Partida Rol por web

- Poseidón, ¿eh? - contesto a la muchacha, obviamente complacido por su obsequio - ¿Quién sino el océano pudiera mostrar tal generosidad?

No esperaba tener éxito tan pronto, pero en fin, nunca he sido un tipo ahorrador y ya tengo suficiente para calmar el apetito, al menos durante un buen rato. Cuando vuelva a tener hambre, rezaré a Poseidón. Puede que incluso me acerque a su templo, dado que se muestra tan hospitalario.

Me dirijo a una taberna cerca de la cual pasé hace un rato. Vi a algunos de los que venían conmigo en el barco entrar. Me quedo en la puerta un rato, esperando a que salga alguien para entrar yo y así estorbar su paso a conciencia. Una vez dentro, me acerco a preguntar qué pueden ofrecer a mi estómago a cambio del dinero que llevo.

Por un momento la joven novicia se quedó en silencio, mirando sorprendida a la Oráculo. No se esperaba que le pidiera una cosa así. El jardín siempre estaba abierto, y cualquiera podía pasear y admirar las hermosas flores, que, con suaves susurros, parecían bailar hermosas danzas, que transmitía el aire que pasaba entre sus pétalos.

Una sonrisa tierna asomó en los labios de Daniella, cogiendo con suavidad las manos de la Oráculo la miró cariñosamente. Parecía tan desvalida que la joven sintió como su corazón deseaba arroparla y poder mostrarle tantas cosas... Esperó a que levantara la mirada, entonces, le apartó un suave mechón de pelo de delante de los ojos...

- Sí, a estas horas deben estar durmiendo... ¿Quereis que os acompañe a dar un paseo? - Le preguntó con dulzura, sin apartar sus castaños ojos de los de Dysis.

Miraba a cada gente que pasaba y sobretodo a las bellas mujeres adornadas con motivo de su festividad.

Comi los alimentos que me ofrecieron y bebi de los zumos de uva que me escanciaba la bella camarera.

Mire alrededor de donde estaba sentado y vi alguna cara conocida de la travesia de barco.

Con la cabeza salude a aquellos que reconoci y brinde mi bebida hacia ellos.

Una tímida sonrisa se fue asomando a los labios de Dysis para convertirse en una alegre y abierta. Claro, ¡vayamos!, dice elevando un poquito la voz. Mira a los lados y, sale al exterior de la habitación cerrando la puerta con cuidado de no hacer ningún ruido. Entonces, mostrando sus perlados dientes en su alegre cara, toma la mano de Daniella con cuidado y se adelanta hacia el jardín.

Mientras bebía y degustaba lo que le habían servido, Laertes contemplaba distraído como la mañana se sucedía y la gente se iba agolpando en las calles. Las mesas en las que estaban se fueron llenando, familias enteras habían salido a pasear, los niños corretaban de aquí para allá poniendo a prueba el temple de los mayores. Cerca de él había una silla y hasta allí llegó un hombre extraño, un hombre al que había visto en el barco mientras navegaban hacia la isla. 

- Buenas tardes, ¿te importa que me siente contigo ya que los dos somos recién llegados a esta isla? - le preguntó señalando el sitio libre. 

Laertes y Cadrolon pudieron ver a otro de los integrantes del viaje en barco esperar en la puerta de la taberna antes de entrar. A aquellas alturas ya había mucho ajetreo, no dejaba de entrar y salir gente, pero por fin, Melisos accedió al sofocante interior. Le mostró el dinero a la tabernera, una mujer bonita pero de aspecto muy mundano, que contó el donativo y le dio a elegir entre un par kribanés con forma de pechos (bastante bien moldeados), y un stretés, un buñueo con miel. 

Etheokles se marchó de allí sin comer ni beber llevando sus pasos hacia el templo construido en lo alto de la colina. Al principio parecía estar muy cerca, pero a medida que avanzaba y las calles se iban llenando de gente, se dio cuenta de que para poder llegar hasta dónde quería, iba a tener que sortear a un gran número de personas que empezaban a concurrir la plaza. En la misma tesitura estaba Sísifo, sorteando gente para poder llegar a la construcción y un buen rato después, las calles empezaron a ensancharse, la gente dejó de ser tan abundante y el suelo dejó de estar empedrado para dar paso a un sendero de tierra flanqueada por piedrecillas y flores. Los dos viajeros se encontraron y juntos emprendieron el camino hacia el templo de Afrodita.

