Partida Rol por web

La ruina del Hombre

Días de música y sombra (Nactas, 2 de Numa del 471 d.T.)

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21/11/2007, 00:55
Director

El capitán se mesó la barba, pensativo ante las preguntas de Hans. Dejó viajar sus ojos verdes a través de la ventana, y los entrecerró un poco.

- Aunque no esté bien que lo diga, parecía más un animal enloquecido que un hombre. Intentó morder a los guardias, y sólo la protección de sus cotas de malla impidió que lo consiguiera. No se parece a nada que haya visto antes, ni veneno, ni sustancia incapacitante.

En cuanto a casos similares...bien, escuchadme, por favor.

El hombre se acercó a Hans y pareció aún más grande, seguro en sus movimientos y muy grave en el hablar. Llegó hasta apenas medio metro del Peloreon para susurrarle desde cerca.

- No es el primer caso, si hemos de creer a otros. Y todos han sido recientes. Hay gente intranquila, pero no puedo decir más. Yo y otros capitanes estamos encargados de la investigación, y puede que nos lleve tiempo, así que necesitaremos tranquilidad y colaboración. No queremos que la situación se haga incómoda y menos aún durante festividades.

Ahora creo que puedo dejaros a vuestro interés, señor. Tan sólo decidme si estaréis dispuesto estos días para que el Donner hable con vos. Así se lo haré llegar. Muy probablemente lo haría hoy mismo.

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21/11/2007, 01:00
Director

La chica no parecía en absoluto convencida de las palabras de Trevor, pero no se atrevió a moverse. Temblorosa, sus ojos comenzaron a llorar de miedo, y pareció olvidar lo que había dejado en una piedra a su lado.

Mientras, Alessian se acercó al lugar donde el bulto asomaba, ya enganchado en las cañas. Con naturalidad, como si no fuera una visión horrible, sacó el cuerpo del agua, no sin esfuerzo, y lo dejó en la orilla.

- Deja a la chica. No dirá nada si sabe lo que le conviene.

Lo añadió sin mucho interés, pero alto para que ella lo escuchase. La joven asintió casi con esfuerzo, repetidas veces y se tocó los brazos nerviosa, casi desesperada.

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21/11/2007, 21:36
Trevor

El chico se frenó a medio camino, mirando primero a su señor, que había proclamado aquellas palabras como si fuesen una orden, y después a la mujer que pareció asumirlas como tal.

Con un gesto casi de disculpa en su rostro, Trevor se volvió y deshizo el camino que acababa de realizar, volviendo junto a su señor y al cadaver que ahora se encontraba tendido en la orilla, alumbrado por un sol que por mucho que lo intentase ya no podría calentar aquella piel sin vida.

¿Qué hacemos con él, señor? - preguntó agachándose junto al cuerpo con los ojos recorriendolo, buscando alguna herida, alguna marca...cualquier cosa que le pudiese dar una pista de la causa posible que había acabado con aquella vida.

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22/11/2007, 00:37
Director

Tras él, Trevor escuchó más que vio a la chica volver hacia el río y lentamente recoger algo, la ropa empapada que no había llegado a lavar. Luego se fue bastante rápido, mirando hacia atrás y tropezando por nervios y descuido alguna vez, mientras Alessian parecía un hombre enfadado y la seguía con los ojos como si fuera a cazarla más adelante.

- Llevarlo de vuelta para que lo vea Jorgall, claro. Si éste es el hombre que buscan, entonces nuestro deber es entregarlo. No es que quede demasiado por devolver, pero tendrá que servir. Pobre diablo, no tiene ojos ni lengua, y toda la cara está mordida. Los peces han tenido que ver un buen festín en él, no cabe duda.

Trevo se acercó y vio que era cierto. Era una visión verdaderamente espantosa y llena de pesar. Un muerto sin ojos ni lengua no puede encontrar el camino de los espíritus, y se pierde para siempre vagando, hasta que es engañado por el Woolg y éste lo condena a su reino de hielo y niebla. Tenía los labios también mordidos, como la nariz y la cara, aunque los de los labios eran más profundos y amplios que los demás. Había unas manchas oscuras en las uñas, casi en todas, y tenía varios anillos en las manos, hermosos aunque sin brillo ya. Uno de los dedos, ya hinchado, tenía una marca clara de haber tenido otro anillo en él mucho tiempo, pues la piel estaba más blanca, pero ahora estaba desnudo. El cuerpo estaba vestido pero no tenía botas, sólo unas calzas cómodas.

