Partida Rol por web

Lyndbrooke (fallida)

Prologo: La palabra de los muertos

Cargando editor
12/09/2016, 13:43
Director

Listo para partir, habían llegado a tus manos dos cartas, suyo contenido no habías podido descubrir, puesto que habías subido al coche de caballos que había llegado por ti.

Al fin, en una posada bastante cómoda, no muy lejos de Lynd, recordabas las cartas, eran dos.

La primera carta era un papel muy fino y estaba perfumado... violetas, reconociste la letra de tu madre y cerrando los ojos con resignación la habías abierto solo para descubrir un ultimátum bastante directo.

Querido Edgar

Me he enterado que iras a Lynd, pero cuando vuelvas quiero verte.

Deseo hablar contigo sobre un muy posible matrimonio, ya que es absolutamente imperativo que así sea, estas en una edad más que adecuada y es necesario, ahora que tu padre está pasando por una difícil situación que demuestres que no estás del todo descarriado y aun eres digno de un título que  ha sido honorable hasta ahora.

No puedo decirte más, puesto que no estoy segura de conocerte aún.

Espero que no nos decepciones, hijo.

Atentamente

Lady Forrester

La nota rayaba la grosería y por un segundo dudaste que lo hubiera escrito tu amada madre, la amenaza era imposible de camuflar, era simple y llana, corrías el riesgo de ser desheredado.

La otra carta, en cambio era diferente, con solo verla parecía traer un aroma extraño, un aroma a mar y a invierno, el simple hecho de cogerla te dio frio. 

El sobre estaba lacrado con un sello que desconocías, era un águila, pero ninguna de las que hubieses estudiado en heráldica,  la desconocías, la carta en si estaba escrita con cierta elegancia aunque algunos trazos eran titubeantes, como si quién la hubiera escrito no estuviera muy seguro, te asemejaba la mano de un borracho o la de un hombre en sus últimos momentos.

Respetado primo

Cuando esta carta llegue a tus manos yo habré desaparecido, si no del mundo, al menos si de la escena pública y será difícil para ti o cualquier otro hallarme.

La situación en la que yo nuestra familia se halla es demasiado oscura y si yo revelara, por algún nefasto afán, la causa… me tomarías por loco, cosa que quizás no esté errada.

Pero has de saber, es posible que este muerto cuando esta carta llegue a tus manos y quizás cuando lo veas, cuando veas toda la verdad, maldigas mi nombre y mi memoria, si estuviera en tu posición lo haría, pero no puedo.

Perdóname por lo que te hago a ti y a los demás, pero por piedad no abandones, no ha sido intención mía fallar ni hundirnos a todos, ocurre que en ocasiones un hombre es solo un hombre intentando hacer lo correcto.

Confiando en tu persona y tus habilidades

Me despido

Tristán Brooke 

Notas de juego

No te sientas forzado con el titulo, pero no se me ocurría mucho.

Por cierto, bienvenido al prólogo, al fin.

Cargando editor
12/09/2016, 18:28
Edgar Forrester

Largamente meditó Edgar en relación a sendas misivas. Por un lado, los amorosos ruegos de una madre preocupada por su devenir, por otro, un extraño escrito de su estimado primo, al que bien podría considerar hermano en lo que a escándalos y excentricidades concernía.

Tras unos momentos de intimidad compartidos con su fiel diario, consideró un hecho lamentable que la carta enviada por su adorada progenitora no hubiera alcanzado el hogar en que residía antes de verse este dejado. A su regreso, hallaría el documento y, como todo hijo respetuoso, elaboraría de inmediato una respuesta cargada de equiparable afecto.

En lo referente a las noticias de su desaparecido pariente...

El sufrimiento, aderezado con la inquietud y la desesperación que envolvían sus palabras colmaron de emociones a Edgar. Cierto era, sin duda alguna, que el texto parecía escrito por un demente, o cuando menos, por un amante encamado con alguna potente bebida espiritosa. Más la inteligencia, la convicción, que en ocasiones envuelve las afirmaciones de los mentalmente afectados, se hallaba también presente. ¿Dónde terminaba el pesar ocasionado por la realidad, y nacía el engendrado por sus propios fantasmas? Resultaba difícil saberlo. Su primo parecía esperar que se enmendase algún tipo de culpa...¿qué podría hacer él, para sanar una herida que era incapaz de ver? Sospechaba que esta y otras revelaciones se producirían en breve, tras haber llegado a su destino, el cual tomaba una imagen por completo distinta a sus confundidos ojos.

