Partida Rol por web

Escuchaba con preocupación a las palabras del Gran Hada. Atrás quedaban los juegos y bromas, engullidos por un problema mucho mayor. A mi lado, Fael aleteaba con nerviosismo, pero no dijo una palabra. Mila y Picca observaban completamente paralizadas, como la mayoría de presentes en el claro. Como yo. Esperaba espectante la respuesta del Gran Árbol Deku Jr.  ante tan terribles palabras. ¿Cual sería el plan de los sabios? Y, ¿Como podríamos salvarnos sin un héroe?

 Pero a pesar de lo que dijeran, yo ya tenía una solución. Sabía que no era precisamente el mejor Kokiri del universo, y que tampoco podría hacer mucho, pero desde el fondo de mi corazón pensaba -"¡Elegidme a mí! ¡Yo seré vuestro nuevo héroe! ¡Yo salvaré el Bosque Kokiri! Aunque tenga que dar mi vida, lo haré. Lo juro."

Aún así, sabía que nadie me nombraría. El hada terminaría de hablar, y el Gran Árbol Deku nos diría que todo estaba bien y que no nos preocupáramos, que todo se arreglaría. Y seguiríamos en el bosque, gastando bromas y jugando. Pero esta vez sería diferente. Lo sabía. Sin un héroe, el Bosque Kokiri acabaría cayendo también en la oscuridad.

-Los Sabios... permanecen en sus templos, leyendo los símbolos... Saria hace días que no responde a mi llamada. Temo que algo haya pasado. Envié a Mido a buscarla, pero tampoco hay señales suyas.

El Gran Árbol Deku parece cansado y sus hojas no son tan verdes como deberían. Sus raíces son profundas y ese Mal que crece en el mundo le está afectando más a él que al resto de árboles y no es algo que puedan evitar. Quizá el Gran Árbol Deku corra el mismo destino que su antecesor.

-No podremos esperar, Reina Fi.

El silencio se hace tras las palabras del Gran Árbol Deku. Asiente, pensativa, mientras se desliza alrededor. El poder de esa magia oscura esta presente pues allí por donde pisa la Reina Hada nacen flores, pero se marchitan a los pocos minutos o no tienen el color mágico que normalmente tienen.

-Debemos enviar a alguien.

De pronto, Fael, Kido, Mila y Picca notan la presión de la mirada de la Reina Hada sobre ellos. Les han "descubierto". No es que se hayan escondido muy bien y además... nadie puede engañar al guardián del bosque y a una reina con un poder tan grande.

-Tenemos unos pequeños espías. Fael y Picca, venid... y traed a vuestros amigos.

Mila se encoge tras los matorrales. Se van a llevar un buen castigo por hacer estado escuchando a escondidas algo tan importante... seguro que la ponen a lavar ropa o algo así.

-Ahora nos castigarán... si tengo que lavar ropa, tu lo harás conmigo... - susurra Mila.

El momento parece eterno, pero al fin los cuatro deciden salir del escondite en el que estaban escondidos.

-Mila, Kiddo... no me esp... - casi pueden ver como si negase con la cabeza, casi... porque no tiene - En realidad, sí que me lo esperaba... sobre todo de Kiddo.

Una "pequeña" risa hace retumbar el claro del guardián y hace que las hojas más marchitas caigan al suelo, cubriéndolo como si fuese un manto de hojas otoñales.

-Como veo que estáis ansiosos de aventuras... tengo una misión para vosotros, mis pequeños hijos... - quizá solo sea para librarse de los dos Kokiri y que no metan las narices en las conversaciones de los mayores, pero no lo demuestra - Envié a Mido a hablar con Saria, nuestra Sabia, pero no ha vuelto. Tendréis que adentraros en los Bosques Perdidos para llegar al Templo.

Una misión: peligrosa y atrayente para alguien como Kiddo al que le gusta meterse en problemas. La Reina Hada mira a sus pequeñas.

-Acompañadlos y que no corran ningún peligro.

Antes de que salgan del claro en pos de la gloria y del heroicismo, su padre les da un último consejo.

-Seguid la música u os perderéis...

Los bosques perdidos. Un lugar oscuro para todos aquellos que no saben como moverse por él. Las ramas de los árboles cubren el cielo y la luz de la mañana se refleja, entrecortada, en el suelo repleto de hierba verde humedecida por el rocío del amanecer.

Muchos se han perdido entre sus árboles y sus caminos y muy pocos han conseguido salir de él. Se dice que aquellos que se pierden en el bosque acaban transformados en horribles criaturas que no responden ante nadie, salvo ante el rey de todas las criaturas malignas.

