Partida Rol por web

Alexia miró a los ojos del trasgo fijamente. Por un momento, parecía que no estaba dispuesta a escucharlo. Su mano, aferrada al cuello del miserable hombrecillo, iba a retorcerlo en cualquier momento.

Pero logró domar el odio visceral que la llenaba. Se mordió la lengua y se levantó, tirando del trasgo por su pelo. Miró a Selena.

- Dile que si intenta cualquier fullería, le mataremos.

Después se volvió a sus compañeros mientras sostuvo al bicho por la trenza.

- Ayudadme a atarlo, y disparadle si intenta escapar.

- Dile que si nos traiciona o engaña, le mataremos, y será lenta y dolorosamente.

Después de comunicar a mis compañeros las palabras del goblin me quedé pensativa ... ¿estará engañándonos  o realmente esta tan desesperado como para guiarnos hacia nuestros amigos? Me vendría bien ir a la guarida de los goblin, tengo que investigar si tienen relación con los goblin del Castillo Cragmaw.

-Trato hecho -Digo mientras lo agarro por el pecho y lo levanto -Pero como les haya pasado algo ..... -Lo levanto aún mas del suelo unos segundo, para dejarlo caer. Sé que no era propio de mi, pero estaba cansada y preocupada.

-¿Alguien tiene cuerda?

Aunque no le profesaba ningún cariño a esa especie de seres malignos y maliciosos como son los goblins, cuando Selena empezó a agredir a aquel ser con la intención de matarlo, puse una mano cerca de ella para tranquilizarla y con voz serena, o lo más serena que puede poner un sargento enano, dije:

- Por favor Alexia, no lo mates, lo necesitamos para llegar hasta el lugar donde se encuentran Sildar y Gundren. Obviamente no debemos fiarnos de una alimaña como esta, seguro que intenta jugárnosla en cuanto pueda pero debemos ser más inteligentes que él y no darle opción y que nos sirva. Una vez lleguemos al destino, ya decidiremos que opción es la mejor para todos. ¿Alguien está herido o necesita curación?

- La primera vez que me hieren en un combate... duele, pero no creo que sea grave.

Adan estaba pálido, pero no por haber sido herido ni por miedo, sino por el efecto de la adrenalina que recudía el flujo de sangre a sus capilares para concentrarlo en los músculos. Notaba la tensión en cada fibra de su cuerpo, pero por suerte y al menos temporalmente se había acabado la lucha.

Viendo que Harvek había exagerado su acción anterior, le dije -No te preocupes, a demás, no es mi estilo ensuciarme las manos -Dije mientras me colocaba la ropa y me ponía el pelo para un lado - ¿Queréis descansar o empezamos el trayecto? -Creo que deberíamos darnos prisa, pero claro si alguno esta herido no dudare en ayudarlo

A las palabras de Selena hago un gesto de afirmación y miro el carro antes de nada y entonces pregunto:

- ¿Y el carro con los pertrechos que nos han enviado a entregar en Phandalin?¿Dividimos el grupo? Cosa poco aconsejable pues si dividimos nuestras fuerzas es probable que no lo consigamos. O quizá avanzar un poco y que vayan tan sólo dos, uno dirigiendo el carro y otro a lomos de un caballo o a ver si podemos conseguir caballos en el poblado. Pregúntale a esa alimaña si está muy lejos su guarida dónde tienen a nuestros amigos.

Alexia asintió. Ya se había calmado y las palabras de Harvek tan sólo reforzaron su sentido común. Aún tirando de la criatura, se dirigió al carro y sacó de su mochila una cuerda de cáñamo. Procedió a atarlo, quizás con un poco más de fuerza que la estrictamente necesaria.

- Yo me encuentro bien. -dijo a al clérigo cuando éste ofreció sanación.

El grupo comenzó a discutir cuál sería el curso de acción apropiado. Alexia escuchó a medias la conversación mientras acababa de atacar al hombrecillo asqueroso. Por último, cortó la cuerda con un cuchillo y ató el otro extremo al carro.

- ¿Cuánto tiempo queda para Phandalin? Tampoco me agrada la idea de separarnos, pero...

-¡No traicionar!- os grita con voz chillona cuando la maga le traduce vuestras palabras. -Dejar carro ahi, ¡es escondite!- os dice mientras señala con un sucio dedo una formación rocosa cercana. Al mirar detenidamente, veis que de detrás sobresale la rueda de otro carromato que está volcado, que posiblemente no hubiérais ni visto si no os la hubiesen señalado. -Compañeros esconder restos de saqueos ahí, para no investigar nosotros-.

-Por sendero goblin, guarida muy cerca- os dice al poco tiempo aburrido de veros hablando entre vosotros y mientras señala un pequeño sendero que sube por una colina escarpada llena de vegetación. Veis que no se podría ir ni a carreta ni con caballo, solo a pie y seguramente en fila de a 1 por la estrechez. -¿Ir ya?- 

Tras mesarme la larga y abundante barba unos instantes mirando al goblin hablar ese extraño idioma y a Selena traducirnos su dura lengua digo:

- Es una dicotomía pero debemos escoger y rápido. Es verdad que nuestra misión es llevar el carro con los pertrechos a Phandalin cuanto antes y luego allí resolver asuntos, cada uno los suyos. Pero la opción de cumplir esa misión puede hacer que nuestros contractistas mueran si no los salvamos, así que entre llevar un carro o que mueran unos amigos e inocentes, elijo la segunda. Dejemos el carro aquí y recemos a Marthammor Duin, señor de los viajeros y buscador de sendas, Exharca de Moradin,  para que cuando volvamos no esté saqueado. Pero las personas son primero así que si os parece bien vayamos a dar cuentas con esos goblins y luego ya veremos que hacemos con el carro.

