Krom: el reino de lo arcano

El reino de krom esta ubicado geograficamente en el centro exacto de todo el territorio circundado por la infinita muralla impenetrable. Su creacion es actualmente desconocida, apenas algunos mitos y leyendas son conocidos hoy por los eruditos de la academia de magia. Pero desde tiempos inmemoriables presenta su actual apariencia de antiguas ruinas de una civilizacion anterior. 
En el centro mismo del reino, marcando el punto neuralgico del poder del reino se encuentra la torre arcana, que es a su vez academia de magia y residencia del rey y su corte. La academia se encarga de entrenar aspirantes arcanos con dondes desde su infancia, de manera que en su juventud ya se convierten en miembros de elite de la milicia del reino, siendo los magos más capaces los que conforman la guardia personal del Rey Freder Ndaam.

En la costa cercana a la torre, se asienta la zona portuaria y comercial del reino, salpicada por grandes edificaciones mucho más modernas pertenecientes a los comerciantes más prosperos. El comercio se ve muy enriquecido por la importacion de minerales y metales desde las montañas del norte, principalmente del reino enano bajo montaña que aunque bastante reacio al contacto con la superficie, sus mercaderes  mantienen el flujo de noticias y dinero desde las lejanas profundidades bajo montaña. 
Los elfos de la puerta del sudeste tambien comercian intercambiando ganado, lanas y madera por trabajos manufacturados por los gnomos, adornos y artefatos embuidos en magia de uso diario.

Pese a la prosperidad, dinero “fácil” de los comerciantes con el correr de los años ha atraído a la escoria de todo el territorio, conformando un cordon suburbano que abarca desde las ultimas casa de comerciantes de baja calaña, hasta los primeros campos de cultivo.
Las casas apiñadas, de arquitectura simple y materiales escasos consituye una mancha en el orgullo de la realeza, y si bien muchos reyes han intentado desterrar a los suburbios, siempre han regresado a asentarse nuevamente y se multiplican como una plaga. El actual monarca se ha decidido por una política de paz vigilada, manteniendo las cosas con una gran actividad de sus hombres en las calles.  De todas maneras su existencia no afecta en gran parte al prospero flujo de bienes, ya que los comerciantes tienen suficiente dinero como para garantizarse seguridad extra, generalmente de la mano de quienes usualmente realizan los saqueos.  Por lo que sus actividades son pasadas por alto mayormente hasta por la guardia, en una actitud de vivir y dejar vivir.
Finalmente ocupando las extensas llanuras fértiles en torno al gran mar interior y atravesados por el rio plateado, están los campos de cultivo y ganadería; quienes son la principal fuente de producción del reino y mayoritariamente están en manos de los nobles de familias antiguas que heredaron aquellos terrenos tras generaciones. Muy pocos comerciantes han tenido el buen tino y suficiente dinero para hacerse con un terreno y garantizarse su propio abastecimiento de productos primarios.
Si bien algunos campos están a miles de kilómetros del centro del reino, la presencia del monarca es notoria, con sus guardias reales recorriendo los senderos continuamente y recolectando los tributos con cada cosecha, garantizándose de que la rueda jamas deje de girar para evitar el caos y la pérdida de su propia cabeza.

