Partida Rol por web

La ruina del Hombre

Días de música y sombra (Nactas, 2 de Numa del 471 d.T.)

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20/08/2007, 18:44
Guardia

Después de preguntar a un par de ellos y no obtener respuesta, Trevor dio con un guardia que pareció reconocerle.

- Tú eres...ah, sí, el escudero del caballero amigo del capitán. Se fue con él al concurso de monta. Por lo visto el capitán quería mostrarle...

De repente se calló, como si hubiera caído en la cuenta de algo.

- Bueno, estarán allí todavía, si te das prisa. Creo que era en la plaza cuadrada. Si no los ves allí, ve a la plaza del último abeto.

El guardián dio el asunto por zanjado y volvió a lo suyo. La multitud parecía no acabar nunca, como si la ciudad entera se hubiera reunido allí.

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20/08/2007, 18:53
Sava

La joven asintió con una ligera sonrisa.

- Sé quien sois, señor Peloreon. Llegásteis anoche, traído entre varios hombres para ser atendido de vuestras heridas. Hasta aquí sólo os acompañó un joven, seguramente un sirviente de armas de alguien, o un caballero muy joven, aunque no lo parecía, pero llevaba espada.

No sabía que hubiera sido contra una puerta, pero sí es cierto que sufrísteis un grave impacto contra una superficie dura y rugosa. Tenéis abrasado el lateral de vuestra cabeza, y también el hombro. Además, el músculo de vuestro hombro está debilitado por el golpe. Es probable que tardéis unos días en volver a sentirlo como antes. Mientras tanto es importante que, al menos, respetéis el vendaje y lo cambiemos cada día. Sin embargo, lo ideal sería que guardáseis reposo aquí durante este tiempo.

Si tenéis mucho cuidado, no debería ser grave, pero es probable que cualquier esfuerzo o exceso lo paguéis con un buen dolor de cabeza.

Mi nombre es Noora, mi señor.

Sonrió y bajó la vista. Aún era joven. Con el tiempo, las savas aprenden que a pesar de no tener un poder real, incluso los más opulentos nobles obedecen sin rechistar sus recomendaciones, especialmente a las veteranas, pues sus recomendaciones les salvan la vida, y así ellas se acostumbran a verlos como a las demás personas. Todos iguales.

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20/08/2007, 18:56
Trevor

El escudero miró en la dirección en la que parecían haberse centrado los ojos del guardia, así que hacia allí se dirigió como si hubiese sido una indicación del lugar hacia donde debía encaminar sus pasos.

No se encontraba cansado físicamente, aún no, pero el hecho de recorrerse así el castillo comenzaba a producirle una sensación de vacío en el estómago, cayendo en la cuenta de que no había comido nada desde el día anterior....así que mientras caminaba con celeridad, su mente comenzó a imaginarse cómo serían las cocinas del castillo y si quizá podría acercarse por allí después de presentarse ante el dom Alesian.

El solo pensar en ellas pareció despertar el estómago de Trevor, que comenzó a gruñir en respuesta al tiempo de ayunas, pero consiguió que su mente anulara ese pensamiento...si quería llegar a ser caballero debía soportar las penurias, no permitir que el hambre o cualquier otro estado anímico le debilitara ante el enemigo....¿enemigo? ¿pero en qué estaba pensando? No era más que un simple escudero, y para empeorar las cosas, jamás llegaría a donde quería si no hacía otra cosa que faltar a sus tareas.
Bastante tendría que agradecer hoy si no se veía castigado por su no presentación ante su señor.

Aceleró aún más el paso en la dirección que creía que correspondía a la plaza cuadrada, y mientras caminaba prestaba atención a cualquier conversación interesante que pudiesen captar sus oídos.

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21/08/2007, 00:10
Hans Peloreon

El joven Peloreon escuchó cada palabra que le decía la hermosa sava como si fuesen notas de una radiante canción. El escudero de dom Alesiam!!!.... debió socorrerme cuando las sombras me envolvieron..... y tiene la espada!!!!.... Sus ojos bicolores, de nuevo disimulados por el flequillo, adquirieron un brillo especial por la revelación que se le presentaba en forma de divina melodía.

A continuación el pronóstico del convaleciente Peloreon. Vaya.... si que era de buen material la maciza puerta..... Asiente a cada una de las afirmaciones del ángel sanador poniendo cara de dolor con algunas de ellas.