En un doblez en sus ropajes, a la altura de la cintura y junto al cómodo cinturón de tela ya holgado, parecía haber un pequeño bolsillo con algo en su interior.

- Tiradas (3)

Tirada oculta

Tirada: 1d10+6
Motivo: Inspeccionar
Dificultad: 10
Resultado: 9+6=15

Tirada oculta

Tirada: 1d10+6
Motivo: Inspeccionar
Dificultad: 12
Resultado: 9+6=15

Tirada oculta

Tirada: 1d10+6
Motivo: Inspeccionar
Dificultad: 15
Resultado: 3+6=9

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22/11/2007, 09:11
Hans Peloreon

El joven Hans , mientras la mirada del Capitán se perdía a través de la ventana, observó el gesto de aquel hombre... un gesto que denotaba preocupación. Por la voz!!... Para el menor de los Peloreon observar que un hombre de presupuesta experiencia, otorgada por los años y los lances de la vida, reconoce que lo que ocurrió no se le parece a nada de lo que hibiese visto... no es muy alentador. Parpadea dos veces consecutivas cuando se le reclama, con palabras, mayor atención.

La figura del Capitán se hizo más grande a medida que se le acerca. Sin duda un hombre curtido en mil batallas. Su voz grave se tornó en apenas un íntimo susurro. El joven Hans tuvo que contener una exclamación ante la revelación y gravedad de las palabras. Asintió unicamente con la cabeza mientras la distancia entre ambos volvía a ser la de antes.

Hacedle saber al Donner, buen Capitán, que el hijo menor del Barón de Deerenhall está a su entera disposición para lo que bien convenga. Hace una pausa. Y a vos, os agradezco humildemente la interrupción de vuestros importantes quehaceres para venir a informarme... y más siendo conocedor, ahora, de los convulsos acontecimientos que nos asolan. Una nueva pausa. Entiendo la conveniencia de la discrección Señor. Podeis iros tranquilos. Termina por decir el menos de los Peloreon con una cordial reverencia.

El sonido de la puerta anunció que aquel hombre se hubo ido. El joven Hans relajó su contraído gesto y respiró aliviado. Aquellos encuentros le suponían mucho respeto procurando no trastabillar con sus palabras. Y ahora se veía en la situación de encontrarse con el mismísimo Donner. Una conocida inseguridad comenzó a apoderarse de él. Buscó el alfeizar de la ventana para sentarse allí y observar el paisaje desde esa posición.... Por la voz....

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22/11/2007, 10:16
Trevor

Trevor observaba el cuerpo con un gesto de asco pintado en la cara, mas intentó sobreponerse y se acercó lo suficiente como para poder ver cada detalle que mostrase el cadaver...absteniéndose de tocarlo mientras le fuera posible.

En un momento dado sus ojos se fijaron en el pequeño bulto que mostraba a la altura de la cintura...y la curiosidad comenzó a ganarle terreno a su propia repulsa.

Alargó la mano para recuperar lo que fuese aquello, pero a medio camino se quedó totalmente parado, quizá esperando la reprimenda de su señor por el simple hecho de plantearse el despojar a un muerto de sus pertenencias...aún así, su mano volvió a avanzar.

Aquí hay algo - murmuró - quizá nos aporte alguna pista de lo que le ha sucedido.

Finalmente sus dedos se introdujeron en el interior del bolsillo, para extraer lo que contuviese.

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22/11/2007, 18:39
Director

Alessian no encontró el gesto ciertamente adecuado, pero no le detuvo. Sólo sus ojos centellearon con un ligero reproche. Para entonces Trevor ya había metido la mano en el interior.

