Partida Rol por web

El amanecer se aparecía cansino y tedioso y el sol se alzaba perezoso aquella mañana de primavera, sus primeros rayos del sol os despiertan al entrar por el ventanuco, justo cuando la carta de Leonardo retaba a Norwan a combatir en la plaza de la puerta este. El aroma del desayuno caliente reconfortaba un alma intranquila ahora que la sangre no hervía por la sangre, sino que era la razón la que hablaba.

Muchas preguntas asaltaban cuando los pasos se dirigían hacia la zona del encuentro, la ciudad estaba silenciosa, ya no había rastro de los Hijos del hielo, de Akeelah ni de Herne, pero tampoco de Ammaranza ni Eralissa, que habían pasado la noche en el lupanar... pero no era ninguno de ellos al que se esperaba aquella fría mañana.

A lo lejos vuestros ojos alcanzaron a ver una figura familiar, un hombre robusto, con el pelo largo que pasaba más allá de sus hombros y una corta barba bien cuidada. Vestía una armadura de cuero tachonado, hoy limpia y sin rastro de la sangre de los gnolls que la adornaba el día anterior.

Buenos días caballeros, como esperaba estáis aquí en esta hermosa mañana... y aunque realmente solo esperaba a uno de ustedes, confío en el honor de Norwan en que el bueno de Dovahkiin está aquí solo como juez y árbitro. 

Siendo así, poned vuestras normas caballero y yo pondré las mías.

Norwan se acercó hasta estar a una distancia cercana a Leonardo, escuchó y miró a su compañero. - No me insultes defensor de mujeres, yo soy un clerigo de Tempus y si digo que iré a un duelo, entonces lucharé solo. Él sólo está para ser testigo y vigilante de que se cumpla el pacto de guerreros. En cuanto a mis condiciones... Mis condiciones... - Estaba claro que no había considerado la posibilidad de poner condiciones - Qué me dejéis un momento para que rece mis plegarias a Tempus por si he de reunirme con él en sus salones y que sea una pelea digna de guerreros. - Realmente no podía pedir más el clérigo, el cual estaba lleno de sangre aún de gnols pues no la había limpiado ni duchado.

Adelante, rezad vuestras plegarias 

El espadachín esperaba tranquilamente, y a pesar de que los modales y la personalidad de Norwan le asqueaban hasta un punto que nadie había conseguido asquearle, no pensaba en matarle más allá de humillarle y así sacarle de su posición orgullosa.

Me ha tocado ser el juez de la pelea. No es una posición cómoda, pero tampoco tengo que pelear el día después de casi no contar un asedio. Quieran los dioses que así siga y no me toque volver a presenciar una masacre semejante en mi vida. No al menos con tal impotencia como las anteriores. Ya he tenido suficientes de esas para cuatro vidas. Una sensación aflora en mi al ver rezar al clérigo. Ambos luchamos por grandeza y poder. Probablemente mi hermana este muy lejos, pero a salvo. Necesito poder para protegerla y demostrarle a mi maestro que soy digno. Y algo me dice que este clérigo sera un grato compañero de viaje.

Como bien has dicho, estoy aquí como testigo, no como combatiente, pero no se si esta clase de combate es lo mas apropiado para lo que deseáis demostrar. Personalmente creo que enfrentaros en un duelo de habilidad marcial es interesante y glorioso, pero una batalla sin muertos no deja de ser un entrenamiento muy acotado que no termina de mostrar al contendiente mas hábil. Por consiguiente yo os propondría un duelo breve para dirimir vuestra disputa y uno mas largo para honrar a Tempus. Por poneros un ejemplo, aquel que en un año venza a mas enemigos y aporte trofeos que lo acredite demostrará ser el mejor de los dos. Naturalmente es solo una idea.

Esta vez, decide ignorar de forma descarada las sugerencias de Dovahkiin.

Norwan comenzó a dar gracias a Tempus por todos los dones que siempre le concede. Comienza a alzar su arma al cielo mientras canta una plegaria haciéndo que sus músculos crezcan y su aura aumente. Cuando finalmente se siente satisfecho tras 6 segundos de cánticos se gira hacia Leonardo y le hace un saludo poniendo el hacha delante suyo mientras descuelga su escudo. - Empecemos... - esperó a que leonardo asintiese tras lo cual cargó hacia delante. Había pedido dos hechizos a su dios, dos favores para ayudarle en el combate a cambio de luchar en su nombre Consideró la posibilidad de pedir más gracias a su dios pero no lo consideró apropiado.- TEMPUS!! -El ataque no fue muy bueno debido a su intención de acabar con el combate rápidamente y si no tenía cuidado aquel amante de mujeres le haría daño en cuanto reaccionara.