Finalmente se queda pensativo con los ojos puestos en ella que declina su mirada. ummmmmmmmmmmmmmmmmmm........ buffffffffffff....... ummmmmmmmmmmmmmmmmmm...ainssssss....no no..... buffffff bufffffff......... ay ay ay....... buffffffff.... ummmmmmmm Miles de imagenes pasaron por su mente despierta e inventiva.

Mi buena señora Noora... Dice con respeto aunque no debía ser mucho mayor que él. Soy consciente del peligro que corre mi integridad física, más debo recuperar mi espada antes de que me encuentre con dom Veeryn....mi Valedor. Cosa que de ocurrir en las actuales circunstancias sería una grave vergüenza para mi y el buen nombre de mi familia. Por no decir la represalía...... Os pido discrepción y confidelidad en este embarazoso asunto. Dice con seriedad intentado disimular la súplica que entrañan sus palabras. Haré buen caso de sus recomendaciones y vendré, si es preciso, a mudar mi vendaje cada día para que inspeccioneis la evolución de mi magullado hombro. Magullado no era un término muy científico pero bien valía para hacerse entender.

Puede que la sava haya exagerado un poco aunque de todo el mundo era bien conocido que no se andaban con rodeos en sus afirmaciones. Puede que el carácter incosciente de un adolescente lleno de vida haya restado importancia a las posibles secuelas. Puede que el miedo a que su valedor, de ferrea disciplina, le encuentre tras su desplante y con el agravante de no disponer de espada venza cualquier temor a quedar malparado del golpazo.

Mi señora Noora, ¿me podeis guiar hasta la salida?... Se le escapo una voz dulce, interiorizada cuando pedía algo que no estaba en sus manos.

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21/08/2007, 08:42
Sava

La sava suspiró ligeramente y se encogió de hombros de forma fugaz.

- Seguidme.

El camino le llevó en silencio por un par de pasillos perpendiculares entre sí, rodeado de la piedra oscura sin adornos. Hacía fresco, pero no frío, y el aire olía dulce y seco en la penumbra. Con esa luz disminuida, las savas eran lo único que se podía ver moverse, como una sombra blanca esquiva, discreta y fantasmal. Los ropajes de la llamada Noora alcanzaban hasta sus tobillos, y no se le veían los pies. De su pies sólo podían distinguirse el rostro y las manos. Si era rubia o morena se sabía por las cejas o por algún mechón traidor que asomara de la capucha ceñida y el sombrero. Todo era blanco. También su mirada.

Y finalmente se hizo blanco el pasillo, al llegar a una puerta abierta en la que la suave luz del mediodía anunciaba la fiesta del primer día de verano. La sava Noora le ayudó a salir y Hans parpadeó ante la nueva luz brillante, refugiándose en el hueco negro de la puerta.

Ella lo miró esperando que por fin adaptara la vista a la luz, y entonces le indicó.

- Estamos en la ciudad alta. El palacio del Donner está detrás de nosotros, tras este edificio. No encontraréis difícil llegar, si es allí donde os dirigís. Si no, por favor, decidme y os indicaré.

El edificio del que habían salido, la casa de curación, tenía dos alturas y quizá media más, pues su techo era alto y algo abovedado. Era un edificio más oscuro que el resto, de una piedra distinta, y se distinguía muy bien de todo a su alrededor.

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21/08/2007, 09:37
Director

Los pasos de Trevor recorrieron la distancia con premura. Parecía que no hubiera tierra en ningún camino o calle de la ciudad alta, sino adoquines bien pisados, del mismo gris claro que poblaba la montaña donde se erigía la ciudad, en lo alto, vigilante sobre el Paso y el recorrido último del Milrríos, ahora un vestigio de dorado y plata entre la hierba que mecía el viento solitario.

Había que volver a subir, por eso llegó a lo alto de la calle respirando hondamente, pues su paso era vivo y casi pateaba el suelo de piedra más que andarlo.

Desde lo alto distinguió la plaza cuadrada, de cuatro lados iguales en tamaño, fiel a su nombre, rellena de tierra y poblada de caballos y jinetes, y gentes alrededor, aunque no mucha tampoco.

