Partida Rol por web

Llegue a toda velocidad, mientras veia como la formación volvia a cerrar filas, aquello me lleno de orgullo pero lo que tenia que decir era vital para salir de allí.

-Encontre una salida!! ...apuesto mi casco y mis botas a que es el camino que indicaba el maese Dorg -dije atropelladamente mientras señalaba detras mia una de las rutas. A su vez ataque sin demora fuera de la formación a un par de esclavos, aunque no estuviera escudo contra escudo yo mismo era un islote de salvación en medio de un rio caudaloso, yo era un soldado del rey.

Aquello se convirtio en un fluido de información, y aunque aguantaban el tipo milagrosamente despues de despellejar a una multitud de esclavos y matar nada mas y nada menos que aun gigante del caos. Superados en numero y con no todos los integrantes del grupo sanos, aquello necesitaba una firme resolución o seguir empujando como burros sus arados hasta destrozar a los primos caoticos, o tocar retirada y vorver en otro momento con mejores cartas.

Mientras esto ocurria, las energias sacadas de los pobres vientos de la magia que concurrian en aquellas profundidades comenzaban a insuflar aquella cabeza de toro, todo aquel repertorio y tiempo invertido iba a llegar de improviso para hacer algo realmente perverso algo digno de los hijos de Hashut.

Mierda!, joder!, Por el Karak, hemos de salir de aquí por la dirección que ha dicho Ulrik, cuanto antes mejor, y ahora protegerme que intentare anular el desarrollo de ese hechizo que seguramente nos hará añicos. De repente una bala me alcanza y con el dolor viene algo añadido, algo que no me gusta, y que casi me revuelve el estomago y seguidamente al levantar la frente digo:- Cuidado con las balas, tienen magia de piedra bruja, han estado muy cerca de una, o la tienen aquí, que no os toque.
No eran palabras alagueñas, pero los enanos no necesitaba ese tipo de palabras, sino un objetivo y lo demás vendría solo, lo malo es que los que tenían enfrente también eran una sombra de lo que era un enano.
Se concentro en su interior y diciendo palabra tras palabras agarrando con fuerza el martillo rúnico que empezó a vibrar al principio lentamente y después poco a poco con mucha más fuerza como si tuviera vida propia y quisiera salir corriendo Una energía invisible se abalanzo sobre otra energía igualmente invisible y que solo unos pocos seres eran capaz de detectar esas corrientes mágicas. El resultado, solo ellos lo podrían saber a no ser que pasara algún efecto extraño del que tanto habían escapado los herreros rúnicos.

La situación era crítica, pues si bien los esclavos caían como moscas ante nuestros ataques, estaban logrando desgastarnos lo suficiente como para darles tiempo a nuestros odiados enemigos a cebarse con nosotros a base de disparos, y solo era cuestión de tiempo que nos acertaran. Apreté lo dientes de pura frustración... aquel era un combate que habríamos ganado por mil veces que lo realizáramos y, sin embargo, nos veíamos obligados a retirarnos so pena que el hechicero enemigo lograra el preciado botín... pero mi sangre ardía con la visión de aquellos malditos traidores y no me decidía a dar la orden

Fue entonces cuando el inconfundible sonido de una bala silbando cerca de mi cabeza me hizo dar un respingo, justo antes de escuchar a Girthal gruñir de dolor. Y no solo eso. Según decían estaban impregnadas de piedra bruja. Aquello ya era demasiado, no podíamos hacer frente a aquella amenaza sin comprometer la misión

¡Bemlir! Cúbrenos con uno de esos artilugios tuyos ¡Retirada, por el pasaje que indica Ulrik!¡Ahora! -bramé mientras hostigaba a los dos enemigos más próximos a Girthal para darle tiempo a retirarse sin sufrir daño

El músico se dedicaba a mantenerse en formación, y atender a las órdenes del Barbahierro mientras lo único que ofrecía a sus enemigos era su escudo.

