Partida Rol por web

Viendo que mi contrincante cae y que quizá Milar necesite ayuda me acerco hasta donde está para amenazar a su atacante y que Milar pueda atacarle con ventaja por estar en superioridad.

De pronto, los goblins se dispersaron y se lanzaron contra sus compañeros. En cuanto quiso darse cuenta ya se habían abalanzado. Se unió a la defensa, apoyando a Harvek.

Agarró el hacha y la blandió contra el trasgo. Segura de que ambos ataques, el suyo y el de Harvek, habrían resultado mortales para la desdichada criatura, la muchacha saltó sobre el enemigo caído para acercarse a Milar.

- ¡Ponte detrás de mi! - le dijo al halfling, el tintineo de su cota de mallas precediendo todos sus pasos.

De repente el goblin que se había lanzado contra Milar se ve sobrepasado, y el gélido conjuro de la elfa mermó su capacidad de reacción, no pudiendo apartarse de la hoja de la temible hacha que se le aproximaba con fuerza, partiéndolo en dos mitades.

Adan retrocedió, hasta colocarse tras una piedra, en su costado todavía se veían las plumas de la flecha que le habían clavado. Desde esa posición más resguardada disparó una certera flecha al goblin que estaba acosando a Milar.

El pequeno mediano intentó apoyar su pie en el suelo para darse estabilidad para lanzar otra flecha, esta vez a el goblin que se ocultaba tras los matorrales, pero se había torcido el tobillo y no pudo aguantar el dolor. Se tambaleó justo en el instante en que la flecha se deslizaba de sus dedos, lo que ocasionó que la flecha fallara por bastante márgen.

Frunció el cejo y se lamentó por el dolor en su pie.

La flecha del mediano volvió a pasar silbante cerca del goblin que estaba en la maleza, pero un segundo después, un certero flechazo de Adan le atravesó el pecho. Mientras tanto, el otro goblin que estaba escondido tras el animal del camino, se levanta dando un grito de guerra y empuñando una cimitarra, pero al ver que los otros tres han caído, sale despavorido hacia el sureste con la intención de desaparecer de vuestra vista.

- No le dejéis escapar, ¡ese caballo es el de Gundren y Sildar!

Adan echó un vistazo alrededor tras matar al goblin, buscando un modo de correr tras el huidizo 4º elemento.

Me muevo hasta tener una linea de tiro clara. -¡Que no se nos escape! Me concentro para lanzar el hechizo, un aura gélida rodea mi cuerpo, acumulándose tras unos segundos en mi mano derecha, conforme muevo el brazo se dibuja un rayo que se dispara contra el goblin.  -¡Que alguien intente atraparlo, nos vendría bien interrogarle!

Tras avisaros de que el caballo que yace en el centro del camino es el mismo en el que Gundren y Sildar partieron de Neverwinter, Adan sale corriendo tras él, pero el goblin es bastante rápido. De repente, un rayo gélido alcanza al goblin, lo que le hace perder un poco de ventaja al hacer que sus piernas vayan un poco más lentas durante un instante, suficiente para que Adan le propine un golpe con el lateral de la espada y dejarlo inconsciente. El goblin intentaba huir por un pequeño sendero cubierto de maleza que sube por una colina pedregosa. Ahora todos lo veis claro, parecía ser una emboscada y los goblinoides estaban acechando en la maleza para atacar a los viajeros. Veis que todo lo que había en el caballo ha sido saqueado.

Observo si hay alguno de mis compañeros heridos de gravedad, y me dirijo al caballo que dice Adan que es el de Sildar y mi primo, Gundren, para asegurarme que esto es cierto.

- ¿Cómo?

Alexia parpadeó. Apenas había quitado la vista del trasgo caído cuando escuchó la nueva. Miró a Adan, abriendo los ojos de par en par; y de pronto corrió hacia la escena, en dirección a la montura caída.

- Cómo... ¿Cómo lo sabes? ¿Es el mismo? Pero si...

No podía ser cierto. Él era un caballero, era... Ciertamente, harían falta más que unos cuantos trasgos para vencerle.