El escudero bajó entonces y no se encontró ya con mucho gentío, sino con personas dispersas, casi todos con guisa de monta y rancio olor a cuadra. Algunos parecían escuderos, como él mismo, y otros nobles de distintos rangos. Quedaban ya muy pocas mujeres, quizá dos, tres o cuatro, casi indistinguibles con ropa de hombre y muy poco adorno, todo lo más el pelo recogido.

A la altura ya de la plaza, el olor era más evidente, un olor familiar, por un lado, al ser a campo y a naturaleza, muy distinto del aroma de la ciudad alta, inodora en lo general, quizá un poco a flores frescas diseminadas por las calles.

Allí cerca distinguió primero a Jorgall. Allí estaba, junto con su señor Alessian, hablando con un hombre montado en un caballo blanco con manchas grises, que parecía joven pero fuerte y de buena salud, sólo un poco más pequeño, quizá aún le quedara algo por crecer. El hombre que hablaba con ellos lo acariciaba y surcaba con sus manos las crines de leche mientras hablaba con los señores. No era tan joven como el corcél, sino que compartía su pelo blanco, y al sonreír se formaban arrugas en su rostro moreno mal afeitado. Vestía buenas ropas de monta, eso sí, verdes y doradas, pero no parecía tener un porte nobiliario, sin duda se trataba de otro sirviente, quizá el caballerizo de algún señor. Trevor no pudo distinguir el blasón que ostentaban sus ropas, un martillo dorado sobre fondo verde.

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21/08/2007, 13:16
Hans Peloreon

Sus ojos bicolores tardaron es acostumbrase a la claridad, como si llevase una eternidad si ver luz del día... sus pupilas se tornarón mióticas.

¿Dónde empezar la búsqueda?..... buena pregunta con difícil contestación.... El joven Peloreon llevaba bien poco en la ciudad y aunque conocía los famosos festejos de vereno siempre había sido por oídas. Pensó que a buen seguro el escudero estaría con su Señor dom Alesiam en las celebraciones. Pero era tarde para ir a su residencia y seguramente no se encontrarían allí. Sabía que sería como buscar una aguja en un pajar pero aquello no le desanimaba.... al menos por ahora.

Decidme mi señora os ruego, si sabeis, dónde será el proximo evento importante de estos festejos. Suponiendo que dom Alesiam no se perdería los importantes. Quizás el hombre que busco, un caballero, se encuentra allí..... Acabó por decir como sugiriendo que busca a un caballero por si el ángel blanco supiese en donde empezar a buscar mejor que él.

Aunque, según luce el sol de mediodía, quizás el Donner tenga por costumbre organizar una comida para recibir a los suyos.

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21/08/2007, 15:07
Sava

La joven reflexionó un momento.

- Ya es tarde para la ceremonia de los jóvenes guardias, que sería el primer lugar donde debiérais buscar. Lo mejor que se me ocurre, si es caballero de buen porte, es que busquéis en la plaza cuadrada o en la plaza del último abeto. En cualquiera de los dos lugares, que yo recuerde, deberían estar celebrando un concurso de monta. Es más adecuado para gente de título y su séquito, y el Donner suele hacer presencia. Ya que los participantes gastan allí todo el día, si están es fácil que los encontréis.

No se me ocurre más. El resto de las diversiones y ferias son menos interesantes para los caballeros.

Noora devolvió la mirada a Hans, y la pasó de nuevo por sus vendajes, con gesto crítico.

- Hagáis lo que hagáis, sería prudente que por la noche regresárais para que os apliquemos un buen vendaje, y no sería ninguna necedad que durmiérais aquí.

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21/08/2007, 15:48
Trevor

Un suspiro de alivio se escapa de entre los labios de Trevor cuando sus ojos reconocen a su señor, aunque duda por un momento en acercarse, tal vez temiendo la ejecución del posible castigo, pero será peor aún si se retrasa aún más.

Con el rostro cabizbajo, pese a mantener la mirada alta, se acerca hasta ellos, caminando hacia sus espaldas pues se encuentran entretenidos hablando con un hombre, y realentiza sus pasos hasta pararse a tan solo dos metros de su señor y Jorgall.

Por un momento, el escudero abre la boca para hablar, pero en el último instante calla y espera a que noten su presencia.

