Partida Rol por web

Mientras estaban en la mesa conversando en un tono de cuchicheos el hombre y las dos mujeres, se acerco aquel que estaba ofreciendo una recompensa por eliminar a los Gnoll, invitandoles a participar en la partida que estaba formando con una sencilla pregunta, el silencio se hizo un instante en la mesa mientras los presentes en la mesa se miraban, por lo que Liondel intervino sin esperar a que se produjese un silencio mas largo aun.

Deconocia si las dos mujeres con las que estaba sentado podían estar si quiera interesadas en dicha oferta y aunque entro circunstancia habria apostado por que Eralissa habria aceptado el trabajo de buena gana, ahora parecía tener preocupaciones mucho mas importantes. Desconociendo tambien si podría tener el trabajo alguna relacion con los Rantanos a tenor de lo mencionado por Eralissa anteriormente se limitó a responder a éste intentando dejar una puerta abierta, no sin antes aprovechar la ocasión para lanzar un comentario con intención de examinar la respuesta de los distintos oyentes.

Antes de responder a Declan poso su mano sobre el brazo de Eralissa y lanzo un puntapie muy suave a Ammaranza siguiendo a continuacion su respuesta en un tono bien audible -Al parecer el Rey va a tener motivos sobrados para disolver la Orden de los Rantanos, pues estais afirmando que los Rantanos no hicieron bien su trabajo.... Y a tenor de lo que pagais, esos Gnoll deben de estar causando molestias desde hace mucho tiempo sin que los Rantanos les paren los pies.... Creo que deberiamos meditarlo buen hombre y mas sabiendo que otros mas capaces no han podido con ellos, lo que me hace pensar que el sueldo sea tal vez algo bajo y mas cuando son solo riesgos y no cobraremos hasta le vuelta..... ademas, por lo que veo vos intentais sacar buena tajada de esto, por que si los fondos que os han proveido son para pagar hasta 7 hombres, 450 monedas, no veo por que motivo no aumenar la paga en el caso de que sean menos de 7 los contratados, puesto que si sobreviven menos de los contratados, sacariais tajada igualmente, lo cierto es que sacais una buena tajada en cualquier caso. Yo preferiria algo por adelantado y una suma total por solucionar un problema a repartir entre los que sobreviviesen y por supuesto no pretendo deciros como hacer negocios, pero puesto que mi forma de hacer negocios difiere de la de vos, tal vez deberiamos intentar llegar a un acuerdo  razonable en el caso de que ambos deseasemos y nos intersase hacer negocios.

Se recostó en el respaldo de la silla y bebio un buen trago de mosto - Ahhhh! esperando con cara de satisfaccion tras el trago, la actuacion de aquel hombre.

Tenia la suficiente experiencia para saber que un buen argumento no era suficiente para demostrar a nadie que tenia razon ni obtener con ello ventaja en una negociacion, pues era consciente que otros factores influian tanto o mas, pero le habia soltado por la boca suficiente material para que pensase durante un rato, con un poco de suerte todo lo dicho podria desestabilizarlo, entonces seria suyo y en el caso de que se decidiesen a trabajar con el, tendria garantizado un trato preferente con ellos 3.

Yo no he dicho que los rantanos no hicieran bien su trabajo ni que los gnolls lleven mucho tiempo en la ciudad ¿De dónde te sacas eso muchacho?. Fue ayer cuando llegaron noticias del asalto de los gnoll a Valleprofundo, los mismos gnolls que los Rantanos consiguieron expulsar de los bosques de éste cerro, y la victoria fue aplastante, por eso solo se necesita una patrulla de aventureros... y no vamos a dar ni una moneda por adelantado ¿Quién nos dice que si os damos cien monedas de oro no desaparezcáis con éstas. Y si, si la patrulla es de cinco personas, el dinero para los otros dos sería repartido, y así lo haríamos con el dinero de los muertos... - Dijo con una voz chilona, irritado.

Ese hombre, aunque algo desaliñado, con el pelo largo de color castaño claro, hasta los hombros y la barba algo descuidada, parece joven, y no mucho mayor de los veinticinco años.

