaban sonidos de sillas moviéndose. En el cartel indicaba el comedor y el spa, seguramente el ruido procedería del primero. 

Sonreí y chasqueé los dedos de la mano que me quedaba libre, después giré a la derecha y me dirigí a la recepción. Intenté leer la portada del periódico que sostenía el botones mientras tocaba el timbre y esperaba a que este se acercara. Después giré la cabeza hacia el comedor intentando ver a qué venía todo aquel jaléo de sillas, parecía que algo interesante sucedería allí. Luego continué oteando el resto de la estancia y finalmente volví a posar la vista al frente, en el botones. - Buenas, querría una habitación. Y también le agradecería si pudiera contarme algo de lo que está sucediendo, parece importante. - Pregunté entusiasmado, adoraba las cosas emocionantes.

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03/04/2013, 21:31
Amanda Roswell
Sólo para el director

Bajé del tren estirándome, sin tener en cuenta que alguien podría verme y pensar que era una falta de educación. Llevaba unas cuantas horas sentada en ese asiento y me dolía el culo, ¿eso era malo? ¡Pues eso digo yo!. Bah, que miren cuanto quieran.

Con la máquina de escribir, metida en su incómoda funda protectora, en una mano y la maleta en la otra avancé hasta la fila de taxis que esperaban allí. No venía mal eso, así me ahorraba tener que llamar yo misma a uno. Tras pedirle amablemente que me ayudara con la maleta, entré en el asiento posterior, dejando mi preciada máquina a mi lado.

El conductor pareció querer darme un tour por la ciudad, ya que el camino era largo, aunque se me pasó volando mientras miraba las calles del pueblo. Anotando sitios a los que me gustaría ir. A fin de cuentas, yo estaba aquí como una turista, vine a buscar la inspiración, pero eso no significa que no pueda disfrutar en un lugar como este.

El hotel era aún más sorprendente que el resto del pueblo. ¿Porqué ese tipo de imágenes no salían en las agencias de viajes? Cualquiera con un poco de buen gusto sabría apreciar algo así. Con mis pertenencias de nuevo y tras despachar al conductor, me adentré emocionada en el hotel.

Si por fuera era cautivador, por dentro era aún mejor. Ya tendría tiempo de descubrir todos los recovecos de este lugar, pero ahora mismo quería registrarme en el hotel y dejar mis cosas a buen recaudo. Al acercarme al mostrador no pude evitar hacer lo de siempre cuando hay uno de esos timbres. Con una sonrisa tonta en la boca, pulsé el botón varias veces, ampliando mi sonrisa con cada timbrazo.

-Buenos Días*

Notas de juego

*o Buenas Tardes, lo que sea más correcto