El espadachín se adelanta con un pequeño paso de a penas un pie a la carga de Norwan, evitando su hacha, no por un margen muy grande, pero desviándola con sus dos espadas cruzadas las cuales empujaron el hacha hacia el suelo con un leve y fino movimiento. Se recompuso, mirando hacia Norwan, quien se estaba colocando de nuevo en guardia tras perder la estabilidad en la carga y levantó su ligera espada elfica, trazando una curva en el aire que iba buscando su lugar entre los huecos de la armadura del guerrero.

La espada silbó una vez y a penas rozó la dura armadura completa, sonando un leve sonido metálico antes de llegar a la carne del cuello. Entonces, el corte se convirtió en estocada, y el sonido metálico, en la respiración dificultada de Norwan; quien sintió que la sangre salía de su cuerpo demasiado rápido. El espadachín prosiguió con el giro y con la espada corta en su mano izquierda, intentó clavar en el hueco de la armadura del costado derecho de Norwan, pero la habilidad del guerrero que tenía en frente se hizo plausible cuando el escudo paró en seco la puñalada.

Norwan no pudo más que sentir el pinchazo en el cuello a la vez que su hacha era desviada hacia el suelo. Ante la tormenta de sangre Tempus se puso de su parte cuando por puro instinto levantó el escudo justo a tiempo de parar el segundo golpe que claramente habría sido mortal de llegar a recibirlo en la carne. La vista se emborronaba pues la sangre teñía todo a su alrededor. Molesto pues había quedado herido casi de muerte Norwan decidió contraatacar si hiciera falta iría a ver a su dios más pronto de lo esperado aunque esperaba que fuera con el hacha manchada de aquel siervo de mujeres.Parecía que ésta cogía buen ángulo al intentar impactar, al notar el contacto Norwan sólo pudo dar las gracias a su dios por darle la fuerza necesaria para acertar a tan impresionante enemigo que le había hecho tan profunda herida.

Norwan había respondido bien, la parada con el escudo había conseguido desestabilizarle, un error por su parte, uno que no se repetiría. La victoria estaba servida, podría matar a ese tipejo con un corte con su espada, pero así no conseguiría nada. Giró sobre sí mismo, siguiendo la misma dirección que el hacha de Norwan lacerando su carne, y se agachó para minimizar el daño ya infligido. Acto seguido continuó éste movimiento de esquiva con un golpe de revés con el mango y el guardamanos de la espada, mandando un golpe directo a la sien de Norwan. Este golpe no era mortal, pero había conseguido dejar inconsciente a Norwan, para que éste se considerase vencido.

Se giró hacia Dovahkiin sacando una pócima de un pequeño cinturón para pociones, y con un gesto de brindar, haciendo una leve reverencia, tomó un trago. La herida era reciente y aún sangraba con brío, pero la piel comenzó a ganar terreno y la herida se cerró completamente, sin dejar rastro de corte alguno en el cuerpo del guerrero.

Luego sacó otro bebedizo y caminó hacia Dovahkiin - Dale esto, no curará en gran parte su herida pero hará que recobre el conocimiento, luego su dios decidirá su suerte.

Luego comenzó a caminar, alejándose despacio del asalto.

Observó el combate con interés y confianza de la victoria de Norwan. Norwan atacó con fiereza lanzando un golpe que podía haber partido al hombre en dos, sin embargo, el golpe ni siquiera rozó al espadachín, quien era realmente raudo en sus esquivas. El golpe de Leonardo le pilló a la inesperada, un golpe con una precisión quirúrgica creando en el cuello de Norwan una herida mortal, y el combate ya estaba por acabar cuando el espadachín lanzó su segunda hoja hacia el costado del clérigo de Tempus. Norwan se había mantenido firme y paró la mortal cuchilla para lanzar un golpe certero que no había parecido minar la moral del espadachín.

El combate acabó, y Dovahkiin no tubo oportunidad para dejar de asombrarse, cuando se encontró con Leonardo tendiéndole una poción para Norwan. Asintió con la cabeza, y durante unos segundos miró al victorioso contendiente andando lejos de la contienda.

Decidió darle la poción a Norwan, cuando Leonardo casi se había perdido entre las callejuelas.

La poción hace su efecto cuando Leonardo está desapareciendo en la calle principal, haciendo que la herida de Norwan cierre ligeramente y deje de sangrar un tanto. Entonces el clérigo se levantó con un dolor de cabeza terrible, su último recuerdo era el de haber golpeado a Leonardo, quien se retorcía por su corte con el hacha y... La espada viajaba hacia la cabeza de Norwan, y este ya sabía que iba a morir, pero no había sido así.

Lo primero que vieron los ojos de Norwan fue la cara de Dovahkiin quien retiraba un vial de su cara...