Y allí están ellos, adentándose donde solo unos pocos kokiri se han atrevido... por no decir ninguno salvo Saria, por ser la Sabia, y Mido, por haber sido enviado por el Gran Árbol Deku. Una musiquita constante parece llenar el ambiente de forma tenue. Hay varios caminos y en solo uno de ellos parece que la música es más fuerte.

Fael suspira aliviada cuando la Reina no les castiga, solo era una mision, pero vaya mision. A Lost Woods nada menos.

Confiaba en los consejos de la Reina Hada, sin embargo no tanto en sus propias capacidades, aquel era un bosque intrincado lleno de dekus y sabia de la animadversion de los dekus y los kokiri, esperaba no tener que mediar.

Acercandose a una de las salidas afirma.

- Creo... que es por aqui... vamos, parece mas fuerte... la musica...

Escuché con estupefacción cómo mis deseos se hacían realidad ante mis ojos. Bueno, sólo en parte. ¡Pero era un comienzo! Como paralizado, me dirigí inmediatamente a Lost Woods en pos de Fael. Al llegar, inmediatamente podía oir la música que invadía el ambiente.

-¡Una mision! -exclamé entusiasmado. - ¡Fael, el Gran Árbol nos ha hablado, y nos ha encomendado una misión "muy importante"! ¿Puedes creerlo? ¡Hemos sido elegidooos, siii!

No cabía en mí de gozo, y ya avanzaba a pequeños saltitos por el bosque en dirección a la música, sin necesidad de que me indicaran por donde ir.

-¡Vamos, Fael! - le dije con una sonrisa, y aún saltando.

Fael, Picca, Mila y Kiddo se adentran en los bosques perdidos. La música a veces parece acercarse otras veces parece alejarse haciendo que los cuatro nuevos aventureros se pierdan entre la cantidad de caminos y pasajes. El tiempo parece pasar de forma diferente allí dentro, pero cuando, después de lo que han parecido horas, llegan a la explanada del Templo del Bosque, se dan cuenta que no han pasado más de dos horas y que aun es mediodía.

El lugar parece tranquilo y solo se escucha el sonido de la ocarina de Saria. Frente a la entrada del templo hay un Deku.

Adentrarse en los bosque siempre es peligroso, pero Kupi consigue llegar sin ningún rasguño a la explanada del Templo. Todo está muy tranquilo y no parece que la enfermedad que ha debilitado al Gran Árbol Deku, al Rey Scrub y al Príncipe Dub haya hecho acto de presencia allí.

En el claro se escucha la constante canción tranquila de la ocarina de la Sabia del Templo, Saria. Las puertas están abiertas, invitando a cualquiera que quiera entrar.

Ah... la tranquilidad de la Laguna Zora, rodeada de todos esos árboles y con un té caliente entre las manos. Salvo el extraño encuentro con ese Deku, no ha pasado nada fuera de lo normal... la vida sigue su curso, como cada día y no parece que haya nada malo en el lugar.

O eso cree Nadfa. Una media hora después de haber tenido el encuentro con el Deku y habiéndose acabado ya su té, un encuentro aun más increíble se hace presente. Dos niños de ropas verdes con dos hadas flotando sobre sus cabezas, una parece enorme comparada con la otra, pasan por el lado de la laguna, adentrándose en el bosque... y parece que dicen algo sobre una misión y sobre ir al Templo.

Aunque no parecen muy habituados a caminar por el bosque.

Nadfa se quedó anonadada con la presencia de aquellos... ¿Críos? Y de sus hadas. ¿Eran aquellos los míticos kokiris? ¿Y qué era aquella cosa tan grande? Nadfa no había visto una hada tan enorme en su vida.

Pasaron de largo sin fijarse en ella y la gerudo tomó de un trago lo que le quedaba en la taza y la aclaró rápidamente en el lago. Aquel día era extraño, mucho, y parecía que aquellos últimos individuos, que hablaban de un templo, podían estar relacionados.

Recogió sus armas y siguió a ambos por la espesura tratando de hacer el mínimo ruido posible... no sería difícil seguirlos sin que se percataran, con todo el jaleo que ellos mismos armaban. El problema es que algo los cazara antes de que llegasen a su destino.

