Partida Rol por web

La Tumba del Rey Lich

4. Una carrera contra el tiempo.

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02/04/2014, 01:12
Tanavar Nightwing

Se dice que algunos grandes Elfos Nocturnos, conocidos como Altonatos, siguieron hasta el final a la Reina Azshara y cayeron bajo el influjo de fuerzas arcanas, cambiando la noche por el día. Su tez oscura se volvió clara, y en sus almas el impulso de la naturaleza fue sustituido por un torrente arcano. Dejaron nuestro pueblo, al oeste, creando el suyo propio, al este. rechazando sus orígenes. Como el día y la noche, nos soportamos en la distancia, pero nos eclipsamos si intentamos brillar en un mismo sitio al mismo tiempo. Sí, podremos entrar en su ciudad sin peligro, pero espera más rivalidad que cordialidad.

Tanavar Nightwing, Elfo de la Noche.

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02/04/2014, 01:25
Narrador

Quel'Thalas, capital de los Elfos Nobles. Tu Troupe se había detenido, como todos los años, allí. Como todos los años, allí era donde tenías tus idas y venidas con Draekh Vhanlodes, que siempre te perseguía pero nunca te conseguía alcanzar. La ciudad era bella como pocas.

Sus defectos a tus ojos eran que su naturaleza era artificial. No era "natural", sino que la habían colocado ahí. Cada árbol, cada matorral, estaba colocado después de crear la ciudad. En contra, los elfos nocturnos construían sobre la naturaleza, sin destruirla, y no al revés. Además, en aquel lugar se respiraba magia, no naturaleza. El aire era puro, sí, y libre, pero no había grandes corrientes de escarabajos ni hormigas correteando por las calles. Sólo hebras de magia pura.

Actualmente estabas en un tercer piso. La ciudad, construida a varias alturas en algunos puntos, en este caso se cimentaba sobre un puente en el segundo piso, que a su vez se edificaba como techo para el edificio del primero. En si, podías considerarlo un magnífico laberinto, que no lo era tanto por no tener demasiados muros pero sí grandes vistas. Y ahí estaban vuestros carruajes, en una plazoleta circular que habían despejado para vosotros, un tanto apartada pero fácilmente accesible. Una zona de paso.

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02/04/2014, 03:40
Tanavar Nightwing

Oriel— dijo una voz grave—. ¡ORIEL!

Pegaste un bote en la hamaca, cayendo de la misma al suelo. La habías colocado tú, entre dos farolas, bastante alta. Sólo tú conseguías trepar hasta ahí con facilidad y tumbarte tras caminar sobre la cuerda floja. Podías ver media ciudad, y nada salvo el viento alcanzaba a molestarte. La caída, de varios metros, terminó contigo utilizando tus ya instintivas dotes de trapecista para caer grácil e ilesa.

Ante ti se alzaba Tanavar, como siempre sólo ataviado con sus pantalones y adornado con un par de plumas como pendientes. Sin embargo, parecía más serio de lo normal. Mucho más. Como si hubieses vuelto, otra vez, de unas ruinas ignotas tras aventurarte por ti misma. ¿Te habrían pillado robando y habrían pedido cuentas a Tanavar?

Lo dudabas.

Lo siento, pero has de ir a buscar a Cassandra, en seguida— te pidió de forma autoritaria—. Ha ido a la academia real de los magos, a mirar las magias de estos elfos. Tráela aquí, rápido. Es importante.

Rara vez Tanavar se comportaba así. Las pocas veces que lo había hecho, era con un motivo. Generalmente, recoger a toda prisa y salir corriendo, emprendiendo carretera y manta a otro lugar donde no les buscasen para ajustar cuentas y sí fuesen bienvenidos. Pero no siquiera ese parecía ser este caso. Al menos, no te habría despertado así. Por suerte, Tanavar siempre conseguía mantener la cabeza templada, sin importar la situación, y mantener el control de si mismo.

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02/04/2014, 10:34
Oriel Nightwing

Decir que Oriel se encontraba como en casa en esa ciudad sería mentir. Aunque, siendo sinceros, Oriel no tenía un lugar al que pudiera llamar "hogar" y si lo tenía, no se encontraba en ciudades llenas de edificios y piedra modelada, se encontraba entre los árboles y el rumor del agua, el canto de los pájaros y el crujido de las hojas secas al ser pisadas. La naturaleza al fin y al cabo. Pero todo había que decirlo, y aunque no se sintiese como en su casa, pasaba muy buenos ratos ahí. 