Norwan abrió los ojos, vio a Dovahkiin dandole algo en una botella, no le costó mucho entender que había perdido. - COH COH- Tosió al tragar las últimas gotas de la poción que le había salvado la vida. Norwan se quedó en silencio mirando al cielo, había perdido de forma muy descarada, había sido mucho mejor aquel amante de mujeres refinado y asqueroso. Se preguntó por qué su dios no lo había dejado ir a verlo después de tan mala actuación. Estaba claro que no lo habían dejado morir como penitencia, no se merecía ir a los salones y Tempus le daba otra oportunidad de enmendar su error. Él no era un guerrero, eso lo sabía, había muchos mejores y más duros que él. Tempus no solía tener clérigos, los había pero no eran tan comunes como debían ser los seguidores. Aun así no consiguió apaciguar su sangre, quería volver a demostrar su valor aunque necesitaba entrenar más antes de poderse volver a enfrentar al afeminado. - Hay que entrenar más parece - Intenta sonreir- Tempus aún no me quiere en sus salones y su voz aún debe resonar por los campos de sangre de parte de su clérigo y seguidor.

Norwan se incorporó, le dolía el cuello. Estaba bañado en sangre y aún tenía un poco de agujero donde la espada había penetrado. Respiró profundamente y tosió, no estaba en muy buenas condiciones. - Vallamos a por una cerveza, yo invito pues necesito reponer liquido parece. Luego iré a cualquier sitio donde haya posibilidades de una batalla.

Una mueca de pena aflora en mi cara cuando el clérigo se levanta. Según parece se encuentra bien, pero ha estado cerca de no contarlo. Me preocupa la suficiencia con la que el espadachín ha vencido al clérigo. Cuando parece haberse repuesto, sonrío y le tiendo el brazo en señal de camaradería. -Tendremos que hacernos mas poderosos juntos, compañero.-Digo con una sonrisa de oreja a oreja.-Tu dios y mi maestro se habrían llevado bien. Vamos a por cerveza.

Norwan aceptó el brazo que le tendían y sonrió, parecía haber encontrado un compañero de aventuras con el que se llevaría bien. Segun iban dirigiéndose a la taberna - Dime Dovahkiin que pretendes encontrar en tus viajes? yo sólo deseo servir a Tempus cuyos objetivos son claros pero y tu? - En verdad le importaba más bien poco mientras el hombre fuera digno de ir a su lado. Si realmente se hacían fuertes juntos sería algo digno de cantar por los futuros trobadores.

¿Que le pido al destino? ¿Que busco en la vida? Cualquiera podría contestar a esa pregunta sin dudarlo... Cualquiera menos yo.

-Es largo de contar y creo que lo narrare mejor con una buena cerveza en la mano.-Llevo de forma casi inconsciente mi mano derecha a mi colgante en forma de punta de flecha.-En resumen busco gloria y poder para servir a mi amo y maestro, de ese modo el me hará mas poderoso y una vez logrado esto podre salvar a mi hermana donde quiera que se encuentre. Dicho esto, empiezo a caminar hacia la taberna.-Vamos, te daré mas detalles ahora, mientras decidimos a dónde ir.

Camináis rumbo a la taberna, con paso tranquilo tras un duelo que había acabado de manera inesperada, en busca de buena cerveza con la que acompañar una conversación que prometía ser interesante. Cuando llegáis a la taberna veis la puerta abierta y las sillas y las mesas tiradas por el suelo, algunas de ellas rotas, y una mirada hacia el interior revela los causantes de ese atropello. 

En el interior se encuentran tres hombres, con corazas brillantes coloreadas de rojo carmesí, uno de ellos en actitud desafiante para con el tabernero, los otros le cubrían la espalda. - ¿Dónde están los aventureros que han defendido la ciudad, viejo? - se escuchó desde fuera de la taberna - Canta antes de que a mi espada le de por atravesarte.

Norwan se había relajado un poco después del encontronazo, molesto como estaba con sigo mismo la perspectiva de salir en busca de aventuras con la intención de mejorar en su camino de guerrero le había ilusionado. Cuando llegó a la taberna donde tan bien los había tratado aquel tabernero, casi se lanza de cabeza contra aquellos locos. Antes de entrar y lanzarse, decidió curar sus heridas pidiendo ayuda rápida a Tempus pues aún notaba las heridas producidas por Leonardo y no quería dejar toda la diversión a Dovahkiin. Cuando terminó de rezar miró a su compañero. - Vamos? Parece que nos buscan - Dio un paso al frente si no les habían oído entrar. - Eh cerdos dejad empaz a ese hombre pues si buscais a dos hombres de pelo en pecho aquí estan amantes de orcos!

El clérigo no deja de asombrarme. Un hombre que acaba de ver la muerte de cerca, tan de cerca que casi no vuelve, y ya está deseando partirse la cara con los primeros que encuentra. En este caso tienen toda la pinta de ser un grupo de garras rojas con ganas de divertirnos y morir jovenes de forma violenta. Una lástima.

-Creo que nos buscan a nosotros, amigo clérigo.-Digo mientras desenvaino.-¿Podemos ayudarles en algo?-Añado mirando a los garras rojas. En ese instante, activo mi aura para dañar a quien nos ataque.