Partida Rol por web

Me incorporo y me sacudo el polvo y la tierra con las manos. Todavía estoy algo aturdido por el ataque de las sombras, pero regresar con los demás me devuelve el ánimo. Cuando me recupero, comienzo a hablar con calma.

- Hay un cadaver medio consumido por los lobos ahí dentro. Al principio pensé que podían ser nuestros incautos aldeanos, pero creo que no. Debe ser alguno de los mineros que se volvieron locos. Murió protegiendo una enorme pepita de oro - miro a mis compañeros con gesto serio - No creo que se metieran por ahí. Está lleno de esas molestas sombras y era la guarida de los lobos. Sus restos también deberían haber estado.

-¿Pepita de oro?- Dice la enana de forma instintiva. Aún y haberse criado entre humanos la herencia enana le corría por sus venas. -¿Enorme pepita de oro?-

Norte examina con la mirada a Avan, no le parecía que llevara ningún "enorme" bulto encima.

- Erm, sí, bueno, así más o menos - cierro el puño tratando de simular el tamaño del pedrusco - pero es lo de menos. Estaba cubierta de un sospechoso líquido negro. Pensé que no era prioritaria para nuestra misión

Me rasco la cabeza y miro a los demás esperando que confirmen este punto. Ni siquiera se me había pasado por la cabeza la posibilidad de haberla sacado de ahí.

Norte abre los ojos ante la mención de una pepita de oro del tamaño de un puño. Examina el lugar y lo memoriza, cuando todo eso acabe volverá aquí.

liquido negro? Que podria ser? la curiosidad de conocumiento le consumia, pero no tanto para perder la vida. Cuando todo halla acabado, vokvera para inspeccionar, y memoriza el lugar, y lo compara con el mapa.

El elfo piensa en cuántas noches calientes podría pasar con un pedazo de oro como el que ha descrito Avan.

No sabe cuántas podrían ser, pero sí que serían muchas.

¿No queréis coger la pepita ahora? Sería un buen sobresueldo... quizás podríamos meterla en un saco. ¿Qué os parece la idea?

- Er.... La verdad eso de la sustancia negra no me suena nada bien, podría ser parte de la maldición que vive en la mina, y seria mejor estudiarla con tiempo, antes de arrebatarla a la madre tierra. Creo que lo mejor es seguir nuestra misión, y lo antes posible Dicho esto, se toca su hombro herido a causa de las sombras.

Se echa mano al hombro, porque le picaba, seguidamente se toca al sien y frunce el ceño como muestra de dolor.

- Haced lo que queráis, pero esa madriguera no es un sitio agradable. Debí haber cogido la pepita, pero ni siquiera se me ocurrió hacerlo - miro a mis compañeros con gesto serio, encogiéndome de hombros - Lo siento pero el dinero no me motiva especialmente, y no suele ser uno de mis objetivos. Aún así, debí pensar que a vosotros podría interesaros. Lo lamento.

¿Con qué clase de maníacos se había metido en aquella cueva? Un paladín andante que se alimenta del "dios proveerá", una enana que no tiene prisa por coger una pepita de oro...

...pero había que adaptarse. Si algo había aprendido Erdan como guía de expediciones era que quien va a la suya no llega muy lejos; el lobo solitario se queda aullando en el camino, como decían en su tribu. A veces hay que amoldarse al grupo, y aquella parecía ser una de estas ocasiones.

De acuerdo pues, olvidémonos de la pepita. A ver, los pueblerinos que se colaron en la mina, ¿qué otro camino podrían haber seguido? Hemos visto algún otro rastro de pisadas humanas?

-No tengo ni idea, si las huellas han desaparecido en el agua, quizá siguieron el curso del río ... - La enana aún miraba con recelo el agujero del que había salido Avan.

Una pepita de oro del tamaño de un puño era algo que se hacia muy apetecible. Pero cada segundo que pasaban allí hacia que sus mentes se debilitaran.

-No se donde estarán, pero si no os decidís ya, volvamos a esa maldita grieta.-

- Apoyo la moción de Nor...te Dice algo mareado Jaesh. Este sitio le iba a costar algo mas que la vida como sigan así parados sin decidir las cosas a tiempo y la correcta. Lo cierto que la suerte le había abandonado a todos, desde que entraron en la mina. Y en su lugar el intelecto estaba dejando mucho que desear por el momento.

Echo un último vistazo al agujero por el que acabo de salir y tras recolocar mi escudo en el brazo comienzo a caminar por el camino que nos llevó hasta la siniestra gruta natural. No he dejado de pensar en ese lugar, excepto cuando las sombras han atacado mi mente. Dudo mucho que los aldeanos hayan sobrevivido a este lugar.

Pero esta vez, tomemos el ascensor... no quiero volver a tener que hacer todo el camino.

Erdan empezaba a estar cansado de tanto ir arriba y abajo sin parar ni siquiera un momento para comer, y pensar en la pepita de oro que estaban dejando atrás y el banquete que podría comprarse con ella no hacía que su humor mejorase precisamente.

Venga, abajo otra vez... esto es un sinvivir.

- No es mala idea. Seguramente fue el camino mas seguro que tomaría nuestros amigos, y quizás desde allí podamos encontrar algún tipo de pista.