Partida Rol por web

En vista de que vuestro compañero no salía decidisteis que lo mejor era meteros en el agua tras él, porque la verdad es que el resplandor rojizo no iluminaba lo suficiente como para que supierais a ciencia cierta si vuestro compañero estaba bien o se había ahogado por el camino y no parecía haber la suficiente corriente para que el cuerpo, de haberlo, os fuera a ser devuelvo a la misma orilla.

De todas formas, si algo sabíais todos era que mala hierba nunca muere.

Korailotar metió toda su armadura entre sus cosas y aunque ya tenía decidido de antemano, que odiaba el agua, se internó en ella para ser el primero que le diera un bien trago y tuviera que salir como pudiera a la superficie a coger aire, le había desequilibrado un poco el peso, pero ahora ya era cuestión de orgullo y  de eso, como enano, tenía bastante.

Elros tenía más mañana en eso de nadar, aunque eso no quitaba para que fuera un coñazo tener que hacerlo porque luego ibais a necesitar un buen rato para secarse.

Sanider no había pisado nada nunca donde el agua le cubriera por encima de los hombros y aunque no dijera nada, se metió pensando en que no iba a salir de allí, quizás, aún peor cuando descubrió que aunque en el agua las cosas pesas menos, son molestas para moverse.

El caso, es que al final fue el propio enano el que vio lo que había bajo el agua, a parte de a vuestro compañero, que lejos de esperar por vosotros parecía que ibais a tener que ir a buscarlo. Allí, en el fondo, había una cúpula resplandeciente, que parecía estar hecha de aire y dentro de ella, tres puertas hechas de luz, aunque sus marcos fueran sólidos.

La primera de las puertas estaba hecha de luz verde y su marco, eran hierbas entrelazadas. En su parte superior había unas hojas con flores. Sí, una puerta que recordaba demasiado un bosque.

La segunda de las puertas era de luz azul pálido y sus bordes eran hielo pulido dando la sensación de ser una columna de piedra. En la parte superior no había dibujo alguno, aunque las tallas se volvían más complicadas, haciendo que hubiera que admirar la labor del que la hubiera creado.

La tercera, era de color púrpura, de un color que sin duda llamaba muchísimo la atención, pero allí no había marco ni nada, tan sólo una pica al lado con lo que parecía una calavera, que recordaba a un aviso de " mejor no pases y vete por donde has venido ".

Por la segunda estaba desapareciendo Tomtom en el preciso momento en el que Korailotar miró hacia allí.

Los problemas tampoco vienen nunca solos y Sanider decidió que ya no podía nadar más y en vez de tirar hacia delante, hacia lo que para él sólo eran luces pues estaba sin aire y tragando mucha agua, decidió que era más sencillo dejarse arrastrar hasta el fondo.

El elfo tuvo mejor suerte y puso salir a coger aire, pudiendo observar después las puertas, a su compañero enano y a su otro compañero yéndose al fondo.

Trato de llegar hasta mi compañero pero mi poca maña juega en mi contra, por lo que tengo que volver a la superficie a coger aire. Hago una profunda inhalación y me dispongo a volver a sumergirme, soltando la cuerda que queda inerte en el agua a la espera de que vuelva a recogerla.

No te paraste a pensar en ningún momento en los compañeros que se habían quedado atrás, a fin de cuentas, ya estaban mayorcitos para que tú tuvieras que ser su niñera.

La puerta del medio fue la elegida.

Cruzaste al otro lado para sentir un fuerte viento que casi te mueve del sitio y todo, y que de lo frío que estaba, amenazaba con congelarte hasta las pestañas. Casi jurarías sin poder ver delante de tu nariz, que estabas en mitad de una tormenta de nieve y estaba claro, que lo que tenías bajo tus pies era hielo y encima, bastante resbaladizo.

Claro, lo de no poder ver nada tenía sus contras más que sus pros y como si de puro instinto se tratase te moviste justo para evitar que un trozo de madera congelada que a saber de dónde provenía, como si se la hubieran arrancado a un árbol, te dejara totalmente seco en aquel sitio.

Eso sí, de lo que te diste verdaderamente cuenta era que la puerta por la que habías accedido a aquel gélido lugar había desaparecido.

Tomtom se abrazó a sí mismo, para intentar conservar el calor de su diminuto cuerpo, que escapaba por momentos.

Como un idiota se quedó mirando las nubecillas de vapor que surgían de sí mismo, hasta que comprendió lo que significaban.

¡Carajo! ¡Que me congeló! exclamó dándose la vuelta para regresar por dónde había venido. Sólo que no había puerta.

¡Ups! Ya la jodimos... se dijo, entre nubes de vaho que se llevaba el viento. Bueno, habrá que buscar un sitio para encender un fuego... y algo con lo que encenderlo... y algo de beber ya puestos...  mmm... me encantaría un buen filete calentito ahora mismo...

Elros al ver que su compañero parecia no poder nadar hasta ellos decidio, en un momento de valentia, intentar ayudarle. Cogio aire y se avalanzo a nado a por su amigo llegando hasta el sin problemas, pero lo dificil era volver, quizas el elfo era el menos indicado para utilizar la fuerza para arrastrar a un compañero.

El enano intentó alcanzar a su compañero, pero tuvo que salir de nuevo a la superficie y respirar, cosa que no sabe aún ni cómo hizo y el elfo, aunque lo intentó tampoco consiguió impedir que el humano se fuera un poco más abajo. El problema no era precisamente que tocara fondo, sino que más abajo tendrían que ir a buscarlo.