Vestido de ropas de un color verde oscuro, con un pañuelo rojo carmesí alrededor del cuello, que se deja caer hasta el centro del pecho. Una banda de cuero marrón oscuro le cruza el pecho de derecha a izquierda, con múltiples envolturas para viales y pociones, al igual que una vaina, dispuesta hacia abajo para una daga, de modo que se pueda coger rápido con la mano izquierda.  Sobre su cabeza tiene un sombrero de color marrón, blando con el ala derecha doblada y sujeta a la copa con un broche.

Sus ropas son una camisa de botones gris, ceñida, con un cuello que sobresale sobre las ropas que tiene encima, cota de mallas con guanteletes en ambas manos y placas metálicas que cubren el hombro izquierdo y la parte inferior del cuello, de un material ligero, que hace que no pese mucho más que un camisote de mallas de acero normal; un chaleco verde que no cubre totalmente el camisote de la armadura de mallas, que se abrocha con cintas y botones. También viste unas botas resistentes, pantalones de cuero y un cinturón del mismo material, así como una capa de cuero, que envuelve el cuerpo en el invierno.

A su espalda asoma una exótica vaina para una espada élfica, hacia arriba, que liberan la hoja con la presión, de modo que la espada queda atrapada y solo si presionas hacia adentro se libera la hoja. También a través de un cinto se sujeta una ballesta pesada de repetición con arco de acero, y un carcaj, a nivel de la cadera, con virotes para la ballesta.

Agacha la cabeza tras escuchar a Ammaranza, con la mirada perdia en la mesa. Se siente decepcionada pero en el fondo puede entenderla. No tenía por qué pensar igual que ella, y menos aún sacrificarse por algo en lo que posiblemente no creía. Ni siquiera podía apelar a su amistad. Aunque habían congeniado bien, sólo habían pasado unas horas desde que se conocieron.

- Tienes razón, no tienes por qué quedarte - fija la mirada en sus ojos marrones, sonriendo sinceramente - hagas lo que hagas te estaré siempre agradecida, aunque me encantaría que te quedases conmigo. Tenemos muchos sitios que visitar y mucha gente a la que buscar. Será mucho más fácil con tu ayuda. - guarda silencio al ver a los recién llegados y los examina exhaustivamente. Poco después, es Liondel quien se levanta para hablar con el hombre que ofrece el trabajo -  Creo que sería buena idea aceptar ese encargo - dice en voz baja sin dejar de mirar hacia la mesa donde el que hasta ahora se sentaba con ellos intentaba sacar una recompensa mejor - Esa gente necesita ayuda, y debo acudir. Además, no me queda demasiado dinero, y la habitación no se paga sola - Toca su bolsa con una mueca de desagrado - No creo que hacer ese trabajo me impida ir esta noche al barranco del Cerro de la Loba para hablar con Garl Tum

Al cabo de un rato aquella mujer morena que se habia ido a su habitacion regreso, y la ropa tosca marron que llevaba habia desaparecido, ahora llevaba una túnica de seda blanca sin mangas que dejaba intuir su figura pero no permitía que se viera nada, salvo parte del gran tatuajes de dragón dorado que tenia en su espalda. se puso alguna de sus joyas, solo un anillo de oro en forma de dragón que se enroscaba a lo largo de su dedo. su pies los viste con unas sandalias doradas y un pequeño tatuaje también de un dragón dorado en el tobillo, y todavia llevaba su copa de vino en la mano. Parecia otra persona, y no solo por la ropa, tambien parecia mas relajada y de mejor humor.

Akeelah camino  a la barra fijandose en las nuevas personas que habia en la taberna, en verdad no conocia a nadie alli, y debia remediarlo, asi que se puso en la barra pensando con quien deberia hablar.

Bueno, a ver qué tenemos por aquí, los que ya sepan que vienen a la misión y los que aún no están seguros - haciendo énfasis en el trío que estaba hablando por su cuenta en una de las mesas - vamos a ver de qué recursos disponemos para la tarea ¿Alguien es mago, hechicero o algo por el estilo? ¿Tenemos a algún sanador en el grupo? En la mayoría de los casos son casi más importantes que una buena espada...

Parecia que se estaba hablando sobre el trabajo de los gnoll, era una suerte que Akeelah hubiera bajado en ese momento- Yo soy maga - dijo avanzando con pasos seguros hacia el hombre que había preguntado, pues hablaba como si fuera a ser el líder de la misión,o al menos como alguien que sabía lo que hacia.-Mi nombre es Akeelah,y soy maga, acompañaré al grupo - volvió a repetir cuando estuvo justo en frente del tipo del sombrero y aspecto extraño.

