Partida Rol por web

La Velocidad de la Sombra

Preludio: La Llegada a Mar Sara

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19/04/2010, 21:07
Teniente Piett

- ¡Detente! 

Piett aparece con una camiseta sin tirantes y una toalla. Lleva unos pantalones militares y se seca el sudor de los brazos.

- Ya es suficiente. No os basta en pegaros tres contra uno que además necesitais un cuarto. Richard, espérame en el puesto avanzado. Vosotros,... - mira al resto - no sé ni vuestros nombres, sois la peor escoria de la base militar,... pero, Richard, acuérdate de cada uno de ellos... por tu bien.

Avanza unos pasos hacia vosotros. Los amigos de "Bones" te dejan caer sobre el suelo con un sonido sordo. Parece que ésta vez te has librado. Eran cinco y a pesar de eso has dado la cara con creces. Piett parece impresionado.

"Bones" se levanta y se va, haciendo antes la posición de firmes para saludar a su superior. El resto desaparecen con el rabo entre las piernas en distintas direcciones.

Quedas sólo en el ring, con un pequeño hinchazón en la cara.

- Me aseguraré de que os envíen a pelotones diferentes. No por tu seguridad, sino por la suya - sonríe y te tiende la mano para ayudarte a levantarte. - William Jensen, sé muchas cosas sobre tí. Sé que resistes los golpes bajos, que puedes pegarte con cuatro personas a la vez, y además que eres un poco respondón. ¿Qué haces exactamente aqui?

Cuando vas a responder te dice.

- Espera, cambiate y limpiate un poco. Date un poco de agua en esa herida y vayamos a tomarnos una cerveza,... ¿Qué me dices? Invito yo.

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19/04/2010, 21:41

Jensen acomodó el golpe lo mejor posible, aún así sintió como se le sacudían las ideas ante el tremendo manotazo. Se preparó para intentar una maniobra que le permitiera escapar, pero sabía que las chances de conseguirlo eran casi nulas. Contra todo pronóstico Bones había recurrido a lo más bajo para vencerlo, y si bien eso le arruinaría la reputación definitivamete al grandullón, á él podía terminar costándole la vida.

El grito de Piett llegó a sus oidos como la trompeta de los ángeles, y si bien en el momento en que los tipos lo soltaron tenía ganas de derribarlos y molerlos a golpes, se limitó a murmurar un - Cobardes - para que los que estuvieran más cerca lo escucharan. Sabía que si intentaba cobrarse el desplante, sería Piett quien le acomodase las ideas, por ahora bastaba con saber que a pesar de todo había genado, y definitivamente demostraba que Richards era una mala bestia.

Palpó su rostro para ver que tanto daño le habían hecho, al menos el hueso parecía entero, pero tendría la cara hinchada por un par de días; sonrió, Bones había quedado peor y más feo si cabía. Aceptó la mano de Piett y estaba a punto de contestar cuando el teniente lo paró en seco. Jensen asintió y saludo con una venia - Encantado, Señor, enseguida estoy con usted, señor. - dijo antes de ir a lavarse, cambiarse la ropa de gimnasia por unos pantalones militares y una sudadera limpia. Después de todo la paliza había tenido su premio, que un teniente te invitara una cerveza era algo que no pasaba todos los días.

Alcanzó a Piett unos momentos despues, llevaba el bolso en la mano y una chaqueta de aviador en la otra, recuerdo de su paso por la unidad de infantería móvil. - Listo señor, usted dirá donde vamos, si es lejos podemos ir en moto. - dijo señalando un vehpiculo aparcado delante del gimnasio con evidentes señales de uso pero en buen estado.

Notas de juego

Casi lo derribo a Bones :P quedó en 0, wohoo

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20/04/2010, 01:35
Ardo Melnikov

Mi mirada se queda clavada en el vaso de cerveza, ni me inmuto desde la primera mirada que le echamos todos nada más entrar.

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20/04/2010, 02:06
Teniente Piett

Piett sonríe, pero estais relativamente cerca y niega con la mano y con la cabeza.

- No hace falta. Conviene que te dé el aire.

Vais juntos hacia allí, veis la puerta de la cantina cerrarse. Parece que alguien ha entrado hace no mucho. Piett te pregunta sobre tu pasado.