Su intriga no había hecho sino crecer, al igual que la preocupación respecto de la salud de su pariente, no tanto la psíquica, privilegio de unos pocos, a lo sumo, como la física. En su corazón comenzó a arder un ansia, un deseo de conocer qué le deparaba el presente, cuyas llamas avivaba la desazón con que había escrito aquella carta el acongojado Tristán Brooke. Durante las horas de oscuridad posteriores, olvidó por completo las irritantes acusaciones de su madre, y se vio poseído de esa inquietud que se le antojaba, de algún modo, casi sobrenatural.

 

Notas de juego

Actualizaré el diario mañana con algunas perlas que se me han ocurrido respecto a su señora madre xD e impresiones más profundas acerca de la extraña misiva

Cargando editor
14/09/2016, 01:06
Director

Preocupado por tu pariente, te habías mantenido despierto, aunque aletargado por tus pensamientos y el fuego de la chimenea de tu habitación en la posada amenazaba con morir, dejando tras sí solamente cenizas y carbones cuyo fuego interior moría, pero no aquella duda, no muy lejos tu diario descansaba sobre la mesita de noche.

¿Cuál sería la herida abierta que descubrirías? Las posibilidades eran tan amplias que te confundías con solo pensar en ellas y si tu primo te había escrito… ¿Qué podrías hacer tú?.

En ello se hallaba tu mente cuando escuchaste un ruido tras tuyo… Era un sonido hueco, como los arañazos de un gato sobre la madera.

Cargando editor
14/09/2016, 14:47
Edgar Forrester

A su mente acudió el vívido y querido recuerdo del amigo felino que había quedado en Londres, asentado en un hogar de menor actividad. Sonrió calidamente, a pesar de que en esos momentos aquel sonido no le transmitía la calma que produjera en el pasado su compañero de gozos y desvelos.

Esperando encontrar algún minino descarriado rondando por los pasillos, se dispuso a averiguar cual era el origen de la deliciosamente irritante melodía.

Cargando editor
15/09/2016, 01:52
Director

La habitación estaba casi a oscuras, las velas se habían apagado y la única luz que había, más allá de la muy leve de los restos carbonizados de la chimenea era la luz de la luna que entraba por el balcón, caminando en dirección a la puerta, la abriste solo para toparte con los pasillo completamente vacíos y sin un alma en ellos.

Avanzando por allí, con una vela en manos, para iluminar el camino volviste a oír el mismo ruido hueco, nuevamente eran arañazos sobre la madera… venían del salón… abajo... un poco titubeante bajaste las escaleras, todo fuera por encontrar al minino que sufría de aquel modo.

Tras bajar en busca del desventurado animal, te topaste con un salón, no el salón donde habias cenado frugalmente sino otro, uno propio de una casa bien... aunque casi a oscuras solo estaba iluminado con  cuatro velas colocadas en las esquinas, una chimenea ardía al frente y un hombre de espaldas hacia ti la miraba parado.

Detrás suyo se apreciaba una mesa pequeña y dos divanes frente a frente teniendo solo a la mesa como separados, otra vez el ruido hueco se escuchó, casi destrozándote los tímpanos, a los pies del hombre estaba el desventurado animal, arañando desesperadamente el suelo y pareciendo sufrir de modo incontenible, la túnica del hombre cubría aquello que lo hacía sufrir.

El hombre se volvió lentamente en tu dirección, observandote fijamente

 

Cargando editor
15/09/2016, 02:22
Desconocido

Tenía el rostro de rasgos ligeramente atractivos, aunque pétreos y mirada muy dura, elevo un poco el mentón con deliberado desprecio.

-Lo esperaba conde, llega bastante tarde para ser una cita tan importante- fueron sus palabras mostrando un gesto duro en el rostro y terminando de volverse por completo, con las manos en la espalda –El santísimo tiene grandes enemigos y demorar en su destrucción es también un gran pecado. 

Notas de juego

...

Cargando editor
15/09/2016, 22:59
Edgar Forrester

Durante unos momentos, quedó en silencio, confuso y sobrecogido ante la extraña situación. Finalmente, cuadró los hombros y avanzó un paso.