Del bolsillo extrajo lo que parecía una bolsita de cuero anudada con un hilo resistente pero algo aflojado por el agua. De la pequeña apertura rezumaba un ligero líquido oscuro, quizá fuera el agua que había entrado y se había mezclado con el interior. Fuera lo que fuera lo que hubiera en el interior pesaba para el pequeño tamaño que tenía pero no era rígido, pues se amoldaba si el escudero apretaba con los dedos, sin oponer apenas resistencia. Olía como algo amargo, y la bolsita parecía llena por la mitad. El cuero era marrón y estaba algo rojizo debido al agua, pero además tenía puntos casi negros, donde las gotas de agua mezclada habían caído, sin duda.

En ese momento, Alessian levantó la mano izquierda del cadáver, retorcida y lechosa, también mordisqueada. Tenía una mancha negroazulada, algo gris en los bordes, en las yemas del dedo índice y el pulgar.

- No toques nada más, Trevor. Esto es veneno. Mira si tiene en la boca, devuelve la bolsa a su lugar y llevemos este muerto donde debe estar.

Como por instinto, los ojos del escudero fueron hacia la boca del cadáver. Los labios habían perdido el color, y la boca estaba llena de sangre coagulada por la terrible herida que le había arrancado la lengua. De hecho, era una herida irregular y fea, nada limpia. El escudero no acertó a ver nada negro o parecido a la mancha que tenía en los dedos. Pero con tanto destrozo, sinceramente, se le antojaba imposible. En todo caso, los dientes, que estaban en bastante buen estado, no parecían manchados más que de sangre reseca.

Sobre ellos, la sombra de unos pájaros negro les rozó, y un lúgubre graznido fue toda la canción por el alma del desgraciado, allí a la orilla de un riachuelo, bajo la panza de un puente verde y dorado tallado como un caballo.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Tirada: 1d10+8
Motivo: Inspeccionar
Dificultad: 15
Resultado: 7+8=15

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22/11/2007, 21:27
Trevor

¿Veneno? - preguntó un segundo antes de darse cuenta de lo que implicaba aquella palabra...y apartó la mano lo más lejos de sí como le fué posible, intentando dejarla allá donde la había encontrado tocándola sólo con la punta de sus dedos.

Una vez hecho esto se levantó rápidamente y se acercó casi de un salto hasta el agua, donde comenzó a frotarse las manos para limpiar cualquier posible resto de aquella sustancia oscura y viscosa que pudiese haber manchado su piel.
Después de mirarse los dedos de un lado y de otro, asintió satisfecho de no ver ninguna señal...aunque aún sentía el temor en el cuerpo por lo que podía haberle pasado.

Respiró lentamente intentando calmarse, y por fin volvió junto a su señor - No he visto ninguna mancha en la boca - respondió ahora a la pregunta hecha por Alessian - más parece que fuese él quien manejaba el veneno que la víctima de él, de ahí los dedos manchados.

Lentamente se vuelve a acercar al rostro del cadaver - Y esta herida no parece producida por los peces, sino más bien de forma totalmente intencionada.

Al levantar el rostro observó la mirada de su señor, por lo que decidió callar y volvió a incorporarse - Le subiré a Wind para llevarlo hasta maese Jorgall.

Intentando tocar lo menos posible el cuerpo, pero con la suficiente seguridad para que no se le cayera, Trevor bregó con el cuerpo para subirlo a la grupa de su caballo.

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26/11/2007, 18:49
Director

Alessian ayudó a cargar el cuerpo. El caballero era sin duda un hombre fuerte, pero lo hizo con tanta naturalidad que estaba claro que no era su primera vez. Trevor sintió que tendría muchas cosas malas que aprender, al igual que otras mejores, para saber lo que en verdad es la vida de un caballero.

El camino de vuelta fue lento para que el cuerpo no se moviera. Una vez alcanzaron la base de la colina, en la que comenzaba la serpenteante ascensión, el caballero se detuvo junto al puesto informal de guardia, apostados con cara de hastío unos soldados jóvenes armados con lanza y escudo.

- Hemos encontrado un cuerpo flotando a la deriva en el Milrríos. Avisad ahora mismo al capitán Jordall y traed un carro para subirlo a su presencia. Rápido.

Los guardias titubearon, pero el sargento, aunque joven también, les hizo reaccionar dando órdenes. Afortunadamente, el carro lo tenían cerca, y lo hicieron llegar en un momento. Alessian no hizo ningún moviento.

- Ayuda a los guardias, Trevor.

