Partida Rol por web

Los pocos estudiantes que quedan se encuentran que el infierno se ha fundido con la tierra, que los profesores que deberían cuidarlos son ahora sus peores enemigos y que sólo pueden contar unos con otros para sobrevivir.

El plan se desarrolla punto por punto...

Despertáis a la vez y abrís los ojos. La luz no os hiere así que deducís que estáis en algún tipo de complejo subterráneo...

Realmente estáis en una caverna circular de unos veinte metros de radio;  en el centro hay dibujado un triángulo en el suelo, en cada vértice hay un poste de madera de un metro de alto clavado al suelo arenoso, y tenéis las manos sujetas por una cadena cada uno a un poste. No hay nadie ocupando el tercer poste.

La caverna está iluminada con braseros en el centro y antorchas en las paredes.

Dentro del triángulo hay unos huesos negruzcos entre los que destaca una calavera con colmillos.

En la sala hay otras tres figuras, una de ellas es el tipo que saltó desde el techo y os dejó inconscientes, los otros dos son un hombre y una mujer horriblemente feos con mandíbulas muy desarrolladas, sobre todo los colmillos...

Si no fuera una locura pensaríais que son vampiros... pero ¿que de esto no es una locura?.

-Uno pasa años creandose un culto maligno con una decena de cultistas para que dos chavales los despedacen en unos minutos, que decepción, qué decepción- El tipo os habla en tono de guasa.

-Pero bueno, os explico un poco de que va esto, si alguno de vosotros hace el más mínimo gesto de escapar... mis guardias harán muuucho daño... al otro...-ahora se dirige a ellos-cortad una oreja o sacad un ojo, sed creativos.-

-Si me hacéis un favor, igual soy magnánimo y os dejo vivir, ahora en cuanto venga la profesora con el resto de vuestros compañeros os explicaré de que va esto.-

Despertarse atada no es agradable, aunque hubiera una cama por en medio. El tio que les habla le da repelús y los otros dos no ayudan a mejorar la situación.

- Son vampiros...- dice lo más bajito que puede a Andrew. Le observa atentamente para saber si está bien o si sólo tiene un horrible dolor de cabeza como ella. De momento no tiene intención de escapar, para empezar no sabría cómo y encima no tenía su hacha. ¿Y el hacha? Mierda, necesitamos armas si queremos salir de aquí... De la forma más disimulada posible busca el hacha y la azada, o cualquier cosa que les pueda ayudar. Está enfadada, todo iba genial hasta que el tipo ese les atacó por la espalda. Puto cretino, justo cuando Andrew se había decidido! Intenta que no se le note el enfado en la cara, prefiere que piense que está pálida de miedo, aunque después de la masacre a sus seguidores no cree que los tomen por dos chiquillos indefensos. Pero todo es intentarlo.
- ¿Nuestra profesora?- dice con vocecilla inocente - ¿Qué pinta ella en todo esto?- Elizabeth reza para que el tópico de que los malos explican todos sus planes a los buenos sea verdad.

Abro los ojos, aún en la reminiscente excitación de aquel beso apasionado con el que Eliz me había correspondido. ¿Habíamos caído inconscientes por lo exhaustos que estábamos? Pronto, una voz que me suena haber escuchado, y que no es la de Eliz, me despierta un poco más. Me froto los ojos, con la enorme sopresa de que mis brazos pesan más de lo normal. Finalmente, Eliz me trae totalmente de vuelta a la realidad. Mi mirada recorre toda la sala, ante mi enorme sorpresa. Encadenados. Mis ojos recorren a Eliz, en busca de alguna marca o algo, y al igual que yo, está aprisionada. El que parecía más inteligente de los tres, abre la boca. Sus amigos eran mucho más feos que él, y poseían una dentadura que sólo había visto... En las pelis de vampiros. Los comentarios que aquel cutre trajeado hacía, me subieron la moral, por lo que no pude evitar sonreír. Y casi responder, pero la inmovilidad de Eliz, hace que me retracte. Escucho en silencio, mientras mis ojos siguen barriendo toda la sala. Sala circular, tres postes de madera. Eliz y yo en dos, falta un tercero. O una tercera, que acabarán siendo nuestros compañeros. ¿Sólo queda vivo uno... de todos los demás? Ahora, me distraen las palabras del trajeado, que habla de nuestros profesores. No puedo evitar golpear el suelo con un pie, enfadado. Esos malditos profesores... ¡Joder! Pero entonces... ¿Por qué nosotros? ¿Qué mierda significa esto? Empezaban a acumularse muchas dudas en mi cabeza, hasta que Eliz las interrumpió con su verdad. ¿Vampiros? ¿Vampiros de verdad? ¿Esas tres cosas? Esto empezaba a ser ridículo. Arañas demoníacas, encapuchados fanáticos, ahora vampiros... ¿Y lo próximo que sería? ¿It? Sólo, que Eliz, no mentía. Así que me estaba diciendo la verdad. Algo recordaba sobre los vampiros, pero no estaba muy seguro de qué o cómo hacérselo para acabar con ellos. Y de pronto, tengo una imagen. Vale, muy bien... Sólo tienen que darnos una oportunidad para hacerlo. Y serán ceniza. Sonrío a Eliz, ampliamente, y le guiño un ojo. Tenía que transmitirle seguridad. Lo que más me carcomía por dentro, era el hecho de que no podría interponerme entre esos bichos y ella si decidían hacer cualquier cosa, por lo que empiezo a pensar en alguna alternativa. La cadena no puedo romperla. Puede que el poste sí. Vale, ya había focalizado mi atención en uno de los elementos que nos rodeaban.