-No soy conde, amigo mío...por el momento, cuando menos, y debo confesar que así desearía seguir considerándome, soy solo un hombre, al igual que lo es usted-dijo sonriente, a pesar de que llegó a sentir una inexplicable sombra de duda respecto de su propia afirmación. Aturdido, prosiguió-. No era partícipe de nuestra próxima reunión. Puede imaginar cómo somos los artistas...dados a la introspección y el olvido, a pesar del temor que este último, si no ambos, nos causan...mas no recuerdo que hayamos sido presentados formalmente...

Las desgarradoras quejas del felino captaban su atención en una medida semejante a la que lo hacía el perturbador extraño que se alzaba entre ellos. Sus ojos danzaron hasta el animal, y le costó gran esfuerzo reprimir una incipiente mueca de desagrado.

Lo primero que debía contemplarse eran las presentaciones, en beneficio de una velada distendida...si es que cabía la posibilidad de que tal cosa se produjera. Inmediatamente después, le interesaba la suerte del felino, por encima de las otras innumerables cuestiones que tentaban su cansado divagar interno. Más tarde, por supuesto, habría tiempo de prestar la debida atención al inquietante fervor religioso que aquél caballero de desagradable presencia parecía manifestar...en el supuesto de que lograra evadir los brazos de Morfeo durante el proceso.

Notas de juego

Solamente veo una de las imágenes, la última no me deja cargarla

Cargando editor
16/09/2016, 02:09
Director

Extrañamente cada palabra que expresaras con gran tranquilidad es arrebatada en la habitación, el sonido de las palabras tan bien expresadas cae en algún punto de la nada como un sonido hueco, si, el mismo sonido extraño que parece tener los maullidos del animal… que poco a poco parecen detenerse, como si lo que lo hiciera sufrir ya fuera a vencer.

Sin embargo, un viento frío, tanto como la muerte, corre a tu alrededor, dando paso a un hombre de apariencia joven y extraña. 

Sus ropas no son muy actuales y te llega el pensamiento, extraño, de haber terminado en una fiesta de disfraces.

Notas de juego

Lo de la imagen, tampoco me deja a mi, creo que la borraron :/

Lo siento

Cargando editor
16/09/2016, 02:10
conde

El hombre avanzo al lado del señor Forrester sin mirarlo y con los ojos puestos en el sacerdote, tenía una expresión extraña, la de un hombre que se obliga a cometer un acto indigno, pero que no encuentra otra solución.

-Permitidme disculparme, su santidad, no era de mi intención haceros esperar…- la voz es cortes y educada mientras avanza, y siguiendo un gesto del hombre se detiene hasta sentarse en uno de los divanes, donde unió ambas manos frente suyo, mientras el, ahora lo sabías, hombre de la iglesia se sentaba frente suyo.

Cargando editor
16/09/2016, 02:13
Director

Las voces de ambos hombres parecen hacerse con cada palabra que dan, más huecas y extrañas, como si los vieras a través de un velo, solo la imagen del gato que se acerca poco a poco a ti en lo que dura la conversación, es nítida. 

-En vuestra carta, hicisteis notar que teníais conocimiento de una situación particular, hijo… Por lo que... –sus gestos parecen invitar a hablar.

-Sabed su santidad, en estas tierras se ha olvidado el favor de Dios, no es culpa de sus habitantes sino de quienes la han gobernado, es su tierra… se trata de la dama blanca.

-La hija de Olino, ¿es lo que decis? Es una dama de fe probada…  –comenta el sacerdote con expresión extraña.

-La misma, su santidad –es la respuesta del conde, mientras su rostro se vuelve una franja de liza piedra… aun asi da la impresión de tener prisa-La han visto en el aquelarre

Con la última frase la pareja de hombres desaparece en una bruma extraña... y el gato termina por detenerse a tus pies... 

Cargando editor
16/09/2016, 19:58
Edgar Forrester

"Debo haber alcanzado, sin percatarme de ello, un grave problema...pues no recuerdo haberme embriagado en tanta medida durante las horas previas a esta noche extraña...", pensó Edgar, confuso a pesar de su perspicaz observación silenciosa.

Sin saber qué interpretar de su incipiente demencia, centró su atención en el damnificado minino, como si esperase que este comenzara a dialogar con él y confirmarle, o tal vez desmentirle, la supuesta locura.