Sí, así fue como Elros y Korailotar se encontraron en la superficie y se dieron cuenta de que efectivamente, Sanider seguía ahí abajo. 

Elros no se daba por vencido, no iba a dejar que su compañero se hundiese de esa manera. Venga Korailotar, tenemos que sacarle de ahi. Dijo justo antes de volver a sumergirse en busca de su amigo.

De nuevo llego hasta el sin problemas, pero el enano pesaba demasiado para que un ser enclenque como Elros lo sacara de alli.

Elros había vuelto a poner todo de su parte por intentar ayudar a su compañero, pero tampoco había tenido la suficiente suerte como para poder agarrarlo antes de que le faltara el aire y tuvo que nadar hasta la burbuja o aquel tranquilo agua iba a empezar a cobrarse a muchos de vosotros.

Sanider en un intento desesperado consiguió no ser arrastrado hacia el fondo y el enano así, pudo encontrarlo, arrastrando a ambos también hacia el mismo lugar, cayendo todos en el suelo desde una pequeña altura, pues allí había aire y no agua.

Ahora se podía tocar físicamente aquella burbuja que rodeaba las tres puertas, como si fuera un muro que ahora ya no se podía atravesar de nuevo y todo alrededor de ello se veía en la más completa oscuridad, aunque vosotros veíais con lo que brillaban las puertas.

No había rastro de vuestro compañero, pues no se quedaba huella alguna marcada en aquel suelo, pero el enano ya había visto por qué puerta se había ido.

Sanider comenzó a toser mientras trataba de expulsar todo el agua que había tragado. Voy a matar a ese maldito mediano. y después volviéndose a su compañero enano dijo tras tomar otro poco de aire. Te debo una, ya pensé que no salía de esta. Estaba claro de haberlo intentado con la armadura puesta ahora estaría haciendo compañía a las algas en el fondo de aquel lago. Dadme unos minutos para que me vuelva a pertrechar. No me gusta atravesar portales sin las protecciones pertinentes. Si me ayudas Elros te lo agradeceré bastante.

¿pero porque nos pegas estos sustos? - digo tras comprobar que estaba vivo - en fin, al final va a resultar que soy un explendido nadador.

Esperad aqui, Tomtom se fue por esa puerta -señalo con la cabeza - voy a buscar mi equipo y a ver si convenzo a shura y idog para que se metan en el agua o tengo que meterlos a rastras.

subo hasta arriba, agarro con fuerza la cuerda con la mano izquierda y con la derecha lanzo la bolsa con mi armadura, su peso me ayudará a bajar, pero quizá luego sea más complicado arrastrarla por el fondo. Doy un silvido a mis dos perros y me lanzo con velocidad para ayudarme del peso

Elros asintio con la cabeza y ayudo a su compañero a ponerse la armadura. Esperemos que Tomtom este bien. Maldita mania que tiene de irse sin decir nada. Dijo el elfo.

Despues observo como su compañero comenzaba a nadar hacia la superficie. Ya pueda ir y volver el solo. No me gustaria volver a nadar en un buena temporada.

No tenías demasiado claro por dónde tenías que ir, pero lo que sí que era seguro era que si te quedabas ahí te morirías de la escarcha que se te iba a formar alrededor por estar tan empapado. Apenas habías salido allí, aparecido en la nada, y ya estabas tiritando de frío y pensando en lo que te dolían los dedos de las manos.

Quizás no hubiera sido tan mala idea ir por una puerta que pareciera un poco más calentita.

Puede que fuera suerte, coincidencia, o que simplemente tuvieras que llegar a alguna parte, pero pronto te diste cuenta que a escaso metro y medio de tu nariz, tras un interminable rato de marcha con aquella tormenta, había un enorme muro de piedra, pero congelado y resbaladizo... por no decir que no sentías casi tus miembros, por lo que intentar escalar sería más absurdo que quedarse quieto para congelarse.

Uajajaja, una pared! Se rio el mediano loco Tres mas y monto una casa que te cagas! Dijo mientras comenzaba a recorrer el perimetro del muro en busca de una puerta. Nadie construye un muro sin puertas!

Ahora todo lo que teníais a vuestro alrededor era negro sí, como si de alguna manera se os quisiera ocultar que fuera no había agua, aunque desde fuera eráis conscientes de que se os podía ver. Una vez todos y todo lo que llevabais estuvo allí con vosotros, ya no tuvisteis forma alguna de volver al agua, por lo que sólo quedaba seguir adelante por alguna de aquellas puertas.

Lo malo era que tampoco estabais como para estar mucho tiempo parados, pues estabais empapadísimos, algunos casi incluso más por dentro que por fuera y vuestras mudas, después del chapuzón no habían corrido mucha mejor suerte. Tampoco parecía una buena idea hacer una hoguera en un lugar en el que ni siquiera sabíais de dónde salía el aire.

Comienzo a colocarme la armadura, todo lo rápido que puedo, ajusto las mochilas, empuño mi escudo y mi espada y lanzo una mirada hacia donde se han quedado mis perros - Cuidaos muchachos, creo que no voy a poder ayudaros esta vez - pienso mientras me encamino hacia la puerta por la que vi desaparecer al pequeño TomTom