Tumbada en la hamaca, Oriel se dejaba balancear suavemente por el viento, con las manos en la nuca y una pierna sobre la otra. Entonces, el grito que dio su tío, hizo que despertase de su ensoñación... y de qué forma; sintió su cuerpo caer al pavimento, por suerte, acostumbrada a caer de alturas incluso más altas, supo caer sin daño alguno. 

- ¡Tachán!-exclamó, divertida al caer, extendiendo los brazos en cruz como hacía cuando ofrecía algún espectáculo. Pero, a juzgar por el semblante de Tanavar, la cosa era seria. 

¿A Cassandra?-¿Se habrá metido en algún lío? Naaa... ella es demasiado buena para eso...- Sí, claro, voy enseguida... ¿Pero por qué tanta prisa?-pregunta con curiosidad la elfa, mirando con sus ojos claros y cristalinos a su tío. Algo le decía que no le iba a responder hasta que Cassie estuviese con ellos.

Mientras recibía respuesta, o no, se dedicó a estirarse los brazos y piernas, pues los sentía ligeramente entumecidos después de estar tanto tiempo tumbada. 

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02/04/2014, 14:04
Tanavar Nightwing

Tanavar te sonrió, divertido ante tu jovialidad. No obstante, eso no le impidió seguir serio.

Tú aún no lo sientes, eres demasiado joven— comenzó a explicar de forma condescendiente— y estas gentes han abrazo tanto la magia que ya no perciben la llamada de la naturaleza.

No pudiste evitar pensar en cuando Tanavan, una noche, osó bromear con la llamada de la naturaleza, dirigiéndose a ella como la necesidad de ir al servicio — aunque no había servicios en pleno camino entre dos ciudades, claro —. Por supuesto, mente dispersa la tuya aparte, en este caso hablaba de sensaciones realmente druídicas.

Algo antinatural viene hacia aquí— continuó el elfo, visiblemente preocupado—. No sé qué es, ni a qué distancia está, ni nada, pero no creo que vaya a gustarnos. Lo primero es reagruparnos— señaló un carruaje o más bien, tus cosas dentro del mismo—. Llévate el arco. Y lo demás. Por si acaso.

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02/04/2014, 21:23
Oriel Nightwing

Puse los ojos en blanco al escuchar la réplica de Tanavar. Demasiado joven, demasiado joven... ¡Siempre era demasiado joven! Tengo dieciocho años, soy una elfa hecha y derecha... que sí, tal vez sean muy pocos comparados con su edad pero no me gustan esos comentarios y él lo sabe... Aunque tal vez por eso los use. Crucé los brazos sobre el pecho mientras lo escuchaba, parecía que la cosa iba sobre algo antinatural... no demasiado bueno, por lo que veía. 

¿Algo antinatural? ¿Aquí? Seguramente sea lo más emocionante que haya pasado por esta aburrida ciudad en...-alargué la frase, quedándome pensativa-... ¿Cuándo fue la última vez que vinimos?-pregunto de forma retórica, con mi sonrisa divertida aún en el rostro. 

Asentí a sus instrucciones, eran sencillas: coger mis cosas y encontrar a Cassie para después traerla a donde estábamos nosotros. Fácil. 

- De acuerdo, voy a por Cassie... Tened cuidado vosotros también-le deseé a mi tío, pues si era algo tan gordo como para que él mismo estuviese preocupado...-. Intentaré no tardar.

Volví a trepar a mi hamaca y cogí mi mochila y el arco. Sobre mi ropa de feriante - que consistía en una camisa holgada que dejaba a descubierto el vientre y unos pantalones de cintura baja bastante anchos, sin calzado - me puse una capa con capucha, ese era mi uniforme de viandante. No me tapé la cabeza pues así daría el cante mucho más. 

Hasta luego, tío Tanavar... Sí, intentaré portarme bien por el camino.

Dicho esto, me dirigí hacia donde me dijo para encontrar a mi amiga.

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06/04/2014, 14:28
Tanavar Nightwing

La última vez que pisamos Quel'Thalas fue el verano pasado— respondió Tanavar con una sonrisa. Él era el primero en considerar una ciudad arcana de lo más aburrida.

Asintió cuando le procuraste también cuidado y te reafirmaste en la idea de no tardar. Impasible, observó cómo te calzabas tus bártulos a toda prisa, siguiendo con la cabeza tus movimientos de trapecista para subir a las farolas y bajar de nuevo, como si fuese tan fácil como saltar un charco. Las habilidades de Tanavar eran otras.

