Partida Rol por web

La Lingüista resultó ser una Elfa Nocturna de aspecto maduro, con arrugas de expresión y un declive físico visible. Una clara señal de que los Elfos de la Noche eran longevos, pero no eternos. La mujer habló con la guardia en su idioma, haciendo que te perdieses todos los entresijos de la conversación.

Durante unos minutos, esperaste fuera de la casa junto con la guardia. Seguiste discutiendo con ella, como hasta ahora, de todo y de nada, hasta que la inspección de los documentos terminó y sólo quedaba una cosa por hacer.

No obstante... no todo salió tan bien.

De camino al Templo de la Luna, mientras avanzabas junto a la Cazadora por un pasaje estrecho y bastante frondoso, algo cortó, de golpe, tu conversación con la soldado de Tyrande. Y nunca mejor dicho. De golpe.

Notaste un impacto seco en tu nuca. No te pareció en absoluto una colisión extensa ni general, sino localizada y precisa. Si tuvieses que apostar, apostarías a que aferró tu nuca con una mano, bajo el cuello de tu armadura, y movió sus dedos de una forma muy concreta.

El efecto fue instantáneo. Te desplomaste en el suelo sin poder hacer nada. Ni podías moverte, ni hablar, ni hacer nada más que observar. Una parálisis completa. Hasta tu visión parecía borrosa y tus oídos algo acolchados.

Te pareció escuchar a tu acompañante, la Cazadora, intentar hacer algo. Advertir de las circunstancias. Pero unos segundos después escuchaste su impacto contra el suelo. Los pergaminos del Consejo de los Tres Martillos cayeron al suelo, ante tus ojos. Entonces, el sonido de unas botas serpenteando tranquilamente, una mano enguantada recogiéndolos con delicadeza, y el tacto de un pañuelo cernirse sobre tus labios y tu nariz.

Y tus ojos se cerraron lenta pero inexorablemente hasta la total oscuridad...

Lo siguiente que recuerdas con claridad es un fuerte impacto contra el agua. De cabeza, concretamente. Al abrir los ojos y ascender a la superficie, viste — y escuchaste— que estabas al borde de una cascada. El abrupto barranco hacía de muro por un lado, y aquella masa de agua, con forma de semicírculo — y una pequeña roca expuesta a la superficie en el centro —, se extendía al final como un pequeño río que seguía más allá.

Y entonces escuchaste otro ruido a tu lado, y viste a la Cazadora de Elune que te había acompañado comenzar a sumergirse en el agua, mientras se revolvía tras despertarse y comenzaba a invertirse para echar a nadar hacia la superficie. Al mirar arriba, viste una gruesa rama de árbol con restos de cuerdas, y a la figura sombría de antes, simplemente, echar a andar sobre la madera sin refinar — en cuclillas — hasta desaparecer de la vista en la espesura de las hojas.

Notaste algo también en tus piernas, desenredándose lentamente. Restos de cuerda cortada. Y algo en la cabeza. Mucha sangre. Habías estado colgando boca abajo. Te había tenido colgando boca abajo, inconsciente, mejor dicho. Y para colmo, ya no era de noche, sino de día, y sólo llevabas tu ropa interior. Como la elfa que estaba a tu lado. Atractiva elfa, todo sea dicho, pero en aquel momento tus pensamientos no estaban precisamente para centrarse en esos derroteros.

Ignora el objeto de I4 por el momento. Las tejas azules son agua, las verdes, hierba. La pared entre H0-J0 representa una catarata. El resto de pared en 0 un precipicio abrupto.

Acabo de desenredarme las piernas mientras trato de mantenerme a flote. Me palpo con la mano izquierda la nuca y al mirar mis dedos veo sangre. ¡Han osado hacerme sangrar! ¡Y a traición! Más le vale a esa figura escondida en las sombras que no dé nunca con ella o por todos los Titanes juro que se lo haré pagar.

Miro hacia la Cazadora para asegurarme de que sigue consciente - ¿Estás bien? - pregunto susurrando. Luego entorno los ojos explorando el lugar donde nos encontramos. Parece un foso perdido y alejado de cualquier civilización. Malditas costumbres élficas.

Maldita bastarda pienso para mí mientras veo alejarse a nuestra agresora. Odio el agua, odio estar sin mi armadura y odio que me arrebaten mi martillo. Pero sobretodo ODIO el agua. Fijo mi vista en el punto¹ más cercano donde podré hacer pie y comienzo a nadar hacia ahí apretando los dientes. No es por dolor, o por frío... es puro odio. Como me tope con esa figura sombría lo pagará aunque tenga que arrancarle la cabeza a mordiscos.

1* C3

— No— se limitó a responder la elfa, entre enfadada, desconcertada, y sincera.