Estaba totalmente reventado, y salir vivo después de su episodio con el gigante iba a ser una buena batallita que contar a sus nietos, si es que llegaba a tenerlos...

"Aguanta Garrim, si caes la formación se va al carajo. Aguanta joder".

Y mientras se arengaba a sí mismo siguió la estela del barbahierro, despacito pero sin pausa y en perfecto orden evitando ofrecer "de mas" a los esclavos que aporreaban su escudo.

Solo necesitaba un par de disparos más y reventaría la cabeza de aquel malnacido con trabuco que había vendido su alma al caos. Lo tenía permanentemente en el punto de mira de mi arma cuando escuché la orden de retirada del barbahierro y escuché el sonido característico del músico.

Los mil veces odiados enanos del caos habían conseguido una ventaja táctica al sacrificar a sus esclavos y la única forma de contrarrestarla era poner en práctica la retirada. Cumpliendo las órdenes de Kudrim descendí de mi posición elevada pues si disparaba desde allí muchos de mis compañeros recibirían las caricias purificadoras del fuego lo que no era nada deseable.

Una vez en tierra firme, desenfundé mi pistola experimental mientras caminaba hacía el túnel de salida preparándome para abrir fuego.

Una vez dadas las ordenas, aquella turba se vino arriba al ver que seguian empujando a los enanos, en realidad lo que estaba pasando es que se retiraban en formación, dando tiempo a que los rodearan pero dejando un chorreon de victimas en su lento caminar sin preocupación ninguna. Si no hubiera estado aquel terrible estandarte que seguia soltando humo por cada poro, hacia rato que aquellos maltrechas formas humanoides se hubieran dado a la fuga por salvar la vida, la poca dignidad que les quedaba, o por puro miedo.

Kurdrim se perdio en la masa de esclavos intentando volver ha hacer un tapón en la entrada de la gruta, mientras dejaba espacio para que el señor de las runas Girthal tuviera espacio para maniobrar en la formación. El señor de las runas no solo lo hizo a la perfección, si no que echo una mirada profunda al barbahierro que dio que pensar a este. Entre enanos tan veteranos unas pocas miradas bastan para conversar en muy pocos segundos.

Bemlir consiguio bajar rapidamente de su posición de tiro, y se coloco en un lateral de la formación esperando el momento justo de tiro  para evitar dar a sus compañeros,aquella arma que llevaba era todo un orgullo para él y aquella situación era un fenomenal momento para utilizarla ya que impactaria a muchisimos enemigos y dejaria una lengua de debastación allí mismo. Su mirada se cristalizo al ver como el barbahierro volvia a descolgarse de la formación y era engullido por una borajime de brazos, zarpas y objetos puntiagudos que aun no habian probado la sangre. Si decidia disparar daria a su veterano irremediablemente, a menos que volviera a cambiar de posición y se arriesgara a recibir ataques.

Los esclavistas buscaron una mejor posición adelantandose, para motivar a sus tropas hacia los enanos su farol había funcionado pero los enanos había perdido el valor de luchar en aquel momento y viendose superados decidieron huir. Aquello era un mal negocio, no podian dejar a una unidad de rompehierros tocada pero no hundida por aquellos corredores, darian la oportunidad de avisar a mas enanos, y desmontarian sus planes. Esto hay que terminarlo aquí y ahora.
 

Mirando de soslayo, vi como el barbahierro se perdio dde mi vista. Aprobechando que solo estaba dos puestos por detras del señor de las runas dije, también con la idea de que todos me escucharan:

-Señor, en esa entrada que tenemos detras el pasillo se vuelve estrecho y tendremos que pasar de dos en dos, un poco despues se ensancha- dije mientras devolvia un golpe a un enemigo osado-me he fijado que podriamos hacer un pequeño derrumbe golpeando una de las paredes, hay grandes rocas que nos daran unos minutos preciosos-

Con aquellas palabras, había conseguido dar una chispa de esperanza a todo aquello, podrian ir a lamarse las heridas rapidamente y volver en otro momento.