Por una vez, no te portes demasiado bien— te pidió una sonrisa ladina—. El tiempo lo es todo.

Tras ello te abrazó, dándote un beso en la frente, y se despegó, acercándose al borde contrario y subiendo. Quedó así, pensativo, mirando al horizonte de la ciudad con las espaldas al aire y el cabello al viento.

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06/04/2014, 14:36
Narrador

Mientras tanto, a ti... te tocaba recorrer los cuatro picos que tenía la ciudad.

Tu primer paso era una decisión simple.

Desde donde estabas, un cruce elevado, podías tratar de saltar y aferrarte a una de las cuerdas que conectaban el flujo arcano de la iluminación nocturna — aunque en aquel momento era de día, los cables no desaparecían por arte de magia —, y así llegar a otro sector de la ciudad en un abrir y cerrar de ojo, corriendo por una cuerda floja sobre el vacío.

La otra alternativa era descender de aquel cruce al piso inferior por la vía rápida, haciendo descenso de muro lateral en lugar de coger el camino ordinario para peatones, animales de monta y carruajes.

Empiezas en la Casilla 1, y avanzas una a cada nuevo mensaje. En cada una, tienes dos opciones y has de escoger una, haciendo la pertinente tirada y narración. Representan formas de llegar antes a tu destino, la Academia Real de Magus. Según tus éxitos y fracasos, al final, obtendrás un resultado u otro cuando llegues al destino.

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06/04/2014, 17:01
Oriel Nightwing

Al escuchar las últimas palabras que me dedicó mi tío, esbocé una sonrisa traviesa. 

Lo has dicho tú, no yo, que conste...-le dije devolviéndole el beso que me da en la frente, aunque yo se lo doy en la mejilla. 

Sin entretenerme más, salgo corriendo hacia el lugar que me ha indicado mientras pienso qué atajos puedo tomar para llegar lo antes posible. Se me presentan dos opciones: o bien me engancho en una de las cuerdas que penden sobre la ciudad, o bien desciendo a la calle de abajo... La primera es la más peligrosa sin duda, pues una caída podría resultar fatal... Pero, ¿qué es la vida sin un poco de riesgo? Además, estoy segura de que puedo hacerlo. 

Allá vamos... 

Sin pensármelo demasiado salté a uno de las cuerdas. Me agarré bien a estas y comencé a balancearme para tomar impulso y subirme a la cuerda. Tras hacerlo un par de veces, logré alcanzar la fuerza suficiente como para subirme. Con cuidado, coloqué mis pies descalzos en la posición adecuada, esto sólo era un número más, un espectáculo... y siempre me salía bien, no tenía por qué temer. Extendí los brazos a ambos lados, en cruz, y comencé a andar por la fina cuerda. 

Mentiría si dijera que no estaba disfrutando del momento y que pocas veces podía mantener el equilibrio de una forma tan natural. Era como andar por la calle y no sobre una cuerda. 

Lástima que no esté en una actuación...-pensé, pues así nadie podía admirar mi destreza... ni dejar unas cuantas monedas extras. 

- Tiradas (1)
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06/04/2014, 17:47
Narrador

Tras unos segundos andando sobre la cuerda floja, comenzaste a caminar cada vez con más y más velocidad. Al final, parecías moverte al trote por la misma sin perder un ápice de equilibrio, usando tus brazos como balanza. Mirando abajo, podías ver una caída considerable hasta el nivel del suelo, y a ciertas personas en el primer piso, abajo y a los laterales, que se paraban a mirar — e incluso a señalar — tu osado avance con la capa ondeando tras de ti y el ombligo por delante.

Definitivamente, era para disfrutar aquello. La excitación del riesgo, el éxito y la admiración.

Conforme llegabas al final, viste que aquella cuerda conectaba a un poste de metal, que ejercía de nexo para varias cuerdas situadas a diversas alturas. No obstante, ninguna de ellas seguía hacia donde tú querías ir, aquel imponente y precioso edificio que se alzaba al fondo, unos barrios más allá.

Podías intentar saltar a la azotea de una casa cercana, deslizándote por el poste hacia abajo para, una vez en la altura correcta, impulsarte hacia al tejado y echar a correr por el mismo. Claro, que igual perder unos segundos intentando recordar algo más de las casas cercanas podía darte una ruta alternativa, y, quizá, que no incluyese otro salto al vacío.

