Partida Rol por web

Es mejor que tomemos la puerta principal, dijo Yandrak, creo que es importante que sigamos con nuestro engaño para poder llegar a buen puerto. Si entramos por otro lado puede resultar más sospechoso, y si nos descubren, imagino que lo harían en cualquier lado, por aquí, o por allí. Dijo señalando las diferentes entradas. Vamos. Y después avanzó hasta el portón.

Por lo que pudieron comprobar, no habría "sorpresas" en la entrada de aquel lugar, así pues avanzaron por la puerta principal para no levantar sospechas.

Os sigo - les dijo colocándose ahora en la retaguardia.

Al entrar por el portón, se pudo ver un pasillo que seguramente conduciría al establo, un muro derribado que mostraba en mayor medida el patio, y unas escaleras.

El patio estaba rodeador por unas viejas paredes y lleno de vegetación que se abría entre varios edificios. El complejo ascendía hasta la cima de la colina, y los edificios en el lado oriental estaban en terreno más alto que el portón y el establo. Una débil luz amarilla se escapaba de las ventanas, y unas linternas iluminaban un par de los caminos entre los edificios.

Al no ver ninguna puerta por la que continuar en el patio, sólo podían ascender por las escaleras hasta llegar a una nueva habitación

Maltrechos escritorios de madera, soportes de rollos de pergamino rotos y pedazos apelmazados de lo que probablemente fuese pergamino atestaban esa gran habitación. Al este se alzaba una gran puerta doble adornada con la imagen de un círculo negro, con una puerta más pequeña al norte. Al oeste, unos grandes agujeros bostezaban en los muros y en el techo, en los lugares en los que el edificio se había derrumbado parcialmente.

Pero no sólo eran muebles lo que había en aquel lugar, ni pergaminos destrozados. Allí, de espaldas, dos criaturas parecidas a gárgolas, armadas con puntiagudas espadas, vigilan el patio por el que por suerte no habían pasado

Kassmal reaccionó instantáneamente, lanzándose a plena carrera contra la primera de la scriaturas. El hombre lagarto se abalanzó sobre ella con el escudo por delante y la alcanzó de lleno. Kassmal intentó aprovechar el golpe para derribarla y dejarla en inferioridad en el suelo.

Yandrak comprendió que su intención de pasar desapercibidos concluyó cuando se tuvieron que enfrentar a las dos gárgolas. No habría más remedio que luchar contra esos dos guardias que custodiaban el lugar, pues de lo contrario no podrían pasar y su misión habría fracasado.

Las gárgolas no pudieron evitar la lluvia de ataques que llegaron a ellas de manera sorprendente. Su vigilancia al patio les salió muy caro.

Ganzúa, Adam y Yandrak actuaron casi a la vez. Los rayos de fuerza del gnomo volaron los primeros, acompañados del fuerte latigazo de la cadena de Adam y de las punzadas del estoque de Ganzúa. La gárgola no pudo hacer nada, ni si quiera se giró. Los golpes habían sido tan abrumadores que cayó al patio muerta.

La flecha de Askabal se desvió, pero ayudó a la gárgola a evitar el derribo de Kassmal. Quizá hubiese salido volando también por el patio, pero en cambio sólo se llevó un leve golpe por no ser del todo precavido.

¡Buen trabajo! Dijo su compañero con ánimo pero sin querer gritar demasiado para que no les descubriesen. Acabemos con esa también y evitaremos que nos descubran. Dijo descargando una vez más otros dos proyectiles contra la gárgola con la esperanza de que tampoco tardara mucho en caer.

A pesar de la pasividad, en ese momento, de Askabal, el arquero estaba más que atento.

Si decides quedarte quieto, no puedo sino matarte - le dijo sin más.

Con el otro cuerpo muerto de la gárgola en el suelo del patio, la otra debía de acompañarle de igual modo.

Disparó otra de sus flechas con ella.

Kassmal gruñó ante el resultado de su estrategia pero decidió vengarse golpeando con fuerza a la gárgola.

-CAE!

El ataque ya no fue sorpresa, pero también rápido y mortal. Excepto para Adam, que intentó atrapar a la gárgola con la cadena y lo único que consiguió fue lanzarla por la ventana.