Esto es increíble pensé al ver como por segunda vez el barbahierro se metía otra vez en entre la turba, pero todo había sido dicho, el era el mas capacitado para darnos esos segundos preciosos y asi poder escapar. Espero que consigas unirte otra vez a nosotros. Ulrik se acerco y dijo lo que había encontrado, Al fin una vía de escape y que acortaba distancias con el objetivo, ademas era estrecha y se podía derrumbar, pero si se derrumbaba que pasaría con Kurdrim? En fin no era momento de pensar sino de actuar, y como me habían dado la responsabilidad digo:- De acuerdo Ulrik, Escucha!, vamos a ir hacia allí, retirada controlada, cerrar huecos , cuando lleguemos al túnel quiero una pared defensiva de veteranos incluido Kurgan y Tu, mientras el resto pasa al otro lado. Los primeros en pasar serán dos veteranos y después Dorg y Yo. Garrim y Bemlir esperaran junto al muro de veteranos para la retirada final. Garrin detrás, tocara el cuerno para animar a tus compañeros, y Bemlir, hara tu arte contra esos desgraciados disparando entre las filas de los veteranos, si es posible y hay suerte seguramente ayudemos a Kurdrim a regresar, siempre que dejemos un reguero de muertes a nuestro paso. Una vez que hayamos pasado, Kurgan se encargara de la retirada de los barbahierros, Garrim y Bemlir para que pasen al otro lado sin bajas y después Tu derrumbaras el pasadizo, espero que para entonces Kurdrim haya regresado. Lo que si es cierto, es que no podemos dejar que el enemigo nos siga persiguiendo. Ulrik, encargare de decírselo a los de ese lado y yo a los de este.

Así que acercándome hacia el lado mas próximo repito las instrucciones*, esperando que Ulrik haga lo propio. Hecho esto hizo una pausa mientras termino diciendo: - Adelante!, retirémonos hacia el túnel!

Las noticias del posible túnel de huida me hizo llenar de gozo mientras volvía a golpear con mi arma a un goblin demasiado ansioso. Pero la retirada no iba  a ser fácil y máxime cuando aquellos malditos enanos mezquinos nos disparaban con aquellas armas atronadoras pero mortales. Cuando ya Kurdrim desaparecía nuevamente entre la turba de esclavos, mi primer impulso fue salir en su busca, pero la voz de Girthal se abrió paso en mi mente, haciéndome detener en el último momento.

La sangre bullía en mi interior y la mera visión de Kurdrim asediado por todos lados me hacía mover inquieto en la formación, ahora rota. De forma ordenada comenzamos a retroceder hacia el túnel que habían encontrado. Si seguíamos las instrucciones del Herrero podríamos salir de allí con vida. Y si como él decía yo iba a ser el último en abandonar aquel túnel no lo haría hasta que maese Kurdrim hubiese vuelto.

- Garrim!!! Espero que cuando estemos preparados avises con fuerza a Kurdrim para que sepa hacia donde debe de correr…!!! – le dije por lo bajo al músico esperando que el sonido del cuerno lo hiciese orientarse entre aquel amasijo de brazos, piernas y armas…. Si mi amigo moría sin estar yo a su lado sería una gran afrenta a mi honor… Luego añadí.. – Vamos valientes Dawis!!! Debemos dejar de luchar por un rato para poder destruirlos después!!!

Con una úlrima mirada de pesar miré al lugar donde había visto al veterano por última vez. Un destello entre la turba me hizo ver que aún debía de estar allí. Solo esperaba que aguantase lo suficiente y que pudiese encontrar la salida. Ánimo amigo!!! Animé en mi mente

Tenía una trayectoria de disparo limpia, desde la que podía hacer mucho daño a los adoradores de los poderes ruinosos a la vez que diezmaba las filas de sus esclavos prendiéndolas en purificadoras llamas. Regulé la boquilla para que las llamas comenzarán unos metros por delante de mi justo a la distancia en la que las llamas podrían ser más devastadoras.