-una ciudad muy vital ¿no crees?- le digo al joven griego sentado a mi lado -nunca habia estado en una ciudad tan animada, he viajado mucho pero hace poco que llege a grecia- doy un trago a mi copa de vino y luego añado -vaya con mis modales, mi nombre es Cadrolon, un simple viajero en busca de sabiduria-

Mire al tipo con una sonrisa. En otras circustancias quiza le hubiera dicho que estaba ocupada o incluso un simple no. Pero me sentia solo y embriagado con esta ciudad.

¡Adelante amigo, tome asiento y asi podre hablar con alguien!- Con un gesto en la mano le indique la silla.

Yo me llamo Laertes, encantado de conocerte.- Tendi mi mano.

Si vital y con un encanto especial, no toda grecia es asi....- Sonrei, ya que habia recorrido grecia y esta ciudad era un pequeño paraiso para los sentidos.

¿de donde eres, Calodron?- Sonrei y termine mi cuenco de vino. hice una señal a la hermosa camarera para que me lo rellenara de tan rico elixir...

Sonrio a Laertes, apuro mi copa y aprovecho que se acerca la camarera para que me la llene tambien a mi

-soy de las galias, una tierra mas sencilla y rural que grecia, y mucho mas que esta isla claro. Emprendi un viaje en busca de conocimientos y espero que se me permita estudiar los misterios de afrodita.. y poseidon- añado al final ya que no sabia del templo de poseidon cuando me embarque hacia esta isla

Luego dirijo mi vaso hacia la multitud que recorre las calles -pero incluso sin recurrir a los templos y sus sacerdotes se puede aprender mucho en una ciudad como esta, conocer las gentes y sus costumbres siempre es enriquecedor- levanto con una sonrisa unos kribanes en forma de pechos -si, muy enriquecedor- y les doy un mordisco

No tengo el gusto de conocer tus tierras, y he oido muy bien hablar de ellas- Sonrei y guiñe un ojo a la camarera mientras me escanciaba el vino en mi cuenco.

estas islas esconden placeres que me gustaria descubrir- Sonrei con lujuria a la camarera y luego mire a Calodron.

Y mas conocer a afrodita si es mas guapa que la camarera....- Bromee.

Tomo mi buñuelo con miel, pagado con el dinero que tantotrabajo me ha costado conseguir, y echo un vistazo a la sala.

Los comensales comen, beben y se relacionan entre ellos como en cualquier otro lugar de tales caracteristicas. No veo nada fuera de lo comun. De hecho, probablemente lo mas llamativo sea yo mismo, sucio, demacrado y dispuesto solo con un trapo cubriendome las verguenzas.

Comer me ha dado sed. Pero no me queda dinero. Veamos si puedo conseguirlo. Me acerco a una mesa en la que dos jovenes conversan animadamente, y me siento, cual perro, en el suelo. Venian en el mismo barco que yo, asi que se que son recien llegados.

-Os saludo, viajeros. ¿Un poco de solidaridad para con un amigo extranjero?

Mire al hombre que tras su aspecto pordiosero, sus modales eran cordiales.

de hecho me sonaba de haberle visto en algun rincon del barco.

Sientate amigo y bebe con nosotros....- Le sonrei y entendi que cualquier hombre puede haber caido en su estado. Yo mismamente pase una epoca mala y tuve que vivir en la calle.

¿De donde vienes amigo?

Me incorporo para saludar al anfitrion, cuya cortesia agradezco.

-Muchas respuestas tiene esa pregunta, compañero. Podria decir que vengo de Atenas, ciudad a la cual llegue desde Elea, pero ¿acaso no es mas interesante a donde nos dirigimos?

Dedico a ambos caballeros mi mejor sonrisa.

-Vinimos en el mismo barco. Asi pues, ¿a donde se dirigen ustedes?

Sonrio al hombre.

Mi destino sin duda me ha llevado a esta magnifica isla....los dioses sabran porque he de estar en este lugar que tanto agrada a mis sentidos.- Sonrei de nuevo y tendi mi mano.- Y he de decir que esta vez me gusta el destino que han elegido.

Soy Laertes de Atica.- Me presente, era una descortesia hablar sin conocerse y mas compartiendo mesa.

Y me ofrezco en ayudarte en todo lo que pueda...yo tambien he pasado una mala racha y no necesito esta vez a los dioses para saber que lo hago porque quiero hacerlo- Volvi a sonreirle y le salude de la forma militar que era cogiendose por los antebrazos.