Normal dadas las circunstancias.

La mujer, como tú, echó a nadar. Aunque eras más musculoso que ella, la mujer te sacó ventaja rápidamente. Era más larga que tú, una mera cuestión de tamaño. Además, nadaba con cierta destreza. Teniendo en cuenta que tú vivías rodeado de nieve y que ella tenía ríos y piscinas por todas partes, era más normal si cabe.

Pero... la cuestión es que tú no terminaste de moverte del sitio. Sólo conseguiste mantenerte a flote.

— ¿Puedes?— te preguntó entre dos brazadas, mirándote de soslayo.

Ya no te trataba de usted, claro. En estas circunstancias... era lo último en que pensaba.

Nadar CD 10 (Aguas Tranquilas): Te mueves 1/2 de tus pies como asalto completo o 1/4 como acción de movimiento. Si fallas por 4 o menos, te quedas en el sitio. Si fallas por cinco o más, te hundes.

La Cazadora de Elune avanza a E3.

En ese momento, se escuchó algo cortando una nueva cuerda tensada en las alturas. Ante ti, y a tu izquierda, cayó rápidamente una gran bolsa dentro de un cesto. Al chocar contra el suelo, pudiste escuchar cómo, algo que sonaba tal cual tu escudo, amortiguó el impacto de los demás objetos. Por el tamaño... cabían todas tus cosas, la verdad.

Aunque claro, estuviese ahí o no tu armadura, era demasiado pesada como para ponértela en el momento.

Aparece el cesto reflejado en I4.

Y entonces las viste. Cuatro criaturas verdes, menudas y con pequeñas extremidades si las comparabas con su cuerpo, aparecieron. A todas luces anfibias. Y estabas en su estanque. No parecían demasiado inteligentes... y cada una venía de un punto, rodeándoos como depredadores.

Aparecen Murlocks en A3, Q3, E7 y M7.

Justo por debajo de la catarata asomó una figura. Te percataste por el sonido del agua al tener nueva resistencia. Una cabecita roja, con motas azules que resplandecían. Parecía blanda, grácil, y hasta agraciada dentro de lo que podía ser una criatura marina. Pero llevaba una lanza pequeña en la mano...

Te miró con sus ojos ambarinos e hizo girar la lanza entre sus dedos unidos por membranas.

Aparece un Príncipe Murlock en I0.

- ¿Pero qué demonios? – grito en cuanto veo a las criaturas. Supongo que mi aviso da igual, ya que la elfa les habrá visto también. Maldigo entre dientes al ser, mujer o lo que sea que nos ha tirado aquí. Por las barbas de mi padre que ahogaré a esa hembra con mis propias manos en un cubo de agua apestosa.

- Chica… - digo a la elfa. – Espero que tengas un arma escondida porque me da que sino… - evidentemente en estas circunstancias voy a servir de poca ayuda.

Me concentro, ya que si quiero sobrevivir no me queda otra. Primero un brazo hacia delante y luego otro, y trato de avanzar hacia mi objetivo, primero debo hacer pie... luego me preocuparé de mi equipo.

Hagrim Magna avanza a E2, y si lo desea, a D2 o E3.

La Cazadora de Elune ni siquiera te respondió. En cuanto se dio cuenta de que todas tus cosas — y quizá las de ella — estaban tiradas sobre la solitaria roca en mitad de las aguas, viró su rumbo y echó a nadar hacia ellas a la velocidad que le permitían sus largas piernas. Sólo un poco más y el botín sería suyo.

La Cazadora de Elune avanza a H4.

El anfibio rojizo cruzó las aguas rápidamente, levantando salpicaduras a su paso, y se posó sobre la parte superior de la roca. Con un pequeño sonidito agudo, movió su tridente e intentó trinchar a la Elfa, pero la mujer fintó en el agua y los filos del arma sólo encontraron líquido.

Las otras criaturas, ligeramente más bajas pero más anchas, también avanzaron. Una de ellas te alcanzó a ti, y otra a la elfa. El primero de los monstruos, diciendo algo en su idioma, te atacó con las manos desnudas, intentando asirte un poco para poder morderte, pero no lo consiguió. Sin embargo, pudiste ver cómo más allá sí que conseguían mordisquear ligeramente el hombro de la elfa, antes de que se revolviese y, liberando un par de gotas de sangre, se zafase del agarre.

La Cazadora de Elune pierde 2 PG.

Maldita sea... Tengo tierra firme casi al alcance de la mano... pero por otro lado... Miro hacia la elfa y la veo en problemas y casi rodeada por esas criaturas. Esto no puede ser bueno. ¿Por qué me meteré en estos líos?