Estaba a punto de disparar cuando vi alzarse entre la marea de cuerpos un arma que conocía. El hacha del Barbahierro subía y bajaba sin descanso, seccionando miembros y acabando con las vidas de los desdichados esclavos.

Maldije mi suerte, pues con Kudrim allí en medio era evidente que no podía disparar. Los orcos y los goblins disparan contra sus propios hermanos y compañeros de armas sin ningún problema, pero ese comportamiento era totalmente impropio de nosotros los enanos.

Siguiendo, en parte, las instrucciones del herrero me desplacé a un lado, saliendo de la formación. Sabía que eso me expondría a algún ataque, pero un rápido calculo de coste/beneficio me dijo que tenía que hacerlo. Si había algún momento en que la pistola lanzallamas había sido de utilidad era este en el que estábamos ahora mismo.

Una vez en la nueva posición en la que Kudrim quedaba fuera del radio de acción del arma apreté el gatillo de mi pistola llenando de fuego toda la sala.

La unidad se retiró y Girthal salió sano y salvo del atolladero en que se había metido, desoyendo mis órdenes, pudiendo ir todo el grupo a reunirse con Ulrik. Por fin algo salía como era debido, ahora tocaba salvar el pellejo o llevarme por delante a tantos de aquellos malnacidos como pudiera

Observé como mis odiosos parientes se adelantaban creyéndose vencedores de aquella batalla de forma definitiva y entonces vi aquel odioso estandarte dedicado al Dios de la Oscuridad... Si me retiraba nada les impediría seguirnos y acosarnos por retaguardia, impidiéndonos alcanzar nuestro objetivo. 

No, no había más remedio. Mi prioridad era la misión y llevarla a buen término... y si para ello tocaba hacer un sacrificio... que Valaya me acogiera en su seno

*Si hay opción de abrirme paso hasta los enanos del caos cargaría hacia ellos, ignorando por completo a los esclavos, hacia el portaestandarte para quitarlo de enmedio y causar una bajada de moral... si no es posible, empezaré a dar hachazos mientras avanzo hacia los enanos del caos

El hechizo se formo al salir del estandarte, aquel arma mil veces odiada con aquellas runas brillantes de venganza forzaron a que los lentos zarzillos, como un kraken que se desparrama fuera del agua tuviera que esforzarse. La dispersión de magia falló y aquellos tentaculos consiguieron forzar una salida aun con el herrero tan cerca.

Los tentaculos buscaron al grupo de enanos pero estos se alejaban cobardemente. Aquel herrero debio avisar de alguna manera haciendolos huir. Como cobardes que eran, la elite del rey los habían llamado en otra epoca. Pero aun quedaba otro enano uno lo suficientemente osado y cerca como para que valiera la pena, el demonio no presto atención al grupo de esclavos estos no valian para nada él buscaba almas candidas y combativas, almas que valiera la pena torturar.

Todos los tentaculos fueron hacía un punto en concreto, el barbahierro, atacandolo por varios flancos pero fue tarde cuando el demonio descubrio las runas de su arma rozandose en ellas y produciendo una ólvidada sensación que hacía milenios que no sentia. Dolor, angustia, duda... la detonación de los mosquetones casí paso desapercibida, menos para el enanos que sufrio el daño.

Solo por una fracción de segundo justo cuando Bemlir disparaba su arma-prototipo todos los presentes pudieron ver como unos gruesos tentaculos atravesaban inmaterialmente el cuerpo del barbahierro, mientras una lengua de fuego como la de los dragones antiguos barria toda la zona.

