Partida Rol por web

 Como cada mañana, lo primero es buscar algo de desayunar, y como siempre (al menos en mi caso) no encuentro nada úitl. 

Tendré que volver a tirar de mis provisiones- pienso. Dicho y echo: me siento en una pequeña roca y saco de mi equipo la ración para la mañana.

Entre la fiebre y el malestar general y no tener ni idea de como conseguir comida en el raso no encuentro ni una lagartija.

A pesar de estár algo enfermo y con los huesos doloridos me levanto, tomo mi honda y me preparo para buscar algo que echarme a la boca y a ser posible que poder compartir con mis nuevos camaradas.

Me aclaro la voz y me dirijo al grupo - Me haría falta que me echaseis una mano. Mi idea es poder cazar alguna pieza grande, y necesitaría que me la acorralárais el tiempo suficiente como para que pueda tener un tiro limpio. Solo necesito que varios de vosotros hagais ruido e intentéis dirigir al animal hasta un estrechamiento, para que tenga poco espacio para maniobrar. Allí le acertaré con mi honda.

Espero un momento para que el grupo reflexione sobre mi estrategia -  ¿Estáis conmigo?

 Mientras me acerco, tropiezo y caigo.

Samuel acompaña a Mervin y le facilita un poco la tarea.

Drogner asiente y raudo se dirige hacia unos matorrales, montando algo de jaleo con unos golpes y silbando para ver si alguna pieza sale de el.Venga, naturaleza, danos algo de sustento...oeee.oeee Reeee!!!  Las hojas se mueven al paso del mediano.

El mediano hace algun ruido buscando que las posibles piezas salgan de su madriguera, azuzando con grandes pisadas en la medida de sus posibilidades y generando algo de ruido. El deeseo de hacerse con una pieza que poder comer respetando el orden natural de las cosas le anima en su empeño. Vamos sal ya y deja que podamos vivir de ti, se util y respeta el destino.. Oeeee.. Sal ...Oeeeeeeeee..

Gracias a la ayuda de Samuel y Drogner, Mervin consigue cazar un jabalí algo famélico; pero lo suficiente para 4 personas. Los elfos vuelven a alimentarse del líquido negro pero esta vez Dunkin y Wendell, que parecen haber hecho buenas migas, encuentran unos huevos que llevarse a la boca.

Tras limpiarse la barba de los restos de clara se levanta y se coloca su mochila.

- Hoy llegaremos a Roca Durgis y podremos cenar decentemente.

- Yo me apunto a eso, dice jovialmente el gnomo.

Eso espero, estoy cansado de tanto andar y comer lo de siempre- digo tras finalizar mi ración de la mañana 

Mierda de camino

- Bueno, pues pongámonos en marcha, pues cuanto antes lleguemos, antes podrémos descansar de verdad sin tener que preocuparnos de los peligros del camino.

Estoy deseoso de probar buena comiada y saborear el nectar enano..mmm. que ganas, a ver si llegamos pronto. Andando, amigos.

Avanzáis aligerando el paso deseosos de llegar a vuestro destino. El sol llega a su cénit y comienza a pasarlo. Paráis para comer a la sombra de un grupo de abetos. La vista de un valle al este cubierto de vegetación, atravesado por un río casi desbordado por las aguas de las nieves os hace olvidar que el mundo está en guerra.

Drogner avanza con el grupo y se queda disperso mirando la vegetacion, Que bello lugar....

 Camino con paso normal y no me muestro muy atento a mi entorno, la verdad. La idea de llegar a casa es lo único que tengo en mente. Es por ello que no me percato de ningún sonido extraño por la zona.

Yo que debido al rugir de mi estomago y el constante estornudo debería estar sordo me percato de un sonido ajeno a estos dos, los cuales monopolizan mis oidos,llega a mis oidos.

 Moviéndome en silencio y concentrado en el camino, logro escuchar ...

Durante minutos contemplo extasiado el esplendor de la naturaleza que me rodea. Los desbordantes colores del verde y marron de los árboles y el brillo del sol reflejado por las cristalinas aguas del río llenan mi corazón de gozo. Cierro los ojos y me concéntro únicamente en los sonidos que llegan hasta mí, el suave murmullo del agua, el entrechocar de las hojas agitadas por la suave brisa... un regalo para el cuerpo y la mente tras varios días de dura marcha.

Sin embargo, entre los ya familiares sonidos de la naturaleza hay algo que no encaja, algo que hace que se me erice el vello de la nuca en señal de peligro.