- No hay dicotomía, yo iré a intentar rescatarlos. No me entra en la cabeza abandonarlos a su suerte.

-Rescatarlos por supuesto! Digo mientras me pongo recta 

- Bien; entonces no perdamos más tiempo, camaradas. Ocultemos la caravana y vayamos a esa cueva.

Torció el gesto en una media sonrisa mientras se echaba el hacha a la espalda.

Una vez deciden ir a por sus compañeros secuestrados por los goblins y esconden la carreta todo lo que pueden y dejan atados los bueyes para que puedan seguir comiendo pero sin irse demasiado lejos. Harvek Frozenbeard con actitud marcial dice:

- Muy bien, establezcamos un orden según nuestras capacidades. ¿Quien es un buen explorador y de vista aguzada por si hay trampas? Tras él o ella debería ir un guerrero, por las armas que portamos Alexia o yo mismo, en el centro Selena y quizá Adan o Milar, el que no vaya delante y cerrando la marcha quizá otro guerrero, Alexia o yo, el que no vaya delante por si nos emboscan o nos atacan por detrás. ¿Qué os parece? También podemos establecer un orden según el ruido que hacemos al avanzar.

Aunque Milar estuvo sentado dirigiendo los bueyes y el carromato, no significaba que sus posaderas no estuvieran entumidas, aquellos sujetos con los que viajaba -Excepto, quizá Selena- parecían rudos, de campo, acostumbrados a las largas jornadas de viajes y trabajo. Pero el mediano no, él era un buena vida que disfrutaba de los placeres mundanos que el dinero podía comprar.

Solo deseaba llegar al pueblo para cobrar sus monedas y poder vivir un par de días con ello, y así lo iba a hacer saber ante el comentario del Goblin y la situación que presentaba el Enano. Pero justo en el momento en que abrió su boca para expresar su opinión, Adan se adelantó, seguido y secundado por Selena y Alexia, con el beneplácito final del Clérigo. 

Ante eso, el mediano no podía hacer nada y no iba a seguir solo con el carromato en ese camino donde podrían haber más asaltadores de camino. Se encogió de hombros y resopló

-Pues vayamos ya a investigar esa cueva- Dijo con resignación. -Yo puedo cubrir la retaguardia! 

Tras esconder el carromato en el hueco con ramas y hojas y atar cerca a los animales, comenzáis a subir por el estrecho sendero. Mientras avanzáis sólo véis la espalda del compañero de delante, a excepción de Alexia que va primera junto al goblin, que se da cuenta y os indica haber visto huellas más grandes que las de los goblins junto a éstas, que deberían corresponder con las de Gunden y Sildar. A pocos minutos, el goblin os señala un lazo escondido con unas hierbas como literalmente "Zona de no pisar". Seguís caminando y llegáis a una zona donde tenéis que encogeros un poco para no engancharos con las zarzas de ambos lados del sendero. El goblin os señala una zona de hojas en el suelo, a unos pasos de vosotros, donde el suelo es claramente diferente a vuestros ojos. Justo después hay una pequeña zona de guijarros. 

-Yo poder pasar porque pesar poco, pero vosotros pesar mucho.- os explica. -Tener que saltar o estacas clavar. Cueva muy cerca-.

Alexia siguió atenta y se mantuvo alerta pese a las indicaciones del trasgo. Supuso, para su satisfacción, que la criatura no era estúpida y que no se sacrificaría por los suyos; no llegaría a pisar una trampa nada más que para dar muerte a unos aventureros. Tan miserables eran, que estaban dispuestos a vender a su familia por su pellejo.

La joven se contuvo el asco que le tenía al bicho, su rictus manteniéndose pétreo durante toda la caminata.

- Bien, pues saltemos.

Alexia dió unos pasos hacia atrás e hizo una breve carrerilla antes de saltar sobre el foso. Sin embargo, no calculó bien la distancia. Maldijo mientras trató de mantener su equilibrio sobre los quijarros.

- ¡Sangre de Cyric! Malditas piedras...

Alexia trastabilló, y se mantuvo de pie a duras penas. Poco a poco, saltó por los guijarros (aunque no sin un gran esfuerzo). Cuando llegó a la otra parte se inclinó hacia adelante y se agarró al suelo, bufando. Por un momento pareció que realmente iba a caer en el foso.

Ese manojo de matorrales era un paso obligado para los Goblins, y seguro debían pasar encima de él como si nada, por lo que loss Ingeniosos Goblins habían diseñado una trampa para ser activada por un peso específico o superior.

Milar lo entendió así y se miró a si mismo y se comparó con el Goblin, esas criaturas aunque raquíticas, eran ligeramente más altas y pesadas que un regordete mediano, los huesos de sus alargados brazos y sus cabezas grandes, por no mencionar las armas y armaduras que llevaban encima.

Iba a intentar saltarlo de todas formas, no iba a arriesgarse, pero al ver como trastabillaba Alexia, Milar se escabulló entre las piernas de sus compañeros y atravesó por encima de las hojas sin que la trampa se activara, se situó junto al lade de la guerrera e intentó ayudarla, halando de su brazo derecho para que se levantara.

Adan tomó carrerilla para saltar, no muy convencido, de hecho nada convencido... lo suyo era más andar agachazo como un zorro que saltando cosas como una cabra.