La llanura del exilio

Más allá de los campos, se extienden aun las praderas y llanuras pobladas de ricas hierbas y tupidas forestas, convirtiéndose hacia el oeste en un bosque frondoso, casi impenetrable y por el sur y este en mesetas y cañones desérticos. Toda esa extensión de terreno constituye el hogar de las tribus nómades, es por eso que son llamadas las llanuras del exilio, nombre recibido a raíz del exilio de una facción del reino tras una cruenta guerra fratricida en tiempos en que el reino había quedado sin sucesión, tras la desaparición del heredero.
Los incivilizados barbaros, como son llamados por la gente de Krom,  están lejos de representar esa imagen que se les adjudica de violentos y salvajes. Sencillamente constituyen un pueblo que ha elegido una forma de vida diferente, privilegiando las libertades individuales y solo reconociendo el liderazgo de quienes tienen el poder y la sabiduría para llevarlo.
Si bien sus combates para destronar a un líder de clan, son sangrientas y en ocasiones hasta la muerte, lo cierto es que son una representación de las leyes naturales a las cuales los nómades se apegan como un estricto código de honor. Después de todo la naturaleza para ellos es su principal guía de vida y sus tótems animales son los espíritus guías y al mismo tiempo un código de conducta.
El pasado y los prejuicios mantienen una distancia fría y poblada de malentendidos entre los nómades y la gente del reino, pese a eso ha habido casos en los cuales algunos clanes han cooperado e incluso realizado trueques con los habitantes de Krom. Y jamás se ha llegado a ningún conflicto armado entre ambos pueblos, sencillamente los nómades pasan del reino y estos les consideran un retroceso en la civilización.

La riqueza de las llanuras, permite la supervivencia de más de veinte clanes cada día más numerosos, conformado por familias con lazos que les unen y que ocasionalmente por motivos de afirmar una tregua o respetar algún pacto, se realizan casamientos cruzados entre clanes. El matrimonio es generalmente por acuerdo, aunque igualitario las mujeres tienen tanto valor como el hombre a la hora de ofrecerse en matrimonio, lo que realmente importa es su valía dentro del clan.
Los nómades son superticiosos por costumbre y su principal temor es la puerta sur y el desierto que le rodea. Quizás por ser un recordatorio de que siguen estando aprisionados tras un muro (aunque el territorio completo podría albergar a 100 veces la cantidad de clanes que existen actualmente e incluso aun existir recursos suficientes) o algún temor eco del pasado olvidado, pero lo cierto que a tal nivel consiste en una preocupación que entre todos los clanes acuerdan mantener una guardia permanente de hombres jóvenes a lo largo de las mesetas, más allá de Loom donde el reino mantiene su último puesto de guardia.

El valle dorado y las otras aldeas.

Los ocultos valles de las estribaciones de Thruaor poseen la bendición de un clima templado y terrenos fértiles, llenos de especies silvestres, exóticas y abundantes. Por ello consituyen hoy parte del hogar de varias colonias agricultoras que han prosperado con el duro trabajo del día a día y forman parte de la principal razón de la apertura comercial del reino oculto de bajo montaña.
Mayoritariamente pobladas por medianos, estas colonias de las cuales se destaca más que ninguna la de Valle dorado, famosa por su cerveza de cebada y la afición por la pastelería de sus pobladores, se asientan a lo largo de todo el cordon montañoso y unen las distancias con inteligencia y un profundo sentimiento de comunidad que une desde la más pequeña aldea en lo alto de los picos nevados hasta la más cercana a la entrada a bajomontaña. Su espíritu comercial a diferencia del reino, no radica en la acumulación de bienes, sino por el contrario en el aseguramiento del confort y la mejora continua de sus condiciones y medio de obtención de recursos.

Lo dice el dicho  “madrugador como mediano en época de cosecha”, aunque también forman parte de estas colonias muchos enanos que han decidido dejar la tosca vida subterránea y humanos que buscan un sitio de paz y belleza. Todos conforman un grupo que apoya las necesidades de las otras colonias y se fortalecen entre todos.
Existe el rumor de que la procedencia de los medianos es una cruza entre humanos refugiados en los valles y enanos que salían a la superficie a conocer mundo. Tal cuento, provoca las carcajadas de los medianos y es considerado una dura afrenta por el más benévolo de los comerciantes de bajomontaña. Sin importar de su verdadera naturaleza, su noble corazón y su amor por la buena comida hacen que allí donde allá uno de ellos, suene música alegre, corran las bebidas y se ase a fuego lento algún manjar suculento.

Las puertas

Saben los estudiantes de lo arcano que en todo el territorio hay emplazadas 6 puertas, correspondiendo una por cada cara del hexágono que forma la muralla que delimita el extenso “domo” o terreno. Sin embargo los estudios antiguos hablan de solo 3 de ellas, las mismas que son conocidas en la actualidad: la puerta de los enanos, la puerta de los elfos y la puerta sur.

