Partida Rol por web

La Tumba del Rey Lich

1. Extraños compañeros de cruzada.

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10/03/2014, 19:04
Tabernero Belm

Las llamas avanzaron, engullendo una porción de taberna más grande si cabe, y se plantaron a los pies de Belm. No obstante, aunque el enano no sabía bailar, consiguió moverse sin dar a los humanos posibilidad a atacarle, y sin que las llamas comenzasen a quemarle los muslos. No obstante, no consiguió atacar antes que tú. Evitar arder sin exponerse a los ataques le consumía parte de su tiempo.

— ¿No me digas?—preguntó en tono sarcástico. Una pregunta retórica.

Aunque conocías a Belm lo bastante como para saber, que en el fondo, te lo agradecía.

Sólo disimulaba. Como tú.

Actualizo el mapa tras tu turno. Estás en J6 y el fuego ha llegado a J4 e I5, bajo Belm.

- Tiradas (3)
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10/03/2014, 23:43
Hagrim Magna

- ¡Aparta de en medio, estorbo! - grito al humano mientras hago girar de nuevo el martillo para tratar de impactarle en plena cara. Oigo el crujir de los huesos y sonrío con cierta macabra satisfacción mientras me muevo para ocupar la posición del enemigo caído y encaro al otro humano que nos hace frente a este lado del fuego.

Puede que con suerte Belm lo derribe y los otros huyan. Sino tendré que encargarme de los humanos que queden en pie mientras Belm intenta apagar el fuego. Ya se lo gritaré si se empeña en luchar.

Ataco al bandido en I7 y luego ocupo su posición (paso de 5 pies).

- Tiradas (2)
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11/03/2014, 16:08
Tabernero Belm

— Como dije— profirió Belm mientras levantaba nuevamente la jarra—, se hace así.

Clonk.

El sonido en la cabeza del bandido dio paso a que este cayese al suelo, sangrando.

Entonces Belm fintó ligeramente en transversal, saliendo del fuego sin quemarse.

Belm derrota al bandido I6 y se mueve 5 pies a J6.

- Tiradas (3)
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11/03/2014, 16:19
Bandido Defias

Los bandidos que habían sobrevivido a los golpes y a las llamas, simplemente, echaron a correr cada uno en una dirección distinta. El que en un pasado te atacaba cuerpo a cuerpo hacia la puerta principal, y el ballestero de la botella incendiaria, el de la voz cantante, hacia la cocina, intentando escapar por donde había hecho acto de presencia.

Naturalmente, la Destilería Cebatruenos seguía ardiendo. El fuego siguió extendiéndose.

Fin del combate. Hay un bandido Inconsciente (0 PG) bajo Belm y uno Moribundo (-2 PG) bajo ti.

Los bandidos de I3 e I6 están Moribundos y ardiendo. Los dos bandidos restantes escapan.

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11/03/2014, 16:38
Hagrim Magna

Aprieto los dientes y me contengo para no dejar escapar un gruñido de rabia. Me revienta tanta cobardía.

- ¡Vamos a apagar este condenado fuego! - grito a Belm mientras busco mantas, trapos o líquidos alrededor con los que apagar el fuego. - ¡Sal a pedir ayuda! - grito de nuevo mientras aparto mesas y sillas y procuro apagar el fuego, sobretodo el cercano a los dos bandidos que siguen con vida. Si puedo intentaré salvar a ambos, tanto al inconsciente como al que está malherido. Sé que debo estabilizarlo pero lo primero es el fuego, y Belm no está en condiciones de intentar apagar nada pero no sé si me hará caso.

Y ya pensaré luego en esos bandidos humanos. Como pille a uno cuando todo esto acabe... ya puede irse preparando.

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16/03/2014, 21:07
Hombre Oso

La puerta de la taberna se abrió cuando el bandido humano intentaba hacerlo desde dentro para escapar. La propia puerta le empujó, haciéndole caer al suelo. Belm se detuvo en seco en su avance, pues te había hecho caso e iba a pedir ayuda. En el umbral apareció un humanoide, vestido con gruesos ropajes de viaje, con un gran macuto en la espalda y un bastón en la mano. Llevaba un gorro picudo, plano y alargado, cuyo nombre desconocías. Y estaba cubierto de nieve, por la interperie.

- Barriles de cerveza, en la despensa- fue lo que dijo tras un par de eternos segundos mirando el fuego, visiblemente cogido por sorpresa-. Os ayudaré.

