Partida Rol por web

Tras unas semanas de viaje llegáis a Ustalav, tierra de muertos vivientes, brumas y horrores sin igual. Estáis cerca de Varno, al sudeste de Ustalav, en la parte superior del Bosque del Eco dónde acaban los Reinos Fluviales y en el Bosque de los Velos, donde hacen frontera los Reinos Fluviales, Razmiran y Ustalav, a dónde os dirigís . Durante el camino el paisaje ha ido cambiando para volverse más oscuro y cerrado, y la visibilidad se ha visto reducida tanto por la niebla como por los densos bosques y altos setos y matojos.

Habéis podido ver algún campesino que en cuanto os divisa parece muy atareado y sale de vuestro campo de visión para no volver a aparecer, como por arte de magia, y los campos que cultivaba parecen abandonados. Ruidos extraños surgen de la oscuridad y de la niebla pero no veis nada, de vez en cuando escucháis carreras de pies o patas que no podéis identificar y que no llegáis a ver. Alguna sombra de vez en cuando cruza por delante o por detrás si que lleguéis a identificar que es lo que la provoca o si es sólo una sombra sin un cuerpo físico que la cree.

El clima se ha vuelto más fresco y la humedad os envuelve calando en vuestras ropas y vuestro pelo (los que lo tengan). Seguís el camino principal y podéis vislumbrar a cierta distancia una posada cuando el día empieza a caer rápidamente por el horizonte. A su lado podéis ver señales de indicación para los viajeros. 

El edificio es achaparrado y de un sólo piso, y no parece ser una construcción de obra nueva, pues en algunos puntos parece derruido y cubierto de vegetación, en especial moho.

El grupo había decidido ir a enfrentarse al clérigo misterioso; así sea, pues. Seelah, aunque contrariada, no podía dejar de sentirse orgullosa de sus compañeros; ni una de las razones que habían expuesto para participar en esta otra misión era egoísta o avariciosa, sus corazones eran puros.

No como estas tierras - pensó con una mueca de disgusto. Estaba claro que algo malo, muy malo se ocultaba en el corazón de aquellos reinos, Razmir y Ustalav.

Acerquémonos a la posada; con un poco de suerte podremos averiguar si aún estamos muy lejos.

Hacer todo aquel camino vistiendo una pesada armadura metálica empezaba a hacer mella en su aguante... pero antes muerta que despojarse de sus blasones.