El escudero se bajó y entre tres recogieron el cuerpo, aún húmedo, que apestaba y dejaba caer trozos de río sobre sus vestiduras, cosas legamosas y podridas que prefería no ves. Sólo un momento vio el rostro del muerto y, a pesar de no tener cuencas, sintió como si le estuviera mirando directamente.

Usaron una manta para tapar los restos y subieron. Alessian acompañó la marcha levemente por delante del carro, e indicó a Trevor que se colocara algo detrás de él. Así ascendieron con dos guardias en el carro, pasando los otros dos puestos hasta la primera puerta, en la que informaron. Uno de los guardias corrió a montar un caballo color nuez y desapareció a buen paso por la calle principal.

El paso que ellos llevaron, mucho más pausado, atrajo miradas, por supuesto, pero no muy graves ni sostenidas. La curiosidad propia de un pueblo con poca cosa que hacer más allá de sobrevivir, y recelosa de todo lo nuevo, sobre todo cuando viene montado y lleva los colores de la guardia que les "protege"...y controla. Trevor vio en ellos una mirada que sintió que estaba perdiendo, como si en aquel breve instante de tiempo en toda su vida, el caballo y su altura le hicieran sentir de otra forma. Era como si ya no perteneciera, al menos no tan claramente, a aquel lugar. Como si su camino fuera avanzar hasta atravesar el portón de la ciudad alta, y sólo allí tocar tierra.

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26/11/2007, 21:45
Trevor

La guardia estaba bien entrenada, y cumplieron las órdenes de forma rápida y rigurosa, perdiéndose uno de ellos camino arriba, en busca de su capitán para darle las malas nuevas.

El leve trote de Wind, le hacía recordar el breve momento de libertad que había experimentado cuando le dejó correr con libertad, convirtiéndose ambos en uno solo....parecía que hacía mucho tiempo de aquello, cuando en realidad sólo hacía unos minutos...el descubrimiento de aquel cuerpo en el río se había llevado el entusiasmo de Trevor, que ahora cabalgaba cariacontecido, observando a su alrededor y descubriendo que en cierto modo no le gustaba lo que veía.

La gente del lugar los miraba con lo que parecía temor en los ojos...algo que no llegaba a comprender, pues su señor era un caballero, en ningún modo una amenaza para ellos....lo cual le llevó a pensar irremediablemente que quizá aquellas historias que hablaban de caballeros crueles y sanguinarios tuviesen grandes dosis de verdad.

En ese momento una nueva certeza anidó en su pecho...él haría lo que fuese necesario para que no le miraran de aquella forma si alguna vez conseguía cumplir su sueño y ser un caballero.

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28/11/2007, 23:23
Director

Atravesaron las puertas que separaban ciudades y destinos, y sus guardias parecían prevenidos. Eran al menos ocho allí apostados, y varios de ellos siguieron el carro con la mirada durante un tiempo.

Las calles de la ciudad alta eran más silenciosas y la luz parecía dejarse caer por las paredes y los tejados. Las vidrieras de muchos ricos exhibían tonos que parecían cosa de magia, si es que alguien se acordaba ya de aquellas artes más allá de las esferas de Tadayr.

El carro atravesó todo aquello hasta llegar a una plaza elíptica con suelo de piedra blanca y bronce, donde un grupo de soldados apostados custodiaba al capitán Jorgall, quien se alegraba con los ojos de ver a su compañero, pero mantenía el gesto serio y una postura marcial, recia y firme, hasta que los caballos quedaron a su altura.

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28/11/2007, 23:33
Jorgall

- Coño, mozalbete. Te topas con cada cosa a tu lado que me alegro de no ser tu señor. Ni un miserable paseo puede darse desde que lo acompañas - dijo, y quedaba claro que bromeaba.

Su paso cadencioso lo acercó al carro. Allí retiró la manta que cubría el cadáver y lo expuso ante la mirada sorprendida de los jóvenes guardias. Alguno debía ser muy nóvel, de hecho la mayoría presentaba un aspecto inseguro, como si nunca antes hubiera estado en esas, y no supiera bien qué hacer. Jorgall tomó la palabra sin inmutarse al ver aquellos restos cadavéricos, profanados y marchitos.

