Partida Rol por web

Mientras el nuevo tripulante del barco despierta tantas teorías y preocupaciones, el sol se ha decidido del todo a salir. El resplandor rojizo del amanecer baña todo el barco, y en ese momento la cocatriz apunta el pico hacia el cielo y "canta".

No debería ser extraño que las similitudes con un ave acabaran en el aspecto, y sin embargo nadie lo esperaba. El aullido es tétrico y hiela la sangre, parecido al de un simple gallo pero desprovisto de toda armonía, monocorde y metálico. Se mantiene un momento y luego vuelve el silencio.

En apariencia satisfecha con eso, la criatura, vuelve a dirigir su atención a Pikard, que maneja comida para atraerla.

Me da igual donde la pongas contesta la capitana al trasgo mientras la quites de ahí y no se acerque a la tripulación.

El barco no es tan grande como para la distancia de seguridad que le gustaría a Ricks, pero en su punto de vista es todavía peor ahí colgada.

El castillo de proa es el mejor sitio.

Señala hacia la parte delantera del barco.

-Entonces estamos de acuerdo.-Respondió el Trasgo haciendo un par de gestos a su hermano y volviéndose en unos segundos al ave.-Ya sabes lo que hay que hacer. 

Dicho esto, hizo unos cuantos gestos en dirección a la cocatriz y se alejó de la base del mástil en dirección al castillo de proa. 

A su vez, mediante un gesto, el otro goblin indicó al resto de los tripulantes del barco que se alejaran de allí en dirección opuesta y dejasen de prestar atención a la cocatriz. Si todos lo hacían, era posible que el ser se sintiera más proclive a acompañar a quien le llamaba y posarse en el castillo de proa.  

Para que terminara de decidirse, el goblin colocó parte de cada paquete de comida cerca del lugar donde el se hallaba y se lo ofreció con gestos a la criatura. ¿Saldría aquello bien? Si no era así, lo peor que podía pasar era que el trasgo se convirtiera en el nuevo mascarón de proa de la nave... pero había destinos peores.

Con sus ojos de un violeta rojizo, la cocatriz sigue con curiosidad todos los movimientos del trasgo. Cuando este, desde el castillo de proa, le hace gestos de que vaya ofreciéndole comida, la criatura solo se lo piensa un instante.

Primero hace un pequeño aleteo torpe, colocándose en el borde del palo. Con las alas extendidas, baja su cabeza y la vuelve a subir, repitiendo dos veces la secuencia, como si no le gustara la caída. De repente se deja caer, recoge sus patas con espolones y planea con las membranosas alas ahuecadas directamente hacia Pikard.

La trayectoria es un poco demasiado directa hacia el trasgo como para que guste a nadie, pero en seguida se posa en el suelo y, tras mirar con la cabeza ladeada a su nuevo amigo trasgoide, picotea de la carne que le ofrece, desechando el grano. A pocos pasa desapercibido que cada bocado se transforma en piedra desde que es agarrado con el pico, y la cocatriz traga su alimento petrificado.

 No se puede decir que la pequeña bestia sea exactamente inofensiva, pero desde luego no parece agresiva.

Con el corazón en un puño, el trasgo vió como su hermano parecía estar a punto de ser devorado por la criatura. En ese momento, echó mano a una de las flechas, sin embargo, al ver que no le ocurre nada, bajó la mano y se centró en otros quehaceres.

-No gano para sustos.-Susurró.-Le pierden los bichos...

Algo en el interior del trasgo quiso gritar, correr, sacar un arma... algo. Sin embargo se obligó a dominarse recurriendo al truco más viejo que conocía, pellizcarse la espalda con fuerza. El dolor lo mantendría centrado.

-Eso es, bonita.-Susurró en tono tranquilizador.-Come tranquila.

Conforme la cocatriz iba comiendo, cogió algunos pedazos más de carne y pescado y se los colocó al lado para que estuviera entretenida un rato. Con un poco de suerte conseguiría una mascota nueva.

Finalmente, alzó la mano lentamente en un gesto de que todo iba bien e indicó al resto que podían proceder con normalidad mientras conservaran la calma y no hicieran mucho ruido.

¿Y ahora qué? Con Dork en la bodega, la coatriz en proa y los escualos en el mar, la sed va a ser el menor de los problemas. LLegamos a estar en el calamar y ya no cabríamos. Drusilda recoge sus cosas y las mete en el camarote de al lado de la capitana. Se coloca el arco y las flechas y la katana a la cintura.

Cada vez más sorprendido por las inusuales habilidades de los trasgos que lso acompañan, Abrojos vuelve a colocar la flecha en la aljaba y cuelga su arco corto a la espalda - Por ahora, parece que está ocupada... de cualquier manera esperemos que no quiera "socializar". Yo no tengo tanta sangre fría - comenta... con sorprendente sangre fría

- Pero seguimos sin viento. Así que, sin perder de vista a nuestra nueva amiga, mejor volvemos a intentar con la red. Sino deberemos pasar al plan "b". El de la balsa incendiada. Y cruzar los dedos para que alguno de los planes funcione! -

-Ciertamente.-Respondió el trasgo que se hallaba junto al grupo.-Aunque bueno, tenemos más opciones... Podemos intentar recuperar algo de madera, unos tablones, del calamar y fabricar unos remos. Entre todos los que somos podríamos remar y así el semiorco tendría algo en que usar su fuerza. 

Para no tener que hacerlos demasiado largos podemos abrir huecos en la bodega y remar desde allí. En caso de tempestad bastaría con taparlos.