- ¿Cuentame algo más de tí Jensen? ¿De dónde has salido? Y, ¿por qué tu cara me resulta tan familiar?

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20/04/2010, 02:08
Director

La chica responde al camarero. - No importa, tomaré un poco de cerveza y unas tortitas... - le devolvió la carta y se dedicó a juguetear con una servilleta mientras esperaba su comida, sin prestar atención a nadie en especial. Con un pequeño Gracias contestó al camarero cuando este le trajo la comida y en silencio, degustó la bebida con tragos breves.

En ese instante la puerta se abrió de nuevo. Entró Jensen, a quien alguno ya conocía. Tenía la cara morada y un poco hinchada. Justo detrás entró el Teniente Piett.

Todos los soldados dejaron lo que estaban haciendo y se pusieron en posición de firmes.

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20/04/2010, 02:11
Teniente Piett

- Descansen - dijo Piett con la voz grave. Después se acercó al camarero y pidió una ronda para todos los soldados presentes. La gente cambió el respeto por júbilo y todos tomaron una cerveza, brindando en honor al teniente. Finalmente se quedaron en la barra los que estaban.

Sejak, Ardo y Bernelli estaban centrados. Justo a su lado estaba la chica, Amy. Y un poco más cerca de la puerta se sentaron Jensen y Piett, parecían venir juntos y conversaban.

Las caras de todos, menos de Piett y de la chica, reflejaban las continuas peleas desde que habian llegado allí. Moratones, sangre de la nariz, y demás heridas superficiales.

Había sido un duro día para los "enemigos" del grande de "Bones".

Notas de juego

Ya solo me falta uno... xD

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20/04/2010, 02:20
Ardo Melnikov

Me bebo de un trago la cerveza y me levanto. La bebida hace que los recuerdos vuelvan.

- Voy a por mis cosas. Bernelli, Sejak, os veré luego. ¡Teniente, gracias por el trago!

Me voy andando.

Notas de juego

El resto del tiempo lo paso sólo esperando en el luar donde tenemos que esperar, fumando y bebiendo cerveza.

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20/04/2010, 02:24

Creo que llevamos 5 cervezas, la verdad es que no lo recuerdo ... - Sejak pensaba mientras bebía su última cerveza por cuenta del teniente.

Bueno, bueno. Nos vemos mas tarde Ardo - dijo mientras el marine abandonaba el lugar.

Por lo del dinero Bernelli, no te preocupes, como dijo Ardo no de mucho nos servirá después.

Al parecer esto se está llenando nuevamente - dijo con una sonrisa mientras recordaba la gran pelea que había terminado por vaciar el lugar.

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20/04/2010, 13:00

Jensen sonrió y brindó con el resto por el teniente, y luego se acomodó para tomar su cerveza y pensó en la pregunta de Piett mientras le daba un sorbo lento y agradable a la cerveza. - Tarsonis - fue la primer palabra que salió de sus labios - Orfanato militar en el distrito de Sangja, el semillero perfecto para la academia. - Miró alrededor suyo y sonrió - Quizá mi cara le resulte familiar por lo parecido que estamos todos, supongo que había necesidad de estirar los músculos.

Cuando pasó Melnikov y saludó al teniente, Jensen levantó su jarra hacia él - Suerte Ardo. - dijo a modo de saludo y volvió a su charla. La chica que estaba en la barra no le pasó desapercibida, pero estando con Piett y a menos de cuatro horas de embarcar no era momento de ligar. - La verdad, a no ser que haya estado en Tarsonis, lo más probable es que haya visto mi legajo. - Dijo encogiéndose de hombros para restarle importancia. Luego levantó la jarra y en su rostro se dibujó una sonrisa aviesa. - Por Bones, y por la enfermera a la que le toque arreglarle la cara.

 

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20/04/2010, 13:38
Amy Windom

Amy esperó su comida y observó a los hombres que entraban, viendo como iban llenos de moretones y cortes en la cara.

Se cuadró como hicieron todos y regresó a su silla, jugueteando con la servilleta. Mientras los demás soldados y camaradas brindaban por el teniente, ella se limitó a levantar la copa y bebió un trago corto. Cuando recibió la comida, apenas prestó atención a su alrededor, ni siquiera escuchó la conversación de los demás ni tenía ganas de hablar con nadie mientras comía. Además, no podía abordar a los soldados, no era ese tipo de chicas y ellos estarían más que dispuestos a cualquier cosa.

