Partida Rol por web

Ufff, Ufff, gimotea Drusilda mientras se acerca cojeando a la hoguera. Se sienta y se quita una bota y a continuación una greba de la coraza. La sangre mana de su pantorrilla y presiona con sus manos para contenerla. No me sale una a derechas! - comenta para si misma.

-Voy a disfrutar desollándolo.-Sonrió Pikard al ver el cuerpos del lobo huargo.-Asi tendré algo que hacer en mi guardia. Hermano, ¿Te encargas de Abrojos?

Dicho esto, agarró un trozo de tela de las alforjas y se acercó a Drusilda.

-No te preocupes, veremos lo que se puede hacer con esa herida.-Dijo con una sonrisa.-Permíteme.

- Estoy bien - dice Abrojos, aunque su aspecto diga otra cosa. Envaina el estoque para mirar la herida en su mano. Tiene mala pinta. Distraidamente, amarra un trapo en torno a su tobillo y atiende como puede el mordisco de su puño. Luego se levanta y cojea hasta el fondo de la cueva. Se deja caer en su saco, con la mirada en el techo, y se concentra en respirar.

- Dork, despiértame antes del amanecer. Necesito un... respiro.

Habla al semiorco sin dejar de mirar al techo de la cueva. Con su mano buena, que por el momento ha pasado a ser la izquierda, acaricia la cabeza de su serpiente, que sintiendo su dolor acude a consolarle.

- Buen trabajo, chica.

- Viejo zorro... -murmura Kirk mirando de reojo como su hermano Pikard ha estado espabilado a la hora de tratar de ayudar a Drusila, cuyo mal genio es equivalente a su letalidad. Su katana manchada de sangre da muetra de ello. De todas formas, ríe entre dientes y desgarra un pedazo de tela para vendar a Abrojos. El hombre, pero a su edad avanzada, se ha batido con habilidad y aunque herido, ha vivido para contarlo.

Dork por su parte ha hecho una buena escabechina y ha salido ileso como él mismo y su hermano, así como los dos lobos, que han luchado bien. Sobre todo Tak, que ha mantenido a raya a un huargo. Kirk estaba orgulloso.

- ¡Tak! -Kirk, llamó a su compañero, el cual acudió presto. Kirk le hizo una serie de caricias y palmadas dándole a entender su contento. El lobo pareció captarlo y su mirada parecía lucir orgullo y decir "¿has visto la que le he endilgado a ese asqueroso?"- ¡Buen chico! ¡Le has dado bien, eh! Ahora vigila. ¡Vigila...!

Y tras estas palabras, se encaró con Abrojos, quien orgullosamente trataba de no apretar demasiado los dientes para reprimir el dolor de su herida.

- Con su permiso, maese Abrojos... -dijo Kirk sosteniendo la venda. En cuanto le permitiera ver la herida, trataría de limpiarla para que no se infectara y se cerrara cuanto antes.

Dork echó un vistazo a los heridos, luego miró a los trasgos y a sus animales

¿Porqué no mandaron a luchar a Bro?, quizá hubieramos impedido eso, dijo señalando a la pierna de la elfa. Y otra cosa más ¿a qué viene tanto cambio de posición? dejaron vendido a Abrojos, tuvimos suerte de que el huargo no se lo llevara a la oscuridad de la playa cuando le mordió el tobillo - volvio a mirarlos a todos - Necesito saber que puedo fiarme de la gente con la que lucho.

Dicho esto, Dork recogió su hacha de la arena y con dos o tres hachazos bien certeros cortó la cabeza del huargo.

Ahora voy a hacer guardia, el enemigo puede haberse ido o estar avisando a otros para atacar ahora que estan heridos, yo haré lo que pueda, pero estén preparados para cualquier cosa.

Dork se llevó la cabeza del huargo y se sentó sobre ella junto a la hoguera. En la arena junto a él estaba su martillo y su hacha con los mangos hacia arriba para cogerlos en cuanto hicieran falta.

-No hice salir a Bro porque no habia espacio.-Respondio el goblin.-Habria entorpecido más de lo que habría ayudado. Ademas, mi intencion era usarlo como montura y por eso retrocedí. Tuve suerte de encontrar huecos por donde disparar con el arco. No te preocupes, si asi hubiera sido habríamos ido a por él antes de que te hubieras dado cuenta.