Yo no se mucho de nautica, pero podríamos hacer una cascarón, una barca de tela y darle al pajarito a ver si conseguimos que la convierta en en piedra. Una balsa de piedra y tan poco esperor debería de flotar y no pesar tan apenas. Otas cosa es que se la coma a continuación. Del calamar ya no queda nada me temo.

Un barco tan grande como este necesitaría una docena de remos... Ese será el motivo por el que no los tenía en primer lugar.

La capitana suelta un par de tacos poco femeninos.

Pero los hombres ayudarán con cualquier idea que dé una posibilidad. Tenemos que salir de aquí como sea.

Respecto al semiorco, que haya pasado la noche tranquilo no quiere decir que haya dejado de ser un peligro. Si queréis soltarlo, adelante, pero responderéis por él.

-Pues aparte de construir un fuelle de enormes proporciones o dos ruedas con palas como las de un molino de agua y colocarlas a los lados para hacerlas girar y que nos impulsen... no se me ocurre nada mas.-Respondió el trasgo.-Aunque lo de las ruedas... si construimos un sistema de poleas como el de una noria, es posible que baste con media docena de personas para hacerlas girar, y aun tenemos al semiorco en la bodega y al capitan del Calamar.

Hay madera de sobra en la catapulta o una de las balistas, incluso podemos usar alguno de los toneles de la bodega para coger las tablas y usarlas como palas para las ruedas... ¿Que os parece?

Dork se despierta con el amanecer, aunque muy poca de la luz rojiza del sol se filtra por las rendijas de la cubierta. El barco vuelve a estar animado ahí arriba, sin duda son madrugadores. El semiorco bebe un poco más de su propio odre y come algo de las provisiones del barco conquistado.

Entonces se da cuenta de que no está solo en la bodega. Detrás de unos barriles se esconde alguien, está claro que el prisionero luskanita le tiene tanto miedo al semiorco como para pasar varias horas acurrucado en su escondrijo. En otro rincón de la bodega, entre unos bultos, está el cuerpo del capitán del Calamar. Dork recuerda que lo dejaron sin sentido y lo metieron aquí atado. Lo que le sorprende es que el tipo todavía no haya recuperado la consciencia. Debió de ser un buen golpe.

Cualquier idea es buena para salir de aquí, pero capitana yo no me hago responsable de Dork. Está fuera de control. Pongamonos manos a la obra. Drusilda vuelve a subir al palo mayor con su catalejo a otear el horizonte.

Dork se acercó al prisionero luskanita con una sonrisilla en los labios 

- Todo el tiempo que llevo aquí abajo y no me has dicho ni una palabra -Se rasca la barba- tu, yo y mi amiga deberíamos tener una pequeña conversación -saca su hacha- no soy un mal tipo, pero ya sabes, en terreno enemigo toda información es valiosa y yo creo que tu tienes información muy interesante, por que si no la tuvieras no sevirias de mucho - Dork pasa un dedo por el filo de su hacha lo cual produce una linea de sangre- ¿tu que opinas? ¿hay algo de lo que quieras hablar?

-Por cierto -Dork gira levemente la cabeza- No tengo nada contra usted Capitán y preferiría seguir así, cuando quiera puede dejar de hacerse el muerto.

Manteniendose firme, el goblin siguió alimentando a la cocatriz durante un rato y tratando de que se acostumbrase a su presencia. para ello hacía falta tiempo y el era consciente, pero tampoco tenía más que hacer y era preferible a enfrentarse al ser.

El picaro escuchó a los presentes mientras iban desgranando ideas y descartándolas.

Abrojos movió su cabeza arriba y abajo cuando la capitana descartó la alternativa de los remos. El tampoco creía que los remos fueran una solución y en cuanto a las ruedas... - Que es eso de las poleas? - preguntó interesado - Realmente creeis que varios de nosotros podremos mover el barco solo con la fuerza de nuestros brazos? - El viejo mercenario movió la cabeza, poco convencido

- De todo lo que dijimos creo que la idea de encender una balasa y esperar que alguien venga a averiguar de que se trata es la mejor - dió su opinión - No se si funcionará, pero tiene alguna posibilidad de éxito - añadió antes de asentir a las palabras de Drusilda - No, yo tampoco liberaría al semiorco. Bastantes problemas tenemos con tener la cocatriz en cubierta, como para tenerlo a el también -

Si algo tenemos es tiempo. Mejor trabajar con varios frentes y rezar para que algo funcione.

La capitana, que ayer parecía considerar los planes inútiles, hoy parece más dispuesto a intentar planes desesperados. 

Para los remos se puede empezar usando la madera de la catapulta y del puente de mando. Ayudaré con los tiburones. Si tiran de nosotros desde el lugar equivocado podemos acabar volcando...

Como siempre, dice pocas frases seguidas sin gritar órdenes a su tripulación.

TURNOS PARA VIGÍA. LA VELA MAYOR EXTENDIDA. QUE SE TIRE POR LA BORDA LO QUE NO SEA INDISPENSABLE. SI HAY EL MÁS MÍNIMO VIENTO QUIERO APROVECHARLO.

Drusilda se acerca a los marineros. Antes de tirar nada por la borda, comenzaremos construyendo una balsa e iremos apilando todo eso que quereis tirar por la borda. Con cuerdas los trasgos o Lupin asegurarán luego la carga. Finalmente cuando digais la botaremos y le pegaremos fuego. Creo que como ardera durante bastantes horas, sería mejor que lo hicieramos a primera hora del día. Así damos tiempo a que nos localicen. Comencemos con una base de leños y unas cuerdas para fijarlos. Unos toneles vacios a los lados le darán flotabilidad.