Partida Rol por web

Tras asegurarme de que el tipejo realmente se ha largado, envaino la espada y me acerco a Aleena.

- Bueno, bueno, ¿te encuentras bien? espero no haber interrumpido nada importante - digo mientras le sonrío.

Aleena miró a Erion y sonrió francamente.

- Bueno, bueno, bueno. ¿A quién tenemos aquí? Es una sorpresa agradable verte grandullón, se ve que le has tomado el gustillo a eso de merodear por callejones. ¿Seguro que no has pensado en cambiar de profesión? Entiéndeme, no creo que pudieras ganarte la vida de otra manera, aunque, ¿cómo se gana la vida un paladín? ¿Está subvencionado por la iglesia a la que pertenece? - Aleena mientras habla con la velocidad de una manada de stirges se acercó al paladín y le palmeó con cariño el brazo- La verdad es que hubiéramos podido intentar atrapar a uno de esos simpáticos tipos. Es raro que intenten robarme en la ciudad, no es que sea precisamente rica, ni que lo parezca. En fin.... espero que haya sido solamente cuestión de azar. Me gusta verte. ¿Tienes algun sitio donde descansar esta noche? ¿estarás mucho tiempo en la ciudad?, ¿qué ha sido de tu vida desde la última vez?

No he encontrado un mapa de buena calidad, por lo que os dejo el mapa en pdf, que es el que viene en el Pathinder Chronicles Gazzeteer.

Mapa de Golarion

Parpadeo de forma cómica e intencionada ante el torrente de preguntas que en pocos segundos ha sido capaz de formular Aleena.

- Más despacio,  mi pequeña amiga, pocas personas están dotadas de tu locuacidad. Yo creo que la causa del intento de robo ha sido ese aire de fingida inocencia que sueles mostrar. A veces puede ser contraproducente si un par de tipejos te toman por una presa fácil.

- Y respondiendo a alguna de tus preguntas (las que soy capaz de recordar), no, no tengo alojamiento, había pensado en alquilar alguna habitación en una posada decente. No se cuanto tiempo estaré por aquí. Y mi vida es la de un paladín, así que creo que tú la calificarías de "aburrida".

- No lo veo claro, mi ingenuo amigo paladín: aquí me conocen mas o menos, y saben que no llevo dinero encima. - responde Aleena con un aire de repentina seriedad que se diluye hasta el punto de parecer un espejismo- ¿pero qué oigo?, ¿no tienes un sitio donde descansar? ¿a esta hora? - Aleena parece verdaderamente escandalizada- No puedo permitir que un amigo esté en esa situación. Si quieres puedes venir a dormir a casa. Creo que hay unas cuantas mantas y algo de sitio en algún lugar. No es que tenga mucho, mas bien nada, pero a quién da lo que tiene... - señala Aleena encogiéndose casi cómicamente de hombros.- Y no te hagas ilusiones. Estoy casada. Y aunque no lo estuviera mis hijos están en casa. Y además amo a mi marido, por mucho que no sea bueno para casi nada, maldigan los dioses su cara bonita. Bueno, no - corrige sobre la marcha- su cara bonita no. Ni nada de él, que a su modo es un pobre varón, como casi todos .- dicho esto mira hacia atrás- ¿Bueno, vienes o qué?

- Quizá esos dos que han intentado robarte no sean de por aquí. Igual han venido a la fiesta esa de ... - me quedo pensando un momento - ¿como se llama la taberna? ¿el goblin dorado?

- Y acepto tu generosa invitación sólo si me dejas aportar algo ... para la cena, por ejemplo - levanto las manos antes de dar tiempo a Aleena a replicar -. Y no estoy insinuando nada, ni mucho menos, solo pido que me dejes corresponder a tu generosidad, ni más ni menos ¿vale? Así que compraremos algo por el camino y no hay más que hablar - digo en un vano intento por evitar su réplica.

Si el paladín esperaba de Aleena una cortés negativa se queda francamente desconcertado. La mediana le observa con una sonrisa y asiente sin el más mínimo cargo de conciencia

- ¡Perfecto!, siempre viene bien algo más de comida para la cazuela. Precisamente por aquí cerca hay un puesto en el que a pesar de la hora intempestiva algo quedará que poder preparar para que todos comais algo.