Sonrio al recien llegado, el viaje desde las galias me ha hecho ejercer la mendicidad mas de una vez, la mendicidad de un druida es sagrada ya que he de mantener la dignidad correspondiente en todo momento, no como este hombre, pero aun asi me permite entender su situación

-yo soy Cadrolon, de las galias. Y mi destino es donde me lleven los dioses, que aunque sean distintos se comportan de modo similar-

Desdeño rapidamente la idea de una discusión teologica, no parecen hombres a los que le interesen esos temas

-Sin duda el festival de afrodita es un destino digno de ser visto por cualquier hombre, he oido muchas cosas de el que quisiera comprobar- doy un nuevo trago a mi vino

El camino es cuesta arriba y en cuanto la gente va siendo menos abundante se avanza con algo más de rapidez lo que también causa que mi aliento sea más escaso.

Me percato que hay otra persona que sigue mi mismo camino, este hombre me suena, me acerco a él… - Hola, tú venías en el mismo barco que yo ¿Puede ser? – Si se muestra amistoso le tiendo la mano – me llamo Sísifo

Me inclino sonriente en señal de respeto a ambos hombres.

-Y yo Melisos, eléata de nacimiento y cosmopolita de adopción. Agradezco a los dioses que cruzaran mi camino con los de hombres generosos, que tristemente tanto escasean en nuestros tiempos. Que no les engañe mi aspecto: tengo prácticamente todo lo que necesito, o bien me encuentro en disposición de conseguirlo.

Es evidente que me toman por un individuo desafortunado. Deduzco que no habrán oído hablar de mi escuela.

Las palabras de Cadrolon me llaman la atención. Me habría encantado debatir sobre las divinidades, pero me intriga ese festival.

-Pareces sin duda hombre de letras. ¿Qué puedes decirme de ese festival y del culto a Afrodita? Me temo que nada sabía de ello antes de llegar...

-me honras, simplemente me tengo por alguien que sabe escuchar y prestar atención- observo con mas atención al llamado Melisos que pese a su forma de vestir y mendigar demuestra educación y cultura

-como extrangero en esta tierra poco se del culto de afrodita, tan solo que es la diosa del amor y la belleza y que en estos dias y en esta isla se realizan celebraciones en su honor. Como barbaro- digo con humor la palabra con que los griegos designan a todos los no griegos -mi conocimiento es parcial y sin duda inferior al vuestro. Las celebraciones en honor a los dioses son bastante diferentes en las galias-

¡Encantado de conocerte Melisos!- Sonrio ante sus palabras y mientras escucho la replica de mi nuevo compañero Calodron. Bebo del delicioso nectar escanciado.-

Siempre he profesado a Dioses mas guerreros, por mi forma de vida. Pero nunca desprecio las ofrendas que puedan ofrecerme otros dioses. - Sonrio y bebo otro trago.- Rezo a cualquier dios que requiera la situacion.

Estare siempre agradecido a Afrodita, pues siempre me ha procurado a las mas bellas mujeres.- Sonrei con picardia, ante la broma.

Como puedes ver su festividad y adoracion es bastante colorida y rica en alimentos.

Y esta isla es famosa por su magnitud de adoradores y la devocion que procesan.

la celebracion de su festividad es unica en esta isla....cosa que por nada del mundo me perdere en esa ocasion.- sonrei de nuevo.- Si os referis a temas mas religiosos, ahi no os puedo ayudar.

El camino se volvía cada vez mas pesado, y la gente comenzaba a escear. Tal vez pronto estaría solo y podría dejar de preocuparse... Pero al parecer no.

Una voz joven y masculina lo había sacado de su insimismamiento. Miró de reojo y rápidamente volvió a escoderse en su capucha, tragando saliba.

Oh, nono, nadie puede verme asi... Menos alguien tan... viril. Demonios, demonios, justo ahora... Durante todo el viaje, además de vomitar, lo unico que había podido hacer era observar todos aquellos espléndidos especímenes. Y este en particular.

Te equivocas, nunca te he visto. Nunca vi tu bronceada espalda en aquel asqueroso barco... digo... no... Quítate de mi camino! Arranca su marcha nuevamente, tropezándose con una piedra, pero siguiendo avanzando torpemente.

Mi rostro pasó de alegre a sorprendido ¿Puede que me confundiese? Es posible, tampoco memorice todos los rostros, simplemente me sonaba y si yo acababa de llegar a la isla… pero… pero… un momento, dijo “En aquel asqueroso barco” alguien que no fue en un barco no diría eso...

¿Y porque se mostraba tan arisco? Menudo carácter, bueno, mejor lo dejo en paz – Perdona si te he molestado… - lo dejé avanzar delante de mí y proseguí mi ascenso al templo que se veía a lo alto, ya quedaba menos para llegar.