No me lo pienso dos veces y de nuevo echo a nadar hacia la elfa. Está claro que sin mi ayuda no saldrá de ésta, y yo sin mi arma no puedo enfrentarme a estos bichos por mucho que me gustaría estrangularlos con mis propias manos.

- ¡Intenta pasarme mi arma! - grito a la cazadora. Si tiene suerte y la encuentra y me la puede lanzar... a lo mejor tendremos una oportunidad. Dudo que ella pueda usar su arco en el agua.

Avanzas a F3, y si lo deseas a G3 o F4.

El Murlock te atacó con sus zarpas conforme te retirabas en auxilio de la elfa, pero no consiguió más que remover el agua entre tus piernas, sin éxito sobre tu carne. Aún así, decidido, te siguió, atacándote de nuevo y, esta vez, provocándote un pequeño pero sangrante corte en el muslo.

La arquera y jinete, cerca de ti, no tuvo tanta suerte. Los Murlocks se acercaron a ella desde todos lados, provocándole dos de ellos diversas heridas a base de superioridad numérica. Tenía un corte en el pómulo derecho y otro en la cintura de avispa.

Pierdes 3 PGs. La Cazadora de Elune ha perdido en total 8 PGs.

El anfibio rojizo atacó con su lanza a la cazadora, pero esta se zafó desviando el arma con la mano a centímetros de su rostro, y al ser no le quedó más remedio que ponerse a la defensiva en lo que recuperaba su posición favorable.

— ¡Iat Bakh!— gritó sin más en un idioma desconocido, con su voz chillona y dientecillos afilados.

La Elfa por su parte aprovechó para pegar un tirón al fardo y echar un vistazo. Metió la mano, y sacó tu martillo, que le pesó pero consiguió mantenerse a flote. Te lo lanzó con un rápido movimiento de la mano, moviéndolo antes en el aire para que ganase velocidad. Ahora estaba en cogerlo antes de que se hundiese demasiado, y que no te golpease. Era un martillo pesado.

— ¡Date prisa!— fue lo único que se le ocurrió gritar. No aguantaría muchos golpes más.

Juego de Manos, CD 10, para coger el marrtillo. Fallar por más de 5 equivale a recibir 1d4 de daño.

Por supuesto, semejantes movimientos para darte tu arma provocaron un nuevo aluvión de golpes sobre ella, aprovechando que se exponía demasiado a los ataques sin defenderse ni poder contraatacar. Recibió un corte en el hombro, y un desgarro entre la frente y el pómulo, uniéndose a la herida anterior, que por poco no la arrancó el ojo.

Su sangre comenzó a flotar a su alrededor. Las cazadoras eran jinetes móviles y blindadas a distancia. Ese escenario era muy contraproducente para ella.

La Cazadora de Elune pierde otros 9 PGs.

La más humanoide de las criaturas profirió un grito triunfal al ver cómo la Cazadora entrecerraba los ojos, perdiendo sus fuerzas.

— ¡Usha Tapan!— gritó, enérgico y motivado, mientras perforaba ligeramente uno de sus muslos.

Movió la lanza en sus manos, rápidamente, desencadenando un nuevo ataque mientras intentabas mantenerte a flote y recoger el arma, pero no consiguió nada esta vez. La Cazadora agachó la cabeza, sumergiéndola en el agua y evitando que la atravesasen el cerebro.

La Cazadora de Elune pierde 1 PG más.

Como su líder, los grotescos anfibios siguieron abalanzándose sin piedad sobre la elfa.

¿El resultado? La mujer comenzó a sumergirse, inerte, mientras echaba burbujas de aire y expandía un charco de sangre a su alrededor a partes iguales.

Entre tanto, el cuarto monstruo que te perseguía, intentó morderte, pero conseguiste darle un manotazo poniéndolo en guardia.

La Cazadora de Elune ha perdido un total de 21 PGs... y comienza a hundirse mientras se desangra.

I6 avanza a H5. M4 avanza a I4. D3 te persigue. Te toca, cuando te muevas o decidas dónde estás, actualizo el mapa.

Todo está sucediendo demasiado rápido. Al menos espero tener una oportunidad con mi arma.

En ese momento veo el martillo dirigiéndose hacia mí y alzo la mano para intentar alcanzarlo mientras me mantengo a flote. Mis dedos rozan el mango del arma, y ésta está a punto de resbalarse por su propio peso pero en el último instante logro afianzar el peso de todos mis dedos y cerrarlos sobre la empuñadora.

- ¡Sí! - grito animado. - ¡Ahora vais a ver, malditos engendros! - grito amenazando a esas asquerosas criaturas con el martillo empuñado con todas mis fuerzas.

Avanzo hasta G3 para estar junto a la elfa. Ataco al Murlock más cercano.