  Puntuación: 3/35.

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06/04/2014, 21:50
Oriel Nightwing

Disfruté de lo lindo caminando por aquella cuerda floja que pendía sobre el vacío. Sabía que me estaban mirando y me gustaba, desde aquí, tan alto, tan lejos, tan poderosa, podía escuchar las exclamaciones de la gente, casi podía ver sus rostros creando una mueca de sorpresa, conmocionados por la expectación... ¿caería o seguiría adelante? Hasta que no sucediese una cosa o la otra, no podían asegurarlo... y esos los tenía en vilo, atraídos como moscas cerca de la lumbre. 

Llegué al final del poste y me puse de cuclillas, aún manteniendo el equilibrio. Miré a mi alrededor, buscando diferentes opciones que pudieran resultar viables. Podría bajar del todo e ir corriendo hacia allí... no, eso no era una opción desde luego. Una azotea cercana me llamaba, tentadora... Un salto más al vacío, sobrevolar parte de la ciudad. Con la adrenalina aún recorriendo mi sangre, era la mejor opción.

Sin pensármelo demasiado, descendí deslizándome por el poste hasta alcanzar la altura necesaria que calculé para poder caer bien. Y... salté. 

- Tiradas (1)
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07/04/2014, 04:18
Narrador

Saltaste al tejado de la casa donde debía morar un lugareño y caíste rodando, amortiguando el impacto. Te aseguraste de hacerlo protegiendo no sólo tus propios huesos, sino también los de tu preciado arco. Finalmente, sin llegar a detenerte, te pusiste en pie y seguiste corriendo sobre las alturas de la ciudad, donde no había leyes para detenerte ni ciudadanos para frenarte. Tras un par de tejados, llegaste a una intersección entre barrios diferenciada por varias calles.

Seguir corriendo por las alturas no era una opción. Tenías que bajar a la calle, aunque fuese por unos instantes, para pasar al siguiente barrio. Bajaste los demás tramos que te faltaban, acercándote a la altura del suelo, y te dispusiste a bajar del todo para cruzar al siguiente lateral y, poco a poco, volver a coger la altura y su ventaja.

La diferencia en este caso era sencilla. Podías saltar a la calle y esquivar al carruaje que en ese momento pasaba con los caballos al trote, llegando al otro lado para comenzar a trepar, o podías saltar sobre el carruaje y dejar que este te llevase un pequeño tramo, hasta que encontrases oportunidades donde valiese la pena bajar.

¿Lo interesante? Podías distinguir en aquel carruaje, en la parte de atrás, a un solitario guardia escoltándolo. Su melena plateada y su armadura de color grisácea y metálica te resultaban demasiado familiares. Estabas convencida de que era Draekh Vhanlodes.

  Puntuación: 6/35.

- Tiradas (1)
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07/04/2014, 13:16
Oriel Nightwing

Corría sobre la azotea de un lugar a otro, saltando, libre. Esta sensación de poder hacer lo que quisiera sin que nadie pudiera pararme, me sentía prácticamente eufórica. Me encantaba sentirme así, con mi capa ondeando al viento y mis pies prácticamente sin tocar el suelo. Sin embargo, toda esta emoción llegó a su final, pues llegó un momento en el que ya no podía seguir sobrevolando las calles de la ciudad. 

Descendí poco a poco, dispuesta a caminar a nivel del suelo en vez de por encima de este... la idea era menos emocionante, desde luego, pero en cuanto pudiera, volvería a alzarme sobre el pavimento. Entonces, entre las calles de la ciudad, vi un carruaje... y dentro estaba mi querido Draekh, ajeno totalmente a mi presencia. 

Habrá que pasarse a saludar... 

Podía optar por la opción aburrida y esquivar el carro... O podría saltar sobre este y darle una sorpresa a mi viejo rival.

¡Draekh!-lo llamé, justo antes de saltar y... no acertar.

¡Mierda! 

- Tiradas (1)
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07/04/2014, 19:04
Draekh Vhanlodes

Draekh giró el rostro, extrañado, y miró exactamente en tu dirección. Abrió los ojos como platos.

¡¿ORIEL?!— gritó terriblemente alarmado. Desde luego, no esperaba verte.

Te presentabas así, con la mayor de las sorpresas y una vez al año, y claro... pasaba lo que pasaba.