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22/08/2007, 00:33
Hans Peloreon

Los ojos de Hans brillaron de la emoción al escuchar la palabra mágica..... si algo había en este mundo que le gustáse muchísimo eran los caballos. Tenía esa pasión desde muy pequeño y era un buen jinete allá en la Baronía de los Peloreon. Gustaba de perderse con Bela, su hermosa yegua azabache, por las tierras de Deerenhall hasta el lugar más remoto.

Un concurso de monta...... iran los mejores. Se mordía el labio inferior de la impresión. Pero a la vez se lamentaba de no poder participar al no estar inscrito y las listas lo más seguro es que estuviesen ya cerradas. Pero quizás no lo estén....... El hombro le recordó su situación con un pinchazo de protesta. Y aunque lo estén, aun abiertas, no creo que sea conveniente.... Su mirada se apagó tan fugazmente como se había encendido y se fijo en el hombro que inspeccionaba nuevamente el ángel sanador.

Así haré mi señora.... vendré esta noche para cambiar el vendaje. Dice con cierta resignación renunciando casi por completo al concurso de monta. Una última pregunta..... EL joven Hans se lo piensa. ¿Montar a caballo...... La sava le mira intrigada. ..... está incluido dentro de esas cosillas que no debería hacer?? Dijo finalmente y empequeñeciendo el hecho con un gesto. Su voz era inocente..... como la de un niño que pide permiso a una madre.....a sabiendas de que lo que pide es insensato.

Vale, vale....... reposo absoluto sin forzar y por la noche cambio de vendaje. Que tenga un buen día mi señora. Dijo sin esperar el sermón de la hermosa sava. Con su expresión severa le bastaba.... aunque sus ojos mostraban un guiño de diversión.

El joven Hans no tenía remedio.....encontrar su arma.....verse con su tutor......habían pasado a segundo plano. Ahora lo que le importaba era el concurso de monta.

Con la mente rebosante de emoción e ilusión pone rumbo a la plaza cuadrada sin más demora..... Ardía en deseos de ver a aquellos grandes jinetes...... quizás algún día el joven Peloreon sea uno de ellos.

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22/08/2007, 18:50
Elldyrr

A esa distancia, ignorantes de su presencia el capitán de la guardia y su señor Alessian, que le daban la espalda, Trevor pudo escuchar el final de la conversación que los tres hombres mantenían. El que montaba el caballo parecía el protagonista de la situación, mientras los otros dos, de bastante mayor rango, lo escuchaban con atención.

- ...así podemos saber la calidad de un potro desde el mismo nacimiento con mayor exactitud. Es un método poco habitual y no adecuado para nobles manos, sin duda, pero sus resultados ha sido muy satisfactorios. Éste corcel en particular nos sorprendió por lo noble de su alzada, así como la salud de su crin y su inteligencia. A su edad, si su nuevo dueño es buen jinete, podrá conocerlo bien, quiero decir el caballo a él, y se amoldará mucho mejor a su forma de montar, lo cual, estaréis de acuerdo, mis señores, es lo más... oh, por cierto. ¿Tal vez conocéis a ese muchacho, mis señores?

Los dos hombres se volvieron y sonrieron. Alessian dio un par de pasos hacia su escudero. Vestía con holgura ropas de monta con su motivo bordado, bien acolchadas y de calidad.

- Trevor. Tienes mucho que contarnos. No lo habíamos hablado, pero te esperaba pronto en mis aposentos, y eso tendrías que haberlo supuesto. Al menos me has encontrado, así que eres un chico despierto. Ven aquí...y dime, ¿de dónde has sacado esa espada?

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22/08/2007, 18:59
Director

La cabeza del noble Hans comenzó a quejarse no dados muchos pasos. Un pequeño pinchazo primero, un cierto tamborileo después, dieron paso a un taconeo regular que sólo se calmaba con un momento de reposo, apoyado en una pared, mientras cerraba los ojos.

Aún así, continuó el camino, y notó entonces que su hombro, aún sujeto por las vendas, comenzaba también a notarse pesado y dolorido. No había sido un mal golpe, sin duda.

Tuvo que preguntar un par de veces por la plaza cuadrada, sobre todo porque tras la primera pregunta había vuelto a perderse. Se encontraba ligeramente desorientado debido al dolor, aunque también estaba adormilado, una sensación extraña, como si hubiera bebido demasiado y comenzara a notar los efectos.