Las dos primeras permanecen abiertas desde hace ya muchas eras, según los enanos su puerta fue la primera en abrirse aunque ellos nunca quisieron salir a la superficie hasta muchos cientos de años después, los elfos descubrieron una llave para abrir su puerta hace más de mil años mientras exploraban las ruinas de su “ciudad sumergida”.
Finalmente la puerta sur ha sido protagonista de muchos estudios, e incluso hay pruebas de que hubo quienes han logrado atravesarla, sin embargo jamás han regresado para relatar lo que existe más allá.
De las otras tres son existen especulaciones, la del noreste debe encontrarse en algún punto de altísimo pico solitario, aunque nadie ha podido explorarlo a causa de los fuertes vientos y hielos engañosos, las otras dos se presume que han de ocultarse tras el enorme bosque que se emplaza al oeste de las llanuras, donde ni siquiera los nómades se atreven a internarse.

El reino escondido Bajomontaña

No hace mucho tiempo que el majestuoso reino enano emplazado en las entrañas mismas de las montañas Thruaor se diera a conocer para la gente del Domo, y aun menos del primer contacto con Krom. El orgullo y hermetismo de los hijos de la piedra les han mantenido mucho tiempo ocultos a todo, e incluso en épocas actuales con un activo comercio con otros pueblos, poco se sabe de ellos, no más de lo que sus mercaderes o autoexiliados narran sobre los monumentales trabajo bajomontaña.
Sus historias hablan de un poderoso rey, de la casta más alta de los guerreros de antaño. Gronko "Mano de diamante” Threndag, hijo de Gynko “Pies ligeros”, hijo de Greknar  “ Martillo de guerra”, hijo de Thardos “ El Pilar”, hijo de Thinodor “ Escamas de acero”, hijo de Thren “ El azote” asesino del ultimo dragon de fuego y primer rey bajo montaña. Asi lo relatan los enanos, y quienes saben prestar oídos e invitar bebidas acaban escuchándoles por toda una noche y apenas se enteran de gran cosa, pero se sabe que el rey gobierna desde un altar contruido en un único diamante gigante, con incrustaciones de safiros y esmeraldas formando las runas de todos los reyes hasta el día presente, aunque ya no marchen a la guerra sus poderosas armas imbuidas mágicamente por los mejores artífices de la casta de los “hacedores de poder” siguen fabricándose para cada hijo nacido de una casta guerrera.

El sistema de castas en el reino es muy estricto, marcado por el nacimiento e inmutable a lo largo de toda la longeva vida, físicamente y socialmente el reino tiene una gran división entre las castas altas y las bajas, aunque el poderío de los comerciantes comienza a balancear el hasta ahora inclinado en favor de las castas altas sistema de jerarquías. Los nobles, pertenecientes a las castas guerreras, hacedores de poder, labradores de la piedra, constructores y tesoreros habitan en lo más profundo de la montaña, al otro lado de la puerta del Domo, y aunque ya prácticamente no salgan a la superficie y nadie entre a sus Increíbles recintos de exquisita arquitectura y poblado de gemas y metales, la puerta principal excavada en la misma roca de la montaña permanece igual desde su construcción, las enormes puertas dobles de oro con gemas rojas que asemejan los fuegos de las fraguas permanecen cerradas y olvidadas por todos los pueblos al otro lado.
La parte superior del reino, donde habitan las castas bajas de comerciantes, cultivadores de hongos, servidumbre, golpeadores de roca y criadores, no goza de tanta opulencia pero actualmente se ven muy enriquecidos por productos del exterior que en ocasiones llegan a cambiar con las castas altas por artefactos de lujo e incluso armas imbuidas con poder. Y sus puertas en lo alto de las montañas Thruaor siempre están abiertas aunque por orden del rey no se permite el ingreso de extranjeros.