Eliz habla, parece que toma una posición débil frente a ellos. Debe ser un engaño, pero ese trajeado... Es el que habló antes. Ese tipo sabe de lo que ella es capaz. ¡Claro! ¡Claro! ¡Claro! Eliz y su truquito de aire. Esa debe ser nuestra última carta. Y ahora... ¿Cómo hago para cargarme el poste sin que estos se enteren? Mientras Eliz los distrae con sus preguntas, urdo mi plan.

Izzie siempre ha sido una cabra loca. Enérgica, divertida, imaginativa. Medio suicida. Una vez leyó algo sobre agujeros negros que atraían todo lo que había a su alrededor y se sintió terriblemente identificada. Siempre de un lado para otro conociendo gente y, casi siempre, riéndose de ella. Le gusta pasárselo bien; qué se le va a hacer. Pero siempre ha tenido una constante. Siempre. Desde que recuerda tener razón, su ángel guardián ronda cerca. Quizás no se le vean las alas, pero va revoloteando por ahí con su pelo rubio y sus patadas de kárate.

Se llama Annie y es su mejor amiga.

Por eso, cuando dice todas esas cosas bonitas sobre provocar y mascotas que no vienen mucho a cuento, pero que a la morena le suenan como una oda a la amistad debido a las circunstancias, le entran ganas de volver a ser la niña pequeña que nunca creció y decir que quiere volver a casa, olvidar que ha matado a sangre fría a una chica y que ahora mismo está viendo una... una...

Espera, ¿qué es eso?

Por un momento piensa que no hay mejor manera de cortar el melodramatismo que la envuelve en ese instante, pero después frunce el ceño y señala el lugar. Hay una chica con el pelo extrañamente blanco. Joder, qué mal le queda, piensa. Después se da cuenta de que está al lado de un hacha. Y, mucho más tarde, logra acertar en que ningún vampiro puede verla. Y, bueno, Derriere tampoco. No lo entiende. Simplemente, no lo entiende. Mira a Casey, señalando el exterior, y entreabre la boca para decir algo.

- ¿Has visto... -se gira de nuevo hacia la ventanilla. Ya no hay nada-...eso?

Un momento de silencio, y ya cree que está loca. Pero el melodramatismo se ha esfumado, y ya sólo queda una creciente sensación de que está cada vez mejor. Eufórica. Y, joder, no se ha metido coca, que ella recuerde. Parece capaz de todo, y si no estuviera rodeada de gente que quiere matar a sus compañeros, seguramente saldría saltando y corriendo a causa del subidón. Lo piensa durante un segundo, pero el jeep arranca y ya no tiene posibilidades.

Cuando bajan del jeep, sigue a Derriere sin mediar palabra. Tiene que tragar saliva cuando ve todos los cuerpos mutilados y controlarse para no coger las malditas armas, pero consigue coger la linterna que su antigua profesora de biología le tiende sin temblar. Quién lo iba a decir de la mosquita muerta, piensa. Si al final estas son las peores. Puta.

Miedo. Es lo único que soy capaz de sentir desde el mismo momento en el que siento mis posaderas en el asiento trasero del jeep, al lado de Izzie, hasta la vuelta a las ruinas. Miedo acompañado de un sin fin de escalofríos que provocan que me estremezca exageradamente, y una...una...sensación de helada soledad. Izzie me parece muy distantes, sobretodo cuando señala fuera y pregunta si he visto algo que no he visto.

Kilómetros me separan de ella y de Annie, y ahora me doy cuenta, porque sus manos están manchadas de sangre. Y es lo que me da miedo.

Eso sí, aún me fío más de ellas que de la profe y sus compinches colmilludos. Bajo detrás de ellas, al tener ambas las linternas, vigilando en todo momento mis espaldas. Durante varios segundos, en mi mente he imaginado que los cadáveres mutilados de la entrada se levantarían...Y me han disuadido de arrearme a hostias con todo y salir corriendo, por si me los encontraba.

Vuestras miradas se juntan durante un momento... y empezáis a mirar los vampiros que os vigilan buscando armas.

Ambos postes son de madera, y están clavados al suelo arenoso (y suponéis que luego de tierra o roca), luego de ellos parten unas cadenas que acaban en unos grilletes que os atan las manos. Los postes no parecen arrancables de cuajo, están muy firmemente clavados.. pero igual Elizabeth  disimuladamente los puede soltar con su control de sombras.