Comió en silencio tranquilamente, los chicos debían haber sido los que se habían peleado con ese tipo llamado Bones. Debían tener ganas de pelea, iban todos bastante mal y como doctora debería acercarse a preguntar por su estado de saludo, pero le daba cierta vergüenza estando el teniente delante. Quizás, si se acercaba a preguntar, pondría en duda su hombría por ofrecerles un poco de ayuda médica y se sentirían humillados delante del superior. Por otro lado, podrían tener algún problema en la cabeza si se la habían golpeado. Así, luchando entre su deber y su sentido común, Amy desviaba la mirada de tanto en tanto hacia el grupo...

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20/04/2010, 13:51
Director

Ardo sale a recoger sus cosas. Después de eso, se coloca en el umbral de una puerta y se enciende un cigarro. La soledad le absorbe por completo.

Sus pensamientos consiguen evadirse y por unos instantes puede ver sus recuerdos con una claridad asombrosa, reflejados como imágenes en el humo que expira. La nostalgia le invade, pero ahora su vida continúa. Con el valor que sólo te puede dar la pérdida, Ardo mira el horizonte, el sol se ponía coloreando el cielo de Mar Sara de un color... Dorado.


Mientras, en la cantina Piett charlaba amistosamente con Jensen. Bien era sabido que Piett se relacionaba mucho con soldados. Normalmente elegía a una parte de ellos muy selecta. Gente con potencial, para seguir su desarrollo. Aunque las malas lenguas decían que normalmente éstos acababan todos muertos. Por esta razón muchos dirigían una mirada triste hacia Jensen.

Él no sabía ésto, pues acababa de llegar, pero no podía evitar preguntarse las razones de eso.

Bernelli, bastante borracho ya, se sujetaba del hombro de Sejak mientras disfrutaba de su compañía. Sejak era un hombre interesante, simpático, y sobretodo no tenía ganas de pelea. Eso era todo lo que Bernelli había requerido para buscarse un nuevo amigo. Además, ante su problema "económico" Sejak había sonreido y le había quitado importancia. Lo cual era otro valor más.

Ardo también le había caído simpático, pero un hombre tan reservado, y de un deambular como ese. Seguro que el pelotón donde estuviera iba a acabar disgregado. A no ser que aprendiese un par de cosas. Cosas que, por otro lado, "Bones" siempre tenía en cuenta en el campo de batalla. Esa era la razón por la que los oficiales le permitían tanto grado de libertad. Pero no era el único al que le dejaban comportarse como un idiota sin cerebro.

 

La chica se sienta sola. No ha entablado conversaciones con nadie, pero sabe perfectamente lo que sucede a su alrededor. No puede evitar levantar la cabeza ante la mención de "la enfermera que le tenga que arreglar la cara" sin embargo decide permanecer en silencio y terminar de comer.

El tiempo pasa rápido, Piett se levanta y mira a Jensen, después mira al resto y eleva su voz con todo de discurso político.

 

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20/04/2010, 14:21
Teniente Piett

- Señores, señora . - hace una ligera inclinación del cuerpo. - Empieza a hacerse tarde. Que todo el mundo se reúna cerca del Puesto de Mando, se darán los destinos y una vez dados se les asignará un hangar donde deben estar puntuales - sonríe a Jensen, esta vez no dice cuanto queda.

- Asi que muévanse, y hagan que por una vez no llegue nadie tarde. Ya saben, el que se quede en tierra aquí se quedará. - dicho ésto se levanta, paga, saluda a los soldados y se marcha por la puerta.

El camarero le tiende la mano a Sejak para cobrarle y una vez hecho, le dice.

- Ya han oído al super-soldado. Dénse prisa - dice sonriendo.

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20/04/2010, 16:22

Finalmente era hora de partir, después de varias horas de estar peloteando por ahí era tiempo de hacer lo que venían a hacer. Entre nervios y emoción Sejak se levantó para saludar a su teniente.

El camarero se acercó para pedir el dinero por las cervezas - Bueno, bueno. Ahí está - dijo pasándole el dinero - podías traerme un vaso de agua para poder despavilar a Bernelli - dijo sonriéndole al camarero mientras intentaba palmotear a su amigo.