En un principio se cubrió de forma defensiva, pero al ver que ibas a dar un terrible golpe contra el suelo — aunque igual salías ilesa de una bonita cabriola — el hombre no se lo pensó dos veces. Pegó un bote, saltando del carruaje en marcha y clavó los pies en el suelo. Un par de segundos después aterrizaste en sus brazos, aunque el elfo no fue capaz de absorber el impacto y se cayó de bruces contra el suelo, contigo encima de él.

El carruaje se detuvo, frenando con sus caballos progresivamente, hasta que otro guardia asomó la cabeza tras una cortina y os miró, alzando una ceja. Draekh rápidamente le hizo un gesto con la mano, ávido, para que siguiese a lo suyo.

Las hay que no saben aceptar un no por respuesta— dijo en voz alta, ladeando el rostro para hablar en dirección al carro. Sí, le estaba dando una excusa muy imaginativa a su compañero, y para protegerte—. Oriel, por el amor de la Fuente del Sol...— masculló entre dientes, mirándote de reojo.

Draekh no tenía muchas alternativas, claro. Estabas sobre él, y no se iba a poner a intentar golpearte sin más, como a un vulgar delincuente, cuando eras una mujer, estabais en plena calle y tu delito actual, por el momento, era saltar desde un tejado — que no es que fuese algo legal, pero tampoco como para ponerse muy marciales —.

- Tiradas (1)
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08/04/2014, 12:16
Oriel Nightwing

Mi caída se vio amortiguada por los brazos de Draekh, que supo frenar mi caída, aunque cayéramos al suelo igualmente. Por suerte, no me hice daño, por lo que comencé a reír por la situación... aunque me fastidiase no haber hecho una entrada más triunfal. 

Esto era una prueba de fe ciega en ti, y las has pasado, ¡enhorabuena!-dije, bromeando, intentando salir del paso mientras me incorporaba.

Escuché la excusa que le daba a su compañero y lo miré con una ceja arqueada y los brazos cruzados sobre el pecho, con una media sonrisa traviesa. 

¿Conque "las hay que no aceptar un no por respuesta", eh?-parafraseo-. Que yo sepa, eres tú el que va siempre tras de mí...-digo, utilizando ese doble sentido que tiene la frase. Suelto una risa suave y sacudo la tierra que haya podido quedarse pegada en mis pantalones o en mi capa-. En cualquier caso, pasaba para saludar, para que sepas que ando por aquí... y estés atento-guiño un ojo-. Ahora me dirijo a la academia real de los magos de aquí... tengo que buscar a alguien por allí y debo darme prisa... ¿a que no te importa llevarme en el carro un poco? ¡Venga! Acercarme un tramito no te cuesta nada...-le pedí con una sonrisa, si no, tendría que salir corriendo hacia otro lugar donde pudiera llegar antes a la academia. 

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08/04/2014, 14:58
Draekh Vhanlodes

Draekh te miró con incredulidad y reprobación a partes iguales. Aunque miró también tu abdomen expuesto un rato mientras le hablabas. La culpa era tuya por ser una cintura de avispa tan hipnótica.

— Oriel...— comenzó el elfo—. Eres una delincuente habitual— aunque casi podría haber dicho cliente—, una sociópata— véase no existen leyes para ti—, y tienes una fijación enfermiza conmigo— véase, claramente devolviéndote la pelota, que siempre estáis jugando al gato y al ladrón—. Puedo entender todo eso, y que quieras que te atrape haciéndote la difícil, pero, ¿sabes qué ese carruaje es de la guardia, verdad?

Señaló al vehículo, donde el compañero de Draekh esperaba impaciente, mirando con curiosidad.

Claramente, a sus ojos, ese carruaje no iba a desviarse de su ruta.

— Voy a ignorar tu triple mortal con tirabuzón desde un tejado— concedió, y sabías que por eso ya podía multarte y, provisionalmente, detenerte—, pero más te vale no liarla. En cuanto acabe con esto, me pasaré por la Academia Real de Magus, y como la hayas liado... seré yo quien salte sobre ti.

Tras ello, el elfo te dio unos golpecitos, con sus nudillos metálicos, sobre tu vientre.

— Y ahora, ¿te importaría levantarte?— te pidió con firmeza—. Antes de que tenga una erección. Mi fe en ti no es tan ciega.

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08/04/2014, 21:22
Oriel Nightwing

Conforme habla Draekh mi sonrisa se va ampliando, muy divertida por la situación. Si lo que pretendía era ofenderme o, simplemente, que actuase de manera diferente, no lo iba a conseguir desde luego. No pude evitar reír cuando menciona mi supuesta obsesión enfermiza, sus palabras me hacían mucha, muchísima gracia. 