Habló en humano, y aún así, en un humano tosco, grave, forzado y rudimentario, con un extraño acento que no supiste identificar. Sus rasgos, a caballo entre un humano y un oso, también te eran algo desconocido. Sabías que existían criaturas así, pero eran pardas y vivían en las zonas de los elfos nocturnos. Este ser, en cambio, era negro y blanco, y parecía venir de bastante más lejos, pero estar igualmente civilizado.

Golpeó al humano por el camino, dejándolo inconsciente de un golpe, y echó a correr, manteniéndose lejos del fuego, intentando acceder a la cocina de la taberna. Volcar unos cuantos barriles de cerveza haría perder dinero a Belm, pero era la solución más rápida y eficaz para apagar el fuego, sin duda. Traer grandes cantidades de agua llevaría mucho más tiempo, y siendo el suelo de la taberna de madera, tiempo era algo que no tenían.

- Tiradas (1)
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17/03/2014, 10:34
Hagrim Magna

¿Un oso a rayas que parece una cebra? ¡Que me condenen si he visto alguna vez algo semejante!

Asiento ante el recién llegado y ante Belm, en parte me alegro de que sólo uno de los bandidos haya logrado escapar. Puede que algún día vuelva a toparme con él. Miro el fuego y cubriéndome como buenamente puedo con mi capa, trato de esquivarlo y dirigirme a la despensa para ayudar a este ser a apagar el fuego.

- Le echaré una mano.  - digo a Belm refiriéndome al hombre oso raro. - ¡Tú ve a por ayuda, cuantos más mejor! -

Al pasar junto al hombre oso gruño un seco - Gracias. - Ya habrá tiempo más tarde de hacer las presentaciones correspondientes. Supongo que el tipo lo entenderá.

Cuando sofoquemos este incendio, esos bandidos supervivientes van a tener que responder a muchas preguntas. Por las buenas o por las malas.

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18/03/2014, 16:41
Narrador

Durante un tiempo, breve pero frenético, el humanoide desconocido, el astustadizo camarero tras la barra y tú os dedicasteis a transportar a una y como pudisteis los barriles de cerveza para sofocar las llamas. Fue una tarea pesada, especialmente ante los barriles más grandes que habían de cargarse entre varios. Mientras tanto, Belm fue por ayuda.

Al terminar, el suelo olía a cerveza con más intensidad que tras cualquier noche de festejo que pudieses recordar. Los vecinos del pueblo habían acudido, y la cámara principal de la taberna, la zona de los clientes, estaba anegada por gente del pueblo. Saliste, te presentaste, y diste las convenientes explicaciones de lo que había pasado para reencontrarte con tus vecinos, tranquilizarlos, y agradecerles su cubo de agua para salvar la destilería de Belm, que aún así tendría que cambiar su suelo, pues dejaba parte de las tripas del sótano al aire.

El dueño de la Destilería Cebatruenos se quedó unos minutos más hablando con los vecinos y la clientela local, narrando cómo había sucedido el combate, aunque omitió decir nada sobre la mujer y sus mercenarios que le visitaron semanas atrás. Tampoco se escuchó palabra alguna sobre el hombre oso, que había permanecido todo el tiempo escondido en la cocina. Belm en persona se había encargado de que el camarero no dijese nada.

Así que te reuniste con el humanoide en la cocina, ya de madrugada.

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18/03/2014, 16:48
Hombre Oso

- Supongo que tendrás muchas preguntas- profirió como saludo la criatura extranjera.

Parecía cohibido. Su habla en humano, y sólo en humano, seguía siendo igual de tosca, y claramente se mostraba reacio a aparecer en público. Su mera presencia llamaría la atención, más aún si despegaba los labios. Además, no sabía si empezar a hablar directamente o convenía irse por las ramas, así que consideró que se hiciese a tu manera.

Quizás así sería menos traumático para todos.

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19/03/2014, 10:32
Hagrim Magna

Miro a aquel extraño ser de arriba a abajo con el ceño fruncido. Finalmente poso mis ojos en los suyos y sonrío. Alguien que ayuda así desinteresadamente sólo puede ser un amigo de los enanos. Le tiendo la mano de forma totalmente franca.

- Soy Hagrim Magna, Hagrim para los amigos. Puedes llamarme Hagrim. - Miro alrededor y busco casi con desesperación una cerveza. Es la cocina así que no tardo en encontrar una aceptable. Lleno dos jarras y le tiendo una al oso-cebra mientras yo doy un trago de la otra. Agarro un taburete y me siento.

