Partida Rol por web

Finalmente el viejo truhan vuelve a cubierta para verificar si la capitana ha conseguido hacerse con el control del barco. Acercándose a la misma sonrie mientras pregunta - Bueno, ahora que habeis adquirido una nueva embarcación... nos podreis decir a donde es que vamos? Supongo que el cambio vale la pena... aunque será más dificil desembarcar -

Drusilda, ya cambiada con ropas secas y con su coraza, coincide en cubierta con Abrojos. Los trasgos y el semiorco están revisando la bodega, a lo que la semielfa podría unirse. También queda una habitación, junto al camarote del capitán, que nadie ha registrado, aunque parece poco probable que haya nada interesante.

La tormenta ha pasado y la noche está avanzada. El aire es de un frío cortante y el viento todavía es inclemente. Los marineros empiezan a hablar de dar la jornada por terminada, pues les harán falta unas horas de descanso. Los mercenarios bien podrían estar pensando lo mismo.

La capitana parece decidida a terminar sus reparaciones antes de tomar un respiro.

No habrá problema. He dirigido barcos torpes y grandes como este antes.

Contesta a Abrojos.

Si es que arreglo este puñetero timón... añade luego por lo bajo. Le está tomando más tiempo del que esperaba, pero será cuestión de minutos.

Luego suspira y habla al ladrón (y a quien quiera escucharle) con franqueza. A sus ojos, sus mercenarios ya se han ganado su confianza.

Mi misión es desembarcaros a unas diez millas al norte de Luskan, evitando las naves enemigas. Eso es todo lo que sé. Bueno, eso, y que están reuniendo tropas en esa zona, en un emplazamiento secreto. Supongo que ese es vuestro destino y ahí os darán las órdenes.

Se encoge de hombros. Es la conversación más larga que la capitana ha tenido con ninguno de los tripulantes.

Registraré los dos camarotes a fondo, Señor Abrojos. Estaría encantada de que me acompañase, pues creo que está Usted muy bien dotado para estos menesteres. ¿Entonces el barco es para la capitana y el contenido para nosotros?

Mirando a la capitana, el viejo mercenario habló con la corrección que lo caracterizaba - Agradezco la información - Abrojos se mantuvo cortés, sin hacer referencia a los intentos previos y fallidos, de obtener información - Cuando sea el momento estaremos listos para desembarcar - añadió antes de mirar a la guerrera

- Pues será un gusto que permanezcamos juntos este camarote, el tiemp oque haga falta - insinuó elegantemente - y ver si podemos encontrar algo en el mismo. No creo que la capitana se oponga a que lo revisemos. Despues de todo ella se lleva la parte del león... un barco comleto mucho más grande que el que tenía -

El picaro abre al puerta, primero, del camarote que nadie ha revisado esperando que en el mismo pueda encontrar algun objeto interesante - Al lado del del capitán. Con suerte lo utilizaban alguien importante y se olvidó parte de su equipaje al abordar el bote -

Drusilda pasa al interior con Lupin ¿Siempre lleva esa vibora en el brazo? Habrá espantado a mas de una dama - le comenta mientras comprueba que nadie les ve ya. A continuación se acerca al oido y le susurra - En el otro hay unos trajes elegantes y una daga. También había un catalejo que he guardado en mi mochila por si la capitana lo reclamaba. Nada mas, pero yo lo revisaría de nuevo porque ha sido lo que he visto a simple vista. Quiza Usted un..... ¿ladrón? ¿explorador?..... tenga mejores dotes que una guerrera.

¿Respecto al resto de la compañia, nos juntaremos y compartiremos el botín? ¿Y ese semielfo,el llamado Felthar, que opinión le merece? ¿Está en el grupo o es solo un pasajero mas?

- Jajaja, SiSSY no es peligrosa... Bueno, sus mordiscos pueden ser un poco venenosos, pero no suele morder, excepto que me molesten - contesta a la guerrera mientras ingresan a la habitación.

La sincesidad de Drusilda hizo sentir a Abrojos un poco culpable. Despues de todo el no había reconocido haber encontrado nada en los camarotes de la tripulación

- Que soy yo? - el picaro sonrió, elusivamente - solo un aventurero. Un aventurero que ha sobrevivido más que otros - bromeó antes de asentir - Habeis hecho bien en guardaros el catalejo, debe valer unas cuantas monedas que no hace falta que le informemos a la capitana. Ella ya tiene su barco. Y si quieres ponerlo en común con el resto... es tu desición, pero nocreo que ellos sean tan generosos. Mi teoría siempre a sido que "Tu lo encuentras, tu te lo quedas" -

Mientras conversa el viejo Lupin observa el camarote con cuidado, buscando cualquier objeto que parezc interesante - De cualquier manera, si quieres, podemos darle una segunda ojeada cuando terminemos de revisar por aquí -

Dork coge la espada y alguna daga y sube a cubierta, el resto de equipo no le parece interesante, lo ve más como equipo para el resto de mercenarios.