Finalmente llegó a la plaza. El nombre resultaba obvio. A la vista, desde lejos, era perfectamente cuadrada. El suelo había sido bien rellenado de arena removida, y varias decenas de caballos de todo tipo campaban a uno y otro lado, observados de cerca por una multitud ataviada con buenas ropas, incluso los que evidentemente eran pajes, escuderos y otros sirvientes.

Casualmente, la vista se posó entonces sobre el buen Trevor, a cuyo lado pendía una espada familiar. Estaba en la esquina al otro lado de la plaza, a casi cincuenta metros, y parecía haber llamado la atención del capitán Jorgall y del señor...Alessian, si la memoria no le fallaba. Por otro lado, alrededor de él se producía el típico revuelo de sirvientes que ajustaban la participación de sus señores, cuyos nombres eran anotados por un hombre gris y lento sentado en una butaca negra frente a un atril más negro todavía.

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22/08/2007, 19:42
Trevor

Trevor no hace mucho caso de la conversación que está manteniendo, más preocupado por no interrumpir que por otra cosa, aunque finalmente es el jinete el que fija su mirada en él y llama la atención de su señor.

Don Alessian se acerca y sus palabras son un fiel reflejo de lo que la mente del escudero lleva todo el tiempo pensando...aún así, se sorprende cuando le pregunta por la espada...debería haber previsto que su señor no pierde detalle de lo que le rodea.

¿L...la espada? - pregunta llevando instintivamente la mano hasta apoyarla en la empuñadura...como si quisiera hacer entender que era de su propiedad...mas sabe que eso no funcionará - La espada pertenece al joven noble Hans Peloreon, mi señor. Anoche resultó herido, y al tener que cargar con su cuerpo hasta encontrar quién le ayudara, pues me puse la espada al cinto para evitar que molestase.....después se me olvidó devolvérsela con las prisas.

Puede que no resulte muy convincente, sobretodo al no alzar la mirada de los pies de su señor, pero se aproxima bastante a la verdad.

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23/08/2007, 01:10
Hans Peloreon

¿Cómo es posible que existan tantas callejuelas en esta ciudad?.... Piensa, entre dolores, el joven Peloreon que se había perdido nuevamente. Realmente avanzar por el empedrado le costaba sudor y lágrimas. Sus cabeza le daba vueltas, su hombro le dolía..... como si su cuerpo protestase a viva voz no haber hecho caso a la sanadora. Apoya su mano contra uno de los edificios para recuperar la visión y tomar aliento. Tenía la extraña sensación de haber estado ya en ese lugar..... apoyado exactamente en esa misma pared. Por la voz!!!......moriré antes de poder salir de este laberinto..... Se acercó a una buena mujer para preguntar de nuevo. Ésta, al ver el desencajado rostro de Hans, le llevó compasivamente hasta el lugar.

Muchas gracias buena señora...Le dijo a esa amable mujer que le había acompañado. Finalmente se encontraba en la Plaza Cuadrada.... el bullicio era enorme.... estaba llena hasta los topes. Todo parecía estar casi listo. Hermosos caballos cada cual más imponente aquí y allá. Los ojos del joven Peloreon se abrieron de par en par con renovada vitalidad al ver semejante estampa y eso que el concurso no había ni comenzado.

Su boca entreabierta. Su pecho manteniendo la respiración. Sus ojos siguiendo con la mirada a un hermoso semental que avanzaba al trote con mucho señorío. Qué gran animal....... espera. ¿El escudero? Le había parecido ver, de casualidad, al escudero de Sir Alessian en la otra esquina de la plaza. Escudriñó sus ojos para enfocar mejor. Efectivamente allí estaba con su espada y , además, parecía estar llamando la atención de su señor y de maese Jorgal. Después de todo el tortuoso camino había tenido algo de suerte.

Los sirvientes ajustaban la participación de sus señores justo alrededor suyo. Un hombre anotaba los nombres de los participantes concienzudamente. Las palabras de la sava le vinieron a la cabeza en ese momento. Observó con envidia la escena. Respiró profundamente buscando alivio en ese gesto.... y odió su estupidez, la estupidez que le había privado de tan majestuoso y renombrado concurso. No duraría ni un segundo encima de un caballo en su estado ni aunque le atasen a la silla. ..... de todas formas será un espectáculo digno de ver..... Se dijo a si mismo fortaleciendo la convicción de que hacía lo mejor para él. Tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para arrancarse de ese lugar y poner pies hacia la esquina en donde se encontraba maese Jorgall, Sir Alessian y su espada en manos del escudero de este último.