La proxima vez creo que deberíamos organizarnos para pelear desde detrás de la hoguera, como dijo Drusilda. Asi no tenemos necesidad de pelear todos, podemos ir cambiando y mi hermano, abrojos y yo podemos disparar desde detrás. Es más efectivo porque el fuego nos cubrirá. 

- Cierto es que debí retroceder... -dijo Kirk ante el comentario de su hermano, mientras terminaba de asistir a Abrojos. Su tono era tranquilo y razonable. Ya había visto lo que se lograba con Dork usando un tono agresivo y carente de argumentos- ...pero Dork tu dormías y no lo viste, pero el huargo me atacó mientras terminaba de helar el suelo, y no pude retirarme con garantías tras la hoguera. Cierto que estube expuesto, pero el hielo nos salvo de un ataque mucho más virulento del que no habríamos sobrevivido. En cuanto al movimiento durante el combate, me limité a hacer los que Drusila pidió, que era repartirnos un poco más equilibradamente entre nuestros enemigos. Los huargos fueron simplemente más mortíferos de lo que esperabámos, y ellos se han llevado dicha impresión de nosotros. Además, si no le hubiera dejado espacio a Drusila para situarse en el flanco derecho, igual el lobo invernal se hubiera envalentonado y lanzado al asalto... Sea como fuere, tendremos más cuidado la próxima vez. Salvo mi hermano y yo, el resto nunca ha hecho una formación con los demás y cuesta acoplarse... Conocernos... Lo del barco fue un abordaje caótico y de nada sirvió como piedra de toque. Ahora sí que ya nos conocemos más. Estaremos más atentos y preparados...

Kirk terminó el vendaje y pareció satisfecho. Vio que su hermano había hecho otro tanto con Drusila.

- Ahora voy a descansar, pero dado que no he sido herido, cuando sea el turno de Abrojos despertadme y montaré guardia con Tak y Bro, que también están bien. Puede que esté algo cansado por la mañana, pero tengo aguante y maese Abrojos requiere descanso, al igual que Drusila. A las malas, puedo dormitar sobre Tak llegada la mañana...

Kirk no sabía si la noche depararía más ataques, pero prefirió no pensar en ello para evitarse pesadillas. Necesitaba descansar para el duro futuro que se avecinaba.

Pero con el fuego aun crepitante y la adrenalina aun por sus venas, Kirk no pudo evitar pensar en un hecho muy simple: si tan pocos enemigos les habían atacado era porque o bien la manada era escasa, o bien, el resto de la manada estaba cazando a otras preses.

Y no se le ocurría que presas mejores podía haber para unos oportunistas como los huargos, que unos pobre marineros náufragos...

Gracias Pickard, ers una caja de sorpresas. Tengo suerte de tenerte como compñero, a ti y a todos. Seguiré con mi turno de guardia y cuando termine descansaré. No creo que vuelvan a atacarnos tan pronto, pero si lo hacen, me mantendré tras la hoguera con el arco. Se levanta con dolor y vuelve a su posición no sin antes limpiar su katana sobre el lomo del Huargo muerto.

Kirk se quedó un momento pensativo cuando la mestiza limpió su arma de bella factura sobre el enemigo abatido. El olor fétido de los cuerpos le hizo recordar algo más que evidente.

- Oye Dork... si me ayudas mientras aun hay gente despierta, juntos podremos deslizar los cadaveres lejos de este punto. El hielo del suelo y la sangre ayudarán a deslizarlos lejos con un buen impulso... No nos debería llevar mucho... -dijo en tono meditativo- Visto que en este lugar casi todo es grande, no quiero que esos cadáveres atraigan la atención de carroñeros nocturnos indeseados. Con la suerte que tenemos, si los dejamos aquí seguro que salen unos cangrejos gigantes para darnos por saco... Es más; si los cuerpos atraen a pequeños carroñeros como cuervos o aguiluchos, con suerte servirán de alarma natural en caso de que se acerquen otra vez los huargos en busca de un segundo asalto...

Y uniendo la acción a la palabra, Kirk tomó su lanza, se acercó a uno de los cuerpos, la clavó con fuerza en la cara del huargo hasta que notó la resistencia del cráneo y secándose la humedad de las manos se preparó para empujar con todas sus diminutas fuerzas...