No es difícil deducir que si cree que tengo preguntas sólo puede deberse a dos cosas. Uno su extraño aspecto que demuestra a las claras que no es de por aquí. Y dos, que me esté buscando por algo. Lo cual me extraña pero es posible que tenga que ver con Azar. En cualquier caso imagino que me dirá él lo que estime oportuno. Debo concederle su espacio.

- De momento no tengo muchas preguntas. No. - digo negando con la cabeza y con una sonrisa, aunque dudo que pueda verla por mi barba. - Pero sí me gusta saber cómo debo llamar a un amigo... - digo preguntándole de forma indirecta su nombre.

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19/03/2014, 12:43
Wu Brisa Fría

El hombre oso estrechó la mano que le tendías con la suya, de cuatro dedos, uno de ellos un pulgar oponible. Se dejó escrutinar, mirándote con pasividad desde sus ojos, pequeños en comparación tras la piel blanca y negra que enmarcaba su rostro. Aferró la cerveza que le tendista y la alzó ligeramente, profiriendo por lo bajo y de forma tosca algo que debió ser un agradecimiento mal verbalizado en humano.

— Mi nombre es Wu— se presentó con un pequeño cabeceo—. Wu Brisa Fría— matizó, aunque le llevó un poco decir la palabra Brisa—. Donde vengo, como en otras echpecies, no usamos apellidos de familia, sino renombres.

Lo cual venía a significar que, como los Tauren sin ir más lejos — hombres toro de las llanuras de Kalimdor, miembros de La Horda liderada por los orcos —, no heredaban segundos nombres del padre, sino que recibían un apelativo adicional según sus méritos, vivencias, personalidad u otros acontecimientos o hechos.

— Si el enano— Belm— te lo ha contado, yo iba sin dejar que supiese con la mujer que fue a verle con los humanos a sueldo— se explicó, lo cual significaba que Belm tampoco sabía nada sobre él —. Fuimos al Bosque de Elchynn— Bosque de Elwynn, al sur de Ventormenta, infestado de Bandidos Defias— a buscar a Azar, el Paladín— gracias a la información de Belm, sí—. Al saber que los Pañuelos Rojos— nuevamente, los miembros de la Hermandad Defias, aunque quizás sólo Wu los llamase así por desconocimiento— iban a venir aquí, me moví rápido. Pero que no me vean me hace algo lento. He llegado un poco tarde.

Apuró la jarra de cerveza como un maestro cervecero, sin contemplaciones ni dar señal de amilanamiento por el sabor en la garganta o sus efectos. Entraba como agua. Dejó el culo de madera sobre la mesa a su lado y volvió a hacer un gesto de agradecimiento.

— Necesitamos que Azar, el Paladín, hable por nosotros ante vuestros jefes— prosiguió—. Creemos que, ahora y no antes, necesitamos más manos. Los muertos se mueven despacio, pero todo el rato.

Su lenguaje no era en absoluto refinado, usando palabras poco acertadas o por lo menos mejorables, pero su vocabulario no era precisamente rico ni completo, y probablemente no sabría decir nada en otro idioma que no fuese el suyo nativo o aquel rudimentario humano. Al menos, haciendo un pequeño esfuerzo y leyendo entre líneas, se entendía.

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19/03/2014, 13:50
Hagrim Magna

Escucho con atención las palabras de Wu. Y no disimulo que mi curiosidad va en aumento a medida que logro descifrar algunas de sus sílabas mal pronunciadas. Mientras habla sigo dando tragos a mi cerveza, me sorprende lo rápido que él vacía la suya, pero es algo que me agrada.

Alguien que nos ha echado una mano con el incendio y que bebe así cerveza no puede ser una mala persona. Aun así vigilo sus gestos por precaución, tal y como Azar me enseñó¹. Me concentro en cada detalle de Wu para asegurarme de que no está aquí para engañarme, o a Belm.

Cuando acaba su explicación trato de poner en orden mis pensamientos.

- ¿La mujer sabe que viniste aquí? - es lo primero que pregunto. Dependiendo de su respuesta podré decidir si esa humana es amiga o enemiga. O al menos intentar hacerme una idea de sus verdaderas intenciones.