Dork sube a cubierta

- Allí abajo hay bastantes armas para el resto de los hombres, mazas, dagas, lanzas, ballestas, también hay equipo para escalar y unos arietes.

- ¿Cuanto queda para llegar?

En la sala adyacente al camarote del capitán destacan una gran mesa alargada y unas cuantas sillas. Quizá el comandante de la nave, su segundo y unos pocos favoritos suelan comer aquí, aunque evidentemente también se ha utilizado como sala de reuniones. Hay pluma y tinta sobre la mesa, además de un par de pergaminos en blanco. Si había mapas aquí (que parece lo más probable), está claro que los han destruído o se los han llevado.

La habitación es bastante espartana, y a la luz de la linterna solo se ve un detalle más en la esquina más oscura: una estatuilla de bronce de un pie de alto. La figura representa una mujer con garras en lugar de manos y brazos membranosos. Desde su espalda divergen dos olas de mar como si fueran alas. Los ojos de la estatua son dos perlas pequeñas pero inmaculadas.

- Uhm... eso debe tener valor - murmura el picaro antes de acercarse a la estatuilla y verificar si la misma se puede levantar - Seguramente encontraremos alguien a quien le interese comprarla. En el peor de los casos el bronce y las perlas tienen su valor - murmura Abrojos dando cuenta que no está muy preocupado por quien representa la estatua sino por su valor

Tomando la estatuilla, Abrojos la dejó caer en su morral, sin preocuparse del espacio que pudiera ocupar allí adentro - Ya conseguiremos un comprador... Y cuando lo hagamos, la mitad de su valor es tuyo. No será demasiado, pero supongo que no despreciarás unas monedas de oro, aunque sean pocas -}

Abrojos salió de la sala que etaba revisando con Drusilda justo a tiempo para escuchar al semiorco - Armas no necesito, pero un equipo para escalar puede ser una buena adquisión. Dices que está en la bodega? Bueno, veremos si me han dejado alguno -

Sin embargo, el viejo mercenario no se dirige a la bodega sino que espera que la semi-elfa salga de la habitación para preguntarle - Entonces quieres que veamos juntos la habitación del capitan? Supongo que será un buen lugar para que conversemos en privado -

Guiñándole un ojo al semiorco le ofrece, galantemente el brazo a su compañera para acompañarla a la habitación del capitán

En ese camarote hay unas prendas elegantes. Desconozco si pueden tener valor alguno, pero no vamos a ir cargados como comerciantes ¿no? Revisémoslo a fondo de todos modos. Por todos los Dioses, que ganas de llegar a tierra

Como dice Drusilda, en el camarote ya queda poco más que las ropas del capitán. Además de la cama y una pequeña mesa con silla, un cofre destaca en la habitación. Desgraciadamente, solo contiene prendas usadas elegantes y una daga corriente.

La busqueda minuciosa no revela más que eso.

Los marineros gritan órdenes y contraórdenes en la cubierta. Hay algunas tensiones entre las tripulaciones de los dos barcos de Ruathym, pero trabajan bien juntos. Todavía no está arreglado el timón, pero todos preparan la nave para cuando lo esté. La capitana no está de humor para la pregunta más repetida estos últimos días (¿cuánto queda para llegar?) pero está claro que no será esta noche.

Al menos, el tiempo ha mejorado, a ojos de los mercenarios. La noche es tan fría como podría ser, pero no hay señal de la tormenta. Ni siquiera el viento sopla ya. Los guerreros del Calamar presumen de armas nuevas, fruto del saqueo, y algunos se reparten unas monedas de oro. Mientras tanto, los trasgos siguen en la bodega.

Dork busca un lugar seco en el que echar una cabezada.

Drusilda intrigada por lo que hacen sus compañeros se acerca hasta las escaleras que dan acceso a la bodega en babor. Se tumba en el suelo de cubierta y asoma la cabeza. Por lo que tardais debeis estar repartiendo el Tesoro de seis piratas, ¿O acaso hay vino y buena carne para organizar una fiesta antes de desembarcar?