- Buen destrozo han hecho de este desgraciado, y que me azoten si no es Rannedh, el desaparecido dado por muerto...con buen juicio por lo visto.

Se subió al carro y lo examinó. No tardó en encontrar la bolsa que antes descubriera Trevor, y la zarandeó un poco con dos dedos, como si poniéndola frente al Sol pudiera transparentar así la verdad.

- Polvo negro echado a perder, pero no me extraña. Este hombre era un alquimista. Este negocio será sucio desde el principio, y no me engaño. Alguien le ha mordido, eso está claro, y tiene todo el sentido del mundo, pero lo de los ojos es una sorpresa. Supongo que de eso se encargaron los peces, a falta de nada mejor que hacer.

Los soldados procuraban mantener una postura, pero era inútil para ellos. Trevor se notó más en su lugar que ellos, muchos no llegaban siquiera a su edad.

Jorgall se volvió hacia el escudero.

- Tú le viste primero, por lo que sé. ¿Hay algo más que puedas decirnos?

El señor Alessian lo miraba como los demás, como a un hombre adulto capaz de dar su propia respuesta.

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29/11/2007, 08:12
Trevor

Trevor intentó apartar la mirada del cadaver cuando Jorgall alzó la manta para poder inspeccionarlo, pero una mezcla de curiosidad morbosa y determinación para no retroceder ante nada, llevó de nuevo su mirada hacia el cuerpo, no pudiendo descubrir nada que no hubiese visto antes.

El escudero se sorprendió de recibir directamente las palabras del capitán de la guardia, en vez de dirigirse a su señor, que también se encontraba en el río cuando se descubrió el cuerpo.
Sus párpados se cerraron un instante, haciendo memoria de lo ocurrido, pero poco tenía que añadir a la información que ya habían dado.

No recuerdo nada especial - respondió - Estábamos junto al río cuando ví algo flotando y arrastrado por la corriente, así que descabalgué y me introduje parcialmente en el agua para llegar hasta él - señaló el cuerpo del carro - Acto seguido mi señor Alessian se acercó y extrajo el cuerpo del agua, tras lo cual lo trajimos hasta aquí.

Iba a añadir que no había nada más cuando recordó algo - ¡Ah! Recuerdo una cosa más. Junto al río había una mujer, al parecer lavando ropa, que lo vió todo.

Cerró la boca rápidamente, sabiendo en el mismo instante en que escuchó sus propias palabras, que quizá había metido en problemas a aquella mujer.

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29/11/2007, 22:34
Jorgall

Jorgall miró entonces a Alessian, quien asintió como aprobando las palabras de su escudero. El capitán se encogió de hombros.

- Tu suerte en este caso es tan cercana a los acontecimientos que quiero tenerte cerca, si tu señor no lo rechaza. Estoy rodeado de novatos tan nerviosos e impulsivos que me clavarían la lanza en un ojo cuando les mandara llamar. Míralos - hizo una señal hacia ellos -, más perdidos que un bastardo en la fiesta del nombre de su padre. Creo que tú me servirás mejor, porque conozco algo de ti, y me digo que podrías hacerme buen servicio. ¿Tienes algún reparo, viejo amigo?

Alessian negó gravemente, y miró a su escudero de forma neutra.

- Bien, bien. Pues ya está hecho. Harás esto que te digo. Acompaña a los del carro y lleva el cuerpo para que lo laven. Tratarás con un frÿlle llamado Casyyr, todo un personaje, pero del que aprenderás mucho. No dejes que nadie más lo vea, ni mucho menos lo toque. Para eso, voy a darte algo.

De una bolsa que llevaba junto a la capa sacó un trozo de papel enrollado.

- Esto te da derechos y valor a tu palabra. Ante cualquiera que dude, enséñaselo. Sus acciones responderán ante mí. Ah, y ve con eso al armero y dile que de mi parte necesitas una espada. Todo el mundo hace más caso a quien lleva acero al costado. ¿Lo has comprendido?

Tras ellos, los guardias nóveles reaccionaban de formas diferentes, pero ninguno de ellos abrió la boca, ni pareció seguro siquiera de lo que pensaba. Los del carro seguían a lo suyo, ya que eran unos mandados, y tanto les daba de dónde vinieran las comandas, tendrían igual que repartir los platos.