- Azar está muy ocupado y en otro lugar en estos momentos. - explico a Wu. - No sé ni si yo sería capaz de localizarle. - Supongo que ya lo sabrá y que entenderá que debe ser difícil dar con el Paladín. - Pero yo fui su aprendiz, - añado con cierto orgullo en la voz, - también soy paladín y si os vale puedo intentar hablar por vosotros. - No he dicho mis palabras a la ligera. Le debo una grande a este Wu.

- Háblame más de esos muertos. - incito al hombre-oso-cebra para que continúe mientras relleno de nuevo su jarra y la mía. Si es lo que creo, siempre he sentido un profundo odio por esas criaturas. Si están en camino o atacando algún pueblo quizá pueda hacer algo por ayudar. Algo más que meras palabras ante los líderes de una ciudad.

1* Detectar el mal.

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21/03/2014, 12:46
Wu Brisa Fría

La Raza a la que perteneciese Wu no era intrínsecamente malévola. Además, el propio Wu tampoco era malvado por naturaleza o carácter. Tu capacidad para detectar a los impíos de espíritu y las criaturas de mentalidad oscura no dieron resultado con él, y sabías que muy pocas cosas podían ocultar a alguien de ese poder, y difícilmente Wu tendría acceso a ellas, especialmente si venía de tan lejos.

— Vine por la mujer— te respondió con tono revelador—. Ella me dijo que uno de sus hombres a sueldo fue tomado por los Pañuelos Rojos. La dejé que siguiese tras Azar, y yo me moví aquí entonces.

El camino entre el bosque de Elwynn y Kharanos era largo y abrupto. Ya lo era entre Ventormenta y Forjaz, las capitales de las razas y puntos de referencia. Por eso había un tren subterráneo conectándolas. Ciertamente, por mucha antelación que hubiese cogido Wu, le habría sido imposible llegar antes que la Hermandad Defias. Suerte que esta última, lo que tenía de numerosa lo tenía de potencialmente débil. Si todos sus hombres eran como los que habías visto, claro.

— Azar trabajó para vuestros jefes. O eso creemos— inquirió el hombre oso. Tú no tenías constancia de que hubiese trabajado directamente para el Consejo de los Tres Martillos, líderes de la sociedad enana, pero hacía ya tiempo que no le veías—. Aún así, si haces que te escuchen, toda voz pesa. Y si quieres hacer algo más que hablar... tu martillo es bienvenido.

A partir de aquí Wu infló ligeramente el pecho, inspirando profundamente. Aquel era un tema que visiblemente le inspiraba, y era a lo que dedicaba sus días y todos sus esfuerzos. El camino de todo buen aventurero o héroe de su patria.

— Esos muertos...— comenzó titubeando—. A Azar y a ti se os dará bien meterlos bajo tierra otra vez— sonrió ligeramente, inflando sus peludas, anchas y ahora hasta alegres mejillas. Aquel hombre oso sonriendo parecía hasta tierno, pese a que fuese más duro de cabeza que un muro—. El continente norte... Rasganorte para vosotros, creo- rectificó, dejando más que claro que ni compartíais geografía, aunque sí nombres lógicos, es la amenaza— es el problema.

Wu se cayó un momento y se quedó pensativo, decidiendo qué decir y qué no. Finalmente, habló.

— Nosotros estamos muy lejos del continente norte. Más que vosotros— por vuestra posición actual era fácil deducir que estaban al sur. Sólo habías de triangular buscar un punto lejano de Rasganorte, pero desde donde Forjaz fuese accesible—, pero teníamos una puerta. El continente norte es rico en ciertos materiales, y nos permitía no cogerlos sin acabar con los nuestros.

Wu no tenía todo el diccionario como para decirlo, pero debía de estar hablando de materiales no renovables. Oro, hierro, diamante y demás materiales valiosos. Habían ido consumiendo las tierras deshabitadas, manteniendo las suyas limpias y naturales. Por contra, los enanos habían expandido sus tierras con caminos subterráneos, y los orcos habían ido arrasando sus montañas. Diferentes perspectivas.

— Ya había muertos antes, pero menos. Desorganizados. Algo los lidera ahora— arrugó ligeramente el ceño—. Desde que las demás razas entraron en esa tierra ha ido a peor.