Cargando editor
20/09/2016, 05:25
Gato

El minino te mira con unos grandes y profundos ojos verdes, llenos de una extraña sabiduría, casi invitándote a hundirte en ellos, su desesperación parece haber desaparecido ahora que las sombras no están, pero todos los pelos de su cuerpo continúan parados como si en silencio te dijera que no has sido el único que los ha visto, está asustado es evidente  pero continua mirándote como si quisiera decirte algo.

Entonces entreabre el hocico y estás seguro de que va a hablar, en cambio de él sale apenas un maullido, que por ahora no es tan desesperado como lo fueran los anteriores.

Es un maullido claro, muy claro… 

Cargando editor
20/09/2016, 05:59
Director

Sientes un gran peso en tu pecho, y como unas uñas se hunden allí, mientras la desesperación se aboca por algunos segundos a ti…

Aun así en medio de esa desesperación escuchas una voz, y sientes frio, bastante frio.

“ojala estuviera en mi mano decirte más”

El frio te estremece hasta un punto extraño, sientes los músculos entumecidos, pero la desesperación se va lo mismo mientras la voz continua a tu lado, está allí y lo sabes, es la voz de un hombre joven, serena y cortes, con un timbre que te recuerda cuando pequeño veías la nieve caer desde tu ventana y detrás de ti se iluminaba una chimenea… esas ganas de salir, y es tan tranquilo

Ojala pudiera ayudarte

Pero ahora no puedo

Llamame

Despierta

Despierta

Entonces abres los ojos despertandote con una especie de grito solo para toparte con una mirada en rojo.

En reflejo a ello cierras los ojos y al volver a abrirlos

No hay nada

Estás solo

 

 

Cargando editor
20/09/2016, 14:22
Edgar Forrester

Edgar Forrester contempló el techo desde su privilegiada posición sumergida en un helado mar de sudor...y empezó a reír. Unos minutos más tarde, silenciadas sus carcajadas quejumbrosas, lanzó un interrogante a la basta soledad que sombríamente le acompañaba:

-¿Acaso ha llegado al fin mi tiempo de enloquecer?

Tal vez la fantasía de su mente le augurase nuevas maravillas, antes de privarle de ella. Tal vez ya lo hubiera hecho. Y tal vez, por qué no considerarlo, dicha fantasía no tuviera relación alguna con sus turbadoras circunstancias...

Cargando editor
21/09/2016, 02:42
Director

Por supuesto habías pasado bastante, pero la soledad de la habitación te señalaba con claridad, que alterado por aquella carta te habías visto arrastrado a un mundo de sueños y pesadillas, no los entiendes realmente.

Tras un gran titubeo tu cuerpo te exige descanso y te quedas dormido.

Tu sueño no es esta vez complicado ni aterrador, y de hecho durante toda el resto de la noche sientes que alguién te ha cuidado.

Despiertas a la mañana siguiente con una sensación de paz indiscutible, que apenas te dura un instante, estás seguro, auqnue no recuerdas bien, que has soñado con la misma voz de tu pesadilla, pero apenas siendo un arrullo, la sensación de haber sido protegido se va dejando paso a la extrañeza.

Al ver la hora, descubres que has despertado un poco tarde para el viaje, siendo que son las seis de la mañana, teniendo una hora para partir, gracias a la cortesía de tu cochero, y tras el aseo mañanero tienes la oportunidad de desayunar, por supuesto puedes hacerlo solo, en tu habitación privada, pero tras la agitada noche que has tenido, quizás prefieras comer abajo, en el salón… 

Cargando editor
21/09/2016, 22:39
Edgar Forrester

Siempre dispuesto de correr el riesgo inherente a entablar conversación con otros seres humanos, se dispuso a tomar un desayuno que, si bien no gozaba de una calidad u opulencia dignas del refinado estómago de un cornudo norteño, serviría para apaciguar sus nervios, pues como todo buen caballero, cerca de la cintura concentraba a la par sus pasiones y su raciocinio.

Cargando editor
22/09/2016, 00:27
Director

Habías bajado al salón, que es cálido y agradable, tiene bastantes mesas para acomodar un gran número de huéspedes, donde algunos huéspedes comían, ordenaste al bajar un desayuno y el posadero asintió mientras tu buscabas una mesa en que sentarte, al mismo que estudiabas a los parroquianos que aún estaban allí.