*Ghital tuvo que recordar aquella batalla donde vio a una de estas gartantuescas criaturas, como aun con su envergadura volo gracilmente hasta estamparse contra una unidad de barbaslargas que muriendo como morian bajo las atenciones de las garras, su aliento y su odio brutal, aguantaban la posición quejandose de lo blanda que estaba su piel y la bonita decoración que tendria la siguiente mina. Todos estos comentarios no llegaron a escucharse, pero aquellos valientes junto a la ayuda del rey cazador, consiguieron matar a la criatura. El Rey del Karaz-a-Karak borro varios agrabios de su gran libro, aunque muchos hermanos quedaron tendidos sin vida despues de aquel encuentro, fue un día para recordar de como unos pocos ganaros a muchos, y como los enanos aun con el paso de las decadas vengarian hasta la última ofrenta escrita en sus sagrados tomos.

Pero volviendo de aquel momento de ensoñasión, todos vieron como la lengua de fuego tumbaba a una miriada de esclavos consumiendo al instante a muchos de estos y desorganizando a los que quedaban. Aunque algunos miraban de reojo aquella comida al instante aun chamuscadita, aquello fue demasiado para el día que llevaban y decidieron volverse por donde habían venido, aunque otros corrian hacia la fuente en parte para huir en parte para apagar las llamas que no se apagaban sobre sus lomos. El olor que piel quemada, comenzo a propagarse por todos lados. Y en medio de aquella espeluznante escena quedo el barbahierro, dudando entre si caer al suelo como un coloso o seguir embistiendo a todos los detractores de su raza, a todos los perjuros, a todos lo que tenian abierta alguna pagina en el *Dammaz Kron de cualquiera de los karak.

La unidad, al fin, parecía que me había hecho caso y habían retrocedido en busca de nuestro objetivo principal mientras yo me ocupaba de entretener a nuestros enemigos, tal vez a costa de mi vida, pero logrando una victoria mayor a largo plazo. 

Sonreía con amargor mientras lanzaba hachazos, detenía golpes con el escudo y encajaba aquellos que me intentaban, en vano, herir. Más un sentimiento extraño me embargó cuando el estandarte de los traidores empezó a moverse por sí mismo, como si una brisa inexistente hiciera que sus ajadas puntas revolotearan, mientras la magia oscura obraba su malignidad...

Un ser nacido de las peores pesadillas emergió del estandarte, tanteando el aire con innumerables tentáculos que intenté repeler sin éxito, golpeándome y atravesándome cuerpo y alma, produciendo en mí una agonía que hacía décadas no sentía, si acaso alguna vez había notado algo tan atroz.

Me mareé y mi cuerpo osciló de lado unos segundos hasta que un nuevo impacto me golpeó en la cabeza, haciéndome caer de rodillas mientras notaba como algo caliente empezaba a gotear de mi frente, a través del visor del yelmo, salpicando mis guanteletes manchados de sangre ajena de la mía propia.

Escupí al suelo un gargajo sanguinolento que daba fe del maltrato al que se había visto sometido mi cuerpo, intentando recuperarme, mientras aguardaba a que la turba que me rodeaba empezara a vapulearme con sus primitivas armas... pero aquello nunca llegó.

Un fuerte destelló envolvió la zona mientras gritos de agonía y el inconfundible olor a carne quemada colmaba el ambiente, viendo como las lenguas de fuego lamían los bordes de mi gruesa armadura sin causarme el menor daño. Sonreí mientras imaginaba a Bemlir con sus extraños cachivaches abatiendo a aquellos infelices de forma indiscriminada y me olbigué a hacer un esfuerzo hercúleo para volver a ponerme en pie

Vamos, maldito vago. En pie, carcamal. ¿No vas a dejar que el orgullo y la resistencia dawi queden en entredicho, verdad?- me dije a mi mismo entre dientes, al tiempo que me apoyaba en el hacha y me alzaba nuevamente

Esto aun no ha acabado, cobardes adoradores de la oscuridad. Ahora no tenéis en quien escudaros... ¡venid a morir!- les dije desafiante, embrazando con firmeza y fiereza a los enanos del caos

Con el fuego asolando las filas de esclavos había llegado la hora de retirarme hacía el túnel. Lancé una rápida mirada al veterano Kudrim deseando haber ayudado a que saliera vivo de esta. Pero poco más podía hacer seguir las órdenes y marcharme de allí ahora que aún tenía tiempo.
 