Más actividad. Ese era un tema de conversación que daría de si. Sobretodo la postura de aquellas criaturas al respecto, pero ese era otro tema. No habían comenzado ninguna guerra abierta, en parte porque, quizás, no era una zona conquistada por ellos, sino una fuente de recursos huérfana que explotaban. No era una buena tierra para vivir, para nadie, ni siquiera para aquellos hombres oso pese a su sebo y su pelaje. Sólo había muertos, nieve, salvajismo y recursos. Así que se quedaban simplemente con los recursos.

— Comenzamos a irnos cuando vosotros llegasteis. Ahora, los muertos han intentado cruzar nuestra puerta, así que la apagamos— Portales. Como el que llevaba a Terrallende, la tierra natal de los orcos—. Pero ahora esos muertos piensan. O alguien piensa por ellos. Tenemos miedo de que la abran. Son demasiados, y queremos nuestra tierra.

Podían irse, claro. Podían buscar apoyo en los continentes más grandes. Pedir auxilio a los hombres oso cercanos a las tierras de los eflos nocturnos, o incluso a una raza dominante. Pero se habían mantenido siempre al margen por algo.

— Guarda el secreto— te pidió con rotundidad, como si se hubiese jugado el cuello diciéndolo sólo para conseguir tu ayuda o tu favor—. Como Paladín- aclaró, aludiendo a moralidad o profesionalidad—. ¿El problema? Que son muchos también para vosotros. Seguro que el norte de este continente ya está siendo atacado y aquí aún no lo sabéis. O eso creo.

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21/03/2014, 15:12
Hagrim Magna

Si la mujer ha seguido tras Azar seguro que acaba dando con él. No tiene más que seguir el reguero de bandidos muertos. Eso sólo pueden ser buenas noticias, Azar la escuchará y verá la verdad o mentira en sus palabras. Si hay peligro regresará aquí.

Pero mientras tanto alguien tiene que hacer algo. ¿No?

- Hablaré con el Consejo de los Tres Martillos. - Sentencié. Puede que no sirva de mucho pero nunca se sabe. - De todas formas sin una amenaza clara o pruebas de un ataque inminente... no creo que hagan nada.

Era una lástima pero era cierto. Así funcionaba la política y los que estaban al mando. Por eso era un camino que nunca me había interesado.

- Vamos a ver si lo tengo claro. Utilizabais un portal para recolectar minerales. Los muertos comenzaron a estar más organizados, temisteis por vuestra seguridad y cerrasteis el portal. Y ahora creéis que pueden volverlo a abrir... ¿Es correcto? - casi no hace falta ni que me responda. Creo que me ha quedado claro.

Pero tiene razón en una cosa. Si esos muertos están más organizados quiere decir que hay un mal mayor detrás de todo ello. Un mal capaz de ocasionar mucho daño. Quizá deba reunir un grupo de gente e investigarlo.

- Guardaré el secreto. - confirmo a Wu. Me tengo por un enano de palabra. Y cuando prometo algo lo llevo hasta las últimas circunstancias si es preciso. - ¿Podríais abrir la puerta durante unos segundos para un pequeño grupo? - pregunto mientras medito un plan de acción. - Creo que un grupo pequeño podría entrar y explorar la zona. Intentar llegar hasta esa mente que controla a los muertos. Si hay alguien detrás de todo sólo tenemos que acabar con ese líder y los muertos volverán a desorganizarse... dejarán de ser un problema. -

Estoy algo nervioso ante la perspectiva de un poco de acción de verdad. Esos bandidos Defias no me han hecho ni sudar. Si Wu y los suyos pueden abrirme la puerta... puedo reunir a un grupo de exploradores y aventurarnos ahí. Ante la promesa de riquezas los aventureros se lanzan de cabeza sin pensar en las funestas consecuencias. Pero si hago eso debo ser inteligente y reunir un grupo competente. Si morimos no seremos útiles para nadie. Y no habrá riquezas ni cerveza si acabamos muertos.

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22/03/2014, 11:48
Wu Brisa Fría

— Gracias— correspondió Wu ante tu voluntad de interceder ante el Consejo de Martillos—. Sí, min... erales— repitió, intentando aprender una nueva palabra—. Oro, metal, y eso— pasó unos minutos intentando describirte lo que terminaste por deducir como hierro por metal, diamante, cuarzo, lapislázuli y otras piedras preciosas—. Y roca. Y marfil. Y piel. Hay mucha bestia, no sólo muertos andantes.

Una tierra inhóspita en toda regla, aunque la presencia de no-muertos daba a entender que una tierra inhóspita por largo tiempo, otrora habitada.