Seguía apoyado en la barra, dando un sorbo de su copa de vino, absorto en sus recuerdos de Ganthya y su tierra natal. La mujer morena de rasgos fuertes volvió de las habitaciones con un nuevo atuendo, una túnica blanca que marcaba sus curvas y dejaba ver un gran tatuaje de un dragón en la espalda y otro más pequeño en el tobillo.

Norwan se puso tenso al instante y la copa de vino resbaló de sus manos, chocando contra el suelo con un sonido metálico y formando un pequeño charco rojizo. Con los ojos fuera de sus órbitas se encaró a la mujer.

¡Tu! ¡Mujer! ¿Que significan el tatuaje del dragón en tu piel? - espetó con voz grave y desafiante, salpicando de saliva a Akeelah. - ¿Eres seguidora de los dragones de las montanas de plata? !No me mientas! ¡Esos tatuajes te delatan! ¡Morirás aquí y ahora! ¡Tempus así lo ordena!

Dicho esto se puso en guardia baja, echando mano de su hacha y aferrando su escudo. Por las precauciones que tomaba parecía que su enemigo fuese algo temible. El no había luchado nunca con los seguidores de los dragones, pues la última guerra sucedió antes de su nacimiento y los siguientes encontronazos fueron menores. Pero por las historias que le había contado el sumo sacerdote Thuraban, era terribles hechiceros que podían envolver en llamas todo un poblado con un simple gesto de sus manos.

Ammaranza resopló, se sentía acusada por aquella mirada, como si le estuviera diciendo que era mucho mejor que ella, y eso comenzó a irritarla necesito beber algo yo no he dicho que fuera irme a ninguna parte, no he dicho eso lo recalcó porque era cierto, tal vez se fuera mañana y Eralissa tuviera razón, pero de momento de su boca no habían salido tales palabras y no tienes que darme las gracias por nada, no he hecho nada por ti no sabía porque le hablaba así, habitualmente era mucho más diplómatica y era capaz de controlar situaciones como esta, así que optó por cambiar de tema.

Acercó de nuevo su cabeza a la de la otra joven además, no creo que sea buena idea ir pregonando lo de Garl Tum, por lo que sabemos el rey lo busca, y ya no sólo puede traer problemas a quien se ponga de su lado, sino que si alguien partidario del rey se entera donde va a estar podría causarle problemas no es que le importara demasiado la seguridad de Tum, pero ese argumento le pareció más convincente frente a la chica de ojos azules.

A su alrededor parecía que el dinero llamaba a muchos a ayudar a los algodoneros, a la semielfa no le interesaba en absoluto, unos gnolls a punto de matarla una vez a la semana era suficiente para ella. Y aunque no le sorprendió, no le gustó que Eralissa aceptara la propuesta. No, no tienes que ir seguía cerca, así que prefería usar un tono de voz suave y bajo tienes y puedes  hacer lo que quieras y en este caso sería ir, pero no estaba de más recordárselo aunque las palabras cayeran en saco roto.

La visión de la mujer que se había presentado como maga la distrajo, y no por su llamativo aspecto, sino por la copa de vino que bebía. Desvió la mirada para reconocer con un poco más de atención al resto de viajeros que se habían citado en la posada.

Pero claro, pedir más de un minuto de tranquilidad seguida era demasiado, además, esta vez la cosa parecía ir en serio, aquel hombre no parecía ser de los que dejaba caer una buena bebida así como así, de hecho no le hubiera sorprendido verlo con ella en una mano y el arma en otra. Rápidamente se puso tensa, pero de momento su intención no iba más allá de permanecer como una mera observadora de aquel conato de pelea.

Akeelah miro con una fría mirada a aquel desagradable hombre que la amenazaba. Luego dio un pequeño sorbo a su copa de vino, y con ella en la mano volvió a dirigir su atención al tipo armado, y con una voz segura y sin ápice de miedo le contesto tranquila, sin hacer ningun gesto amenazante - No se quienes son esos adoradores de las montañas de los que hablas, Soy Akeelah de Telan, seguidora del gran Shapas, ignoro a que dragones adoran esos de los que hablas, pero los poderosos, nobles y buenos Dorados son mis hermanos y antepasados, y así les rindo respeto. Algo que tal vez desconozcas, pues estas aquí amenazando a una mujer desarmada he indefensa, que no te ha hecho nada a nadie, y de la que solo sabes que se ha ofrecido a ayudar a este pueblo con su problema con los gnoll.