Ea Bernelli, es hora de partir. No te quedes dormido o te dejamos acá - dijo mientras sacudía al marine para despavilarlo.

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20/04/2010, 21:27

El tiempo había pasado veloz y la hora de partir había llegado. Jensen saludó al teniente y tras dirigir un saludo general a los presentes y admirar por un rato más a la chica cogió sus cosas y se fue hacia el puesto de mando. Había tomado apenas dos cervezas en previsión de un vuelo agitado, y sabiendo que Bones estaría tambien entre los que acudirían al puesto de comando. Que Piett lo hubiera salvado era un arma de doble filo, podía significar que Bones no volvería a meterse con él... o que directamente lo mataría en la próxima ocasión.

Cuando llegó a la explanada se acomodó de forma que pudiera ver llegar al resto y controlar donde se colocaban Bones y sus amigotes. No creía que intentaran nada en ese momento, pero nunca se sabía con escoria capaz de resolver una pelea uno a uno convirtiendola en un cinco a uno.

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20/04/2010, 21:52
Director

No hay ni rastro de ningúno de ellos...

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22/04/2010, 02:13
Director

Bernelli reacciona a duras penas. Gracias a la ayuda de Sejak puede levantarse y partis casi todos hacia el lugar dónde se darán las nuevas instrucciones.

Fuisteis llegando uno a uno. Jensen pareció pararse unos instantes, miró por encima de la gente a ver si podía alcanzar a ver al enorme de Bones, pero no fue así. No lo veía por ningún lado.

Alguien le dió un fuerte empujón por detrás. Su instrucción se hizo con el control y rodó por el suelo con habilidad para encararse con él, pensando que era el gigantón.

- Mueve el culo, montón de mierda - le espetó un sargento claramente irritado - ¿Qué estás esperando, guapita? ¿Una recepción personal? Corre a los barracones.

Jensen, al igual que el resto, cogió su petate y avanzó hacia el Puesto de Control de los Barracones, al otro lado de la pista de embarque. Finalmente accedisteis dentro, os hicieron formar en varias filas en la abarrotada sala que había nada más acceder al recinto.

Un hombre se paseaba entre ellos.

- Ya sabeis, niños y niñas. Dejad el equipo y desvestíos... ¡Y volved aquí enseguida!

Pese a que a algunos les repugnaba más la idea de desnudarse delante del resto y a otros menos, no tuvisteis más remedio que hacerlo. Todo formaba parte del final del reclutamiento y todos pasaríais a ser soldados en vez de meros reclutas.

Os empujaron, como ganado en el matadero, hacia la siguiente sala. El calor seco estava enfriando rápidamente el sudor ocasionado por el clima de Mar Sara, así que muchos de vosotros empezasteis a tiritar. La mayoría de los presentes erais hombres, pero ningúno se fijaba realmente en los que tenía al lado. Ni siquiera si era una mujer. Miraban, pero no se fijaban. Vuestra cabeza estaba fuera, en parte preguntándose por qué teniais que pasar por ésto una vez más, y en parte por la vergüenza arrastrada desde que os quitasteis la ropa.

Un hombre leía los nombres en una pantalla, mientras dos guardias con bastones aturdidores sacudían a los rezagados y tímidos para que se movieran.

... Alley.... Bouonus... Jensen...

Fue el primero en pasar. Después siguieron otros...

- ... Melnikov... Bernelli... Windom...

Tres de los que estaban en la cantina se movieron, uno de ellos a duras penas.

- ... Fu... Bowers... Sejak...Wabowski...Littlefield...

Finalmente todos pasasteis. El resultado fue el mismo para todos.

Los tanques de resocialización.

Algunos ya los conocíais, otros no. Los dos lados del pasillo en el que estabais estaban cubiertos por sendas filas de tubos de tamaño humano, llenos con un líquido entre verde y azulado. Os iban introduciéndo en cada uno, al que no quería entrar o le entraba el pánico, le azotaban con los aturdidores y le "ayudaban" a entrar. Era algo que sucedía siempre, a la gente no les gustaba esos tanques.

Jensen y Ardo tuvieron algúnos problemas y el proceso fue algo más lento,... y doloroso.*

En definitiva todos vosotros recordasteis vuestro pasado inmediatamente. Todo lo sucedido, vuestros recuerdos de infancia y evolucionando hasta... ¿mi viejo instructor?