— Es como dices. Los muertos andaron como uno, tuvimos miedo y cerramos el... portal— repitió, cambiando ahora la palabra puerta por el portal que comentabas—. Tenemos miedo de que lo abran desde el otro lado.

Asintió. Estaba claro. Habíais conseguido entenderos.

— Gracias— repitió ante tu determinación de guardarle el secreto—. Podemos abrir la puerta, pero no creo que mi... pueblo— escogió, a falta de otra palabra más adecuada en su vocabulario— lo haga. Los conozco. Ahora estarán intentando coger las piezas del... portal— se repitió la palabra para si mismo— y hacerlas a un lado— sonrió y negó con uno de sus tres dedos no oponibles—. Pero los conozco— repitió nuevamente—. No creo que puedan hacer eso. Igual la abren, igual no. No lo sé.

Tenías entendido un portal natural creado con medios mágicos no era fácil. Había pocos, y su consistencia física y sobrenatural solía ser excepcional. Se decía que eran como anclas del mundo. Pero con paciencia y los medios adecuados, podían desactivarse de forma permanente. No sabías si era así, y podías equivocarte, pero dirías que les llevaría meses, sino años, conseguirlo. Aún así, no eras el más adecuado para atreverte a fiarte de esas habladurías mundanas sin fundamento. La cuestión era que los hombres oso igual abrían el portal, pero igual no lo hacían. No te vendría mal contar con un segundo plan por si ese te fallaba.

— Tu idea me gusta. Lo único...— carraspeó y desvió la mirada, temiendo sus próximas palabras— que un pequeño grupo podría entrar y... explorar— parafraseó— la zona. Pero no llegar hasta el corazón del continente norte. No es posible. No llegarías... vivo— en otras palabras, no llegarían sin unirte al ejército de no-muertos—. No llegamos nosotros, ni vosotros. Y entonces eran muertos sin cabeza. Ahora algo los lidera— negó con la cabeza, nuevamente—. Por eso pedimos ayuda. Sino, iríamos nosotros.

Tenía razón. Tropas enteras habían desaparecido en ese continente. Unos cuantos gnomos, bastantes enanos — especialmente fusileros — y muchísimos humanos. El propio Arthas Menethil, Príncipe y Paladín de los Humanos, entre ellos. Haría falta un ejército mucho mayor para ello. Quizás varios ejércitos enteros. No sabías a qué os enfrentabais, pero ahora era todavía peor que antes. Eso seguro. Y con cada muerto que caía, sus tropas crecían. Eso era siempre lo peor de los no-muertos.

Aún así, quizás sea factible entrar ahí dentro con un grupo competente. De hecho, era lo mejor que podías hacer. Pero necesitarías fuerzas colaterales para avanzar hasta el corazón de Rasganorte. Y en cantidades militares.

 Ayudar a Wu en su cruzada personal contra los no-muertos, guardarle el secreto de su portal a Rasganorte y hablar en su favor ante el Consejo de los Tres Martillos te reporta un +3 a su Amistad contigo. Se acumula con tu Amistad base de 3 por tu Carisma personal, haciendo un total actual de 6. Ahora Wu no tiene una Asociación contigo, sino una relación de Camaradería.

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22/03/2014, 12:14
Narrador

Pasaste un rato más hablando con Wu, o intentándolo, y finalmente te sumiste en los pensamientos. Algunas jarras de cerveza fría y espumosa te terminarían de aclarar las ideas. Estabas nervioso ante la expectativa de una aventura de verdad, a tu altura, que supusiese un desafío, y que para más pasión incluyese no meros individuos malvados, sino criaturas intrínsecamente ligadas a las fuerzas del mal. Así que necesitabas el lujo de tiempo para pensar con perspectiva.

Tus próximos pasos eran cruciales. La parte estratégica de la campaña. Primero, hablar con el Consejo de los Tres Martillos. No te concederían una audiencia a altas horas de la noche salvo que el viejo Rey acabase de salir de su caparazón de roca, o que el mismísimo Thrall, líder de los orcos, golpease su puerta con un martillo muy grande y pesado. Además, necesitabas dormir. Y Wu también.

Decidiste darte la pleitesía de irte a dormir y consultarlo con la almohada. Mañana te esperaba un día muy duro si tenías que hablar ante los Tres Martillos. Y tenías mucho en qué pensar y muchas decisiones por tomar. Salvo que el Consejo de los Tres Martillos terminase por tomar alguna por ti, claro. Para eso estaban los líderes de la raza.

