Partida Rol por web

Sighvat no dudo un momento, viendo que sus palabras no parecían tener mayor influencia sobre los matones, y dada la oportunidad que le brindaba Aleena. Al bárbaro le habían enseñado que el que golpeaba primero... el que golpeaba primero... bueno, no recordaba aquello, pero lo que si sabía es que no tenía que dejar de pasar su oportunidad...

Si el tipo duro pretendía intimidar, quizá funcionase con otros, pero el bárbaro se lo devuelve con creces de un derechazo a la mandíbula... con un guantelete que el otro no esperaba. Cae inconsciente, y la mueca de su mandíbula parece indicar que la tiene rota...

Leland se estaba preparando para actuar, no iba a verse involucrado en peleas en este momento. Ni en broma. Qué nervios.

Al elfo no lo veis porque esta arriba. Parece que no hace nada...

Los matones mientras, asustados por la eficiencia del grupo, hacen un ataque a la desesperada, pero fallan ambos contra los grandullones...

Aleena tras ganado la espalda de los matones, y haber dejado a uno fuera de combate, siguió situada tras los matones y aprovechó para golpear al que se enfrentaba con Erion, probablemente con la intención de dejar que el paladín pudiera evitar que ocurriera alguna desgracia con el que estaba sangrando. Un nuevo golpe de cachiporra golpeó en la ingle al pobre infeliz, que pudo una mueca de dolor antes de... ¿caer?

Aleena vuelve a hacer gala de su maestría impactando en las zonas débiles de los contrincantes, y el supuesto hombretón se encoge de dolor, y cae de rodillas, impactando en una silla y cayendo al suelo.

El barbaro, envalentonado por como iban callendo aquellos tipos, volvio a sacar de paseo su habitual puño derecho, que impacto en el rostro del ultimo de los alborotadores sin  darle tiempo a rendirse.

El último tipo cae antes incluso de poder pensar en una forma de huir. Esta vez, las tachuelas del guantelete del bárbaro se le clavan bajo la barbilla, y el tipo cae fulminado al suelo, con un tintineo de la espada al chocar contra el suelo.

el barbaro grito cuando el ultimo cayo al suelo, y los empezo a cargar sacandolos hacia el establo mas cercano.

- y esto es lo minimo que le puede pasar a quien no siga las normas en este local... - dijo con cara de pocos amigos - ¡ una ronda gratis ¡

dijo mientras sacaba al primero de ellos.

- Sigh, encanto, espera a que Erion confirmen que las heridas no son demasiado graves, que no queremos que nadie salga herido de gravedad... por muy idiota que sea. - luego parece recordar algo- ¿No habia uno que parecia el jefe del grupillo?

- Aleena cielo, recuérdame que nunca en la vida te llame ... - me quedo mirando fijamente a la mediana y me lo pienso dos veces antes de decirlo - ... lo que te ha llamado ese tipo.

Me inclino sobre los alborotadores. Los que Aleena ha tumbado están inconscientes, así que los obvio. Cuando despierten, el dolor de cabeza será suficiente castigo. Los dos que el bárbaro ha tumbado ya son otro cantar. No tienen buena pinta, pero mis conocimientos médicos dejan bastante que desear. Los examino como buenamente puedo, primero al que llevaba la voz cantante y después al otro.

Miro a Sighvat fastidiada.

- Luego tu y yo vamos a tener unas palabras. Erion, cielo, tu serías incapaz de decir algo así a una señorita, por eso eres tan encantador, estabiliza a ese par de idiotas, que si se nos mueren no va a ser bueno para el negocio

El barbaro sostuvo la mirada de Aleena y escucho sus palabras.

- Cuando quieras mediana.

La manera de decirlo y la sonrisa inquietante que habia mostrado el barbaro dejaban claro que Sighvat no habia captado la esencia de las palabras de Aleena y las habia tomado como promesa de un encuentro... personal... mas que como una simple advertencia.