Resultaba extraño que el instructor de uno y otro, podían tener diferente nombre, pero todos eran el mismo.

La escuela de armaduras, ¿cómo haberlo olvidado? Pasasteis allí semanas perfeccionando la técnica, ¿o fueron meses? Ahora vuestro arma y vuestra armadura eran vuestros mejores amigos. Recordabais vuestras clases de academia, a vuestro profesor enseñándoos la moralidad del mundo. No matarás decía mientras os enregaba un Gauss AGR-14...

Al salir todos os sentíais como nuevos. Os pusisteis la armadura de combate. En todos los casos era una CMC-300. También existía el modelo CMC-400, pero realmente no os importaba, puesto que llevabais portando una 300 toda la vida. Vuestros recuerdos con "ella" se remontaban a la más tierna adolescencia. Lo mismo pasaba con vuestro rifle, vuestro queridisimo rifle. Llevabais casi tanto tiempo con él como con vuestra armadura.

Algunos de vosotros pintabais ciertas cosas en vuestros objetos. La personalidad era una señal de humanidad en un mundo como el que ahora habitabais.

A vuestro alrededor ya estaba todo el mundo. Reconocíais a algunas personas. Había también algún murciélago de fuego entre los presentes.

Levantasteis la mirada. La señal de "salida" se había iluminado, cambiando del rojo al verde. Emitisteis un sonoro grito cuando la puerta empezó a abrirse. Os movisteis directamente hacia vuestro transporte, sabiais exactamente cual era.

Notas de juego

Podeis poner un post con vuestras vivencias personales. Os agradecería si al final de él me pusierais vuestra opinión de la partida, ya que es la primera que dirijo (por web) y soy un poco inexperto aún.

Si alguien creía que ya había pasado. Lo siento, pero creo que es un post lo suficientemente currado como para que obviemos eso :P Considerarlo que es, aquella vez que os pasó a vosotros ;)

De hecho, tengo entendido que no se hacía de una sola sesión muchas veces,... :S

*(os pondré un post aparte)

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22/04/2010, 17:50
Director

Os introdujeron en el tubo. El líquido verdoso os ocupó rápidamente toda la superficie de la piel. Sentisteis una sensación de calor que os tranquilizaba y, poco a poco, os fuistes quedando profundamente dormidos. Sin embargo, algo no iba del todo bien.

La sensación era de caer. Caer al vacío. Una gran cantidad de imágenes se cruzaban en vuestra caída, como objetos con los que se cruzaba Alicia al caer por la madriguera. Pero no eran tal cosa, eran recuerdos. Vuestros recuerdos.

Tratasteis de agarrarlos, de atraerlos hacia vosotros, pues sentíais que se perdían en la oscuridad... ¿Arriba? ¿O es que en realidad el arriba estaba abajo? Pero se os escapaban de las manos, se escapaban como burbujas de aire en el agua...

Burbujas...

Despertasteis en vuestros tubos. Movíais las manos frenéticamente delante de vosotros y a punto estvisteis de soltar la manguera que os proporcionaba oxígeno a través de una máscara.

- Hay que hacer un pequeño ajuste con éste ... - alcanzateis a oir.

Tratasteis de aguantar la respiración... de ¿aguantar? ¿Qué?... ¿Qué estabais pensando? y lo que es peor ¿por qué estabais pensando?

Poco a poco los efectos de la resocialización fueron haciendo mella en vosotros. Vuestras manos golpearon el cristal con fuerza mientras que los impulsos magnéticos hacían su trabajo. Con el golpe, una explosión sacudió vuestro cerebro y la dividió en millones de fragmentos.

Después de eso... todos los recuerdos volvieron. La infancia, la dura adolescencia,... y vuestro mentor en la escuela de armaduras.

Notas de juego

Os pongo un post a los dos porque es más sencillo y tampoco tiene tanta importancia.

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24/04/2010, 11:36
Ardo Melnikov

Notas de juego

Ok, no me parece mal. xD

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24/04/2010, 21:24
Amy Windom

Amy se mantuvo discretamente callada en su puesto mientras eran conducidos hacia las cápsulas de resocialización. Estaba totalmente en contra de aquel tipo de tecnología, a la larga si los soldados sobrevivían terminaban con profundas secuelas psicológicas difíciles de tratar, ella lo había visto muchas veces en algunos pacientes a los que había tratado. Intentó cubrirse con algo de pudor, a pesar de que era innecesario porque nadie la estaba mirando. Pero no le gustaba enseñar esa cicatriz que tenía en el pecho y en la espalda, resultado de un disparo de rifle. 

