Partida Rol por web

-¿Hechi...qué? je, no. Aunque yo puedo hacer una cosa parecida. -Respondió el elfo quitandole hierro al asunto.- Vinimos aquí  porque era el único lugar seguro que conocíamos en la zona. Si vais a encargaros de que el enano y el mediano estén a salvo, por mi parte no hay nada más que tenga que hacer por aquí, aunque... si nos cuentas quién está dando problemas, podemos ayudar.

La mujer hechicera te analiza con incredulidad y luego posa la mirada en Lugal para agregar al tiempo que se pone de pie y descansa las palmas en el frio granito de la mesa.
Ya lo ha dicho Lugal, es el plan de "Gaia" que esten ustedes aqui y lo importante es la Apertura de la puerta. Si me ayudais a ir tras la pista de Lance Simbron y aunque sea traerle con vida aqui, o intentarlo al menos, sereis libres luego de retomar vuestro camino e incluso dispondre de un carruaje para que momenten sus pertenencias y se marchen con el enano y el charlatan.
Les sostiene la mirada a ambos y sentencia.
Tenemos hasta que los primeros tonos dorados comiencen a calentar el desierto para obtener algo, de lo contrario nos regresaremos aqui mismo y cumplire mi parte del trato.

-Bueno, para eso solo hay que ir hasta la Puerta e investigar que anda pasando por allí. Son lugares de comercio muy activo, seguro que está de juerga. 

"Yo lo estaría si pudiese....en fin..." 

-¿Quiere que vayamos nosotros o va a acompañarnos, my Lady?

- De acuerdo. Vayamos tras la pista del tal Lance Simbron. Es para mi de vital importancia ahondar en este tema y parece que vuestro capitán es la persona con la que debo hablar. Yo puedo partir de inmediato, aunque no se si ustedes tendrán necesidad de algún descanso. ¿Prefieren que nos traslademos directamente a la puerta o será mejor sobre volar el camino por si han interceptado al capitán antes?

Al ver su buena disposicion para emprender la tarea, la postura de la hechicera cambia levemente aunque perceptible, entonces les responde a ambos.

- Antes de la puerta debemos explorar la zona donde nuestro ejercito batallo contra esas criaturas que vosotros enfrentasteis. No se si lugal pueda llevarnos alli, como os ha traido hacia aca, pero podria mostrarles el lugar en un mapa.

Acto seguido, va hacia un pilar alto que se encuentra en una esquina apenas iluminada y tras remover algunos papeles trae un trozo de pergamino donde hay bocetado lo que pareciera un mapa de los alrededores. Pueden notar claramente el desierto rojo de mesetas y cañones, pues se abre paso contrastando contra el verde de las llanuras ricas en montes y bosquecillos caracteristicos de las llanuras circundantes al reino de Krom.
Traza con su dedo lo que parecia una especie de ruta, internandose en alguno recovecos apenas delineados hasta que finalmente se detiene señalando un punto nombrado como la Quebrada del coyote.
En este sitio nuestros hombres guiados por Lance Simbron batallaron, me lo han contado aquellos que huyeron para traer las malas noticias, del resto no hemos sabido nada más.
Finalmente y como para que no quepa ninguna duda de que ella les acompañaria, toma un baston entallado en piedra con lo que pareciera ser inscripciones en toda su largo y que terminaba en un tallado que asemejaba a una esfera casi perfectamente pulida y brillante como el onice.
No tendremos tiempo para descansar, partiremos de inmediato sin que mis soldados lo sepan, y regresaremos aqui antes de que el día se anuncie.

- Si procura que sus soldados no sepan de nuestra partida puedo disponer de los medios para abandonar esta sala de inmediato y llevarnos a las proximidades.

No suelo tener apuro pero parece que los hombres, a los que su vida se les agota a cada minuto, tienen una obsesión por no demorar en nada. Extiendo mis manos hacia la humana y el elfo.

-Cuando haces ese gesto se supone que tienes que decir "¿Me concedes este baile?" Entonces yo me sonrojaría, miraría para otro lado y te daría la mano.- Sonrío burlesco antes de agarrarme a él, aún no tenía claro de como usaba sus habilidades, aunque tampoco yo tenía muy claro como hacía uso de las mías, siempre habían estado ahí.

El extraño ser nacido de las entrañas de la naturaleza extiende sus brazos hacia la Hechicera y el elfo, la broma de este ultimo queda desdibujada de su rostro cuando vuelve a sentir aquel desgarro de su propia realidad, como si su cuerpo estuviera doblandose hacia dentro y afuera al mismo tiempo. La vision se enturbia y lo ultimo que llega a ver en la cara de panico de la mujer, que por un segundo cree haber sido engañada o aun peor.
Entonces sus sentidos vuelven lentamente a percibir el entorno y la familiaridad de los cañones rocosos y el suelo rojizo apenas bañado por algunas manchas de luz nocturna que alejan las sombras oscuras donde las criaturas del desierto se refugian para conseguir su comida.

Breanda, tras tomarse unos minutos para recomponerse de aquella forma de viaje, mira en derredor e intenta ubicarse, pasa los próximos minutos mirando el cielo y elevando su baculo hacia las rocas que les rodean.

-¿Seguro que nos has traído al lugar correcto? Porque emm... no es por criticar... pero... esto es un erial en el que no podrían sobrevivir ni los cuervos.

- Este es el área señalada en el mapa. Las maravillosas criaturas que pueblan en este planeta son capaces de sobrevivir en los paisajes más insólitos. Es gran error de los seres pensantes creer que nada vive donde ellos mismos no serían capaces de vivir. Es en estas horas nocturnas cuando más vida puede verse si sabes mirar. Busquemos el área del combate.