Los gestos y la fría mirada de la mujer no consiguieron otra cosa que enfurecerlo todavía más. Akeelah contestó con palabras tranquilas y seguras, desmintiendo que su fuese una de los seguidores de los dragones que tanto habían atormentado al pueblo de Norwam. Este se quedó por unos instantes pensativo, mirando fijamente a los ojos de la mujer, todavía con el escudo en alto.

Por lo que has dicho antes, eres una maga. Igual que los seguidores de los dragones. ¡Que casualidad! - volvió a bramar, haciendo saltar saliva de su boca -. No creo que un mago este indefenso sin armas, no me insultes, no soy ningún tonto. - de reojo miró a Karcos y a Cyril - ¿Alguno de los presentes puede corroborar su historia? ¿Existen los Telan y ese dragón dorado llamado Shapas?

Según le contó el sumo sacerdote Thuraban, los dragones a los que temían eran negros y rojos, no dorados. Desconocía la existencia de sierpes de tal color hasta que vio la del nuevo rey esa misma mañana. Se quedó esperando una contestación, todavía en guardia delante de la mujer.

Yo he leído sobre Telan, es una tierra de desiertos, lejos de aquí, su realeza parece ser que es descendiente de los dragones dorados o algo por el estilo... pero según he oído, solo la realeza de Telan tiene derecho a aprender los secretos de la  magia... Quizá tengamos ante nosotros alguien de la familia real Telanita,  y por lo que he oído, Telan tiene el mayor ejército de dragones dorados que se haya visto nunca, arrasarían con éste reino en a penas unos días para encontrar al responsable de la muerte de un miembro de la familia real.

Aunque no tenía intención de meterse entre un fanático de Tempus y un mago por la mañana, la situación puso a Cyrill y a Karcos en medio de la discusión, lo que aprovechó para tratar de calmar los ánimos.

Ante la confirmación de Kargos de que existían los Telan y que nada menos que eran de la realeza, Norwan bajo el escudo, colgando su hacha de nuevo en el cinto.

Por tu bien espero que tus palabras sean ciertas. De todas maneras no te quitaré ojo. Veremos si eres de fiar cuando nos veamos las caras con los cara perro. - Se quitó del camino de Akeelah, torciendo el labio con gesto de disgusto. Recogió la copa caída y la volvió a llenar de vino, dando un largo sorbo.

Aquí no ha pasado nada, sigan con lo suyo. - dijo con voz alta y ruda, al aire, para que lo oyeran todos.

Has oído hablar poco de Telan: en medio del desierto, junto a un gran lago de agua dulce, se encuentra la ciudad de Telan, capital del reino del mismo nombre. En la ciudad hay una pirámide gigante, Desde donde el rey de Telan gobierna, y puede comunicarse con los dragones. En lo mas profundo de la pirámide, en un lugar secreto hay un portal, un portal a otro mundo habitados por los dragones buenos, Solo los dragones pueden abrir el portal para pasar a este mundo, pero el rey con su magia tiene poder para usarlo para hablar con ellos.  Los dragones dorados son consejeros y guías del rey cuando es preciso. Después de todo esos dragones tienen la esencia de los anteriores gobernantes.

Aquel hombre no hacia mas que ponerse en evidencia delante de toda la taberna, escupiendo y babeando como un animal,Akeelah nego con la cabeza.-Solo tengo una copa de vino a medias en mis manos,de la que ya no puedo beber por culpa de tus babas, no he traido nada que me sirva para hacer magia, ademas, esta taberna es encantadora, y no quiero que pase nada en ella,he venido en paz. ah!! y yo no he dicho que Shapas fuera dorado, pues los dorados veneran tambien a Shapas, el dragón cuyas escamas brillan con el fulgor de las estrellas.- Luego miro al hombre del sombrero extraño con desaprobacion - Gracias, pero no es necesario mentir, Los dragones dorados, no matarian indiscriminadamente a personas inocentes, pero estoy segura de que en este reino se castiga a los asesinos.