Entre ellos, la mayoría granjeros o gente de campo, resaltaban una pareja, bastante elegante que comía discretamente mientras se hablaban, él la miraba con cierta angustia y sospechaste que debían tener un idilio, cosa no muy rara, más lejos junto a la ventana una mesa era ocupada, por oh sorpresa un hombre parecido al sacerdote de tu sueño, que comía tranquilamente en soledad y no mucho más lejos un hombre de los que tu conocías muy bien, elegante y con cierto aire a calavera, hay una curvatura cínica en sus labios, sentado en una mesa cerca de la chimenea, que está apagada, a sus pies distingues la figura de un gato negro que come tranquilamente.

No muy lejos de él están un par de mesas desocupadas.

Notas de juego

Bueno dime si te sientas solo o decides socializar, :)

Cargando editor
22/09/2016, 11:57
Edgar Forrester

La repulsión que le causaba el caballero de sacerdotales facciones, si bien no disentía con la que solía experimentar al cruzar miradas con los respetables siervos del Señor, acalló el pasajero impulso de sentarse ante él.

Por otro lado, aún cuando la compañía de todos los presentes podía dar lugar a situaciones de interés, pensó que lo más sencillo y natural sería acercarse a otros de su calaña, quienes acostumbraban a mostrarse más abiertos y sociables que el ciudadano británico medio. Así, dirigió sus pasos hacia la mesa situada junto a la chimenea.

En verdad, la cercanía del felino le producía una cierta sensación de comodidad, si esto era debido a los extraños sueños con que las musas le habían iluminado la pasada noche, o a su gusto natural por la compañía de aquellas pequeñas criaturas, era una cuestión que desconocía y que, en el fondo, poco le importaba.

-Tenga usted un buen día, amigo mío-saludó al desconocido-. ¿Le supondría un inconveniente que tomara asiento? Desayunar solo siempre me ha parecido una triste circunstancia que procuro, en la medida de mis capacidades, evitar a toda costa.

Cargando editor
22/09/2016, 19:12
Caballero

El hombre te observa con gesto amable, mientras sus labios dan una insinuación de sonrisa, apenas un bosquejo, antes de hablar.

-Buen día tenga usted también, señor  -saluda suavemente –Por supuesto no tengo inconveniente en que me acompañe en la mesa, es una mañana hermosa y desayunar solo es algo penoso –comenta tranquilamente, al poco de sentarte a su lado, la criada de la posada se acerca a la mesa trayendo el desayuno, un caldo blanco, de lo que te pareció cordero, un plato de asado, pan recién horneado, queso y ponche.

-Su desayuno señor, esperamos que sea de su agrado –saluda suavemente, es joven y bonita, antes de irse dirige una irada extrañada a tu acompañante antes de sonreírle con la misma facilidad que un niño sonríe a un amigo, o a un hermano, él la observa irse antes de concentrar su atención en tu persona.  

-¿Puedo preguntar con quién tengo el placer? –Pregunta tranquilamente  y con cortesía –Mi hogar no está muy lejos, pero por alguna razón no recuerdo haberle visto antes y no parece un rostro fácil de olvidar –comenta cordialmente. 

Notas de juego

Por el modo en que habla y sus maneras distingues dos cosas: cuna noble y una educación esmerada, también cierto grado de libertad en sus maneras, jurarías que ha pasado un tiempo en América o en alguna colonia. 

 

Cargando editor
23/09/2016, 22:56
Edgar Forrester

Como buen caballero que se enorgullece en tratar de ser, Edgar dedica unos instantes a admirar el esmero que puso el Padre Celestial en la portentosa obra que la brisa ha mecido ante ellos.

-Para mi mayor gloria o mayor sonrojo, en función de a quién planteéis dicha cuestión, un servidor porta consigo el nombre de Edgar Forrester-se presenta, moviendo la mano con desidia mientras prosigue-. Hijo de un virtuoso y noble señor cuya virtud y nobleza, en confianza, os diré que poseen la misma importancia que las viles maquinaciones de ese pequeño insecto que zumba maquiavélicamente en derredor del ventanal.

Contempla la comida por unos instantes y, aparentemente satisfecho, la prueba como si estuviera catando el más refinado manjar.

-Natural resulta que mi faz no os sea conocida, pues por norma hago de la hermosa y decadente Londres mi cubil, refugio, y en ocasiones, hogar. Más retornando el obligado, y sin embargo gustoso, interés, ¿me indicaríais a quién tengo la alegría de importunar con mi juglaresca cháchara en esta pálida mañana?