Tras alejar los cuerpos de los trasgos, los heridos descansan todo lo posible mientras los aullidos de lobos siguen rompiendo el silencio y provocando malos sueños. Dork y Pikard, primero, y Kirk con su lobo, después, montan guardia esperando un ataque. No son decepcionados: tres veces durante el resto de la noche se vuelven a ver los ojos rojizos acercándose. Dos de esas veces, un centinela poniéndose en pie fue todo lo necesario para que las sombras lobunas desaparecieran. En la tercera visita tres huargos se acercaron más de la cuenta a Kirk y no fue hasta el grito de alarma que despertó a todos que los atacantes huyeron. Los huargos aprendían rápido, y no querían otro combate, al menos no por ahora. Pero eso no significaba que no pudieran arrastrar a las sombras a alguien a la menor distracción.

Llega la mañana y todos se levantan agotados y doloridos. Pagarían muy caro otro ataque como el de anoche. Y si se juntara toda la manada... Al menos, con los primeros rayos de sol dejan de oírse los aullidos. Abrojos y Dork comen algo de pan y fruta seca mientras los demás descubren que se han quedado sin raciones. Drusilda perdió mucho equipo en el naufragio, y los trasgos viajan ligeros.   

- Bof... que mierda de noche...

Kirk parecía cansado y ojeroso, aunque sus movimientos delataban que era más resistente al agotamiento que lo que su fragil cuerpecillo mostraba. Con un estiramiento digno de su lobo, Kirk crujio todos las estremidades. A pesar de la hoguera la noche había sido fría y el lecho incómodo y escaso. Calentó los músculos con unos ejercicios cerca del fuego que aun sobrevivía como ellos y repasó sus vituallas.

Aun tenían a los huargos cerca. De eso no cabía duda. Sus incursiones nocturnas así lo vaticinaban. No les dejarían en paz hasta cazarlos a todos. Y ya no solo por comida; habían matado a varios de ellos y seguramente sus viles mentes buscaran venganza. Si al grupo no le había atacado toda la manada seguramente era porque los restantes naufragos había sufrido peor suerte y habían sido cazados sin piedad. Había un día entero de luz para moverse y buscar una salida a semejante atolladero. Pero para eso necesitaban cobrar fuerzas. Y eso pasaba por alimentarse. Kirk revisó sus raciones y vio que no quedaba nada. Había compartido, aligerando su carga, lo cual le había dejado sin nada. Pero Kirk y Pikard ya se las habían visto en situaciones similares. Podían cazar o pescar, pues eran unos supervivientes natos. Pero en aquella mañana fría y desconocida había otras opciones para ganar tiempo.

- ¿A quien le gusta el huargo muy hecho...? -dijo sacando una daga y mirando uno de los cuerpos que habían alejado la noche anterior él y Dork. Seguramente con la luz del amanecer algún carroñero ya había empezado con el festín, pero no sería tarde para sacar unas cuantas tajadas de muslo y asarlas para los lobos, los trasgos y Drusila, si no era muy melindrosa. Solo había que quemar los pelos a conciencia, hacer mucho la carne, y no pensar demasiado en de donde venía...

Por desgracia, las bayas y fresas que tanto adoraban los de sangre elfa no abundaban en climas fríos...

El goblin despertó dolorido, aunque algo menos que su hermano. El comentario de agradecimiento de Drusilda le había hecho sonrojarse la noche anterior y había contestado quitándole importancia con un deje de mano. Sin embargo, aquella mañana parecía prometedora.

Casi al unísono de su hermano se acercó a los cadáveres de lobo.

-¿Huargo para desayunar?-Preguntó. Los lobos no lo iban a comer, los animales no comen carne de otros similares, asi que tendrían que buscar algo con que alimentar a Tak y Bro más adelante.-Voy a desollar uno despacio.-Dijo señalando el que más entero parecía.-Quiero usar su piel para hacerme una capa o una manta. ¿Puedes vigilar alrededor mientras se tuesta el desayuno?

Dicho esto, se acercó al cadáver y empezó con la ardua labor.