Era la primera vez en su vida que veía magia. Desde joven lo único que había hecho era entrenar para estar preparado para cualquier situación, pero ningún instructor te podía preparar para lo que acababa de pasar.

Ver al Barbahierro retorcerse y caer a manos de traicionera magia le ponían a uno los pelos de punta, eso sin contar con que el, no podía hacer nada, solamente rezar a los ancestros para que su líder no cayera... 

Y entonces, cuando parecía que iban a apalear a Kurdrim como a un borracho en una taberna, la lengua de fuego lanzada por uno de los inventos de Bemlir entró en escena, sacándole de ese estado meditabundo y dándole al barbehierro una oportunidad de salir de allí. Dado que ya no había una marabunta de esclavos alrededor, y de cara a no atraer a mas enemigos cogió el cuerno y esperó a que Kurgan le diera la orden explícita de tocar el mismo, sin hacer nada a cuenta propia. 

Aprovechó para acercarse al señor de las runas, y le puso con las dos manos y una cara muy seria el arma que se acababa de encontrar.

- Cuando me desperté del golpe había perdido mi arma, pero me encontré esta. Brilla por si misma, no se si acabo de recuperar una parte de nuestra historia, o es algo tocado por su pútrida magia.

Esperaba una rápida respuesta, dado que en breves marcharían de allí y quería saber que tenía entre manos antes de poner en riesgo mas a la unidad.

En ese instante se tocó uno de los costados, ahora que había tenido un momento para descansar, y se había pasado el  efecto de la adrenalina, le pinchaba el costado como si le hubieran clavado una lanza. Necesitaba atención médica.

La marea de esclavos cubría por completo a mi amigo Kurdrim, mientras me debatía entre el deber de permanecer junto a la unidad tal como Girthal había dicho y salir corriendo a ayudar al veterano a salir de aquella turba. Desgraciadamente, en aquellos momentos mi honor como portaestandarte quedaba por encima de aquello pero si el moría de aquella forma tan infame me daría que pensar.

Ver como los zarcillos de poder se enhebraban poco a poco hasta dar forma a aquella criatura me hizo hervor la sangre por un lado y erizar la barba ante la magnitud de aquel ser. Verlo como atacaba a Kur fue demasiado para mi que no pude evitar lanzar un grito de angustia:

- NOOOOOOOO!!!!!

Ver la inmensa lágrima de fuego que surgió de nuestras espaldas no ayudó a apaciguarme. Solo esperaba que la armadura de mi amigo aguantara aquella flamarada. Mientras los gritos de rabia cesaban momentáneamente para dar paso al lamento de los moribundos y los esclavos que huían, emergió entre el humo la forma magullada y maltrecha de Kurdrim. Se tambaleaba ostensiblemente, aguantando por pura testarudez Enana. Pero se notaba que estaba malherido y desorientado. No pude evitar girarme a Girthal:

- Girthal no podemos dejarlo ahí….!!! Solicito permiso para irlo a buscar. No dejaré…. no puedo… Deberíamos de ayudarlo!!! – añadí de forma apresurada sintiéndome un joven insensato ante la vehemencia de mis palabras. Pero aún así terco y dispuesto a discutírselo al mismísimo demonio que se presentaba delante nuestro…

Escuché parlotear al Umbaraki sobre el arma encontrada. Acaso no veía que no era el momento de ponerse a mirar armas. Debíamos seguir con la misión y salir de aquel atolladero… pero había tomado la determinación de que no nos iríamos de allí sin el veterano.