Liondel se quedó en su silla recostado y bebiendo tranquilamente el Mosto que le había aconsejado sabiamente Tymora mientras observaba al contratante como se alteraba, era casi divertido ver como aquel personaje que no podía denominarse de otra forma perdía el control de la situación. Mientras escuchaba a aquel hombre alterado al mismo tiempo que daba un sorbo a su jarra, aprovechaba para observar a los dos hombres que habían entrado a la posada, pues uno de ellos, el del sombrero, le recordaba a las gentes de limperio Gadai, por un momento pensó que podría tratarse de alguien enviado por el gremio, pero aún no tenía la certeza de que eso fuese así, por lo que separo la jarra de sus labios, descendiendo ésta nuevamente para devolver la mirada al hombre que le estaba tuteando en un tono poco educado. Sin levantarse de la silla y mientras sostenía la jarra en su mano, con una leve sonrisa en la cara y un tono exageradamente suave y tranquilo le respondió

-Os agradezco el piropo que me habeis lanzado al llamarme muchacho, lo cierto es que hubiese preferido que me lo hubiesen dicho estas dos damas que me acompañan en éste momento, así que solo por ellas os pido que cuideis vuestros modales. Pero volviendo al asunto que nos ocupa, que quereis que os diga buen hombre? me parece que ofreceis una suma bastante importante de dinero como para que no sea algo peligroso y urgente para quienes representais y particularmente yo no me juego la vida de forma gratuita, sigo vivo a mis años por eso, pues si vos no os fiais de las personas a quienes contratais, por que deben fiarse estos de que vos le pagareis todo lo que habeis pactado con anterioridad?..... ya sabeis mi postura buen hombre, si no siempre podreis acudir a los Garras Rojas.

Le hubiese gustado añadir a lo anterior que se relajase y dejase que la sangre de su magna cabeza volviese a su estomago, lugar donde le haría buena falta, pero prefirió callarselo, eso podría haber provocado mas ira en aquel personaje, avocando a un enfrentamiento quizas, que pese a que a su juicio no suponía ningún tipo de desafío, no deseaba, pues él no era ningún asesino.

Por otro lado y por lo que estaba escuchando al otro lado de la posada, había alguien que si estaba perdiendo el control de la situación.... intuía que la atención de los presentes se estaba centrando en aquel lugar de donde provenían las acusaciones y aquella negociación con el contratista comenzó a dejar de tener importancia en ese instante.

Al escuchar lo de las Garras Rojas, se tornó sereno, sonrió, con la respuesta perfecta para la lengua que le irritaba, pues tenía algo de información que la mayoría desconocía. - Quizá debería llamar a cierto Gremio de cierto reino más allá de cierto mar donde tengo ciertos contactos para el trabajo, guardián de los Secretos. Allí están locos por volverte a ver y darte la bienvenida. ¿No te parece buena idea volver a ver a tus viejos amigos?...

Seguramente prefieras aceptar el trabajo y que olvidemos éste asunto, ¿verdad... Liondel? - Lo más curioso es que no recordabas haberle dicho tu nombre.

"Caraperros? Tu si que pareces un perro." pensó Akeelah mientras el baboso barbudo se marchaba, luego dejó su copa de vino sin acabar en una mesa, y pidió dos copas de vino nuevas, una se la tendió al desconocido que había intervenido a su favor,- gracias otra vez, es bueno comprobar que en este reino hay gente buena, dispuesta a ayudar a otra persona.

Os ayudaba a ambos, estoy seguro que el pueblo de Norwan tiene razones suficientes para recelar a los que llama seguidores de los dragones de las montañas de plata. Vamos, ahora somos compañeros, puede que en un par de días nuestra vida dependa de cualquiera de los demás, lo mejor es que nos sentemos, nos conozcamos un poco y tengamos una estrategia contra los "Caraperro" - Dijo mirando a Norwan, esbozando una sonrisa.

Toma una silla, que aparta para Akeelah, pues aunque no es ningún tipo de caballero ni nada por el estilo, pero sabe agradecer una copa de vino con cortesía. Dio un buen trago y apuró la jarra - prefiero algo de cerveza, no me gusta mezclar el vino y la cerveza.