Todavía se estaba preguntando porque volvía a los campos de batalla cuando las drogas empezaron a hacer efecto en ella y los recuerdos empezaron a asaltar su mente, al principio con violencia, luego con calma, finalmente con sosiego. Estaba allí por una razón, una razón que no deseaba olvidar. Lejos de pelear, acabar con el enemigo, salvar vidas, atender heridos, había una razón para haber ido hasta allí, más fuerte que todo lo demás. No quería olvidar esa razón y esperaba, de corazón, que los ingenieros no hurgasen en esa parte de su cabeza y se la borrasen "por error"

Recordó su entrenamiento,  un maldito infierno de no ser por él. Era incapaz de superar las pruebas físicas porque su cuerpo no daba más de sí, pero tenía que aprobarlas, sino, su padre, su madre, no estarían orgullosos de ella como lo estaban de sus hermanos. Por suerte para ella, a pesar de la dureza y crueldad de su instructor, Michael la trataba con inusual ternura para un soldado. La ayudó en todo lo que pudo hasta que finalmente, desistió para evitarle más sufrimiento. La acosejó, le dijo que el ejército no era lo suyo, que si no podía servir a la Confederación portando un arma en primera línea, podría ayudar de otra manera: salvando vidas. 

Así empezó su instrucción en la Academia y se separó de él. Jamás volvió a ver a Michael desde la despedida. Ni siquiera pudo decirle que...

Cuando abrió los ojos respiró tranquila, seguía recordándolo. Tenía que encontrar a Michael entre aquel montón de carne de cañón. Nadie importaba más que él, nadie. Salvaría todas las vidas que pudiese para así obtener la información sobre el paradero de aquel hombre, el único por el que merecía la pena morir. Pero tenía que tener cuidado, no podía morir sin haberle dicho antes lo que deseaba decirle. 

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25/04/2010, 15:57
Ardo Melnikov

En cuanto entro en las barracas mi mente se desconecta y el sudor comienza a resbalar por mi cara.

He pasado antes por esto y el corazón se acelera recordando los dolores de la primera vez. Odio las barracas y eso nunca cambiará.

Nos obligan a desnudarnos pero mi cerebro sigue en blanco y mi cuerpo, a pesar del calor de Mar Sara, se pone a temblar.

El marine que iba diciendo los nombres era lo único en lo que podía fijarse ahora mismo. Su estómago se estaba revolviendo y le estaban entrando arcadas, iba a vomitar, lo sabía...

Oyó el nombre de Jensen y le vio pasar, pero ahora mismo el otro soldado era una cosa totalmente indiferente para él.

En ese momento oyó su nombre y su cuerpo de negó a moverse.

- ¡Melnikov!

Sintió una mano detrás que le obligó a moverse de un empujón y se movió hasta el tubo, donde le dieron otro empujón para que entrara.

Una vez dentro todo empezó a dar vueltas. Se mareaba, y continuos recuerdos acudieron a su mente.

Meredith, los marines que la separaron de su lado al obligarle a alistarse, a su profesor y su familia enseñándole el catolicismo y la religión en la que estaba basada su vida, su planeta colonial en el que todo iba tan bien, el anillo que le había comprado a esa chica de pelo tan increible... todo.

Sin embargo los recuerdos empezaron a mezclarse cuando oyó una voz fuera que dijo:

Hay que hacer un pequeño ajuste con éste ...

Su profesor dándole un rifle Gauss, su padre diciéndole la importancia de todas las vidas mientras le enseñaba técnicas que le ayudarían a sobrevivir en el campo de batalla, Meredith asesinada por los malditos zergs, y los marines salvando a todos los que pudieron, su aprendizaje en la armadura y el rifle de batalla, todo por su pueblo, todo por ella, ahora que ya no estaba. Su vida no era importante, era un marine y moriría por la Confederación.

La resocialización había funcionado, ahora todo era más fácil, ahora que lo recordaba todo bien, los dolores de cabeza disminuirían. Lo único malo de que hubiese terminado era que tendría que irse de las Barracas en un rato.