Avanzando con el caracteristico andar de los Deku, sigo la melodia que sale de la ocarina. Entro al temple esperando ver a Saria la sabia

-“no entiendo por que las diosas eligieron a un ignorante kokiri como Sabio del bosque si nosotros los Deku estamos mas afin con la naturaleza…”- Recuerdo el aroma de la ultima Deku con la que tuve contacto - “La princesa Drayni seria una mejor opcion”-

Cuando estoy frente a quien toca la musica caigo golpeandome la cara contra el suelo. - $%&! (PI~) – maldigo en idioma Scrub antes de levantarme

Caminaba alegremente, al frente de la comitiva como un buen explorador. Pero sin alejarme demasiado de las hadas. Después de todo, ya se sabía lo que decían de los bosques perdidos y los kokiris que deambulaban solos. Pero, aunque la canción me calmaba y distraía, recordé las palabras de Mila cuando estábamos en el río. A pesar de mi alegría, de vez en cuando miraba de reojo entre las sombras, buscando un posible enemigo.

¡Cuál sería mi sorpresa cuando al llegar al templo encontramos a un Deku rondando por ahí! Inmediatamente paré mis pasos, y les hice un gesto al resto del grupo para que se detuvieran. -¡Esperad! - les susurré. -¡Hay un Deku enfrente del templo! Me temo que pueden haber tomado el templo y capturado a Mido y Saria. ¡Por eso no hemos oído nada de ellos hasta ahora! - me aseguraba de hablar entre susurros para que no nos oyera algún posible enemigo. En mi cara se veía claramente la preocupación por el destino de Saria. Mido... no tanto. Pero eso no tenía por qué decirlo en voz alta. - Deberíamos acercarnos sigilosamente y capturarlo. Así podríamos interrogarle y asegurarnos del motivo que lo ha traído aquí. -decía mientras miraba a mi alrededor buscando algo con lo que poder atarlo. Una liana fuerte serviría, o incluso yo podría reducirlo. Pero tendríamos que mantener el sigilo para no ser descubiertos.

Mientras Kiddo busca una liana con la que atar al Deku, éste entra en el Templo con resolución. Si el Templo del Bosque está bajo dominio Deku, no hay ningún indicio de ello... es más, el Templo es un lugar sagrado y es neutral para ambos bandos así que allí no hay disputas entre razas ni la Sabia apoya más a unos que a otros... solo está para servir a las Diosas y proteger el bosque.

A la gerudo no le ha costado mucho seguir al grupito de kokiri y hadas, aunque han tardado unas dos horas en llegar al Templo... después de perderse unas cuantas veces y haber conseguido retomar el camino gracias a la hadota rosa que les acompaña.

Al llegar al Templo, Nadfa puede observar como el deku que la ha amenazado antes también está allí a las puertas y ya poniendo un pie dentro de ese lugar sagrado y abierto a cualquiera que quiera entrar. Pero parece que al niño kokiri no le gusta la idea de que haya un deku en el templo y Nadfa puede escuchar como cuchichea, por su oído bueno. Parece que quiere atrapar al deku con una liana o algo así.

Fael se lo temia y habia acertado, colocandole lamano en el hombro a Kiddo traa de "detenerle".

- Kiddo,no, el templo no es un lugar de lucha.

Esperaba que eso hiciera entrar en razon al kokiri.

- Porfavor dejamelo a mi.

Le dice al tiemo que aletea hacia el deku.

Un hada se va acercando hacia ti al tiempo que se presenta.

- Esto... ho.. hola.. soy Fael... -dice muy entrecortada

Parece que una timidez se habia apoderado de ella muy fuertemente, aunque no podias explicar el motivo. Era una hada de tamaño medio con el pelo rosa y unas bonitas alas tirando a azulado.

Fael, al ir a saludar a Kupi, se da cuenta que se ha tropezado y se ha caído al suelo.

Mila le da un capón a Kiddo para que se calme. Picca sigue de cerca al hada rosa y entra también en el templo... comienza a revolotear alrededor.

-Si hubiesen tomado el templo, habría más dekus... además, si haces algo así Saria se enfadará con nosotros, Mido se enterará y nos castigará y Padre se enfadará con nosotros. Vamos.

Mila le coge de la mano y tira de él para entrar con los demás en el templo. La misión principal es encontrar a Saria, no demorarse por ahí y perderse en el bosque por una tontería. Unos minutos después de la entrada de las hadas, en el templo entran Mila y Kiddo.

Nadfa en un momento se queda sola en el claro del Templo. Las hadas se van primero en pos del deku y sin intenciones amenazantes y después la niña kokiri le da una colleja al niño y le recrimina su comportamiento en un sitio como ese... y después siguen a las hadas al interior del templo.

Nadfa se quedó observando como se desarrollaban los acontecimientos. Cuando finalmente optaron por una aproximación amistosa, ella desenvainó una de sus armas, adelantándose a la más que probable reacción hostil de aquel deku semienloquecido, y avanzó tras ellos en silencio, usando los árboles y las columnas del templo como parapetos en los que ocultarse de la vista.