Y en efecto tras pocos minutos después Aleena te conduce hasta una modestísima casa en el distrito del muelle. Su marido, un mediano de buena pinta aunque algo ojeroso y que, por un instante, percibes preocupado, cambia de cara cuando Aleena le cuenta que le has salvado el dia cuando un par de ladrones han tratado de encontrar en ella una presa fácil. Entonces el mediano se presenta (Jony) y empieza con Aleena una discusión de las que hacen época. Básicamente ambos consideran que es el otro quien debe quedarse en casa. Curiosamente es Aleena la que se impone con un argumento de lo menos... adecuado para los oidos de un paladín ( que yo sepa a mi no me buscan para matarme, así que no hay mas que hablar. Tú te quedas )

En ese momento se oyen los gritos y llantos de los niños y Aleena los toma en brazos y se mete a preparar los alimentos comprados mientras el paladín y Jony se quedan sentados en la mesa.

Charlando y riendo, pronto se hace de madrugada y os acostais. Preparais un confortable lecho al lado del hogar para Erion y dormis hasta bien entrada la mañana, a pesar de que los niños han estado jugando un buen rato por la casa.

Al caer la tarde, os dirigis al Trasgo Dorado para acceder al torneo.

Gracias a la fama que te precede, consigues una entrevista con Larur Feldin, la mano derecha de Saul Vancaskerkin en el salón de juegos el Trasgo Dorado. Lamentablemente, ya tienen todas las plazas de guardias de seguridad escogidas, pero te ofrece una invitación para el torneo para que veas lo que se cuece, ya que tienen la seguridad de que este torneo hará que el negocio aumente y entonces sí necesitará de tu servicios.

Es una pena que Sighvat carezca absolutamente de modales, aunque el interes que suele poner en sus "trabajos" suple cualquier tipo de inconveniencia debido a su falta de educacion (naturalmente, por un total desconocimiento de las reglas de cortesia). No es que en este tipo de tugurios exista un minimo de educacion, pero si es algo que Larul Feldin puede llegar a notar.

Obviamente Sighvat valora la posibilidad de malgastar 10 monedas de su pauperrima economia en este lugar, pero la posibilidad de conseguir un trabajo posterior pesa mas que el valor que tengan esas monedas transformadas en cerveza caliente.

"de todas maneras" piensa "existe la posibilidad de ganar algo... o por lo menos de no pelearlo con sangre" se dice mientras acaricia suavemente su hacha "skapa änkor" (creadora de viudas).

Al llegar a Puerto Enigma, el puerto bullía de actividad. Mientras buscabas por allí un alojamiento, oiste los motivos de tanto ajetreo. Por una parte la gente estaba alterada por los raros acontecimientos de los últimos días, en relación a la mancha del cielo. Y por otra estaban exultantes por el torneo de la noche anterior en una posada llamada El Trasgo Dorado. Por tanto, acudes allí a buscar alojamiento y quizá un trabajo como dealer...

Te recibe Larur, el jefe de sala, y te presenta a Saul, el dueño. Durante un par de semanas trabajaste en el casino, aunque pasaste desapercibido. No obstante, hiciste buenas migas con Larur, el enano cascarrabias que te recibió. Tras ganar un dinero, decidiste investigar la mancha del cielo, por lo que ya no trabajas allí.

Un día de la última semana, estando comiendo algo en otra taberna, oyes hablar a unos lugareños.

... sí, la verdad es que era un gruñón, pero es triste que alguien haya acabado con él. No se lo merecía. Dicen que Larur solo fue a devolver parte de un préstamo a Lymas Smeed, pero que éste lo mató y se quedó con su dinero. Otros dicen que solo fue una trampa, y que estaba metido en lios y alguien quiso eliminarlo. En cualquier caso, esos extranjeros que trabajan en el Trasgo Dorado fueron y se cargaron a Lymas. Así que ahora todo está más tranquilo... de momento. Veremos las consecuencias que eso conlleva en las calles...

Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando oigo las palabras del lugareño, el tenedor se cae de mi mano mientras lo asimilo y choca contra la loza.

Pero soy un elfo de reacciones rápidas, me levanto y me acerco al lugareño, mientras mi cara deja entrever una mirada de preocupación.

-Disculpa amigo, no he podido evitar escucharte. ¿Acaso le ha pasado algo al enano Larur? Era un conocido mío y buena persona ¿Dices que ese prestamista le asesinó? ¿Y que unos extranjeros le vengaron?.- inquiero.

El tipo te mira de arriba abajo, sin disimulo, con una ceja levantada, con curiosidad pero no sobresalto.

¿Acaso no has dicho que me has oido? Le revanaron el pescuezo de oreja a oreja, o eso dicen. Tiene mérito, pues la tupida barba le obligaría al asesino a hacer mucha fuerza...

Él y un amigo suyo saltan en carcajadas ante la gracieta.

-Si, vaya, es una pena.- digo con ánimo triste. -Y si fueras más amable y no te hubieses alegrado o hecho un chiste tan desagradable con mi amigo muerto te hubiera dado una moneda de oro por darme la noticia.-

Sin despedirme me doy la vuelta y salgo de la taberna, en dirección al Trasgo Dorado.

En estos momentos el Trasgo Dorado se encuentra prácticamente vacío, y está cerrado al público. A pesar de eso sabes que está abierto porque trabajaste aqui, y ahora es cuando se reciben los pedidos de la comida y bebidas diarias.

De hecho un mozo sale del almacén n esos momentos con un barril vacío. Cuando entras, ves a Saul dando voces por el salón principal del local. Cuando nota que hay alguien, mira de reojo pero no te reconoce.

¿Qué quieres? Esoty muy ocupado ahora mismo, jovenzuelo.

Me acerco y hago una reverencia amable, seguidas de unas frases melódicas y tranquilas.

-Buenas tardes, Señor Vancaskerkin, ¿Podría dedicarme un minuto de su valioso tiempo? es obvio que no me reconoce, me llamo El-Rohir Ylandara y trabajé para usted hace unas semanas en el Trasgo, me han comunicado terribles noticias, dicen que mi amigo Laur ha fallecido ¿Es cierto ésto? ¿Quién fue el responsable de su muerte?.-

Pues no, no tengo tiempo, pero dime.

Cuando te mira, sí que parece reconocerte.

Ah si si si, ya me acuerdo. Me hiciste ganar dinero, fueron buenas noches. Y sí, por desgracia Larur ha muerto. Parece que un prestamista o algo así se lo cargó, pero quien ha investigado esto son mis empleados. Deberías hablar con ellos si quieres algún dato sobre el tema.

Por unos instantes el rostro de El-Rohir se contorsiona en algo parecido a una mueca de dolor, pero vuelve enseguida a su tranquila expresión, aunque una pequeña arruga queda marcada, ya imborrable, en su frente... los elfos de Golarion no están acostumbrados a la muerte de los seres queridos, no al menos sin haber disfrutado de muchas decenas de años de su compañía y sucesos como el que acababa de pasar, aunque sólo fuera la muerte de un conocido, hacen que cualquier elfo se acerque un poco a ser uno más de los "olvidados", elfos con el espíritu dañado por la vida entre las razas menos longevas.

-Lo sucedido es muy triste, creo que buscaré a tus empleados y preguntaré esos detalles, probablemente dar un último adios a Laur alivie mi dolor. ¿Sabe donde se encuentran actualmente?.-

Acaban de marcharse al puerto, a hacer un encargo.

Ahora largo, que no estoy para perder el tiempo.

-Eres bastante maleducado, pero claro, no puedes tener más de 50 años y eres demasiado joven para haber aprendido algo de cortesía... ten cuidado-dice tristemente el elfo-o un día alguien te malinterpretará y te dejará ambas manos a juego.-

-Te agradezco no obstante la información.-Comenta mientras encamina sus pasos hacia el puerto, tratando de recordar las caras de los empleados de Saul.