Jorgall se acercó entonces a Trevor y le habló en voz baja.

- Esto es importante, chico, así que presta atención. Hay otros dos capitanes más designados para esta investigación. El capitán Amryyrr es un hombre grande y barbudo, y también es correcto y un buen hombre y mejor soldado. Otra cosa distinta es Eddyck. Él es un mayordomo y alguien ha tenido a bien dejar que meta sus narices en este asunto. Es ladino, zalamero con sus mayores y déspota con sus iguales. Cuídate de él y de todo lo que huela a él. No me fío en absoluto y el sólo hecho de que haya sido propuesto me hace temer que aquí hay más tela que cortar de lo que parece. ¿Comprendes?

Notas de juego

Un frÿlle es un preste encargado de tareas relativamente mundanas, muy relacionadas con la servidumbre. Les oficia, aconseja y guía espiritualmente. Además se implica en los trabajos que realizan.

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29/11/2007, 22:58
Trevor

Los ojos del escudero fueron adquiriendo brillo según Jorgall iba pronunciado una frase tras otra, y su corazón se aceleraba con cada gesto de su señor....¡le estaban dando una tarea de gran valía! ¡Incluso anteponiéndole a verdaderos soldados!

Su mano temblaba levemente cuando la adelantó para recoger el papel que le tendía el capitán de la guardia, y la mera mención a portar una espada le llenó de una alegría y un orgullo que nunca antes había sentido....pero toda cruz tiene su cara, y a esa cara fué a lo que se agarró para conseguir mantener la compostura....no debía...no podía fallar ante la misión que se presentaba ante él...no, no lo haría.

Cuando Jorgall se acercó aún más a él y le dió los consejos necesarios para saber de quién o quién no podía fiarse, el rostro de Trevor ya estaba complemente serio.

Lo entiendo señor - respondió acompañando sus palabras de un asentimiento - tendré en cuenta esa información.

Hizo intención de dirigirse de nuevo hacia su caballo, cuando algo le vino a la mente - Maese Jorgall, una vez entregado el cuerpo al frÿlle...¿qué debo hacer? Ya que supongo que no puedo acercarme a la armería antes de cumplir esa tarea, pero una vez cumplida ¿necesitaré esa espada?

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03/12/2007, 18:47
Jorgall

El capitán se encogió de hombros.

- Si la necesitas o no, escudero, dependerá de ti. Esa espada significa, en su vaina, que tu voz debe ser escuchada. Cuando la saques de ahí, serás tú sólo el responsable del uso que le des.

Después de hablar con Casyyr, búscame. Yo estaré en otras cosas que también son importantes. Asegúrate de no dejar ninguna palabra suya por el camino, porque me importan todas.

Más allá de eso, cuando yo te lo diga volverás a ser un escudero y esa espada volverá también a su lugar. Es sencillo, ¿no crees? Ahora continúa.

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03/12/2007, 18:57
Director

Como si hubiera oído una orden, el conductor del carro azuzó al caballo y el carro se movió. Trevor subió en él con cierta premura, cayendo cerca del cadáver. Un olor a río y corrupción invadió sus fosas nasales, y se apartó de la manta para toser con asco.

El carro traqueteó insensible al estómago del escudero, y pasó bajo un arco alto, un puente, y luego otro arco. Era una zona abierta de la ciudad, bastante alta, que pasaba por la zona oeste del palacio, más allá de su muralla, una zona limitada en general a los hombres de armas, los guardias y soldados, a sus monturas y sus cosas.

Trevor pudo ver desde allí, a lo lejos, la extensión de los valles del Turry, que ya no eran más extranjeros, aunque lo fueron, y testigos de la violencia de la guerra. El gran río podía verse desde lejos, brillando en la distancia mientras recibía al Milríos en su camino hacia la grieta, mucho más al oeste, perdido en el territorio donde el Sol se acuesta. Era una hermosa visión, aún empañada por la distancia, que hacía sentir al escudero que el mundo eran inmenso, y que todo podría encontrarse más allá, y que quizá entonces, eso signicara que en algún lugar las leyendas fueran ciertas, fueran cuales fueran.

En esas se detuvo el carro y el conductor interrumpió los pensamientos con un anuncio ronco.