Miró en derredor, quizás buscando alguna pista que pudiera decirle más.

-Parece que Adan lo ha capturado. Yo hablo goblin, deberíamos interrogarlo a ver si le sacamos información - digo a mis compañeros mientras Adan lo trae a nosotros. -¿Que podémos preguntarle? ¿Alguno se ofrece a intimidarlo cuando despierte?-

Al apartar algunas de las ramas reconoces que efectivamente el caballo es el mismo que Sildar cogió del establo cuando estabas con el, en el que ambos partieron de Nerverwinter. El caballo tiene algunas flechas clavadas, idénticas a la que los goblins os han disparado. Observas además que todas las bolsas que colgaban del caballo están saqueadas, y cerca hay un estuche para pergaminos y mapas que está vacío y roto. Está grabado con el nombre de "G. Buscarrocas." en el cuero.

Milar observó paralizado la escena, no había llegado a Phandalin y los hombres que habían partido antes que ellos estaban ahora desaparecidos. Si Gundred y Sildar eran la mitad de buenos de lo que decían la guarrera y el Enano, entonces habría faltado más que cuatro miserables goblins para secuestrarlos... o matarlos!

En cierta forma, el ladronzuelo se alegró de que los caídos fueran otros y no el grupo con el que el mediano viajaba.

- Adan, trae ese Goblin para acá! -Gritó al arquero, sabiendo que era lo que iba a hacer. Milar siempre había tenido cierto complejo por ser un pequeño viviendo en un mundo grande y cada vez que podía sentirse grande, lo hacía.

-Ciertamente no seré yo, hermosa Elfa, verás, asusta más una manzana que este fiel servidor. -Le guiñó un ojo a la Elfa y dio media vuelta para sentarse en una roca, su tobillo le dolía y no podía mantenerse mucho en pie sin que le doliera. Se quitó la bota y dejó el pie desnudo, evidenciando un tobillo más hinchado de lo normal.

Alexia miró a Adan, que parecía tomarse su tiempo para decidir qué hacer con el trasgo. Ella, sin embargo, no tenía tanta paciencia. No ahora. En su rostro se apreciaba claramente su estado de ánimo: sus labios, apretados, se torcían en una mueca. Su cejo fruncido, la mano súbita que se abalanzó al cuello del trasgo y lo apretó con fuerza. Era un rostro lleno de ira; lleno de rabia.

- Tú - le dijo al trasgo mientras lo empujó contra el barro, acercando su cara a la de la criatura. - Dame una buena razón para no matarte. Porque créeme, si no te gusta lo que me digas, te mataré. Y no será rápido, ni agradable.

Sus ojos brillaban. En ellos había furia, nada de vacilación. Claramente, estaba dispuesta a cumplir con la amenaza.

- Este caballo pertenecía a un buen hombre - dijo alzando la voz, casi gritándole. - ¿¡Dónde está?! ¿Qué habéis hecho con él, escoria?

Con el forcejeo, el goblinoide comienza a recuperar la consciencia y se ve despierto en medio de la avalancha de palabras inconprensibles para él que le arroja la guerrera. Es evidente que está muerto de miedo, intenta patalear y escurrirse, pero sin ningún resultado. Selena se acerca y de forma incómoda al principio y con más soltura después, empieza a traducirle con unas palabras casi tan agudas como las suyas, y después a traduciros a vosotros lo que el goblin dice.

-Favor de no matar, ¡Favor de no matar!- suplica con una voz chillona ante vuestras amenazas.- ¡No culpa! Jefe Klarg decir que emboscar al enano y llevar a la cueva. ¡Ser importante! Otros goblins con lobos amigos capturaron ayer y llevarlo a cueva, a amigo del enano también ¡yo vi!. Hoy Klarg ordenar venir y saquear viajeros para él hacer regalo al rey Grol. ¡Rey Grol poderoso! Yo obedecer a Jefe Klarg, que obedecer a Rey Grol ¡Favor de no matar! Yo llevo a cueva por sendero goblin y ¡vosotros no matar a mi! ¿Nosotros trato?- termina suplicando.