Sin decir más me concentro para que Gaia conceda la gracia de convertir a mi pequeño búho en un ave de monta. Una vez obrado el milagro me elevo junto a Lugal para sobrevolar la zona.

-Os hecho una carrera.- Flexionando las rodillas el aire se arremolina entorno al elfo, cargado de aromas propios del valle dorado, templados y dulces. Al saltar se levanta una nube de polvo mientras el tocado por los vientos alza el vuelo por si mismo a alta velocidad.

Al ver a Aero también elevarse desciendo un momento para recoger a Breanda que ha quedado sola en el suelo.

- Lugal es un experto en el aire Breanda, puede estar tranquila.

Una vez cargada comenzamos el recorrido por la zona.

El pequeño buho que acompañaba a Lugal, repentinamente comienza a crecer dejando sin habla a la hechicera que les acompaña. Aero hace lo suyo al remontar vuelo ayudado de las corrientes de aire que parecieran obedecer sus caprichos.
Breanda casi con la boca abierta acepta la invitacion de Lugal y se monta a lomo de Augur y emprenden un recorrido por la zona en busca de indicios de la batalla o alguna posibilidad de supervivientes.
El elfo parece más ocupado en hacer gala de sus dotes que en buscar algo que les ayude, y durante el rato que sus compañeros realizan vuelos en circulo por los alrededores este se ufana de su velocidad y destreza en el aire, buscando la mirada de la hechicera quien por el contrario, completamente seria pareciera estar barriendo cada centimetro del terreno.
Lugal con sus conocimientos de la geografia y naturaleza del lugar pronto se va haciendo idea cabal de que es lo que estarian buscando, puesto que si una batalla hubo de librarse en aquel paramo ni el viento nocturno podria haber borrado sus huellas, casi al mismo tiempo que la hechicera ambos extienden el brazo hacia un destello plateado que brilla por un instante a lo lejos en medio de un intrincado recorrido de cañones profundos.
- Metal!- exclamo la mujer y casi al mismo tiempo se le figuro mentalmente a Lugal el brillo herético del acero que tanto daño hacia a la naturaleza.
Volaron raudamente en busca de aquel destello y al aproximarse fueron viendo sobre la arena que poblaba la meseta, huellas gastadas de lo que podría haber sido el paso de un gran numero de criaturas, los surcos y restos de cuerpos abatidos aquí y allá eran inconfundibles. La senda del caos parecía ir perdiéndose en el laberíntico entramado de cañones de los cuales desde el aire solo podian divisarse como oscuros y profundos surcos en la tierra.
-Quizas el Capitan Simbron haya logrado refugiarse entre los cañones, hasta incluso pueda que hayan hallado cobijo en alguna caverna natural, descienda alli Lugal.

Las inequívocas marcas del combate se desparraman a lo largo del desértico paisaje. El vil metal mancha con su brillo la tierra. Pido con loa palabras amables de las aves a Augur que nos ayude a descender para observar el lugar. El laberinto que forma el cañón no nos permite ver con claridad y tendremos que investigar desde el suelo.

Descienden al ras del suelo y por delante tienen una senda que va descendiendo internandose entre murallones de roca erosionados por los elementos de manera tal que conforman un intrincado laberinto donde apenas se filtra la luz nocturna, el olor que emana de alli es el de la humedad de una caverna y para Lugal sabe que eso equivale en el desierto a un cubil para todo tipo de criaturas que se refugian del calor agobiante y la escases de agua caracteristica del desierto circundante.
Breanda busca con la mirada a Aero y antes de dar un paso más, golpea su báculo contra el piso y murmura unas palabras ante lo cual una leve luz se enciende en la punta a modo de farol.

Desde las alturas, el elfo les hace un gesto, y rápidamente baja. 

-¿Y bien?

Parecía que todas las criaturas del mundo se habían puesto de acuerdo para revelarse a la vez.

El lugar es oscuro y húmedo. Una variedad de criaturas insospechada por la mayoría de los hombres habita el cañón, una suerte de oasis en este desierto. La mujer enciende su báculo, si tuviera algún sentido del humor me daría un poco de risa pero en cambio aprecio su intento de ayudar, por ahora dejaré que se sienta útil iluminando con su palito. Doy unos pasos adelante y comienzo a hablar a en el idioma de los seres que moran por allí.

- Soy Lugal, avatar de Gaia. Estoy aquí buscando a un humano perdido por estos rumbos. Participó del combate reciente y temo que esté extraviado y en peligro. ¿Algún ser del cañón puede ayudarme?

Al encender la luz del Baculo Breanda, Lugal puede ver y hasta sentir como las criaturas se disipan. En su mayoria no son más que pequeños predadores e insectos de todo tipo, nada demasiado grande como para considerarse una amenaza. Les habla utilizando el lenguaje de la naturaleza, oculto en el saber para los hombres, pero conocido en su extensión para aquel que solían llamar el señor de las bestias.
Sin embargo solo puede sentir el temor reverente de las criaturas, ya sea por la presencia de aquella luz arcana o simplemente el hecho de la presencia de los extraños.
La hechicera les dice:
- Tendremos que internarnos alli, yo les iluminare el camino.
Acto seguido comienza a caminar por delante descendiendo hacia los alto murallones por aquella senda que suavemente parece ir deslizandose en la oscuridad y humedad de aquel laberinto.

Con las manos en los bolsillos y tentación de echarme a silvar, escolto a la hechicera mientras intento ver que nos espera en ese laberinto, o escuchar si hay algo acechándonos.