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24/08/2007, 18:28
Director

El hombretón de Jorgall rió con ganas en ese momento, con la vista puesta tras Trevor.

- Ah, pues ha sabido seguir el rastro, escudero. Ahí tienes al propietario de la espada. O huele como un jodío sabueso o por mi abuela que somos fáciles de encontrar. Ya le hubiera querido yo de explorador en alguna ocasión. ¿Recuerdas, viejo amigo?

Alessian asintió sin decir nada. El noble de ojos dispares había recorrido la distancia por el mismo medio de la plaza y estaba ya a altura de voz, así que el caballero le saludó con cortesía.

- Un honor volver a veros de nuevo, señor de... Peloreon. Creo que teneís algún asunto que tratar con mi escudero.

El caballo manchado bufó a su altura, y su jinete lo acarició para calmarlo. Alessian le prestó atención entonces y le hizo una señal para que permaneciera donde estaba. Todos parecían serios, excepto Jorgall, quien mantenía la sonrisa socarrona en su cara rajada.

El reciente Hans vestía las mismas ropas del día anterior, adornadas con un vendaje blanco en el hombro que sobresalía por el tejido roto y también por el cuello. También su frente estaba vendada, a modo de ancha diadema, descolocando su cabello y dejándolo caer sin cuidado ni tino alguno.

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25/08/2007, 03:16
Trevor

Trevor se sobresaltó al escuchar el nombre del dueño de la espada de labios de Jorgall, y se volvió en la dirección que marcaban sus ojos, observando la llegada del joven noble.

Casi estuvo a punto de avanzar y comenzar a explicarle a Hans el motivo por el cual portaba su espada en la cintura, pero se frenó a tiempo....no debía ser quien iniciase la conversación...y mucho menos delante de su señor.
Y entonces es cuando el temor invadió al escudero...¿pensarían que era un ladrón? ¿quizá incluso que él había atacado a maese Peloreon?...suspiró profundamente, bajando la mirada y observando el suelo que se mostraba ante sus pies...simplemente esperando la llegada del noble para comprobar si existía acusación en sus palabras.

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25/08/2007, 12:54
Hans Peloreon

El joven Hans llega a la altura de los caballeros, un jinete que desconocía y el escudero. No fue hasta entonces, al ver las refinadas y limpias vestimentas de aquellos caballeros, que se dio cuenta de su seguro aspecto precario y desaliñado impropio de su antiguo linaje.

Y el placer es mio al encontraros... Responde a dom Alessian y Jorgall con educación. El rostro de los presentes era serio salvo el de Jorgal que parecía disfrutar con la extraña situación. El menor de los Peloreon asiente ante las palabras de Alessian. Me pregunto qué sabrán de lo acontecido anoche.... Me pregunto cómo se habrá justificado el escudero la posesión de mi espada.... Pensaba mientras observaba la expresión de sus caras. Una cosa era cierta debería andarse con buen tino y elegir bien sus palabras.

Te agradezco que hayas cumplido con el encargo de anoche buen Trevor. Le dice al escudero mientras dirije sus ojos bicolores al mismo. Anoche, de camino a mis aposentos, vuestro buen escudero, tras su insistencia, examinó con mi consentimiento el legado de mi familia. Encontró en ella un pequeño desperfecto que se ofreció a remendar el mismo..... y ha hecho un trabajo encomiable. Supongo que ya no es necesario que la portes sobre tu cintura..... las malas lenguas podrían acusarte de inciertas fechorías. Extiende el brazo con una sonrisa en los labios. Su hombro portesta con el gesto pero intenta disimular la cara de dolor.

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25/08/2007, 13:09
Trevor

De forma lenta, casi con un sentimiento de pérdida, Trevor se quitó la espada de su cintura, extendiéndola hacia Hans, le hizo entrega de ella a su verdadero dueño, pese a que le costó un poco soltarla, resistiéndose a dejar la hoja que en cierto modo le hacía sentirse un paso más cerca de su sueño.

Aquí tiene, dom Peloreon - musitó mientras la soltaba - he intentado cuidarla como si fuese mía.