El tipo señalaba una puerta oscura, pequeña y tosca, pero resistente, con una aldaba oxidada. Estaba bajo otro arco que sostenía dos pisos de pasillo desde la muralla del palacio hacia una torre exterior que parecía colgar sobre el vacío, desafiante, en un equilibrio más bravucón que sabio.

- Ahí está la armería, hombre. Mira la puerta pequeña y pregunta por Benantyyr. Él te dará un pedazo de acero a tu tamaño.

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03/12/2007, 21:51
Trevor

Por más que Trevor intentaba evadirse de lo que se encontraba junto a él, por más que su mirada viajara con el aire hasta la lejanía y su imaginación volara con ella, una y otra vez el olor fétido del cuerpo le devolvía a la dura realidad, provocando que se moviera continuamente buscando una cómoda posición en el carro....algo que sabía que no conseguiría nunca.

El traqueteo del carro continuó durante un largo trecho, hasta detenerse en un lugar que no reconoció....nada extraño por otra parte teniendo en cuenta el poco tiempo que llevaba en aquel lugar.

Siguiendo las indicaciones del conductor, bajó de un salto y se acercó a la recia puerta que no mostraba más adorno que la aldaba.
El escudero la miró un instante con cierta duda, pero finalmente, con una gran inspiración e irguiendo la espalda, alargó la mano hacia el ornamento de metal y golpeó con ella dos veces....ahora sólo quedaba esperar que alguien fuese a abrir la puerta.

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12/12/2007, 21:07
Benantyyr

Un hombre mayor abrió la puerta. Estaba algo encorvado por el esfuerzo, y su frente perlada de sudor. Tenía el pelo completamente blanco igual que su barba bien cuidada. Una buena cantidad de pelo, ciertamente, recogida en una coleta que le daba más aspecto de letrado que de herrero. Y sin embargo, por su atuendo y el martillo oscuro que llevaba, no podía ser otra cosa.

- ¿Quién vientos eres tú, mequetrefe? - dijo con voz cascada cuando vio a Trevor -. Aunque eso dará igual, seguro que tú también vienes a por una espada. No sé qué os ha picado ahora a todos, sobre todo a vuestros comandantes, ahora le dan una espada a cualquiera. A ver ese permiso.

Trevor le enseñó lo que le había dado Jorgall, después de todo allí no había nadie más que él con su fragua y un montón de metal, polvo y armas en la penumbra. El herrero lo miró de pasada como si ya estuviera harto.

- Bien, espera aquí un momento.

Un momento después, el herrero volvió con una espada envainada. Era sencilla y no parecía nueva. De puño bruñido con el mango de cuero rojo. La guarda era pequeña, manejable, y parecía equilibrada. La vaina era negra sin más adorno que el metal que le daba forma. El herrero la sacó ligeramente para que se viera su primer tercio.

- Está bien templada y afilada. No la han usado mucho, así que no la han echado a perder. Ah, sí, creo que me la devolvieron porque el soldado la encontraba un poco cabezona - miró a Trevor -, es decir, que pesa demasiado de la hoja. Supongo que no la habré hecho yo. Mi memoria me falla a veces, pero nunca mi arte. Bien, aquí la tienes, espero que te sirva de poco, ya sabes...

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13/12/2007, 22:10
Trevor

El tiempo que transcurrió desde que el hombre desapareció en el interior hasta que volvió con la espada en las manos, se convirtió en casi una eternidad para el escudero, que apenas tuvo el ánimo para darle las gracias al herrero cuando tomó entre sus manos el arma.

Gra..gracias - respondió observándola detenidamente...puede que no fuera la espada imaginada en sus mejores sueños, pero dentro de su sencillez, le pareció preciosa - espero no tener que observar la hoja en toda su extensión.

Colocándola en la cintura, tras guardar el permiso que le había entregado Jorgall, se volvió y caminó presurosamente hasta el carro.

Vayamos junto al frÿlle - indicó subiendo de un salto. Su rostro mostraba ahora un gesto que nunca había sido visto en él...como si una mayor seguridad en sí mismo le hubiese otorgada junto con la espada...debía cumplir una misión, una verdadera, no una ilusión en su mente.