La sociedad enana, tan inamovible y dura como la roca misma en que labraron sus hogares, no presenta descontentos, el orgullo de pertenecer a una casta guerrera es el mismo que el de ser servidumbre, y tanto unos como otros se respetan pues han comprendido que cada miembro hace al reino, así como cada roca una montaña.

Los comerciantes y algunos otros miembros de baja casta, llevan una estrecha relación con la gente de los valles, incluso muchos enanos han dejado su lugar en el reino para unirse a las colonias donde nunca falta la buena comida, el tabaco y la música.
Con los humanos y particularmente con la gente de Krom se tiene una estricta relación diplomático/comercial, se toleran pero los enanos temen que la ambicion de los humanos se vuelva aun mayor que la de ellos mismos y también les consideran faltos de habilidad e ingenio, por lo que desprecian en gran medida sus mercancías, y prefieren ir por las materias primas que llevan al valle o los elfos para obtener ropas y otros artículos mundanos.
Con estos últimos la relación es bastante mejor que con los humanos, aunque no se compare con la buena gente del Valle, los elfos parecen bastante desinteresados aunque saben apreciar las artes de los enanos, lo cual hace que el orgullo del pueblo de la piedra se hinche. Se dice que un comerciante que hizo todo el camino hasta el reino elfico comento maravillado al ver la torre Coral: “ ¿vaya y todo eso lo han logrado sin mover una sola piedra? Me extraña que no se haya venido abajo hace milenios.” Consistiendo eso en una especie de halago al arte elfico. Lo único que distancia a los enanos de la bella gente es el mar, los hijos de la piedra mayoritariamente tienen un temor reverencial hacia las grandes acumulaciones de agua y solo en casos de extrema necesidad subirían a un pedazo de madera para internarse en el medio de la nada. Hasta la oscuridad más cerrada y asfixiante es para ellos un hogar comparado con el mar.

Ehladhross: La perla elfica.

Más alla de la puerta elfica, siguiendo la senda de los mercaderes en dirección a la costa se accede a la ciudad conocida por los extranjeros como  La perla Elfica, para los locales simplemente la llaman Ehladhross, que significa “el regalo de la vida”. Desde la caída del antiguo reino en la sumergida isla de Khorllanc, no ha habido maravilla semejante a la cede de la nobleza en Ehladhross, la Torre de Coral. En ella convergen la filosofía elfica de respetar la vida con su capacidad de crear belleza imperecedera en todo lo que se proponen, puesto que la torre es en si un ser viviente, que continúa creciendo y formando capas de depósito que alimentan la estructura coralina. La magia utilizada en la construcción hace que el agua fluya alimentando al coral de nutrientes necesarios para su desarrollo, creando multitud de cascadas desde los torreones.

Razón por la cual también se le conoce como la torre arcoíris ya que desde la ciudad circundante se le ve rodeada siempre de arcos de luz descompuesta creando un efecto que realza la belleza de la edificación.
El gobierno monárquico parlamentario reside allí mismo, en sus numerosas y laberínticas habitaciones, teniendo también allí sus sesiones parlamentarias y los banquetes, bailes y otras galas de la corte. Su actual monarca, lleva la corona nacarada con perlas y zafiros incrustados desde hace ya más de cien años, es Luffar Anhathall y el consejo parlamentario está compuesto por los elfos más ancianos y sabios.
El mar es una de la pasiones de los elfos, por tanto son hábiles marineros y su comercio marítimo se extiende a lo largo del inabarcable mar, visitando las islas lejanas donde habitan gnomos y sirenas. Su amor por el mar los hermana con todas las criaturas que lo habitan, si bien su alimentación principal proviene de los frutos de los mares, su aprovechamiento es equilibrado y llevado acabo con respeto hacia la naturaleza.