La estocada de Ganzúa atravesó el estómago de la criatura, a pesar de su pétrea piel. Yandrak y sus proyectiles mágicos minaron la energía para que Kassmal consiguiera destrozarle de un solo golpe. El terreno volvía a estar despejado y no parecían haber llamado la atención.

Ahora tenían que tomar de nuevo una decisión.

Podían ir por la gran puerta doble, de la cual se escapaban chirridos, murmullos y gemidos. Por otro lado, podían continuar por el pasillo. Y también tenían una pequeña puerta.

Yandrak no consultó a sus compañeros, prefería avanzar por el pasillo a ir por el lugar donde parecía haber alguien. Pero antes de hacer nada, rebuscó entre los pétreos cuerpos, pues a lo mejor había algo de valor en ellos.

Askabal esperó a que su compañero acabase de buscar en dichos cuerpos.

Avancemos por el pasillo con sumo cuidado, no hagáis ruido, pues parece haber alguien tras esta gran puerta - les dijo.

Kassmal enseñó todo su equipo y se encogió de hombros, como si lo que iba a decir fuera evidente.

-Kassmal sssiempre hace ruido. ¿Vosotrosss delante?

Antes de irse, y con la ayuda de Ganzúa, que se unió a la misión, Yandrak encontró dos pociones, dos camisotes de mallas, dos espadas largas de gran calidad y dos hachas arrojadizas de gran calidad.

El pasillo era largo y de piedra fría, iluminado con luz tenue proveniente de las antorchas que colgaban de la pared. Aunque los hombres lagartos eran los que más ruido hacían, el quejido que quedaba a su espalda parecía llenar ese pasillo, y no parecían llamar demasiado la atención. Al final, llegaron a una sala.

Esa gran habitación parecía ser un comedor. Dos grandes mesas de madera con bancos para sentarse ocupaban la parte sur de la sala. Un gran corredor se dirigí hacia el este, y una puerta más pequeña también partía en la misma dirección. Los agujeros en las paredes y el tejado atestiguaban la antigüedad del edifico.

Dos luchadores humanos vestidos de negro se encontraban allí, sentados en la segunda mesa. Su piel era pálida y portaban el emblema del cráneo y el sol. Se podían escuchar ruidos de loza más allá de la puerta más pequeña.

Kassmal cargó con el escudo una vez más, dispuesto a derribar a uno de los humanos. El hombre lagarto cayó sobre él como un muro de ladrillos y lo lanzó volando hasta estrellarse en el suelo. Las púas de su escudo rasgaron su carne y y el estruendo del choque sonó por toda la sala.

Askabal, con una de sus espadas bastardas en mano, antes de que su compañero lagarto atacase a lo loco, se adentró el primero. Muy despacio, sin casi hacer ruido, se colocó muy próximo a ambos humanos.

Aprovechando que se oía algo de ruido de fondo, atacó por la espalda a uno de ellos.

¡A ver qué tal te sienta que te atraviesen el estómago con ésto!

Antes de que sus compañeros se abalanzaran sobre ellos, Yandrak colocó sus manos a una distancia prudencial de los dos enemigos y una corriente de llamas salió de ellas para alcanzar a ambos individuos distraídos. Era el mejor momento para lanzar su conjuro, estando distraídos sería más complicado que lo esquivasen.

El ataque sorpresa de Yandrak, Askabal y Kassmal fue suficiente para acabar con los dos humanos que estaban en las mesas. Fue rápido y mortal. Y sencillo, demasiado sencillo.

De pronto, un aullido asoló la sala. Una descarnada criatura gris negruzca del tamaño de un caballo apareció ante vosotros. Tenía una melena de largas púas dentadas que surgen de su cabeza y sus hombros.

Pero no sólo era eso. Un individuo de aspecto sombrío con piel carmesí y un par de cuernos cortos surgiendo de su frente atisbaba desde el otro lado de la arcada. Llevaba una camisa reluciente cota de malla negra, y portaba una maza con la forma de un puño demoníaco con garras.

Kassmal se dirigió hacia la criatura y se preparó para entablar combate. Antes, eso si, se bebió una nueva pocion protectora.