Abrojos se levanta no mucho mejor que como se acostó. La cojera le durará un tiempo y no tiene ninguna prisa por volver a verse en combate.

El veterano mercenario ha sido previsor y lleva raciones para unos días. Mientras devora su desayuno mira con interés a los trasgos que, como siempre, parecen estar tramando algo.

- No deberíamos entretenernos. Más vale estar lejos para cuando vuelva a anochecer.

Abrojos acaricia la cabeza de su pequeña mascota. La víbora se enrosca en su mano, cómoda.

- Podemos volver a los restos del naufragio, pero sería deshacer lo que avanzamos ayer. También podemos tratar de seguir la costa o entrar en el bosque. - Mira al cielo tratando de orientarse.

Drusilda se levanto de nuevo. La pierna no le dolía....de momento. Ya veríamos despues de horas de caminata si la cosa se mantenía igual. Cada rato que pasaba se acostumbraba mas a los Trasgos, hasta llegaban a parecerle ..... ¿atractivos? ... no estaba segura de que esa fuera la palabra. Si me permitis, probaré esa carne. Ya me perdí el delfín y aunque no creo que esta sea una pieza que recordaré por buena, me vendrá bien algo para lo que nos espera. QUE GANAS TENGO DE UN PUEBLO CON UNA POSADA Y UNA BAÑERA DE AGUA CALIENTE Y LIMPIA - Chilló en un ataque de hastío.

Por cierto, Dork.... he pensado en lo que comentaste anoche. Espero que no me mates inmediatamente por lo que te voy a decir, así que relájate .....te suplico clemencia si eso te tranquiliza..... pero otra vez, cuando te incorpores a la lucha y sin pretender ofender al señor Lupín.... como decirlo.... podría ser bueno para todos observar quien porta espadas y quien arcos. Yo no necesitaba un gran guerrero fuerte y poderoso como tu a mi lado, me apañaba sola, pero los otros tres si. No me hace gracia tener que moverme entre enemigos hasta otra posición, cuando hubiera sido más facil alcanzarla para cualquiera que viniera desde la retaguardia.

-Estoy de acuerdo con Abrojos.-Dijo el Goblin sin separarse de su concienzuda tarea.-El barco es historia. Mi hermano y yo podríamos ir montados a ver lo que encontramos, nos movemos bastante más deprisa, sobretodo yo que llevo menos carga, pero es un riesgo innecesario. Seríamos presa fácil de los huargos por una minúscula promesa de botín o comida, comida de la que carecemos. Sin ánimo de menospreciar al cocinero. 

-Sin problema, hermano.-Respondió el Goblin.

-Pues eso.-Sentenció.-La verdad es que sería más útil buscar gente o una presa que no intente cenarnos.

¿Alguno sabe dónde estamos? Drusilda se levantó y se asomó al exterior...tardo unos segundos de reflexión y se volvió al resto con curiosidad....¿Y alguno sabe cual es nuestra misión, para que hemos venido aquí y cuanto nos iban a pagar? quizas parecía muy materialista con lo de cuanto iban a pagarnos, pero le dolía la pierna y había hecho mucha mala leche como para no pensar en una recompensa.

- La paga prometía ser buena, una vez llegáramos al campamento - Abrojos destaca las últimas palabras con ironía y se encoge de hombros. 

- Si llegamos a pie a ese campamento, todavía podremos cobrar y participar en esta guerra. Desgraciadamente, no pude sacarle a la capitana más información. Dudo que la tuviera.

La conversación se interrumpe bruscamente al escucharse algo. ¡Voces de personas! No tardan en aparecer sus siluetas entre los árboles más cercanos. Son al menos diez humanos o semihumanos, y durante un momento los náufragos se ponen en tensión al darse cuenta de que la mayoría llevan antorchas y todos portan bastones o hachas.

Sin embargo, el grupo mantiene las distancias, al borde del bosque, mientras dos se acercan. Se trata de un humano con la cabeza afeitada y una barba incipiente junto a un elfo de pelo negro azabache y rasgos muy bellos. Ambos parecen amistosos y se acercan a los mercenarios sin armas y con sonrisas cálidas. Abrojos y Kirk no dejan de preguntarse a sí mismos si la llegada del grupo nutrido armado y cargando tanto fuego habrá tenido que ver con el silencio de los huargos.