Sus barcos, de gran hermosura y grácil navegación sobre las olas, son confeccionados con viejas artes que combinan los mejores materiales con sellos arcanos que proveen protecciones y habilidades mágicas a las grandes fragatas, como por ejemplo las clásicas Swagnar que surcan los mares incluso sin necesidad de vientos ni remos, otros son verdaderas fortalezas marítimas con capacidad para albergar una pequeña ciudad flotante.  Incluso en tiempo en que los enfrentamientos con la gente lagarto del este era una verdadera amenaza, se construyeron enormes acorazados con gran capacidad de fuego y casco tan impenetrable como el diamante. Actualmente tales naves han pasado a la guardia real y solo son utilizados en misiones de vigilancia o simplemente por protocolo. Ya no parten navíos con rumbo desconocido con el afán de explorar nuevas tierras o buscar los tesoros de las antiguas ciudades sumergidas y las rutas comerciales son tan seguras que apenas si los barcos son custodiados por una pequeña dotación de soldados.

La ciudadela interior

En torno a la gran torre de coral, esta emplazada la ciudad antigua o ciudadela interior, donde habitan las familias antiguas que ayudaron a levantar el reino desde las cenizas de la antigua catástrofe de Earladär, por tanto son familias con títulos de nobleza, aunque no necesariamente parte del parlamento o aficionados a la corte real. Muchos son actualmente mercaderes importantes, dueños de los principales astilleros o capitanes retirados luego de cientos de años de proezas en alta mar.

La belleza de la ciudad antigua es equiparable a la mismísima torre, y constituye un atractivo turístico de por sí, aunque sus habitantes no son dados a recibir extraños y mucho menos miembros de otras razas, muchas veces por cuestiones diplomáticas o comerciales numerosos extranjeros acceden a la ciudad de la gente bella.

El mar se funde con la misma, y las grandes ruedas propulsadas por las corrientes marinas otorgan una fuente de energía inagotable con la cual se alimentan los grandes prodigios mágicos que forman parte de la mayoría de las construcciones. Iluminaciones, elevadores automáticos, carrozas sin caballos y otras maravillas son las comodidades con que los habitantes han ido poblando las calles de su ciudad.

La ciudad externa
 

En torno al sendero que conduce a la puerta elfica se empleza la ciudad externa, o mejor dicho la nueva ciudad. En un principio comenzaron siendo pequeños asentamientos de mercaderes que venían de lejanas tierras a traer sus maravillas para los nobles, pero rápidamente estas tiendas fueron convirtiéndose en menudas chozas de maderas y hojas de palma, para con el tiempo ir confeccionando un poblado nutrido que alberga a gran parte de las jóvenes generaciones de elfos de mar, cuyos corazones están divididos entre la antigua tradición y las nuevas costumbres.

Los nuevos muelles, menos vistosos aunque mucho más concurridos que los de la antigua ciudadela, son actualmente el punto de partida de la ciudad externa y a partir de allí se abren en abanico las callejuelas pobladas de comercios, posadas y casas de entretenimiento para el cansado viajero que decide alojarse por un tiempo en la gran ciudadela.

Las construcciones que la componen son de lo más variadas y su heterogeneidad por un lado le otorgan cierta belleza rustica, aunque también pierde lustre tras visitar la vecina ciudad antigua donde la magia parece habitar en cada rincón.

Glosario

Bella Gente, La: Forma en que los humanos suelen mencionar a los elfos, sobre todo a los habitantes de la  Perla Elfica.
Domo: suelen denominar de esta forma a la extensión de territorio abarcada por las murallas infinitas y custodiada por las puertas mágicas.
Gremio, El: Bajo este nombre se conglomeran varios sindicatos de oscuros propositos que operan en las tierras de domo donde se encuentran el poblado de For Nox y la torre de Zur en el desierto central.
Hijos de la piedra, los: En referencia a los enanos, nombre otorgado por su afinidad con la minería y la construcción basada en piedra.
LLave elfica, La: Con este nombre se conoce a un objeto mágico con la capacidad de abrir el portal que sellaba la conexion entre el domo del reino de Krom y el de los elfos. Fue encontrada milenios antes de su uso por exploradores de las profundidades, que buscaban reliquias entre las ruinas de la antigua Earladär. Se desconoce su  forma exacta aunque es sabido que no se trata de una llave como su nombre indicaría.