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22/03/2014, 12:20
Tabernero Belm

— He hablado con el oso— masculló Belm.

El enano te había apartado. Tú habías intentando irte, pero al salir de la cocina la gente comenzó a virotearte con preguntas. A pesar del sueño y tener la cabeza en otro lugar, pensando en tus cosas, eran las gentes de tu pueblo. Te permitiste el lujo de relatarles nuevamente la batalla contra los Defias y alguna que otra cosa más, sin ahondar en el motivo de porqué estaban aquí. Belm había dado una falsa excusa para protegerles, argumentando algo sobre un viajero humano que pasó por la taberna... y a efectos reales, inexistente.

Entretanto, Belm fue a la cocina y habló con Wu.

— Acaba de salir camino de La Fragua— La Fragua de Hierro, el apodo de Forjaz—. Se esconderá en el pequeño y frío almacén que tengo alquilado en la ciudad. Por si quieres visitarlo, la dirección es...— te la dijo—. Si no lo visitas antes del próximo anochecer, saldrá de ese agujero entonces y partirá de nuevo hacia el Bosque de Elwynn, para encontrarse con esa humana tan extraña y seguir buscando a Azar.

Era lógico. No podían verlo, así que se escondería cerca, donde pudieses acceder a él. Al fin y al cabo, el Consejo de los Martillos estaba en la ciudad. Esconderse en ella era su mejor baza para que pudieseis hablar. Y si no hablabas por el motivo que fuese, podría partir rápidamente a seguir con su camino sin perder tiempo. No salir de Dun Morogh, tierra enana, hasta el próximo anochecer igualmente. No tendría tiempo de ello, y dormir al raso era mala idea en estas tierras, llenas de nieve y osos no tan amistosos e inteligentes como Wu.

— Por cierto, Hagrim... gracias— te dijo con la mayor de las gratitudes—. Si no hubieses aparecido hoy, si no hubieses venido a la taberna, y si no me hubieses quitado de en medio a ese par de estorbos humanos...— negó con la cabeza, gacha, algo dolido de si mismo—. Igual ahora no estaría hablando conmigo, ni esta taberna podría tener clientes— suspiró de forma pesada—. Me hago viejo— terminó con aflicción.

 Tus decisiones durante el combate y sus resultados te confieren un +2 a la Amistad del Tabernero Belm. Actualmente, tu Relación con él es una Camaradería de 10 puntos.

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24/03/2014, 10:52
Hagrim Magna

- No hay de qué. - Respondo mientras deposito un apretón de una de mis manos en el brazo de Belm en señal de camaradería. - Los enanos tenemos que ayudarnos. - Añado sonriente. - Además así seguro que cuando venga de visita me guardas un poco de la mejor cerveza. - Finalizo con un guiño. 

Es en parte broma y en parte no. Por supuesto que me gustará que me reserve un poco de su mejor cerveza, pero por supuesto que se la pagaré también. Es lo justo.

- Visitaré al oso después de hablar con el Consejo. - comento a Belm. No me importa que el tabernero esté enterado de mis planes. Entonces reparo en que a pesar de cómo se muestra de estoico, sigue bastante herido. Recibió un par de feas puñaladas.

- Espera, ven aquí. - Pongo la palma de cada una de mis manos en ambas heridas, cierro los ojos y me concentro tal y como Azar y Thamner me enseñaron. Dejo que la energía fluya desde mi interior y se traspase al cuerpo de Belm para ayudarle a sanar¹. En cuanto acabo abro de nuevo los ojos y me despido antes de ir a dormir, al día siguiente me tocará levantarme temprano y presentar mis palabras al Consejo.

- La próxima vez a tener que servir cerveza con al menos una armadura de cuero... Por precaución ya sabes. Buenas noches Belm.

1* Imposición de manos: le curo 9 pg.

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24/03/2014, 12:26
Tabernero Belm

— Desempolvaré mi vieja armadura— asintió el enano—. Si está en el baúl de los recuerdos, claro.

En cualquier caso, correspondió tu despedida.

— Si te vas a ir más lejos, intenta venir a despedirte— te pidió—. Me has curado— apuntó con otro deje de gratitud—, pero mi orgullo sigue tocado y necesita una compensación.

+1 de Amistad con el Tabernero Belm.

 Obtienes 400 PX.