Otra arma cercana son los braseros y las antorchas de las paredes.

De repente ¡Os dais cuenta que estáis escuchando los pensamientos del otro...!

Cuando Andrew piensa en romper los postes y escapar de repente por un instante se le nubla todo y...

Andrew arranca el poste de un tirón, fuertemente y se prepara para atacar a los vampiros... cuando en ese momento el vampiro que guarda a Elizabeth ve lo que hace el muchacho y la agarra por los brazos y se la lleva hacia él...

Andrew se lanza a por ese vampiro pero no puede atacarle porque tiene a Elizabeth en medio... y tropieza por la zancadilla que le pone el vampiro de detrás.

Después del doloroso golpe contra el suelo levanta la vista incapaz de ponerse en pie ya que el vampiro le sujeta pisándole desde arriba soltando una carcajada, mientras tanto su amigo golpea a Elizabeth en la cabeza para dejarla un poco aturdida y moviéndole el cuello hacia la derecha, clava sus incisivos en su cuello.

La sangre resbala por el cuerpo de la pelirroja, mientras el vampiro desgarra aún más su cuello, la brujilla se estremece dolorosamente y lágrimas escapan de sus ojos, incapaz de soltarse...

Su cadáver sin vida, desangrado cae al suelo...

Con un escalofrío ambos regresáis al mundo real, habéis compartido la visión... una no muy alentadora.

Bajáis por los túneles alumbrandoos con las linternas, revelando grotescas composiciones de calaveras y huesos clavados en las paredes, sin embargo la profesora y vuestros captores pasan a su lado ignorándolos...

Afortunadamente estáis las tres juntas. Wash parece en otro planeta.

Entráis en una caverna circular de unos veinte metros de radio;  en el centro hay dibujado un triángulo en el suelo, en cada vértice hay un poste de madera de un metro de alto clavado al suelo arenoso, y con las manos sujetas por una cadena cada uno a un poste están Elizabeth y Andrew, ambos están muy manchados de sangre pero no parecen heridos, se están mirando entre ellos con cara rara. No hay nadie ocupando el tercer poste.

Dos vampiros vigilan a Andrew y a Elizabeth, uno detrás de cada uno.

La caverna está iluminada con braseros en el centro y antorchas en las paredes.

Dentro del triángulo hay unos huesos negruzcos entre los que destaca una calavera con colmillos.

Un tercer vampiro se acerca a vosotras nada más entrar.

De una de las entradas en la caverna, entran la profesora Derriere seguida de Annie, Wash y Lizzie que está sujetando a Casey, que parece alucinada, aparte otros tres vampiros las siguen.

-Vaya Tea, tan eficiente como siempre...- y planta un pico en la boca de la profesora ¿cual de ellas es la que nos vale?, la tercera que cierra el triángulo.

La rubia más bajita, Casey, es la que tiene que hacer el ritual,

-Por cierto Darthok, dice cuando éste mira a Annie con ojos golosos- no te pongas a beber ahora que tenemos nuevas reclutas, y hasta han pasado la prueba de admisión;

-Te presento a Annie y a Izzie, las nuevas, colaborarán con lo nuestro, todos estarmos contentos, nadie más morirá... bueno nadie de los alumnos claro, y todos contentos. Una cosa más ¿Dónde esta Miller?.

-Escapó cuando me fui a capturar a los otros dos, ahora será pasto de las arañas...-

-Bueno, el plan va saliendo mejor de lo que esperaba y tenemos nuevas cultistas mucho más guapas que las anteriores...- mira a Izzie y a Annie con una mirada pervertida- bueno chiquillas, aquí hay recompensas sin cuento para las leales y dolor absoluto para las traidoras, id llevando a Casey a su lado del triángulo... ahora iremos con los versos que tiene que recitar y vigilad a todos... tu negrito, a ese rincón- dice señalando a Washt... 

La visión la deja extenuada y un poco desesperanzada. Pero le alegra saber que no está sola en ningun momento, que puede hablar con Andrew y tal vez maquinar un plan mejor. Entonces llegan el resto. Desde luego, no suponen el séptimo de caballería, y no sabe porqué no confía en que Vance aparezca para arreglar el día. Si quieren hacer algo estaría bien que fuera antes de que aten también a Casey. Utiliza sus recién adquiridos poderes para comunicarse en secreto con Andrew, es la mejor baza que tienen ahora.

- ¿Crees que podemos confiar en las animadoras? Puedo decirles que cojan las antorchas y los braseros y empiecen a atacar mientras yo suelto los postes... Aunque también podría intentar empujar a los vampiros. - recuerda la visión y cómo Andrew se frenaba en ella para no hacerle daño - Escucha, si lo peor llegara, sálvate tú! ¡No vale la pena que muramos los dos! - intenta ponerle toda la ternura posible a ese pensamiento, intentando convencerlo - Además, tenemos que ayudar al resto. Me caen mal, pero tampoco quiero que mueran. Luego será divertido restregarles que les hemos salvado la vida.