Dicho esto, retrocedió un par de pasos, sin darse la vuelta y siguió con la mirada baja y apretando los dientes, esperando la reacción de su señor, pues las versiones que habían dado con respecto al motivo por el cual portaba la espada, eran un tanto diferentes.

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26/08/2007, 16:48
Hans Peloreon

El buen escudero accede de forma pacífica a entregarle la espada no sin mostrar en su cara cierta tristeza por despreciarse de tan valorado objeto. El joven Hans la toma en su mano y se la coloca en la cintura con cierta torpeza sólo apreciable por hombres de armas, poco acostumbrado a tales enseres, ya que normalmente recibía ayuda. Satisfecho con el resultado devuelver la mirada a los caballeros.

Hermoso ejemplar es vuestra montura caballero. Le deseo la mayor suerte en esta gran competición. Le dice al jinete que parecía acompañar a los ya conocidos Jorgal y Alessian. Disculpe mis modales. Mi nombre es Hans Peloreon de la baronía de Deerenhall. Lamento mi actual atuendo pero desde que dejé a estos buenos hombres ayer noche mi vida ha sido algo accidentada... Hace una pausa para dirigir su mirada bicolor a Jorgal. ... Y eso que nuestro gran capitán Jorgal me advirtió de todo salvo de los peligros que pudiesen entrañar una robusta puerta... Dijo en tono de broma para restar dramatismo al hecho que llevase casi un tercio de su cuerpo vendado. Sea como fuere intentaré ponerle remedio, a mi aspecto, cuando pueda...

El joven Peloreon ya tenía todo cuanto precisaba para reunirse por fin con su valedor por primera vez. Sin embargo su corazón ardía en deseos de disfrutar de tan grandioso y apasionante acontecimiento que le restaba cada vez menos para dar comienzo. Hubiese preferido ser uno de los participantes pero sus actuales condiciones físicas le incapacitaban para la práctica de la doma.

Un poco de demora más no empeoraría las cosas más de lo que estaban.... Intentó justificarse el joven Peloreon.

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27/08/2007, 17:31
Director

El jinete dibujó una mueca de extrañeza. Luego pareció querer decir algo, pero dudó hasta que vio el rostro del dom Alessian. Entonces carraspeó ligeramente incómodo sobre el caballo.

- Mi señor, yo soy un simple cuidador de caballos. Como tal, me está vedado participar. Este caballo, por supuesto, no es mío. El dom Alessian acaba de adquirirlo para su escudero.

El caballero se volvió a mirar a Hans. Sus ojos no reflejaban apenas nada, quizá una cierta curiosidad o algo parecido.

- Una lástima vuestro incidente, señor Peloreon. Por cómo observáis los caballos, creo que os hubiera gustado participar. Tened la bondad, ya que tanto os agrada, de acompañarnos. Veremos el concurso desde una buena posición, cerca de las primeras gradas que sitúan.

- Así es - intervino el jovial Jorgall -, señor Peloreon. Disfrutaremos de un buen espectáculo. Muchos, si no todo, de los participantes, son jinetes consumados, y cada año es mejor. Entre muchos, si me permitís decirlo, existen...apuestas apalabradas, por si el ánimo os lleva a querer participar. Mas no lo digáis a nadie muy en alto, que es práctica tolerada sólo mientras no se hace evidente en exceso.

Dom Alessian aprovechó la interrupción de su amigo el capitán para dirigirse a su escudero. Su rostro tampoco reflejaba emoción alguna, aunque la mano que puso en su hombro, desde su altura ligeramente superior, fue cálida, y su voz afable.

- Bien. Este caballo no es una espada, es quizá un comienzo más difícil. Tendrás que hacerte con él, porque llegarás a depender de su fuerza en muchas ocasiones. Deberás alimentarlo y cuidarlo, y tuya es la responsabilidad de que nada le falte. Tiene silla, bridas y arreos, pero no son de buena calidad. También deberás mejorar eso.

Ahora vamos todos. Aquí en medio ya estorbamos y tenemos un lugar que nos espera. Elldyrr, guarda el caballo. Al finalizar lo volveremos a visitar.

- Sí, mi señor - respondió el cuidador, y marchó con buen paso hasta perderse en una pequeña cuadra colocada para la competición.