O tú conmigo, seguro que estabas pensando en mí cuando he caído del cielo... literalmente. Sueño realizado, no me des las gracias-dije, moviendo la mano para quitarle importancia a eso. Entonces menciona la verdadera naturaleza de aquel carro y hago una mueca de ligero desagrado-. Uff... ¿de la guardia? No, no es buen sitio para mí... Pero tenía que intentar que me llevases-me encogí de hombros. 

¡No era un triple mortal con tirabuzón!-reprocho, poniendo cara de ofendida- Era un doble mortal carpado con medio giro...-corrijo, aunque más bien fue un "doble mortal sin calcular". Vuelvo a reír una vez más cuando me pide que me levante, pues la consecuencias de no hacerlo podrían ser fatales para él-. Podría provocarte una erección sin tocarte siquiera, Draekh...-digo, mirándolo con la picardía bailando en mis labios- En cualquier caso... hoy no es ese día, lo lamento. 

Ruedo hacia un lado y me pongo de pie tomando impulso con mi propio cuerpo. Uno de los primeros "trucos" que aprendí, cuando caes, tienes que hacerlo rápido y con gracia para que no se note que has fracasado... al menos no demasiado. 

Prometo portarme bien... o al menos lo intentaré-le concedo al elfo, con gesto conciliador aunque mi sonrisa traviesa y divertida dice algo más bien diferente. Me estiro una vez de pie, con los brazos sobre la cabeza y me destenso-. Hasta más ver, querido Draekh. Ya nos veremos por aquí... La próxima vez que me persiga, te daré una ventaja de unos segundos, por haberme pillado por primera vez, aunque me haya dejado-río y le doy un beso rápido en la mejilla-. ¡Adiós! 

Sin más, echo a correr por las calles que llevaban a dicha academia. Me había alegrado de ver a Draekh, era muy divertido picarlo y retarlo... Espero verlo pronto. 

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17/04/2014, 16:05
Narrador

Draekh se quedó observándote brevemente mientras te alejabas. Después, le perdiste la pista.

Al llegar al final del camino tenías dos opciones. Trepar por el muro ladeado de un edificio que se alzaba anguloso desde el piso inferior — los elfos nobles y sus construcciones decimonónicas —, o intentar atravesar el angosto pasillo que ese edificio dejaba para conectar con el siguiente lateralmente hablando. Claramente, ese edificio debía de ser algún tipo de edificio público o especial, pero, ¿qué más daba? La causa era la causa, y tenías prisa por llegar a tu destino... interrupciones aparte.

Estamos en la cuarta base.

Cargando editor
21/04/2014, 14:12
Oriel Nightwing

Tras despedirme de Draekh, seguí corriendo por las calles de la inmensa ciudad. Mis pies prácticamente flotaban sobre el asfalto, acostumbrados a pisar terreno mucho más salvaje y menos cuidado. No me quejaba del pavimentos, en absoluto, pues era un descanso para mis pies... pero era todo tan artificial que no sabía como debía sentirme al respecto.

Entre brincos y saltos llegué a otra "bifurcación" de las mías. O bien trepaba, o bien me metía por ese callejón estrecho... Los lugares así nunca me gustaron demasiado, a pesar de que siempre se me ha dado bien escapar de estos... Prefiero evitarlo si hay cualquier otra opción. Por lo que opto por la primera opción. De un salto me engancho a uno de los salientes y comienzo a trepar, pero la fachada es demasiado... diferente a los árboles, por lo que no consigo subir más de un par de metros. 

Maldita sea...

- Tiradas (1)
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21/04/2014, 15:32
Narrador

Tardaste unos segundos en darte cuenta de que ese muro iba a darte más problemas de los que pensabas en un principio, así que te dejaste arrastrar de nuevo a la calle y seguiste corriendo, ignorando las miradas de los civiles que ladeaban el rostro extrañados al verte tan apresurada.

Al final llegaste a un callejón sin saliva, elevado en mitad de ningún sitio. Un mirador. Uno de los edificios, a tu izquierda, presentaba una pequeña grieta que te permitía, si te contorsionabas adecuadamente, entrar y corretear por su interior rumbo a tu destino. Por la derecha, sin embargo, había un pequeño saliente a modo de cornisa sobre el que podías apoyarte y, desde ahí ya...